\id NEH - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 \ide UTF-8 \h Nehemías \toc1 Nehemías \toc2 Nehemías \toc3 Neh \mt1 Nehemías \c 1 \s1 Nehemías ora por su pueblo \p \v 1 Autobiografía de Nehemías hijo de Jacalías: \p En diciembre del año veinte del reinado de Artajerjes de Persia, cuando yo servía en el palacio de Susa, \v 2 uno de mis compatriotas, un judío llamado Jananí, vino a visitarme con algunos hombres que habían llegado de Judá. Aproveché la oportunidad para preguntarles: \p ―¿Cómo está la ciudad de Jerusalén y cómo están los judíos que escaparon de ir cautivos a Babilonia? \p \v 3 ―Pues te diremos que las cosas no andan muy bien —contestaron—. Los que regresaron del destierro sufren grandes males y humillaciones. Los muros de Jerusalén aún están medio derribados y las puertas están quemadas. \p \v 4 Cuando oí esto me senté y lloré. Durante varios días ayuné y oré así al Dios del cielo: \p \v 5 «\nd Señor\nd*, Dios del cielo, Dios grande y temible, que cumples las promesas y que amas y tienes misericordia de los que te aman y te obedecen, escucha mi oración. \v 6-7 Escucha lo que yo te digo. Mírame y ve que noche y día oro por el pueblo de Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. Yo mismo y mi pueblo hemos pecado. No hemos obedecido los mandamientos, estatutos y preceptos que nos entregaste por medio de tu siervo Moisés. \p \v 8 »Recuerda que le dijiste a Moisés: “Si ustedes pecan, los esparciré entre las naciones. \v 9 Pero si se vuelven a mí y obedecen mis leyes, y las ponen en práctica, aun de los rincones más lejanos del universo, a donde hayan sido llevados, los haré regresar a Jerusalén. Porque Jerusalén es el lugar que he escogido como mi lugar de residencia”. \p \v 10 »Nosotros somos tus siervos, somos el pueblo que rescataste con tu gran poder. \v 11 \nd Señor\nd*, escucha mi oración. Escucha la oración de quienes se deleitan en darte gloria y honra. Te ruego que me permitas tener éxito cuando me presente ante el rey con mi petición. Haz que el rey me atienda y me trate bien». \p Yo era entonces copero del rey. \c 2 \s1 Nehemías vuelve a Jerusalén \p \v 1 Cuatro meses después, un día de abril, yo estaba sirviendo el vino al rey; \v 2 y él me preguntó: \p ―¿Por qué estás tan triste? ¿No estarás enfermo? Tu cara revela que tienes alguna preocupación. \p Hasta entonces yo siempre me había mostrado alegre delante de él. Sentí un gran temor, \v 3 pero le respondí: \p ―¡Deseo larga vida a Su Majestad! Pero, ¿cómo no voy a estar triste, si la ciudad donde están las tumbas de mis antepasados está en ruinas, y sus puertas están quemadas? \p \v 4 ―Bien, ¿qué podemos hacer? —preguntó el rey. \p Elevé una oración al Dios del cielo pidiendo su ayuda, y le contesté al rey: \p ―Si agrada a Su Majestad, y si en verdad usted quiere ayudarme, envíeme a Judá, para reconstruir la ciudad de mis padres. \p \v 5-6 El rey, que tenía a la reina sentada a su lado, me preguntó cuánto tiempo duraría mi viaje y cuándo pensaba regresar. Entonces fijé una fecha para mi partida, y el rey estuvo de acuerdo. \v 7 Luego añadí: \p ―Si Su Majestad está de acuerdo, le pido el favor de que envíe cartas para los gobernadores del otro lado del río Éufrates, para que me dejen pasar por sus países en el viaje a Judá. \v 8 Y otra carta para Asaf, administrador de los bosques del rey, para que me dé madera para reparar las puertas de la fortaleza que está junto al templo, para las murallas de la ciudad, y para mi propia casa. \p El rey me concedió todas estas peticiones, porque Dios me estaba prestando su benigna ayuda. \p \v 9 Cuando llegué a las provincias que estaban al occidente del río Éufrates, entregué las cartas del rey a los gobernadores (el rey, debo añadir, había enviado conmigo oficiales y soldados de caballería para que me protegieran). \v 10 Pero cuando Sambalat el horonita, y Tobías el funcionario amonita, oyeron que había alguien interesado en ayudar a los israelitas, se enojaron mucho. \s1 Nehemías inspecciona la muralla \p \v 11-12 Tres días después de mi llegada a Jerusalén, me levanté durante la noche y salí acompañado de unos cuantos hombres. Yo no le había contado a nadie los planes que Dios había puesto en mi corazón acerca de Jerusalén. Yo iba montado en mi burro y mis acompañantes iban a pie. \v 13 Salimos por la puerta del Valle rumbo a la fuente del Dragón y luego a la puerta del Basurero. Inspeccioné las murallas que habían sido destruidas y las puertas que habían sido quemadas. \v 14-15 Seguimos hasta la puerta de la Fuente y al estanque del Rey, pero mi burro no pudo pasar a través de las ruinas. Entonces, todavía de noche, subí por el arroyo e inspeccioné la muralla; luego volví a entrar por la puerta del Valle. \p \v 16 Los funcionarios de la ciudad no supieron a dónde había ido ni qué había hecho, porque a nadie le había hablado de mis planes, ni a los jefes políticos ni a los jefes religiosos, ni a los que habían estado haciendo el trabajo. \p \v 17 Entonces les dije: \p ―Ustedes conocen bien el estado calamitoso de nuestra ciudad. Saben muy bien que las murallas están en ruinas y las puertas están quemadas. ¡Vamos! ¡Reedifiquemos los muros de Jerusalén y no permitamos que se sigan burlando de nosotros! \p \v 18 Entonces les hablé del deseo que Dios había puesto en mi corazón y de la conversación que había tenido con el rey, para presentarle mi plan, el cual él había aceptado. Ellos respondieron inmediatamente: \p ―¡Muy bien! ¡Pongámonos a reconstruir la muralla! \p Y comenzaron a trabajar. \p \v 19 Pero cuando Sambalat el horonita, Tobías el funcionario amonita y Guesén el árabe se enteraron de nuestro plan, se burlaron y dijeron: \p ―¿Qué es lo que están haciendo? ¿Se están rebelando acaso contra el rey? \p \v 20 Pero yo les contesté: \p ―El Dios del cielo nos ayudará, y nosotros, sus siervos, reedificaremos los muros. Ustedes no tienen autoridad sobre nosotros, pues no tienen ninguna herencia en Jerusalén, ni hacen parte de su historia. \c 3 \s1 Se inicia la reconstrucción \p \v 1 El sumo sacerdote Eliasib y los otros sacerdotes se encargaron de reconstruir la entrada de las Ovejas. Le colocaron la puerta, y reedificaron la muralla desde la torre de los Cien hasta la torre de Jananel. \v 2 Los de Jericó trabajaron en el tramo siguiente de la muralla, y en el sector siguiente trabajó la cuadrilla de Zacur hijo de Imrí. \p \v 3 Los hijos de Sená reconstruyeron la puerta de los Pescados. Ellos lo hicieron todo: cortaron las vigas, colocaron las puertas e hicieron los cerrojos y las barras. \v 4 Meremot hijo de Urías y nieto de Cos, reparó la sección siguiente de la muralla. El tramo siguiente lo reparó Mesulán hijo de Berequías y nieto de Mesezabel. El tramo siguiente lo reparó Sadoc hijo de Baná. \v 5 A continuación de ellos estaban los hombres de Tecoa, pero sus jefes no quisieron colaborar con los que dirigían la obra. \p \v 6 La puerta Vieja fue reparada por Joyadá hijo de Paseaj, y Mesulán hijo de Besodías. Ellos colocaron las vigas, pusieron las puertas e instalaron los cerrojos y barras. \v 7 A continuación de ellos estaban Melatías de Gabaón, Jadón de Meronot y los hombres de Gabaón y Mizpa. (Las regiones de Gabaón y Mizpa estaban bajo la dirección del gobernador de la provincia que está al oeste del río Éufrates). \p \v 8 Uziel hijo de Jaraías, que tenía el oficio de orfebre, y Jananías, que era un fabricante de perfumes, reconstruyeron el tramo de la muralla que va hasta la muralla Ancha. \v 9 Refaías hijo de Jur, gobernador de la mitad del distrito de Jerusalén, reparó el tramo siguiente de la muralla. \v 10 Jedaías hijo de Jarumaf, reparó el tramo siguiente, que quedaba al frente de su propia casa. El sector siguiente lo reparó Jatús hijo de Jasabnías. \p \v 11 Después estaban Malquías hijo de Jarín, y Jasub hijo de Pajat Moab, quienes restauraron la torre de los Hornos, además de una sección de la muralla. \v 12 Salún hijo de Halojés, y sus hijas repararon la sección siguiente. Halojés era el gobernador de la otra mitad del distrito de Jerusalén. \p \v 13 Janún y los habitantes de Zanoa reconstruyeron la puerta del Valle. Colocaron la puerta en su lugar, con las cerraduras y las barras. Además reconstruyeron cuatrocientos cincuenta metros de la muralla, hasta la puerta del Basurero. \p \v 14 La puerta del Basurero fue reconstruida por Malquías hijo de Recab, gobernador del distrito de Bet Haqueren. Colocó la puerta en su lugar e instaló las cerraduras y las barras. \p \v 15 Salún hijo de Coljozé, gobernador del distrito de Mizpa, reparó la puerta de la Fuente. La techó, la enmaderó, colocó la puerta en su lugar e instaló los cerrojos y las barras. Luego reconstruyó la muralla desde el estanque de Siloé, que está junto al jardín del rey, hasta las gradas que descienden a la Ciudad de David. \v 16 A continuación estaba Nehemías hijo de Azbuc, gobernador de la mitad del distrito de Betsur, quien reconstruyó la muralla hasta en frente de la tumba de David y hasta el estanque artificial y la casa de los Valientes. \p \v 17 Luego había un grupo de levitas que trabajaban bajo la supervisión de Rejún hijo de Baní. A continuación estaba Jasabías, gobernador de la mitad del distrito de Queilá, que hizo la reconstrucción de la muralla en su propio distrito. \v 18 Luego estaban sus compañeros: Bavay hijo de Henadad, gobernador de la otra mitad del distrito de Queilá, \v 19 y Ezer hijo de Jesúa, gobernador de una parte de Mizpa, quienes restauraron otro tramo de la muralla que queda frente a la subida del depósito de armas, en la esquina. \v 20 A continuación estaba Baruc hijo de Zabay, quien construyó desde la esquina de la muralla hasta la casa de Eliasib, el sumo sacerdote. \v 21 Meremot hijo de Urías y nieto de Cos, edificó el tramo de la muralla que se extendía desde la entrada de la casa de Eliasib hasta el término de la misma. \p \v 22 A continuación estaban los sacerdotes de las llanuras. \v 23 Benjamín, Jasub, y Azarías hijo de Maseías y nieto de Ananías, repararon las secciones cercanas a sus casas. \v 24 Luego estaba Binuy hijo de Henadad, que reedificó la sección de la muralla desde la casa de Azarías hasta la esquina. \v 25 Palal hijo de Uzay se encargó del trabajo desde la esquina hasta los cimientos de la torre alta que se levanta por encima del palacio del rey, junto al patio de la cárcel. Después estaba Pedaías hijo de Parós. \v 26 Los sirvientes del templo que vivían en Ofel repararon la muralla hasta la puerta de las Aguas, al oriente, y la torre que sobresale. \v 27 Después de ellos estaban los tecoítas, quienes repararon la sección de la muralla que sobresale, hasta la muralla de Ofel. \p \v 28 Los sacerdotes repararon la muralla desde la puerta de los Caballos, cada uno en la parte que quedaba frente a su casa. \v 29 Sadoc hijo de Imer, también reconstruyó el tramo de muralla que quedaba frente a su casa. A continuación de él estaba Semaías hijo de Secanías, portero de la puerta oriental. \v 30 Jananías hijo de Selemías, y Janún, el sexto hijo de Salaf, reconstruyeron el siguiente tramo. Mesulán hijo de Berequías reedificó la parte de la muralla que estaba frente a su casa. \v 31 Malquías, que era uno de los plateros, reconstruyó el tramo de la muralla que va hasta la casa de los sirvientes del templo y de los comerciantes, frente a la puerta del Juicio, y hasta la torre de vigilancia de la esquina. \v 32 Los demás plateros y comerciantes completaron la reconstrucción de la muralla desde aquella esquina hasta la puerta de las Ovejas. \c 4 \s1 Se obstaculiza la reconstrucción \p \v 1 Sambalat se enojó mucho cuando supo que estábamos reedificando la muralla. Enfurecido, nos insultó y se burló de nosotros. \v 2 Delante de sus amigos y de los oficiales del ejército samaritano, dijo: \p ―¿Qué hace ese grupito de judíos pobres y débiles? ¿Piensan que se les permitirá reconstruir, para que vuelvan a ofrecer sus sacrificios? ¿Acaso creen que ese trabajo lo pueden terminar en un día? ¡Miren las piedras calcinadas que están sacando de la basura para volverlas a usar! \p \v 3 Tobías el amonita, que estaba junto a él, agregó: \p ―¡Valiente construcción! ¡Si un zorro camina sobre el muro, lo derrumba! \p \v 4 Entonces yo oré: \p «Oye, Dios nuestro, cómo se burlan de nosotros. Haz que sus burlas caigan sobre sus propias cabezas, y que sean llevados cautivos a tierra extraña. \v 5 No pases por alto su pecado, ni olvides su maldad, pues han insultado a los que reconstruyen la muralla». \p \v 6 El muro fue completado hasta la mitad de su altura original alrededor de toda la ciudad, porque los obreros trabajaron arduamente. \v 7 Pero cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los asdodeos oyeron que la obra estaba avanzando y que las brechas de la muralla estaban siendo reparadas, se enfurecieron. \v 8 Se pusieron de acuerdo para atacar a Jerusalén y producir desánimo en la gente. \v 9 Pero nosotros oramos a nuestro Dios y colocamos guardias que vigilaran de día y de noche. \v 10 Como si eso fuera poco, los de Judá comenzaron a quejarse, y decían: \p «Los cargadores están muy cansados, y todavía quedan muchos escombros para botar. ¡Jamás podremos reconstruir la muralla!». \p \v 11 Mientras tanto, nuestros enemigos estaban planeando caer sobre nosotros y matarnos, para poner fin a nuestro trabajo. \v 12 Pero algunos judíos que vivían en medio de ellos venían, una y otra vez, a avisarnos de sus planes y nos indicaban por dónde pensaban atacarnos. \p \v 13 Por lo tanto, puse guardias armados organizados por familias en los lugares donde la muralla estaba más baja. \v 14 Luego, al considerar la situación, convoqué a todos los jefes y al pueblo y les dije: «No tengan miedo: Recuerden que el \nd Señor\nd* es grande y poderoso. ¡Peleen por sus amigos, por sus familias y por sus hogares!». \p \v 15 Nuestros enemigos dejaron de estorbarnos cuando supieron que estábamos al tanto de todo y de que Dios había desbaratado sus planes. Entonces nosotros regresamos a nuestros trabajos en la muralla. \v 16 Pero desde entonces sólo la mitad trabajaba, mientras la otra mitad estaba de guardia, armados de lanzas, escudos, arcos y corazas. Y los jefes de Judá les brindaban su apoyo. \v 17 Los albañiles y los demás obreros trabajaban con las armas al alcance de la mano. \v 18 Cada uno de los constructores llevaba una espada al cinto. El que tocaba la trompeta permanecía junto a mí, a fin de hacer llegar la voz de alarma. \v 19 Yo les había dicho a los hombres importantes del pueblo, a los jefes y al resto del pueblo: «La obra es mucha y extensa, de modo que estamos muy separados unos de otros. \v 20 Por eso, cuando oigan el sonido de alarma, corran a reunirse con nosotros al lugar desde donde suena la trompeta. ¡Dios peleará por nosotros!». \p \v 21 Trabajábamos desde el alba hasta la salida de las estrellas, y la mitad de los hombres estaba siempre de guardia. \v 22 Pedí a todos los que vivían fuera de los muros que se quedaran a dormir en Jerusalén, para que sus siervos también pudieran estar de guardia y trabajaran en el día. \v 23 Durante este tiempo, ninguno de nosotros, ni yo, ni mis hermanos, ni los siervos, ni los guardias que estaban conmigo, nos quitábamos la ropa para dormir. Y siempre teníamos las armas a la mano. \c 5 \s1 Nehemías defiende a los pobres \p \v 1 Hubo en esos días una gran protesta de las familias del pueblo contra algunos judíos ricos que estaban abusando de ellos. \v 2-4 Lo que ocurría era que las familias que se quedaban sin dinero tenían que vender a sus hijos o hipotecar sus campos, viñas o casas para obtener dinero para comprar comida. Algunos ni eso podían hacer, porque ya habían tomado dinero prestado para pagar los impuestos que le pagaban al rey. La gente protestaba: \v 5 «Somos sus hermanos, y nuestros hijos son iguales a los de ustedes. Sin embargo, hemos tenido que vender a nuestros hijos como esclavos a fin de obtener el dinero que necesitamos para vivir. Ya hemos vendido algunas de nuestras hijas, y no podemos pagar por su libertad, porque nuestros campos también han sido hipotecados a estos hombres». \p \v 6 Me enojé mucho cuando oí esto. \v 7 Después de pensarlo, hablé con los ricos y con los funcionarios del gobierno. \p ―¿Qué es lo que están haciendo? —les pregunté—. ¿Cómo se atreven a pedir propiedades en prenda como condición para ayudar a otro israelita? \p Entonces convoqué a una asamblea pública para juzgar el asunto. \p \v 8 En la reunión les dije: \p ―Nosotros, a la medida de nuestras fuerzas, hemos estado pagando el rescate de nuestros hermanos judíos que regresaron del exilio como esclavos. ¡Y ahora ustedes los están vendiendo para que luego tengamos que volver a redimirlos! \p Y ellos no hallaban qué decir. \v 9 Entonces insistí: \p ―Lo que ustedes están haciendo es muy malo. ¿Por qué no actúan ustedes de acuerdo a la instrucción de nuestro Dios? ¿No tenemos enemigos suficientes entre las naciones que nos rodean y que están tratando de destruirnos? \v 10 Casi todos nosotros estamos prestando dinero y granos a nuestros hermanos judíos sin ningún interés. Por eso, les ruego que dejen de hacer de la usura un negocio. \v 11 Devuélvanles hoy mismo sus campos, sus viñas, sus olivares y sus casas, y aliviémoslos así de sus cargas. \p \v 12 Ellos estuvieron de acuerdo en hacerlo, y dijeron que ayudarían a sus hermanos sin exigirles nada. Luego convoqué a los sacerdotes e hice que estos hombres juraran cumplir sus promesas. \v 13 Entonces, me sacudí la ropa y dije: \p ―¡Así sacuda Dios a todo aquel que no cumpla esta promesa! ¡Que así lo sacuda Dios y lo deje sin casa y sin ninguna propiedad! \p Y todo el pueblo gritó: \p ―¡Amén! \p Alabaron a Dios, y cumplieron lo prometido. \p \v 14 Debo mencionar que durante los doce años que fui gobernador de Judá, desde el año veinte hasta el año treinta y dos del reinado de Artajerjes, ni mis ayudantes ni yo aceptamos el salario que me correspondía como gobernador. \v 15 En cambio, los gobernadores que habían estado antes de mí habían exigido alimento, vino y cuatrocientos ochenta gramos de plata, y habían puesto la población a merced de sus ayudantes, quienes los maltrataban. Pero yo obedecí a Dios y no actué de esa manera. \v 16 Seguí trabajando en el muro y me negué a comprar tierras. \p Además, les pedí a mis funcionarios que dedicaran tiempo a la edificación de la muralla. \v 17 Todo esto, a pesar de que sentaba regularmente a mi mesa a ciento cincuenta funcionarios judíos, sin contar a los visitantes de los países vecinos. \v 18 Diariamente se preparaba un buey, seis ovejas grandes y un gran número de aves domésticas. Además, cada diez días nos abastecíamos de vinos en abundancia. No obstante, me negué a establecer impuestos sobre la gente, porque ellos ya estaban pagando demasiados impuestos. \v 19 ¡Dios mío, recuerda todo lo que he hecho por este pueblo y dame tu bendición! \c 6 \s1 Nueva oposición de los enemigos \p \v 1 Cuando Sambalat, Tobías, Guesén el árabe, y el resto de nuestros enemigos se dieron cuenta de que estábamos a punto de finalizar la reconstrucción de la muralla, aunque faltaba colocar las hojas de muchas puertas, \v 2 me enviaron un mensaje invitándome a reunirme con ellos en uno de los pueblos de la llanura de Ono. Comprendí que lo que intentaban era matarme, \v 3 de modo que les respondí con este mensaje: «Estoy ocupado en unas obras muy importantes. Si yo bajo a reunirme con ustedes, entonces los trabajos se paralizarían. ¿Por qué han de suspenderse las obras para ir yo a visitarlos?». \p \v 4 Cuatro veces me enviaron el mismo mensaje y otras tantas les respondí lo mismo. \v 5-6 La quinta vez vino el siervo de Sambalat con una carta abierta en la mano en la que me decía: \p «Guesén me ha dicho que por todas partes se oye decir que los judíos planean rebelarse, y que por esta razón están reedificando la muralla. Se dice que tú pretendes ser rey, \v 7 y que has designado profetas que hablen a favor tuyo en Jerusalén diciendo: “Nehemías es el hombre que necesitamos como rey”. Puedes estar seguro de que voy a pasar esos interesantes rumores al rey Artajerjes. Te sugiero que vengas y hables conmigo al respecto, porque esta es la única manera de salvarte». \p \v 8 Mi respuesta fue: \p «Tú sabes que estás mintiendo, que no hay un ápice de verdad en todo lo que has dicho». \p \v 9 Todo cuanto nuestros enemigos pretendían era asustarnos, de modo que nos desanimáramos y no termináramos los trabajos. Así que oré al \nd Señor\nd*, y le dije: «Dios mío, dame las fuerzas para continuar esta obra». \p \v 10 Dos días después fui a visitar a Semaías hijo de Delaías y nieto de Mehitabel, que se había encerrado en su casa. Cuando llegué, me dijo: \p ―Escondámonos en el templo, en el interior de la Casa de Dios, y cerremos bien las puertas, pues están planeando matarte esta noche. \p \v 11 Pero le contesté: \p ―¿Que yo, el gobernador, me ponga en fuga? Como no soy sacerdote no debo entrar en el santuario, ni siquiera para salvar la vida. ¡No, no lo haré! \p \v 12-13 Comprendí que Dios no le había hablado, sino que Tobías y Sambalat le habían pagado para que me asustara y me convenciera de encerrarme en el templo. Si lo hubiera hecho, habría pecado, y ellos tendrían motivos para hablar mal de mí y dañar mi buena reputación. \p \v 14 Entonces oré: «¡Dios mío, no te olvides de Tobías, de Sambalat, de la profetisa Noadías, ni de los demás profetas que han tratado de intimidarme!». \s1 Termina la reconstrucción de la muralla \p \v 15 Terminamos la reconstrucción de la muralla el día veinticinco del mes de elul, es decir, cincuenta y dos días después de haberla comenzado. \v 16 Cuando nuestros enemigos y las naciones circundantes supieron que habíamos acabado, se asustaron y se sintieron humillados, pues comprendieron que la obra había sido hecha con la ayuda de nuestro Dios. \p \v 17 Durante esos cincuenta y dos días, Tobías mantuvo una intensa correspondencia con varios judíos importantes. \v 18 Pues muchos judíos se habían comprometido a ayudarlo, ya que Tobías era yerno de Secanías hijo de Araj, y porque su hijo Johanán se había casado con la hija de Mesulán hijo de Berequías. \v 19 Algunos hasta lo elogiaban en mi presencia, y luego le contaban todo lo que yo había dicho. Y Tobías era quien me enviaba las cartas amenazadoras. \c 7 \s1 Plan para defender a Jerusalén \p \v 1 Cuando la muralla estuvo terminada y le colocamos las puertas y designamos a los porteros, cantores y levitas, \v 2 ordené asumir el gobierno de Jerusalén a mi hermano Jananí y a Jananías, el comandante de la fortaleza, hombre muy fiel que temía a Dios, más que cualquier otro en el pueblo. \v 3 Les di órdenes de no abrir las puertas de Jerusalén hasta mucho después de la salida del sol, y de cerrarlas y asegurarlas mientras los guardias estuvieran aún en sus puestos. Además, a los guardias residentes en Jerusalén les ordené permanecer en sus puestos en horarios regulares, y a cada persona que tenía casa junto a la muralla le impuse el deber de proteger la sección que estaba frente a su casa. \v 4 Porque la ciudad era grande, pero la población era pequeña, y había sólo unas pocas viviendas esparcidas a través de la ciudad, pues aún no se habían reconstruido todas las casas. \s1 Lista de los repatriados \p \v 5 Entonces mi Dios puso en mí el sentir de convocar a los jefes de la ciudad, juntamente con los del común del pueblo para censarlos. Yo había encontrado los registros genealógicos de los que habían regresado a Judá antes, y esto es lo que estaba escrito en ellos: \p \v 6 La siguiente es una lista de los nombres de los judíos que regresaron a Jerusalén y a las demás ciudades de Judá después de haber sido exiliados por el rey Nabucodonosor de Babilonia. \v 7 Sus jefes eran: Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamani, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret, Bigvay, Nehúm y Baná. \p Los demás que regresaron en este tiempo fueron: \p \v 8-38 Del clan de Parós, 2.172; \p del clan de Sefatías, 372; \p del clan de Araj, 652; \p de las familias de Jesúa y de Joab, del clan de Pajat Moab, 2.818; \p del clan de Elam, 1.254; \p del clan de Zatú, 845; \p del clan de Zacay, 760; \p del clan de Binuy, 648; \p del clan de Bebay, 628; \p del clan de Azgad, 2.322; \p del clan de Adonicán, 667; \p del clan de Bigvay, 2.067; \p del clan de Adín, 655; \p de la familia de Ezequías, el clan de Ater, 98; \p del clan de Jasún, 328; \p del clan de Bezay, 324; \p del clan de Jarif, 112; \p del clan de Gabaón, 95; \p de los clanes de Belén y de Netofa, 188; \p del clan de Anatot, 128; \p del clan de Bet Azmávet, 42; \p de los clanes de Quiriat Yearín, Cafira y Berot, 743; \p de los clanes de Ramá y de Gueba, 621; \p del clan de Micmás, 122; \p de los clanes de Betel y de Hai, 123; \p del clan de Nebo, 52; \p del clan de Elam, 1.254; \p del clan de Jarín, 320; \p del clan de Jericó, 345; \p de los clanes de Lod, de Jadid y de Ono, 721; \p del clan de Sená, 3.930. \p \v 39-42 Estas son las estadísticas acerca de los sacerdotes que regresaron: \p De la familia de Jesúa, el clan de Jedaías, 973; \p del clan de Imer, 1.052; \p del clan de Pasur, 1.247; \p del clan de Jarín, 1.017. \p \v 43-45 Estas son las cifras de los levitas: \p De la familia de Cadmiel, del clan de Hodavías, el subclan de Jesúa, 74. \p Los miembros del coro del clan de Asaf, 148. \p De los porteros regresaron: \p del clan de Salún, de Ater, de Talmón, de Acub, de Jatitá y de Sobay, 138. \p \v 46-56 De los ayudantes del templo estaban los siguientes clanes: \p Zijá, Jasufá, Tabaot, Querós, Sigajá, Padón, Lebaná, Jagabá, Salmay, Janán, Guidel, Gajar, Reaías, Rezín, Necoda, Gazán, Uza, Paseaj, Besay, Meunín, Nefisesín, Bacbuc, Jacufá, Jarjur, Baslut, Mejidá, Jarsa, Barcós, Sísara, Temá, Neziaj y Jatifá. \p \v 57-59 La siguiente es una lista de las familias que volvieron a Judá y que descendían de los funcionarios de Salomón: Sotay, Soféret, Peruda, Jalá, Darcón, Guidel, Sefatías, Jatil, Poquéret, Hasebayin, y Amón. \v 60 En total los ayudantes del templo y los sirvientes de los funcionarios de Salomón eran 392. \p \v 61 Otro grupo regresó a Jerusalén en aquel tiempo de las ciudades persas de Tel Melaj, Tel Jarsá, Querub, Adón e Imer. Pero habían perdido sus genealogías y no podían probar que eran judíos. \v 62 Estos eran descendientes de Delaías, Tobías y Necoda, un total de 642. \p \v 63 También hubo varios clanes de sacerdotes \v 64-65 cuyas genealogías se perdieron. Eran los descendientes de Jabaías, Cos y Barzilay (que se casó con una de las hijas de Barzilay, el galaadita, y tomó el nombre de su familia). Como no pudieron comprobar que procedían de familias israelitas no se les permitió seguir en el sacerdocio. Además, el gobernador les prohibió comer de los alimentos solemnemente consagrados, hasta que un sacerdote consultara a Dios por medio del urim y el tumim, y se decidiera qué hacer con ellos. \p \v 66 En total, cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas habían regresado a Judá por aquel tiempo. \v 67 Además había siete mil trescientos treinta y siete esclavos y doscientos cuarenta y cinco miembros del coro, entre hombres y mujeres. \v 68-69 Llevaron consigo setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas, cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte burros. \p \v 70 Algunos de sus jefes hicieron donaciones para la obra. El gobernador dio mil monedas de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas sacerdotales. \v 71 Los otros dirigentes dieron un total de veinte mil monedas de oro y mil trescientos veinte kilos de plata. \v 72 El resto del pueblo dio veinte mil monedas de oro, mil doscientos kilos de plata y sesenta y siete túnicas sacerdotales. \p \v 73 Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los miembros del coro, los ayudantes del templo, y el resto del pueblo volvieron a sus respectivos pueblos y ciudades. \s1 Esdras lee la ley \p Para el mes séptimo ya los israelitas estaban ubicados en sus ciudades. \c 8 \p \v 1-5 El día primero del mes séptimo todo el pueblo se reunió en la plaza que está frente a la puerta de las Aguas, para pedirle a Esdras, el jefe religioso, que leyera la ley que Dios les había dado por medio de Moisés. \p El sacerdote Esdras sacó el rollo de las leyes de Moisés. Se paró sobre un estrado de madera hecho especialmente para la ocasión, de modo que todos pudieran verlo mientras leía. Estaba ante la plaza que queda frente a la puerta de las Aguas, y leyó desde que amaneció hasta el mediodía. Todos se pusieron de pie cuando él abrió el rollo. Los que tenían edad para entender, escuchaban con mucha atención. A su derecha estaban de pie Matatías, Semá, Anías, Urías, Jilquías, y Maseías. A su izquierda estaban Pedaías, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana, Zacarías y Mesulán. \p \v 6 Entonces Esdras bendijo al \nd Señor\nd*, el gran Dios, y todo el pueblo dijo: «¡Amén!», y levantaron las manos al cielo. Luego se arrodillaron y adoraron al \nd Señor\nd*, inclinándose hasta tocar el suelo con la frente. \p \v 7-8 Mientras Esdras leía el rollo, Jesúa, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Quelitá, Azarías, Jozabed, Janán y Pelaías iban por entre el pueblo y explicaban el sentido de los pasajes que se estaban leyendo. \v 9 Y todo el pueblo lloraba al oír los mandamientos de la ley. Entonces el sacerdote Esdras, yo, que era el gobernador, y los levitas que enseñaban a la gente, les dijimos: «No lloren ni se entristezcan en un día como este. Hoy es un día dedicado al \nd Señor\nd*, nuestro Dios». \p \v 10 Además, Esdras les dijo: «¡Vayan a sus casas a celebrar este día! Preparen buena comida, beban vino dulce y compartan con los que no tienen nada preparado. No, no se entristezcan porque el gozo del \nd Señor\nd* es nuestra fortaleza». \p \v 11 Y los levitas también tranquilizaban a la gente, diciéndole: «Cállense; no lloren, porque este es un día de santo gozo y no de tristeza». \p \v 12 Entonces el pueblo se fue a hacer fiesta y a compartir sus comidas y bebidas con sus amigos. Fue ocasión de gran fiesta y gozo, porque podían oír y entender las palabras del libro de la Ley. \s1 La fiesta de las Enramadas \p \v 13 Al día siguiente, los jefes de los clanes y los sacerdotes y levitas se reunieron con el maestro Esdras, para estudiar la ley con más detalle. \v 14 Notaron que el \nd Señor\nd* le había dicho a Moisés que todo el pueblo debía vivir en enramadas durante la fiesta que se celebraba en ese mes. \v 15 Había dicho, además, que se debían hacer proclamas en todas las ciudades de la tierra, especialmente en la ciudad de Jerusalén, diciendo a la gente que fuera a los montes a buscar ramas de oliva, de arrayán, de palmera y de todo árbol frondoso, para hacer enramadas en las que vivirían durante los días de la fiesta. \p \v 16 Así que la gente fue y cortó ramas y las usó para construir enramadas sobre las terrazas de sus casas, en los parques, en el atrio del templo, en la plaza junto a la puerta de las Aguas y en la plaza de la puerta de Efraín. \v 17 Se alojaron en las enramadas los siete días que duró la fiesta, y todos estuvieron llenos de gozo (esto no se había hecho así desde los días de Josué). \v 18 Esdras les estuvo leyendo el libro de la Ley durante todos los días de la fiesta, y en el octavo día se celebró el servicio solemne de clausura, como lo requería la ley de Moisés. \c 9 \s1 Los israelitas confiesan sus pecados \p \v 1 El día veinticuatro de ese mes los israelitas regresaron para celebrar otra fiesta. En esta oportunidad ayunaron, se vistieron de luto y se echaron ceniza en la cabeza; además, \v 2 se separaron de todos los extranjeros. Y puestos de pie confesaron sus pecados y los de sus antepasados. \v 3 Durante tres horas se les leyó en voz alta la ley de Dios, y durante otras tres horas más estuvieron de pie confesando sus pecados, y adoraron al \nd Señor\nd* su Dios. \v 4 En las gradas, los levitas Jesúa, Baní, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní y Quenaní alababan al \nd Señor\nd* su Dios con cánticos de gozo. \v 5 Y los levitas Jesúa, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías clamaron: \p «Pónganse de pie y adoren al \nd Señor\nd* nuestro Dios, porque él vive desde la eternidad y hasta la eternidad. ¡Alaben su glorioso Nombre! Su gloria excede a cualquier bendición o alabanza. \p \v 6 »\nd Señor\nd*, tú eres el único Dios. Tú has hecho los cielos de los cielos, la tierra y los mares, y todo lo que en ellos hay. Tú das vida a todo cuanto has creado, y todos los ángeles de los cielos te adoran. \p \v 7 »\nd Señor\nd*, tú eres el Dios que escogió a Abram y lo sacó de Ur de los caldeos y le puso por nombre Abraham. \v 8 Cuando él fue fiel a ti, tú le prometiste, por medio del pacto, darle a él y a sus descendientes la tierra de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los jebuseos y de los gergeseos. Y cumpliste tu promesa, porque eres fiel a tu palabra. \p \v 9 »Tú viste las dificultades y los dolores de nuestros antepasados en Egipto y oíste su clamor junto al Mar Rojo. \v 10 Tú hiciste grandes milagros contra el faraón, sus siervos y su pueblo, porque viste con cuánta crueldad los egipcios estaban tratando a tu pueblo. Tus obras grandes e inolvidables hicieron que te conocieran como un Dios poderoso. \v 11 Tú dividiste el mar, para que tu pueblo pudiera pasarlo por tierra seca, y luego destruiste a tus enemigos en las profundidades del mar. ¡Se hundieron como piedras bajo las impetuosas aguas! \v 12 Tú guiaste a nuestros antepasados con una columna de nube durante el día, y con una columna de fuego durante la noche, así les alumbrabas el camino por donde debían caminar. \p \v 13 »Tú descendiste al monte Sinaí y hablaste con ellos desde el cielo; y les diste leyes, estatutos y mandamientos rectos, firmes y excelentes. \v 14 Les diste las leyes acerca del reposo; y tú les ordenaste, por medio de tu siervo Moisés, que las obedecieran. \p \v 15 »Tú les diste a comer pan del cielo cuando tuvieron hambre, y agua de la roca cuando tuvieron sed. Tú les ordenaste que entraran y conquistaran la tierra que habías prometido darles. \v 16 Pero nuestros antepasados eran porfiados y soberbios, y desobedecieron tus mandamientos. \v 17 Se negaron a obedecerte y, olvidando los milagros que hiciste con ellos, se rebelaron y eligieron un caudillo que los llevara de regreso a la esclavitud de Egipto. Pero tú nunca los abandonaste, porque eres un Dios que siempre está dispuesto a perdonar, pues eres un Dios compasivo y bueno. Eres un Dios lleno de amor y que no se enoja fácilmente. \p \v 18 »Y aunque se hicieron un becerro fundido y proclamaron: “Este es nuestro dios, el que nos sacó de Egipto” y, además, te ofendieron de muchas maneras, \v 19 tú, en tu gran compasión, no los abandonaste para que murieran en el desierto. La columna de nube los condujo día tras día, y la columna de fuego les mostró el camino en medio de la noche. \p \v 20 »Enviaste tu generoso espíritu para que les enseñara, y no dejaste de darles pan del cielo o agua para la sed. \v 21 Durante cuarenta años los sustentaste en el desierto, ¡y nada les faltó! Sus vestidos no se envejecieron y sus pies no se les hincharon. \p \v 22 »Luego les ayudaste a conquistar grandes reinos y a vencer a muchas naciones, y les repartiste aquella tierra. Y entraron en posesión de las tierras de Sijón, rey de Hesbón, y de Og, rey de Basán. \v 23 Tú hiciste que el pueblo israelita se multiplicara como las estrellas del cielo, y los hiciste entrar en la tierra que habías prometido a sus antepasados. \v 24 Ellos entraron y conquistaron aquella tierra. Delante de ellos, tú aplastaste a los cananeos que allí vivían, y les entregaste a los reyes y su gente, para que hicieran con ellos lo que quisieran. \v 25 Tu pueblo conquistó ciudades fortificadas y tierras fértiles. Tomaron casas llenas de buenas cosas; se apoderaron de viñedos, de olivares y de muchos árboles frutales. Comieron y se saciaron, y gozaron de todas tus bendiciones. \p \v 26 »Pero a pesar de todo esto, fueron desobedientes y se rebelaron contra ti. Dejaron tu ley, dieron muerte a los profetas que les exhortaban a volver a ti, e hicieron muchas otras cosas abominables. \v 27 Entonces tú los entregaste en manos de sus enemigos. Pero en sus tiempos de tribulación ellos clamaron a ti y tú los oíste desde el cielo, y con gran misericordia les enviaste libertadores que los libraran de sus enemigos. \v 28 Pero cuando todo iba bien, tu pueblo volvió a pecar, y una vez más dejaste que sus enemigos los vencieran. Pero cuando se volvían a ti y clamaban implorando tu ayuda, tú los oías desde el cielo y en tu maravillosa misericordia los librabas. \v 29 Los castigaste para hacer que se volvieran a tus leyes, pero ellos se mostraron soberbios y no quisieron obedecerte; pasaron por alto tus enseñanzas que dan vida al que las pone en práctica. Fueron rebeldes y tercos, y no quisieron escucharte. \p \v 30 »Tú fuiste paciente con ellos por muchos años. Enviaste profetas que les advirtieran la gravedad de su pecado, pero no quisieron oír. Entonces una vez más permitiste que las otras naciones los vencieran y los conquistaran. \v 31 Pero, por tu gran misericordia, no los destruiste completamente ni los abandonaste para siempre. Por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desechaste para siempre. Porque eres un Dios de gracia y de misericordia. \p \v 32 »Y ahora, Dios grande y terrible, que guardas tus promesas de amor y bondad, no tengas en poco los sufrimientos por los que hemos pasado. Gran tribulación ha venido sobre nosotros, sobre nuestros reyes y príncipes, sobre nuestros sacerdotes y profetas, y sobre nuestros antepasados desde los días en que los reyes de Asiria triunfaron sobre nosotros hasta ahora. \v 33 Cada vez que nos has castigado has sido perfectamente justo. Hemos cometido muchas maldades, y tú nos has dado lo que merecíamos. \v 34 Nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y antepasados no obedecieron tus leyes ni escucharon tus advertencias. \v 35 No te adoraron a pesar de las maravillosas cosas que hiciste por ellos y de las bondades que derramaste sobre ellos como lluvia. Les diste una tierra extensa y fértil, pero ellos no te sirvieron ni desistieron de sus maldades. \p \v 36 »Por eso ahora somos esclavos en la tierra fértil que diste a nuestros antepasados, para que disfrutaran de su abundancia. \v 37 Los frutos abundantes de esta tierra pasan a manos de los reyes que, por causa de nuestros pecados, tú has dejado que nos conquisten. Ellos tienen poder sobre nuestros cuerpos y sobre nuestro ganado, y hacen lo que quieren con nosotros, y estamos en una gran aflicción. \p \v 38 »Debido a todo esto, hoy, \nd Señor\nd*, prometemos servirte. Nosotros, nuestros príncipes, los levitas y los sacerdotes ponemos esta promesa por escrito y la firmamos». \c 10 \s1 El pueblo se compromete a obedecer la ley \p \v 1 Yo, Nehemías, como gobernador, firmé el pacto. \v 2-8 Los otros que lo firmaron fueron: Sedequías, Seraías, Azarías, Jeremías, Pasur, Amarías, Malquías, Jatús, Sebanías, Maluc, Jarín, Meremot, Abdías, Daniel, Guinetón, Baruc, Mesulán, Abías, Mijamín, Maazías, Bilgay y Semaías (todos estos eran sacerdotes). \p \v 9-13 Los levitas que firmaron fueron los siguientes: Jesúa hijo de Azanías, Binuy, Cadmiel, y sus hermanos Sebanías, Hodías, Quelitá, Pelaías, Janán, Micaías, Rejob, Jasabías, Zacur, Serebías, Sebanías, Hodías, Baní y Beninu. \p \v 14-27 Los siguientes jefes del pueblo también firmaron: Parós, Pajat Moab, Elam, Zatú, Baní, Buní, Azgad, Bebay, Adonías, Bigvay, Adín, Ater, Ezequías, Azur, Hodías, Jasún, Bezay, Jarif, Anatot, Nebay, Magpías, Mesulán, Hezir, Mesezabel, Sadoc, Jadúa, Pelatías, Janán, Anaías, Oseas, Jananías, Jasub, Halojés, Piljá, Sobec, Rejún, Jasabná, Maseías, Ahías, Janán, Anán, Maluc, Jarín y Baná. \p \v 28 Estos son los que firmaron en representación de toda la nación, esto es, por el común del pueblo, por los sacerdotes, por los levitas, los porteros, los miembros del coro, los ayudantes del templo y por las mujeres, sus hijos e hijas, y por todos los que tenían edad de comprender estas cosas y se habían separado de los pueblos extranjeros de la tierra, para servir a Dios. \v 29 Todos, pues, de corazón, estuvimos de acuerdo con este pacto y prometimos, bajo pena de maldición, y bajo juramento, guardar y cumplir los mandamientos, ordenanzas y estatutos que el \nd Señor\nd* nuestro Dios nos dio por medio de su siervo Moisés. \p \v 30 Acordamos no dejar que nuestras hijas se casaran con hombres que no fueran judíos, ni que nuestros hijos se casaran con mujeres que no fueran judías. \v 31 También acordamos que si los extranjeros venían el día sábado o en algún día de fiesta a vendernos trigo u otros productos, no les compraríamos nada. Además, acordamos no cultivar la tierra cada siete años, y perdonar y dar por canceladas las deudas de nuestros hermanos judíos. \p \v 32 Acordamos también pagar anualmente el impuesto de cuatro gramos de plata, para que hubiera dinero suficiente para el cuidado del templo de nuestro Dios. \v 33 Además era necesario tener provisión especial de pan de la Presencia, de la ofrenda de granos y de holocausto para el reposo, las fiestas de las lunas nuevas y las fiestas solemnes. Igualmente las ofrendas sagradas, los sacrificios para las expiaciones por el pecado de Israel, y todo lo necesario para el servicio del templo de nuestro Dios. \p \v 34 Luego echamos suertes para determinar los turnos en que las familias de los sacerdotes, los levitas y el pueblo en general debían traer la leña para los holocaustos del templo del \nd Señor\nd* nuestro Dios, que estaba estipulado en la ley. \p \v 35 Acordamos traer siempre las primeras cosechas de nuestros campos, y los primeros frutos de nuestros árboles frutales. \p \v 36 Acordamos presentar a Dios nuestros primogénitos, y dar como ofrenda los primeros animales de nuestros ganados, vacunos y ovinos, tal como está escrito en la Ley. Esto lo haríamos a través de los sacerdotes que sirven en el templo de nuestro Dios. \p \v 37 También acordamos llevar a los almacenes del templo de nuestro Dios la primera harina del trigo que moliéramos, los primeros frutos de los árboles, el primer vino y el primer aceite de oliva. Estas ofrendas eran para los sacerdotes que sirven en el templo. Además, acordamos dar a los levitas la décima parte de todo lo producido por nuestra tierra, ya que eran ellos los responsables de recoger los diezmos en todas las poblaciones rurales. \v 38 Un sacerdote, descendiente de Aarón, debía estar con los levitas en el momento en que estos recogieran los diezmos. Los levitas, por su parte, sacarían la décima parte de estos diezmos y la depositarían en los almacenes del templo de nuestro Dios. \v 39 El pueblo y los levitas estaban obligados a llevar estas ofrendas de trigo, vino nuevo y aceite de oliva, y colocarlas en los almacenes del templo. Allí es donde se guardan los utensilios sagrados, y donde se quedan los sacerdotes, los porteros y los cantores del coro, cuando están de turno. \p Fue así como nos comprometimos a no descuidar el templo de nuestro Dios. \c 11 \s1 Los que se establecieron en Jerusalén \p \v 1 Los funcionarios israelitas se quedaron viviendo en Jerusalén, la ciudad santa. En cuanto al resto del pueblo, echaron suertes para seleccionar a una de cada diez personas para que se quedaran viviendo en Jerusalén; los restantes residirían en las demás poblaciones. \v 2 El pueblo bendijo a todos los que se ofrecieron voluntariamente para ir a vivir a Jerusalén. \p \v 3 Los demás israelitas, los sacerdotes, los levitas, los ayudantes del templo, y los descendientes de los servidores de Salomón habitaron en sus respectivas propiedades en los diversos pueblos y ciudades de Judá. Los siguientes son los jefes de provincias que se quedaron viviendo en Jerusalén: \p \v 4-6 De la tribu de Judá: \p Ataías hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Malalel, del clan de Fares. \p Maseías hijo de Baruc, hijo de Coljozé, hijo de Jazaías, hijo de Adaías, hijo de Joyarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloní. \p Estos fueron los cuatrocientos sesenta y ocho descendientes de Fares que se fueron a vivir a Jerusalén. \p \v 7-9 De la tribu de Benjamín: Salú hijo de Mesulán, hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maseías, hijo de Itiel, hijo de Isaías, junto con sus hermanos Gabay y Salay. En total eran novecientos veintiocho. Joel hijo de Zicrí, era el jefe de ellos, y Judá hijo de Senuá era el segundo jefe de la ciudad. \p \v 10-14 De los sacerdotes: Jedaías hijo de Joyarib, Jaquín, Seraías hijo de Jilquías, hijo de Mesulán, hijo de Sadoc, hijo de Merayot, hijo de Ajitob, que era el jefe del templo de Dios, y sus ochocientos veintidós parientes que hacían la obra del templo. También estaban Adaías hijo de Jeroán, hijo de Pelalías, hijo de Amsí, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías, junto con sus parientes, que eran jefes de familia. En total eran doscientos cuarenta y dos. \p Además, Amsay hijo de Azarel, hijo de Ajzay, hijo de Mesilemot, hijo de Imer, y sus parientes. En total eran ciento veintiocho hombres fuertes. El jefe de ellos era Zabdiel hijo de Guedolín. \p \v 15-17 De los levitas: Semaías hijo de Jasub, hijo de Azricán, hijo de Jasabías, hijo de Buní; Sabetay y Jozabad, que estaban a cargo de la obra en la parte exterior del templo; Matanías hijo de Micaías, hijo de Zabdí, hijo de Asaf, que dirigía los cantos de acción de gracias a la hora de la oración; Bacbuquías, que era el segundo entre sus hermanos, y Abdá hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún. \v 18 En total había doscientos ochenta y cuatro levitas en Jerusalén. \p \v 19 Había además ciento setenta y dos porteros dirigidos por Acub, Talmón y otros de su clan. \v 20 Los demás sacerdotes, levitas y el resto del pueblo vivían con sus familias en las demás poblaciones de Judá, de acuerdo con la asignación que se les había hecho. \v 21 Los siervos del templo (cuyos jefes eran Zijá y Guispa), vivían en Ofel. \p \v 22-23 El supervisor de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Baní, hijo de Jasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, descendiente de Asaf. El clan de Asaf tenía a su cargo el canto en el templo. Fue el rey David quien estableció, por decreto, las tareas de cada día para los cantores. \p \v 24 Petaías hijo de Mesezabel, descendiente de Zera hijo de Judá, ayudaba en todo lo que se refería a la administración pública. \s1 Otras ciudades habitadas \p \v 25-30 Algunas de las poblaciones donde el pueblo de Judá estableció su residencia fueron: Quiriat Arbá, Dibón, Yecabsel (además de todos los pueblos vecinos), Jesúa; Moladá, Bet Pelet, Jazar Súal, Berseba (y todos los pueblos circunvecinos), Siclag, Mecona (y los pueblos que las rodean), Enrimón, Zora, Jarmut, Zanoa, Adulán y sus pueblos; Laquis y sus tierras, y Azeca con sus pueblos. \p Así que el pueblo se esparció desde Berseba hasta el valle de Hinón. \p \v 31-35 El pueblo de la tribu de Benjamín vivió en: Gueba, Micmás, Aías, Betel (y sus pueblos), Anatot, Nob, Ananías, Jazor, Ramá, Guitayin, Jadid, Seboyín, Nebalat, Lod y Ono, y el valle de los artífices. \p \v 36 Algunos de los levitas que vivían en Judá se fueron a vivir con la tribu de Benjamín. \c 12 \s1 Sacerdotes y levitas repatriados \p \v 1 Esta es la lista de los sacerdotes y levitas que regresaron de Babilonia bajo la dirección de Zorobabel hijo de Salatiel, y con Jesúa: \v 2-7 Seraías, Jeremías, Esdras, Amarías, Maluc, Jatús, Secanías, Rejún, Meremot, Idó, Guinetón, Abías, Mijamín, Madías, Bilgá, Semaías, Joyarib, Jedaías, Salú, Amoc, Jilquías y Jedaías. Estos eran los jefes de los sacerdotes y de sus hermanos en los días de Jesúa. \p \v 8 Los levitas que fueron con ellos son los siguientes: Jesúa, Binuy, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que era el que estaba a cargo del culto de acción de gracias, junto con sus compañeros. \p \v 9 Bacbuquías y Uni, del mismo clan, les ayudaban durante el culto. \p \v 10-11 Jesúa fue el padre de Joaquim, y este fue el padre de Eliasib. Eliasib, fue el padre de Joyadá, y este fue el padre de Johanán, y Johanán fue el padre de Jadúa. \p \v 12-21 Los siguientes fueron dirigentes de los clanes de sacerdotes que sirvieron bajo el sumo sacerdote Joaquim: \p Meraías, jefe del clan de Seraías; \p Jananías, jefe del clan de Jeremías; \p Mesulán, jefe del clan de Esdras; \p Johanán, jefe del clan de Amarías; \p Jonatán, jefe del clan de Melicú; \p José, jefe del clan de Sebanías; \p Adná, jefe del clan de Jarín; \p Jelcay, jefe del clan de Merayot; \p Zacarías, jefe del clan de Idó; \p Mesulán, jefe del clan de Guinetón; \p Zicrí, jefe del clan de Abías; \p Piltay, jefe de los clanes de Minjamín y Moadías; \p Samúa, jefe del clan de Bilgá; \p Jonatán, jefe del clan de Semaías; \p Matenay, jefe del clan de Joyarib; \p Uzi, jefe del clan de Jedaías; \p Calay, jefe del clan de Salay; \p Éber, jefe del clan de Amoc; \p Jasabías, jefe del clan de Jilquías; \p Natanael, jefe del clan de Jedaías. \p \v 22 En los días de Eliasib, Joyadá, Johanán y Jadúa, durante el reinado de Darío, de Persia, se hizo un registro genealógico de los jefes de los clanes sacerdotales y de los levitas. Los nombres de los levitas fueron anotados \v 23 en el libro de las Crónicas hasta los días de Johanán hijo de Eliasib. \p \v 24 Estos son los nombres de los jefes de los levitas: Jasabías, Serebías y Jesúa hijo de Cadmiel. Los hombres de su mismo clan los ayudaban durante las ceremonias de alabanza y acción de gracias, de acuerdo con el mandato dado por David, varón de Dios. \p \v 25 Los porteros que custodiaban los almacenes junto a las puertas eran: Matanías, Bacbuquías, Abdías, Mesulán, Talmón y Acub. \p \v 26 Estos eran los hombres que estaban en servicio en tiempo de Joaquim hijo de Jesúa y nieto de Josadac, cuando yo era el gobernador, y Esdras era el sacerdote y maestro de la Ley. \s1 Dedicación de la muralla \p \v 27 Próxima ya la dedicación de la nueva muralla de Jerusalén, se pidió a todos los levitas de la tierra que vinieran a Jerusalén a presenciar la ceremonia y a participar en la feliz ocasión con sus acciones de gracias, acompañados de címbalos, salterios y arpas. \v 28 Los miembros del coro llegaron de los pueblos cercanos a Jerusalén y de las aldeas de Netofa. \v 29 También vinieron desde Bet Guilgal y de las aldeas de Gueba y Azmávet, porque los cantores habían edificado caseríos en las cercanías de Jerusalén. \v 30 Los sacerdotes y levitas se purificaron primero; luego purificaron al pueblo, las puertas y la muralla. \p \v 31-32 Hice subir a los jefes de Judá sobre la muralla y los separé en dos líneas, para que dieran gracias, mientras caminaban en direcciones opuestas sobre el muro. El coro que marchó a la derecha, rumbo a la puerta del Basurero, estaba formado por la mitad de los jefes de Judá, \v 33 incluyendo a Osaías, Azarías, Esdras, Mesulán, \v 34 Judá, Benjamín, Semaías y Jeremías. \p \v 35-36 Los sacerdotes que tocaban las trompetas eran Zacarías hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf; Semaías, Azarel, Milalay, Guilalay, May, Natanael, Judá, y Jananí (usaban los instrumentos musicales del rey David). El sacerdote Esdras dirigió esta procesión. \v 37 Cuando llegaron a la puerta de la Fuente, siguieron adelante y subieron las gradas que conducen hasta la Ciudad de David. Luego siguieron por la cuesta de la muralla, pasaron junto al palacio de David, hasta la puerta de las Aguas, en el oriente. \p \v 38 El otro grupo, del que yo formaba parte, caminó en el otro sentido para encontrarse con ellos. Caminamos desde la Torre de los Hornos hasta el muro Ancho. \v 39 Luego pasamos por encima de la puerta de Efraín, por la puerta Vieja, y seguimos por la puerta del Pescado, la torre de Jananel y la torre de los Cien. Luego seguimos adelante hasta la puerta de las Ovejas y nos detuvimos en la puerta de la Cárcel. \p \v 40-41 Ambos coros entonces prosiguieron hasta el templo. A mi lado estaban los sacerdotes que tocaban las trompetas: Eliaquín, Maseías, Minjamín, Micaías, Elihoenay, Zacarías, Jananías, \v 42 Maseías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Luego los cantores empezaron a cantar en alta voz y con claridad, bajo la dirección de Izraías. \p \v 43 En aquel día de gozo se ofrecieron muchos sacrificios, porque el \nd Señor\nd* les había dado motivos para estar muy gozosos. Las mujeres y los niños también se alegraron, y el regocijo del pueblo de Jerusalén se oía desde lejos. \s1 Contribución para los sacerdotes y levitas \p \v 44 En aquel día se nombraron a las personas que se harían cargo de los tesoros, las ofrendas mecidas, los diezmos y las primicias. Tendrían la tarea de recolectarlas de los campos pertenecientes a las poblaciones, como lo estipulan las leyes de Moisés. Estas ofrendas estaban destinadas a los sacerdotes y levitas, porque el pueblo de Judá los apreciaba mucho por el servicio que ofrecían. \v 45 Eran ellos los que se ocupaban, con la ayuda de los cantores y porteros, del culto de Dios y de las ceremonias de purificación, conforme a las leyes de David y su hijo Salomón. \v 46 (Fue en los días de David y de Asaf que comenzó la costumbre de tener directores de coro, y se cantaban himnos de alabanza y acción de gracias a Dios). \v 47 Así que en los días de Zorobabel y de Nehemías el pueblo traía una provisión diaria de alimento para los miembros del coro, los porteros y los levitas. Los levitas, a su vez, daban una porción de lo que recibían a los sacerdotes descendientes de Aarón. \c 13 \s1 Reforma final de Nehemías \p \v 1 Aquel mismo día, al leer la Ley de Moisés al pueblo, se encontró un texto que decía que los amonitas y los moabitas no debían formar parte del pueblo de Dios, \v 2 ya que ellos no habían sido hospitalarios con el pueblo de Israel. En vez de brindarle amistad, habían contratado a Balán para que los maldijera, pero Dios cambió la maldición en bendición. \v 3 Leída esta regla, todos los extranjeros fueron expulsados de la asamblea. \p \v 4-5 Antes de esto, el sacerdote Eliasib, que había sido designado guardián de los almacenes del templo de nuestro Dios, había transformado una de las salas de almacenaje en hermosa recámara para Tobías, ya que era su pariente. Esta sala se había usado anteriormente para almacenar ofrenda de grano, incienso, vasijas, diezmos de granos, vino nuevo y aceite de oliva, todo lo cual había dispuesto Moisés que se diera a los levitas, a los miembros del coro y a los porteros (las ofrendas mecidas eran para los sacerdotes). \p \v 6 Cuando esto ocurrió yo no estaba en Jerusalén, porque había regresado a Babilonia en el año treinta y dos del reinado de Artajerjes. Más tarde solicité y obtuve permiso del rey \v 7 para regresar a Jerusalén. Al llegar supe del mal que había hecho Eliasib al haberle dado a Tobías una habitación en el templo de Dios. \v 8 Entonces me enojé mucho e hice sacar todas las pertenencias y muebles que había en la habitación. \v 9 Luego exigí que la sala fuera purificada, y volví a poner allí las vasijas, las ofrendas de grano, y el incienso. \p \v 10 Supe, además, que los levitas no estaban recibiendo lo que se les debía dar, por lo que ellos y los cantores del coro, que debían estar dirigiendo los cultos de adoración, habían regresado a sus campos. \v 11 Inmediatamente reprendí a los oficiales y les dije: «¿Por qué ha sido descuidado el templo de Dios?». Luego reuní a todos los levitas y los restablecí en sus puestos. \v 12 Y una vez más el pueblo de Judá comenzó a traer los diezmos del grano, del vino nuevo y del aceite de oliva a los almacenes. \p \v 13 Puse a cargo de la administración de los almacenes al sacerdote Selemías, al escriba Sadoc y al levita Pedaías, y les puse como ayudante a Janán hijo de Zacur y nieto de Matanías. Estos hombres tenían excelente reputación, y su responsabilidad era hacer una distribución justa entre todos sus compañeros levitas. \p \v 14 «¡Dios mío, recuerda estas acciones mías, y no olvides todo lo que he hecho por tu templo y por tu culto!». \p \v 15 Un día de reposo, estando en el campo, vi a unos hombres que pisaban lagares, acarreaban manojos de trigo, y cargaban los burros con vino, uvas, higos y todo tipo de productos que habían recogido aquel día para llevar a Jerusalén. Me opuse a ellos inmediatamente. \v 16 También había algunos hombres de Tiro que traían pescado y toda clase de productos para venderlos en el día de reposo a la gente de Jerusalén. \v 17 Entonces pregunté a los jefes de Judá: «¿Por qué están profanando el día de reposo? \v 18 ¿Acaso no es suficiente el mal ejemplo de nuestros padres? ¿No recuerdan que por ellos hacer esto, Dios envió las calamidades que vinieron sobre nosotros y sobre nuestra ciudad? ¡Ustedes están acrecentando la ira de Dios sobre todo Israel al permitir que el día de reposo sea profanado de esta manera!». \p \v 19 Ordené que se cerraran las puertas de la ciudad a la caída de la tarde, antes de que empezara el sábado, y que no se abrieran hasta que hubiera pasado el día de reposo. Además, envié a algunos de mis siervos para que vigilaran las puertas, de modo que impidieran que alguna mercadería pudiera ser introducida en la ciudad en el día de reposo. \v 20 Los mercaderes y comerciantes acamparon en las afueras de Jerusalén un par de veces. \v 21 Entonces les hablé duramente y les dije: «¿Qué hacen ustedes aquí acampando fuera de los muros? Si lo hacen nuevamente los arrestaré». Aquella fue la última vez que ellos vinieron en el día de reposo. \v 22 Y ordené a los levitas que se purificaran y que vigilaran las puertas con el fin de preservar la santidad del día de reposo. \p «¡Recuerda esta acción, Dios mío, y ten compasión de mí, según tu gran misericordia!». \p \v 23 Por aquellos días me di cuenta también de que algunos de los judíos se habían casado con mujeres de Asdod, de Amón y de Moab, \v 24 y que muchos de sus hijos hablaban el lenguaje de Asdod y de otros pueblos, pero no podían hablar el idioma de Judá. \v 25 Los reprendí y los maldije, e hice azotar a algunos de ellos, y arranqué los cabellos de otros, y ellos prometieron delante de Dios que no permitirían que sus hijos o hijas se casaran con personas que no fueran judías. \p \v 26 Y les dije: «¿No fue este exactamente el pecado de Salomón? No hubo rey que se pudiera comparar con él, y Dios lo amó y lo hizo rey sobre todo Israel. Pero aun así fue llevado a la idolatría por sus mujeres extranjeras que tenían dioses distintos al nuestro. \v 27 ¿Creen ustedes que pasaremos por alto este mal tan grande que están cometiendo contra Dios?». \p \v 28 Uno de los hijos de Joyadá, hijo del sumo sacerdote Eliasib, era yerno de Sambalat el horonita, de modo que lo expulsé de mi lado. \p \v 29 «¡Castiga a esta gente, Dios mío, porque han contaminado el sacerdocio y las promesas y pactos de los sacerdotes y levitas!». \p \v 30 Así que expulsé a todos los extranjeros, y asigné las tareas a los sacerdotes y levitas, a cada uno en el trabajo que conocían. \v 31 Ellos proveyeron la leña para el altar en el tiempo propicio, y se ocuparon de los sacrificios y de las primicias de todas las cosechas. \p «¡Acuérdate de mí, Dios mío, y ten misericordia de mí!».