\id JOB - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 \ide UTF-8 \h Job \toc1 Job \toc2 Job \toc3 Job \mt1 Job \c 1 \s1 Prólogo \p \v 1 En la tierra de Uz vivía un hombre llamado Job, hombre bueno que temía a Dios y se abstenía de lo malo. \v 2-3 Tenía una familia grande formada por siete hijos y tres hijas, y era inmensamente rico, pues poseía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas burras, y muchísimos siervos. Era en efecto el más rico hacendado de toda aquella región. \v 4 Los hijos de Job, acostumbraban turnarse para celebrar banquetes en sus respectivas casas e invitaban a sus hermanos y hermanas a comer y beber con ellos. \v 5 Al terminar el ciclo de los banquetes, Job reunía a sus hijos y los santificaba; se levantaba muy de mañana y presentaba una ofrenda por cada uno de ellos. Porque pensaba: «Quizás mis hijos hayan pecado y en su corazón se hayan alejado de Dios». Estas cosas eran costumbre en Job. \s1 Primera prueba de Job \p \v 6 Cierto día en que los ángeles se presentaron ante el \nd Señor\nd*, acudió también con ellos el ángel acusador. \p \v 7 ―¿De dónde vienes? —le preguntó el \nd Señor\nd* al acusador. Y este respondió: \p ―De rondar la tierra y recorrerla por todas partes. \p \v 8 Entonces Dios preguntó al acusador: \p ―¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay otro como él en toda la tierra: hombre perfecto y recto, que me teme y se abstiene de todo mal. \p \v 9 ―¿Y cómo no habría de serlo si lo recompensas tan bien? —dijo burlonamente el acusador—. \v 10 Siempre has librado de todo daño su persona, su hogar y sus bienes. Has hecho prosperar cuanto hace. ¡Mira cómo se ha enriquecido! ¡Razón tiene para adorarte! \v 11 Pero quítale sus riquezas, ¡y ya verás cómo te maldice en tu propia cara! \v 12-13 El \nd Señor\nd* replicó al ángel acusador: \p ―Tienes permiso para hacer con su riqueza lo que quieras; pero no lo perjudiques en su cuerpo. \p Entonces el ángel acusador se fue; y como era de esperarse, no mucho después, en un banquete que los hijos e hijas de Job tuvieron en casa del hermano mayor, ocurrió la tragedia. \p \v 14-15 Llegó corriendo a casa de Job un mensajero con esta noticia: \p ―Estaban sus bueyes arando, y las burras pastaban junto a ellos, cuando nos asaltaron los sabeanos, se llevaron los animales y mataron a los demás siervos. ¡Sólo yo escapé! \p \v 16 Aún estaba hablando este mensajero, cuando llegó otro con más noticias malas: —Del cielo cayó un rayo que calcinó a las ovejas y a todos los criados. ¡Sólo yo escapé para contárselo! \p \v 17 No había terminado este, cuando otro mensajero entró corriendo. \p ―Tres bandas de caldeos se llevaron sus camellos y mataron a sus siervos. ¡Sólo yo escapé para contárselo! \p \v 18 Mientras aún estaba hablando este, llegó otro mensajero y dijo: \p ―Sus hijos e hijas estaban celebrando un banquete en casa de su hermano mayor, \v 19 cuando de pronto un fuerte viento del desierto arrasó la casa; desplomó el techo sobre ellos y los mató a todos. ¡Sólo yo escapé para contárselo! \p \v 20 Job se levantó y rasgó su manto y se rasuró la cabeza en señal de duelo y se postró en tierra en actitud de adoración. \p \v 21 Entonces dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y nada tendré cuando muera. El \nd Señor\nd* me dio cuanto yo tenía; suyo era, y tenía derecho de llevárselo. Bendito sea el nombre del \nd Señor\nd*». \p \v 22 En todo esto Job no pecó ni maldijo a Dios. \c 2 \s1 Segunda prueba de Job \p \v 1 Llegaron nuevamente los ángeles a presentarse ante el \nd Señor\nd*, y con ellos el ángel acusador. \p \v 2 ―¿De dónde vienes? —le preguntó el \nd Señor\nd* al acusador. Y este respondió: —De rondar la tierra. \p \v 3 ―Bien, ¿te fijaste en mi siervo Job? —preguntó el \nd Señor\nd*—. Es el mejor hombre de toda la tierra; hombre que me teme y se abstiene de todo mal. Ha mantenido su fe en mí no obstante haberme incitado tú a que te dejara perjudicarlo sin causa alguna. \p \v 4-5 ―¿Y qué si lo perjudico en carne propia? —respondió el acusador—. El hombre dará cualquier cosa por salvar su vida. ¡Dáñalo con una enfermedad, y te maldecirá en tu propia cara! \p \v 6 ―Haz con él como quieras —respondió el \nd Señor\nd*—, pero no le quites la vida. \v 7 Entonces el ángel acusador salió de la presencia del \nd Señor\nd* e hizo brotar en Job dolorosas llagas desde la cabeza hasta los pies. \v 8 Y Job, sentado en medio de las cenizas, tomó un pedazo de teja para rascarse constantemente. \v 9 Su esposa le reprochó: \p ―¿Persistes en tu vida piadosa viendo todo lo que Dios te ha hecho? ¡Maldícelo y muérete! \p \v 10 Pero él respondió: \p ―Hablas como una necia. ¿Pues qué? ¿Hemos de recibir de manos de Dios únicamente lo agradable y nunca lo desagradable? \p En todo esto Job no pecó ni de palabra. \s1 Los tres amigos de Job \p \v 11 Había tres amigos de Job, que al enterarse de la gran tragedia que le había sobrevenido, se pusieron de acuerdo para ir a consolarlo y animarlo. Se llamaban Elifaz de Temán, Bildad de Súah y Zofar de Namat. \v 12 Job estaba tan cambiado que casi no lo reconocieron. Sus amigos rompieron a llorar, rasgaron su ropa, lanzaron polvo al aire y se echaron tierra en la cabeza en señal de dolor. \v 13 Luego se sentaron silenciosos en el suelo junto a Job durante siete días y siete noches, y ninguno dijo nada; comprendían que su aflicción era tal que no había lugar para las palabras. \c 3 \s1 Primer discurso de Job \p \v 1 Al fin habló Job, y maldijo el día de su nacimiento. \p \v 2-3 «Maldito sea el día en que nací —dijo— y la noche en que fui concebido. \v 4 Que ese día se vuelva oscuridad; que Dios en lo alto no lo tome en cuenta; que no brille en él ninguna luz. \v 5 Que las tinieblas se adueñen de él; que una nube negra lo cubra con su sombra. \v 6 Que sea borrado del calendario y jamás vuelva a contarse entre los días del mes de ese año. \v 7 Que aquella noche sea helada y sin alegría. \v 8 Que la maldigan los que profieren maldiciones. \v 9 Que se esfumen las estrellas de esa noche; que suspire por la luz, y no la vea jamás; que nunca vea la luz matutina. \v 10 Maldita sea por no haber cerrado el vientre de mi madre; por dejarme nacer para llegar a ver toda esta aflicción. \p \v 11 »¿Por qué no morí al nacer? \v 12 ¿Por qué la partera me dejó vivir? ¿Por qué me amamantaron con pechos? \v 13 Si hubiera muerto al nacer, ahora estaría yo tranquilo, dormido y en reposo, \v 14-15 junto con dignatarios y reyes con toda su pompa; con opulentos príncipes cuyos castillos están llenos de ricos tesoros. \v 16 ¡Ojalá hubiera sido un aborto! ¡No haber respirado ni visto la luz jamás! \v 17 Porque en la muerte dejan los malvados de hostigar y los cansados hallan reposo. \v 18 Allá, hasta los cautivos tienen alivio, sin un brutal carcelero que los maltrate. \v 19 Ricos y pobres por igual están allí, y el esclavo se ve al fin libre de su amo. \p \v 20-21 »¡Ay! ¿Por qué dar luz y vida a quienes yacen en aflicción y amargura, que suspiran por la muerte, y no llega; que buscan la muerte como otros buscan alimento o dinero? \v 22 ¡Qué bendito alivio reciben al fin al morir! \v 23 ¿Por qué dejar que nazca un hombre si Dios lo ha de encerrar en una vida de incertidumbre y frustración? \v 24 Los suspiros no me dejan comer; mis gemidos se derraman como agua. \v 25 Lo que siempre temí me ha sobrevenido. \v 26 No encuentro paz ni sosiego; no hallo reposo, sino sólo agitación». \c 4 \s1 Primer discurso de Elifaz \p \v 1 Respuesta de Elifaz de Temán a Job: \p \v 2 «¿Me permites una palabra? Pues, ¿cómo sería posible no hablar? \v 3-4 En tiempos pasados aconsejaste a más de un alma acongojada que confiara en Dios y has alentado a los débiles o vacilantes, y a quienes yacían decaídos o tentados a desesperar. \v 5 Pero ahora, bajo el golpe de la aflicción, desfalleces y te derrumbas. \v 6 En un tiempo como este, ¿no debería tu fe en Dios ser todavía tu confianza? ¿Acaso no crees que Dios cuidará de los buenos? \p \v 7-8 »¡Ponte a pensar! ¿Viste alguna vez a una persona genuinamente buena e inocente que haya sido castigada? La experiencia enseña que los que siembran pecado y problemas son quienes los cosechan. \v 9 Mueren bajo la mano de Dios. \v 10 Aunque ruja el león y gruña el cachorro, acabarán con los colmillos destrozados; \v 11 el león perece por falta de presa, y los cachorros de la leona se dispersan. \p \v 12 »En secreto se me dio esta enseñanza, como un susurro al oído. \v 13 Me llegó en visión nocturna, mientras los demás dormían. \v 14 Súbitamente me invadió el miedo; temblé y me estremecí de terror \v 15 cuando un espíritu pasó ante mi rostro; el pelo se me erizó. \v 16 Sentí la presencia del espíritu, pero no pude verlo ante mí. Luego, escuché una voz que susurró: \p \v 17 »“¿Será acaso el simple mortal más justo que Dios? ¿Más puro que su Creador?”. \v 18-19 Si Dios no puede confiar en sus propios siervos y aun a sus ángeles acusa de cometer errores, ¡cuánto más a los que habitan en casas de barro, cimentadas sobre el polvo y aplastadas como polillas! \v 20 En la mañana están vivos, y por la noche han muerto sin dejar siquiera un recuerdo. \v 21 ¿No se arrancan acaso las estacas de su carpa? ¡Mueren sin haber adquirido sabiduría! \c 5 \p \v 1 »Clama pidiendo ayuda, pero ¿alguien te responderá? ¿a cuál de tus dioses te dirigirás? \v 2 Los necios mueren frustrados, abrumados por su propia ira. \v 3 Quienes se alejan de Dios pueden triunfar momentáneamente, pero de pronto les sobreviene un súbito desastre. \v 4 Sus hijos son estafados, y nadie los defiende. \v 5 Sus cosechas son robadas, y sus riquezas son bebida de muchos, pero no de sus dueños. \v 6 El sufrimiento los abate como castigo por haber plantado semillas de pecado. \v 7 La humanidad va rumbo al pecado y el sufrimiento tan cierto como que del fuego salen las llamas. \p \v 8 »Este consejo te doy: Acude a Dios y confiésale tus pecados. \v 9 Porque él realiza admirables milagros, maravillas sin cuento. \v 10 Envía lluvia a la tierra para regar los campos, \v 11 da prosperidad a los pobres y humildes, y lleva a los afligidos a sitio seguro. \v 12 Desbarata las intrigas de los astutos. \v 13 Ellos caen en sus propias redes; él frustra sus maquinaciones. \v 14 Andan tropezando como ciegos en el día, no ven mejor de día que de noche. \v 15 Dios salva de las garras de estos opresores a los huérfanos y a los pobres. \v 16 Así es como los pobres recobran la esperanza, y a la injusticia se le tapa la boca. \p \v 17 »¡Dichoso el hombre a quien Dios corrige! Cuando peques, no menosprecies el castigo del \nd Señor\nd*. \v 18 Pues aunque él hiere, venda y vuelve a sanar. \v 19 Una y otra vez te librará para que ningún mal te dañe. \v 20 Te librará de la muerte en tiempo de hambre, y del poder de la espada en la guerra. \v 21 Estarás a salvo del calumniador; no tienes por qué temerle al futuro. \v 22 Te burlarás de la guerra y del hambre; las fieras te respetarán. \v 23 Las bestias salvajes te dejarán en paz. \v 24 No tendrás que angustiarte por tu hogar cuando andes lejos; nada hurtarán de tu hacienda. \v 25 Tus hijos llegarán a ser hombres importantes; tus descendientes serán tan numerosos como la hierba. \v 26 Larga y próspera vida tendrás; como las espigas que se recogen a tiempo. \p \v 27 »La experiencia me ha enseñado la verdad de todo esto. Para bien tuyo, escucha mi consejo». \c 6 \s1 Segundo discurso de Job \p \v 1 Respuesta de Job: \p \v 2 «¡Quién pesara en balanza mi tristeza y mis congojas! \v 3 Porque son más pesadas que la arena de mil playas. De ahí nació mi hablar impertinente. \v 4 Porque el \nd Señor\nd* me ha derribado con sus flechas: en lo profundo de mi corazón ha clavado sus dardos venenosos. Todos los terrores de Dios militan contra mí. \v 5-7 Si el burro montés rebuzna, es que el pasto se le ha agotado; no mugen los bueyes cuando tienen alimento; el hombre se queja cuando su comida está sin sal. Y ¡qué insípida es la clara del huevo cruda! Pierdo el apetito con sólo mirarla; siento náuseas con sólo pensar en comerla. \p \v 8-9 »¡Ay, que Dios me diera lo que más deseo: morir bajo su mano, y no sentir más su puño que me aprieta! \v 10 Esto, al menos, me consuela a pesar de todo mi dolor; que no he negado las palabras del santo Dios. \p \v 11 »¡Ay! ¿Por qué me sustenta mi vigor? ¿Cómo tener paciencia hasta morir? \v 12 ¿Soy acaso insensible como piedra? ¿Tengo la carne hecha de bronce? \v 13 Porque estoy del todo impotente, sin sombra de esperanza. \p \v 14 »Uno debe tener piedad con el amigo desfalleciente, pero tú me has acusado sin el mínimo temor a Dios. \v 15-18 Hermano mío, resultaste tan vano como un arroyuelo, que hincha su corriente cuando hay nieve o hielo, pero en tiempo de calor se desvanece. Se desvían las caravanas buscando en él refrigerio, pero no hallan qué beber, y perecen. \v 19-21 Cuando las caravanas de Tema y de Sabá se detienen allí en busca de agua, ven fallidas sus esperanzas. Así han fallado mis esperanzas en ti; tú te apartas de mí aterrado y me niegas tu ayuda. \v 22 ¿Y por qué? ¿Alguna vez te pedí un mínimo favor? ¿Te he solicitado algún regalo? \v 23 ¿Alguna vez te pedí ayuda? \p \v 24 »Una respuesta razonable es todo lo que pido; después, guardaré silencio. Dime, ¿cuál ha sido mi maldad? \v 25-26 Cosa admirable es decir la verdad, pero tus críticas no se fundan en los hechos. ¿Vas a condenarme tan sólo porque impulsivamente clamé desesperado? \v 27 Eso sería como perjudicar a un huérfano indefenso, o traicionar a un amigo. \p \v 28 »¡Mírame! ¿Habría yo de mentirte cara a cara? \v 29 No me presumas culpable, pues soy un hombre recto. No seas tan injusto. \v 30 ¿No conozco acaso la diferencia entre el bien y el mal? De haber pecado, ¿no lo reconocería? \c 7 \p \v 1 »¡Cuánto ha de batallar la humanidad! Prolongada y penosa es la vida del hombre, como vida de esclavo. \v 2 ¡Cómo anhela el fin de la jornada! ¡Cómo se esfuerza por llegar al fin de la semana y a su paga! \v 3 También a mí me han tocado meses desalentadores y largas noches fatigosas. \v 4 Al acostarme pienso, “¡Cuánto falta para el amanecer!”. Y doy vueltas en la cama hasta el amanecer. \v 5 Tengo el cuerpo cubierto de gusanos y de costras. La carne se me revienta y brota el pus. \p \v 6 »Mis días se van más veloces que una lanzadera, y sin esperanza alguna llegan a su fin. \v 7 Recuerda, oh Dios, que mi vida es un suspiro; que ya no verán mis ojos la felicidad. \v 8 Hoy me ves, pero no será por mucho tiempo. Pronto verás mi cadáver. \v 9 Como la nube se disipa y desaparece, así los que perecen se esfuman para siempre \v 10 y no volverán jamás a su familia y su hogar: jamás volverán a aparecer. \p \v 11 »¡Ay, déjame expresar mi angustia. Que dé rienda suelta a la amargura de mi alma! \v 12 ¡Oh Dios! ¿Soy acaso un monstruo, que no me das tregua? \v 13-14 Aun en la noche, cuando en el sueño procuro olvidar mi congoja, me aterrorizas con pesadillas. \v 15 Mejor que me estrangularan que seguir así. \v 16 Detesto mi vida. ¡Ay, déjame en paz los pocos días que me restan! \p \v 17 »¿Qué es el mísero hombre para que dediques tu tiempo a perseguirle? \v 18 ¿Has de ser su inquisidor cada mañana, y ponerlo a prueba cada instante del día? \v 19 ¿Por qué no me dejas en paz, aunque sólo sea por un momento? \v 20 ¿Te ha perjudicado mi pecado, oh Dios, guarda de la humanidad? ¿Por qué me has tomado como blanco, y hecho que la vida se me torne tan pesada carga? \v 21 ¿Por qué no perdonas sencillamente mi pecado y lo borras? Pues estoy a punto de echarme en el polvo y morir, y cuando me busques, ya no existiré». \c 8 \s1 Primer discurso de Bildad \p \v 1 Bildad de Súah responde a Job: \p \v 2 «¿Hasta cuándo, oh Job, seguirás así, pronunciando palabras que son como viento tempestuoso? \v 3 ¿Acaso pervierte Dios la justicia? \v 4 Si tus hijos pecaron contra él y él los castigó, \v 5 y tú imploraste por ellos al Todopoderoso Dios, \v 6 si fueras puro y bueno, él escucharía tu oración, te respondería y te bendeciría dándote un hogar feliz. \v 7 Y habiendo comenzado con poco, al final tendrías mucho. \p \v 8 »Analiza la historia y observa, \v 9 porque apenas ayer nacimos y sabemos muy poco; nuestros días aquí en la tierra son efímeros como sombras. \v 10 Pero la sabiduría del pasado te enseñará. La experiencia de otros te hablará, recordándote que \v 11-13 quienes se olvidan de Dios carecen de esperanza. Son como papiros sin pantano donde crecer, o como hierba sin agua que la mantenga viva: de pronto comienza a marchitarse, aun antes que la corten. \v 14 El hombre sin Dios se apoya en una telaraña; todo aquello en que confía caerá por tierra. \v 15 Si en su hogar cree hallar seguridad, pronto se desengaña. \v 16 Al amanecer tiene aspecto muy vigoroso y viril; como planta verde, sus ramas se extienden por el jardín. \v 17 Hunde sus raíces en la corriente, entre las piedras. \v 18 Pero desaparece, ¡y nadie lo echa de menos! \v 19 ¡Eso es todo cuanto puede esperar! Y otros vienen a ocupar su puesto. \p \v 20 »¡Pero fíjate! Dios no rechaza al hombre bueno ni hace prosperar al malhechor. \v 21 Aún llenará de risa tu boca y tus labios de gritos jubilosos. \v 22 Quienes te odian serán vestidos de oprobio, y los impíos serán destruidos». \c 9 \s1 Tercer discurso de Job \p \v 1 Respuesta de Job: \p \v 2 «Bien sé todo eso; nada nuevo me cuentas. Pero, ¿cómo puede un hombre ser genuinamente bueno a los ojos de Dios? \v 3 Si Dios quisiera disputar con él, ¿podría el hombre contestar siquiera una entre mil preguntas? \v 4 Porque su sabiduría es profunda y vasto su poder. ¿Quién logró jamás vencerlo? \v 5-6 Súbitamente mueve las montañas y las derriba en su furor. Sacude la tierra hasta sus cimientos. \v 7 El sol deja de salir y las estrellas de brillar si él lo ordena. \v 8 Él solo ha desplegado los cielos y medido a largos pasos los mares. \v 9 Él hizo la Osa Mayor, el Orión, las Pléyades y las constelaciones del Zodiaco meridional. \v 10 Realiza inauditos e innumerables milagros. \v 11 Pasa delante de mí y no lo veo; transita, pero no lo veo. \v 12 Cuando envía la muerte a llevarse a un hombre, ¿quién puede impedírselo? ¿Quién osa preguntarle: “qué estás haciendo”? \v 13 Y Dios no depone su ira. Ante él se doblega el orgullo del hombre. \p \v 14 »Y, ¿quién soy yo para que intente discutir con el Dios Todopoderoso, o siquiera razonar con él? \v 15 Aunque yo fuera impecable, no diría ni una palabra; me limitaría a pedir clemencia. \v 16 Y aun si él diera respuesta a mis plegarias, apenas podría creer que hubiera escuchado mi clamor. \v 17 Pues él es quien destruye, quien multiplica mis heridas sin causa alguna. \v 18 No me concede respiro, sino me colma de amargos sufrimientos. \v 19 Sólo él es fuerte y justo. ¿Quién le pedirá cuentas? \v 20 Y yo, ¿soy acaso justo? Mi propia boca lo niega. Aunque creyera que soy perfecto, Dios me declararía convicto de maldad. \p \v 21 »Y aunque fuera del todo inocente, no me atrevería ni a pensarlo. ¡Detesto lo que soy! \v 22 Inocente o culpable, para él da lo mismo, pues él destruye a uno y a otro. \v 23 Se ríe cuando la calamidad azota al inocente. \v 24 La tierra está en manos de los malvados; Dios venda los ojos de los jueces y los deja proceder injustamente. Si no es él, ¿quién es entonces? \p \v 25 »Veloz se me va la vida cargada de tragedia. \v 26 Mis años se esfuman como naves fugaces, como águila que se precipita sobre su presa. \v 27 Si yo resolviera olvidarme de mis quejas contra Dios, dar fin a mi tristeza y alegrarme, \v 28 él entonces volcaría aun mayores penas sobre mí. ¡Porque yo sé que no me tienen por inocente, oh Dios, \v 29 sino que me condenan! Entonces, ¿para qué esforzarme? \v 30 Aunque me lavara con el agua más pura y enjuagara mis manos con lejía para dejarlas sin mancha alguna, \v 31 aun así me hundirías en el albañal y el lodo; y hasta mi ropa sería menos inmunda de lo que tú me consideras. \p \v 32-33 »Y no puedo defenderme, pues Dios no es simple hombre como yo. Si lo fuera, podríamos discutir esto imparcialmente; pero no hay árbitro entre nosotros, no hay componedor, no hay mediador que nos concilie. \v 34 ¡Ay! Que deje de azotarme para que ya no tenga yo que vivir bajo el terror de su castigo. \v 35 Entonces podría hablarle sin temor, y decirle que yo no me considero culpable. \c 10 \p \v 1 »¡Estoy harto de esta vida! Dejen que dé rienda suelta a mis quejas. Hablaré en mi dolor y en mi amargura. \v 2 Le he dicho a Dios: No te limites a condenarme: dime por qué lo haces. \v 3 ¿De veras te parece bien oprimir y despreciar la obra de tus manos, y dar alegría y prosperidad a los malvados? \v 4-7 ¿Eres injusto como los hombres? ¿Es tan breve tu vida como la de los humanos, que hayas de perseguirme por pecados que bien sabes no he cometido? ¿Será ello porque sabes que nadie puede librarme de tu mano? \p \v 8 »Tú me hiciste, y sin embargo me destruyes. \v 9 ¡Ay, te ruego que recuerdes que estoy hecho de polvo! ¿Tan pronto me harás volver al polvo? \v 10 Tú me has cambiado de vasija en vasija como leche y me has cuajado como queso. \v 11 Me diste piel y carne y uniste mis huesos y tendones. \v 12 Me diste vida, y fuiste bueno y amoroso conmigo, y por tu cuidado me conservo vivo. \p \v 13-14 »Y sin embargo, sé que tu verdadera intención siempre fue vigilarme a ver si yo pecaba y negarte a perdonar mi iniquidad. \v 15 Si soy culpable, ¡pobre de mí! Y si soy inocente, de nada me vale. ¿Qué esperanza tengo? \v 16 Si comienzo a levantarme del suelo, saltas sobre mí como un león y pronto acabas conmigo. \v 17 Renuevas tus testimonios contra mí y derramas sobre mí tu ira como torrente que aumenta sin cesar, y contra mí enfilas nuevos ejércitos. \p \v 18 »¿Por qué entonces dejaste que naciera? ¿Por qué no me dejaste morir al nacer? \v 19 Así me habría ahorrado esta mísera existencia. Habría pasado directamente del vientre al sepulcro. \v 20-22 ¿No ves cuán poco tiempo me queda? ¡Ay! Apártate de mí para que pueda tener un poco de consuelo antes de partir hacia la tierra de oscuridad y sombra de muerte, para ya nunca volver; tierra tenebrosa como la medianoche, tierra de sombra de muerte donde sólo reina la confusión, y donde la misma claridad es negra como la noche». \c 11 \s1 Primer discurso de Zofar \p \v 1 Zofar de Namat responde a Job: \p \v 2 «¿No ha de haber quien corte este torrente de palabras? La palabrería de un hombre, ¿prueba que tiene razón? \v 3 ¿He de quedarme callado ante tus alardes? ¿Te burlarás sin que nadie te responda? \v 4 ¡Pretendes ser puro a los ojos de Dios! \v 5 ¡Cómo me gustaría que Dios hablara y te dijera lo que piensa! \v 6 ¡Que te mostrara tal cual eres; pues él conoce todo lo que has hecho! Escucha: Dios sin duda te está castigando mucho menos de lo que mereces. \p \v 7 »¿Conoces los pensamientos y propósitos de Dios? El mucho investigar, ¿te los revelará? ¿Estás capacitado para juzgar al Todopoderoso? \v 8 Él es tan perfecto como alto es el cielo; y tú, ¿quién eres? Insondable es su pensamiento; ¿qué podrás tú saber en comparación con él? \v 9 Es más amplio que la tierra y más extenso que el mar. \v 10 Si viene y te pone en un calabozo, y luego te llama a cuentas, ¿quién lo hará desistir? \v 11 Porque él conoce a fondo todas las faltas y pecados de la humanidad; sin escrutar, ve todos los pecados. \v 12 El simple hombre tiene tantas probabilidades de ser sabio, como un borriquillo de nacer en forma de hombre. \p \v 13-14 »Antes de enfrentarte a Dios y extender hacia él tus manos, deja tus pecados y despójate de toda iniquidad. \v 15 Sólo entonces, sin manchas de pecado que te ensucien, podrás marchar derecho hacia Dios sin temor. \v 16 Sólo entonces podrás olvidar tu desdicha. Todo eso quedará en el pasado. \v 17 Y no habrá nubarrones en tu vida; toda oscuridad se transformará en luminosa mañana. \v 18 Obtendrás valentía porque tendrás esperanza. Procederás con calma y reposarás seguro. \v 19 Te acostarás sin temor y muchos buscarán tu ayuda. \v 20 Pero los malvados no hallarán escapatoria: su única esperanza está en la muerte». \c 12 \s1 Cuarto discurso de Job \p \v 1 Respuesta de Job: \p \v 2 «¡En verdad ustedes todo lo saben! ¡Muertos ustedes, morirá la sabiduría! \v 3 Pues bien; yo también sé unas cuantas cosas; ustedes no son mejores que yo. ¿Y quién ignora lo que me han venido diciendo? \p \v 4 »Yo, que imploraba ayuda de Dios y de Dios obtenía respuesta, me he convertido en hazmerreír de mis vecinos. Sí, yo, varón justo, soy ahora objeto de burla. \v 5 Entretanto, los ricos se mofan de los atribulados y están prontos a menospreciar a todos los menesterosos. \v 6 Los ladrones prosperan. ¡Y los que provocan a Dios viven confiados y piensan que pueden controlarlo! \p \v 7-9 »Pregunta a la bestia más estúpida: ella sabe que así es; pregunta a las aves: ellas te lo dirán; o que te enseñe la tierra, o los peces del mar. \v 10 Porque el alma de todo ser viviente y el hálito de toda la humanidad están en la mano de Dios. \v 11 Así como mi boca puede saborear manjares, mi mente saborea la verdad cuando la oigo, \v 12 y como tú lo dices, los viejos como yo son sabios; comprenden. \p \v 13 »Pero la sabiduría y el poder verdaderos pertenecen a Dios. Sólo él sabe lo que debemos hacer; él entiende. \v 14 ¡Y cuán grande es su poder! Lo que él destruye no puede reedificarse. Cuando él acorrala a un hombre, no hay escapatoria. \v 15 Retiene la lluvia, y la tierra se vuelve un desierto; envía las tormentas, y se inunda el suelo. \v 16 Sí, suyas son la fortaleza y la sabiduría. Tanto los engañadores como los engañados son esclavos suyos. \p \v 17 »Pone en ridículo a los consejeros y a los jueces. \v 18 Convierte a los reyes en esclavos y libera a sus siervos. \v 19 Los sacerdotes son llevados como esclavos. Derriba a los poderosos. \v 20 Quita la voz a los oradores y la visión a los jefes ancianos. \v 21 Derrama desprecio sobre los príncipes y debilita a los poderosos. \v 22 Inunda de luz las tinieblas y descubre las sombras más profundas. \v 23 Exalta a una nación y luego la destruye. La engrandece, y luego la reduce a la nada. \v 24-25 Quita el entendimiento a reyes y presidentes, y los deja errantes, perdidos y a tientas, sin luz que los guíe. \c 13 \p \v 1 »He visto muchos casos como los que ustedes describen. Comprendo lo que dicen. \v 2 Sé tanto como ustedes. No soy un ignorante. \v 3 ¡Cómo quisiera hablar directamente al Todopoderoso! Quisiera dilucidar esto con Dios mismo. \v 4 Porque ustedes lo malinterpretan todo. Son doctores que no saben lo que hacen. \v 5 ¡Ojalá se callaran! Esa sería su más excelsa sabiduría. \p \v 6 »Escúchenme ahora, oigan las razones de lo que pienso y mis súplicas. \v 7 ¿Seguirán mintiendo, en nombre de Dios, cuando él ni siquiera una vez ha dicho las palabras que ustedes ponen en su boca? \v 8 ¿Necesita Dios la ayuda de ustedes si en su nombre van a torcer la verdad? \v 9 ¡Cuidado, no vaya él a descubrir lo que están haciendo! O ¿piensan que pueden engañar a Dios como a los hombres? \v 10 No; se verán en grandes dificultades con él si con mentiras tratan de ayudarle. \v 11 La majestad suya, ¿no les infunde terror? ¿Cómo se atreven a proceder así? \v 12 Estas tremendas afirmaciones que han lanzado valen tanto como las cenizas; su defensa de Dios es tan frágil como vasija de barro. \p \v 13 »Callen ahora y déjenme hablar; yo estoy dispuesto a afrontar las consecuencias. \v 14 Sí, voy a tomar mi vida en mis manos y a decir lo que realmente pienso. \v 15 Dios puede matarme por decirlo, y probablemente lo haga. No obstante, voy a defender mi caso con él. \v 16 Esto por lo menos me favorecerá: que no soy un impío, para ser rechazado instantáneamente de su presencia. \v 17 Escuchen atentos lo que voy a decir. Óiganme. \v 18 Esta es mi defensa: yo sé que soy justo. \v 19 ¿Quién puede presentar cargos contra mí? Si ustedes pudieran convencerme de mi error, abandonaría mi defensa y me moriría. \p \v 20 »Oh Dios, te suplico dos cosas; sólo entonces podré enfrentarme a ti: \v 21 No me abandones y no me aterrorices con tu terrible presencia. \v 22 Pídeme que acuda ¡y prestamente responderé! O permite que te hable, y responde tú. \v 23 Dime, ¿qué mal he hecho? ¡Ayúdame! Indícame mi pecado. \v 24 ¿Por qué te apartas de mí? ¿Por qué me entregas a mi enemigo? \v 25 ¿Culparías a una hoja que es arrastrada por el viento? ¿Perseguirás a la paja seca? \p \v 26 »Has dictado contra mí penas amargas y me estás cobrando todas las locuras de mi juventud. \v 27-28 Me has aprisionado; me tienes cercado por todas partes. Soy como un árbol podrido que se cae, como un manto apolillado. \c 14 \p \v 1 »¡Cuán frágil es el hombre! ¡Cuán pocos sus días y cuán atribulados! \v 2 Un instante abre su corola como flor, y se marchita; como sombra de efímera nube, pronto se desvanece. \v 3 ¿Tan duro has de ser con los frágiles hombres, y exigirles cuentas? \v 4 ¿Cómo puedes exigir pureza de quien nació impuro? \v 5 Brevísima vida has concedido al hombre; no le das más que unos meses. No puede tener ni una pequeña prórroga de vida. \v 6 ¿No le otorgarás algún reposo? Aparta tu mirar airado y concédele unos momentos de alivio antes que muera. \p \v 7 »Porque para el árbol hay esperanza: si lo cortan, retoña y produce nuevas ramas tiernas. \v 8-9 Aunque sus raíces envejezcan en la tierra y su tronco degenere, puede revivir y echar renuevos al contacto del agua, como planta de vivero. \v 10 Pero cuando el hombre muere y es sepultado, ¿a dónde va su espíritu? \v 11-12 Como agua que se evapora de un lago; como río que desaparece en la sequía, así el hombre yace por última vez y no vuelve a levantarse hasta que los cielos ya no existan; no se levantará ni se despertará de su sueño. \p \v 13 »¡Ay, quisieras tú ocultarme entre los muertos y olvidarte de mí hasta que tu ira acabe; pero marca tu calendario para que vuelvas a recordarme! \p \v 14 »Si el hombre muere, ¿volverá a vivir? Este pensamiento me da esperanza, de modo que en mi angustia ansiosamente aguardo la dulce muerte. \v 15 Si me llamaras, yo acudiría, tú me recompensarías por cuanto hice. \v 16 Pero en vez de eso, sólo me permites dar unos cuantos pasos en el escenario de la vida, y señalas todos los errores que cometo. \v 17 Los reúnes como pruebas en mi contra. \p \v 18-19 »Los montes se desgastan y desaparecen. Las rocas se desprenden de su sitio. El agua convierte en arena las rocas. Los torrentes erosionan el suelo. De igual modo desvaneces tú la esperanza humana. \v 20-21 Siempre prevaleces sobre el hombre, y él desaparece del escenario. Lo vuelves viejo y arrugado, y luego lo despides. Jamás se entera si sus hijos alcanzan honra; si fracasan y se enfrentan al desastre, él no lo sabe. \v 22 Sólo siente el dolor de su cuerpo y la aflicción de su alma». \c 15 \s1 Segundo discurso de Elifaz \p \v 1 Respuesta de Elifaz de Temán: \p \v 2 «¿Debe un sabio como tú hablar así? Tus argumentos son puro viento. \v 3 No está bien hablar tan neciamente. ¿Qué bien hacen tales palabras? \v 4-5 ¿No tienes temor de Dios? ¿No le tienes reverencia? Tus pecados inspiran las palabras de tu boca. Lo que dices se funda en astuto engaño. \v 6 ¿Por qué habría yo de condenarte? De ello se encarga tu propia boca. \p \v 7-8 »¿Eres acaso el hombre más sabio que ha existido? ¿Naciste antes que fueran hechas las colinas? ¿Tienes parte en el consejo de Dios? ¿Acaso eres tú el único sabio? \v 9 ¿Qué sabes tú más que nosotros? ¿Qué entiendes que no entendamos? \v 10 Hay entre nosotros ancianos mucho mayores que tu padre. \v 11 El consuelo de Dios, ¿será demasiado insignificante para ti? ¿Es su dulzura demasiado áspera? \p \v 12 »¿Qué haces, dejándote arrastrar por la ira? ¿Por qué te relampaguean los ojos? \v 13 ¿Por qué te vuelves contra Dios y le echas en cara todos estos perversos razonamientos? \p \v 14 »¿Qué hombre en toda la tierra podrá ser tan puro y justo como tú dices ser? \v 15 ¡Vaya! ¡Dios no confía ni siquiera en los ángeles! ¡Ni siquiera los cielos pueden ser absolutamente puros comparados con él! \v 16 ¡Cuánto menos uno como tú, corrupto y pecaminoso, que bebe el pecado como agua! \p \v 17-19 »Escúchame, y te responderé por experiencia propia, confirmada con la experiencia de los sabios varones que recibieron esto de sus padres, nuestros antepasados, los únicos a quienes se les dio la tierra. \v 20 El hombre impío anda siempre atribulado en su vida. \v 21 Está cercado de terrores, y si tiene días buenos, pronto se le desvanecen. \v 22 No se atreve a salir en la oscuridad, por miedo a que lo maten. \v 23-24 Anda errante mendigando alimento. Vive en el temor, la zozobra y la angustia. Sus enemigos lo vencen como un rey que derrota a sus enemigos. \v 25-26 Protegiéndose con escudo de latón, alza el puño contra Dios, desafiando al Todopoderoso, atacándolo neciamente. \p \v 27-28 »Este perverso hombre está gordo y rico, y ha vivido en ciudades conquistadas luego de matar a sus habitantes. \v 29 Pero no será siempre rico ni continuará extendiendo sus posesiones. \v 30 No; las tinieblas lo envolverán para siempre; el aliento de Dios lo destruirá; el fuego consumirá cuanto posee. \v 31 Que ya no confíe en vanas riquezas; que no se engañe más, pues el dinero en que confía será su única recompensa. \v 32 Antes que muera, toda esa insignificancia le saltará a la vista. Porque todo lo que constituía su seguridad, desaparecerá, \v 33 y caerá en tierra como uva marchita. ¡Qué poca sustancia darán sus esperanzas! \v 34 Porque los impíos son estériles: no logran producir nada realmente bueno. El fuego de Dios los consume junto con todas sus posesiones. \v 35 Lo único que pueden concebir es pecado; su corazón sólo da a luz maldad». \c 16 \s1 Quinto discurso de Job \p \v 1 Respuesta de Job: \p \v 2 «Todo eso lo había escuchado antes. ¡Qué lastimosos consoladores son ustedes! \v 3 ¿Nunca van a detener la corriente de sus necias palabras? ¿Qué he dicho para provocar ese hablar interminable? \v 4 Pero quizá yo podría hablar del mismo modo que ustedes si estuvieran ustedes en mi lugar. Lanzaría mis críticas contra ustedes y menearía la cabeza al mirarlos. \v 5 ¡Pero no! Hablaría de modo que los ayudara. Procuraría alejar su dolor. \p \v 6 »Sin embargo, yo he de seguir sufriendo por mucho que me defienda, y de nada sirve negarme a hablar, \v 7 porque Dios me ha molido y me ha quitado mi familia. \v 8 ¡Ay Dios, me has reducido a huesos y pellejo, según dicen, como prueba de mis pecados! \p \v 9 »Dios me aborrece y airadamente rasga mi carne; me ha desgarrado con sus dientes, y ha acechado para extinguir en mí toda señal de vida. \v 10 La gente se mofa de mí abiertamente; burlones, me dan de bofetadas, y todos juntos se ponen en mi contra. \v 11 Y Dios me ha entregado en manos de los pecadores, en poder de los inicuos. \v 12 Yo vivía tranquilo hasta que él me quebrantó. Me tomó por el cuello y me despedazó, y luego me colgó en alto para servirle de blanco. \v 13 Sus arqueros me rodean y me lanzan sus flechas hasta que la sangre de mis heridas empapa la tierra. \v 14 Me ataca sin tregua, embistiéndome como gigante. \p \v 15 »Aquí me siento vestido con ropa de penitencia, y al polvo he arrojado toda esperanza. \v 16 El llanto enrojece mis ojos, y en mis párpados hay sombra de muerte. \v 17 Pero soy inocente y mi plegaria es pura. \p \v 18 »¡Oh tierra, no ocultes mi sangre! ¡Déjala que proteste en mi nombre! \v 19 Pero aun ahora el testigo de mi inocencia está allá en el cielo; mi abogado está allá en lo alto. \v 20 Mi intercesor es mi amigo, y ante él me deshago en lágrimas \v 21 para que interceda ante Dios a favor mío, como quien apela por su amigo. \v 22 Pasarán sólo unos cuantos años antes de que yo emprenda el viaje sin regreso. \c 17 \p \v 1 »Enfermo estoy y próximo a la muerte; el sepulcro está presto a recibirme. \v 2 Estoy rodeado de burladores. Por todas partes los veo. \v 3-4 ¿No habrá en ninguna parte quien confirme mi inocencia? Pero tú, oh Dios, les has impedido comprender esto. ¡Ay! No los dejes triunfar. \v 5 Si aceptan soborno por denunciar a sus amigos, sus hijos quedarán ciegos. \p \v 6 »Dios me ha convertido en hazmerreír del pueblo; me escupen en la cara. \v 7 Mis ojos están nublados de llorar y no soy sino sombra de lo que fui. \v 8 Los varones rectos se asombran al verme. Pero un día los inocentes se alzarán por sobre los impíos; \v 9 los justos progresarán y marcharán adelante; los de corazón puro serán cada vez más vigorosos y fuertes. \p \v 10 »En cuanto a ustedes, váyanse, se lo ruego; porque no veo ni uno sabio entre ustedes. \v 11 Mis buenos días pasaron. Mis esperanzas han desaparecido. Los anhelos de mi corazón se han deshecho. \v 12 Dicen que la noche es día y el día, noche; ¡cómo pervierten la verdad! \p \v 13-14 »Si muero, saldré a las tinieblas y llamaré padre mío a la tumba y madre y hermana mía al gusano. \v 15 ¿Dónde, pues, está mi esperanza? ¿Hay quién pueda encontrarla? \v 16 No, mi esperanza bajará conmigo al sepulcro. ¡Juntos reposaremos en el polvo!». \c 18 \s1 Segundo discurso de Bildad \p \v 1 Bildad de Súah responde nuevamente: \p \v 2 «¿A quién tratas de engañar? Exprésate con algo de sensatez si quieres que te respondamos. \v 3 ¿Hemos llegado a ser para ti como animales estúpidos y mudos? \v 4 Sólo porque enojado rasgas tu ropa, ¿habrá de comenzar un terremoto? ¿Habremos de correr todos a escondernos? \p \v 5 »Queda en pie la verdad de que si no prosperas es porque eres malvado. Y tu brillante llama será apagada. \v 6 Habrá tinieblas en toda casa donde haya maldad. \v 7 El confiado paso del impío será acortado; verá que su vigor se desvanece. \v 8-9 Cae en trampas, y los ladrones le tienden emboscadas. \v 10 A cada paso, una trampa lo espera. \v 11 Razón tiene para temer; su enemigo está por darle alcance. \p \v 12 »Su vigor está agotado por el hambre; la calamidad acecha para lanzarse sobre él. \v 13 La enfermedad le carcome la piel. La muerte lo devorará. \v 14 La riqueza en que confiaba lo rechazará, y lo harán descender a donde está el rey de los terrores. \v 15 Su hogar desaparecerá bajo ardiente bombardeo de azufre. \v 16 Morirá de sus raíces arriba, y todas sus ramas serán cortadas. \p \v 17 »Todo recuerdo de su existencia perecerá en la tierra; nadie lo recordará. \v 18 Será echado del reino de la luz y lanzado a las tinieblas, y expulsado del mundo. \v 19 No le quedará hijo ni nieto ni ningún otro pariente. \v 20 Viejos y jóvenes por igual se horrorizarán ante su destino. \v 21 Sí, eso es lo que ocurre a los pecadores, a quienes rechazan a Dios». \c 19 \s1 Sexto discurso de Job \p \v 1 Respuesta de Job: \p \v 2 «¿Hasta cuándo me atormentarán y tratarán de quebrantarme con sus palabras? \v 3 Ya por diez veces me han declarado pecador. ¿Cómo no les da vergüenza darme un trato tan duro? \v 4 Y si de veras estuviera yo equivocado, tendrían que demostrarlo. \v 5 ¿Tan grandes se creen? Pues demuestren mi culpa. \v 6 La verdad es que Dios me ha derribado y me ha atrapado en su red. \p \v 7 »Grito pidiendo ayuda y nadie me escucha. Doy voces, pero no se me hace justicia. \v 8 Dios me ha cerrado el paso y ha convertido en tinieblas mi luz. \v 9 Me ha despojado de mi gloria y ha quitado la corona de mi cabeza. \v 10 Me ha quebrantado por todas partes y estoy acabado. Me ha destruido toda esperanza, \v 11 Su furia me quema; me tiene por enemigo. \v 12 Envía sus ejércitos a sitiar mi tienda. \p \v 13 »Ha alejado a mis hermanos y amigos. \v 14 Mis parientes me han fallado; todos mis amigos me han abandonado. \v 15 Quienes viven en mi casa, aun mis siervos, me miran como a un extraño. Soy para ellos como un forastero. \v 16 Llamo a mi siervo, y no acude; ¡hasta le suplico! \v 17 Mi propia esposa y mis hermanos sienten asco de mí. \v 18 Hasta los niñitos me desprecian: cuando me levanto para hablar, se burlan de mí. \v 19 Mis mejores amigos me aborrecen. Los que yo amaba se han vuelto contra mí, \v 20 Soy huesos y pellejo, y tan sólo por un pelo he escapado a la muerte. \p \v 21 »¡Ay, amigos míos, compadézcanme porque la airada mano de Dios me ha tocado! \v 22 ¿Por qué han de perseguirme como me persigue Dios? ¿Por qué no les basta mi angustia? \p \v 23-24 »¡Ay, que con pluma de hierro se pudiera dejar grabado mi alegato en una roca para siempre! \v 25 Yo sé que mi redentor vive, que al fin estará de pie sobre la tierra. \v 26 ¡Y sé que después que este cuerpo se haya descompuesto, con este cuerpo veré a Dios! \v 27 Entonces él estará de parte mía y lo veré, no como un extraño sino como un amigo. ¡Qué gloriosa esperanza! \p \v 28 »¿Cómo se atreven ustedes a seguir acosándome, como si mi culpabilidad estuviera probada? \v 29 Les advierto que ustedes mismos se arriesgan a ser castigados por actuar así». \c 20 \s1 Segundo discurso de Zofar \p \v 1 Respuesta de Zofar de Namat: \p \v 2 «Me apresuro a responder, pues tengo la contestación para ti: \v 3 Has tratado de hacerme avergonzar de mí mismo por llamarte pecador, pero mi espíritu no me permite detenerme. \p \v 4 »Bien sabes tú que desde antaño, desde que Dios puso al hombre en la tierra, \v 5 el triunfo del malvado ha sido breve, y efímero el gozo del impío. \v 6 Aunque el impío sea altivo como los cielos y ande con la nariz levantada, \v 7 perecerá para siempre, arrojado como su propio excremento. Quienes lo conocieron se preguntarán adónde habrá ido a parar. \v 8 Se esfumará como un sueño. \v 9 Ni sus amigos ni su familia lo volverán a ver jamás. \v 10 Sus hijos tendrán que resarcir a los pobres; con duro trabajo pagarán ellos lo que él robó. \v 11 En plena juventud, sus huesos irán al polvo. \p \v 12 »Disfrutó la delicia de su maldad derritiéndola en su boca, \v 13 sorbiéndola lentamente para que no se consumiera. \v 14 Pero repentinamente los manjares que ha comido se le agrian en su interior. \v 15 Vomitará los despojos que tragó, Dios no le permitirá que los retenga. \v 16 Para él son veneno y muerte. \v 17 No disfrutará de los arroyos de aceite y los torrentes de miel y requesón que robó. \v 18 Sus esfuerzos no tendrán recompensa; la riqueza no le dará dicha. \v 19 Por cuanto ha oprimido a los pobres y se robó la casa que no construyó, jamás se repondrá. \p \v 20 »Aunque siempre fue codicioso, ahora no tiene nada; de todo cuanto soñó, nada le queda. \v 21 Por cuanto nada escapó de su voracidad, su bienestar no será duradero. \p \v 22 »Cuando esté en la cumbre de su poderío, se meterá en dificultades; todos los malvados lo destruirán. \v 23 Cuando esté a punto de llenarse el estómago, Dios derramará su ira sobre él, \v 24 será perseguido y derribado. \v 25 Le sacarán del cuerpo la flecha, cuya punta reluciente goteará bilis. Terrores de muerte lo asaltarán. \v 26 Sus tesoros se perderán en la más profunda oscuridad. Un fuego rugiente tragará sus bienes, consumiendo cuanto ha dejado. \v 27 Los cielos revelarán sus pecados y la tierra dará testimonio en su contra. \v 28 Su riqueza desaparecerá bajo la ira de Dios. \v 29 Este es el fin que Dios reserva al malvado, tal es la herencia que le asignó». \c 21 \s1 Séptimo discurso de Job \p \v 1 Respuesta de Job: \p \v 2-3 «Escúchenme; déjenme hablar, y luego sigan con sus burlas. \p \v 4 »De Dios me quejo, y no del hombre. Con razón tengo el espíritu tan atribulado: \v 5 Mírenme horrorizados y tápense la boca con la mano. \v 6 Hasta yo me asusto al verme, el horror se apodera de mí, y me estremezco. \v 7 La verdad es que los malos llegan a una agradable ancianidad, se engrandecen y se hacen poderosos. \v 8 Alcanzan a ver a sus hijos convertidos en hombres en torno suyo, así como a sus nietos. \v 9 Sus casas están a salvo de todo temor, y Dios no los castiga. \v 10 Su ganado se reproduce, \v 11 tienen muchos hijos felices \v 12-13 y pasan el tiempo entre cantos y danzas. Nadan en riquezas y de nada tienen que privarse; son afortunados hasta el final. \v 14 Todo esto no obstante que han expulsado a Dios de su vida, y no quieren nada con él ni con lo que manda. \v 15 “¿Quién es el Dios Todopoderoso?”, dicen burlándose. “¿Por qué tenemos que obedecerlo? ¿Qué ganaremos con eso?”. \v 16 Miren, ¡cuanto el rico toca se convierte en oro! Pero yo me niego a tratar siquiera con gente así. \p \v 17 »Sin embargo, los ricos se quedan tan campantes como siempre. Jamás tienen tribulaciones, y Dios se olvida de ellos al distribuir sus dolores y su ira. \v 18 ¿Son arrastrados como paja por el viento? ¿Los arrasa la tormenta? ¡Jamás! \v 19 “Bueno”, dirán ustedes, “por lo menos a sus hijos los castiga Dios”. ¡Pero yo digo que Dios debe castigar al que peca y no a los hijos de este! Que sienta el castigo en su propia carne. \v 20 Sí, que sea destruido por su maldad. Que beba bastante de la ira del Todopoderoso, \v 21 porque cuando esté muerto, ¿qué más le da lo que le pase a su familia? \p \v 22 »Pero, ¿quién podrá reprender a Dios, el supremo juez? \v 23-24 Él destruye a los sanos, ricos, y prósperos. \v 25 Dios destruye también a los que padecen espantosa miseria y jamás poseyeron bien alguno. \v 26 Unos y otros son sepultados en el mismo polvo; devorados por los mismos gusanos. \p \v 27 »Sé muy bien lo que están pensando, y los planes que tienen de hacerme daño. \v 28 También sé que se preguntan: “¿Dónde está la mansión del potentado? ¿Dónde están las moradas de los inicuos?”. \v 29 Pero yo respondo: pregúntenle a cualquiera que tenga experiencia y él les dirá la verdad: \v 30-32 que al malvado suele eximírsele en el día de la calamidad, y permitírsele que huya. Nadie lo reprende en público. Nadie le da su merecido. Y una guardia de honor le rinde homenaje en su tumba. \v 33 Un gran cortejo fúnebre lo precede y lo sigue cuando lo conducen a la mullida tierra que lo ha de cubrir. \p \v 34 »¿Cómo pueden ustedes consolarme con palabras tan faltas de fundamento?». \c 22 \s1 Tercer discurso de Elifaz \p \v 1 Otra respuesta de Elifaz de Temán: \p \v 2 «¿Para Dios, tiene algún valor el mísero hombre? Aun el más sabio, sólo para sí mismo vale algo. \v 3 ¿Complace al Todopoderoso que tú seas justo? ¿Ganaría él algo con que fueras perfecto? \v 4 ¿Será porque eres bueno que te castiga? \v 5 De ningún modo. ¡Es por tu maldad! Tus pecados son innumerables. \p \v 6 »Por ejemplo, seguramente te habrás negado a prestarle dinero a tus amigos menesterosos a menos que te dejaran su ropa en prenda. ¡Los habrás dejado desnudos! \v 7 Seguramente le habrás negado agua al sediento y pan al hambriento. \v 8 Pero a los hombres importantes sin duda les habrás dado cuanto querían, y habrás permitido al rico vivir en donde se le antojara. \v 9 ¡Habrás echado a las viudas sin ayudarles, y quebrado los brazos de los huérfanos! \v 10-11 Por eso es que ahora estás rodeado de trampas, de repentinos temores, de tinieblas y oleadas de terror. \p \v 12 »¡Qué grande es Dios, más alto que los cielos y más elevado que las estrellas! \v 13 Pero entonces respondes: ¡Por eso no puede ver lo que hago! ¿Cómo podrá juzgar a través de la oscuridad impenetrable? \v 14 Porque espesas nubes giran en torno suyo y no puede vernos. Está allá lejos, recorriendo el cielo de uno a otro extremo. \p \v 15-16 »¿No te das cuenta de que los que marchan por antiguos caminos de pecado son arrebatados en su juventud; y la base de su vida es arrasada para siempre? \v 17 Pues ellos le dijeron a Dios: “¡Vete Dios! ¿Qué puedes hacer tú por nosotros?”. \v 18 Pero han olvidado que fue él quien llenó sus hogares de bienes. Yo no me dejaré llevar por sus malos consejos. \p \v 19 »Y ahora los justos verán la destrucción de los impíos; la risa de los inocentes matará de vergüenza a los malvados. \v 20 “¡Miren!”, dirán. “¡Nuestros enemigos han sido destruidos en el fuego!”. \p \v 21 »¡Deja de disputar con Dios! Ponte de acuerdo con él y al fin tendrás paz. Su favor te rodeará sólo con reconocer tu error. \v 22 Escucha sus instrucciones y guárdalas en tu corazón. \v 23 Si regresas a Dios y arreglas todo lo malo que hay en tu hogar, serás restaurado. \v 24 Si renuncias a tu codicia y arrojas tu oro, \v 25 el Todopoderoso mismo será tu tesoro; él será para ti como preciosa plata. \v 26 Entonces te deleitarás en el Todopoderoso, y esperarás en Dios. \v 27 Orarás, y él te escuchará, y tú cumplirás cuanto le hayas prometido. \v 28 ¡Todo lo que desees se cumplirá! Y la luz del cielo iluminará tu camino delante de ti. \v 29 Si te atacan y te derriban, sabrás que hay uno que te volverá a levantar. Sí, él salvará al humilde; \v 30 y aun a los pecadores ayudará mediante tus manos puras». \c 23 \s1 Octavo discurso de Job \p \v 1 Respuesta de Job: \p \v 2 «Mi respuesta es aún hoy amarga, pues mi castigo es mucho más grave de lo que mi falta merece. \v 3 ¡Si supiera yo dónde hallar a Dios, para acudir a su trono y hablar con él allí! \v 4-5 Le expondría mi causa, y escucharía su respuesta y comprendería lo que desea. \v 6 ¿Querría él simplemente anonadarme con su grandeza? No, él escucharía compasivamente. \v 7 Los hombres justos y honrados podrían discutir con él, y ser absueltos por mi juez. \p \v 8 »Pero en vano trato de hallarlo. Lo busco por aquí, lo busco por allá, y no puedo hallarlo. \v 9 Lo busco en donde realiza sus obras en el norte, y no lo encuentro allí. Tampoco puedo hallarlo en el sur, donde también se esconde. \v 10 Pero él conoce cada detalle de lo que a mí me ocurre; y cuando me haya examinado, me declarará completamente inocente: tan puro como oro macizo. \v 11 En los senderos de Dios me he mantenido, siguiendo tras sus pasos. No me he apartado. \v 12 No he rechazado sus mandamientos, sino que en ellos me he deleitado más que en mi alimento de cada día. \p \v 13 »Sin embargo, su intención respecto a mí sigue invariable, ¿y quién podrá apartarlo de sus propósitos? Lo que él quiere, eso hace. \v 14 Así es que me hará cuanto ha planeado, y aún hay más que esperar. \v 15 Con razón me aterrorizo tanto en su presencia. Al pensar en ella, el terror me atenaza. \v 16-17 Dios me ha dado un corazón desfalleciente. El Todopoderoso me ha aterrado con las tinieblas y la espesa e impenetrable oscuridad que me rodean. \c 24 \p \v 1 »Si los tiempos no se esconden del Todopoderoso, ¿por qué no los perciben quienes dicen conocerlo? \v 2 Porque una ola de crimen nos consume: cambian los linderos de las propiedades, roban los rebaños de ovejas, \v 3 y hasta el burro del pobre y del huérfano roban. Para obtener un préstamo, las viudas pobres tienen que entregar en prenda lo poco que poseen. \v 4 A puntapiés son echados los pobres; tienen que hacerse a un lado del camino. \v 5 Como burros monteses en el desierto, los pobres tienen que pasarse todo el tiempo luchando para apenas mantener el alma en el cuerpo. Los mandan al desierto a buscar alimento para sus hijos. \v 6 Comen cuanto producto silvestre hallan y hasta tienen que buscar en las viñas de los malvados. \v 7 Los pobres pasan toda la noche desnudos, expuestos al frío, sin ropa ni cobijas. \v 8 La lluvia de las montañas los moja, y tienen por casa las cuevas. \v 9 Los malvados arrebatan a los huérfanos del pecho de sus madres, y toman al hijo del pobre como prenda antes de prestarle algún trigo o dinero. \v 10 Por eso tienen que andar desnudos, sin ropa, y se ven obligados a transportar alimentos mientras se mueren de hambre. \v 11 Se ven forzados a exprimir el aceite en el molino, sin poder saborearlo; a sacar con sus pies el jugo de las uvas, mientras padecen sed. \v 12 Los huesos de los moribundos claman desde la ciudad; los heridos gritan pidiendo socorro, pero Dios no responde a sus gemidos. \p \v 13 »Los malvados son rebeldes contra la luz, y no conocen el derecho ni el bien. \v 14-15 Son asesinos que madrugan para matar al pobre y al menesteroso. Por la noche son ladrones y adúlteros, en espera de las sombras, pues entonces, piensan: “Nadie me ve”, van enmascarados para que nadie los conozca. \v 16 Allanan las casas de noche y duermen de día; no les gusta la luz. \v 17 Para todos ellos, la mañana es oscuridad; prefieren el horror de las tinieblas». \s1 Interrupción de Zofar \p \v 18 «¡Pero cuán velozmente desaparecen de la tierra! Todo lo que poseen está maldito. No dejan bienes en herencia a sus hijos. \v 19 La muerte consume a los pecadores como la sequía y el calor consumen la nieve. \v 20 Hasta la madre del pecador lo olvidará. Los gusanos harán banquete con la carne del malvado. Nadie volverá a recordarlo. Porque los malos son quebrantados como el árbol en la tormenta, \v 21 porque despojaron a los que no tienen hijos que los defiendan; negaron ayuda a las viudas menesterosas. \v 22-23 Pero a veces parece que con su poder Dios ayuda a los ricos y les da vida cuando todos los demás perecen. Dios les da confianza y vigor, y en muchas formas los auxilia. \v 24 Pero aunque hoy estén muy engrandecidos, en un instante desaparecerán como los demás, segados como espigas de trigo. \v 25 ¿Puede alguien decir que no es así? ¿Quién puede demostrar que miento y afirmar que estoy equivocado?». \c 25 \s1 Tercer discurso de Bildad \p \v 1 Bildad de Súah responde: \p \v 2 «Dios es poderoso y temible. Él pone orden en las altura de los cielos. \v 3 ¿Quién podrá contar sus ejércitos de ángeles? Y su luz se derrama sobre toda la tierra. \v 4 ¿Cómo puede el simple hombre plantarse ante Dios y pretender que es justo? ¿Quién en el mundo entero puede alardear de ser puro? \v 5 Tan glorioso es Dios, que hasta la luna y las estrellas son menos que nada comparadas con él. \v 6 ¡Cuánto más insignificante es el hombre, que no es más que un simple gusano a la vista de él!». \c 26 \s1 Interrupción de Job \p \v 1 Respuesta de Job: \p \v 2 «¡Tú sí que ayudas al débil! ¡Cómo me has animado en mi gran necesidad! \v 3 ¡Cómo has instruido mi ignorancia! ¡Qué magnífica sabiduría has expresado! \v 4 ¿Cómo se te han ocurrido esos admirables comentarios?». \s1 Bildad reanuda su discurso \p \v 5-6 «Desnudos y temblorosos se presentan los muertos ante Dios en el sitio adonde van. \v 7 Dios extiende el cielo sobre el espacio vacío, y cuelga la tierra de la nada. \v 8 Envuelve la lluvia en sus densas nubes, y las nubes no se rompen con ese peso. \v 9 Oculta su trono entre cortinas de nubes. \v 10 Pone límite al océano; sí, y limita el día y la noche. \v 11 Las columnas del cielo tiemblan cuando él reprende. \v 12 Y por su poder se calma el mar. Él es diestro en aplastar el orgullo de las aguas. \v 13 Embellece los cielos con su espíritu; clava a la serpiente que huye veloz. \v 14 Estas son algunas de sus obras más insignificantes; no más que un murmullo de su poder. ¿Quién podrá entonces resistir ante su trueno?». \c 27 \s1 Noveno discurso de Job \p \v 1 Defensa final de Job: \p \v 2 «Por el Dios viviente que me ha despojado de mis derechos; por el Dios Todopoderoso que ha amargado mi alma, \v 3 afirmo que mientras viva, mientras haya en mí aliento de Dios, \v 4 no dirán mis labios ningún mal; no habrá mentira en mi lengua. \v 5 Nunca jamás les daré la razón; hasta que muera, afirmaré mi inocencia. \v 6 No soy un pecador; lo repito una y otra vez. Mi conciencia estará limpia mientras viva. \p \v 7 »Quienes afirman lo contrario son perversos enemigos míos. Son hombres malvados. \v 8 Pero, ¿qué esperanza habrá para el impío cuando Dios le corte la existencia, le quite la vida? \v 9 ¿Escuchará Dios su clamor cuando la tribulación lo asalte? \v 10 Porque él se goza en el Todopoderoso o se acuerda de Dios sólo en tiempos de crisis. \p \v 11 »Les enseñaré acerca de Dios; \v 12 pero en realidad no es necesario, puesto que ustedes saben de él tanto como yo. Y sin embargo, vienen diciéndome tantas palabras inútiles». \s1 Tercer discurso de Zofar \p \v 13 «Este es el destino que aguarda a los malvados, y que procede de la mano del Todopoderoso: \v 14 Si tienen multitud de hijos, es para que mueran en la guerra o perezcan de hambre. \v 15 Los que sobrevivan irán a la tumba por enfermedad o plaga, y no habrá quien los llore, ni siquiera sus esposas. \v 16 El malvado puede acumular dinero como polvo, y tener armarios llenos de vestidos; \v 17 sí, puede mandar que el sastre se los confeccione, pero serán los inocentes quienes los usen y quienes se repartan su oro. \v 18 Toda casa construida por los malvados es frágil como tela de araña, tan agrietada como choza de paja. \v 19 Era rico al acostarse, pero al despertar descubre que toda su riqueza ha desaparecido. \v 20 El terror lo abruma y lo arrastran las tormentas de la noche. \v 21 El viento del este se lo lleva y lo hace desaparecer. Lo arrastra a la eternidad. \v 22 Porque Dios lo acosará sin misericordia. Él ansía escapar de Dios. \v 23 Todos gritarán de júbilo cuando muera, y con burlas lo despedirán hacia la eternidad». \c 28 \s1 Elogio de la sabiduría \p \v 1 Hay minas donde se extrae la plata, y lugares especiales donde se refina el oro. \v 2 El hierro y el cobre se sacan de la tierra, y también tienen lugares donde se refinan. \v 3-4 Ya no hay obstáculos para que los mineros entren en las minas. Con sus linternas vencen a la más oscura cueva. En ella investigan hasta los más recónditos secretos de la tierra, balanceándose y suspendidos en sogas. \v 5 Los hombres saben obtener alimento de la superficie terrestre, bajo la cual hay fuego. \p \v 6 Saben descubrir zafiros y oro en polvo; \v 7 tesoros que ningún ave de rapiña puede ver y ningún ojo de águila descubrir, \v 8 porque se encuentran en lo profundo de las minas. Ningún animal salvaje ha pisado jamás estos tesoros; ningún león les ha puesto la zarpa encima. \v 9 Los hombres saben partir rocas como el pedernal y trastrocar el pie de las montañas. \v 10 Son capaces de abrir túneles en las rocas y de poner al desnudo piedras preciosas. \v 11 Construyen presas para detener el agua y sacan el oro. \p \v 12 Pero aunque los hombres pueden hacer todo esto, no saben dónde hallar la sabiduría y el entendimiento. \v 13 No sólo ignoran cómo obtenerla, sino que, en efecto, ella no puede hallarse entre los vivientes. \v 14 «Aquí no está», dicen los océanos; y los mares responden: «Ni aquí tampoco». \p \v 15 No puede comprarse con oro o plata, \v 16 ni con todo el oro refinado o las piedras preciosas de ónix y zafiro. \v 17 Ni el oro ni el cristal pueden compararse con la sabiduría, ni se cambia por áureas joyas. \v 18 El coral negro y el cristal de roca no tienen valor para obtenerla; vale mucho más que los rubíes. \v 19 Los topacios de Cus no pueden comprarla, ni tampoco el oro más fino. \p \v 20 ¿Dónde, entonces, obtenerla? ¿Dónde hallarla? \v 21 Porque está oculta a los ojos de la humanidad; ni las aves de aguda mirada que vuelan en el cielo pueden descubrirla. \p \v 22 ¡Pero la destrucción y la muerte dicen saber algo de ella! \v 23-24 Y Dios ciertamente sabe dónde se halla, porque él traspasa con la mirada toda la tierra y penetra todos los cielos. \v 25 El hace soplar los vientos y pone límite a los océanos. \v 26 Él establece las leyes de la lluvia y el sendero del relámpago. \v 27 Él sabe dónde se encuentra la sabiduría y lo declara a cuantos quieran escuchar. Él la estableció y la examinó plenamente. \v 28 Y esto dice él a todos los hombres: «Escuchen: temer al \nd Señor\nd* es verdadera sabiduría; abandonar el mal es verdadero entendimiento». \c 29 \s1 Soliloquio de Job \p \v 1 Job prosiguió: \p \v 2 «¡Cómo extraño aquellos tiempos en que Dios cuidaba de mí, \v 3 cuando iluminaba el camino ante mis pasos y yo marchaba seguro entre las tinieblas! \p \v 4 »¡Si volvieran mis años de juventud, cuando la amistad de Dios reinaba en mi hogar; \v 5 cuando el Todopoderoso aún estaba conmigo y mis hijos en torno mío; \v 6 cuando mis planes prosperaban y hasta de la roca manaba aceite de olivas para mí! \p \v 7 »Aquellos eran los tiempos en que yo salía a la puerta de la ciudad y tomaba mi sitio entre los ancianos honorables. \v 8 Los jóvenes me veían y se apartaban, y hasta los ancianos se levantaban respetuosos a mi llegada. \v 9 Los príncipes se mantenían silenciosos y se tapaban la boca con la mano. \v 10 Los más altos dignatarios de la ciudad guardaban silencio. \v 11 Todos se regocijaban al oír mis palabras. Hablaban bien de mí cuantos me veían. \v 12 Pues yo, como juez honrado ayudaba a los pobres en sus necesidades y a los huérfanos que carecían de defensor. \v 13 Ayudaba a quienes estaban a punto de perecer, y ellos me bendecían. Y yo ponía en el corazón de las viudas un canto de alegría. \v 14 ¡Todo cuanto yo hacía era justo y honorable, porque la rectitud era mi vestidura! \v 15 Fui ojos para el ciego y pies para el cojo. \v 16 Fui padre de los pobres y me encargué de que hasta a los extranjeros se les hiciera justicia. \v 17 Quebranté los colmillos de los impíos opresores y los obligué a soltar a sus víctimas. \p \v 18 »Yo pensaba: “Sin duda moriré en paz en mi nido, tras larga y buena vida”. \v 19 Pues cuanto yo hacía prosperaba. Toda la noche había rocío en mis campos y los regaba. \v 20 Constantemente se me tributaban nuevos honores, y mis capacidades eran refrescadas y renovadas continuamente. \v 21 Todos me escuchaban y atendían mi consejo, y callaban hasta que yo hablara. \v 22 Y luego que yo hablaba no replicaban; porque mi consejo les satisfacía. \v 23 Ansiaban mis palabras como los que en la sequía ansían la lluvia. Esperaban ansiosos y con la boca abierta. \v 24 Cuando estaban desalentados, yo les sonreía y eso los animaba y les levantaba el espíritu. \v 25 Les decía lo que debían hacer, y los corregía como jefe de ellos, o como un rey instruye a su ejército, y como quien consuela a los dolientes. \c 30 \p \v 1 »Pero ahora, quienes son menores que yo se burlan de mí, jovencitos cuyos padres no les llegaban ni a las pantorrillas de mis perros ovejeros. \v 2 ¡Ah! Cierto que tienen espaldas fuertes, pero son necios inútiles, insensatos. \v 3 Están enflaquecidos de hambre; han sido echados a los desiertos y a los páramos, desolados y tristes. \v 4 Comen raíces y hojas, \v 5 expulsados como están de la civilización. Los hombres gritaban tras ellos como quien corre a ladrones. \v 6 Así es que ahora habitan en cañadas espantosas; en cuevas y entre rocas. \v 7 Gritan como animales entre la maleza, apiñándose para protegerse bajo las ortigas. \v 8 Estos hijos suyos también resultaron necios, hijos sin nombre, proscritos de la civilización. \p \v 9 »¡Y ahora soy por tema de sus parodias! ¡Soy entre ellos motivo de burla! \v 10 Me desprecian y no quieren acercarse a mí, y no tienen empacho en escupirme a la cara. \v 11 Porque Dios ha puesto mi vida en peligro. Estos jovencitos, tras humillarme, ahora muestran todo desenfreno ante mí. \v 12 Este populacho me pone zancadillas y pone trampas a mis pies. \v 13 Ponen estorbos a mi camino y hacen cuanto pueden para que me sobrevenga la calamidad, sabiendo bien que no tengo quien me ampare. \v 14 Vienen contra mí de todos lados. Se lanzan sobre mí cuando estoy caído. \v 15 Ahora vivo aterrorizado. Me desprecian, y mi prosperidad se ha desvanecido como nube ante fuerte viento. \p \v 16 »Tengo el corazón quebrantado. La aflicción hace presa de mí. \v 17 Mis noches fatigosas están llenas de dolor, como si algo me perforara implacablemente los huesos. \v 18 Toda la noche la paso dando vueltas en el lecho, enredado en mi ropa. \v 19 Dios me ha derribado en el lodo. He llegado a ser como polvo y cenizas. \p \v 20 »Clamo a ti, oh Dios, pero no me respondes. Me presento ante ti, y no te dignas mirarme. \v 21 Te has vuelto cruel conmigo, y me persigues con gran poder y fuerza. \v 22 Me lanzas en el torbellino y me disuelves en la tormenta. \v 23 Y sé que tu propósito para conmigo es la muerte. \p \v 24 »Yo esperaba que mi caída se detuviera, como quien al caer extiende la mano o grita pidiendo auxilio en su calamidad. \v 25 ¿Acaso no lloré yo por los atribulados? ¿No me he condolido por los pobres? \v 26 Por eso esperaba yo que me viniera lo bueno, pero me vino lo malo. Esperaba la luz y vinieron las tinieblas. \v 27 Tengo el corazón atribulado e inquieto. Oleadas de aflicción me han asaltado. \v 28-29 Estoy ennegrecido, pero no por el sol. Me pongo de pie y grito pidiendo ayuda a la asamblea. Pero más valdría no desperdiciar el aliento, pues se me tiene por hermano de los chacales y compañero de las avestruces. \v 30 Tengo la piel negra, y se me está cayendo. Los huesos me arden de fiebre. \v 31 La voz de gozo y alegría se ha vuelto lamentación. \c 31 \p \v 1 »Yo había convenido con mis ojos no mirar con lujuria a ninguna mujer. \v 2-3 Bien sé que el todopoderoso Dios que está en lo alto envía calamidades a quienes hacen eso. \v 4 El ve todo lo que hago y cada paso que doy. \p \v 5 »Si he mentido y engañado \v 6 que Dios me pese en una balanza justa y así sabrá que soy inocente. \v 7-8 Si me he desviado de la senda de Dios, o si mi corazón ha sentido concupiscencia por lo que mis ojos hayan visto, o si soy culpable de cualquier otro pecado, entonces, ¡que otro coseche lo que yo he sembrado y cuanto yo he plantado sea arrancado! \p \v 9 »Si he codiciado la mujer ajena, \v 10 ¡muera yo entonces y vaya mi esposa a parar a casa ajena, y otro hombre sea su marido! \v 11 Porque vergonzoso pecado es la lujuria; crimen que debe castigarse. \v 12 Es fuego devastador que nos consume y nos lanza al infierno, y arrancaría de raíz cuanto yo he plantado. \p \v 13 »Si yo hubiera sido injusto con mis siervos, \v 14 ¿cómo podría presentarme ante Dios? ¿Qué podría responderle cuando me pida cuentas? \v 15 Porque fue Dios quien me hizo, y él es también el hacedor de mi siervo. A ambos nos creó él. \p \v 16 »Jamás maltraté al pobre o hice llorar a la viuda; \v 17 jamás negué pan al huérfano hambriento. \v 18 Desde mi juventud he sido un padre para ellos; a las viudas las he guiado desde mi nacimiento. \v 19-20 Si vi al que se moría de frío y no le di abrigo o lana de mis ovejas para que se calentara, \v 21 o si he levantado contra el huérfano mi mano por contar con influencias en los tribunales. \v 22 Si algo de eso hice yo, ¡que me arranquen el brazo; que me lo disloquen desde el hombro! \v 23 Eso antes que enfrentarme al castigo de Dios. Lo que él manda es lo que más temo, porque si la majestad de Dios fuera en contra mía, ¿qué esperanza habría? \p \v 24 »Si puse mi confianza en el dinero; \v 25 si mi felicidad consistía en la riqueza, \v 26 o si he contemplado el sol que brilla en el cielo o la luna que viaja por su sendero de plata, \v 27 y en secreto, seducido mi corazón, los he adorado enviándoles besos con la mano, \v 28 también esto debe ser castigado por los jueces. Pues si tales cosas hubiera hecho yo, significaría que negaba al Dios del cielo. \p \v 29 »¿Acaso me alegré de la ruina de mi enemigo? \v 30 Jamás maldije a nadie ni pedí venganza. \v 31 A ninguno de mis siervos dejé pasar hambre. \v 32 Jamás rechacé a los extranjeros; mis puertas estuvieron abiertas para todos. \v 33 Jamás traté de ocultar mis pecados como el común de la gente, \v 34 por temor a la multitud y a su desprecio, negándome a reconocer mi transgresión. \p \v 35 »¡Cómo quisiera que Dios me escuchara! Estampo aquí mi firma; que me responda el Todopoderoso. Si él quiere contender conmigo, que lo haga por escrito. \v 36 Llevaré esta acusación como una corona. \v 37 Entonces yo le contaría exactamente lo que hice y por qué y le presentaría mi defensa como quien es escuchado por él. \p \v 38-39 »Si mis tierras me acusan de haber robado el fruto que ellas producen; o si asesiné a sus dueños para apropiarme de sus posesiones, \v 40 ¡que estas tierras produzcan espinos en lugar de trigo, y malas hierbas en vez de cebada!». \p Fin de las palabras de Job. \c 32 \s1 Intervención de Eliú \p \v 1 Los tres hombres rehusaron dar ninguna otra respuesta a Job, porque este insistía en su inocencia. \p \v 2 Entonces Eliú, hijo de Baraquel de Buz, perteneciente a la familia de los Ram, se enojó porque Job se negaba a reconocer que había pecado y a aceptar que Dios tenía justa causa para castigarlo. \v 3 Pero también estaba enojado contra los tres amigos de Job, porque habiéndose mostrado incapaces de contestar a los argumentos de Job, sin embargo lo condenaban. \v 4 Eliú había esperado hasta este momento para hablar, porque los otros eran mayores que él. \v 5 Pero al ver que no tenían nada más que añadir, habló airadamente, \v 6 y dijo: \s1 Primer discurso de Eliú \p «Soy joven, y ustedes son ancianos; por eso me contuve, sin atreverme a decirles lo que pensaba, \v 7 pues dicen que los ancianos son más sabios. \v 8-9 Pero no son solamente los años los que dan sabiduría a los hombres; más bien es el espíritu que habita en el hombre, el hálito del Todopoderoso, el que lo hace inteligente. \p \v 10 »Así, pues, escúchenme un momento; permítanme expresar mi opinión. \v 11-12 He esperado todo este tiempo y he escuchado atentamente los argumentos de ustedes, pero ninguno de ellos ha convencido a Job de que es pecador, ni ha demostrado que lo sea. \v 13 Y no me vengan con aquello de que “sólo Dios puede convencer de su pecado al pecador”. \v 14 Si Job hubiera estado discutiendo conmigo, ¡yo no le habría respondido con esa clase de lógica! \p \v 15 »Allí están contrariados; sin más argumentos. \v 16 ¿Tengo que continuar esperando mientras ustedes permanecen silenciosos? \v 17 No; yo también daré mi respuesta. \v 18 Porque me siento ansioso y lleno de palabras: mi espíritu me impulsa. \v 19 Estoy como un odre lleno de vino y sin salida. ¡Mis palabras están a punto de estallar! \v 20 Tengo que hablar para desahogarme; déjenme, pues, que dé mis respuestas. \v 21-22 No insistan en que sea prudente para no herir a nadie, ni me pidan que adule a alguien. Déjenme ser franco, no vaya a ser que Dios me haga caer muerto. \c 33 \p \v 1 »Job, te ruego que escuches lo que voy a decir: \v 2 Ya comencé a hablar; ahora déjame proseguir. \v 3 Diré la verdad desnuda. \v 4 Porque el espíritu de Dios me hizo: el hálito del Todopoderoso me da vida. \v 5 Si puedes responderme, no te detengas. \v 6 Mira, yo soy el que anhelabas: el intermediario entre tú y Dios, para actuar en representación de él y de ti. \v 7 No tienes por qué temerme. No soy persona famosa, que pueda ponerte nervioso o intimidarte. Yo también estoy hecho del barro común. \p \v 8 »Has dicho ante mis oídos; y varias veces, por cierto: \v 9 “Soy puro, soy inocente; no he pecado”. \v 10 Dices que Dios emplea un rastrillo muy fino tratando de hallar aunque sólo sea una falta, para tenerte por enemigo suyo. \v 11 “El mete mis pies en el cepo”, dices tú, “y vigila cada uno de mis movimientos”. \p \v 12 »Pues bien, esta es mi respuesta: Precisamente has pecado al hablar así de Dios. Porque Dios es más grande que el hombre. \v 13 ¿Por qué tienes que luchar contra él sólo porque no te rinde cuentas de lo que hace? \v 14 Porque Dios habla repetidamente \v 15 en sueños, en visiones nocturnas, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres mientras yacen en sus lechos. \v 16 En tales ocasiones Dios les abre los oídos y les da sabiduría e instrucción, \v 17-18 haciéndoles cambiar de opinión, guardándolos del orgullo, y previniéndolos sobre los castigos del pecado, y evitando que caigan en algún lazo. \p \v 19 »A veces, Dios envía la enfermedad y el dolor, aunque no rompa ningún hueso, \v 20 de modo que el hombre pierde el gusto y el apetito, sin que le llame la atención ni el más delicioso manjar. \v 21 Se enflaquece; se vuelve huesos y pellejo, \v 22 y llega al borde de la muerte. \p \v 23-24 »Pero si hay un mensajero del cielo que interceda por él como amigo, para mostrarle lo que es recto, entonces Dios se compadece de él y dice: “Pónganlo en libertad; no lo hagan morir, pues he hallado un sustituto”. \v 25 Entonces el cuerpo se le volverá sano como el de un niño, robusto y juvenil otra vez. \v 26 Y cuando ore, Dios lo escuchará; contestará su oración y lo recibirá gozoso, y lo hará volver a sus deberes. \v 27 Y el hombre le declarará a sus amigos: “Pequé, pero Dios me dejó libre. \v 28 No me hizo morir. Continuaré viviendo en el mundo de la luz”. \p \v 29 »Sí, Dios suele hacer esto en favor del hombre. \v 30 Saca del hoyo su alma, para que pueda vivir bajo la luz de los vivientes. \p \v 31 »Fíjate bien en esto, Job, escúchame y déjame decir algo más. \v 32 Pero si ahora tienes algo que decir, dilo. Quiero escucharlo, pues estoy deseoso de justificarte. \v 33 De lo contrario, escúchame. ¡Mantén silencio, y yo te enseñaré sabiduría!». \c 34 \s1 Segundo discurso de Eliú \p \v 1 Eliú prosiguió: \p \v 2 «Escúchenme, hombres sabios. \v 3 Podemos elegir los sonidos que deseemos escuchar; podemos escoger el sabor de la comida que queramos; \v 4 y deberíamos también elegir la senda correcta. Pero ante todo debemos definir entre nosotros qué es el bien. \p \v 5 »Porque Job ha dicho: “Soy inocente, pero Dios dice que no lo soy. \v 6 Se me llama mentiroso, aunque soy inocente. Se me castiga espantosamente, aun cuando no he pecado”. \p \v 7-8 »¿Quién hay tan arrogante como Job? Debe de haber pasado mucho tiempo en compañía de hombres malos, \v 9 pues dijo: “¿Para qué malgastar tiempo tratando de agradar a Dios?”. \p \v 10 »Escúchenme con entendimiento. ¡Sin duda todos saben que Dios no peca! \v 11 Por el contrario, castiga a los pecadores. \v 12 No hay mayor verdad que esta: Dios nunca es malo ni injusto. \v 13 Sólo él tiene autoridad sobre la tierra y administra justicia para el mundo. \v 14 Si Dios retirara su espíritu, \v 15 toda la vida desaparecería y la humanidad volvería al polvo. \p \v 16 »Escucha ahora y procura entender. \v 17 ¿Podría Dios gobernar si detestara la justicia? Vas tú a condenar al Dios justo y poderoso? \v 18 ¿Vas a condenar a este Dios que dice a los reyes y a los nobles: “son malos e injustos”? \v 19 Porque a él no le impresiona lo grande que un hombre sea, ni favorece a los ricos más que a los pobres. A todos los hizo él. \v 20 En un instante mueren: a la medianoche, grandes y pequeños súbitamente fallecerán, llevados por una mano que no es de hombre. \p \v 21 »Porque Dios observa atentamente lo que hace la humanidad; a todos los ve. \v 22 No hay oscuridad tan densa que oculte al malo de sus ojos, \v 23 de modo que no hay que esperar que se produzca un crimen enorme para que el hombre sea llamado a juicio ante Dios. \v 24 Sin mucha ceremonia, Dios sencillamente hace trizas a los más grandes hombres, y pone a otros en su lugar. \v 25 Observa lo que hacen, y en sólo una noche los derriba y los destruye, \v 26 a plena luz los hace caer como malvados. \v 27 Porque ellos se desviaron de los caminos de Dios, \v 28 e hicieron que los clamores de los pobres llegaran a oídos del \nd Señor\nd*. Sí, él escucha el llanto de los oprimidos. \v 29-30 Pero si él prefiere no hablar, ¿quién podrá censurarlo? También él puede impedir que un hombre indigno llegue a gobernar, evitándole ruina a una nación; y puede con igual facilidad echar por tierra a una nación entera. \p \v 31 »¿Por qué no clama el pueblo ante su Dios, diciendo: “Hemos pecado, pero nos apartaremos del mal”. \v 32 O, “ignoramos el mal que hayamos hecho; enséñanos cuál es, y lo abandonaremos de inmediato”? \v 33 ¿Tendría Dios que acomodar su justicia a tus exigencias? ¿Tendría que cambiar el orden del universo para satisfacer tus caprichos? ¡La respuesta tiene que ser evidente hasta para ti! \v 34-35 Aun sin ser muy listo, cualquiera estará de acuerdo conmigo en que tú, Job, hablas como un necio. \v 36 Deberías recibir el máximo castigo por la forma perversa en que has hablado acerca de Dios. \v 37 Porque ahora, a tus demás pecados has añadido la rebeldía, la arrogancia y la blasfemia». \c 35 \s1 Tercer discurso de Eliú \p \v 1 Eliú prosiguió: \p \v 2-3 «¿Crees que está bien que tú declares: “No he pecado, pero no por ello me va mejor delante de Dios?”. \v 4 Yo te responderé, y también a todos tus amigos. \v 5 Mira al cielo, muy por encima de ti. \v 6 Si pecas, ¿conmoverás con ello el cielo y derribarás a Dios de su trono? Aunque peques una y otra vez, ¿en qué lo afectarás a él? \v 7 O si te portas bien, ¿le estás haciendo un gran favor? \v 8 Tus pecados pueden dañar a otro hombre, o tus buenas acciones causarle provecho. \p \v 9-10 »Los oprimidos pueden gritar bajo sus males y gemir bajo el poder de los ricos; pero ninguno clama a Dios preguntando: “¿Dónde está Dios mi hacedor; que da cánticos en la noche, \v 11 y nos hace un poco más sabios que los cuadrúpedos y las aves?”. \v 12 Cuando alguno le lanza esta pregunta, nunca responde él castigando inmediatamente a los tiranos. \v 13 Pero es falso afirmar que no escucha esos clamores. \v 14-15 Y más falso aún decir que no ve lo que sucede. Dios sí hace justicia finalmente, si esperamos. Pero, ¿protestas contra él porque no responde airadamente al instante? \v 16 Has hablado como un necio, Job». \c 36 \s1 Cuarto discurso de Eliú \p \v 1 Eliú prosiguió: \p \v 2 «Permíteme continuar, y te mostraré la verdad de lo que digo. ¡Porque aún no he terminado mi defensa de Dios! \v 3 Voy a presentarte muchos ejemplos de la justicia de mi hacedor. \v 4 Te estoy diciendo la pura verdad, pues poseo conocimientos bien equilibrados. \p \v 5 »¡Dios es Todopoderoso y sin embargo a nadie menosprecia! Es perfecto en su entendimiento. \v 6 No recompensa con sus bendiciones a los malvados, sino que les da la justa medida de su castigo. \v 7 No se desentiende de los buenos; por el contrario, los honra colocándolos en tronos eternos. \v 8 Si les vienen tribulaciones y se ven esclavizados y afligidos, \v 9 él se toma el trabajo de indicarles la razón; lo que hayan hecho de malo o en qué se han portado altivamente. \v 10 Les ayuda a escuchar su instrucción para que se aparten de su pecado. \v 11 Si lo escuchan y obedecen, serán bendecidos con dicha y prosperidad toda su vida. \v 12 Si no lo escuchan, perecerán en batalla y morirán por su falta de sensatez. \p \v 13 »Pero los impíos cosechan la ira de Dios. Ni siquiera se vuelven a él cuando los castiga. \v 14 Mueren en su juventud, luego de vivir disipada y depravadamente. \v 15 A los que sufren, Dios los libra mediante el sufrimiento; en su aflicción, los consuela. \p \v 16 »¡Cómo ansiaba él atraerte y apartarte del peligro para llevarte a un extenso y agradable valle en donde hacerte prosperar! \v 17 Pero estás demasiado preocupado con tus imaginarias quejas contra el prójimo. \v 18 ¡Cuidado! No dejes que tu ira contra el prójimo te lleve a burlarte de Dios. No permitas que tus sufrimientos te amarguen en contra del único que puede librarte. \v 19 ¿Piensas realmente que si gritas bastante fuerte contra Dios, él se avergonzará y se arrepentirá? ¿Acabará ello con tu castigo? \v 20 No anheles la noche, con sus oportunidades para el crimen. \v 21 Apártate del mal, pues fue para evitar que cayeras en una vida de maldad que Dios te envió este sufrimiento. \p \v 22 »Mira, Dios es exaltado por su poder. ¿Qué maestro hay como él? \v 23 ¿Quién podrá decir que lo que él hace es absurdo o malo? \v 24 Por el contrario, glorifícalo por sus poderosas obras que lo han hecho famoso. \v 25 Desde lejos las han visto todos. \p \v 26 »Tan grande es Dios que ni siquiera hemos comenzado a conocerlo; nadie puede empezar a entender la eternidad. \v 27 Dios hace subir el vapor de agua, y luego lo hace caer como lluvia \v 28 que los cielos derraman. \v 29 ¿Puede alguien realmente comprender cómo se esparcen las nubes y los truenos que ellas encierran? \v 30 Mira cómo ilumina con el relámpago en torno suyo y cubre la cima de los montes. \v 31 Mediante sus tremendos poderes en la naturaleza castiga o bendice a la gente, dándoles alimento en abundancia. \v 32 Se llena de rayos las manos, y lanza cada uno al punto que quiere. \v 33 Sentimos su presencia en el trueno. Sirva esto de advertencia a todos los pecadores. \c 37 \p \v 1 »Esto hace temblar mi corazón. \v 2 ¡Escucha, escucha el trueno de su voz! \v 3 Su rugido cruza los cielos y sus relámpagos dan fogonazos en todas direcciones. \v 4 Luego viene el rugido del trueno; la tremenda voz de su majestad. \v 5 Gloriosa en el trueno es su voz. No podemos abarcar la grandeza de su poder. \v 6 Porque él dirige la nieve, las lluvias y la tormenta para que caigan sobre la tierra. \v 7 La obra del hombre se detiene en esas temporadas, para que en todas partes puedan reconocer su poder. \v 8 Los animales salvajes se esconden en las rocas o en sus cuevas. \p \v 9 »Del sur viene la lluvia; del norte, el frío. \v 10 Dios sopla sobre los ríos, y hasta los más anchos torrentes se congelan. \v 11 Carga de humedad las nubes, y ellas despiden el relámpago. \v 12 Los rayos son dirigidos por su mano, y hacen en todo el mundo lo que él manda. \v 13 Por su bondad hace que vengan las nubes, ya sea para castigar o para bendecir. \p \v 14 »Escucha, Job: detente y medita en los admirables milagros de Dios. \v 15 ¿Sabes cómo domina Dios la naturaleza y hace que de las nubes broten relámpagos? \v 16-17 ¿Comprendes el equilibrio de las nubes, su perfección y sabia disposición? ¿Sabes por qué sientes calor cuando sopla el viento del sur y todo está en calma? \v 18 ¿Puedes tú extender el gigantesco espejo de los cielos como lo hace él? \p \v 19-20 »Tú que presumes de saber tanto, enséñanos a los demás cómo debemos acercarnos a Dios. ¡Porque somos demasiado torpes! Con tu sabiduría, ¿nos atreveríamos a acercárnosle? ¿Desearía el hombre que se lo tragaran vivo? \v 21 Porque así como no podemos mirar directamente al sol cuando el viento ha dispersado las nubes, \v 22 no podemos contemplar la terrible majestad de Dios que desde el cielo irrumpe sobre nosotros, vestida con deslumbrante esplendor. \v 23 No podemos imaginar el poder del Todopoderoso, y sin embargo, él es tan justo y misericordioso que no nos destruye. \v 24 Él no toma en cuenta a los que se creen sabios; por eso le temen los mortales». \c 38 \s1 Respuesta de Dios \p \v 1 Entonces el \nd Señor\nd* respondió a Job desde el torbellino: \p \v 2 «¿Por qué con tu ignorancia niegas mi providencia? \v 3 Prepárate ahora para la lucha pues voy a exigir de ti algunas respuestas y tendrás que responderme. \p \v 4 »¿Dónde estabas tú cuando yo eché las bases de la tierra? Dímelo, si tanto sabes. \v 5 ¿Sabes cómo se calcularon las dimensiones y quién fue el agrimensor? \v 6-7 ¿En qué se apoyan sus bases, y quién puso la piedra angular mientras las estrellas de la mañana cantaban unidas y todos los ángeles clamaban de júbilo? \p \v 8-9 »¿Quién decretó las fronteras de los mares cuando ellos surgieron potentes desde lo profundo? ¿Quién los vistió de nubes y densas tinieblas, \v 10 y los encerró \v 11 diciendo: “¡Hasta aquí llegarán, y no más allá; y aquí se detendrá el orgullo de sus olas!”. \p \v 12 »¿Alguna vez ordenaste al amanecer que apareciera y mandaste a la aurora que surgiera en el oriente? \v 13 ¿Alguna vez ordenaste al día que se extendiera hasta los confines de la tierra para poner fin a las maldades nocturnas? \v 14 ¿Alguna vez diste a la aurora su manto rojo, \v 15 e invadiste la madriguera de los malvados y detuviste el brazo que estaba a punto de herir? \p \v 16 »¿Has explorado las fuentes en donde nacen los mares, o has andado por los rincones del abismo? \v 17-18 ¿Se te ha revelado el sitio en donde están las puertas de la muerte? ¿Sabes cuál es la extensión de la tierra? ¡Dímelo; si lo sabes! \p \v 19 »¿De dónde viene la luz, y cómo se llega allá? O dime respecto a la oscuridad: ¿de dónde viene? \v 20 ¿Puedes descubrir sus fronteras o ir a sus fuentes? \v 21 Pero ¡naturalmente que sabes todo esto, pues naciste antes que todo ello fuera creado, y tienes mucha experiencia! \p \v 22-23 »¿Has ido a los tesoros de la nieve, o visto en dónde se fabrica y almacena el granizo? Porque reservado lo tengo para cuando lo necesite en la guerra. \v 24 ¿Dónde está el sendero que lleva al punto de donde se distribuye la luz? ¿Cuál es el origen del viento oriental? \v 25-27 ¿Quién abrió los valles para que corran los torrentes de lluvia? ¿Quién trazó la senda al relámpago, para que la lluvia caiga en los desiertos estériles, de modo que la tierra reseca y yerma se sacie de agua, y nazca la tierna hierba? \v 28 ¿Acaso tiene padre la lluvia? ¿De dónde viene el rocío? \v 29 ¿Quién es la madre del hielo y la escarcha? \v 30 Porque el agua se transforma en hielo, duro como la piedra. \p \v 31 »¿Puedes detener las estrellas? ¿Puedes frenar a Orión o las Pléyades? \v 32 ¿Puedes garantizar la correcta sucesión de las estaciones, o guiar la constelación de la Osa con sus satélites a través de los cielos? \v 33 ¿Conoces las leyes del universo, y cómo los cielos influyen en la tierra? \p \v 34 »¿Puedes gritarles a las nubes y hacer que llueva? \v 35 ¿Puedes hacer que salga el relámpago y que el rayo caiga donde tú mandes? \v 36 ¿Quién da la intuición y el instinto? \v 37-38 ¿Quién es tan sabio que pueda enumerar todas las nubes? ¿Quién puede derramar los cántaros del cielo cuando todo se ha vuelto polvo y terrones? \p \v 39-40 »¿Puedes tú, como la leona, cazar la presa para satisfacer el hambre de sus cachorros que esperan en su guarida, o mantenerte al acecho en la selva? \v 41 ¿Quién alimenta a los cuervos cuando sus polluelos claman a Dios, y se agitan hambrientos en sus nidos? \c 39 \p \v 1 »¿Sabes cómo paren las cabras monteses? ¿Alguna vez viste nacer sus cabritos? \v 2-3 ¿Sabes cuántos son sus meses de preñez antes de que se encorven para parir y librarse de su carga? \v 4 Sus cabritos crecen en campo abierto, luego abandonan a sus padres para no volver más. \p \v 5 »¿Quién hace montaraces a los burros salvajes? \v 6 Yo los puse en el desierto y les di llanos salados en donde vivir. \v 7 Porque ellos detestan el ruido de la ciudad, y no quieren que los arrieros les griten. \v 8 En la serranía están sus pastos; allá buscan toda brizna de hierba. \p \v 9 »¿Querrá de buen grado servirte el buey salvaje? ¿Querrá quedarse junto a tu pesebre? \v 10 ¿Puedes arar con el buey salvaje? ¿Querrá él arar con tu arado? \v 11 Por su mucha fuerza, ¿confiarás en él? ¿Dejarás que decida dónde trabajar? \v 12 ¿Podrás enviarlo a acarrear el trigo de la era? \p \v 13 »La hembra del avestruz aletea airosamente, pero ¿hay acaso amor maternal en su plumaje? \v 14 Pone los huevos a ras de tierra para que se calienten en el polvo. \v 15 Olvida que alguien puede aplastarlos con el pie, o que los animales salvajes pueden destruirlos. \v 16 Se desentiende de sus polluelos como si no fueran sus hijos y no le importa si mueren, \v 17 porque Dios no le ha dado sabiduría. \v 18 Pero si de correr se trata, es más veloz que el caballo y su jinete. \p \v 19 »¿Fuiste tú quien dio al caballo su fortaleza o coronó su cuello de ondeante crin? \v 20 ¿Le diste tú la capacidad de saltar como la langosta? ¡Su majestuoso relincho es digno de escucharse! \v 21-23 Golpea la tierra con su casco y se regocija en su vigor, y cuando va a la guerra no se arredra aunque las flechas y las fulgurantes espadas y jabalinas le golpeen el costado. \v 24 En frenética carrera devora las distancias; al toque de trompeta no es posible refrenarlo. \v 25 Al oír el clarín relincha: “¡Ea!”. De lejos olfatea la batalla. Se alegra con el clamor de la pelea y el rugido de las órdenes del capitán. \p \v 26 »¿Sabes cómo se remonta el halcón y tiende sus alas hacia el sur? \v 27 ¿Es por orden tuya que el águila se eleva sobre los riscos para hacer su nido? \v 28 Vive sobre los riscos, y hace su casa en la fortaleza de la montaña. \v 29 Desde allá espía su presa; desde grandísima distancia. \v 30 Sus polluelos tragan sangre; ella va a dondequiera que haya muertos». \c 40 \p \v 1 El \nd Señor\nd* prosiguió: \p \v 2 «¿Aún quieres disputar con el Todopoderoso? ¿O prefieres darte por vencido? Tú que censuras a Dios, ¿tienes las respuestas?». \p \v 3 Entonces Job respondió a Dios: \p \v 4 «No soy nada. ¿Cómo podría jamás hallar las respuestas? Me tapo la boca con la mano y guardo silencio. \v 5 Ya he hablado demasiado». \p \v 6 El \nd Señor\nd* le volvió a hablar a Job desde el torbellino: \p \v 7 «¡Plántate como hombre y prepárate para la lucha! Deja que te pregunte y respóndeme. \v 8 ¿Vas a difamar mi justicia y a condenarme para poder decir que eres justo? \v 9 ¿Tienes fuerza como la de Dios y voz tan poderosa como la suya? \v 10 Pues ponte tus vestiduras de ceremonia; cúbrete de majestad y esplendor. \v 11 Da rienda suelta a tu ira: que se desborde contra los orgullosos. \v 12 Humilla al altivo con una mirada; aplasta a los malvados con tu pie. \v 13 Lánzalos al polvo, con rigidez de muerte en sus rostros. \v 14 Si puedes hacer eso, convendré contigo en que tu propia fortaleza puede salvarte. \p \v 15 »¡Mira al hipopótamo! También es hechura mía, como lo eres tú. Come hierba como el buey. \v 16 Mira sus formidables lomos y los músculos de su vientre. \v 17 Tiene la cola tan derecha como un cedro. Tiene los tendones de los muslos firmemente unidos. \v 18 Sus vértebras van derechas como un tubo de bronce. Tiene las costillas como barras de hierro. \v 19 Es de lo más feroz en toda la creación de Dios; quien quiera dominarlo, traiga espada aguda. \v 20 Los montes le brindan su mejor alimento: los demás animales que le sirven de comida. \v 21 Se echa bajo las plantas de loto ocultándose en sus tallos, \v 22 escondido a la sombra de los sauces junto a las aguas. \v 23 No lo asustan los ríos torrentosos, ni cuando el crecido Jordán se lanza contra él. \v 24 Nadie puede tomarle desprevenido ni ponerle anillos en la trompa para llevárselo cautivo. \c 41 \p \v 1 »¿Puedes pescar al Leviatán con cuerda y anzuelo? ¿O echarle un nudo corredizo a la lengua? \v 2 ¿Puedes atarlo de la nariz con una cuerda, o atravesarle la quijada con un garfio? \v 3 ¿Te suplicará que lo dejes en paz, o con zalamerías procurará aplacarte? \v 4 ¿Consentirá en que lo esclavices de por vida? \v 5 ¿Podrás domesticarlo como a un pájaro y dárselo a tus hijas para que jueguen? \v 6 ¿Lo llevarán los pescadores para que lo pongan a la venta en la pescadería? \v 7 ¿Será su piel vulnerable a los dardos, o su cabeza al arpón? \p \v 8 »Si llegaras a agarrarlo jamás olvidarías aquella lucha, ni querrías repetirla. \v 9 No, vano es querer atraparlo. El solo pensarlo asusta. \v 10 Nadie se atreve a provocarlo; mucho menos a capturarlo. Y si ante él nadie se mantiene, ¡quién se mantendrá delante de mí! \v 11 A nadie soy deudor. Cuanto hay bajo el cielo me pertenece. \p \v 12 »Debo también mencionar la tremenda fuerza que hay en sus miembros y en todo su cuerpo. \v 13 ¿Quién puede perforarle la piel, o quién se atreve a ponerse al alcance de sus fauces? \v 14 Porque tiene unos dientes terribles. \v 15-17 Se enorgullece de sus escamas traslapadas perfectamente selladas, que no dejan pasar aire, y que nada puede penetrarlas. \v 18 Cuando estornuda, la luz del sol resplandece como relámpago al pasar por la llovizna. Sus ojos brillan como chispas. \v 19 Lanza fuego por la boca. \v 20 Por las narices echa humo como el vapor que sale de un caldero sobre fuego de juncos secos. \v 21 Sí, su aliento encendería carbones; echa llamas por la boca. \p \v 22 »La inmensa fuerza de su cuello infunde terror por dondequiera que pasa. \v 23 Tiene la piel dura y firme, no blanda ni fofa. \v 24 Tiene el corazón duro como roca; como piedra de molino. \v 25 Cuando se pone de pie, aun los más fuertes se atemorizan: el terror los domina. \v 26 No hay espada, ni lanza, dardo o aguda flecha que lo detenga. \v 27-28 Para él el hierro es como paja, y el bronce como palo podrido. Las flechas no lo ahuyentan. Las piedras de honda son tan inútiles como paja. \v 29 Los garrotes de nada sirven y él se ríe de las jabalinas que lanzan. \v 30 Tiene el vientre cubierto de escamas como cascos agudos; ¡se arrastra por la tierra como un rodillo de aplanar! \p \v 31-32 »Hace rebullir al agua cuando se pone en movimiento. Agita lo profundo. Deja tras sí una brillante estela de espuma. ¡Al verlo, parece que el mar fuera de escarcha! \v 33 No hay en toda la tierra un ser que, como él, a nada tema. \v 34 Entre todas las bestias es la más orgullosa; es el monarca de todo cuanto ve». \c 42 \s1 Respuesta de Job \p \v 1 Entonces Job respondió a Dios: \p \v 2 «Sé que todo lo puedes y que nadie es capaz de detenerte. \v 3 Preguntas quién ha sido tan necio para negar tu providencia. Soy yo. Hablaba de lo que ignoraba en absoluto; de lo que no comprendía; de cosas demasiado admirables para mí. \p \v 4 »Tú dijiste: “Escucha, y yo hablaré. Déjame plantearte las preguntas. ¡A ver si eres capaz de responder!”. \p \v 5 »Pero ahora yo digo. Había oído hablar de ti, pero ahora te he visto, \v 6 y me detesto, y me arrepiento en polvo y cenizas». \s1 Epílogo \p \v 7 Luego que el \nd Señor\nd* terminó de hablar con Job, dijo a Elifaz de Temán: «Estoy airado contra ti y tus dos amigos, pues no tenían razón en lo que dijeron respecto a mí, como sí la tuvo Job. \v 8 Ahora tomen siete becerros y siete carneros; vayan a mi siervo Job y presenten una ofrenda quemada en expiación por ustedes; y mi siervo Job orará por ustedes, y yo aceptaré su oración en favor suyo, y no los destruiré como debería hacerlo por su pecado, porque no han hablado rectamente respecto a mi siervo Job». \p \v 9 De modo que Elifaz de Temán, Bildad de Súah y Zofar de Namat hicieron como el \nd Señor\nd* los mandó, y el \nd Señor\nd*, aceptó la oración de Job en favor de ellos. \v 10 Luego, cuando Job oró por sus amigos, el \nd Señor\nd* le restituyó sus riquezas y felicidad. ¡En verdad, el \nd Señor\nd* le dio el doble de lo que antes tenía! \v 11 Todos sus hermanos, hermanas y antiguos amigos llegaron y festejaron con él en su hogar, consolándolo en todos sus padecimientos, y alentándolo por las pruebas que el \nd Señor\nd* le había mandado. Y cada uno de ellos le llevó un obsequio de una pieza de plata y un anillo de oro. \v 12 Así el \nd Señor\nd* bendijo a Job al final de su vida, más que al comienzo. Pues ahora tenía catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil burras. \p \v 13-14 Dios también le dio otros siete hijos y tres hijas. Estos son los nombres de sus hijas: Paloma, Canela y Linda. \p \v 15 Y en toda la tierra no hubo jóvenes tan bonitas como las hijas de Job; y su padre las incluyó en su testamento junto con sus hermanos. \p \v 16 Job vivió ciento cuarenta años después de esto, y llegó a ver a sus nietos, y también a sus bisnietos. \v 17 Al fin murió, muy anciano, tras larga y próspera vida.