\id JER - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 \ide UTF-8 \h Jeremías \toc1 Jeremías \toc2 Jeremías \toc3 Jer \mt1 Jeremías \c 1 \p \v 1 Este es el mensaje que el \nd Señor\nd* le comunicó al sacerdote Jeremías, hijo de Jilquías, quien vivió en el pueblo de Anatot en la provincia de Benjamín. \v 2 Recibió el primero de los mensajes de parte de Dios en el año trece del reinado de Josías, hijo de Amón, rey de Judá. \v 3 Recibió otros durante el reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, y posteriormente en diversas ocasiones hasta el mes de julio en el año once del reinado de Sedequías, hijo de Josías, rey de Judá, cuando la población de Jerusalén fue llevada cautiva a Babilonia. \s1 Llamamiento de Jeremías \p \v 4 El \nd Señor\nd* me dijo: \v 5 Yo había determinado tu futuro desde que te estabas formando en el vientre de tu madre; antes que nacieras te escogí y te consagré como vocero mío ante el mundo. \p \v 6 «¡Oh \nd Señor\nd* Dios», dije yo, «no puedo hacer eso! ¡No soy más que un muchacho! ¡Ni siquiera puedo hablar con soltura!». \p \v 7 No digas eso, respondió el \nd Señor\nd*, pues tú irás a dondequiera que yo te envíe y anunciarás lo que yo te diga. \v 8 Y no le tengas miedo al pueblo, porque yo, el \nd Señor\nd*, estaré contigo y te libraré en caso de peligro. \p \v 9 Luego el \nd Señor\nd* me tocó la boca y dijo: Mira, te he dado la capacidad de comunicar mis mensajes. \v 10 Hoy comienza tu trabajo: prevenir a las naciones y a los pueblos del mundo. De acuerdo con mis palabras, expresadas por tu boca, yo derribaré a unos y los destruiré, y plantaré y cuidaré a otros, los fortaleceré y los engrandeceré. \v 11 Luego el \nd Señor\nd* me dijo: \p Mira, Jeremías, ¿qué ves? \p Y yo respondí: \p Veo una rama de almendro. \p \v 12 Y el \nd Señor\nd* respondió: \p Eso es, y significa que sin duda alguna ejecutaré mis amenazas de castigo. \p \v 13 Luego me preguntó: \p ¿Qué ves ahora? \p Y yo respondí: \p Veo una vasija de agua hirviendo que se ladea hacia el sur. \p \v 14 Sí, dijo, porque del norte caerá un terror hirviendo sobre todos los pueblos de esta tierra. \v 15 Yo llamo a los ejércitos de los países del norte para que se lancen sobre Jerusalén y la rodeen con sus ejércitos, y que hagan lo mismo con todas las demás ciudades de Judá. \v 16 Así castigaré a mi pueblo por haberme abandonado y por rendirles homenaje a otros dioses, que son sólo ídolos hechos por sus propias manos. \p \v 17 Así que levántate, vístete y ve a decirles cuanto yo te mande. No les tengas miedo, mantén una postura firme ante ellos. \v 18 Mira, hoy te vuelvo inexpugnable a todos sus ataques, no pueden dañarte. Yo te doy una gran fuerza como si fueras ciudad llena de torres defensivas que no puede ser conquistada, como si fueras una columna de hierro o fuerte puerta de bronce. Todos los reyes de Judá, sus funcionarios, sacerdotes y habitantes no podrán nada contra ti. \v 19 Van a intentar acabar contigo, pero fracasarán porque yo estoy contigo, dice el \nd Señor\nd*. Yo te libraré. \c 2 \s1 Israel abandona a Dios \p \v 1 Me habló nuevamente el \nd Señor\nd* y dijo: \v 2 Ve y grita lo siguiente en las calles de Jerusalén: \p El \nd Señor\nd* dice: Yo recuerdo que hace tiempo anhelaban agradarme como joven enamorada, ¡cómo me amaban y me seguían hasta por estériles desiertos! \v 3 En aquellos días Israel era un pueblo santo, el primogénito de mis hijos. A todos los que lo perjudicaban se les culpaba gravemente, y eran castigados con mucha rigidez. \p \v 4-5 Oh habitantes de Israel, dice el \nd Señor\nd*, aclárenme lo siguiente: ¿Por qué me abandonaron sus padres? ¿Qué hallaron torcido en mí que los apartó de la forma de vida que les mostré y los convirtió en necios adoradores de ídolos? \v 6 Ellos pasan por alto que fui yo, el \nd Señor\nd*, quien los sacó con seguridad de Egipto y los condujo por estériles desiertos, por arenales rocosos donde reina la sed y la muerte, que nadie habita y ni siquiera transita. \v 7 Yo los traje a tierra fructífera para que disfrutaran de su abundancia y frescura, pero ellos la convirtieron en tierra de maldad y corrupción y transformaron mi heredad en porquería. \v 8 Ni siquiera sus sacerdotes se preocuparon por mí, y sus jueces me echaron al olvido; sus dirigentes se volvieron contra mí, y sus profetas adoraron a Baal y derrocharon su tiempo en necedades. \p \v 9 Por eso sigo en mi pleito contra ustedes, el cual continuaré incluso contra sus descendientes en los años venideros. \p \v 10-11 Miren en torno y vean si pueden encontrar otra nación en cualquier parte del mundo que haya cambiado sus antiguos dioses por otros nuevos, aunque sus dioses nada sean. Envíen a occidente, a la isla de Chipre; envíen al oriente, a los desiertos de Cedar; vean si hay allí alguien que jamás haya oído algo tan extraño. ¡Sólo mi pueblo ha renunciado a su glorioso Dios a cambio de ídolos ridículos! \v 12 ¡El cielo se espanta de esa gran estupidez y retrocede horrorizado y consternado!, dice el \nd Señor\nd*. \v 13 Porque dos males ha cometido mi pueblo: me abandonaron a mí que soy fuente de agua viva, y han cavado para sí cisternas que no pueden ni siquiera retener agua. \p \v 14 ¿Por qué se ha convertido Israel en nación de esclavos? ¿Por qué lo conquistan y lo llevan lejos? ¿Acaso nació para eso? \p \v 15 Veo grandes ejércitos que marchan sobre Jerusalén entre grandes alaridos de guerra para destruirla y dejar en ruinas sus ciudades, incendiadas y desoladas. Le causaron tantos estragos como harían cachorros de león con sus juegos violentos. \v 16 Hasta los habitantes de Menfis y Tafnes participaron en la humillación y desolación contra Israel. \v 17 ¿No se dan cuenta aún que ustedes se han acarreado esto al rebelarse contra el \nd Señor\nd* su Dios cuando él quería guiarlos y mostrarles la forma correcta de vivir? \v 18 ¿Qué han ganado con sus alianzas con Egipto y Asiria? \v 19 Su propia maldad será su castigo. Verán lo malo y amargo que es rebelarse contra el \nd Señor\nd* su Dios, abandonándolo sin temor, dice el \nd Señor\nd*, el \nd Señor\nd* de los ejércitos. \p \v 20 Desde hace mucho se desligaron de todo lo que los unía a mí. Desafiantes, no quisieron seguir mis instrucciones. Sobre cada colina y debajo de cada árbol se han postrado ante los ídolos. \p \v 21 ¿Cómo pudo ocurrir esto? ¿Cómo pudo ser? Porque cuando yo los planté, elegí cuidadosamente la semilla: era la mejor. ¿Por qué te has convertido en esta degenerada raza de malvados, como si procedieran de una malísima semilla? \v 22 No hay en el mundo jabón ni detergente que puedan purificarte. Has cometido tantos delitos que son difíciles de olvidar. Los veo permanentemente ante mí, dice el \nd Señor\nd* Dios. \p \v 23 Pero tú dices que no es verdad, que no has adorado ídolos. ¿Cómo puedes decir tal cosa? ¡Ve y mira en cualquier valle del país todas las señales de tu ligereza e idolatría! ¡Toma nota de los muchos delitos que has cometido, oh camella inquieta en busca de macho! \v 24 ¡Eres como burra montés que olfatea el aire en época de celo! ¿Quién podrá refrenar tu lascivia? Ningún burro que te desee necesita buscarte, pues tú corres hacia él. \v 25 ¿Por qué no dejas al estéril correr tras otros dioses? Sabes que el Señor te provee para tus necesidades, pero tú dices: «No malgastes palabras. ¡Estoy enamorada de estos extranjeros y no puedo dejar de amarlos ahora!». \p \v 26-27 Como el ladrón, la única vergüenza que Israel conoce es que lo atrapen. Reyes, príncipes, sacerdotes y profetas, en esto son iguales. A un poste labrado lo llaman padre suyo, y tienen por madre un ídolo labrado en piedra. ¡Pero cuando le llegan los tiempos de angustia es a mí a quien recurren pidiendo salvación! \v 28 ¿Por qué no imploran a los dioses que se han fabricado? Cuando sobrevenga el peligro, ¡que te ayuden ellos y te salven si pueden! Porque tienes tantos dioses como ciudades hay en Judá, incluso cada calle de Jerusalén tiene un altar dedicado a un ídolo diferente. \v 29 No acudan más a mí, todos son rebeldes y me han echado pleito, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 30 Castigué a sus hijos pero nada les aprovechó: aún no quieren obedecer. Y ustedes mismos han matado a mis profetas como el león que mata su presa. \p \v 31 Oh pueblo mío, dime: ¿He sido acaso injusto con Israel? ¿He sido para ellos como tierra mala y egoísta? ¿Por qué entonces dice mi pueblo: «Por fin nos vemos libres de Dios, jamás volveremos a tener nada con él?». \v 32 ¿Cómo pueden desconocer así a su Dios? ¿Podrá una muchacha olvidar arreglarse linda? ¿Qué novia tratará de ocultar lo más lindo de su ajuar? ¡Pero por largos años mi pueblo se ha olvidado de mí, del más precioso de sus tesoros! \p \v 33 ¡Cuánto señuelo y qué artificios para atraer a tus amantes! ¡La coqueta más experta tendría mucho que aprender de ti! \v 34 Tienes los vestidos manchados con la sangre de los inocentes y los pobres. Descaradamente matas sin causa. \v 35 Y sin embargo dices: «¡Nada hice que enoje a Dios, estoy segura de que no está enojado!». Pero precisamente por decir «No he pecado» será que te castigaré duramente. \p \v 36 Por aquí y por allá andas mariposeando de un aliado a otro en busca de socorro, pero de nada te valdrá pues tus nuevos amigos de Egipto te abandonarán como antes lo hizo Asiria. \v 37 Quedarás desesperada y te cubrirás el rostro con las manos desesperada, porque el \nd Señor\nd* ha rechazado a aquéllos en quienes confías. No triunfarás por más que te ayuden. \c 3 \p \v 1 Hay una ley según la cual quien se divorcia de una mujer que luego se casa con otro, no debe volver a tomarla, pues ella queda mancillada. Pero aunque tú me has abandonado y te has juntado con muchos amantes, yo te he instado a que vuelvas a mí, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 2 ¿Habrá en todo el país sitio en que no hayas sido deshonrada por tus adulterios, es decir, tu adoración de esos otros dioses? Te sientas como prostituta en espera de cliente al lado del camino. Te sientas sola como acostumbran hacerlo los beduinos del desierto. Has corrompido la tierra con tu indigna prostitución. \v 3 Por eso han faltado hasta las lluvias de primavera, porque tú eres una coqueta del todo desvergonzada. \v 4-5 Y sin embargo me dices: «¡Oh Padre, tú siempre has sido amigo mío, de seguro no estarás enojado por una pequeñez así, de seguro la olvidarás!». Eso dices y prosigues haciendo todo el mal que puedes. Se han acumulado sin fin los delitos que has cometido. \s1 La infidelidad de Israel \p \v 6 Este comunicado del \nd Señor\nd* me llegó durante el reinado del rey Josías: \p ¿Has visto lo que hace Israel? Se comporta como esposa infiel que se entrega a otros hombres cada vez que puede, pues es semejante lo que hace Israel al rendirle homenaje a otros dioses en cualquier colina, debajo de cada árbol frondoso. \p \v 7 Yo pensaba que algún día retornaría a mí y volvería a ser mía; pero no regresó. Y su infiel hermana Judá vio la permanente rebelión de Israel, \v 8 pero no puso atención aunque vio que yo me divorcié de la infiel Israel. Ahora también Judá me ha dejado y se ha entregado a la prostitución, pues ha acudido a otros dioses para adorarlos. \v 9 No le dio ninguna importancia al asunto; para ella no era nada adorar ídolos de madera y piedra, y así la tierra se contaminó y se corrompió grandemente como consecuencia de estas conductas reprobables. \v 10 Luego, más tarde, esta infiel «regresó» a mí, pero su «arrepentimiento» era fingido, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 11 En realidad la infiel Israel es menos culpable que la traidora Judá. \p \v 12 Por lo tanto ve y dile a Israel: ¡Oh Israel, pueblo mío pecador, vuelve a mí, pues soy misericordioso; no estaré eternamente enojado contigo, dice el \nd Señor\nd*, porque mi capacidad de perdonar es muy grande! \v 13 Basta con que reconozcas tu culpa, reconoce que te rebelaste contra el \nd Señor\nd* tu Dios y cometiste adulterio contra él, adorando ídolos debajo de cada árbol; confiesa que te negaste a seguir mis instrucciones, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 14 ¡Oh hijos que se han alejado de mí, regresen, pues yo soy su \nd Señor\nd* y quiero llevarlos de regreso a la tierra de Israel, uno de aquí, otro de allá, en dondequiera que estén esparcidos, \v 15 y les daré líderes bien probados que los guíen con sabiduría y comprensión! \p \v 16 Entonces, cuando su tierra esté nuevamente poblada, dice el \nd Señor\nd*, ya no suspirarán por «los buenos tiempos que fueron» cuando tenían el cofre del pacto de Dios. No echarán de menos aquellos días y ni siquiera pensarán en ellos, y el cofre no será reconstruido, \v 17 porque el \nd Señor\nd* mismo estará entre ustedes, y toda la ciudad de Jerusalén será conocida como el Trono del \nd Señor\nd*, y todas las naciones acudirán a él allá y no seguirán empecinadas en sus malos propósitos. \p \v 18 En aquel tiempo los pueblos de Judá e Israel volverán juntos de su cautiverio desde el norte a la tierra que yo di a sus antepasados como herencia para siempre. \v 19 Y yo di a conocer mi propósito de adoptarles como mi hijo. Tracé planes de darles parte de esta hermosa tierra, la mejor del mundo. Esperaba ilusionado que me llamaran «Padre», y creía que nunca volverían a abandonarme. \v 20 Pero me han traicionado; se han alejado, entregándose a una hueste de dioses extraños; fueron como esposa infiel que abandona a su marido, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 21 En lo alto de los montes que el viento azota oigo voces que gritan a todo pulmón. Son los hijos de Israel que le dieron la espalda al \nd Señor\nd* su Dios y se alejaron. \v 22 ¡Oh rebeldes hijos míos, vuélvanse a mí y yo los aliviaré del dolor provocado por sus delitos! \p Y ellos responden: «¡Sí, volveremos, pues tú eres el \nd Señor\nd* Dios nuestro! \v 23 Hartos estamos de adorar ídolos en las colinas y de celebrar orgías en los montes. Todo esto es sólo farsa. Sólo en el \nd Señor\nd* nuestro Dios podrá Israel hallar auxilio y salvación, ahora lo entendemos. \v 24 Desde nuestra niñez hemos visto cuanto nuestros antepasados tenían (rebaños, ganado, hijos e hijas) derrochado en sacerdotes e ídolos, y ahora vemos que por causa de la idolatría lo hemos perdido todo. \v 25 Aceptemos nuestra vergüenza y deshonra, que desde nuestra niñez nosotros y nuestros antepasados hemos pecado contra el \nd Señor\nd* nuestro Dios, y que no le hemos obedecido». \c 4 \p \v 1 ¡Oh Israel, si en verdad regresas a mí y definitivamente desechas tus ídolos, esos monigotes horribles que te has hecho, \v 2 y si juras pertenecerme sólo a mí, el Dios viviente, e inicias una vida buena, honrada y limpia, serás testimonio para las naciones del mundo y estas acudirán a mí y servirán también para difundir mi gran fama! \p \v 3 El \nd Señor\nd* dice a la gente de Judá y Jerusalén: Aren en la dureza de sus tierras, y no siembren sobre los cardos. \v 4 Dediquen al \nd Señor\nd* su mente y corazón, y no sólo su cuerpo como lo simbolizan al cortar parte de la piel del pene, o de otro modo mi cólera se encenderá y con ella los castigaré tanto que parecerá como un incendio que no se puede apagar. \s1 La infidelidad de Israel \p \v 5 Grítenle a la gente de Jerusalén y Judea que den la alarma por todo el país y se comunique por todos lados: «¡Huyan para salvarse! ¡Refúgiense en los edificios más seguros de cada ciudad!». \v 6 Envíen de Jerusalén este aviso: «¡Escapen ya, no se tarden!». Porque yo, el \nd Señor\nd*, traigo desde el norte un terrible ejército contra ustedes. \v 7 El enemigo viene como un león furtivo que sale furioso desde su guarida, y se encamina a la tierra de ustedes. Sus ciudades quedarán en ruinas, sin un habitante. \v 8 ¡Así que vístanse de luto y lloren con amargura, porque la terrible cólera del \nd Señor\nd* aún no ha terminado! \v 9 En aquel día, dice el \nd Señor\nd*, el rey y los príncipes temblarán de miedo, y los sacerdotes y profetas estarán horrorizados. \p \v 10 (Entonces protesté yo: «¡Pero \nd Señor\nd*, el pueblo ha sido engañado por lo que tú dijiste, pues le prometiste que vivirían en paz! ¡Y sin embargo, ahora mismo el enemigo tiene la espada lista para matarlos!»). \p \v 11-12 En aquel tiempo el \nd Señor\nd* enviará sobre ellos un viento ardiente del desierto, no en pequeñas ráfagas sino en rugientes vendavales, no para limpiar los terrenos ni generar un clima agradable, sino que será el anuncio de la sentencia de destrucción de parte del \nd Señor\nd*. \v 13 Y ese viento es la imagen del enemigo, quien se dejará venir sobre nosotros como si fuera viento de tormenta. Sus carros de guerra parecerán un torbellino, sus caballos son más veloces que las águilas. ¡Ay de nosotros, pues no tenemos ninguna posibilidad de salir bien librados ante semejante ejército! \p \v 14 ¡Oh Jerusalén, pon en orden tu vida mientras haya tiempo; aún puedes salvarte cambiando tu conducta y modo de pensar! \v 15 Desde la región de Dan y desde el monte Efraín llega el aviso de desgracias. \v 16 Adviertan a toda nuestra gente que el enemigo viene desde muy lejos gritando amenazas e insultos contra Jerusalén y las ciudades de Judá. \v 17 Ahora rodean a Jerusalén como si fueran pastores enfurecidos que acosan a un animal salvaje encerrado en un corral. Y esto es como consecuencia de que contra mí se ha rebelado mi pueblo, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 18 Tu conducta malvada te ha acarreado esto, llenando de amargura tu corazón. \p \v 19 ¡Ay, estoy completamente lleno de dolores! ¡Me retuerzo de dolor; el corazón me late violentamente! ¡No puedo estarme sereno pues he oído y escuchado las trompetas del ejército enemigo y el vocerío de los soldados agresores que se nos vienen encima. \v 20 ¡Arremeten con todas sus fuerzas dejando destrucción por todos lados! Súbitamente, en un abrir y cerrar de ojos, destruyen las casas y saquean las pertenencias. \v 21 ¿Cuánto tiempo durará esto? ¿Hasta cuándo tendré que verme rodeado de guerra y muerte? \p \v 22 Hasta que mi pueblo abandone su terquedad, pues se niegan a seguir mis instrucciones. Son torpes, retrasados, sin entendimiento, muy avispados para hacer el mal, pero muy tontos cuando se trata de hacer algo bueno. \p \v 23 Miré su tierra, y hasta donde mi vista alcanzaba en todas direcciones no se veían más que ruinas, y el cielo estaba negro por el humo de los incendios. \v 24 Miré a los montes y los vi temblar y estremecerse, como reflejo de lo que le acontecía a los habitantes de la ciudad. \v 25 Miré, y había desaparecido todo rastro de vida, ¡hasta las aves del cielo habían huido! \v 26 Los fértiles valles habían quedado desiertos y todas las ciudades estaban en ruinas ante la presencia del \nd Señor\nd*, derribadas por el efecto de su acción justiciera. \v 27 Y todo esto como cumplimiento de una decisión del \nd Señor\nd*. ¡Menos mal que él decidió que al menos quedará con vida un pequeño grupo del pueblo! \p \v 28 La tierra llorará, los cielos estarán enlutados por la decisión contra mi pueblo, pero estoy resuelto y no la cambiaré. \p \v 29 Debido a estas acciones guerreras todos los habitantes de la ciudad huyen aterrorizados, tratando de escapar del retumbo de los ejércitos en marcha que se acercan, disparando sus flechas contra todos los habitantes. El pueblo huye a los montes y se oculta en los matorrales. Toda la ciudad ha quedado abandonada. \p \v 30 ¿Y ahora tú, Jerusalén, por qué te pones tu vestido más lindo y las joyas más valiosas y te esmeras tanto con tu maquillaje? ¡No tiene sentido nada de lo que haces! ¡Tus aliados, a los que buscaste para que fueran tus amantes, ahora te desprecian y lo que quieren es verte muerta! \p \v 31 Entonces escuché un gran llanto y gemidos, como de parturienta primeriza. ¡Es el clamor de mi pueblo jadeante que suplica socorro, vencido por el enemigo! \c 5 \s1 La corrupción de Jerusalén y de Judá \p \v 1 ¡Corran arriba y abajo por todas las calles de Jerusalén; busquen con cuidado por todas partes para ver si pueden hallar siquiera una persona justa y honrada! Si encuentran aunque sea una, no destruiré la ciudad. \v 2 ¡Y es que ustedes mienten hasta cuando juran! \v 3 \nd Señor\nd*, tú no aceptas sino la verdad. Castigándolos has tratado de hacer que reflexionen y sean honrados, pero no quieren cambiar. Los has arruinado, pero no escarmientan y se niegan a dejar su conducta malvada. Con el rostro como dura piedra por su terquedad, están empecinados en no arrepentirse. \p \v 4 Entonces dije yo: «Pero, ¿qué puede esperarse de los sencillos e ignorantes? No conocen las instrucciones de Dios. ¿Cómo podrán obedecerle? \v 5 Iré ahora a sus jefes, a los hombres prominentes y les hablaré, pues ellos conocen bien las instrucciones del \nd Señor\nd* y las consecuencias que una conducta malvada acarrea». ¡Pero resulta que también ellos habían rechazado por completo a su Dios! \p \v 6 Entonces lanzaré sobre ellos la tremenda furia de sus enemigos quienes los atacarán como si fueran el león de la selva, los lobos del desierto y el leopardo que ronda en busca de presa, listo a dar el zarpazo a la primera presa que encuentre. Y todo esto como consecuencia de su desobediencia hacia mí y por haberse alejado de las instrucciones que le he dado. \p \v 7 ¿Cómo perdonarlos? Porque hasta sus niños se han apartado, y adoran dioses que no lo son. Di de comer a mi pueblo hasta que estuvo satisfecho, y su agradecimiento fue entregarse al adulterio escandalosamente y armar francachelas en los burdeles de la ciudad. \v 8 Son como garañones bien nutridos y lascivos, cada cual relinchando en busca de yegua ajena. \v 9 ¿No los habré de castigar por esto? ¿Tendré que fingir que no me doy cuenta de nada de lo que hacen? \p \v 10 Ataquen la ciudad y causen mucho daño, pero no la destruyan del todo. Desciende a los viñedos y destrúyelos, pero deja con vida unos cuantos esparcidos. Arranca los sarmientos de cada vid, pues no son del \nd Señor\nd*. \p \v 11 ¡Vaya que se han dado sus mañas para intentar engañarme los pueblos de Israel y Judá!, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 12 No me han tomado en cuenta para nada, y dicen: «¡Él no nos inquietará! ¡Ningún mal nos sobrevendrá! ¡No habrá hambre ni guerra! \v 13 Los profetas de Dios», dicen ellos, «son simples charlatanes: muchas palabras y nada de autoridad divina. La condena con que amenazan caerá sobre ellos, no sobre nosotros». \p \v 14 Por lo tanto, esto es lo que Dios, el \nd Señor\nd* de los ejércitos, dice a sus profetas: Por murmuraciones así tomaré sus palabras y predicciones y haré que se cumplan en sus vidas con el efecto que causa un terrible incendio, el cual los consumirá como si fueran simples trozos de madera. \p \v 15 Miren, traeré contra ustedes una nación lejana, oh Israel, dice el \nd Señor\nd*, nación poderosa, nación antigua cuya lengua no entiendes. \v 16 Mortíferas son sus armas, todos sus hombres son grandes guerreros. \v 17 Y ellos devorarán tus cosechas y el pan de tus hijos e hijas, se apropiarán de tus rebaños de ovejas y tu ganado; sí, y también se comerán tus uvas e higos; y saquearán tus ciudades, las que tú considerabas muy seguras por tener fuertes murallas y torreones defensivos. \v 18 Pero no los destruiré a ustedes por completo, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 19 Y cuando su pueblo pregunte: «¿Por qué nos hace esto el \nd Señor\nd*, nuestro Dios?» les responderán: «Ustedes lo rechazaron y se entregaron a otros dioses en su tierra, y ahora tendrán que ser esclavos de extranjeros en sus tierras». \p \v 20 Anuncia esto a Judá y a Israel: \p \v 21 Escucha lo que digo, pueblo tonto e insensato, de ojos ciegos y oídos sordos. \v 22 ¿No me tienen respeto alguno?, pregunta el \nd Señor\nd* Dios. ¿Cómo es que ni siquiera tiemblan en mi presencia? Mi poder es tan grande que yo fui quien establecí sus límites a los mares del mundo y ellos por más que se embravezcan y rujan, no podrán traspasarlos. ¿No es de ser temido y respetado un Dios así de poderoso? \p \v 23-24 Pero mi pueblo tiene una voluntad rebelde, se ha apartado de mí y se ha desviado a la idolatría. Aunque yo soy quien les da lluvia cada año en primavera y otoño y les envía el tiempo de las cosechas, no me tienen temor ni respeto. \v 25 Y por eso les he retirado estas admirables bendiciones. Su conducta reprobable contra mí les ha privado de aquellos bienes. \p \v 26 Hay entre mi pueblo hombres perversos que acechan víctimas como lo hace un cazador oculto. Arman trampas y redes con mucha habilidad. ¿Y qué es lo que atrapan? ¡Personas! \v 27 Como gallinero lleno de pollos, sus hogares están llenos de perversas tramas. ¿Y el resultado? \v 28 Ahora son grandes y ricos, bien alimentados y relucientes, y no hay límite para sus maldades. ¡Pero niegan la justicia a los huérfanos y sus derechos a los pobres! \v 29 ¿He de estarme con los brazos cruzados tolerando esta situación?, pregunta el \nd Señor\nd*. ¿No he de castigar a un país que vive en esta situación? \p \v 30 Algo espantoso ha ocurrido en este país: \v 31 los profetas anunciando mentiras y los sacerdotes muy contentos apoyándolos. Y al pueblo parece que le gusta esta situación. ¡¿Dónde irá a parar toda esta locura?! \c 6 \s1 Jerusalén es sitiada \p \v 1 ¡Corre, pueblo de Benjamín, sálvese quien pueda! ¡Huyan de Jerusalén! ¡Toquen alarma en el pueblo de Tecoa, envíen señales desde Bet Haqueren, adviertan a todos que desde el norte viene un poderoso ejército para destruir esta nación! \v 2 Indefensa como doncella eres Jerusalén, bella y delicada como pradera. \v 3 Pero malos pastores te rodearán. Acamparán en derredor de la ciudad y dividirán sus tierras de pastoreo para sus propios rebaños, ¡los rebaños en realidad son ejércitos! \v 4 ¡Míralos preparándose para la batalla que comenzará a mediodía! Y aún al empezar a oscurecer continúa la batalla con toda intensidad. \v 5 «¡Vamos!», dicen, «¡asaltémosla, no importa que haya llegado la noche, y destruyamos sus torreones defensivos!». \p \v 6 Porque el \nd Señor\nd* de los ejércitos les ha dicho: Corten árboles para emplearlos como arietes, y puedan escalar y tomar las murallas de Jerusalén. La ciudad está confundida y la gente anda desesperada de un lado para otro. \v 7 En ella se ve la impiedad por todos lados, en sus calles resuena el eco de la violencia, gente gritando que le han robado o golpeado. \p \v 8 Presta mucha atención, Jerusalén, no suceda que deje de quererte y permita que te arruines completamente. \v 9 Por más que se escondan serán encontrados y castigados, ha dicho el \nd Señor\nd* de los ejércitos. Porque con el mismo cuidado que el vendimiador examina la viña por si algo se le ha quedado, así serán buscados los que queden. \p \v 10 Pero, ¿quién escuchará cuando yo los prevengo? Tienen los oídos tapados y se niegan a escuchar. La palabra de Dios sólo les causa molestia, para nada les gusta. \p \v 11 Por todo esto estoy lleno de la cólera, dice el \nd Señor\nd*, y se me acabó la paciencia para seguir conteniéndola. La derramaré sobre Jerusalén, aun sobre los niños que juegan en las calles, sobre las reuniones de jóvenes, sobre los esposos y las esposas y los abuelos. \v 12 Sus enemigos se adueñarán de sus casas, campos y mujeres. Pues voy a castigar al pueblo de este país, ha dicho el \nd Señor\nd*. \p \v 13 Son estafadores y engañadores, desde el más pequeño hasta el más encumbrado. ¡Sí, hasta mis profetas y sacerdotes! Todos piensan sólo en cómo aprovecharse de los demás. \v 14 No se puede sanar una herida con sólo decir que no existe. Sin embargo, los sacerdotes y profetas dan seguridad de paz cuando todo es guerra. \v 15 ¿Se avergonzaba mi pueblo cuando adoraba ídolos? ¡No, en absoluto, ni siquiera se ruborizaba! Por eso yacerán entre los muertos, morirán cuando yo los castigue, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 16 El \nd Señor\nd* les dio el mejor consejo: Pregunten dónde está el buen camino, las instrucciones justas en las que antes se orientaban, y vuelvan a vivir conforme a ellas. ¡Ya verán lo bien que se sentirán por ello! Pero responden: «¡No, estamos bien así!». \v 17 Luego puse sobre ustedes vigías que les advirtieran: «¡Escuchen el sonido de la trompeta! Les indicará cuando una desgracia se acerque». Pero dijeron: «¡No, no pondremos atención!». \p \v 18-19 Por lo tanto, este es el decreto contra mi pueblo. ¡Escúchenlo, pueblos que viven lejos, escúchalo, pueblo mío de Jerusalén, escúchelo la tierra entera! Traeré desgracia sobre este pueblo; será el fruto de su pecado, pues no quieren seguir mis instrucciones, rechazan mi ley. \p \v 20 ¡No sirve de nada quemar en mi presencia dulce incienso de Sabá! ¡Guárdense sus caros perfumes! No voy a aceptar sus ofrendas; no me agradan en lo más mínimo. \v 21 Volveré muy difícil el camino de mi pueblo; padres e hijos se verán burlados, juntos caerán amigos y vecinos, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 22 El \nd Señor\nd* dice: ¡Vean los ejércitos que marchan desde el norte, una nación poderosa se lanza contra ustedes! \v 23 Son un pueblo cruel y despiadado, jinetes expertos y disciplinados, armado hasta los dientes, en pie de guerra. Es tan grande que su avance produce un escándalo como rugido de mar. \p \v 24 La fama de sus ejércitos hemos oído, y el miedo nos debilita. El miedo y el dolor nos atenazan como a mujer a punto de dar a luz. \p \v 25 ¡No salgan a los campos! ¡No viajen por los caminos! Porque el enemigo está rondando por todas partes, listo para la matanza. ¡Hay terror en cada rincón! \p \v 26 ¡Ay Jerusalén, orgullo de mi pueblo, vístete de luto y siéntate sobre cenizas a llorar amargamente como por la muerte de un hijo único, porque en seguida caerán sobre ti los ejércitos destructores! \p \v 27 Jeremías, te he puesto como probador de la conducta de mi pueblo, para que lo examinaras con toda atención. \v 28 ¿No son acaso los peores rebeldes, grandes calumniadores? Son de mala calidad, como bronce y hierro, unos degenerados. \v 29 El fuelle sopla a toda intensidad, el fuego refinador es cada vez más candente, pero no podrá purificarlos, pues de ellos no puede ya desprenderse su impureza. \v 30 Habrá que ponerles un letrero que diga: «Impuros, plata rechazada», porque el \nd Señor\nd* los ha rechazado. \c 7 \s1 La religión falsa e inútil \p \v 1 Luego le dijo el \nd Señor\nd* a Jeremías: \p \v 2 Ve a la entrada del templo del \nd Señor\nd* y dale al pueblo este mensaje: ¡Oh Judá, escucha este mensaje del \nd Señor\nd*! Escúchenlo ustedes, los que vienen aquí a rendir homenaje a Dios. \v 3 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel dice: Aun ahora, si abandonan su mala conducta los dejaré permanecer en su tierra. \v 4 Pero no se dejen engañar por quienes mienten diciendo que por estar aquí el templo del \nd Señor\nd*, Dios jamás permitirá que Jerusalén sea destruida. \v 5 Pueden quedarse sólo con estas condiciones: Si abandonan sus malvados pensamientos y actos, y se relacionan entre sí en toda justicia \v 6 y dejan de explotar a los huérfanos, las viudas y los extranjeros. Y déjense de homicidios, y de rendirles homenaje a los ídolos, como para su mal hacen ahora. \v 7 Así, y sólo así, les dejaré permanecer en esta tierra que di a sus antepasados para siempre. \p \v 8 ¡No se engañen! Dejen de confiar en mensajes engañosos y sin fundamento. \v 9 ¿De veras piensan que pueden robar, matar, cometer adulterio, mentir y rendir homenaje a Baal y a todos esos nuevos dioses suyos, \v 10 y luego venir acá, ponerse ante mí en mi templo y canturrear «¡Salvos somos!», para volver inmediatamente a sus maldades? \v 11 ¿Será mi templo ante sus ojos sólo cueva de ladrones? ¡Pues para mí no es otra cosa ahora que cueva de ladrones! \p \v 12 Vayan a Siló, la ciudad que primero honré con mi nombre, y vean lo que le hice por culpa de la maldad de mi pueblo Israel. \v 13-14 Y ahora, dice el \nd Señor\nd*, lo mismo haré aquí por todo este mal que ustedes han hecho. Una y otra vez les hablé de ello; con mucha insistencia les llamaba, pero no quisieron oír ni responder a mis advertencias. Por ello destruiré este templo como hice con Siló; este templo que lleva mi nombre, del que creen recibir garantía de seguridad, y este sitio que di a ustedes y a sus antepasados. \v 15 ¡Y los echaré de mi presencia tal como lo hice con sus hermanos, los del pueblo de Efraín! \p \v 16 No ores más por este pueblo, Jeremías. No llores por ellos ni ores ni supliques que yo les ayude, pues no te atenderé. \v 17 ¿Acaso no ves todos los delitos que están haciendo por todas las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? \v 18 Tengo mucho motivo para estar enojado. Observa a los niños recogiendo leña, a los padres haciendo fuego y a las mujeres amasando para hacer tortas como ofrenda para la Reina del Cielo\f + \fr 7.18 \fr*\ft Nombre que se daba a Istar (Astarté) diosa del amor y la guerra entre los mesopotamios.\ft*\f* y para los demás ídolos. \v 19 ¿Es a mí a quien perjudican?, pregunta el \nd Señor\nd*. ¡A sí mismos es a quien más dañan, para vergüenza suya! \v 20 Así que el \nd Señor\nd* Dios dice: ¡Mi ira, sí, mi cólera derramaré sobre este sitio: personas, animales, árboles y plantas serán consumidos por el fuego de mi ira, que nadie podrá apagar! \p \v 21 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: ¡Alejen de mí sus ofrendas y sacrificios! \v 22 No eran ofrendas y sacrificios lo que de sus antepasados quería cuando los saqué de Egipto. No era esa la razón de mi mandamiento. \v 23 Lo que les dije fue: ¡Sigan mis instrucciones y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; basta que hagan lo que les indico y todo les saldrá bien! \p \v 24 Pero no quisieron escuchar; siguieron haciendo lo que les daba la gana, siguiendo sus pensamientos tercos y malvados. Retrocedieron en vez de avanzar. \v 25 Desde el día que sus antepasados salieron de Egipto hasta ahora, he continuado enviándoles mis profetas día tras día. \v 26 Pero no quisieron escucharles, ni siquiera trataron de poner atención. ¡Son duros, empecinados y rebeldes, peor que sus antepasados! \p \v 27 Diles cuánto yo les haré, pero no esperes que escuchen. Grita tus advertencias, pero no esperes que respondan. \v 28 Diles: ¡Esta es la nación que se niega a obedecer al \nd Señor\nd* Dios suyo y rehúsa recibir enseñanza; la que persevera practicando la maldad! \p \v 29 ¡Oh Jerusalén, rápate la cabeza en señal de vergüenza y llora solitaria sobre los montes, porque el \nd Señor\nd* ha rechazado y abandonado a este pueblo, quien ha provocado su enojo! \s1 El valle de la Matanza \p \v 30 Porque el pueblo de Judá ha actuado de muy mala manera, dice el \nd Señor\nd*. Han colocado sus feos ídolos en mi propio templo, deshonrándolo. \v 31 Y han edificado el altar llamado Tofet en el valle de Ben Hinón y allí han hecho morir quemados a sus hijitos e hijitas como sacrificio a sus dioses; ¡algo tan espantoso ni siquiera me hubiera pasado jamás por el pensamiento, y mucho menos lo habría yo ordenado! \p \v 32 Pronto llegará el tiempo, dice el \nd Señor\nd*, cuando el nombre del valle se cambiará de «Tofet» o «Valle de Ben Hinón» a «Valle de la Matanza», pues habrá tantos cadáveres sin sepultar que faltará espacio para todas las tumbas y tendrán que arrojar los cuerpos en fosas comunes. \v 33 Los cadáveres de mi pueblo serán carroña para las aves y las fieras, pues no quedará ni siquiera quien las espante. \p \v 34 Yo acabaré con la alegría y los cantos festivos en las calles de Jerusalén y en las ciudades de Judá, así como con la jubilosa voz de los recién casados, porque la desgracia llenará toda la ciudad y los hogares. \c 8 \p \v 1 Entonces, dice el \nd Señor\nd*, el enemigo abrirá las tumbas de los reyes de Judá y de los príncipes, sacerdotes, profetas y de la gente común del pueblo. \v 2 Desenterrará sus huesos y los esparcirá por la tierra ante el sol, la luna y las estrellas, ¡dioses de mi pueblo, a quienes ellos han amado y adorado! Sus huesos no volverán a recogerse ni a enterrarse sino que serán esparcidos como estiércol en la tierra. \v 3 Y los que de esta malvada nación queden aún con vida anhelarán la muerte antes que vivir en donde yo los dejaré abandonados, dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos. \s1 Pecado y castigo \p \v 4-5 Y dales también este mensaje del \nd Señor\nd*: Cuando alguien cae se levanta inmediatamente. Cuando va por senda equivocada y descubre su error, retrocede al punto donde se equivocó. Pero este pueblo sigue actuando equivocadamente, por más que yo lo prevenga. No quieren cambiar, aferrándose a su conducta idolátrica. \p \v 6 Escucho su conversación, y ¿qué oigo? ¿Hay quien lamente haber pecado? ¿Hay quien diga: «¡Qué terrible lo que hice!»? ¡No, todos viven felices en medio de sus actos malvados! ¡Hasta se me figuran caballos desbocados cuando perdieron al jinete en medio de la batalla! \p \v 7 Y es que hasta la cigüeña conoce el tiempo de su migración, así como la tórtola, la grulla y la golondrina. Cada año retornan en el tiempo que Dios les ha fijado; ¡pero no así mi pueblo! No aceptan la guía que ofrecen las leyes de Dios. \p \v 8 ¿Cómo pueden decir: «Las leyes del \nd Señor\nd* entendemos», cuando sus maestros las han torcido, dándoles interpretaciones contrarias a lo que yo dije? \v 9 Por esta falsificación calculada serán avergonzados con el cautiverio estos que se creen sabios maestros, pues han rechazado la palabra del \nd Señor\nd*. ¡Y eso que se creen tan sabios! \p \v 10 Entregaré a otros sus esposas y propiedades, pues todos ellos, grandes y pequeños, profetas y sacerdotes, tienen un sólo propósito: adueñarse de lo que no les pertenece. \v 11 Recetan medicina inútil para las dolorosas heridas de mi pueblo, pues le aseguran que todo va bien cuando es totalmente lo contrario. \p \v 12 ¿Se avergüenzan acaso de las horribles cosas que hacen? ¡No, en absoluto, ni siquiera se ruborizan! Por eso me encargaré de que caigan y sean avergonzados. Yo mismo les acarrearé la muerte. \p \v 13 Sus higos y uvas desaparecieron, sus árboles frutales se secaron y todos los bienes que llegaron a tener se esfumaron. Y fui yo quien provoqué sus pérdidas. \p \v 14 Entonces el pueblo dirá: «¿Para qué esperar a morir aquí? Vengan, vamos a las ciudades protegidas y perezcamos allá. Porque el \nd Señor\nd* Dios nuestro nos ha condenado a muerte y nos ha dado a beber copa de veneno por todas nuestras maldades. \v 15 Esperábamos paz, y paz no hubo; buscábamos salud, y sólo hallamos desgracia». \p \v 16 Se escucha gran escándalo de guerra viniendo del norte. Todo el mundo se llena de espanto al acercarse el terrible ejército, pues viene el enemigo y a su paso acaba con todo cuanto halla, ciudades y gente por igual. \v 17 Porque yo enviaré contra ustedes estos ejércitos enemigos como serpientes venenosas a las que no pueden engañar. Hagan lo que hagan, los atacarán y morirán. \p \v 18 ¡No hay consuelo para mi tristeza; tengo el corazón lleno de dolor! \v 19 Escuchen el llanto de mi pueblo por toda la tierra: «¿En dónde está el \nd Señor\nd*?», preguntan, «¿nos ha abandonado Dios?». ¡Ay! ¿Por qué me han provocado con sus ídolos labrados y sus perversos ritos extraños?, responde el \nd Señor\nd*. \p \v 20 Pasó la cosecha, se fue el verano y nosotros seguimos esperando nuestra salvación. \v 21 Lloro por la herida de mi pueblo; estoy atónito, silencioso, mudo de dolor. \v 22 ¿No hay remedio en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué no hace Dios algo? ¿Por qué no nos brinda su auxilio? \c 9 \p \v 1 ¡Hay tanto dolor que parece que no me alcanzarán todas las lágrimas para llorar por tanta desgracia! ¡Ay, ya las lágrimas no me alcanzan para llorar por tantos muertos de mi pueblo! \v 2 ¡Quisiera poder retirarme al desierto y no tener que estar viendo tantas infidelidades de parte de mi pueblo! ¡Todos se han vuelto adeptos de ídolos, me han traicionado! \v 3 ¡Todos son grandes mentirosos, para nada se preocupan de hablar con la verdad! Nada les importa la justicia y van de mal en peor. Nada les importo yo, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 4 ¡Cuídate de tu vecino! ¡Cuídate de tu hermano! Cada cual se aprovecha del otro y siempre andan hablando mal de todo el mundo. \v 5 Se han vuelto especialistas en la mentira y el chisme, ¡y no tienen otra cosa en la cabeza que hacer maldades! \v 6 Están bien instalados en su mundo de mentiras, ahí se sienten como en su propia casa y de plano rehúsan acudir a mí, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 7 Por lo tanto, esto dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos: Los haré pasar por grandes pruebas para comprobar su calidad, así como se hace con los metales para librarlos de las impurezas. ¿Qué otra cosa puedo hacer con ellos? \v 8 Porque siempre andan dañando con sus palabras mentirosas, como cuando saludan a un vecino diciéndole «que tengas paz», pero en su interior están pensando cómo dañarlo. \v 9 ¿No habré de castigarlos por toda esta situación?, pregunta el \nd Señor\nd*, ¿no habré de corregir con toda autoridad a este pueblo? \p \v 10 Entonces se soltarán llorando por todos lados, hasta en los lugares desiertos, porque hay mucha desgracia, muerte de gente, de aves y ganados. \v 11 Convertiré a Jerusalén en un montón de casas ruinosas, en guarida de chacales. Ciudades fantasmas serán las de Judá, sin nadie que habite en ellas. \v 12 ¿Quién tiene suficiente inteligencia para entender todo esto? ¿Dónde está el mensajero del \nd Señor\nd* que pueda explicar lo que pasó? ¿Por qué está tan desolado el país, al punto de que nadie se atreve a viajar por él? \p \v 13 La razón es que mi pueblo ha ignorado mis instrucciones y no ha obedecido lo que le mandé, responde el \nd Señor\nd*. \v 14 Lejos de eso, han hecho cuanto les ha dado la gana y han adorado ídolos como ese mentado Baal, como les enseñaron sus antepasados. \v 15 Por tanto, esto es lo que dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel: Miren, yo les daré a comer amargura y a beber veneno. \v 16 Los esparciré por la superficie de la tierra para que sean extranjeros en tierras lejanas; y aun allá los perseguirán los enemigos con sus espadas desenvainadas hasta que hayan acabado con los israelitas por completo. \p \v 17-18 El \nd Señor\nd* de los ejércitos dice: ¡Envíen a llamar a las lloronas de oficio! ¡Pronto! ¡Comiencen a llorar! ¡Derramen lágrimas sin parar! \v 19 Escuchen a Jerusalén llorando desesperada: «¡Estamos arruinados! ¡Nos ha sobrevenido el desastre! ¡Tenemos que abandonar nuestra patria y nuestros hogares!». \p \v 20 ¡Escuchen, oh mujeres llorosas, las palabras del \nd Señor\nd*! Enséñenles a gemir a sus hijas y vecinas, enséñenles los cantos funerarios porque los van a necesitar. \v 21 Porque traicioneramente la muerte se ha metido por la ventana en sus hogares, ha quitado la vida a la flor de su juventud. Ya no hay niños y niñas jugando en las calles, ya no hay jóvenes que se reúnan en las plazas. \p \v 22 Diles esto, dice el \nd Señor\nd*: Los cadáveres serán esparcidos por los campos como si fueran estiércol, como se hace con las gavillas tras la siega, y nadie los sepultará. \p \v 23 El \nd Señor\nd* dice: No se enorgullezca el sabio en su sabiduría, ni el poderoso en su poder, ni el rico en su riqueza. \v 24 Sientan orgullo sólo de esto: de conocerme bien y comprender que yo soy el \nd Señor\nd* que exige vivir de manera justa y actuar siempre con rectitud, de saber que mi amor es firme, y que así me gusta ser. \p \v 25-26 Dentro de algún tiempo, dice el \nd Señor\nd*, castigaré a cuantos han realizado la circuncisión en su cuerpo pero no en su espíritu: egipcios, edomitas, amonitas, moabitas, árabes y también tú, pueblo de Judá. Porque todas esas naciones paganas también se circuncidan. Pero a menos que la circuncisión que realizan en su cuerpo se corresponda con su dedicación de toda su vida a mí, su circuncisión no pasa de ser un rito pagano como el de esas naciones. \c 10 \s1 Dios y los ídolos \p \v 1 Escucha el mensaje del \nd Señor\nd*, Israel: \p \v 2-3 No hagan como la gente que traza horóscopos y procura leer su destino y futuro en las estrellas. No los asusten predicciones como las de ellos, pues no son más que un cúmulo de mentiras. Necios y sin sentido son sus procedimientos. Derriban un árbol, un artesano labra un ídolo, \v 4 lo adornan con oro y plata, y luego con clavos y martillo lo colocan firme en su sitio para que no se caiga, \v 5 y allí permanece el dios de ellos como espantapájaros en un huerto. No sabe hablar, y hay que transportarlo pues no puede andar. No teman a un dios así, pues no puede ni perjudicar ni ayudar. \p \v 6 ¡Oh \nd Señor\nd*, no hay otro Dios como tú! Porque grande eres, y poderoso y de gran fama tu nombre. \v 7 ¿Quién no habrá de temerte, oh Rey de las naciones? ¡Y sólo a ti corresponde ese título! Entre todos los sabios de la tierra y entre todos los reinos del mundo no hay nadie como tú. \p \v 8 Los hombres más sabios, pero que adoran ídolos, en realidad son tontos e insensatos. \v 9 Traen de Tarsis plata laminada y de Ufaz traen oro, lo dan a hábiles orfebres que les hacen sus ídolos, luego visten esos ídolos de mantos de púrpura real, obra de expertos sastres. ¡Los ídolos sólo son productos hechos por artesanos! \p \v 10 ¡Pero el \nd Señor\nd* es el único Dios verdadero, el Dios que está vivo y da vida, el Rey siempre poderoso! ¡Es tan poderoso que toda la tierra tiembla cuando él se enoja, el mundo prefiere esconderse cuando sabe que está enojado! \p \v 11 Háblenles así ustedes a los que adoran otros ídolos: ¡Sus falsos dioses, que no hicieron los cielos ni la tierra, van a parar en nada! \v 12 Fue nuestro Dios quien formó la tierra por medio de su poder e inteligencia, quien con suma sabiduría colgó las estrellas en el espacio y extendió los cielos. \v 13 Es su voz la que retumba en el trueno de las nubes tormentosas. Él hace que de la tierra se levante la niebla, envía el relámpago y produce la lluvia, y de sus tesoros saca el viento. \p \v 14 Realmente es sorprendente la estupidez de la gente que no tiene conocimiento de Dios, quienes se inclinan ante sus propios ídolos fabricados. Están entregados a algo vergonzoso, pues lo que hacen son falsificaciones, dioses sin vida ni poder. \v 15 Nada valen, son necedad; serán aplastados junto con sus fabricantes. \p \v 16 ¡Qué diferente es el Dios de Jacob, él es el Creador de todo, e Israel es su nación elegida. \nd Señor\nd* de los ejércitos es su nombre. \s1 Destrucción inminente \p \v 17 Alisten el equipaje, dice, prepárense para partir, pronto comenzará el asedio. \v 18 Porque súbitamente los arrojaré de esta tierra y permitiré que les acontezcan grandes desgracias; por fin probarán mi cólera. \p \v 19 ¡Ay, que terrible es mi herida, como me duele, mi enfermedad es incurable! Y yo que pensaba que sólo era un malestar pasajero. \p \v 20 Ay, desapareció mi hogar, se han llevado a mis hijos e hijas y jamás volveré a verlos! ¡Mi casa ha sido completamente desmantelada! No ha quedado nadie que pueda ayudarme a reconstruir mi casa. \v 21 Los pastores de mi pueblo se han vuelto necios, ya no se preocupan de seguir las instrucciones de Dios ni buscan conocer su voluntad. Por eso mueren y sus rebaños son esparcidos. \p \v 22 ¡Oigan, escuchen el terrible escándalo que producen los ejércitos que vienen desde el norte! Las ciudades de Judá quedarán convertidas en guaridas de chacales. \s1 Oración de Jeremías \p \v 23 ¡Oh \nd Señor\nd*, yo sé que no está en manos del ser humano trazar el plan de su vida y ponerle rumbo! \v 24 Yo sé que por eso me corriges, \nd Señor\nd*, pero hazlo con suavidad, te lo ruego. No me corrijas con brusquedad, pues moriría. \v 25 Deja caer tu cólera sobre las naciones que no te obedecen, pues han causado tanto daño a Israel que lo han dejado convertido en triste páramo. \c 11 \s1 Violación del pacto \p \v 1 Luego volvió el \nd Señor\nd* a hablarle a Jeremías: \p \v 2-3 Recuérdales a los habitantes de Judá y a todo el pueblo de Jerusalén que yo firmé un contrato con sus antepasados, ¡y maldito sea quien no lo respete! \v 4 Pues cuando los liberé de la esclavitud de Egipto les dije que si me obedecían y hacían cuanto yo les mandara, ellos y sus descendientes me pertenecerían y yo sería su Dios. \v 5 Ahora pues, Israel, obedéceme, dice el \nd Señor\nd*, para que pueda hacer por ti también las admirables obras que juré realizar por ti si me obedecías. Quiero darte una tierra de la que «fluye leche y miel», es decir, muy próspera, tal como es hoy día. Entonces respondí: «¡Así sea, \nd Señor\nd*!». \p \v 6 Luego el \nd Señor\nd* dijo: Comunica este mensaje por las calles de Jerusalén; ve de ciudad en ciudad por todo el país y diles: Acuérdense de este convenio que sus antepasados establecieron con Dios, y hagan todo lo que ellos le prometieron. \v 7 Porque solemnemente dije a sus antepasados cuando los saqué de Egipto, y he continuado repitiéndolo hasta este día: ¡Obedezcan todas mis instrucciones establecidas en el convenio! \p \v 8 Pero sus antepasados no lo hicieron, ni siquiera se dignaron poner atención a lo que les decía. Cada uno hizo lo que le dio la gana, guiado por su terquedad. Y como se negaron a obedecer, les apliqué los castigos estipulados en el convenio. \p \v 9 Volvió a hablarme el \nd Señor\nd* y dijo: He descubierto entre los hombres de Judá y Jerusalén una conspiración contra mí. \v 10 Han vuelto a cometer las mismas faltas de sus antepasados, se niegan a seguir mis instrucciones y ofrecen homenaje a los ídolos. El convenio que establecí con sus antepasados queda roto y sin validez. \v 11 Por lo tanto, dice el \nd Señor\nd*, dejaré que caigan desgracias sobre ellos y no escaparán. Por más que se quejen de su mal, no atenderé sus súplicas. \v 12 ¡Que vayan a rogarles a sus ídolos y a quedar bien con ellos ofreciéndoles agradables perfumes! ¡Entonces se darán cuenta de lo incapaces que son esos ídolos de salvarlos! \p \v 13 ¡Oh pueblo mío, tienen tantos ídolos como ciudades, y sus altares de vergüenza! ¡Hay altares para rendirle homenaje al ídolo Baal por todas las calles de Jerusalén! \v 14 Por tanto, Jeremías, no intercedas más por este pueblo, ni llores ni supliques por ellos, porque no los escucharé cuando finalmente en su desesperación clamen pidiéndome ayuda. \v 15 ¿Qué derecho tiene mi pueblo para seguir acudiendo a mi templo? Porque han sido infieles adorando otros dioses. ¿Podrán ahora las promesas y los sacrificios desviar el castigo que les espera y volver a contar con vida y alegría? \p \v 16 Eran como lozanos olivos para el \nd Señor\nd*, se veían muy hermosos y estaban siempre llenos de buen fruto. Pero ahora el \nd Señor\nd* ha enviado contra ellos la furia de sus enemigos para prenderles fuego y dejarlos convertidos en ramajes humeantes. \v 17 Por la maldad de Israel y Judá al ofrecerle agradables perfumes como homenaje a Baal es que el \nd Señor\nd* de los ejércitos, quien plantó el olivo, también ha determinado su ruina. \p \v 18 Lo sé porque el \nd Señor\nd* me contó los planes de ellos y me mostró sus intrigas. \v 19 Yo había estado tan confiado como oveja o buey camino del matadero, que no sabe lo que le espera. ¡No sabía que tramaban mi muerte! «Acabemos con este hombre y todos sus mensajes», decían, «matémoslo para que de él no quede ni el recuerdo». \p \v 20 ¡Oh \nd Señor\nd* de los ejércitos, tú eres justo, tú conoces los pensamientos e intenciones de la gente! Fíjate en el corazón y los móviles de estos hombres. Dales su merecido por todos sus planes. De ti espero justicia. \p \v 21-22 Y el \nd Señor\nd* respondió: Los hombres de la ciudad de Anatot serán castigados por planear tu muerte. Bajo amenaza de muerte te ordenarán que no profetices en el nombre de Dios. Por ello, sus muchachos morirán en batalla, sus niños y niñas morirán de hambre. \v 23 ¡Ni uno de estos conspiradores de Anatot escapará con vida, porque sobre ellos traeré una desgracia espantosa! ¡Ya les llegará su hora! \c 12 \s1 Queja de Jeremías \p \v 1 \nd Señor\nd*, tú siempre me haces justicia cuando te presento mis quejas. Deja que te presente ahora una más: ¿Por qué prosperan tanto los malvados? ¿Por qué son tan felices los traidores? \v 2 Tú los plantas, ellos agarran suelo y sus iniciativas prosperan. Sus ganancias se multiplican y ellos se enriquecen. Dicen: «¡Gracias a Dios!», pero en su corazón no te lo atribuyen a ti. \v 3 En cuanto a mí respecta, tú conoces mi corazón, bien sabes cuánto anhelo serte fiel. ¡Sin embargo, soy pobre, oh \nd Señor\nd*! ¡\nd Señor\nd*, llévalos arrastrados como ovejas silenciosas al matadero! ¡Júzgalos, oh Dios! \p \v 4 ¿Hasta cuando tendrá esta tierra tuya que soportar la conducta de ellos? ¡Aun la hierba del campo tiene que pagar las consecuencias por las perversidades que ellos cometen! Las bestias y aves silvestres han huido, dejando desierta la tierra. Sin embargo, el pueblo dice: «Dios no nos llevará a juicio. Estamos completamente a salvo». \s1 Respuesta de Dios \p \v 5 El \nd Señor\nd* me respondió: Si el competir en la carrera con simples hombres —los de Anatot— te ha cansado, ¿cómo vas a competir contra caballos, contra el rey, su corte y todos sus malvados sacerdotes? Si en tierra pareja tropiezas y caes, ¿qué harás en las selvas del río Jordán? \v 6 Y es que tu prueba será tan dura que hasta tus hermanos, tu propia familia, se pondrán en tu contra. ¡No confíes en ellos por más amables que sean las palabras que te dirijan! \p \v 7 Luego el \nd Señor\nd* dijo: He abandonado a mi pueblo, mi propiedad; en manos de sus enemigos he entregado lo que más amo. \v 8 Es que mi pueblo ha rugido en mi contra como león del bosque, y entonces los he tratado como si no los amara. \v 9 Mi pueblo se ha convertido en una presa deseada, de tal manera que sobre él se cierne una multitud de buitres y bestias salvajes que quieren devorarlo. \p \v 10 Muchos gobernantes extranjeros han asolado a mi pueblo como si fuera un viñedo maltratado, pisoteando las vides y transformando su belleza en estéril desierto. \v 11 Lo han desolado; escucho sus amargos lamentos. Toda la tierra de Israel está desolada y nadie se duele por ello. \v 12 Ejércitos destructores saquean la tierra. El \nd Señor\nd* se vale de ellos como si fueran una espada y con ella causa gran destrozo. ¡No hay donde ocultarse de la destrucción; nadie escapará! \p \v 13 Mi pueblo sembró trigo y cosechó espinos; trabajaron afanosamente, pero sin provecho. Tendrán cosecha tan raquítica que se avergonzarán de ella, y es que sobre ellos pesa la tremenda cólera del \nd Señor\nd*. \p \v 14 Y ahora el \nd Señor\nd* dice así a las naciones perversas, las que rodean la tierra que Dios dio a su pueblo Israel: ¡Miren, de su tierra los echaré así como Judá será echada de la suya! \v 15 Pero después volveré y tendré compasión de todos ellos, y los traeré de regreso a su tierra, cada uno a su provincia de origen, la que le pertenece. \v 16 Y si estas naciones paganas aprenden pronto las costumbres de mi pueblo y me tienen por Dios suyo en vez de Baal, cuyo culto enseñaron ellos a mi pueblo, entonces serán fuertes en medio de mi pueblo. \v 17 Pero toda nación que se niegue a obedecerme será nuevamente expulsada y aniquilada, dice el \nd Señor\nd*. \c 13 \s1 El cinturón de lino \p \v 1 El \nd Señor\nd* me dijo: Ve y cómprate un cinturón de lino y cíñete con él, pero no lo laves, no lo metas en el agua. \v 2 Compré, pues, el cinturón y me lo puse. \p \v 3 Luego me llegó otra vez un mensaje del \nd Señor\nd*. Esta vez me dijo: \v 4 Lleva el cinturón al río Éufrates y escóndelo en un hueco en las rocas. \v 5 Así lo hice, lo escondí como el \nd Señor\nd* me había dicho. \p \v 6 Mucho tiempo después, el \nd Señor\nd* me dijo: Vuelve al río y saca el cinturón. \v 7 Y así lo hice, saqué el cinturón del hueco donde lo había escondido. Pero estaba podrido y deshaciéndose, y ya no servía para nada. \p \v 8-9 Entonces el \nd Señor\nd* dijo: Esto muestra la forma en que pudriré el orgullo de Judá y de Jerusalén. \v 10 Este pueblo perverso se niega a escucharme, va en pos de sus malos deseos y adora ídolos; por lo tanto llegará a ser como ese cinturón: inservible. \v 11 Como el cinturón se ciñe a la cintura de una persona, hice que Judá e Israel se ciñeran a mí, con la idea de que fueran mi orgullo, lo más valioso para mí, dice el \nd Señor\nd*. Eran mi pueblo, quienes le daban fama a mi nombre. Pero se desviaron. \s1 Los cántaros rotos \p \v 12 Diles esto: «El \nd Señor\nd* Dios de Israel les dice este refrán: Todas sus jarras se pueden llenar con vino». Y ellos responderán: «Desde luego, no hay para qué decirnos que toda jarra puede ser llena con vino». \v 13 Diles entonces: Pues no lo entienden bien. Llenaré de inútil confusión a cuantos vivan en esta tierra: desde el rey que ocupa el trono de David, los sacerdotes y profetas, hasta la gente sencilla del pueblo. \v 14 A hijos y a padres estrellaré unos contra otros, dice el \nd Señor\nd*. No dejaré que la lástima ni la misericordia los salve de la ruina total. \s1 Advertencia oportuna \p \v 15 ¡Ay, si no fueran tan orgullosos y tercos! Entonces pondrían atención al \nd Señor\nd* cuando les habla. \v 16 Ríndanle respeto al \nd Señor\nd* su Dios antes que sea demasiado tarde, antes que haga caer sobre ustedes grandes nubarrones oscuros de modo que no puedan ver y tropiecen y caigan en los montes. Entonces, cuando busquen la luz sólo hallarán terrible oscuridad. \v 17 ¿Seguirán negándose a escuchar? Entonces mi corazón adolorido llorará en la soledad a causa de su terco orgullo. Se me llenarán de lágrimas los ojos porque el rebaño del \nd Señor\nd* será llevado como esclavo lejos de su tierra. \p \v 18 Díganles al rey y a la reina madre: Bajen de sus tronos a sentarse en el polvo, porque su cabeza ha quedado sin su linda corona, han perdido su poder. \v 19 Las ciudades del sur han sido sitiadas por el enemigo. Y ahora todo el pueblo de Judá será llevado como esclavo a tierras lejanas. \p \v 20 ¡Vean los ejércitos que marchan desde el norte! ¿Dónde está tu rebaño, Jerusalén, el hermoso rebaño que te di a apacentar? \v 21 ¿Qué sentirás cuando apresen y castiguen a tus dirigentes, los líderes que habías preparado? Seguro te retorcerás de dolor como mujer que da a luz. \v 22 Y si te preguntas: «¿Por qué me ocurre todo esto?», debes saber que es debido a lo grosero de tus pecados; por eso has sido violada y arruinada por el ejército invasor. \p \v 23 ¿Podrá el etíope cambiar el color oscuro de su piel? ¿O el leopardo quitarse sus manchas? Pues tampoco ustedes, pues están tan acostumbrados al mal, que son incapaces de comenzar a ser buenos. \v 24-25 Por haberme sacado de sus pensamientos y por haber puesto su confianza en dioses falsos, yo los esparciré como si fueran paja arrebatada por uno de esos furiosos vientos que soplan en el desierto. Esto es pues lo que les toca, la suerte que les espera. \v 26 Y todo debido que me dejaste y pusiste tu confianza en ídolos falsos. \v 27 ¡Cuán bajo has caído, pueblo mío! Por todos lados hay señales de tu alejamiento de mí, tu deslealtad para conmigo y tu abominable culto a los ídolos en los campos y colinas. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿Cuándo podrás ser nuevamente pura? \c 14 \s1 Sequía, hambre y espada \p \v 1 Este mensaje del \nd Señor\nd* le vino a Jeremías como explicación de la sequía que había llegado. \p \v 2 Judá llora, los negocios están paralizados, todo el mundo se postra en tierra y hay gran aflicción en Jerusalén. \v 3 Los nobles envían empleados a los pozos en busca de agua, pero los encuentran secos. Contrariados y desesperados, regresan los empleados y en señal de desesperación se cubren la cabeza, como es la costumbre. \v 4 La tierra está reseca y agrietada por falta de lluvia; los granjeros están temerosos por la reseca, y también ellos se cubren la cabeza. \v 5 Hasta la venada abandona su cría recién parida porque no hay hierba. \v 6 Jadeando como chacales del desierto están los burros monteses en las colinas desnudas; les duelen los ojos buscando hierba que comer, pero no encuentran nada. \p \v 7 ¡Oh \nd Señor\nd*, contra ti hemos cometido faltas gravísimas, pero ayúdanos por amor a tu propia magnífica fama! \v 8 Oh Esperanza de Israel, Salvador nuestro en tiempos de aflicción, ¿por qué nos tratas como si fueras un extraño, como forastero de paso que sólo se detiene una noche, indiferente a lo que pasa? \v 9 ¿No tienes poder para salvarnos? ¡Oh \nd Señor\nd*, tú estás aquí en nuestro medio, y nosotros nos identificamos con tu nombre, como pueblo tuyo se nos conoce! ¡Oh \nd Señor\nd*, no nos abandones ahora! \p \v 10 Pero el \nd Señor\nd* responde: Se complacieron en alejarse de mí y no han procurado seguir las sendas que les señalé. Ahora ya no los aceptaré como pueblo mío, ahora recordaré todo el mal que han hecho, y castigaré sus pecados. \p \v 11 El \nd Señor\nd* me dijo de nuevo: No me pidas más que bendiga a este pueblo, no ores más por ellos. \v 12 Cuando ayunen, no pondré atención; cuando me presenten sus ofrendas y sacrificios, no los aceptaré. Lo que les daré como respuesta será guerra, hambre y enfermedad. \p \v 13 Entonces dije yo: ¡Oh \nd Señor\nd* Dios, sus profetas les dicen que todo anda bien, que no habrá ni guerra ni hambre; le dicen al pueblo que tú sin duda les enviarás paz, que tú los bendecirás! \p \v 14 Entonces el \nd Señor\nd* dijo: ¡Pues falso es todo eso que andan diciendo! ¡Profetizan falsamente como si yo los hubiera enviado! Yo no los envié ni les ordené hablar ni les di mensaje alguno. Profetizan de visiones y revelaciones que jamás vieron ni oyeron, proclaman necedades inventadas en su mentiroso corazón. \v 15 Por lo tanto, dice el \nd Señor\nd*, yo castigaré a estos profetas mentirosos que han hablado como si yo los hubiera enviado, y dicen que no habrá guerra ni hambre. ¡Ellos serán las primeras víctimas del hambre y la guerra! \v 16 Y en cuanto al pueblo a quien profetizan, les aseguro que sus cuerpos serán arrojados por las calles de Jerusalén, víctimas del hambre y la guerra; y no habrá siquiera quien los sepulte. Esposos, esposas, hijos e hijas: todos desaparecerán. ¡Sobre todos ellos derramaré un terrible castigo por sus graves delitos! \p \v 17 Por tanto, diles esto: Día y noche lloraré amargamente; no puedo dejar de llorar porque mi pueblo ha sido traspasado por la espada de los enemigos y ahora yace en tierra mortalmente herido. \v 18 Si salgo a los campos, allí están los cuerpos de los muertos caídos por las heridas de las espadas enemigas; y si ando por las calles, allí están tirados los muertos que causaron el hambre y la enfermedad. Y sin embargo, los profetas y sacerdotes por igual se encargaron de viajar por todo el país afirmando a diestra y siniestra de que todo andaba bien, hablando de cosas que ignoraban por completo. \p \v 19 «¡Oh \nd Señor\nd*!», clamará el pueblo, «¿has rechazado por completo a Judá? ¿Aborreces a Jerusalén? ¿Tendremos de nuevo paz cuando pase el castigo? Nosotros pensábamos: Ahora por fin el \nd Señor\nd* nos sanará y vendará nuestras heridas. Pero la paz no llegó y sólo reinan por todos lados la desesperación y el terror. \p \v 20 »¡Oh \nd Señor\nd*, confesamos nuestra gran maldad y también la de nuestros antepasados! \v 21 ¡No nos detestes, \nd Señor\nd*, por amor de tu gran fama! ¡No te deshonres a ti y el sitio maravilloso donde habitas, rompiendo la promesa de bendecirnos! \v 22 ¿Qué dios pagano puede darnos lluvia? ¿Quién sino tú, oh \nd Señor\nd* Dios nuestro, puede hacer cosas así? Por tanto, de ti esperaremos auxilio». \c 15 \p \v 1 Entonces el \nd Señor\nd* me dijo: Aun si Moisés y Samuel vinieran ante mí a rogarme por este pueblo, yo no les ayudaría. ¡Fuera con ellos! ¡Échalos de mi presencia! \v 2 Y si te preguntan: ¿A dónde podemos ir?, infórmales que el \nd Señor\nd* dice: Los destinados a morir, a la muerte; los destinados a morir en la guerra, a la guerra; los que han de morir de hambre, al hambre; y los del cautiverio, al cautiverio. \v 3 Cuatro clases de destructores les echaré encima: la espada que mata, los perros que destrozan, y los buitres y bestias salvajes que acaben con el resto. \v 4 Por las maldades que en Jerusalén hizo Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, los castigaré tan terriblemente que quedarán tan malparados que los demás pueblos se horrorizarán. \p \v 5 ¿Quién tendrá lástima de ti, Jerusalén? ¿Quién llorará por ti? ¿Quién preguntará siquiera cómo estás? \v 6 Me abandonaste y me volviste la espalda, dice el \nd Señor\nd*. Por lo tanto, yo utilizaré mi fuerza para destruirte. Ya estoy harto de darte oportunidad tras oportunidad de que te arrepientas. \v 7 Te voy a zarandear a las puertas de tus ciudades y te quitaré todo lo que tienes por valioso y arruinaré a mi propio pueblo porque se niegan a volverse a mí dejando sus conductas perversas. \v 8 Entonces habrá innumerables viudas; a mediodía traeré muerte a los muchachos y dolor a sus madres. Haré que de repente caigan sobre ellos angustia y miedo. \v 9 La madre de siete hijos flaqueará y se desmayará de dolor porque se los mataron a todos. Ella sentirá que todo se vuelve negro por el dolor que la embarga, a pesar de ser de pleno día. Allí está Jerusalén sentada como estéril, avergonzada, porque a los sobrevivientes los rematarán los enemigos, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 10 Entonces Jeremías dijo: «¡Qué tristeza tengo, madre mía! ¡Parece que nací sólo para sufrir y ser criticado por toda la gente! Porque donde quiera que voy me detestan. No soy ni acreedor pronto a cobrar una hipoteca ni deudor moroso, y sin embargo, todos me maldicen. \v 11 ¡Tú sabes, \nd Señor\nd*, cómo ante ti he intercedido por ellos, cómo te he suplicado que libres a estos enemigos míos cuando estaban en apuros!». \p \v 12-13 ¿Podrá alguien ser capaz de romper barras de hierro o de bronce del norte? ¡Claro que no! Así pues, por todas sus malas acciones en mi contra, entregaré a su enemigo como botín su riqueza y tesoros. \v 14 Haré que sus enemigos se los lleven como esclavos a una tierra donde nunca han estado, porque han hecho explotar mi cólera y ahora sufrirán las consecuencias. \p \v 15 Entonces Jeremías respondió: «¡\nd Señor\nd*, tú sabes que es por amor a ti que padezco! Me persiguen porque les he comunicado tus mensajes. ¡No dejes que me maten! ¡Líbrame de sus garras y dales su merecido! \v 16 Son tus palabras las que me dan ánimo y consuelo; ellas son como alimento para mi vida desesperada, traen alegría a mi corazón triste y me deleitan. ¡Qué orgulloso estoy de contribuir para que tu nombre se vuelva más famoso, oh \nd Señor\nd* de los ejércitos! \v 17-18 No he participado de los alegres festines del pueblo, más bien me he apartado de ellos enojado por sus malas conductas, lleno de indignación. ¿No dejarán jamás de perseguirme? ¡Es que a veces siento que no hay remedio para mis males y en ocasiones te siento indiferente a mi dolor!». \p \v 19 El \nd Señor\nd* respondió: ¡Déjate de necedades y habla con algo de inteligencia! Sólo si pones en mí tu confianza te dejaré continuar como mi portavoz. Tienes que ser tú quien influya en ellos y no al revés. \v 20 Lucharán contra ti como ejército sitiador contra una alta muralla. Pero no te vencerán porque yo estoy contigo para protegerte y librarte, dice el \nd Señor\nd*. \v 21 Sí, sin falta te libraré de estos malvados y te rescataré de sus despiadadas manos. \c 16 \s1 Mensaje de juicio \p \v 1 En otra ocasión me habló nuevamente el \nd Señor\nd* y me dijo: \p \v 2 No debes casarte ni tener hijos ni hijas en este lugar, \v 3 porque de los niños y niñas que nazcan en esta ciudad, sus madres y padres \v 4 morirán a causa de guerras y hambrunas. Nadie llevará luto por ellos ni los enterrarán, sino que sus cadáveres yacerán por tierra para pudrirse y abonar el campo. Sus pellejos serán destrozados por buitres y fieras. \p \v 5 No te enlutes ni llores por ellos, pues yo les he retirado mi protección y mi paz; les he retirado mi benignidad y misericordia, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 6 Tanto los grandes como los pequeños morirán en esta tierra, insepultos y sin haber quien los llore. Sus amigos no se harán heridas ni se raparán la cabeza en señal de dolor, como es la costumbre. \v 7 Nadie confortará con alimento a los dolientes ni les enviarán una copa de vino como señal de dolor y solidaridad por la muerte de padres y madres. \p \v 8 Como señal de los tristes días que están por venir, tampoco aceptes invitaciones a sus banquetes y fiestas. \v 9 Porque el \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: En tus días, ante tus propios ojos, haré que desaparezca la alegría de este pueblo, incluso los alegres cantos y las fiestas de boda. \p \v 10 Y cuando digas estas cosas al pueblo y te pregunten: «¿Por qué ha decidido el \nd Señor\nd* tan terribles males contra nosotros?, ¿qué hemos hecho para merecerlo?, ¿cuál es nuestra conducta errónea contra el \nd Señor\nd* Dios nuestro?», \v 11 diles que la respuesta del \nd Señor\nd* es esta: Porque sus antepasados me abandonaron. Adoraron a otros dioses y les fueron muy devotos y fieles, y desobedecieron todas mis instrucciones. \p \v 12 ¡Pero ustedes han sido aun peores que sus antepasados! Se sienten muy satisfechos practicando maldades y no quieren seguir mis consejos. \v 13 Por lo tanto yo los echaré de esta tierra y serán llevados a la fuerza a tierras extrañas en donde ni ustedes ni sus antepasados estuvieron antes, y allá rendirán homenaje a sus ídolos. ¡Y no esperen que los perdone! \p \v 14-15 Pero vendrá un día maravilloso, dice el \nd Señor\nd*, cuando el tema de toda conversación será que desde los países norteños a donde como castigo los había enviado como esclavos, los traeré de nuevo a su propio país. Ya no será su más importante recuerdo el de cuando liberé a sus antepasados de Egipto, sino que la liberación de su cautiverio del norte será el acontecimiento más celebrado. Aquel portentoso milagro casi no volverá a mencionarse. Sí, los traeré de regreso, dice el \nd Señor\nd*, a esta misma tierra que di a sus antepasados. \p \v 16 Ahora envío a llamar a muchos pescadores para que los pesquen de lo profundo en donde se ocultan de mi gran cólera, dice el \nd Señor\nd*. Envío a buscar cazadores para que los persigan como a venados en el bosque o cabras monteses en riscos inaccesibles. Adondequiera que corran huyendo de mi juicio, los hallaré y los castigaré. \v 17 Porque para nada los pierdo de vista y estoy atento a todas las maldades que cometen. Es inútil que intenten ocultarse de mí. \v 18 Les daré doble castigo por sus actos malvados, porque han corrompido mi tierra con sus detestables ídolos y todas sus malas acciones. \p \v 19 Oh \nd Señor\nd*, tú que eres para mí como fortaleza y baluarte en mi debilidad, como mi refugio en los días que estoy angustiado, pueblos de muchas partes del mundo acudirán a ti diciendo: «Nuestros antepasados fueron insensatos, pues adoraban ídolos vanos que para nada les aprovecharon. \v 20 ¿Podrán los seres humanos hacer dioses? ¡Qué van a ser dioses los que ellos hicieron!». \v 21 Y cuando con esa actitud acudan a mí, entonces yo les mostraré mi poder y energía y haré que por fin comprendan que sólo yo soy Dios, y que mi nombre es el \nd Señor\nd*. \c 17 \p \v 1 Mi pueblo peca como por encargo, como si sus maldades fueran leyes esculpidas con cincel de hierro o punta de diamante sobre su empedernido corazón o en las esquinas de sus altares. \v 2-3 Sus jóvenes son especialistas en cometer maldades, rinden homenaje a ídolos debajo de cada árbol, en lo alto de los montes o en las llanuras de abajo. Por eso entregaré yo todas sus propiedades valiosas a sus enemigos como precio que deben pagar por sus actos malvados. \v 4 Y la magnífica herencia que les tenía reservada se les escapará de las manos, y los enviaré a servir como esclavos a sus enemigos en tierras lejanas. Porque han provocado mi gran cólera la cual será muy difícil de aplacar. \p \v 5 El \nd Señor\nd* dice: Maldita la persona que ponga su confianza en cualquier mortal y aleja del \nd Señor\nd* su corazón. \v 6 Es como si fuera sólo un raquítico arbusto del desierto, sin esperanza para el futuro, sólo a duras penas sobreviviendo en la planicie salitrosa de un inhóspito desierto; la prosperidad lo abandonó para siempre. \p \v 7 Pero está destinada a prosperar la persona que confía en el \nd Señor\nd* y en el \nd Señor\nd* ha puesto su esperanza y fe. \v 8 Esta persona es semejante a un árbol plantado a orillas de un río, cuyas raíces penetran hasta encontrar el agua; este es un árbol al que no agobia el calor ni angustian los largos meses de sequía. Su follaje se mantiene siempre verde y produce con regularidad jugosos frutos. \p \v 9 Nada hay tan engañoso ni tan absolutamente perverso como el corazón. Nadie es capaz de conocer a fondo su maldad. \v 10 Sólo el \nd Señor\nd* lo conoce, porque el examina con cuidado todos los corazones y examina los más ocultos móviles de las personas para poder dar a cada cual su recompensa según sus hechos, según como haya vivido. \p \v 11 Como ave que llena su nido de polluelos que ella no empolló y que pronto la abandonarán y se irán volando, así es la persona que obtiene su riqueza por medios injustos. Tarde o temprano perderá sus bienes y al final de sus días será sólo una persona miserable. \p \v 12 ¡Pero nuestro refugio, oh \nd Señor\nd*, eres tú, en quien siempre podemos encontrar protección! \p \v 13 ¡Oh \nd Señor\nd*, esperanza de Israel, todos cuantos de ti se apartan serán deshonrados y avergonzados! Su futuro es muy mediocre, sólo cosas terrenales, porque han abandonado al \nd Señor\nd*, quien es como una fuente de aguas dadoras de vida. \v 14 ¡\nd Señor\nd*, sólo tú puedes sanarme, sólo tú puedes salvarme de todos los peligros, por eso toda la gratitud de mi corazón es sólo para ti! \p \v 15 Toda la gente se burla de mí diciendo: «¿Qué es esa palabra del \nd Señor\nd* de la que hablas sin parar? Si tus amenazas proceden realmente de Dios, ¿por qué no se cumplen?». \p \v 16 \nd Señor\nd*, no quiero que alguna terrible calamidad caiga sobre tu pueblo. Tuyo y no mío es el plan, tuyo y no mío es el mensaje que les doy. ¡No soy yo quien quiere su condena! \v 17 ¡\nd Señor\nd*, no me abandones! ¡Siempre te he dicho sinceramente lo que siento! \v 18 Acarréales confusión y congojas a cuantos me persiguen, y a mí dame paz. ¡Sí, doble destrucción para ellos! \s1 La observancia del sábado \p \v 19 Entonces el \nd Señor\nd* me dijo: Ve y ponte de pie ante las puertas de la ciudad de Jerusalén, primero ante la puerta por donde entra y sale el rey, y luego ante cada una de las otras, \v 20 y dile al pueblo: ¡Escuchen el mensaje del \nd Señor\nd*, reyes de Judá y todos los habitantes de este país, y ustedes, vecinos de Jerusalén! \v 21-22 El \nd Señor\nd* dice: Sigan la instrucción del \nd Señor\nd* para que vivan; no hagan trabajo innecesario el sábado, sino respétenlo como día apartado. Este mandamiento di a sus antepasados, \v 23 pero ellos no escucharon ni obedecieron. Tercamente se negaron a recibir mi instrucción y seguirla. \v 24 Pero si ustedes obedecen mi instrucción, dice el \nd Señor\nd*, y se abstienen de trabajar el día sábado y lo guardan como día especial y apartado, \v 25 esta nación nunca será destruida. Los descendientes de David serán nombrados reyes aquí en Jerusalén; nunca faltarán los reyes y príncipes que cabalguen con pompa y esplendor como señal de fuerza entre el pueblo y esta ciudad nunca será destruida. \v 26 Y de todas las regiones de Jerusalén, y de las ciudades de Judá y de Benjamín, y más al sur, y de las tierras bajas que se localizan al oeste de Judá, acudirá el pueblo con sus ofrendas quemadas y sus ofrendas de grano y perfumes agradables, trayendo sus sacrificios para rendir homenaje al \nd Señor\nd* en su templo. \p \v 27 Pero si no me escuchan, y se niegan a dedicar para mí el sábado, y en sábado meten cargamentos de mercancía por estas puertas de Jerusalén como si fuera un día común, entonces incendiaré las puertas. El fuego se extenderá a los palacios y los destruirá, sin que nadie pueda apagar un incendio tan destructivo. \c 18 \s1 Parábola del alfarero \p \v 1 Otro mensaje que Jeremías recibió del \nd Señor\nd*: \v 2 ¡Baja al taller donde hacen ollas y tinajas, que allí te comunicaré mi mensaje! \p \v 3 Hice como el \nd Señor\nd* me pidió, y encontré al alfarero trabajando en su torno. \v 4 Pero la tinaja que estaba haciendo no le salió como quería; entonces la redujo a una bola de arcilla y de nuevo comenzó a darle forma. \p \v 5 Entonces el \nd Señor\nd* dijo: \p \v 6 Oh Israel, ¿acaso no puedo yo hacer contigo lo que este alfarero hace con su arcilla? Como la arcilla en las manos del alfarero, así estás tú en mis manos. \v 7 Siempre que anuncie yo que una nación ha de ser tomada y destruida, \v 8 si esa nación se aparta de su mala conducta, no la destruiré según había planeado. \v 9 Y si anuncio que determinada nación será fortalecida y engrandecida, \v 10 pero ella cambia de actitud, empieza a cometer maldades y rehúsa obedecerme, también yo cambiaré de actitud y no bendeciré a esa nación como lo había dicho. \p \v 11 Ve por tanto y adviértele a todo Judá y Jerusalén diciendo: Oigan la palabra del \nd Señor\nd*: Estoy planeando hacerles mucho mal en vez de otorgarles beneficios; apártense de su mala conducta y hagan lo bueno. \p \v 12 Pero ellos replicaron: «No pierdas tu tiempo. No tenemos ninguna intención de hacer lo que Dios dice. Seguiremos viviendo como nos dé la gana, libres de todo lo que nos frene, así nos sentimos bien». \p \v 13 Luego el \nd Señor\nd* dijo: ¡Ni entre los paganos se oyó jamás cosa tal! Mi pueblo ha hecho algo tan espantoso que no se entiende. \v 14 En lo alto del Líbano jamás se derrite la nieve. Las frías corrientes que manan de las grietas del monte Hermón jamás se secan. \v 15 En eso se puede confiar porque pasa con regularidad, pero no en mi pueblo. Porque me han abandonado y puesto su confianza en ídolos que no sirven para nada. Se han alejado de una vida honesta y ahora viven dedicados a cometer toda clase de delitos. \v 16 Por lo tanto su tierra será desolada, de modo que cuantos pasen por allí abrirán la boca y moverán la cabeza asombrados al ver tanta destrucción. \v 17 Esparciré a mi pueblo ante sus enemigos como el viento del este esparce el polvo. Y cuando estén atribulados les volveré la espalda y rehusaré poner atención a su desesperación. \p \v 18 Entonces el pueblo dijo: «Vamos, librémonos de Jeremías. Nosotros tenemos sacerdotes, sabios y profetas, no necesitamos su consejo. Acallémoslo para que no hable más contra nosotros ni nos vuelva a molestar». \p \v 19 ¡Oh \nd Señor\nd*, ayúdame! ¡Mira lo que traman contra mí! \v 20 ¿Habrán de pagarme mal por bien? Han armado una emboscada para matarme, por más que yo te haya hablado bien de ellos y haya procurado defenderlos de tu cólera. \v 21 Ahora, \nd Señor\nd*, ¡mi deseo es que mueran de hambre sus hijos y les caigan encima guerras terribles! ¡Que queden viudas sus mujeres y pierdan todos sus hijos! ¡Que mueran sus hombres por la peste y sus muchachos en la batalla! \v 22 Deseo que se escuche en todas sus casas llanto amargo mientras súbitamente son asaltadas por los soldados, pues cavaron un hoyo para que yo cayera en él y han puesto trampas ocultas para atraparme y darme muerte. \v 23 \nd Señor\nd*, tú conoces todos sus planes homicidas en contra mía. No los perdones, no te hagas el disimulado ante tanta perversidad, sino hazlos morir ante tu presencia. ¡Encárgate de ellos como se merecen! \c 19 \p \v 1 El \nd Señor\nd* dijo: Cómprate una tinaja de barro y llévala al valle de Ben Hinón junto a la puerta oriental de la ciudad. \v 2 Lleva contigo algunos de los hombres respetables del pueblo y algunos de los sacerdotes, y comunícales el mensaje que yo te daré. \p \v 3 Entonces el \nd Señor\nd* les dijo lo siguiente: Oigan la palabra del \nd Señor\nd* reyes de Judá y ciudadanos de Jerusalén. El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Sobre este lugar traeré un mal espantoso, tan terrible que a cuantos lo oigan les quedarán zumbando los oídos. \v 4 Porque Israel me ha abandonado y ha convertido este valle en sitio de vergüenza e iniquidad. El pueblo le ofrece perfumes agradables a los ídolos en señal de homenaje, ídolos que ni esta generación ni sus antepasados ni los reyes de Judá habían honrado antes, y han empapado en sangre de niños inocentes este lugar. \v 5 Le han construido lugares de homenaje al dios Baal, lugares en los que queman a sus hijos como sacrificio, cosa que jamás les ordené y ni siquiera pensé. \p \v 6 Por todo esto, dice el \nd Señor\nd*, este valle ya no será llamado Tofet ni Valle de Ben Hinón, sino Valle de la Matanza. \v 7 Pues yo trastornaré los planes de batalla de Judá y Jerusalén, y dejaré que los ejércitos invasores los aniquilen aquí y dejen sus cadáveres como carroña para buitres y fieras salvajes. \v 8 Y también borraré de la faz de la tierra a Jerusalén, de modo que todo el que pase abra la boca asombrado ante todo lo que le hice y hará una rechifla burlona. \v 9 Yo me encargaré de que tus enemigos asedien la ciudad hasta que se acabe todo alimento, y los que estén atrapados dentro comiencen a comerse a sus propios hijos e hijas y amigos. \p \v 10 Y ahora, Jeremías, mientras estos hombres observan, rompe la tinaja que trajiste contigo, \v 11 y diles: Este es el mensaje del \nd Señor\nd* de los ejércitos para ustedes: Así como esta tinaja queda hecha añicos, así destrozaré al pueblo de Jerusalén; y así como no se puede reparar esta tinaja, así tampoco podrá haber restauración para ellos. Tan grande será la matanza que no habrá espacio suficiente para una tumba adecuada en ningún lugar, y sus cadáveres quedarán amontonados en este valle. \v 12 Y como en este valle, así será en Jerusalén, porque también a Jerusalén la llenaré de cadáveres. \v 13 Y golpearé todos los hogares de Jerusalén, incluso el palacio de los reyes de Judá, en castigo porque todo el mundo se dedicó a homenajear con perfume agradable y ofreciendo bebidas especiales a todos los ídolos, incluyendo las estrellas que consideran dioses. \p \v 14 Al regresar de Tofet, en donde había dado este mensaje, se detuvo Jeremías frente al templo del \nd Señor\nd*, y le dijo a todo el pueblo: \p \v 15 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: ¡Sobre esta ciudad y sus pueblos aledaños traeré todo el mal que he anunciado, porque ciertamente se han negado a escuchar el consejo del \nd Señor\nd*! \c 20 \s1 Jeremías y Pasur \p \v 1 Entonces, cuando Pasur, hijo de Imer, sacerdote encargado del templo del \nd Señor\nd*, oyó lo que Jeremías decía, \v 2 lo prendió y ordenó que le dieran una paliza y que lo pusieran en un calabozo, en la cárcel que está en la puerta de la ciudad conocida como de Benjamín, cerca del templo. \v 3 Al día siguiente, cuando por fin Pasur lo soltó, Jeremías dijo: \p Pasur, el \nd Señor\nd* te ha cambiado de nombre. Él ordena que de ahora en adelante se te llame «Varón que vive en el terror». \v 4 Porque el \nd Señor\nd* enviará terror sobre ti y todos tus amigos, y los verás morir por herida de espada, traspasados por sus enemigos. Dejaré a Judá en manos del rey de Babilonia, dice el \nd Señor\nd*, y él se llevará a los de este pueblo como esclavos a Babilonia y dejará que los acuchillen. \v 5 Y yo dejaré que tus enemigos saqueen a Jerusalén. Todos los famosos tesoros de la ciudad, con las piedras preciosas, el oro y la plata de los reyes, serán llevados a Babilonia. \v 6 En cuanto a ti, Pasur, todos los de tu casa y parentela serán esclavos en Babilonia y allí morirán; tú y aquellos a quienes engañaste profetizando que todo saldría bien. \s1 Quejas de Jeremías \p \v 7 Entonces dije: ¡Oh \nd Señor\nd*, me sedujiste y no puse resistencia! Me veo forzado a darles tus mensajes porque tú eres más fuerte que yo, pero ahora soy el hazmerreír de la ciudad, todo el mundo se burla de mí. \v 8 Ni una sola vez me has permitido decirles siquiera una palabra bondadosa, todo el tiempo he tenido que anunciarles desastre, horror y destrucción. Con razón se ríen y burlan de mí y convierten mi nombre en chiste de la familia. \v 9 ¡Y no puedo renunciar! Porque si digo que nunca más volveré a mencionar al \nd Señor\nd*, que nunca más hablaré en su representación, empiezo a sentir tu palabra como si fuera lumbre que me quema por dentro y no lo puedo resistir más. \v 10 Sin embargo, por todos lados los oigo murmurar sus amenazas y tengo miedo. «Te vamos a acusar», dicen. Hasta los que eran mis amigos me vigilan, esperando que cometa un error fatal. «Él solo se meterá en la trampa», dicen, «y entonces lo atraparemos y nos vengaremos de él». \p \v 11 Pero el \nd Señor\nd* está junto a mí como gran guerrero, y delante de él, el Poderoso, el Terrible, ellos no pueden hacer nada. No pueden derrotarme; serán avergonzados y completamente humillados, y sobre ellos caerá un castigo muy duro. \p \v 12 ¡Oh \nd Señor\nd* de los ejércitos, que conoces a los que son justos y examinas los más profundos pensamientos del corazón y la mente, permíteme ver tu venganza contra ellos! Porque en ti he confiado mis asuntos. \v 13 Con esta confianza que me inspiras, cantaré de alegría y agradecimiento al \nd Señor\nd*. ¡Cantemos, pues pobre y menesteroso como yo era, él me ha liberado de mis perseguidores! \p \v 14 ¡Maldito el día en que nací! ¡Para nada sea recordado con alegría el día que mi madre me dio a luz! \v 15 ¡Maldito sea aquel mensajero que le avisó a mi padre de mi nacimiento! \v 16 ¡Que a ese mensajero le pase como a las ciudades de la antigüedad que Dios destruyó sin misericordia. \v 17 Ahora deseo haber nacido muerto, siendo el vientre de mi madre mi tumba y así no haber tenido que pasar por todo lo que he pasado. \v 18 ¿Pues para qué nací? Porque mi vida sólo ha sido angustia, dolor y vergüenza. \c 21 \s1 Dios rechaza la petición de Sedequías \p \v 1 Entonces el rey Sedequías envió a Pasur, hijo de Malquías, y a Sofonías, hijo de Maseías, a Jeremías y le rogaron: \p ―Pídele al \nd Señor\nd* que nos ayude, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos ha declarado la guerra. \v 2 Quizá el \nd Señor\nd* quiera ayudarnos y realice un gran milagro como en el pasado y obligue a Nabucodonosor a retirar sus ejércitos invasores. \p \v 3-4 Jeremías replicó: \p ―Vuelvan al rey Sedequías y díganle que el \nd Señor\nd* Dios de Israel dice: Yo haré que sus armas sean inútiles contra el rey de Babilonia y los soldados caldeos que los asedian. En efecto, traeré a sus enemigos hasta el corazón mismo de esta ciudad, \v 5 y yo mismo pelearé contra ustedes, porque estoy muy enojado. \v 6 Y sobre esta ciudad enviaré una espantosa plaga, y morirán personas y animales. \v 7 Y finalmente entregaré al propio rey Sedequías y a todo el resto que haya quedado en la ciudad en poder del rey Nabucodonosor de Babilonia, para que los mate sin piedad ni misericordia. \p \v 8 Dile a este pueblo lo que dice el \nd Señor\nd*: Les doy la posibilidad de que elijan entre la vida y la muerte. \v 9 O permanecer en Jerusalén y morir —degollados por sus enemigos, muertos de hambre y enfermedad— o salir y entregarse al ejército caldeo, y vivir. \v 10 Porque le he dado la espalda a esta ciudad. Enemigo y no amigo suyo seré, dice el \nd Señor\nd*. Será tomada por el rey de Babilonia, quien la mandará incendiar hasta dejarla convertida en cenizas. \p \v 11 Y al rey de Judá el \nd Señor\nd* le dice: \v 12 Estoy listo a juzgarte por el mal que estás cometiendo. ¡Pronto! ¡Haz justicia a los que juzgas! Comienza a hacer lo justo antes que mi terrible enojo caiga sobre ti como un fuego que nadie puede apagar. \v 13 Yo pelearé contra esta ciudad de Jerusalén, que se ufana diciendo: «Estamos a salvo, aquí nadie puede tocarnos». \v 14 Yo mismo te destruiré por haber cometido tantas maldades, dice el \nd Señor\nd*. Destruiré todo, incluso encenderé un fuego en los bosques que quemará cuanto halle a su paso, hasta lo que se encuentra en la periferia. \c 22 \s1 Juicio contra reyes malvados \p \v 1 Luego el \nd Señor\nd* me dijo: Ve a hablarle directamente al rey de Judá y dile: \v 2 Oye este mensaje del \nd Señor\nd*, rey de Judá, tú que ocupas el trono de David, y escuchen también tus servidores y tu pueblo. \p \v 3 El \nd Señor\nd* dice: Sean justos. Procedan con rectitud. Ayuden a los que requieren justicia. Deténganse en sus maldades. Protejan los derechos de los extranjeros e inmigrantes, de los huérfanos y las viudas; ¡dejen de matar inocentes! \v 4 Si dejan las terribles acciones que están cometiendo, yo libraré a esta nación y otra vez le daré reyes que ocupen el trono de David, y habrá prosperidad para todos. \p \v 5 Pero si no atienden esta advertencia, juro por mi gran fama, dice el \nd Señor\nd*, que este palacio lo convertiré en ruinas y la familia real acabada. \v 6 Porque este es el mensaje del \nd Señor\nd* respecto a la familia real: Te quiero tanto como a la fructífera Galaad y a los verdes bosques del Líbano, pero te destruiré y te dejaré desierta y deshabitada. \v 7 Llamaré a una cuadrilla de demoledores que traigan sus herramientas y te desmantelen. Arrancarán todas tus magníficas vigas de cedro y las echarán al fuego. \v 8 Hombres de muchas naciones pasarán junto a las ruinas de esta ciudad y se dirán uno al otro: «¿Por qué hizo esto el \nd Señor\nd*? ¿Por qué destruyó esta gran ciudad?». \v 9 Y su respuesta será: «Porque el pueblo que la habitaba olvidó al \nd Señor\nd* su Dios y violó el convenio que habían firmado con él, y le rindieron homenaje a ídolos». \p \v 10 ¡No lloren la muerte de Josías! ¡Lloren más bien por los que son llevados cautivos! Porque jamás volverán a ver su país natal. \v 11 Esto dice el \nd Señor\nd* respecto a Salún, que reinó después de su padre el rey Josías, y fue llevado cautivo: \v 12 Morirá en tierra lejana, y jamás volverá a ver su patria. \p \v 13 ¡Ay de ti, rey Joacim, porque estás edificando tu gran palacio con trabajo forzado! Al no pagar los salarios a los trabajadores, es como si estuvieras edificando los muros con materiales de injusticia y con opresión haces los marcos de las puertas y los cielos rasos. \v 14 Tú dices: «Construiré un magnífico palacio con grandes cámaras y muchas ventanas, con artesonados de fragante cedro y pintado de atractivo color rojo». \v 15 ¡Pero no es la belleza del palacio lo que hace la grandeza del rey! ¿Por qué reinó tanto tiempo tu padre Josías? Porque fue justo e imparcial en todos sus actos. Por eso lo bendijo Dios. \v 16 Él se encargó de que a los pobres y menesterosos se les hiciera justicia y se les ayudara, y todo le salió bien. Esa es la manera de vivir de acuerdo a mi voluntad, dice el \nd Señor\nd*. \v 17 Pero tú, ¡tú estás lleno de codicia y fraude! Matas a los inocentes, oprimes a los pobres y reinas despiadadamente. \p \v 18 Por lo tanto, esta es la condena del \nd Señor\nd* contra el rey Joacim, quien reinó después de su padre Josías: Su familia no lo llorará cuando muera. A sus súbditos ni siquiera les importará que haya muerto. ¡Que tristeza ser echado al olvido de esa manera! \v 19 Lo enterrarán como si fuera un burro: lo sacarán de Jerusalén a rastras y lo echarán en el muladar más allá de los límites de la ciudad. \p \v 20 Llora, porque se han ido tus aliados. Búscalos en el Líbano, llámalos a gritos en Basán, búscalos en los vados del Jordán. Mira, todos han muerto, no quedó ni uno que te ayude. \v 21 Cuando todo te iba bien te lo advertí, pero tú respondiste: «No me molestes». Así fuiste desde tu niñez; ¡de plano te niegas a escuchar! \v 22 Y ahora todos tus aliados han desaparecido con un soplo del viento. A todos tus amigos se los llevaron como esclavos. Sin duda por fin comprenderás tu maldad y tendrás vergüenza. \v 23 Seguro que es muy bonito vivir con elegancia en un hermoso palacio construido con madera de cedro del Líbano, pero pronto llorarás y gemirás angustiado como mujer a punto de dar a luz. \p \v 24-25 Y respecto a ti, Jeconías, hijo de Joacim rey de Judá, aunque tú fueras el anillo del sello en mi mano derecha, yo te sacaría y te entregaría en manos de quienes buscan tu muerte, de quienes tienes tanto miedo: Nabucodonosor rey de Babilonia y su poderoso ejército. \v 26 A ti y a tu madre los echaré de este país, y morirán en país lejano. \v 27 Jamás retornarán a la tierra que tanto aman. \v 28 Este Jeconías es como plato quebrado y desechado. Él y sus hijos irán desterrados a tierras lejanas, igual como se desecha un plato quebrado. \p \v 29 ¡Ay tierra, tierra, tierra! ¡Escucha el mensaje del \nd Señor\nd*! \v 30 El \nd Señor\nd* dice: Haz constar que este Jeconías no tendrá descendencia, pues ninguno de sus hijos ocupará el trono de David ni gobernará en Judá. Su vida no tendrá ninguna importancia. \c 23 \s1 El Rey justo \p \v 1 ¡Son unos desgraciados los pastores que dejan que sus ovejas se pierdan o las dejan abandonadas ante el peligro!, dice el \nd Señor\nd* \v 2 En vez de llevar mi rebaño a lugar seguro, lo han abandonado y lo han arriado hacia la destrucción. Ahora sobre ustedes descargaré mi gran cólera por el mal que les han causado. Voy a pasar revista de nuevo a sus malas obras para darles el castigo que se merecen. \v 3 Y recogeré el resto de mi rebaño de todas partes donde anden desperdigados y los traeré a su propio aprisco, y nuevamente tendrán pasto abundante y se multiplicarán. \v 4 Y los pondré al cuidado de pastores responsables, y nunca más tendrán por qué vivir atemorizadas. Ni una sola se perderá, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 5 Porque llegará un día, dice el \nd Señor\nd*, en que pondré como rey en el trono del rey David una Rama justa. Será un Rey que gobierne con sabiduría y rectitud, que hará que la justicia sea la norma de todas las personas en la tierra. \v 6 Se le conocerá como \nd Señor\nd* Justicia Nuestra. En aquel tiempo Judá e Israel habitarán en paz y con seguridad. \p \v 7 En aquel tiempo, al prestar juramento ya no se dirá: «¡Por el \nd Señor\nd* que rescató de Egipto al pueblo de Israel!», \v 8 sino que se dirá: «Por el \nd Señor\nd* que desde los países del norte donde los había desterrado trajo a los israelitas de regreso a su patria Israel». \s1 Profetas mentirosos \p \v 9 Tengo el corazón lleno de dolor, me siento debilitado y confundido como un borracho que es tardo en reaccionar por causa del espantoso destino que les espera a los falsos profetas, porque el \nd Señor\nd* ha pronunciado contra ellos palabras terribles de castigo. \v 10 El país está lleno de adulterio y la tierra hasta parece maldita, completamente reseca. Las personas sólo piensan en cometer maldades, siempre actuando tramposamente. \v 11 Tanto profetas como sacerdotes son hombres malvados y mentirosos, ¡y hasta cuando están en el templo!, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 12 Por lo tanto, tendrán que pasar experiencias horribles; los perseguirán cuesta abajo por despeñaderos oscuros y traicioneros, y caerán. Cuando llegue el tiempo que he decidido recibirán el castigo que les corresponde por todos sus pecados. \p \v 13 Yo sabía que los profetas de Samaria eran increíblemente perversos, porque profetizaban mediante Baal e inducían a mi pueblo a actuar perversamente. \v 14 ¡Pero peores aún son los profetas de Jerusalén! Las cosas que hacen son horribles; cometen adulterio y se deleitan en sus malas acciones. Animan y aplauden a los malhechores en vez de advertirles de las consecuencias de sus malas acciones. Esos profetas son totalmente depravados, como lo eran los hombres de Sodoma y Gomorra. \p \v 15 Por tanto, el \nd Señor\nd* de los ejércitos dice respecto a estos falsos profetas: Les daré a comer amargura y veneno a beber, pues por causa de ellos la maldad se ha propagado por todas partes. \p \v 16 Esta es mi advertencia a mi pueblo, dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos: No escuchen a esos falsos profetas cuando les profeticen, llenándolos de falsas esperanzas. Son unos embaucadores, inventan todo cuanto dicen, no son portavoces míos. \v 17 Continuamente dicen a estos rebeldes que me desprecian: «No tengan ningún cuidado, todo va bien», y a quienes viven como ellos quieren les dicen: «El \nd Señor\nd* ha dicho que tendrán paz». \p \v 18 Pero, ¿pueden nombrar siquiera a uno de estos profetas que tenga tanta intimidad con el \nd Señor\nd* que oiga lo que dice? ¿Se ha preocupado siquiera uno de ellos en escuchar? \v 19 Miren, el \nd Señor\nd* envía un gran torbellino que arrastrará a esos locos. \v 20 La terrible cólera del \nd Señor\nd* no se aplacará hasta que haya ejecutado todo el castigo planeado. Más adelante comprenderán mejor lo que les estoy diciendo. \p \v 21 Yo no he enviado a estos profetas, pero ellos se apresuraron a hablar en mi nombre; no les he dado mensaje alguno, pero ellos dicen que sus mensajes son de mi parte. \v 22 Si fueran míos, tratarían de apartar a mi pueblo de sus malos caminos. \p \v 23 ¿Soy yo acaso un Dios que esté solamente en un sitio y no pueda ver lo que están haciendo? \v 24 ¿Podrá alguien ocultarse de mí? ¿No estoy yo acaso en todas partes, en el cielo y en la tierra? \p \v 25 «Escuchen el sueño que anoche me envió Dios», dicen. Y se ponen a inventar mentiras en nombre mío. \v 26 ¿Hasta cuándo durará esto? Si son «profetas», lo son de engaño, inventores de cuanto dicen. \v 27 Al narrar estos falsos sueños pretenden que mi pueblo me olvide así como me olvidaron sus antepasados, quienes se volvieron a los ídolos de Baal. \v 28 Cuenten estos falsos profetas sus sueños, y que mis genuinos mensajeros proclamen fielmente cada palabra mía. ¡Ustedes se darán cuenta entonces que hay mucha diferencia entre la paja y el trigo! \p \v 29 ¿No quema mi palabra como si fuera fuego?, pregunta el \nd Señor\nd*. ¿No es como un poderoso mazo que despedaza la roca? \v 30 Por eso estoy contra estos «profetas» que reciben sus mensajes unos de otros, \v 31 estos profetas que endulzan sus mensajes con mentiras y dicen: «Este mensaje procede de Dios». \v 32 Sus sueños inventados son descaradas mentiras que inducen a mi pueblo a cometer maldades. Yo no los envié y no tienen mensaje alguno para mi pueblo, dice el \nd Señor\nd*. \s1 Profecías falsas \p \v 33 Cuando alguien del pueblo o uno de sus «profetas» o sacerdotes te pregunten: «Anda Jeremías, ¿qué tristes noticias del \nd Señor\nd* tienes hoy?», les responderás: «¿Qué tristes noticias? ¡Ustedes son las tristes noticias, porque el \nd Señor\nd* los ha reprobado!». \v 34 Y en lo tocante a los falsos profetas, sacerdotes y común del pueblo que hacen chistes respecto a «las tristes noticias del \nd Señor\nd*», los castigaré a ellos y a sus familias por esas palabras. \v 35 Pueden preguntarse unos a otros: «¿Cuál es el mensaje de Dios? ¿Qué dice?». \v 36 Pero no usen el mote de «tristes noticias de Dios», porque lo que hay de triste son ustedes y sus mentiras. Están tergiversando mis palabras, que soy un Dios que ama la vida, y andan inventando «mensajes de Dios» que yo no he dado, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 37 Respetuosamente pueden preguntarle a Jeremías: «¿Cuál es el mensaje del \nd Señor\nd*? ¿Qué te ha dicho?». \v 38-39 Pero si le preguntan por «las tristes noticias de Dios» habiendo advertido yo contra tales burlas, entonces yo, el \nd Señor\nd* Dios, me libraré de la carga que me son ustedes. Los arrojaré de mi presencia, junto con esta ciudad que di a ustedes y a sus antepasados, \v 40 y sentirán mucha vergüenza por todo lo que les pasará y se ganarán una reputación de infames para siempre. \c 24 \s1 Dos canastas de higos \p \v 1 Después que Nabucodonosor, el rey de Babilonia, capturó y sometió a esclavitud a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y lo llevó prisionero a Babilonia junto con los príncipes de Judá y los obreros calificados —carpinteros y herreros—, el \nd Señor\nd* me dio otra visión. \v 2 Vi dos canastas de higos colocadas frente al templo de Jerusalén. En una canasta había higos frescos, recién madurados, pero los de la otra cesta estaban echados a perder y mohosos, pudriéndose ya. \v 3 Entonces el \nd Señor\nd* me dijo: ¿Qué ves, Jeremías? Yo respondí: «Higos, unos muy buenos y otros muy malos, que no se pueden comer de malos». \p \v 4-5 Entonces el \nd Señor\nd*, el Dios de Israel, dijo: Los higos buenos representan a los que van como prisioneros a Babilonia. De ellos tendré mucho cuidado. \v 6 Yo me encargaré de que los traten bien y los volveré a traer de regreso. Les ayudaré y no los heriré; haré que vuelvan a ubicarse en su tierra y en ella serán prósperos. \v 7 Les daré un corazón que esté en sintonía con mi voluntad. Serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque con gran alegría volverán a mí. \p \v 8 Pero los higos podridos representan a Sedequías, rey de Judá, sus funcionarios y el resto de Jerusalén que se ha quedado en este país; también a los que se fueron a vivir en Egipto. Los trataré como a higos podridos que no sirven para nada, dice el \nd Señor\nd*. \v 9 Los haré repulsivos para todas las naciones de la tierra, y serán objeto de burla, mofa y maldición dondequiera que yo los obligue a ir. \v 10 Y en medio de ellos habrá mucha muerte, hambre y enfermedad hasta que sean eliminados de la tierra de Israel, la que yo di a ellos y a sus antepasados. \c 25 \s1 Setenta años de cautiverio \p \v 1 El siguiente mensaje del \nd Señor\nd* para todo el pueblo de Judá le fue dado a Jeremías en el cuarto año del reinado del rey Joacim de Judá, hijo de Josías. Este fue el año que comenzó a reinar Nabucodonosor como rey de Babilonia. \p \v 2-3 Desde hace veintitrés años, dijo Jeremías, desde el año decimotercero del reinado de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta el presente, el \nd Señor\nd* ha estado enviándoles sus mensajes. Fielmente se los he transmitido, pero ustedes no han querido escucharlos. \v 4 Durante mucho tiempo el \nd Señor\nd* les ha enviado sus profetas, pero ustedes se han negado a oír. \v 5 En cada ocasión el mensaje fue: Dejen sus malas conductas y abandonen las maldades que están cometiendo. Sólo así pueden seguir viviendo aquí en esta tierra que el \nd Señor\nd* les dio a ustedes y a sus antepasados para siempre. \v 6 No me hagan enojar rindiéndole homenaje a ídolos; pero si me son leales no les haré daño. \v 7 Pero no quieren escuchar; tercos, me han enfurecido con sus ídolos. Así se han hecho merecedores de todo el mal que se les ha venido encima. \p \v 8-9 Y ahora el \nd Señor\nd* de los ejércitos dice: Como no me han escuchado, reuniré todos los ejércitos del norte al mando de Nabucodonosor, rey de Babilonia, a quien he nombrado mi representante, y los traeré a todos contra este país y su pueblo y contra las demás naciones cercanas a ustedes. Los destruiré totalmente y los convertiré en refrán burlesco para siempre. \v 10 Los despojaré de su gozo, su alegría y sus fiestas nupciales. Fracasarán sus empresas y todas sus casas estarán tristes y sin luz. \v 11 Todo este país se convertirá en un arenal desolado; todo mundo quedará con la boca abierta de asombro ante el desastre que les llegará. Durante setenta años Israel y las naciones vecinas servirán al rey de Babilonia. \p \v 12 Después, pasados los setenta años de esclavitud, castigaré al rey de Babilonia y a su pueblo por sus maldades. En eternas ruinas convertiré el país de Caldea, mejor conocido como Babilonia. \v 13 Traeré sobre ellos todos los terrores que he prometido en este rollo, todas las penas anunciadas por Jeremías contra las naciones. \v 14 Porque muchas naciones y grandes reyes esclavizarán a los caldeos así como ellos esclavizaron a mi pueblo; los castigaré en proporción al trato que ellos le dieron a mi pueblo. \p \v 15 Porque el \nd Señor\nd*, el Dios de Israel, me dijo: Toma de mi mano esta copa en que rebosa mi gran cólera y haz que de ella beban todas las naciones a quienes te envío. \v 16 Al beber de ella se tambalearán como borrachas, enloquecidas por los golpes mortales que haré caer sobre ellas. \p \v 17 Tomé entonces la copa de cólera que el \nd Señor\nd* me daba e hice que bebieran de ella todas las naciones, cada nación a la que el \nd Señor\nd* me envió. \v 18 Fui a Jerusalén y a las ciudades de Judá, y sus reyes y príncipes bebieron de la copa, de modo que desde entonces han estado en desolación, detestados y maldecidos, hasta el día de hoy. \v 19-20 Fui a Egipto, y el faraón y sus siervos, los príncipes y el pueblo, bebieron también de la terrible copa, junto con los extranjeros que habitaban su país. Igual hicieron los reyes de la tierra de Uz y los reyes de las ciudades filisteas Ascalón, Gaza, Ecrón y lo que de Asdod quedaba. \v 21 Visité también las naciones de Edom, Moab y Amón; \v 22 a los reyes de Tiro y de Sidón; a los reyes de las regiones que están al otro lado del mar; \v 23 a Dedán, a Temá y a Buz, y a los otros que están allí; \v 24 a los reyes de Arabia y a los de las tribus nómadas del desierto; \v 25 a los reyes de Zimri, Elam y Media; \v 26 y a todos los reyes de los países del norte, lejanos y cercanos, unos tras otros; y a todos los reinos del mundo. Y finalmente el propio rey de Babilonia bebió de esta copa de la cólera del \nd Señor\nd*. \p \v 27 Diles: El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Beban de esta copa de mi cólera hasta que estén borrachos; vomiten y caigan para no levantarse más, porque envío terribles guerras sobre ustedes. \v 28 Y si rechazan la copa, diles: El \nd Señor\nd* de los ejércitos dice que tienen que beber. ¡No pueden rehuirla! \p \v 29 A mi propio pueblo he comenzado a castigarlo. ¿Habrían de escapar ustedes? ¡No, no evadirán el castigo! Lanzaré a guerra contra todos los pueblos de la tierra, dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos. \p \v 30 Por lo tanto, profetiza contra ellos. Diles que desde su santo templo tronará el \nd Señor\nd* contra los suyos y contra todos los habitantes de la tierra. Gritará de coraje, y tan fuerte como lo hacen los que en la vendimia exprimen el jugo de las uvas bajo sus pies. \v 31 Aquel grito que anuncia el castigo retumbará hasta los últimos rincones más apartados de la tierra, porque el \nd Señor\nd* echa pleito contra las naciones, contra toda la humanidad. A todos los malvados los hace caer en la guerra, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 32 ¡Miren, dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos, mi castigo irá de nación en nación; un gran torbellino destructor alcanzará los límites más alejados de la tierra! \v 33 Aquel día los muertos a manos del \nd Señor\nd* llenarán la tierra de cabo a cabo. Nadie los llorará ni recogerá los cadáveres para enterrarlos; serán abono para la tierra. \p \v 34 Lloren y giman, malos pastores; golpéense la cabeza contra las piedras los líderes de las naciones, porque ha llegado el tiempo de su destrucción y dispersión. Caerán como frágiles objetos destinados a ser destruidos. \v 35 Los pastores y demás líderes no hallarán dónde esconderse ni por dónde escapar. \p \v 36 Escuchen los frenéticos gritos de los pastores y de los otros líderes que claman desesperados porque el \nd Señor\nd* ha arruinado sus pastos. \v 37 Los que ahora viven a sus anchas serán truncados por la ferocidad de la cólera del \nd Señor\nd*. \v 38 El \nd Señor\nd* ha salido como león que sale de su cubil en busca de presa. Su tierra ha sido asolada por ejércitos en guerra, provocados por la tremenda cólera del \nd Señor\nd*. \c 26 \s1 Jeremías bajo amenaza de muerte \p \v 1 Vino a Jeremías este mensaje de parte del \nd Señor\nd* durante el primer año del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá: \p \v 2 Ponte frente al templo del \nd Señor\nd* y dale un anuncio a todo el pueblo que desde muchos sitios de Judá se ha congregado allí para ofrecer culto. Dales el mensaje completo, no descartes ni una sola de las palabras que tengo para que las escuchen. \v 3 Porque tal vez escuchen y se detengan de hacer tantas maldades y entonces pueda yo aguantarme de darles el castigo que se merecen por sus malas acciones. \v 4 Diles de parte del \nd Señor\nd*: Si no escuchan y obedecen las instrucciones que les he dado, \v 5 y si no ponen atención a lo que les dicen mis servidores los profetas —pues una y otra vez los he enviado para prevenirlos, pero no han querido hacerles caso—, \v 6 destruiré este templo, como destruí el templo de Siló, y haré que sobre Jerusalén se digan toda clase de tristes historias, como ciudad maldecida. \p \v 7-8 Cuando Jeremías terminó su mensaje, luego que dijo todo cuanto el \nd Señor\nd* le había ordenado, los sacerdotes, los falsos profetas y todo el pueblo reunido en el templo se le echaron encima gritando: \p ―¡Muera! ¡Muera! \v 9 ¿Qué derecho tienes para decir que el \nd Señor\nd* destruirá este templo como hizo con el de Siló? ¿Qué es eso de que Jerusalén será destruida y nadie se salvará? \p \v 10 Cuando los altos dignatarios de Judá oyeron lo que ocurría, acudieron aprisa desde el palacio y se sentaron a la entrada principal del templo para entablar un juicio. \v 11 Los sacerdotes y los falsos profetas presentaron sus cargos contra Jeremías ante los dignatarios y el pueblo: \p ―Este hombre merece morir —decían—. Con sus propios oídos han oído su traición, pues ha declarado que esta ciudad será destruida. \p \v 12 Jeremías habló en defensa propia: \p ―Ha sido el \nd Señor\nd* quien me ha enviado para anunciar la destrucción de este templo y esta ciudad. Él me dio cada una de las palabras que he pronunciado. \v 13 Pero si dejan de cometer tantas maldades y comienzan a seguir las instrucciones del \nd Señor\nd* su Dios, él revocará todo el castigo que ha anunciado contra ustedes. \v 14 En lo que a mí toca, indefenso estoy en poder de ustedes, hagan de mí lo que quieran. \v 15 Pero una cosa sí les digo: Si me matan serán culpables de la muerte de un inocente, y la responsabilidad recaerá sobre esta ciudad y cuantos en ella viven, porque es absolutamente cierto que el \nd Señor\nd* fue quien me envió a decir cada una de las palabras que de mí han oído. \p \v 16 Los dignatarios y el pueblo dijeron al sacerdote y a los falsos profetas: \p ―Este hombre no es digno de muerte, pues nos ha hablado en nombre del \nd Señor\nd* nuestro Dios. \p \v 17 Entonces uno de los sabios ancianos se puso de pie y habló a todo el pueblo que lo rodeaba: \p \v 18 ―Esa es una decisión correcta, pues ya en el pasado, cuando Miqueas, el de Moréset, profetizó en tiempo del reinado de Ezequías de Judá, y comunicó al pueblo que Dios decía: “Este monte será arado como si fuera un campo de labranza y esta ciudad de Jerusalén será convertida en montones de piedra, y en su cumbre habrá sólo un matorral, en donde hoy está el gran templo”. \v 19 Pero, ¿lo mataron acaso el rey Ezequías y el pueblo por decir eso? No, sino que dejaron sus actos malvados y rindieron homenaje al \nd Señor\nd* y le suplicaron que tuviera misericordia de ellos. Y el \nd Señor\nd* no les envió el terrible castigo que les había preparado. Si por comunicarnos los mensajes de Dios matamos a Jeremías, ¡quién sabe qué nos hará el \nd Señor\nd*! \p \v 20 Urías, hijo de Semaías, de Quiriat Yearín, otro verdadero mensajero del \nd Señor\nd*, denunciaba a la ciudad y al pueblo al mismo tiempo que Jeremías. \v 21 Pero cuando el rey Joacim, los oficiales del ejército y los dignatarios oyeron lo que decía, el rey envió a matarlo. Urías se enteró de la orden y huyó a Egipto. \v 22 Para capturar a Urías, el rey Joacim envió a Egipto a Elnatán, hijo de Acbor, con varios hombres más. \v 23 Lo apresaron y lo llevaron de regreso ante el rey Joacim, el cual lo hizo atravesar con una espada y luego mandó que lo enterraran en un sepulcro desconocido. \v 24 Entonces Ajicán, hijo de Safán, secretario del rey, estuvo a favor de Jeremías y persuadió al tribunal para que no lo entregara a la muerte en manos del populacho. \c 27 \s1 Parábola del yugo \p \v 1 Este mensaje del \nd Señor\nd* recibió Jeremías al comienzo del reinado de Joacim,\f + \fr 27.1 \fr*\ft Algunas versiones dicen «Sedequías».\ft*\f* hijo de Josías, rey de Judá: \p \v 2 Hazte un yugo y póntelo al cuello atado con correas como quien enyuga un buey para arar. \v 3 Envía luego mensaje a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón, mediante sus embajadores en Jerusalén, \v 4 a los cuales dirás: Digan a sus amos que el \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, les envía este mensaje: \p \v 5 Por mi gran poder yo hice la tierra; toda la humanidad y todos los animales, y esto, que es mío, lo doy a quien quiero. \v 6 Así, ahora he entregado todas sus naciones al rey Nabucodonosor de Babilonia, que es representante mío. Y le he entregado a él todo el ganado de sus amos. \v 7 Todas las naciones le servirán a Nabucodonosor y a sus hijos y nietos hasta que le llegue su turno de ser castigado, y entonces muchas naciones y poderosos reyes conquistarán Babilonia y la harán su esclava. \v 8 ¡Pero ahora sométanse a Nabucodonosor y sírvanle, pórtense sumisos ante Babilonia! Castigaré a cualquier nación que se niegue a ser esclava suya; enviaré guerra, hambre y enfermedad sobre dicha nación hasta que él la haya conquistado. \p \v 9 No escuchen a sus falsos profetas, adivinos, soñadores, agoreros y magos que dicen que el rey de Babilonia no los someterá a esclavitud, \v 10 porque todos son mentirosos. Y si siguen sus consejos y se niegan a someterse al rey de Babilonia, yo los echaré de su tierra y los enviaré lejos y allá perecerán. \v 11 Pero al pueblo de toda nación que se someta al rey de Babilonia se le permitirá quedarse en su propio país y cultivar la tierra como de costumbre. \p \v 12 Jeremías le repitió todas estas profecías a Sedequías, rey de Judá: \p Si deseas vivir, sométete al rey de Babilonia, le dijo. \v 13 ¿Por qué se empeñan en morir tú y tu pueblo? ¿Por qué elegir la guerra, el hambre y la enfermedad que el \nd Señor\nd* ha anunciado a toda nación que no se someta al rey de Babilonia? \v 14 No prestes oído a los falsos profetas que continuamente te dicen que el rey de Babilonia no te derrotará, pues son unos mentirosos. \v 15 Yo no los envié, dice el \nd Señor\nd*, y te están mintiendo en mi nombre. Si insistes en hacerles caso, tendré que echarlos de esta tierra para que mueran tú y todos estos «profetas». \p \v 16 Una y otra vez hablé a los sacerdotes y a todo el pueblo y les dije: \p El \nd Señor\nd* dice: No escuchen a sus falsos profetas que les dicen que pronto serán traídas de Babilonia las vasijas de oro que fueron saqueadas del templo. Son puras mentiras. \v 17 No los escuchen. Sométanse al rey de Babilonia para que les perdone la vida, porque de otro modo toda esta ciudad será destruida. \v 18 Si realmente son profetas de Dios, que le oren al \nd Señor\nd* de los ejércitos pidiendo que las vasijas de oro que aún han quedado en el templo, y las que hay en el palacio del rey de Judá y en los palacios de Jerusalén, no sean llevadas como botín junto con ustedes a Babilonia. \p \v 19-21 Porque el \nd Señor\nd* de los ejércitos dice: Las columnas de bronce que están en el frente del templo, y la gran fuente de bronce que está en el atrio del templo, y los soportes de metal y todos los demás objetos ceremoniales dejados aquí por Nabucodonosor, el rey de Babilonia, cuando desterró a todas las personas importantes de Judá y Jerusalén llevándolos a Babilonia, junto con Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, \v 22 todavía están por ser llevados a Babilonia y allá se quedarán hasta que yo los mande traer. Después los volveré a traer de regreso a Jerusalén. \c 28 \s1 Jananías, el falso profeta \p \v 1 Cierto día de diciembre del mismo año —el cuarto año del reinado de Sedequías, rey de Judá— Jananías, hijo de Azur, un falso profeta de Gabaón, habló en público en el templo cuando todos los sacerdotes y el pueblo escuchaban, y dijo: \p \v 2 ―El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, declara: ¡Los he librado de la opresión que sufrían bajo la dominación del rey de Babilonia! \v 3 Dentro de dos años traeré de regreso todos los tesoros del templo que Nabucodonosor se llevó a Babilonia, \v 4 y traeré de regreso al rey Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los demás cautivos que se encuentran desterrados en Babilonia, dice el \nd Señor\nd*. Tengan por cierto que los libraré de la opresión que sufren de parte del rey de Babilonia. \p \v 5 Entonces, frente a todos los sacerdotes y el pueblo, Jeremías le dijo a Jananías: \p \v 6 ―¡Bonitas palabras dices! ¡Ojalá se cumplan tus profecías! Espero que el \nd Señor\nd* haga cuanto dices y traiga de Babilonia los tesoros de este templo, y a todos nuestros seres queridos. \v 7 Pero escucha ahora las solemnes palabras que en presencia de todo este pueblo pronuncio yo. \v 8 Los antiguos profetas que nos precedieron a ti y a mí hablaron contra muchas naciones, siempre con advertencias de guerra, hambre y pestes. \v 9 De modo que al profeta que prediga paz le corresponde demostrar que Dios realmente lo ha enviado. Únicamente si su mensaje se cumple se sabrá que realmente procede de Dios. \p \v 10 Jananías, el falso profeta, le quitó a Jeremías el yugo que llevaba al cuello y lo quebró. \v 11 Y volvió a decirle al pueblo que se había reunido: \p ―El \nd Señor\nd* ha prometido que dentro de dos años liberará a todas las naciones hoy esclavas del rey Nabucodonosor de Babilonia. \p En ese preciso momento Jeremías se alejó. \v 12 Poco después el \nd Señor\nd* le dio a Jeremías este mensaje: \p \v 13 Ve y dile a Jananías que el \nd Señor\nd* dice: ¡Tú rompiste un yugo de madera, pero este pueblo carga una opresión que le pesa como si llevara al cuello yugos de hierro! \v 14 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: ¡Yugo de hierro he puesto al cuello de todas estas naciones obligándolas a ir como esclavas a Nabucodonosor, rey de Babilonia! Y nada modificará este decreto, pues le he entregado hasta los rebaños y manadas. \p \v 15 Jeremías le dijo a Jananías, el falso profeta: \p ―Mira, Jananías, el \nd Señor\nd* no te ha enviado y el pueblo cree tus mentiras. \v 16 Por lo tanto, el \nd Señor\nd* dice que tendrás que morir. Este mismo año acabará tu vida porque te has rebelado contra el \nd Señor\nd*. \p \v 17 Y en efecto, dos meses después murió Jananías. \c 29 \s1 Carta a los exiliados \p \v 1 Después que fueron llevados cautivos por Nabucodonosor a Babilonia el rey Jeconías, la reina madre, los dignatarios de la corte, los jefes de las tribus y los obreros calificados, \v 2 Jeremías les escribió una carta desde Jerusalén, dirigida a los consejeros judíos, a los sacerdotes y profetas y a todo el pueblo. \v 3 Envió la carta con Elasá, hijo de Safán, y con Guemarías, hijo de Jilquías, cuando ellos fueron a Babilonia como embajadores del rey Sedequías ante Nabucodonosor. Y la carta decía así: \pm \v 4 «El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, envía este mensaje a todos los cautivos que ha desterrado de Jerusalén a Babilonia: \pm \v 5 »Edifiquen casas y piensen en quedarse; planten viñas, porque se quedarán allí muchos años. \v 6 Cásense y tengan hijos e hijas, y luego búsquenles consorte y tengan muchos nietos y nietas. ¡Multiplíquense! ¡No mermen! \v 7 Y trabajen por la prosperidad y paz de Babilonia. Oren por ella, porque si Babilonia tiene paz, la tendrán ustedes. \pm \v 8 »El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice también: No permitan que los falsos profetas y agoreros que hay entre ustedes los engañen. No hagan caso de los sueños que inventan, \v 9 porque profetizan mentiras en mi nombre. Yo no los envié, dice el \nd Señor\nd*. \v 10 La verdad es esta: Pasarán en Babilonia setenta años. Pero entonces vendré y haré por ustedes todas las cosas buenas que he prometido y los conduciré de regreso a su patria. \v 11 Pues conozco los planes que para ustedes tengo, dice el \nd Señor\nd*. Son planes de bien y no de mal, para darles un futuro y una esperanza. \v 12 En aquellos días cuando oren, yo escucharé. \v 13 Me hallarán cuando me busquen, si con toda sinceridad me buscan. \pm \v 14 »Sí, dice el \nd Señor\nd*, me hallarán y yo pondré fin a su esclavitud y restauraré su fortuna y los reuniré de entre las naciones a donde los esparcí y los traeré de regreso a su casa y a su patria. \pm \v 15 »Pero ahora, debido a que aceptan a los falsos profetas entre ustedes y aseguran que el \nd Señor\nd* los envió, \v 16-17 enviaré guerra, hambre y peste sobre el pueblo que ha quedado aquí en Jerusalén —sobre sus parientes que no fueron llevados prisioneros a Babilonia y sobre el rey que ahora ocupa el trono de David— y los haré como higos podridos, que no se pueden comer. \v 18 Los esparciré por la superficie de la tierra y en toda nación en donde yo les ponga recibirán ofensas, silbidos y burlas, \v 19 porque se negaron a escucharme aunque les hablé una y otra vez mediante mis profetas. \pm \v 20 »Por lo tanto, escuchen la palabra del \nd Señor\nd* todos los judíos cautivos allá en Babilonia. \v 21 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice esto acerca de sus falsos profetas Acab, hijo de Colaías, y Sedequías, hijo de Maseías, que usando mi nombre les dicen mentiras: ¡Miren, en manos de Nabucodonosor los entrego para que los ejecute en público! \v 22 Su destino se convertirá en símbolo de todo mal, de modo que cuando alguien quiera maldecir a otro le dirá: “¡El \nd Señor\nd* permita te acontezca como a Sedequías y a Acab, a quienes el rey de Babilonia quemó vivos!”. \v 23 Porque estos hombres han hecho algo terrible en mi pueblo. Han cometido adulterio con las esposas de sus vecinos y han mentido usando mi nombre. Lo sé bien, porque he visto todo cuanto hacen, dice el \nd Señor\nd*». \s1 Mensaje de Semaías \p \v 24 «Y díganle esto a Semaías, el nejelamita (que significa “soñador”): \v 25 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Le has escrito una carta a Sofonías, hijo de Maseías, el sacerdote, y has enviado copias a todos los demás sacerdotes y a todos los habitantes de Jerusalén. \v 26 Y en esta carta le decías a Sofonías: “El \nd Señor\nd* te ha nombrado para reemplazar a Joyadá como sacerdote en Jerusalén. Y en tu responsabilidad está arrestar a cualquier loco que diga ser profeta, y ponerlo en el cepo. \v 27 ¿Por qué no has hecho algo respecto a Jeremías, ese falso profeta de Anatot? \v 28 Porque él nos ha escrito a los que estamos en Babilonia diciendo que nuestro cautiverio será largo, y que deberíamos construir casa permanente y planear quedarnos muchos años y sembrar árboles frutales, pues estaremos aquí para comer su fruto por mucho tiempo”». \p \v 29 Sofonías le llevó la carta a Jeremías y se la leyó. \v 30 Entonces el \nd Señor\nd* le dio este mensaje a Jeremías: \p \v 31 Envía una carta abierta a todos los desterrados en Babilonia y diles esto: El \nd Señor\nd* dice que por haberles «profetizado» Semaías de Nejelán sin que yo lo enviara, y por haberlos inducido a creer sus mentiras, \v 32 yo lo castigaré a él y a su familia. Ninguno de sus descendientes vivirá para poder ver el bien que tengo reservado para mi pueblo, porque él les ha inducido a ustedes a rebelarse contra el \nd Señor\nd*. \c 30 \s1 Restauración de Israel \p \v 1 Este es otro de los mensajes del \nd Señor\nd* a Jeremías: \p \v 2 El \nd Señor\nd* Dios de Israel dice: Escribe en un rollo para que conste todo lo que te he dicho. \v 3 Porque vendrá el tiempo cuando restauraré la fortuna de mi pueblo, Israel y Judá, y los traeré de regreso a esta tierra que di a sus antepasados; la poseerán y vivirán de nuevo en ella. \v 4 Y escribe también esto respecto a Israel y Judá: \p \v 5 «¿Dónde hallaremos paz?» claman. «No hay sino miedo y temblor». \v 6 ¿Dan a luz los hombres? ¿Por qué están entonces ahí, con rostro ceniciento, con las manos apretadas contra la cintura como mujeres a punto de dar a luz? \p \v 7 ¡Ay! en toda la historia, ¿cuándo hubo jamás un tiempo de terror como ese que se le viene encima a Israel? Es tiempo de mucho sufrimiento para mi pueblo —para Jacob— como nunca lo experimentaron antes. ¡Pero Dios los librará! \v 8 Pues en aquel día, dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos, yo quebrantaré ese dominio extranjero que pesa sobre ti como yugo y te haré libre, \v 9 entonces sólo le serán fieles al \nd Señor\nd* su Dios, y a David su Rey, a quien yo volveré a la vida para que les ayude, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 10 ¡No temas, pues, oh Jacob, siervo mío; no te desalientes, oh Israel, porque yo te conduciré a tu hogar desde tierras lejanas, y a tus hijos desde su destierro! Todos tendrán reposo y tranquilidad en su propia patria, y nadie los atemorizará \v 11 porque yo estoy con ustedes y los libraré de cualquier peligro, dice el \nd Señor\nd*. Aunque destruya totalmente a las naciones en donde los he esparcido, no los exterminaré a ustedes; los castigaré, es cierto, no se librarán del castigo, para que les sirva de corrección. \p \v 12 Porque tu maldad es como una llaga incurable, terrible herida. \v 13 No hay quien los ayude a vendar su herida y ningún remedio es eficaz. \v 14 Todos tus amantes te han abandonado y ya no te tienen ningún cariño; porque cruelmente los he herido, como si fuese enemigo suyo; sin misericordia, como si fuese un implacable adversario; porque sus pecados son muy numerosos, y su culpa muy grande. \p \v 15 ¿Por qué protestan por su castigo? ¡Tan escandalosa es su maldad que su dolor no debería tener fin! Es por lo grande de su maldad que he tenido que castigarlos tanto. \p \v 16 Pero en aquel día venidero, todos los que los destruyen serán destruidos, y todos sus enemigos les servirán como esclavos. A los que les roban se les robará, y los que los atacan serán atacados. ¡A todos pagaré con su propia moneda! \v 17 Les devolveré a ustedes la salud y sanaré sus heridas. Ahora los llaman «Los desechados» y «Jerusalén, sitio que nadie quiere». \p \v 18 Pero, dice el \nd Señor\nd*, cuando yo los haga retornar de su cautiverio a la patria y restaure su fortuna, Jerusalén será reedificada sobre sus ruinas, el palacio será reconstruido como era antes. \v 19 Las ciudades estarán llenas de júbilo y la gente expresará su gratitud, y yo haré que mi pueblo vuelva a crecer y lo convertiré en una nación grande y honorable. \v 20 Sus hijos prosperarán como lo hicieron en el pasado; toda la comunidad estará muy firme y en buena relación conmigo, y yo castigaré a todos los que los perjudiquen. \v 21 Volverán a tener su propio gobernante, y no será un extranjero. Y yo le invitaré a que se dirija a mí con toda confianza, y él se me acercará, pues ¿quién se atrevería a venir a mí de no ser invitado? \v 22 Y ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. \p \v 23 ¡Súbitamente el devastador torbellino del \nd Señor\nd* llega con furia; estallará sobre la cabeza de los malvados! \v 24 ¡El \nd Señor\nd* no retirará la furia de su cólera hasta que haya terminado la tremenda destrucción que ha planeado! Más adelante comprenderán lo que les digo. \c 31 \p \v 1 En aquel tiempo, dice el \nd Señor\nd*, todas las familias de Israel me reconocerán como su \nd Señor\nd*; se comportarán como pueblo mío. \v 2 Yo los cuidaré como hice con los que se liberaron de Egipto, a quienes mostré mi amor en el desierto, cuando Israel buscaba reposo. \v 3 Porque hace mucho tiempo dije a Israel: ¡Yo te he amado, oh pueblo mío, con amor sin fin, con amorosa bondad te he atraído a mí! \v 4 Yo reedificaré tu nación, oh Virgen de Israel, volverás a ser feliz y danzarás alegre, con lindos adornos, al son de los panderos en medio de una fiesta. \v 5 Volverás a plantar tus viñedos sobre los montes de Samaria y allá volverás a comer de sus frutos. \p \v 6 Llegará un día cuando los vigías de los montes de Efraín te llamarán diciendo: «¡Levántate y vamos a Sion, donde está el \nd Señor\nd* Dios nuestro!». \v 7 Porque el \nd Señor\nd* dice: Canten jubilosos por todo lo que haré por Israel, la más grande de las naciones. Clamen con gozo y alabanza: «¡El \nd Señor\nd* ha salvado a su pueblo, al resto de los sobrevivientes que él ha protegido!». \p \v 8 Porque los traeré del norte, de los lugares más lejanos de la tierra, sin olvidarme de sus ciegos y cojos, de las madres jóvenes con sus pequeños, y de las que están prontas a dar a luz. ¡Una gran compañía será la que vendrá! \v 9 Lágrimas de gozo les correrán por las mejillas, y con mucha suavidad los conduciré a su hogar. Andarán junto a serenas corrientes de agua sin tropezar. Porque yo soy Padre para Israel, y Efraín es mi hijo mayor. \p \v 10 Escuchen este mensaje del \nd Señor\nd* naciones del mundo, y publíquenlo por todas partes: El \nd Señor\nd* que esparció a su pueblo lo recogerá otra vez y lo cuidará como pastor a su rebaño. \v 11 El \nd Señor\nd* salvará a Israel de quienes son demasiado fuertes para ellos. \v 12 Volverán a la patria y entonarán cánticos de alegría sobre los montes de Sion, y estarán resplandecientes ante las bondades del \nd Señor\nd* como las buenas cosechas, el trigo, el vino, el aceite y los vigorosos rebaños y manadas. Su vida será como huerto de regadío, y ya no tendrán más penas. \v 13 Las doncellas danzarán de gozo y los hombres —viejos y jóvenes— participarán en la alegría; porque transformaré su aflicción en gozo, los confortaré y los haré alegrarse, porque el cautiverio con todos sus dolores quedará atrás. \v 14 Festejaré a los sacerdotes con la abundancia de ofrendas que les llevarán al templo. Satisfaceré de la abundancia mía a mi pueblo, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 15 El \nd Señor\nd* dice: Hay amargo llanto en Ramá. Raquel llora por sus hijos y nadie puede consolarla, pues han desaparecido. \v 16 Pero el \nd Señor\nd* dice: ¡No llores más, porque yo he oído tus plegarias y te aseguro que los volverás a ver; regresarán a ti desde la lejana tierra enemiga donde ahora se encuentran! \v 17 Hay para ti esperanza en el futuro próximo, dice el \nd Señor\nd*, y tus hijos e hijas volverán a su patria. \p \v 18 He oído los gemidos de Efraín: «Gravemente me has castigado; pero yo lo necesitaba, así como hay que amansar al ternero para el yugo. ¡Vuélveme otra vez a ti y restáurame, pues sólo tú eres el \nd Señor\nd*, mi Dios! \v 19 Del \nd Señor\nd* me alejé, pero tuve que lamentarlo. Me di golpes por mi necedad. Me dio enorme vergüenza todo lo que hice en mi juventud». \p \v 20 El \nd Señor\nd* responde: ¡Efraín es aún hijo mío, el pequeño a quien amo! ¡Tuve que castigarlo por necesidad, pero lo amo todavía! Por él suspiro y de él tendré misericordia. \p \v 21 Cuando te lleven al exilio ve dejando en el camino señales que indiquen el camino de regreso a Israel. Marca bien la senda de ida, porque a tus ciudades retornarás por ellas algún día, Virgen Israel. \v 22 ¿Hasta cuándo estarás indecisa, oh muchacha terca? Porque el \nd Señor\nd* hará que ocurra algo nuevo y diferente: ¡Israel buscará a Dios! \p \v 23 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Cuando yo los traiga de regreso dirán en Judá y sus ciudades este refrán: «¡El \nd Señor\nd* te bendiga, oh lugar donde se practica la justicia, lugar santo!». \v 24 Y los habitantes de la ciudad, los granjeros y los pastores por igual vivirán juntos en paz y felicidad. \v 25 Porque he dado reposo a los fatigados y gozo a los afligidos. \p \v 26 Jeremías despertó. \p ―¡Qué dulce sueño! —dijo. \p \v 27 El \nd Señor\nd* dice: En el futuro cercano multiplicaré la población y también el ganado aquí en Israel. \v 28 En tiempos pasados con mucho empeño arruiné y dañé a la nación pero ahora la reedificaré cuidadosamente. \v 29 Ya el pueblo no dirá este refrán: «Los padres comen las uvas agrias y a los hijos les da la dentera». \v 30 Pues cada cual morirá a consecuencia de sus propias faltas: el que coma uvas agrias será quien tenga dentera. \p \v 31 Llegará el día, dice el \nd Señor\nd*, cuando celebraré un nuevo convenio con el pueblo de Israel y Judá. \v 32 No será como el convenio que hice con sus antepasados cuando de la mano los saqué de tierra de Egipto, convenio que ellos quebrantaron, obligándome a rechazarlos, dice el \nd Señor\nd*. \v 33 Este es el nuevo convenio que voy a celebrar con ellos: Grabaré mis instrucciones en el corazón de ellos, para que tengan la voluntad de honrarme; entonces serán verdaderamente pueblo mío y yo seré su Dios. \p \v 34 En aquel tiempo ya no será necesario que uno al otro se amoneste para conocer al \nd Señor\nd* pues cada cual, el grande y el pequeño, realmente me conocerá, dice el \nd Señor\nd*, y yo perdonaré y olvidaré sus graves faltas. \p \v 35 El \nd Señor\nd* que nos da la luz del sol en el día y la luna y las estrellas para que iluminen la noche, y que agita el mar para formar rugientes olas —\nd Señor\nd* de los ejércitos es su nombre— dice así: \p \v 36 ¡Si yo rechazara a mi pueblo Israel sería como si abrogara las leyes de la naturaleza! \v 37 Así como es imposible que alguien logre medir los cielos y explorar los cimientos de la tierra, también es imposible que yo piense en desecharlos para siempre por causa de sus graves faltas. \p \v 38 Más bien viene el día, dice él, cuando todo Jerusalén será reconstruida por el \nd Señor\nd*, desde la torre de Jananel en la esquina nordeste, hasta la puerta de la Esquina en el noroeste; \v 39 y desde la colina de Gareb en el suroeste, hasta el otro lado, hasta Goa en el sudeste. \v 40 Y toda la ciudad, inclusive el cementerio y el botadero de cenizas que se encuentra en el valle, será santa para el \nd Señor\nd*, igual que todos los campos hasta el arroyo de Cedrón, y desde allí hasta la puerta de los Caballos en el lado oriental de la ciudad; nunca más la volverán a conquistar ni a destruir. \c 32 \s1 Parábola del terreno \p \v 1 El \nd Señor\nd* dio a Jeremías el siguiente mensaje el décimo año del reinado de Sedequías, rey de Judá (decimoctavo año del reinado de Nabucodonosor), \v 2-3 cuando estaba Jeremías preso en el calabozo subterráneo del palacio, mientras el ejército de Babilonia sitiaba a Jerusalén. El rey Sedequías lo había puesto allí porque seguía profetizando que la ciudad sería conquistada por el rey de Babilonia, \v 4 y que el rey Sedequías sería capturado y llevado prisionero ante el rey de Babilonia para ser enjuiciado y sentenciado. \p \v 5 «Te llevará a Babilonia y te encarcelará por muchos años hasta que mueras. ¿Para qué ir contra los hechos? ¡No podrás triunfar! ¡Ríndete ahora!», le había dicho Jeremías una y otra vez. \p \v 6-7 Luego vino a Jeremías este mensaje del \nd Señor\nd*: Tu primo Janamel, hijo de Salún, llegará pronto a pedirte que le compres la finca que tiene en Anatot, pues por ley te corresponde la oportunidad de comprarla antes de ofrecérsela a cualquier otro. \v 8 Llegó pues Janamel como lo había predicho el \nd Señor\nd* y lo visitó en la cárcel. \p ―Cómprame el campo que tengo en Ananot, en la región de Benjamín, dijo, pues la ley te da prioridad para comprarla. \p Así tuve la certeza de que el mensaje que había oído era realmente del \nd Señor\nd*. \v 9 Compré entonces el campo, pagándole a Janamel doscientos cuatro gramos de plata. \v 10 Firmé y sellé el documento de la compra ante testigos, pesé la plata y le pagué. \v 11 Luego tomé el documento sellado que contenía términos y condiciones, y tomé también la copia sin sellar, \v 12 y públicamente, en presencia de mi primo Janamel y de los testigos que habían firmado el documento, mientras los guardas de la cárcel observaban, entregué los documentos a Baruc, hijo de Nerías, quien era hijo de Maseías. \v 13 Y le dije mientras todos escuchaban: \p \v 14 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Toma el documento sellado y la copia y mételos en una tinaja para que se conserven por mucho tiempo, \v 15 porque el \nd Señor\nd* de los ejércitos, Dios de Israel, dice: En el futuro, esos documentos serán valiosos; algún día la gente volverá a ser dueña de tierras en este país, y comprará y venderá casas, viñedos y campos. \p \v 16 Y después de entregarle los documentos a Baruc, oré así: \p \v 17 «¡Oh \nd Señor\nd* Dios! Tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder; no hay para ti nada demasiado difícil. \v 18 Eres amoroso y bondadoso para con millares de personas y sin embargo, los hijos y las hijas sufren las consecuencias de las faltas cometidas por sus padres. Tú eres el grande y poderoso Dios, el \nd Señor\nd* de los ejércitos. \v 19 Tienes gran sabiduría y realizas poderosos milagros, porque tu atención está puesta en todo lo que hace la gente y recompensas a cada cual según su vida y sus hechos. \v 20 Has hecho cosas increíbles en el país de Egipto, hechos que se recuerdan hasta el presente. Y has continuado realizando grandes milagros en Israel y en todo el mundo. Le has dado gran fama a tu nombre, tal como la tiene hoy. \p \v 21 »Liberaste a Israel de Egipto con grandes milagros y demostraciones de poder y provocando terror en los egipcios. \v 22 Diste a Israel esta tierra que prometiste a sus antepasados hace mucho, tierra tan pródiga que de ella se dice “por la que corre leche y miel”. \v 23 Vinieron nuestros antepasados, la conquistaron y vivieron en ella, pero se negaron a obedecerte y a cumplir tus instrucciones. No han hecho casi ninguna de las cosas que les ordenaste, por eso les has enviado este espantoso mal. \v 24 Mira cómo se han elevado los montículos de asalto contra las murallas de la ciudad, y cómo los babilonios tomarán la ciudad por el poder de sus ejércitos, por el hambre y la enfermedad. Todo ha ocurrido como tú dijiste, como planeaste que ocurriera. \v 25 ¡Y sin embargo, me ordenas comprar el campo y pagar una alta suma ante estos testigos, \nd Señor\nd*, aun cuando la ciudad pertenecerá a nuestros enemigos!». \p \v 26 Entonces le llegó este mensaje a Jeremías: \p \v 27 Yo soy el \nd Señor\nd*, el Dios de toda la humanidad. ¿Hay para mí algo demasiado difícil? \v 28 Sí, daré esta ciudad a los babilonios y a Nabucodonosor, su rey; él la conquistará. \v 29 Y los babilonios que están fuera de las murallas entrarán y prenderán fuego a la ciudad y quemarán todas estas casas en cuyas azoteas han ustedes rendido homenaje al dios Baal por medio de agradables perfumes, y donde han derramado bebidas especiales en honor a otros dioses, provocando mi cólera. \v 30 Porque Israel y Judá no han hecho sino lo malo desde su más tierna infancia; me han enfurecido con todas sus malas acciones. \v 31 Desde que esta ciudad fue edificada hasta el presente, no ha hecho sino enojarme; así que estoy resuelto a deshacerme de ella. \p \v 32 Las malvadas acciones de Israel y Judá —del pueblo, de sus reyes, dignatarios, sacerdotes y profetas— me irritan. \p \v 33 Me han vuelto la espalda y no han querido volverse a mí. Día tras día, año tras año, les enseñaba a discernir entre el bien y el mal, pero no querían escuchar ni obedecer. \v 34 Hasta llegaron a profanar mi templo rindiendo homenaje allí a ídolos abominables. \v 35 Y han edificado elevados altares a Baal en el valle de Ben Hinón. Allí han quemado a sus hijos como sacrificio a Moloc, algo que jamás ordené y ni siquiera imaginé sugerir. ¡Qué increíble iniquidad, la cual lleva a Judá a pecar tan espantosamente! \p \v 36 Por lo tanto, el \nd Señor\nd* Dios de Israel dice respecto a esta ciudad: ¡Caerá ante el poder del rey de Babilonia mediante guerra, hambre y enfermedad! \v 37 Pero aun así, yo traeré de nuevo a mi pueblo de regreso desde todos los países en donde mi furia los habrá esparcido. Los traeré a esa misma ciudad y haré que vivan en paz y seguridad. \v 38 Y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. \v 39 Y les daré corazón y mente dispuestos para honrarme y respetarme por siempre, por su propio bien y por el de todos sus descendientes. \v 40 Y celebraré un convenio eterno con ellos, prometiendo no volver a abandonarlos, y hacerles sólo bien. Pondré en sus corazones el deseo de honrarme y respetarme, y nunca me abandonarán. \v 41 Me deleitaré en hacerles bien y los volveré a establecer en esta tierra con gran alegría. \v 42 Así como les envié todos estos terrores y males, de igual modo les haré todo el bien que les he prometido. \p \v 43 Nuevamente se venderán y comprarán tierras en este país, hoy asolado por los babilonios, del cual han desaparecido personas y bestias. \v 44 Sí, se volverán a comprar y vender tierras —se firmarán y sellarán documentos de compra-venta ante testigos— en la región de Benjamín y aquí en Jerusalén, en las ciudades de Judá y en toda la región montañosa, en el valle de Filistea y también en el sur, porque un día yo les restauraré su prosperidad. \c 33 \s1 Promesas de restauración \p \v 1 Estaba Jeremías aún en la cárcel cuando el \nd Señor\nd* le envió este otro mensaje: \p \v 2 El \nd Señor\nd*, el Creador del cielo y de la tierra —el \nd Señor\nd* es su nombre— dice así: \p \v 3 Pregúntame y yo te revelaré algunos importantes secretos acerca de lo que habrá de ocurrir aquí. \v 4 Pues aunque han derribado las casas de esta ciudad y el palacio del rey en busca de materiales para fortalecer las murallas contra las arremetidas del enemigo, \v 5 los babilonios penetrarán, y los habitantes de esta ciudad pueden darse por muertos, pues en mi cólera he decidido destruirlos. Los he abandonado por sus maldades, y no me compadeceré de ellos cuando pidan auxilio. \p \v 6 Sin embargo, vendrá el tiempo en que sanaré a Jerusalén y le daré prosperidad y paz. \v 7 Reconstruiré las ciudades de Judá e Israel y restauraré también su fortuna. \v 8 Y los limpiaré de todas sus acciones perversas contra mí y los perdonaré. \v 9 Entonces esta ciudad será honra para mí, me dará gozo y será para mí fuente de reconocimiento y gran fama ante todas las naciones de la tierra. Los pueblos del mundo verán el bien que le hago a mi pueblo y estarán asombrados de todos los bienes que les concederé a Judá e Israel. \p \v 10-11 El \nd Señor\nd* declara que las alegres voces de los novios y las desposadas, y los jubilosos cánticos de los que traen ofrendas de gratitud al \nd Señor\nd* se escucharán otra vez en esta tierra sentenciada. El pueblo cantará: «¡Rindan homenaje al \nd Señor\nd*! ¡Porque es bueno y su capacidad de perdonar no tiene límites!». Y es que daré a esta tierra mayor felicidad y prosperidad de la que nunca tuvo. \v 12 Este país, aunque toda persona, animal y ciudad de ella estén sentenciados, nuevamente verán pastores conduciendo ovejas y corderos. \v 13 Nuevamente sus rebaños se multiplicarán en los pueblos montañosos y en las ciudades al este de la llanura filistea, en todas las ciudades del sur, en la región de Benjamín, en la cercanía de Jerusalén y en todas las ciudades de Judá. \v 14 ¡Sí, día viene, dice el \nd Señor\nd*, cuando yo haré por Israel y Judá todo el bien que les prometí! \p \v 15 Y en aquel tiempo haré subir al trono al verdadero Hijo de David, y él gobernará con justicia. \v 16 Y en aquel día los de Judá y Jerusalén vivirán en seguridad y su lema será: «El \nd Señor\nd* es nuestra justicia». \v 17 Porque el \nd Señor\nd* declara que desde entonces en adelante David tendrá por siempre un heredero que ocupe el trono de Israel. \v 18 Y habrá siempre levitas que presenten ofrendas quemadas, ofrendas de granos y sacrificios al \nd Señor\nd*. \p \v 19 Llegó luego a Jeremías este mensaje del \nd Señor\nd*: \p \v 20-21 Cuando puedan quebrantar mi pacto con el día y la noche, de modo que el día no venga cuando le corresponda, sólo entonces será quebrantado mi convenio con mi siervo David, de modo que no haya hijo suyo que reine en su trono. Y mi convenio con los sacerdotes y levitas ministros míos, no se deroga. \v 22 Y así como no se pueden contar las estrellas ni contarse los granos de arena de las playas, así los descendientes de mi servidor David y la descendencia de los levitas que para mí ministran se multiplicarán. \p \v 23 El \nd Señor\nd* le habló nuevamente a Jeremías diciendo: \p \v 24 ¿Has oído lo que el pueblo dice? ¡Que el \nd Señor\nd* eligió a Judá e Israel y luego los abandonó! Se burlan y dicen que Israel no merece ser tenida como nación. \v 25-26 Pero esta es la respuesta del \nd Señor\nd*: ¡Yo no rechazaría a mi pueblo así como no modificaría mis leyes del día y la noche, de la tierra y el cielo! ¡Jamás abandonaré a los israelitas, ni a mi servidor David; no modificaré el plan de que un descendiente suyo gobierne un día sobre estos descendientes de Abraham, Isaac y Jacob! Por el contrario, les restauraré su prosperidad y tendré piedad de ellos, voy a liberarlos del cautiverio y traerlos de regreso a su tierra. \c 34 \s1 Advertencia al rey Sedequías \p \v 1 Este es el mensaje del \nd Señor\nd* que llegó a Jeremías cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todos sus ejércitos de todos los reinos que gobernaba, llegaron a combatir contra Jerusalén y las ciudades de Judá: \p \v 2 Ve y dile a Sedequías, rey de Judá, que el \nd Señor\nd* dice así: Entregaré esta ciudad al rey de Babilonia y él la tomará e incendiará. \v 3 Tú no escaparás; serás capturado y llevado ante el rey de Babilonia el cual te sentenciará y serás desterrado a Babilonia. \v 4 Pero escucha esto, Sedequías, rey de Judá: El \nd Señor\nd* dice que no caerás en la matanza de la guerra, \v 5 sino que morirás tranquilamente y con honor entre tu pueblo, y ellos quemarán incienso en recuerdo tuyo, así como hicieron por tu padre. Llorarán por ti y dirán: «¡Ay, nuestro rey ha muerto!». Así lo he decretado, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 6 Así dio Jeremías el mensaje al rey Sedequías. \v 7 Por entonces el ejército babilónico sitiaba a Jerusalén, Laquis y Azeca, las únicas ciudades amuralladas de Judá que aún quedaban en pie. \s1 Liberación para los esclavos \p \v 8 Este es el mensaje del \nd Señor\nd* que llegó a Jeremías después de que el rey Sedequías de Judá había libertado a todos los esclavos de Jerusalén. \v 9 (El rey Sedequías había ordenado a todos que se diera libertad a sus esclavos hebreos, hombres y mujeres. Había dicho que ningún judío debía ser amo de otro judío, pues todos eran hermanos. \v 10 Los príncipes y todo el pueblo habían obedecido el mandado del rey y liberado sus esclavos, pero eso fue sólo temporal. \v 11 Cambiaron de sentir y volvieron a esclavizar a sus siervos. \v 12 Fue por eso que el \nd Señor\nd* dio el siguiente mensaje a Jerusalén). \p \v 13 El \nd Señor\nd*, el Dios de Israel, dice: \p Con sus antepasados establecí un convenio hace mucho cuando los liberé de su esclavitud en Egipto. \v 14 Les dije que todo esclavo hebreo debe ser liberado luego de servir seis años, pero no lo hicieron así. \v 15 Recientemente comenzaron a proceder correctamente, como se lo había ordenado, y liberaron a sus esclavos. Solemnemente me habían prometido en mi templo que lo harían. \v 16 Pero ahora rehúsan cumplir, y han mancillado mi fama quebrantando su juramento y los han vuelto a esclavizar. \p \v 17 Por lo tanto, dice el \nd Señor\nd*, como no quieren escucharme y liberarlos, yo los entregaré al poder de la muerte mediante la guerra, el hambre y la enfermedad. Y los esparciré por todo el mundo como exiliados. \v 18-19 Como han rechazado los términos de nuestro convenio, yo los descuartizaré como descuartizaron el becerro para pasar por en medio de las dos mitades como acto solemne para simbolizar sus votos. ¡Sí, los entregaré a la matanza, ya sean príncipes, dignatarios de la corte, sacerdotes o del común del pueblo, porque han quebrantado su juramento! \v 20 Los entregaré a sus enemigos y los matarán. Daré sus cadáveres como alimento a los buitres y a las fieras. \v 21 Y entregaré a Sedequías, rey de Judá, y a sus dignatarios en manos del ejército del rey de Babilonia, aunque este se ha alejado de la ciudad por breve tiempo. \v 22 Volveré a llamar a los ejércitos de Babilonia que lucharán contra esta ciudad, la tomarán y la incendiarán. Y yo me encargaré de que las ciudades de Judá sean totalmente destruidas y queden desoladas, sin persona viva. \c 35 \s1 El ejemplo de los recabitas \p \v 1 Este es el mensaje que el \nd Señor\nd* dio a Jeremías cuando Joacim, hijo de Josías, era rey de Judá: \p \v 2 Ve a la colonia donde moran las familias de los recabitas e invítalos a ir al templo. Llévalos a uno de los aposentos interiores y bríndales una copa de vino. \p \v 3 Fui, pues, a ver a Jazanías, hijo de Jeremías, hijo de Jabasinías, y lo llevé con todos sus hermanos e hijos —que representaban a todas las familias de Recab— \v 4 al templo, al aposento dedicado a Janán el profeta, hijo de Igdalías. Este aposento estaba contiguo al que usaba el dignatario del palacio, directamente encima del aposento de Maseías, hijo de Salún, quien era el guarda de la entrada. \v 5 Puse ante ellos copas y jarros de vino y los invité a beber, \v 6 pero se negaron. \p ¡No!, dijeron. No bebemos porque Jonadab nuestro padre, hijo de Recab, nos ordenó que ninguno de nosotros bebiera jamás y tampoco ninguno de nuestros hijos. \v 7 Nos dijo también que no construyéramos casa ni tuviéramos viñedos ni otras plantaciones ni fuéramos dueños de fincas, sino que viviéramos siempre en tiendas, y que si obedecíamos tendríamos larga y buena vida en nuestra tierra. \v 8 Y lo hemos obedecido en todo esto. Desde entonces jamás hemos bebido vino nosotros ni nuestras esposas ni nuestros hijos ni nuestras hijas. \v 9 No hemos edificado casas ni tenido fincas ni sembrado plantaciones. \v 10 Hemos vivido en tiendas y hemos obedecido plenamente cuanto nuestro padre Jonadab nos mandó. \v 11 Pero cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a este país, tuvimos miedo y decidimos trasladarnos a Jerusalén. Por eso estamos aquí. \p \v 12 Entonces el \nd Señor\nd* le dio este mensaje a Jeremías: \p \v 13 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Ve y di a Judá y a Jerusalén: ¿No van a aprender la lección de las familias de Recab, tomándolas como ejemplo? \v 14 No beben vino porque su padre se lo prohibió. Pero yo les he hablado a los habitantes de Judá e Israel una y otra vez y no quieren escuchar ni obedecer. \p \v 15 Les he enviado profeta tras profeta a decirles que se vuelvan de sus malas conductas y dejen de rendir homenaje a otros dioses, y que si obedecían yo los dejaría vivir aquí en paz en la tierra que di a ustedes y a sus antepasados. Pero no quisieron oír ni obedecer. \v 16 Las familias de Recab han obedecido a su padre plenamente, pero ustedes, se han negado a escucharme. \v 17 Por lo tanto el \nd Señor\nd* Dios de los ejércitos dice: ¡Como se niegan a escuchar o a responder cuando llamo, yo enviaré sobre Judá e Israel todo el mal que les he advertido! \p \v 18-19 Entonces Jeremías se volvió a los recabitas y dijo: \p El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice que puesto que han obedecido a su padre en todos los sentidos, este tendrá siempre descendientes que le rindan homenaje. \c 36 \s1 El rey Joacim quema el rollo de Jeremías \p \v 1 El cuarto año del reinado del rey Joacim de Judá, hijo de Josías, el \nd Señor\nd* dio a Jeremías este mensaje: \p \v 2 Toma un rollo y escribe todos mis mensajes contra Israel, Judá y las demás naciones. Comienza con el primer mensaje desde los días de Josías, y escribe luego cada uno de los demás. \v 3 Quizá cuando el pueblo de Judá vea por escrito todas las terribles cosas que voy a hacerles, se arrepientan, y entonces podré perdonarlos. \p \v 4 Entonces Jeremías envió a llamar a Baruc, hijo de Nerías, y conforme Jeremías dictaba, Baruc escribía todas las profecías. \p \v 5 Cuando todo estuvo terminado, Jeremías le dijo a Baruc: \p ―Ya que estoy preso aquí, \v 6 lee tú el rollo en el templo el próximo día de Ayuno, porque ese día habrá allí gente de todo Judá. \v 7 Quizá todavía se vuelvan de sus malas conductas y le pidan al \nd Señor\nd* perdón antes que sea demasiado tarde, aunque ya se les hayan echado estas predicciones de castigo de Dios. \p \v 8 Baruc hizo como Jeremías le ordenaba, y leyó todos estos mensajes del \nd Señor\nd* al pueblo en el templo, tal como Jeremías le había pedido. \v 9 Esto ocurrió el día de Ayuno que se celebró en diciembre del quinto año del reinado del rey Joacim, hijo de Josías. Y llegó gente de todo Judá para asistir a los servicios del templo aquel día. \v 10 Baruc fue a la oficina de Guemarías el escriba, hijo de Safán, para leer el rollo. (Este cuarto quedaba al lado del salón de asambleas que el templo tenía arriba, cerca de la entrada de la Puerta Nueva). \p \v 11 Cuando Micaías, hijo de Guemarías, hijo de Safán, oyó los mensajes del \nd Señor\nd*, \v 12 bajó al palacio, al salón de conferencias en donde estaban reunidos los encargados de la administración. Elisama (el escriba) estaba allí, así como Delaías, hijo de Semaías, Elnatán, hijo de Acbor, Guemarías, hijo de Safán, Sedequías, hijo de Ananías, y todos los demás que tenían cargos administrativos semejantes. \v 13 Cuando Micaías les contó acerca de los mensajes que Baruc estaba leyéndole al pueblo, \v 14-15 los dignatarios enviaron a Yehudi, hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusí, a pedirle a Baruc que viniera a leerles a ellos también los mensajes, y Baruc lo hizo. \p \v 16 Cuando terminó, estaban llenos de temor. \p ―Tenemos que contárselo al rey —dijeron—. \v 17 Pero primero, dinos cómo obtuviste estos mensajes. \p \v 18 Entonces Baruc les explicó que Jeremías se los había dictado palabra por palabra, y él los había escrito con tinta en el rollo. \p \v 19 ―Escóndanse tú y Jeremías —le dijeron los dignatarios a Baruc—. ¡No le digan a nadie dónde están! \p \v 20 Luego los dignatarios ocultaron el rollo en el cuarto de Elisama el escriba y fueron a hablarle al rey. \p \v 21 El rey envió a Yehudi que trajera el rollo. Yehudi lo trajo del cuarto de Elisama el escriba y se lo leyó al rey mientras todos los dignatarios se mantenían de pie. \v 22 El rey estaba por entonces en un aposento de invierno en el palacio, sentado al frente de un gran brasero con fuego, porque era diciembre y hacía frío. \v 23 Y cada vez que Yehudi terminaba de leer tres o cuatro columnas, el rey tomaba su cuchillo, cortaba la sección del rollo y la arrojaba al fuego, hasta que se consumió todo el rollo. \v 24-25 Y nadie protestó, sino Elnatán, Delaías y Guemarías. Suplicaron al rey que no quemara el rollo, pero no les hizo caso. Ninguno de los otros dignatarios del rey dio señales de temor o ira por lo que había hecho. \p \v 26 Entonces el rey ordenó a Jeramel, su hijo, a Seraías, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdel, que detuvieran a Baruc y a Jeremías. Pero el \nd Señor\nd* los ocultó. \p \v 27 Después que el rey quemó el rollo, el \nd Señor\nd* le dijo a Jeremías: \p \v 28 Consigue otro rollo y escribe todo de nuevo igual que hiciste primero, \v 29 y dile esto al rey: El \nd Señor\nd* dice: Tú quemaste el rollo porque decía que el rey de Babilonia destruiría esta tierra y cuanto en ella hay. \v 30 Y ahora el \nd Señor\nd* añade esto respecto a ti, Joacim, rey de Judá: Este no tendrá un heredero que ocupe el trono de David. Su cadáver será dejado sin sepultar a la intemperie, expuesto al ardiente sol y a las heladas noches, \v 31 y yo lo castigaré a él y a su familia, así como a sus oficiales, por causa de sus malvadas acciones. Haré que sufran todo el mal que he anunciado; sobre ellos y sobre todo el pueblo de Judá y Jerusalén, porque no quisieron escuchar mis advertencias. \p \v 32 Entonces Jeremías tomó otro rollo y volvió a dictarle a Baruc todo lo que había escrito antes, sólo que esta vez el \nd Señor\nd* añadió mucho más. \c 37 \s1 Encarcelamiento de Jeremías \p \v 1 Nabucodonosor, rey de Babilonia, no nombró a Jeconías, hijo del rey Joacim, como nuevo rey de Judá, sino que eligió a Sedequías, hijo de Josías. \v 2 Pero ni el rey Sedequías ni sus oficiales ni el pueblo que se quedó en el país prestaron atención a lo que el \nd Señor\nd* decía mediante Jeremías. \v 3 Sin embargo, el rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maseías, a pedirle a Jeremías que orara por ellos. \v 4 (Fue en el tiempo en que Jeremías todavía no había sido encarcelado, así es que podía andar por todas partes). \p \v 5 Cuando el ejército del faraón Hofra apareció en la frontera sur de Judá para ayudar a la sitiada ciudad de Jerusalén, el ejército babilonio se retiró de Jerusalén para hacer frente a los egipcios. \p \v 6 Entonces el \nd Señor\nd* envió este mensaje a Jeremías: \p \v 7 El \nd Señor\nd*, el Dios de Israel, dice: Dile al rey de Judá que envió a preguntarme qué va a ocurrir, que el ejército del faraón, aunque vino acá para ayudarte, está a punto de volverse huyendo a Egipto. Los babilonios derrotarán a los egipcios y los harán regresar corriendo a su país. \v 8 Esos babilonios tomarán esta ciudad, la incendiarán y la dejarán convertida en cenizas. \v 9 No te hagas la ilusión de que los babilonios se han retirado definitivamente. ¡No es así! \v 10 Aunque destruyeras a todo el ejército babilónico, aunque sólo quedara un puñado de sobrevivientes que yacieran heridos en sus tiendas, aún así saldrían tambaleantes de sus tiendas, te derrotarían y prenderían fuego a esta ciudad. \p \v 11 Cuando el ejército babilónico se apartó de Jerusalén para entrar en batalla con el ejército del faraón, \v 12 Jeremías intentó salir de la ciudad rumbo a la tierra de Benjamín para ver la propiedad que había comprado. \v 13 Pero cuando salía por la llamada puerta de Benjamín un centinela lo detuvo como traidor, acusándolo de querer pasarse al lado de los babilonios. El centinela que lo detuvo era Irías, hijo de Selemías, nieto de Jananías. \p \v 14 ―¡No es cierto! —dijo Jeremías—. ¡No tengo la menor intención de hacer tal cosa! Pero Irías no le hizo caso; llevó a Jeremías ante los funcionarios de la ciudad. \v 15-16 Estos, enfurecidos contra Jeremías, lo hicieron azotar y echar en un calabozo subterráneo de la casa del escriba Jonatán, la cual había sido convertida en prisión. Allí tuvieron varios días a Jeremías, \v 17 pero al fin el rey Sedequías lo mandó a llevar secretamente al palacio. El rey le preguntó si había recibido algún mensaje reciente del \nd Señor\nd*. \p ―Sí —dijo Jeremías—, lo he recibido. ¡Serás derrotado por el rey de Babilonia! \v 18 Entonces Jeremías planteó la cuestión de su encarcelamiento: \p ―¿Qué hice yo para merecer esto? —le preguntó al rey—. ¿Qué delito he cometido? Dime lo que haya hecho contra ti, tus oficiales o el pueblo. \v 19 ¿Dónde están ahora aquellos profetas que te decían que el rey de Babilonia no vendría? \v 20 Escucha, oh rey, señor mío: Te suplico no enviarme otra vez a aquel calabozo, pues allí moriría. \p \v 21 Entonces el rey Sedequías mandó que no volvieran a llevar a Jeremías al calabozo, sino que lo pusieran en la cárcel del palacio, y ordenó que le dieran cada día un pedazo de pan fresco mientras en la ciudad quedara qué comer. Así tuvieron a Jeremías en la cárcel del palacio. \c 38 \s1 Jeremías en la cisterna \p \v 1 Pero cuando Sefatías, hijo de Matán, Guedalías, hijo de Pasur, Jucal, hijo de Selemías, y Pasur, hijo de Malquías, oyeron lo que Jeremías le había estado diciendo al pueblo, \v 2 que cuantos permanecieran en Jerusalén morirían por herida de espada o de hambre o enfermedad, pero que los que se rindieran a los babilonios vivirían, \v 3 y que la ciudad de Jerusalén sería inevitablemente conquistada por el rey de Babilonia, \v 4 fueron al rey y le dijeron: \p ―Señor, hay que matar a este hombre. Ese modo de hablar minará la moral de los pocos soldados que nos quedan, y del resto del pueblo. Este hombre es un traidor. \v 5 Y el rey Sedequías estuvo de acuerdo. \p ―Está bien —dijo—, hagan como les parezca más conveniente; no puedo impedírselos. \p \v 6 Sacaron pues, a Jeremías de su celda y atado con cuerdas lo bajaron a una cisterna seca en el patio de la cárcel. (La cisterna pertenecía a Malquías, miembro de la familia real). No había agua en ella, pero sí una gruesa capa de lodo en el fondo, en la cual se hundió Jeremías. \v 7 Cuando el etíope Ebedmélec, importante oficial del palacio, oyó que Jeremías estaba en la cisterna, \v 8 fue corriendo a la llamada puerta de Benjamín en donde el rey estaba presidiendo la corte. \p \v 9 ―Rey y señor mío —dijo—, estos hombres han procedido muy mal echando a Jeremías en la cisterna. Va a morirse de hambre, pues ya casi no hay nada que comer en la ciudad. \p \v 10 Entonces el rey ordenó a Ebedmélec que llevara treinta hombres consigo y sacaran a Jeremías del pozo antes que muriera. \v 11 Tomó pues Ebedmélec treinta hombres, fue al depósito del palacio donde se guardaban suministros de desecho y ropa usada. Encontró allí harapos y ropa vieja que llevó a la cisterna y los bajó a Jeremías con una cuerda. \v 12 Ebedmélec le gritó a Jeremías: \p ―¡Ponte esos harapos bajo las axilas para protegerte de las cuerdas! \p Luego, cuando Jeremías estuvo listo, \v 13 lo izaron y después lo llevaron a la cárcel del palacio, en donde permaneció. \s1 Sedequías interroga a Jeremías \p \v 14 Un día el rey Sedequías envió a llamar a Jeremías para reunirse con él en la puerta lateral del templo. \p ―Quiero preguntarte algo —dijo el rey—. No trates de ocultarme la verdad. \p \v 15 Jeremías dijo: \p ―Si te digo la verdad me matarás. Y de todos modos no querrás escucharme. \p \v 16 Juró entonces el rey Sedequías ante el \nd Señor\nd*, Creador suyo, que no mataría a Jeremías ni lo entregaría a quienes tramaban su muerte. \v 17 Entonces Jeremías le dijo a Sedequías: \p ―El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Si te rindes a Babilonia, tú y tu familia vivirán y la ciudad no será incendiada. \v 18 Si rehúsan rendirse, esta ciudad será incendiada por el ejército babilónico y ustedes no escaparán. \p \v 19 ―Pero temo rendirme —le dijo el rey—, porque los babilonios me entregarán a los judíos que se han pasado del lado suyo, ¡y quién sabe qué me harán! \p \v 20 Jeremías respondió: \p ―Basta con que obedezcas al \nd Señor\nd* y no caerás en manos de ellos; tu vida será respetada y todo te saldrá bien. \v 21-22 Pero si rehúsas rendirte, el \nd Señor\nd* ha dicho que todas las mujeres que queden en tu palacio serán sacadas y entregadas a los oficiales del ejército babilónico; y estas mujeres se burlarán de ti amargamente. “¡Qué amigos tienes!” dirán, “¡qué egipcios esos! ¡Te traicionaron y te entregaron a tu destino!”. \v 23 Todas tus esposas e hijos serán entregados a los babilonios, y tú no escaparás. El rey de Babilonia te capturará y esta ciudad será incendiada. \p \v 24 Entonces Sedequías dijo a Jeremías: \p «¡Bajo pena de muerte, no le cuentes a nadie lo que me has dicho esto! \v 25 Y si mis oficiales oyen que he hablado contigo y te amenazan de muerte si no les dices de qué hemos tratado, \v 26 diles simplemente que me suplicaste que no te volviera al calabozo en casa de Jonatán, pues allí morirías». \p \v 27 Y no mucho después todos los oficiales de la ciudad fueron a donde estaba Jeremías y le preguntaron por qué lo había mandado llamar el rey. Y él dijo lo que el rey le había ordenado, y ellos se fueron sin descubrir la verdad, pues la conversación entre Jeremías y el rey no había sido escuchada por nadie. \v 28 Y Jeremías permaneció en el patio de la prisión hasta el día en que Jerusalén fue conquistada por los babilonios. \c 39 \s1 La caída de Jerusalén \p \v 1 Fue en enero del noveno año del reinado del rey Sedequías de Judá que el rey Nabucodonosor y su ejército volvieron a atacar a Jerusalén y la sitiaron. \v 2 Dos años después, en el mes de julio, abrieron una brecha en la muralla, por la cual entraron y la ciudad cayó rendida. \v 3 Todos los oficiales del ejército babilónico entraron y, triunfantes, se sentaron delante de la puerta principal de la ciudad. Nergal Sarézer estaba allí, con Samgar, Nebo Sarsequín y Nergal Sarézer, el hombre de confianza del rey, y muchos otros. \p \v 4 Cuando el rey Sedequías y sus soldados se dieron cuenta de que la ciudad estaba perdida, huyeron de noche por la puerta que hay entre las dos murallas detrás del jardín del palacio, atravesando los campos hacia el valle del Jordán. \v 5 Pero los babilonios persiguieron al rey, lo capturaron en los llanos de Jericó y se lo llevaron a Nabucodonosor, rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en tierra de Jamat, en donde lo sentenció. \v 6 El rey de Babilonia obligó a Sedequías a presenciar cómo mataban a sus hijos y a todos los nobles de Judá. \v 7 Luego le sacó los ojos a Sedequías y lo envió encadenado como esclavo a Babilonia. \p \v 8 Mientras tanto el ejército incendió a Jerusalén, inclusive el palacio, y derribó las murallas de la ciudad. \v 9 Entonces Nabuzaradán, capitán de la guardia, y sus hombres enviaron a Babilonia al resto de la población de Jerusalén y a los que se habían pasado de su lado. \v 10 Pero por toda la tierra de Judá dejó unos cuantos, de entre los más pobres, y les dio tierras y viñedos. \p \v 11-12 Mientras tanto el rey Nabucodonosor le había ordenado a Nabuzaradán que buscara a Jeremías. \p ―Encárgate de que no sufra ningún daño, le dijo. Cuídalo bien y dale cuanto quiera. \p \v 13 Así es que Nabuzaradán, capitán de la guardia, Nabusazbán, jefe de los eunucos, Nergal Sarézer, consejero del rey, y todos los oficiales tomaron medidas para cumplir lo que el rey había ordenado. \v 14 Enviaron soldados a que sacaran a Jeremías de la cárcel y lo pusieron al cuidado de Guedalías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, para que lo llevara de regreso a su casa. Y Jeremías vivió allí entre la gente de su pueblo que había quedado en el país. \p \v 15 El \nd Señor\nd* dio el siguiente mensaje a Jeremías antes de la llegada de los babilonios, mientras aún estaba en la cárcel: \p \v 16 Mándale decir a Ebedmélec el etíope: El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Cumpliré todas mis amenazas contra esta ciudad; la destruiré ante tus ojos, \v 17 pero a ti te libraré, no serás muerto por aquellos a quienes tanto temes. \v 18 Como recompensa por confiar en mí, yo preservaré tu vida y te guardaré a salvo. \c 40 \s1 Liberación de Jeremías \p \v 1 Nabuzaradán, capitán de la guardia, llevó a Jeremías a Ramá junto con todo el pueblo exiliado de Jerusalén y Judá que eran enviados a Babilonia, pero luego lo soltó. \p \v 2-3 El capitán llamó aparte a Jeremías y le dijo: \p ―El \nd Señor\nd* tu Dios ha traído este desastre sobre esta tierra tal como dijo que lo haría, porque este pueblo ha ofendido mucho al \nd Señor\nd* cometiendo tantas maldades, por eso ocurrió todo este mal. \v 4 Ahora voy a quitarte las cadenas y a dejarte ir. Si quieres venir conmigo a Babilonia, muy bien, yo me encargaré de que te atiendan bien. Pero si no deseas venir, quédate. Tienes la decisión; ve a donde quieras. \v 5 Si decides quedarte, vuelve adonde está Guedalías, que ha sido nombrado gobernador de Judá por el rey de Babilonia, y quédate con el resto del pueblo que él gobierna. Pero es cosa tuya; ve a donde quieras. \p Nabuzaradán le dio a Jeremías alimentos y dinero y lo dejó ir. \v 6 Jeremías volvió entonces a donde estaba Guedalías y vivió en Judá con el pueblo que se había quedado en el país. \s1 Asesinato de Guedalías \p \v 7 Y cuando los jefes de los guerrilleros judíos que andaban por el campo oyeron que el rey de Babilonia había nombrado a Guedalías gobernador de los pobres de la tierra que se habían quedado, y no había exiliado a todos a Babilonia, \v 8 fueron a ver a Guedalías en Mizpa, donde tenía su cuartel general. Los jefes que acudieron fueron estos: Ismael, hijo de Netanías, Johanán y Jonatán, hijos de Carea, Seraías, hijo de Tanjumet, los hijos de Efay (el netofatita), Jezanías, hijo de un macateo, y sus hombres. \v 9 Y Guedalías les aseguró que rindiéndose a los babilonios estarían a salvo. \p ―Quédense aquí y sírvanle al rey de Babilonia —dijo—, y en todo les irá bien. \v 10 En lo que a mí respecta, me quedaré en Mizpa e intercederé por ustedes ante los babilonios que vendrán acá como supervisores de mi administración. Establézcanse en cualquier ciudad que deseen, y vivan del producto de la tierra. Cosechen las uvas, los frutos de verano, las aceitunas, y almacénenlos. \p \v 11 Cuando los judíos que estaban en Moab, entre los amonitas, en Edom y en otras tierras vecinas, oyeron que unos cuantos del pueblo estaban aún en Judá, y que el rey de Babilonia no se los había llevado a todos, y que aquel Guedalías era el gobernador, \v 12 comenzaron a volver a Judá desde los muchos lugares a donde habían huido. Se detuvieron en Mizpa para exponer sus planes a Guedalías y luego se fueron a las haciendas desiertas y recogieron una gran cosecha de uvas para vino, y otros productos. \p \v 13-14 Pero poco después Johanán, hijo de Carea, y los demás jefes guerrilleros fueron a Mizpa para advertirle a Guedalías que Balís, el rey de los amonitas, había enviado a Ismael, hijo de Netanías, para asesinarlo. Pero Guedalías no quiso creerles. \v 15 Entonces Johanán tuvo una conferencia privada con Guedalías, en la que Johanán se ofreció para matar a Ismael en secreto. \p ―¿Por qué habríamos de permitirle que venga a asesinarte? —preguntó Johanán—. ¿Qué les ocurrirá a los judíos que se han quedado si tú mueres? ¡Seguro serían esparcidos y se perdería este remanente del pueblo que aun queda! \p \v 16 Pero Guedalías dijo: \p ―Les prohíbo hacer tal cosa, pues lo que dicen de Ismael es mentira. \c 41 \p \v 1 Pero en octubre Ismael, hijo de Netanías, hijo de Elisama, que era miembro de la familia real y uno de los principales oficiales del rey, llegó a Mizpa, acompañado de diez hombres. Guedalías los invitó a comer. \v 2 Mientras comían, Ismael y los diez hombres apalabrados con él se pusieron de pie de un salto, sacaron sus espadas y mataron a Guedalías. \v 3 Después salieron e hirieron de muerte con sus armas a todos los oficiales judíos y a todos los oficiales babilonios que estaban en Mizpa con Guedalías. \p \v 4 Al día siguiente, antes que nadie se enterara de lo ocurrido, \v 5 ochenta hombres procedentes de Siquem, Siló y Samaria marcharon a Mizpa para adorar en el templo del \nd Señor\nd*. Se habían rasurado la barba, habían rasgado sus vestiduras y herido sus cuerpos; y traían ofrendas y perfumes delicados. \v 6 Ismael salió a su encuentro desde la ciudad, llorando mientras marchaba. Cuando se topó con ellos les dijo: \p ―¡Vengan y vean lo que le ha ocurrido a Guedalías! \p \v 7 Luego, cuando estuvieron dentro de la ciudad, Ismael y sus hombres mataron a todos, excepto a diez, y arrojaron sus cadáveres a una cisterna. \v 8 Los diez habían convencido a Ismael que los dejara partir y que ellos le traerían sus tesoros de trigo, cebada, aceite y miel que habían escondido. \v 9 La cisterna en que Ismael echó los cadáveres de los hombres que había asesinado era la grande construida por el rey Asá cuando fortificó a Mizpa para protegerse contra Basá, rey de Israel. \p \v 10 Ismael aprisionó a las hijas del rey y al pueblo que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado al cuidado de Guedalías en Mizpa. Poco después los llevó consigo cuando se dirigió hacia el territorio de los amonitas. \p \v 11 Pero cuando Johanán, hijo de Carea, y el resto de los jefes guerrilleros oyeron lo que Ismael había hecho, \v 12 tomaron a todos los hombres y fueron a detenerlo. Lo alcanzaron en el estanque cerca de Gabaón. \v 13-14 El pueblo que acompañaba a Ismael gritó de alegría al ver a Johanán y sus hombres, y corrieron a su encuentro. \p \v 15 Mientras tanto Ismael escapó con ocho de sus hombres a la tierra de los amonitas. \s1 Huida a Egipto \p \v 16-17 Entonces Johanán y sus hombres fueron al pueblo de Guerut Quimán, cerca de Belén, llevando consigo a los que habían rescatado: soldados, mujeres, niños y eunucos, para prepararse para salir huyendo a Egipto, \v 18 porque tenían miedo de lo que harían los babilonios cuando tuvieran noticia de que Ismael había matado al gobernador Guedalías, pues este había sido escogido y nombrado por el rey babilónico. \c 42 \p \v 1 Johanán, los capitanes del ejército y todo el pueblo, grandes y pequeños, acudieron a Jeremías \v 2 y dijeron: \p ―¡Por favor, ora por nosotros ante el \nd Señor\nd* tu Dios, porque como bien sabes, somos sólo un minúsculo resto de lo que fuimos! \v 3 ¡Suplícale al \nd Señor\nd* tu Dios que nos muestre qué debemos hacer y a dónde ir! \p \v 4 ―Muy bien —respondió Jeremías—. Le preguntaré y les comunicaré lo que el \nd Señor\nd* diga; nada les ocultaré. \p \v 5 Entonces le dijeron a Jeremías: \p ―Caiga sobre nosotros la maldición de Dios si rehusamos obedecer en todo lo que nos mande hacer. \v 6 Nos guste o no, obedeceremos al \nd Señor\nd* nuestro Dios, ante quien te enviamos con nuestra súplica. Porque si le obedecemos, todo nos saldrá bien. \p \v 7 Diez días después el \nd Señor\nd* dio su respuesta a Jeremías. \v 8 Él entonces llamó a Johanán, a los capitanes de su ejército y a todo el pueblo, grandes y pequeños, \v 9 y les dijo: \p ―Ustedes me enviaron ante el \nd Señor\nd*, el Dios de Israel, con su petición, y esta es su respuesta: \v 10 Quédense en esta tierra. Si así hacen, yo los bendeciré y nadie les hará daño, porque me duele todo lo que he tenido que castigarlos. \v 11 No le teman más al rey de Babilonia, pues yo estoy con ustedes para librarlos de su poder. \v 12 Y tendré misericordia de ustedes volviéndolo a él benigno hacia ustedes, de modo que no los mate ni los someta a esclavitud, sino que los dejará permanecer aquí en la tierra de ustedes. \p \v 13-14 »Pero si rehúsan obedecer al \nd Señor\nd* y dicen: “Aquí no nos quedaremos”, e insisten en ir a Egipto en donde piensan estar libres de la guerra, el hambre y las alarmas, \v 15 entonces esto es lo que el \nd Señor\nd* responde, oh sobrevivientes de Judá. El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Si insisten en ir a Egipto, \v 16 la guerra y el hambre que temen irán pisándoles los talones y allá les alcanzarán. \v 17 Esa es la suerte que espera a cada uno de los que insistan en ir a vivir en Egipto. Sí, morirán por herida de espada, de hambre y enfermedad. Ninguno de ustedes escapará al mal que traeré sobre ustedes allá. \p \v 18 »Porque el \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Así como mi ira y mi furia cayeron sobre el pueblo de Jerusalén, así caerá sobre ustedes cuando entren en Egipto. Los recibirán con disgusto y odio, los maldecirán y afrentarán, y jamás volverán a ver su patria. \v 19 Porque el \nd Señor\nd* ha dicho: ¡Oh sobrevivientes de Judá, no vayan a Egipto! Tengan presente que hoy nuevamente se lo estoy advirtiendo. \v 20 Si van, pagarán con la vida. Porque sin sinceridad me enviaron a consultar al \nd Señor\nd* y dijeron: “Dinos lo que el \nd Señor\nd* mande y lo haremos”. \v 21 Y hoy les he dicho exactamente lo que el \nd Señor\nd* dijo, pero no quieren obedecer hoy como no quisieron obedecer en el pasado. \v 22 Tengan desde ahora por seguro que morirán por herida de espada, de hambre y enfermedad en Egipto a donde insisten en ir». \c 43 \p \v 1 Cuando Jeremías terminó de dar este recado de parte del \nd Señor\nd* a todo el pueblo, \v 2-3 Azarías, hijo de Osaías, y Johanán, hijo de Carea, y todos los otros hombres orgullosos le dijeron a Jeremías: \p ―¡Mientes! ¡El \nd Señor\nd* nuestro Dios no te ha mandado que nos digas que no vayamos a Egipto! Baruc, hijo de Nerías, te ha puesto contra nosotros y te ha dicho que nos digas esto para que nos quedemos acá y seamos muertos por los babilonios o llevados cautivos a Babilonia. \p \v 4 De modo que Johanán y todos los jefes guerrilleros y todo el pueblo se negaron a obedecer al \nd Señor\nd* y quedarse en Judá. \v 5 Todos, inclusive cuantos habían regresado de las regiones aledañas a donde habían huido, emprendieron el viaje a Egipto al mando de Johanán y los demás capitanes. \v 6 Entre la multitud había hombres, mujeres, niños y niñas, las hijas del rey y todos aquellos a quienes Nabuzaradán, el capitán de la guardia, había dejado con Guedalías. Hasta obligaron a Jeremías y a Baruc a ir con ellos. \v 7 Así es que llegaron a Egipto, a la ciudad de Tafnes, pues no quisieron seguir la recomendación del \nd Señor\nd*. \p \v 8 Entonces en Tafnes, el \nd Señor\nd* habló a Jeremías otra vez y le dijo: \p \v 9 Reúne a gente de Judá y, mientras te observan, entierra piedras grandes en medio de las baldosas a la entrada del palacio del faraón aquí en Tafnes, \v 10 y diles esto a la gente de Judá: El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: No tengan la menor duda de que traeré a Egipto a Nabucodonosor, rey de Babilonia, pues él es mi siervo. Pondré su trono sobre estas piedras que he escondido; sobre ellas extenderá su pabellón. \v 11 Y cuando venga, destruirá la tierra de Egipto, matando a cuantos yo quiera que mate, y capturando a los que yo quiera que capture, y muchos morirán a consecuencia de la peste. \v 12 Incendiará los templos de los dioses de Egipto, quemará los ídolos y se llevará cautivo al pueblo. Y saqueará la tierra de Egipto, como pastor que saca pulgas de su capa; pero él saldrá ileso. \v 13 Y quebrantará los obeliscos que se levantan en la ciudad de Bet Semes, y quemará los templos de los dioses de Egipto. \c 44 \s1 Desastre causado por la idolatría \p \v 1 Este es el mensaje que Jeremías recibió del \nd Señor\nd* respecto a todos los israelitas que vivían en el norte de Egipto en las ciudades de Migdol, Tafnes y Menfis, y por todo el sur de Egipto también. \p \v 2-3 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Ustedes vieron lo que les hice a Jerusalén y a todas las ciudades de Judá. Como consecuencia de sus actos de maldad yacen ahora en ruinas y cenizas, sin persona viva. Pues mi cólera se descargó contra ellas porque adoraron a otros dioses, «dioses» que ni ellos ni ustedes ni ninguno de sus antepasados conoció jamás. \v 4 Una y otra vez envié a mis siervos los profetas a protestar y a suplicarles que no cometieran este horrible acto que yo detesto, \v 5 pero no quisieron oír ni abandonar sus malas acciones, sino que han continuado rindiéndole honores a esos «dioses». \v 6 Así es que hicieron hervir mi cólera y mi furia, las que solté contra ustedes y las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén como si fueran fuego, de modo que por eso allí hay desolación hasta el día de hoy. \p \v 7 Y ahora el \nd Señor\nd*, el Dios de los ejércitos, el Dios de Israel, les pregunta: ¿Por qué se dañan tanto a sí mismos? ¡Porque si siguen obrando tan mal ninguno de ustedes vivirá: ni un solo hombre, mujer, niño o niña entre los que han venido acá desde Judá, ni siquiera los niños de brazos! \v 8 Porque están provocando mi cólera con los ídolos que han hecho y adorado allí en Egipto, ofreciéndoles agradables perfumes y provocándome a que los aniquile y los convierta en maldición y motivo de burla de todas las naciones de la tierra. \v 9 ¿Han olvidado las malas acciones que cometieron sus antepasados, y las maldades de los reyes y las reinas de Judá, y los suyos propios, y las de sus esposas en Judá y Jerusalén? \v 10 Y hasta la hora presente no han presentado excusa; nadie ha querido volverse a mí, o seguir las instrucciones que di a ustedes y a sus antepasados. \p \v 11 Por lo tanto el \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: ¡Mi atención está puesta en ustedes y estoy planeando la manera de castigarlos! \v 12 ¡Tomaré a este remanente de Judá que insistió en venir acá a Egipto y los consumiré como hace el fuego! ¡Caerán aquí en Egipto, muertos por el hambre y las heridas de las espadas; todos morirán, desde el más pequeño al más grande! Serán despreciados y odiados, maldecidos y detestados. \v 13 Los castigaré en Egipto como los castigué en Jerusalén, mediante las heridas de las espadas, el hambre y la enfermedad. \v 14 Ni uno de ellos escapará a mi cólera excepto los que se arrepientan de haber venido y huyan de los demás para volver a su propio país. \p \v 15 Entonces todas las mujeres que estaban presentes y los hombres que sabían que sus esposas habían ofrecido agradables perfumes en honor a los ídolos (era una gran multitud de todos los judíos en el sur de Egipto) respondieron a Jeremías: \p \v 16 «¡No vamos a escuchar los falsos mensajes que dices de parte del \nd Señor\nd*! \v 17 Haremos lo que se nos antoje. Ofreceremos perfumes agradables en honor a la Reina del Cielo y le sacrificaremos cuanto nos plazca, igual que lo hicimos nosotros y nuestros antepasados, y nuestros reyes y príncipes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén; porque en aquellos días teníamos abundancia de alimentos y estábamos bien acomodados y felices. \v 18 Pero desde que dejamos de ofrecer perfumes agradables en honor a la Reina del Cielo y dejamos de rendirle homenaje, hemos estado en gran tribulación y hemos sido destruidos por las heridas de espada y el hambre. \p \v 19 »Además —añadieron las mujeres—, ¿piensas que le rendíamos homenaje a la Reina del Cielo y le derramábamos bebidas en señal de reconocimiento y le hacíamos tortas en que grabábamos su imagen, sin que nuestros maridos lo supieran y nos ayudaran? ¡Claro que no!». \p \v 20 Entonces Jeremías les dijo a todos, a los hombres y las mujeres que le habían dado esa respuesta: \p \v 21 ¿Piensan acaso que el \nd Señor\nd* no sabía que ustedes, sus antepasados, sus reyes y príncipes y todo el pueblo ofrecían perfumes agradables a los ídolos en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? \v 22 Fue por no poder soportar más todas las maldades que cometían que él desoló su tierra, convirtiéndola en increíble ruina, reseca, despoblada, tal como está hoy. \v 23 Precisamente la razón por la cual les han acontecido todas estas terribles cosas es que han ofrecido perfume agradable en homenaje a los ídolos y así han ofendido al \nd Señor\nd*, y se han negado a seguir sus instrucciones. \p \v 24 Luego Jeremías les dijo a todo el pueblo, hombres y mujeres: \p ¡Escuchen el consejo del \nd Señor\nd*, ustedes todos ciudadanos de Judá que están en Egipto! \v 25 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Tanto ustedes como sus esposas han dicho que jamás renunciarán a su devoción y práctica de rendir homenaje a la «Reina del Cielo» y así lo han demostrado con sus actos. ¡Pues adelante; cumplan las promesas y votos que le han hecho! \v 26 Pero escuchen el mensaje del \nd Señor\nd*, todos ustedes, judíos que viven en tierra de Egipto: Por mi gran fama he jurado, dice el \nd Señor\nd*, que de nada les servirá ya buscar mi auxilio y bendición, diciendo: «¡Oh \nd Señor\nd* Dios nuestro, ayúdanos!». \v 27 Porque sobre ustedes pondré mi atención, ¡pero no para bien! ¡Yo me encargaré de que les sobrevengan males, y serán destruidos por la guerra y el hambre hasta que todos perezcan! \p \v 28 Únicamente los que vuelvan a Judá (será sólo un pequeño grupo de sobrevivientes) escaparán a mi cólera, pero todos los que se nieguen a regresar —quienes insistan en vivir en Egipto— descubrirán quién dice la verdad, si yo o ellos. \v 29 Y esta es la prueba que les doy de que todas mis amenazas se cumplirán en ustedes, y de que los castigaré aquí: \v 30 Entregaré al faraón Hofra, rey de Egipto, en manos de quienes procuran matarlo, así como entregué a Sedequías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia. \c 45 \s1 Mensaje para Baruc \p \v 1 Este es el mensaje que Jeremías comunicó a Baruc el cuarto año del reinado del rey Joacim, hijo de Josías, cuando Baruc escribía todos los mensajes según se los dictaba Jeremías: \p \v 2 Baruc, el \nd Señor\nd* Dios de Israel te dice lo siguiente: \p \v 3 Tú has dicho: «¡Ay de mí! ¿No tengo ya suficientes tribulaciones? ¡Y ahora el \nd Señor\nd* ha añadido más! Cansado me tienen mis propios suspiros y no hallo reposo». \v 4 Pero dile esto a Baruc: El \nd Señor\nd* dice: Destruiré a esta nación que edifiqué, arrasaré lo que establecí. \v 5 ¿Buscas grandes cosas para ti mismo? ¡No lo hagas! Porque aunque yo traiga grandes males sobre todo este pueblo, a ti, como recompensa, te protegeré dondequiera que vayas. \c 46 \s1 Mensaje para Egipto \p \v 1 Estos son los mensajes que el \nd Señor\nd* le dio a Jeremías respecto a las naciones extranjeras. \p Respecto a los egipcios: \p \v 2 Este mensaje se dio contra Egipto en ocasión de la batalla de Carquemis, cuando el faraón Necao, rey de Egipto, y su ejército fueron derrotados junto al río Éufrates por Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá: \p \v 3 ¡Egipcios, cíñanse la armadura y marchen a la batalla! \v 4 Ensillen los caballos y prepárense para cabalgar; pónganse los yelmos, afilen las espadas y pónganse la armadura. \v 5 ¡Pero vean lo que acontece! El ejército egipcio huye atemorizado; los más valerosos de sus soldados corren sin volver la mirada. Sí, el terror los rodeará por todos lados, dice el \nd Señor\nd*. \v 6 No escapará ni el más veloz, ni el más fuerte de los guerreros. En el norte, junto al río Éufrates, han tropezado y caído. \p \v 7 ¿Qué es este potente ejército que se alza como el Nilo en el tiempo de la creciente, inundando toda la tierra? \v 8 Es el ejército egipcio, que presume de que cubrirá la tierra como si fuera inundación, y que destruirá a todo enemigo. \v 9 ¡Vengan pues, caballos, carrozas de guerra y fuertes guerreros de Egipto! ¡Vengan, todos los de Cus y Fut, que empuñan el escudo y preparan sus armas para entrar en la batalla! \v 10 Porque hoy es el día del \nd Señor\nd* Dios de los ejércitos, el día de venganza contra sus enemigos. La espada herirá hasta saciarse, sí, derramará sangre por todos lados, porque el \nd Señor\nd* Dios de los ejércitos recibirá hoy un sacrificio en la tierra del norte, junto al río Éufrates. \p \v 11 ¡Ve a Galaad en busca de remedio, oh virgen, hija de Egipto! ¡Pero no hay remedio para tus heridas, aunque hayas usado muchas medicinas, no hay salvación para ti! \v 12 Las naciones han oído de la vergüenza tuya. Por todas partes se escucha tu clamor de desesperación y derrota. Tus más poderosos soldados tropezarán unos con otros y caerán juntos. \p \v 13 Entonces el \nd Señor\nd* dio a Jeremías este mensaje respecto a la venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para atacar a Egipto: \p \v 14 ¡Grítalo en Egipto, publícalo en las ciudades de Migdol, Menfis y Tafnes! Es mejor que no emprendas ninguna acción, no te movilices para la guerra, porque las armas del enemigo acabarán de cualquier modo con todo en torno tuyo. \v 15 ¿Por qué ha huido aterrorizado Apis, su dios toro? ¡Porque el \nd Señor\nd* lo derribó ante sus enemigos! \v 16 Enormes multitudes caen amontonadas. (Entonces el grupo de sobrevivientes de los judíos dirá: «¡Vengan, regresemos a Judá en donde nacimos, y alejémonos de toda esta matanza!»). \p \v 17 ¡Cámbienle el nombre al faraón Hofra y llámenlo «Varón sin poder pero de mucho ruido»! \p \v 18 ¡Téngalo por absolutamente seguro, dice el Rey, el \nd Señor\nd* de los ejércitos, que viene contra Egipto uno tan alto como el monte Tabor o el monte Carmelo junto al mar! \v 19 ¡Alisten el equipaje, prepárense a partir al exilio, ciudadanos de Egipto, porque la ciudad de Menfis será totalmente destruida y dejada sin persona viva! \v 20-21 Egipto es hermoso como becerra pero un tábano la hace correr, ¡un tábano que viene del norte! Hasta sus famosos mercenarios se han vuelto como asustados terneros. Corren y corren porque es día de gran calamidad para Egipto, es un tiempo de tremendo castigo. \p \v 22-23 Silencioso como serpiente que se desliza, huye Egipto. Entra el ejército invasor. Los innumerables soldados tronchan a su pueblo como si fueran leñadores que abren un claro en el bosque. \v 24 Indefensa como muchachita es Egipto ante estos hombres del norte. \p \v 25 El \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Castigaré a Amón, dios de Tebas, y a los demás dioses de Egipto. Castigaré también al faraón y a cuantos en él confían. \v 26 Los entregaré en poder de quienes quieren matarlos, en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de su ejército. Pero luego la tierra se recuperará de los desastres de la guerra, y será repoblada. \p \v 27 ¡Pero tú no temas, oh pueblo mío que regresas a tu tierra, no te desanimes, porque yo te salvaré allá lejos y te traeré a tus hijos y a tus hijas desde tierra lejana! ¡Sí, Israel retornará a su tierra y tendrá reposo y nada lo asustará! \p \v 28 ¡No temas, oh Jacob, siervo mío, dice el \nd Señor\nd*, porque yo estoy contigo! Yo destruiré a todas las naciones a las cuales te he enviado cautivo, pero a ti no te destruiré. Yo te castigaré, pero únicamente lo que baste para corregirte. \c 47 \s1 Mensaje para los filisteos \p \v 1 Este es el mensaje que el \nd Señor\nd* dio a Jeremías respecto a los filisteos de Gaza, antes que la ciudad fuera tomada por el ejército egipcio. \p \v 2 El \nd Señor\nd* dice: Del norte viene una inundación que cubrirá la tierra de los filisteos, la que destruirá sus ciudades y todo cuanto en ellas hay. Aterrorizados clamarán los hombres más valientes y todo el país sollozará. \p \v 3 ¡Pero no es una inundación de aguas sino de soldados enemigos! Escuchen el tamborileo de las herraduras de los caballos y el estruendo de las ruedas al paso de los carros de guerra. ¡Huyen los padres sin volver siquiera la mirada a sus indefensos hijos, \v 4 porque ha llegado el tiempo en que todos los filisteos y sus aliados de Tiro y Sidón serán destruidos! Porque el \nd Señor\nd* aniquila a los filisteos, colonos provenientes de Caftor. \v 5 Arrasadas serán las ciudades de Gaza y Ascalón, y quedarán convertidas en ruinas. Descendientes de Anac, ¡cuán grande será su llanto y su duelo! \p \v 6 Espada del \nd Señor\nd*, ¿cuándo volverás a reposar de provocar tanta matanza? ¡Enváinate de nuevo; reposa y queda en paz! \v 7 Mas, ¿cómo ha de estarse quieta si el \nd Señor\nd* le ha dado una encomienda? Porque la ciudad de Ascalón y los que moran por la ribera del mar tienen que ser aniquilados. \c 48 \s1 Mensaje para Moab \p \v 1 Este es el mensaje del \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, contra Moab: \p ¡Ay de la ciudad de Nebo, pues quedará en ruinas! La ciudad de Quiriatayin y sus fuertes defensivos son derribados y tomados. \v 2-4 Jamás volverá nadie a jactarse respecto a Moab, pues hay un complot contra la vida de ella. En Hesbón se han trazado planes para destruirla. «Vengan», dicen, «la haremos desaparecer como nación». En Madmén reina el silencio. Luego surgirá contra Joronayin un rumor de batalla, pues todo Moab está siendo aniquilado. Su clamor llegará hasta Zoar. \v 5 Sus refugiados subirán por las laderas de Luhit llorando amargamente, mientras de la ciudad que han dejado se escuchan gritos de terror. \v 6 ¡Sálvese quien pueda; ocúltense en el desierto! \v 7 Porque confiaron en su riqueza y sus habilidades, por lo tanto morirán. Su dios Quemós, junto con sus sacerdotes y príncipes, será llevado a tierras lejanas. \p \v 8 Todos los pueblos y ciudades, tanto las que se localizan en las mesetas o en los valles, serán destruidos, porque el \nd Señor\nd* lo ha decidido. \v 9 ¡Ay, que Moab tuviera alas para escapar, pues no quedará en sus ciudades persona con vida! \v 10 ¡Malditos quienes refrenan sus espadas de derramar la sangre de ustedes, negándose a realizar la obra que el \nd Señor\nd* les ha encomendado! \p \v 11 Desde su más temprana historia, Moab ha vivido en su lugar, libre de toda invasión. Es como vino que no ha sido trasvasado y conserva su fragancia y suavidad. ¡Pero ahora será derramado en el destierro! \p \v 12 ¡Pronto llegará el día, ha dicho el \nd Señor\nd*, cuando él enviará atormentadores que lo trasvasen de cántaro en cántaro, y luego quebrará los cántaros! \v 13 Entonces por fin Moab será avergonzado debido a su ídolo Quemós, tal y como lo fue Israel por su idolátrico becerro en Betel. \p \v 14 ¿Recuerdas cómo se vanagloriaban: «Somos héroes, poderosos hombres de guerra»? \v 15 Pero ahora Moab tiene que ser destruido; ya viene su destructor. La flor de su juventud está destinada a la matanza, dice el Rey, el \nd Señor\nd* de los ejércitos. \v 16 La desgracia y el dolor se acercan veloces sobre Moab. \p \v 17 ¡Amigos de Moab: sollocen y lloren por ella! ¡Vean cómo es destrozada la hermosa y fuerte, la famosa! \v 18 Bajen de su gloria y siéntense en el polvo, pueblo de Dibón, porque quienes destruyen a Moab también a Dibón destrozarán y derribarán todas sus torres defensivas. \v 19 Los de Aroer observan con ansiedad apostados junto al camino, y gritan a los que pasan huyendo de Moab: «¿Qué pasó allá?». \p \v 20 Y ellos responden: «¡Moab está en ruinas; lloren y laméntense por ello! ¡Cuenten por las riberas del Arnón que Moab ha sido destruida!». \p \v 21 Todas las ciudades de la meseta quedaron también convertidas en ruinas, porque el juicio del \nd Señor\nd* ha caído sobre todas ellas: Holón, Yahaza, Mefat, \v 22 Dibón, Nebo, Bet Diblatayin, \v 23 Quiriatayin, Bet Gamul, Bet Megón, \v 24 Queriot, Bosra y todas las ciudades de la tierra de Moab, las lejanas y las cercanas. \v 25 ¡Se acabó la fuerza de Moab: le arrancaron los cuernos, le quebraron los brazos!, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 26 Tropiece y caiga como borracha, porque se ha rebelado contra el \nd Señor\nd*. Moab se revolcará en su vómito, sufriendo la burla de todos. \v 27 Y todo esto es porque hiciste sufrir a Israel, te burlabas de él como si hubiera sido sorprendido robando. \p \v 28 Pueblo de Moab, huye de tus ciudades y mora en cuevas como paloma que hace su nido en la hendidura de las peñas. \v 29 Todos hemos oído del orgullo de Moab, pues grande se cree. Sabemos de tu altivez, arrogancia y soberbio corazón: ¡eres muy engreída! \v 30 Yo conozco tu insolencia, ha dicho el \nd Señor\nd*, pero falsa es tu presunción y grande tu impotencia. \v 31 Sí, gimo de pesar por Moab y tengo el corazón lleno de tristeza por los habitantes de Quir Jeres. \p \v 32 Varones de Sibma, ricos en viñedos, lloro por ustedes más que por Jazer, porque el invasor ha destruido tus lindos viñedos, tan famosos en toda la región. Tu cosecha y vendimia han sido convertidas en un desastre. \v 33 El júbilo y la alegría se fueron de la fértil Moab. Ya los lagares no dan vino; no hay quien exprima las uvas bajo sus pies mientras entona canciones alegres. Gritos hay, sí, ¡pero no de alegría! \p \v 34 Se levantan en cambio horribles gritos de terror por todo el país, desde Hesbón hasta Elalé y Yahaza, desde Zoar hasta Joronayin y Eglat Selisiyá. Los prados de Nimrín han quedado desiertos. \p \v 35 Porque el \nd Señor\nd* dice: ¡Yo acabé con la práctica de ofrecer homenaje a los falsos dioses y la ofrenda de perfumes delicados a los ídolos que realiza Moab! \v 36 En mi corazón hay mucha pesadumbre por Moab y Quir Jeres, pues toda su prosperidad se ha esfumado en un dos por tres. \v 37 Angustiados, los hombres se rasuran la cabeza y la barba, se hieren el cuerpo y visten saco penitencial. \v 38 En todo hogar de Moab y en las calles habrá llanto y dolor porque descargué mi golpe y rompí a Moab como a cacharro viejo e inútil. \v 39 ¡Cómo quedó quebrantada! ¡Oigan sus gemidos! ¡Miren la vergüenza de Moab! Porque ella constituye ahora ejemplo de horror y burla para sus vecinos. \p \v 40 El \nd Señor\nd* se levanta sobre el país de Moab como si fuera un águila en vuelo. \v 41 Sus ciudades han sido destruidas, sus fortalezas defensivas han sido tomadas. A sus más fuertes guerreros les tiembla el corazón de miedo como a mujer ante los dolores del parto. \p \v 42 Moab ha sido totalmente destruida, ya no volverá a ser nación, porque se ha jactado contra el \nd Señor\nd*. \v 43 ¡Miedo, emboscadas y traición serán tu herencia, oh Moab! dice el \nd Señor\nd*. \v 44 El que huya caerá en una trampa y el que escape de esta caerá en un lazo de cazador. Yo me encargaré de que no escapen, porque ha llegado el día de su juicio, dice el \nd Señor\nd*. \v 45 Huyen a Hesbón incapaces de ir más lejos. Pero fuego surge en Hesbón, en la región de Sijón, y de un extremo al otro devora el país junto con su población rebelde. \p \v 46 ¡Ay de ti, Moab! El pueblo del dios Quemós ha sido destruido, y a sus hijos e hijas se los llevan como esclavos. \v 47 Pero más adelante, dice el \nd Señor\nd*, yo restauraré a Moab. \p (Aquí termina la profecía relativa a Moab). \c 49 \s1 Mensaje para Amón \p \v 1 ¿Qué es lo que hacen? ¿Por qué moran los amonitas en las ciudades de los israelitas? ¿No hay acaso israelitas suficientes? ¿No se las di a ellos como herencia? ¿Por qué entonces ustedes, adoradores de Moloc, se han apoderado de Gad y todas sus ciudades? \v 2 Por esto los castigaré, dice el \nd Señor\nd*, destruyendo su ciudad de Rabá. Esta se convertirá en montón de ruinas y los pueblos aledaños serán incendiados. Entonces vendrá Israel y volverá a tomar de ustedes su tierra. Despojará a quienes la despojaron, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 3 ¡Clama, Hesbón, porque la ciudad de Hai ha sido destruida! ¡Solloza, población de Rabá, vístete de luto, solloza y gime, oculta entre los matorrales, porque tu dios Moloc será desterrado junto con sus príncipes y sacerdotes! \v 4 Orgullosa estás de tus fértiles valles, pero pronto serán arrasados. ¡Hija perversa, confiabas en tus riquezas y pensabas que nadie podía perjudicarte jamás! \v 5 Pero mira, sobre ti desencadenaré desastres y te llenarás de miedo, dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos, porque todos tus vecinos te echarán de tu tierra y no habrá quien ayude a tus exiliados cuando huyan. \v 6 Pero yo ayudaré a los amonitas en el futuro para que puedan volver a su tierra, dice el \nd Señor\nd*. \s1 Mensaje para Edom \p \v 7 El \nd Señor\nd* de los ejércitos dice: ¿Qué se hicieron todos tus sabios del pasado? ¿No quedó ni uno en todo Temán? ¿No hay nadie que pueda dar un consejo prudente? \v 8 Huye a lo más recóndito del desierto, pueblo de Dedán, porque cuando yo castigue a Edom, también te castigaré a ti. ¡Se acerca la hora de rendir cuentas! \v 9-10 Los vendimiadores dejan unas cuantas uvas para los pobres; ni siquiera los ladrones se lo llevan todo, ¡pero yo dejaré desnuda la tierra de Esaú, y no habrá donde esconderse! Sus hijos e hijas, hermanos, vecinos —todos serán destruidos— y ella también perecerá. \v 11 (Pero yo cuidaré de tus huérfanos que queden, y haré que sus viudas confíen en mí). \p \v 12 Esto dice el \nd Señor\nd* a Edom: Si han de sufrir los inocentes, ¡cuánto más tú! ¡No te librarás! ¡Tienes que sufrir todas las consecuencias del juicio que te he preparado! \v 13 ¡Pues por mi propia fama he jurado, dice el \nd Señor\nd*, que Bosra se convertirá en montón de ruinas, maldecida y humillada, y todas sus ciudades quedarán convertidas en ruinas y nunca más serán habitadas! \p \v 14 He recibido este mensaje de parte del \nd Señor\nd*: \p Él ha enviado un mensajero para que convoque a los pueblos para que formen una coalición contra Edom y la destruyan. \v 15 Porque sin duda que eres insignificante entre los países de la región, sin que nadie se cuide de ti. \v 16 Tu fama y tu orgullo son sólo un engaño, moradora de los montes de Petra, tú que vives en las hendiduras que hay entre las rocas. Pero aunque mores en las montañas más altas con las águilas, yo de ahí te haré caer, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 17 ¡Horrible será el destino de Edom; todos los que por allí pasen quedarán espantados, boquiabiertos ante el desolador espectáculo! \p \v 18 Tus ciudades quedarán tan mal paradas como Sodoma, Gomorra y los pueblos aledaños, dice el \nd Señor\nd*. Jamás volverá nadie a vivir allí. \v 19 Contra ellos enviaré a uno que vendrá como el león de los montes de Jordania que rastrea las ovejas del redil. Súbitamente Edom será destruida, y yo haré que los edomitas sean gobernados por un elegido mío. Pues ¿quién como yo, y quién podrá llamarme a cuentas? \v 20 ¿Qué pastor podrá desafiarme? Ténganlo presente: ¡Tengan por seguro que les hará esto el \nd Señor\nd* a Edom y al pueblo de Temán! ¡Hasta a los niñitos se los llevarán como esclavos! Eso será horrible de ver. \p \v 21 Retiembla la tierra al caer Edom; el griterío de miedo y dolor del pueblo llega hasta el Mar Rojo. \v 22 El que ha de venir volará veloz como un águila y extenderá sus alas contra Bosra. ¡Entonces el valor de los más fuertes guerreros se desvanecerá como el de mujer ante los dolores del parto! \s1 Mensaje para Damasco \p \v 23 ¡Presas de temor están las ciudades de Jamat y Arfad, porque les llegó la noticia de su sentencia! Tienen el corazón latiendo acelerado por el miedo como si fuera un mar agitado. \v 24 Damasco se ha debilitado y todo su pueblo se da a la fuga. El miedo, la angustia y el dolor la atenazan como a mujer con dolores de parto. \v 25 ¡Oh famosa ciudad, metrópolis de la alegría, qué desolada estás! \v 26 Por tus calles están tendidos los cadáveres de tus jóvenes, todo tu ejército será destruido en un solo día, dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos. \p \v 27 Y haré estallar un incendio que acabe con las murallas de Damasco así como con los palacios de Ben Adad. \s1 Mensaje para Cedar y Jazor \p \v 28 Esta profecía se refiere a Cedar y a los reinos de Jazor, los que van a ser destruidos por Nabucodonosor, rey de Babilonia, porque el \nd Señor\nd* lo enviará para destruirlos. \v 29 Sus rebaños y las tiendas donde habitan serán tomados como botín, dice el \nd Señor\nd*, junto con todas sus demás posesiones. Se llevarán también sus camellos y en torno sólo habrá gritos de pánico: «¡Estamos sitiados y condenados!». Incluso a la ciudad se le llamará «Lugar donde vive el miedo». \v 30 ¡Sálvese quien pueda, dice el \nd Señor\nd*, huye a lo más recóndito del desierto, pueblo de Jazor, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha trazado planes de guerra contra ti y se prepara para destruirte! \p \v 31 «¡Ve!», le dijo el \nd Señor\nd* al rey Nabucodonosor, «ataca a esas ricas tribus beduinas que viven sin vecinos en el desierto, libres de toda preocupación, jactándose de bastarse a sí mismas, de que no necesitan ningún tipo especial de protección. \v 32 Sus camellos y ganados te pertenecerán y yo esparciré a estos paganos por los cuatro vientos. De todos los rumbos haré que les lleguen desgracias». \p \v 33 Jazor se convertirá en morada de alimañas del desierto. Jamás volverá a morar nadie allí. Para siempre sólo será un montón de ruinas. \s1 Mensaje para Elam \p \v 34 Este mensaje del \nd Señor\nd* contra Elam le llegó a Jeremías al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá: \p \v 35 El \nd Señor\nd* de los ejércitos dice: Destruiré el ejército de Elam \v 36 y esparciré al pueblo de Elam por los cuatro vientos; serán exiliados a países de todo el mundo. \p \v 37 ¡Mi terrible cólera traerá grandes males contra Elam, dice el \nd Señor\nd*, y haré que sus enemigos la aniquilen! Ni siquiera se podrán defender pues caerán de puro miedo ante sus enemigos. \v 38 Yo estableceré mi trono en Elam, dice el \nd Señor\nd*, destruiré a su rey y a sus príncipes. \v 39 Pero después de un tiempo traeré de regreso al pueblo, dice el \nd Señor\nd*. \c 50 \s1 Mensaje para Babilonia \p \v 1 Este es el mensaje del \nd Señor\nd* contra Babilonia y los caldeos, proclamado por el profeta Jeremías: \p \v 2 Dile a todo el mundo que Babilonia será destruida. No ahorren en medios para dar a conocer por todas partes la pronta destrucción de Babilonia. Sus dioses Marduc y Bel serán completamente avergonzados, \v 3 pues contra Babilonia se lanzará desde el norte una nación que la arrasará de tal modo que nadie volverá a vivir en ella jamás. No quedará nada: habitantes y bestias saldrán huyendo. \p \v 4 Entonces, sollozando, los pueblos de Israel y Judá se reunirán y buscarán al \nd Señor\nd* su Dios. \v 5 Preguntarán cuál es el camino a Sion y emprenderán el regreso. «Vamos», dirán, «unámonos al \nd Señor\nd* en compromiso eterno que jamás volverá a ser quebrantado». \p \v 6 Como ovejas perdidas ha sido el pueblo mío. Sus pastores lo desviaron y abandonaron luego en los montes. Los israelitas se extraviaron y no supieron cómo volver al redil. \v 7 Quienes los encontraban los devoraban, diciendo: «Tenemos permiso para atacarlos a nuestro antojo, porque han pecado contra el \nd Señor\nd*, el Dios de justicia, la esperanza de sus antepasados». \p \v 8 Pero ahora, escapen de Babilonia, tierra de los caldeos; lleven a mi pueblo de regreso a su patria con la misma decisión que los machos cabríos guían a sus grupos. \v 9 ¡Pues miren que yo levanto un ejército de naciones poderosas del norte y las lanzo al ataque contra Babilonia, la cual será destruida! ¡Las flechas enemigas dan en el blanco, no fallan! \v 10 Y Babilonia será saqueada hasta que todo el mundo quede satisfecho del botín, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 11 ¡Estuvieron alegres, caldeos, despojadores de mi pueblo, y están gordos como vacas que pastan en jugosos prados, y relinchan como caballos alegres! \v 12 ¡Pero su madre será abrumada de vergüenza, porque se convertirá en la nación más despreciable: en desierto, en tierra seca y estéril! \v 13 Por la cólera del \nd Señor\nd* Babilonia se convertirá en un paraje desierto, y cuantos por allí pasen se quedarán con la boca abierta y harán burla de todas sus heridas. \p \v 14 ¡Sí, alístense para la batalla contra Babilonia todas las naciones del entorno! Disparen contra ella los arqueros; no economicen flechas, porque ha pecado contra el \nd Señor\nd*. \v 15 Griten contra ella de todos los rumbos. ¡Miren! ¡Ya se rinde! ¡Sus murallas se han derrumbado! ¡Ya se cumplió la venganza del \nd Señor\nd*! ¡Hagan con ella como ella hizo con ustedes! \v 16 ¡Abandónenla todos los jornaleros, huyan a sus fincas conforme se acerca el enemigo! \p \v 17 Como ovejas perseguidas por los leones son los israelitas. Primero los devoró el rey de Asiria, luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, les trituró los huesos. \v 18 Por eso dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel: ¡Ahora castigaré al rey de Babilonia y a su país, como castigué al rey de Asiria! \v 19 Y traeré a Israel de regreso a su patria, para que coma en los campos del Carmelo y Basán, y vuelva a ser feliz en el monte de Efraín y en el de Galaad. \v 20 ¡En aquellos días, dice el \nd Señor\nd*, no se hallará pecado en Israel ni en Judá, porque yo perdonaré a los que hayan quedado, a quienes yo liberé! \p \v 21 ¡Arriba, guerreros míos, contra la tierra de Meratayin y contra el pueblo de Pecod! ¡Sí, en marcha al ataque contra Babilonia, tierra de rebeldes, tierra que yo castigaré! ¡Destrúyanlos por completo como les he mandado! \v 22 ¡Que se oiga en el país clamor de batalla, gritos de gran destrucción!, dice el \nd Señor\nd*. \v 23 Babilonia, el más poderoso martillo del mundo, está quebrada y esparcida por el suelo. ¡Derrotada entre las naciones está Babilonia! \p \v 24 ¡Ay Babilonia, te puse trampa y caíste, porque luchaste contra el \nd Señor\nd*! \v 25 El \nd Señor\nd* abrió su arsenal y sacó armas para hacer estallar su coraje sobre sus enemigos. El terror que cae sobre Babilonia será obra de Dios, el \nd Señor\nd* de los ejércitos. \p \v 26 ¡Sí, vengan contra ella desde tierras lejanas, irrumpan en sus graneros, derriben sus murallas y casas hasta convertirlas en un montón de ruinas y la arrasen por completo! ¡Que no quede nada en pie, \v 27 ni siquiera su ganado! ¡Ay de ellos también! ¡Mueran todos, porque ha llegado la hora de que Babilonia sea devastada! \p \v 28 Pero mi pueblo será librado; escaparán para regresar a su patria y contar cómo el \nd Señor\nd* Dios suyo se lanzó furioso contra quienes destruyeron su templo. \p \v 29 Manda a llamar arqueros que vengan contra Babilonia; rodea la ciudad para que nadie pueda escapar. Haz con ella como ella hizo con otros, pues envalentonada desafió al \nd Señor\nd*, al Santo de Israel. \p \v 30 Sus muchachos más valiosos caerán en la calle y morirán; todos sus guerreros serán muertos, dice el \nd Señor\nd*. \v 31 No les quede la menor duda: ¡Yo estoy contra ti, pueblo orgulloso, ya te llegó tu hora, pueblo famoso por tu insolencia! \v 32 ¡Patria del orgullo, tropezarás y caerás y no habrá quien te levante, porque el \nd Señor\nd* encenderá un fuego en las ciudades de Babilonia que consumirá cuanto hay en torno! \p \v 33 Así dice el \nd Señor\nd* de los ejércitos: Injustamente han sido tratados los pueblos de Israel y Judá. Quienes los esclavizaron se niegan a dejarles en libertad. \v 34 Pero el Liberador de ellos es fuerte. Se llama \nd Señor\nd* de los ejércitos. Él será su abogado y se encargará de que obtengan libertad y regresen a vivir tranquilos en Israel. ¡Pero los babilonios no tendrán reposo! \p \v 35 La guerra destructora caerá sobre los caldeos, dice el \nd Señor\nd*. Caerá la guerra sobre el pueblo de Babilonia sin que se libren ni sus príncipes ni sus sabios. \v 36 ¡Todos sus prudentes consejeros resultarán necios! ¡Habrá pánico entre todos sus más valientes guerreros! \v 37 La guerra consumirá sus caballos y sus carros de guerra, y sus aliados extranjeros serán débiles como mujeres. Será despojado de todos sus tesoros, \v 38 y hasta el agua le faltará. ¿Y por qué? ¡Porque todo el país está lleno de idolatría y el pueblo está locamente enamorado de sus ídolos! \p \v 39 Por lo tanto, esta ciudad de Babilonia se convertirá en morada de avestruces y chacales, será guarida de alimañas del desierto. Jamás volverá a ser habitada por seres humanos; quedará desolada para siempre. \p \v 40 El \nd Señor\nd* anuncia que destruirá a Babilonia como destruyó a Sodoma, Gomorra y sus pueblos aledaños. Nadie volvió a vivir en ellos jamás, así como tampoco nadie volverá a vivir en Babilonia. \p \v 41 ¡Allá vienen! ¡Es un gran ejército que marcha desde el norte! Lo acompañan muchos reyes venidos desde diversos países. \v 42 Armados hasta los dientes, vienen a la matanza; son crueles e implacables; su grito de guerra retumba como el mar que se estrella contra las rocas. ¡Ay Babilonia, vienen en sus carros de guerra a presentarte batalla! \p \v 43 Cuando recibió el mensaje, el rey de Babilonia dejó impotente caer los brazos; el terror le produjo dolores como de mujer a punto de dar a luz. \p \v 44 Enviaré contra ellos un invasor que los atacará de pronto, como si fuera un león de los bosques de Jordania que se lanza sobre las ovejas en el prado. Pondré en fuga a sus defensores y haré que los gobierne alguien que yo elija. ¿Quién como yo? ¿Qué gobernante puede llevarme la contraria? ¿Quién puede pedirme cuentas? \p \v 45 Oigan el plan del \nd Señor\nd* contra Babilonia, tierra de los caldeos. Porque hasta los niñitos serán llevados como esclavos, y sus posesiones serán saqueadas y destruidas. ¡Qué espanto! ¡Qué horror! \v 46 ¡El mundo entero se estremecerá por la caída de Babilonia, y su grito desesperado se oirá por toda la tierra! \c 51 \p \v 1 Así dice el \nd Señor\nd*: Provocaré un destructor contra Babilonia, contra toda la tierra de los caldeos, y la destruiré. \v 2 Vendrán los aventadores y la zarandearán para que el viento se la lleve; vendrán de todos los rumbos y se lanzarán contra ella en el día de su desesperación. \v 3 Las flechas enemigas harán caer a los arqueros de Babilonia y perforarán las armaduras de sus guerreros. Nadie se librará; morirán tanto los jóvenes como los viejos. \v 4 Muertos caerán en el país de los caldeos; caerán por herida de cuchillo en sus calles, \v 5 porque el \nd Señor\nd* de los ejércitos no ha abandonado a Israel ni a Judá, todavía es el Dios de ellos a pesar de la gran cantidad de faltas que han cometido contra Dios, el Santo de Israel. \p \v 6 ¡Huyan de Babilonia! ¡Sálvese quien pueda! ¡No dejen que los atrapen! Si se quedan, serán destruidos cuando el \nd Señor\nd* ejecute su venganza por los actos de maldad de Babilonia. \v 7 Babilonia ha sido como copa de oro en las manos del \nd Señor\nd*, copa de la cual hizo que el mundo entero bebiera hasta volverse loco. \v 8 Pero ahora, de pronto, también cayó Babilonia. Lloren por ella; denle medicina, quizá pueda aún ser sanada. \p \v 9 Si pudiéramos le ayudaríamos, pero ya no tiene remedio. Déjenla, abandónenla y vuelvan a su patria, porque lo que sufre es un castigo que Dios le manda desde el cielo. \v 10 Así es como el \nd Señor\nd* nos hizo justicia. ¡Vamos, proclamemos en Jerusalén todo lo que ha hecho el \nd Señor\nd* Dios nuestro! \p \v 11 ¡Sáquenle punta a las flechas! ¡Arriba los escudos! Porque el \nd Señor\nd* ha incitado a los reyes de los medos para que se lancen contra Babilonia y la destruyan. Esa es su venganza contra los que trataron injustamente a su pueblo y profanaron su templo. \p \v 12 ¡Prepara tus defensas, Babilonia! ¡Pon bastantes guardas en tus murallas, coloca una emboscada, pues el \nd Señor\nd* hará cuanto ha anunciado contra Babilonia! ¡El \nd Señor\nd* sin duda cumplirá su promesa de destruir a Babilonia! \v 13 ¡Oh puerto lleno de riquezas, gran centro mercantil, ya te llegó tu hora, hoy se rompe el hilo del que pende tu vida! \v 14 El \nd Señor\nd* de los ejércitos ha dado su palabra, lo ha jurado por la fama de su nombre: ¡Tus ciudades se verán infestadas de enemigos como si fuera un campo cubierto por una plaga de langostas y hasta el cielo llegará el grito de victoria de tus enemigos! \p \v 15 Dios hizo el mundo con su poder y sabiduría, extendió los cielos guiándose con su entendimiento. \v 16 Cuando el \nd Señor\nd* habla, hay trueno en los cielos, y hace que de toda la tierra se levante vapor; de sus tesoros saca el relámpago, la lluvia y los vientos. \v 17 Comparados con él, todos los seres humanos son animales sin inteligencia. ¡Ni uno de ellos tiene sabiduría! Al hacer imágenes y estatuillas de ídolos, el platero se embrutece, pues fabrica mentiras. ¡Dice que son dioses, cuando ni sombra de vida tienen! \v 18 ¡Los ídolos nada son! Son falsificaciones. Y un día el \nd Señor\nd* vendrá, observará y los destruirá todos. \v 19 ¡Pero el Dios de Israel no es un ídolo! Él hizo todo lo que existe, e Israel es la nación suya; su nombre es: \nd Señor\nd* de los ejércitos. \p \v 20 El rey Ciro es el hacha de guerra y la espada de Dios. Tú serás mi instrumento, dice el \nd Señor\nd*, para despedazar a las naciones y destruir muchos reinos. \v 21 Valiéndome de ti aplastaré ejércitos; acabaré con el caballo y su jinete, con el carro de guerra y quien lo conduce. \v 22 Sí, también destruiré al resto del pueblo: hombres y mujeres, viejos y jóvenes, muchachos y muchachas, \v 23 pastores y ganados, labradores y bueyes, gobernantes y jueces. \v 24 Delante de sus ojos voy a darle a Babilonia y a los caldeos su merecido por todo el mal que le han hecho a mi pueblo, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 25 ¡Porque yo estoy contra ti, monte poderoso, Babilonia, destructora del mundo! ¡Contra ti dirigiré mi poder, te derribaré de tus alturas y te convertiré en monte consumido por el fuego! ¡Desde tus alturas te haré caer! \v 26 Para siempre quedarás desolada; ni siquiera tus piedras se volverán a usar como material de construcción. Serás borrada del mapa. \p \v 27 ¡Den la señal a muchas naciones para que se movilicen contra Babilonia! ¡Toquen alarma! ¡Que salgan los ejércitos de Ararat, Mini y Asquenaz! ¡Nombren un general, traigan multitud de caballos! \v 28 ¡Lancen contra ella los ejércitos de los reyes medos y sus generales, y los ejércitos de todos los países que ellos gobiernan! ¡Movilicen a toda la gente en contra de Babilonia! \p \v 29 Babilonia tiembla y se retuerce de dolor, porque todo lo que el \nd Señor\nd* ha planeado contra ella se mantiene firme. Babilonia quedará desierta, sin persona viva. \v 30 Ya no luchan sus más fuertes guerreros, permanecen en sus cuarteles. Perdieron su valentía, parecen mujeres. Los invasores han incendiado las casas y han derribado las puertas de la ciudad. \v 31 De todos los rumbos acuden los mensajeros a decirle al rey que todo está perdido, que la ciudad ha sido completamente tomada por los enemigos. \v 32 Todos los caminos de retirada están copados, las fortalezas están en llamas y el ejército es presa de pánico. \p \v 33 Porque el \nd Señor\nd* de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Babilonia es como trigo al que le van a quitar la paja; dentro de poco comenzarán a darle una paliza. \p \v 34-35 Los judíos de Babilonia dicen: «Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos ha explotado exprimiendo y devorando nuestra fuerza, nos ha absorbido como si fuera un enorme monstruo, se ha llenado el estómago con nuestras riquezas y nos ha echado de nuestra patria. ¡Que Babilonia reciba su merecido por todo lo que nos hizo! ¡Que reciba la justa paga por toda nuestra sangre que derramó!». \p \v 36 Y el \nd Señor\nd* responde: ¡Yo seré el abogado de ustedes, yo defenderé su causa, yo los vengaré! Les voy a secar su río, sus fuentes de agua, \v 37 y Babilonia se convertirá en un montón de ruinas, refugio de chacales, espantoso e increíble espectáculo, motivo de burla y vergüenza, sin persona viva. \p \v 38 Ebrios en sus festines, los babilonios rugen como leones. \v 39 Y mientras yacen embriagados de vino, yo les prepararé otra fiesta, y haré que beban hasta que caigan en tierra sin sentido, a dormir para siempre, para no despertar jamás, dice el \nd Señor\nd*. \v 40 Los llevaré al matadero como si fueran ovejas, carneros y cabras. \p \v 41 ¡Qué caída la de Babilonia, la gran Babilonia, la que todo el mundo admiraba! ¡El mundo casi no puede creer lo que ve, la poderosa Babilonia caída! \v 42 El mar se ha levantado contra Babilonia; está cubierta por las olas. \v 43 Sus ciudades están en ruinas; es tierra desierta donde nadie habita, por donde ni siquiera pasan los viajeros. \p \v 44 Yo castigaré a Bel, el dios de Babilonia, y le sacaré de la boca lo que ha devorado. Ya las naciones no acudirán a rendirle homenaje; ha caído la muralla que protegía a Babilonia. \p \v 45 ¡Pueblo mío, huye de Babilonia, sálvate de la tremenda cólera del \nd Señor\nd*! \v 46 Pero no se llenen de pánico ante las primeras noticias de que el enemigo se acerca, porque año tras año habrá olas de rumores. Luego habrá guerra civil entre los gobernadores del reino de Babilonia. \v 47 Porque se acerca sin pausa el día en que castigaré a esta gran ciudad y a todos sus ídolos. Sus muertos yacerán en las calles. \v 48 El cielo y la tierra se alegrarán cuando del norte vengan ejércitos destructores contra Babilonia, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 49 Tal como Babilonia mató al pueblo de Israel, así tiene que ser muerta ella. \v 50 ¡Adelante, los que escaparon a las heridas de las espadas! ¡No se queden para mirar; huyan mientras sea tiempo! ¡Acuérdense del \nd Señor\nd* y vuelvan a la lejana Jerusalén! \v 51 «Estamos llenos de vergüenza porque el templo del \nd Señor\nd* ha sido profanado por extranjeros de Babilonia». \p \v 52 Sí, dice el \nd Señor\nd*, pero ya les llegó la hora a los ídolos de Babilonia. Por todo el país se oirá gemir a los heridos. \v 53 Aunque Babilonia fuera tan poderosa como el cielo, aunque aumentara su fortaleza sin medida, morirá, destruida por los ejércitos enemigos que le enviaré, dice el \nd Señor\nd*. \p \v 54 ¡Atención! ¡Oigan el clamor de gran destrucción que se oye desde Babilonia, la tierra que gobiernan los caldeos! \v 55 Porque el \nd Señor\nd* está destruyendo a Babilonia; ya no se escucha la fuerte voz de ella, y ahora las olas rugientes la ahogan. \v 56 Los ejércitos destructores enemigos llegan y matan a sus valientes; todas sus armas se les rompen a los babilonios en las manos, porque el \nd Señor\nd* es buen pagador y le da a Babilonia su merecido. \p \v 57 Yo embriagaré a sus príncipes, sabios, gobernantes, capitanes y guerreros. ¡Caerán dormidos para no despertar más!, dice el Rey, cuyo nombre es el \nd Señor\nd* de los ejércitos. \p \v 58 Porque las gruesas murallas que protegen Babilonia serán arrasadas, e incendiadas las altas puertas de su ciudad. En vano trabajaron constructores de muchos países: ¡su obra será consumida por las llamas! \p \v 59 En el cuarto año del reinado de Sedequías le fue dado a Jeremías este mensaje para Seraías, hijo de Nerías, nieto de Maseías, referente a la captura de Seraías y a su destierro junto con Sedequías, rey de Judá. (Seraías era intendente del ejército de Sedequías). \v 60 Jeremías escribió en un rollo todos los espantosos males que Dios tenía planeados contra Babilonia —los cuales han sido consignados más arriba— \v 61-62 y entregó el rollo a Seraías, diciéndole: \p ―Cuando llegues a Babilonia, lee lo que tengo escrito, y di: “\nd Señor\nd*, tú has dicho que destruirás a Babilonia hasta no dejar en ella ser viviente, y que será abandonada para siempre”. \v 63 Luego, acabada tu lectura del rollo, átale una piedra y arrójalo en el río Éufrates, \v 64 diciendo: “Así se hundirá Babilonia para no surgir más, por la destrucción que yo traigo sobre ella, de la cual nunca podrá recuperarse”. \p (Aquí terminan los mensajes de Jeremías). \p (Acontecimientos que se mencionan en el capítulo 39). \c 52 \s1 La caída de Jerusalén \p \v 1 Tenía Sedequías veintiún años de edad cuando se convirtió en rey, y reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jamutal y era hija de Jeremías de Libná. \v 2 Pero Sedequías fue un rey malvado, como lo había sido Joacim. \v 3 A tal punto llegaron las cosas, que el \nd Señor\nd*, airado, hizo que Sedequías se rebelara contra el rey de Babilonia, a consecuencia de lo cual fue echado de la presencia del \nd Señor\nd* en Jerusalén y Judá, junto con el pueblo de Israel, y llevado cautivo a Babilonia. \p \v 4 El noveno año del reinado de Sedequías, el día diez del décimo mes, Nabucodonosor; rey de Babilonia, marchó con todo su ejército contra Jerusalén, construyó fuertes en torno \v 5 y la tuvo sitiada dos años. \v 6 Finalmente, el día nueve del cuarto mes, agravada el hambre en la ciudad, pues habían consumido hasta el último bocado, \v 7 los de la ciudad abrieron un boquete en el muro y por la noche huyeron todos los soldados pasando junto a la puerta que hay entre los dos muros cerca de los jardines del rey (pues la ciudad estaba sitiada por los caldeos), y veloces se escurrieron por los campos hacia el Arabá. \p \v 8 Pero los soldados caldeos los descubrieron y persiguieron, capturando al rey Sedequías en unos campos cerca de Jericó, pues todo su ejército se había desbandado. \v 9 Se lo llevaron a Nabucodonosor, rey de Babilonia, que entonces se hallaba en la ciudad de Riblá, en el reino de Jamat, y allí lo juzgaron. \v 10 Nabucodonosor obligó a Sedequías a presenciar la muerte de sus hijos y de todos los príncipes de Judá; \v 11 luego le sacó los ojos y, encadenado, lo llevaron a Babilonia, en donde pasó encarcelado el resto de sus días. \p \v 12 El día diez del quinto mes, en el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nabuzaradán, capitán de la guardia, llegó a Jerusalén, \v 13 incendió el templo, el palacio y las grandes mansiones, \v 14 y puso al ejército caldeo a demoler las murallas de la ciudad. \v 15 Luego se llevó prisioneros a Babilonia algunos de los más pobres de entre el pueblo junto con los sobrevivientes del asedio y la destrucción y a los desertores que se habían pasado al ejército babilónico y a los artesanos que habían quedado. \v 16 Pero dejó algunos de los más pobres para que atendieran los cultivos como viñadores y labriegos. \p \v 17 Los babilonios desmontaron las dos grandes columnas que estaban a la entrada del templo y la fuente de bronce junto con los bueyes de bronce que le servían de soporte y se los llevaron a Babilonia. \v 18 Y se llevaron todas las vasijas y ollas de bronce, las palas para ceniza que se empleaban en el altar, las despabiladeras, cucharas, tazones y demás objetos que se usaban en el templo. \v 19 Se llevaron también los braseros, candelabros, tazas y escudillas de oro puro y las de plata. \p \v 20 Las dos enormes columnas, la fuente y bueyes de bronce eran pesadísimos. Imposible era calcular su peso. (Habían sido hechos en tiempos del rey Salomón). \v 21 Cada columna medía nueve metros con cuarenta y cinco centímetros de alto, y seis metros y treinta centímetros de circunferencia; eran huecas, y sus paredes tenían setenta y cinco milímetros de grueso. \v 22 En la parte superior, en una franja de dos metros y sesenta y dos centímetros había, en bajorrelieve, granadas de bronce. \v 23 Había noventa y seis granadas en los costados y cien granadas más formando una red en torno. \p \v 24-25 El capitán de la guardia se llevó a Seraías, el sacerdote principal, a Sofonías su ayudante, a los tres principales guardas del templo, a uno de los más altos oficiales del ejército, a siete de los principales consejeros del rey que halló ocultos en la ciudad, al secretario del general del ejército israelita a cuyo cargo estaba el reclutamiento, y a otros sesenta personajes importantes que estaban escondidos. \v 26 Se los llevó al rey de Babilonia que estaba en Riblá, \v 27 en donde el rey los mandó matar. \p Así se realizó el exilio de Judá. \v 28 El número de cautivos llevados a Babilonia el séptimo año del reinado de Nabucodonosor fue de tres mil veintitrés. \v 29 Luego, once años después, se llevó otros ochocientos treinta y dos; \v 30 cinco años después envió a Nabuzaradán, el capitán de su guardia, y se llevó setecientos cuarenta y cinco, haciendo un total de cuatro mil seiscientos cautivos. \s1 Liberación del rey Joaquín \p \v 31 El veinticinco de febrero, el año treinta y siete del cautiverio de Joaquín, rey de Judá, en Babilonia, Evil Merodac, que ese año comenzó a reinar en Babilonia, bondadosamente sacó de la cárcel al rey Joaquín. \v 32 Lo trató amablemente, le dio preferencia sobre los demás reyes que estaban cautivos en Babilonia y \v 33 le dio ropa nueva y alimentación de la cocina real mientras vivió. \v 34 Se le otorgó además una asignación para sus necesidades diarias, hasta el día de su muerte.