\id GEN - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 \ide UTF-8 \h Génesis \toc1 Génesis \toc2 Génesis \toc3 Gn \mt1 Génesis \c 1 \s1 La creación \p \v 1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. \v 2 La tierra estaba desordenada y no tenía forma. La oscuridad cubría el profundo abismo, mientras que el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. \p \v 3 Entonces Dios dijo: «¡Que aparezca la luz!». Y apareció la luz. \v 4 Dios vio que la luz era hermosa, y la separó de la oscuridad. \v 5 A la luz Dios la llamó «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Pasó la tarde y pasó la mañana, y se completó, así, el primer día. \p \v 6 Después Dios dijo: «Que aparezca el firmamento en medio de las aguas, para que las separe». \p \v 7 Así que Dios hizo el firmamento, para separar las aguas. De modo que una parte de las aguas quedó arriba del firmamento y otra, debajo de él. \v 8 Al firmamento Dios lo llamó «cielo». Pasó la tarde y pasó la mañana, y se completó, así, el segundo día. \p \v 9 Después Dios dijo: «Que las aguas que están debajo del cielo se junten en un solo lugar, de modo que la otra parte quede seca». Y así ocurrió. \v 10 A la parte seca Dios le dio el nombre de «tierra», y a las aguas las llamó «mares». Dios vio que todo esto era hermoso. \v 11-12 Así que dijo: «Que de la tierra brote toda clase de vegetación, es decir, plantas que se reproduzcan por medio de semillas, y árboles frutales en cuyos frutos estén sus semillas». Y, tal como Dios lo dijo, de la tierra brotaron las plantas y árboles frutales con sus respectivas semillas para su reproducción. Y Dios vio que todo esto era hermoso. \v 13 Pasó la tarde y pasó la mañana, y se completó, así, el tercer día. \p \v 14-15 Después Dios dijo: «Que haya luces en el cielo, para que alumbren la tierra y separen el día de la noche, y para que marquen también las estaciones, los días y los años». Y así ocurrió. \v 16 Entonces Dios hizo dos grandes luces: la más grande para que alumbre durante el día, y la más pequeña, para que brille en la noche. También Dios hizo las estrellas. \v 17-18 Dios puso estas luces en el cielo para que alumbraran la tierra de día y de noche, y para que separaran la luz de la oscuridad. Y Dios vio que esto era hermoso. \v 19 Pasó la tarde y pasó la mañana, y se completó, así, el cuarto día. \p \v 20 Después Dios dijo: «Que las aguas se llenen de peces y de otros animales acuáticos, y que también haya aves que vuelen sobre la tierra, en el inmenso firmamento». \p \v 21 Fue así como Dios creó los grandes animales que hay en el mar, y todos los demás seres vivos que hay en el agua. También Dios creó todas las clases de aves que existen. Y Dios vio que todo esto era hermoso. \v 22 Luego Dios los bendijo y les dijo: «Tengan muchas, pero muchas crías, para que llenen los mares». Además, dijo: «¡Que las aves se reproduzcan en grandes cantidades!». \v 23 Pasó la tarde y pasó la mañana, y se completó, así, el quinto día. \p \v 24 Después Dios dijo: «Que en la tierra haya toda especie de animales: domésticos, salvajes y reptiles». \p Y así ocurrió. \v 25 Así que Dios hizo todos los animales domésticos, los salvajes y los reptiles, todos según su propia especie. Y vio Dios que todo esto era hermoso. \p \v 26 Entonces Dios dijo: «Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, a nuestra semejanza, para que ejerzan poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y salvajes, y sobre los reptiles». \p \v 27 De modo que Dios creó a los seres humanos a su imagen. Sí, a su imagen Dios los creó. Y Dios los creó hombre y mujer. \p \v 28 Luego Dios los bendijo y les dijo: «Tengan muchos hijos, para que llenen toda la tierra, y la administren. Ustedes dominarán a los peces del mar, a las aves del cielo, y a todos los animales que hay en la tierra». \v 29 También les dijo: «Ustedes se alimentarán de toda planta que se reproduzca por medio de semillas, y de todos los árboles frutales. \v 30 Las bestias del campo, las aves del cielo, y todos los seres vivos que se arrastran sobre la tierra se alimentarán de vegetales». \p \v 31 Entonces Dios contempló todo lo que había hecho, y vio que era muy, pero muy hermoso. Pasó la tarde y pasó la mañana, y se completó, así, el sexto día. \c 2 \p \v 1 De este modo fueron creados los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos. \p \v 2 Después de haber terminado todo lo que se había propuesto hacer, Dios descansó el séptimo día. \v 3 Y bendijo el séptimo día y lo instituyó como día santo, porque en ese día descansó después de haber creado todo. \p \v 4 Aquí termina la historia de la creación del cielo y de la tierra. \s1 Adán y Eva \p Cuando Dios el \nd Señor\nd* hizo la tierra y el cielo, \v 5 todavía no había ninguna clase de vegetación en la tierra, porque Dios el \nd Señor\nd* aún no había hecho llover. Además, no había quien trabajara la tierra, porque todavía Dios no había hecho al hombre. \v 6 Sin embargo, de la tierra brotaba agua que regaba el suelo. \p \v 7 Entonces Dios el \nd Señor\nd* formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz el aliento de vida. Fue así como el hombre se convirtió en un ser vivo. \p \v 8 Luego Dios el \nd Señor\nd* plantó un jardín en Edén, hacia el oriente, y puso en él al hombre que había creado. \v 9 Dios el \nd Señor\nd* hizo que en el jardín se diera toda clase de árboles hermosos y de frutos deliciosos. En el centro del jardín plantó el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal. \v 10 De la tierra de Edén salía un río que corría a través del huerto para regarlo. Después el río se dividía en cuatro brazos. \v 11-12 El primero se llamaba Pisón, el cual recorría toda la región de Javilá, donde había oro de muy buena calidad. También allí había plantas con las que se hacen perfumes muy finos, y piedras de ónice. \v 13 El segundo se llamaba Guijón, y atravesaba toda la región de Cus. \v 14 El tercero era el río Tigris, que es el que pasa al oriente de Asiria. Y el cuarto era el río Éufrates. \p \v 15 Dios el \nd Señor\nd* puso al hombre en el jardín de Edén para que lo labrara y lo cuidara, \v 16 y a la vez le dio esta orden: «Puedes comer del fruto de todos los árboles que hay en el jardín, \v 17 pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no podrás comer, porque el día que comas del fruto de ese árbol, morirás». \p \v 18 Dios el \nd Señor\nd* dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Le voy a hacer una compañera que sea de ayuda para él en todas sus necesidades». \v 19-20 Dios el \nd Señor\nd* formó, del polvo de la tierra, todos los animales del campo y todas las aves del cielo. Luego se los llevó al hombre para que este les pusiera nombre. Así que el hombre les puso a todos los animales el nombre con que se conocen en la actualidad. Pero entre todos esos animales no se encontró ninguno que le sirviera al hombre de pareja adecuada. \p \v 21 Entonces Dios el \nd Señor\nd* hizo que cayera sobre el hombre un sueño profundo, le sacó una costilla y cerró la carne en el lugar de donde la había sacado. \v 22 Con la costilla hizo a la mujer y se la llevó al hombre. \v 23 Al verla, el hombre exclamó: «¡Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará “mujer”\f + \fr 2.23 \fr*\ft En el original la palabra «mujer» y «hombre» vienen de la misma raíz. \ft*\f* porque fue sacada del hombre». \p \v 24 Es por eso que el hombre deja a su padre y a su madre y se casa con su mujer, y los dos llegan a ser como una sola persona. \p \v 25 Aunque en ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, no se sentían avergonzados. \c 3 \s1 La caída del ser humano \p \v 1 La serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo creados por Dios el \nd Señor\nd*, se le acercó a la mujer y le preguntó: \p ―¿Es verdad que Dios no les permite comer de ningún árbol que hay en el jardín? \p \v 2 La mujer le contestó: \p ―Sí podemos comer los frutos de cualquier árbol, \v 3 menos del que está en el centro del jardín. Dios nos dijo que si comemos o tocamos el fruto de ese árbol, moriremos. \p \v 4 ―¡Mentira! —silbó la serpiente—. ¡No morirán! \v 5 Lo que pasa es que Dios sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, obtendrán todo el conocimiento, pues podrán conocer el bien y el mal. ¡Ese día ustedes serán como Dios! \p \v 6 La mujer contempló el árbol y se convenció de que su fruto era bueno para comer. Además, lo vio muy hermoso, y pensó que era su oportunidad para conseguir la sabiduría. Así que agarró el fruto y comió. Luego le dio de comer a su marido, el cual estaba con ella. \v 7 Tan pronto lo comieron, se dieron cuenta de que estaban desnudos y sintieron vergüenza. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrir su desnudez. \p \v 8 Aquella tarde, a la hora en que sopla la brisa, el hombre y la mujer oyeron que Dios andaba por el jardín. Entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios el \nd Señor\nd* no los viera. \v 9 Pero Dios el \nd Señor\nd* llamó al hombre y le preguntó: \p ―¿Dónde estás? \p \v 10 El hombre le contestó: \p ―Oí que andabas por el jardín y me dio miedo, pues estoy desnudo. Así que me escondí. \p \v 11 ―¿Quién te dijo que estás desnudo? —le preguntó Dios el \nd Señor\nd*—. ¿Acaso comiste del fruto del árbol que te ordené que no comieras? \p \v 12 El hombre contestó: \p ―La mujer que me diste para que me acompañara me dio del fruto de ese árbol, y yo lo comí. \p \v 13 Entonces Dios el \nd Señor\nd* le preguntó a la mujer: \p ―¿Qué es lo que has hecho? \p Ella respondió: \p ―La serpiente me engañó, y por eso comí de ese fruto. \p \v 14 Entonces Dios el \nd Señor\nd* le dijo a la serpiente: \p ―Por haber hecho esto, te maldeciré. Serás la más desdichada de todos los animales, incluyendo los domésticos y los salvajes. A partir de este momento andarás arrastrándote sobre tu vientre y comerás polvo durante toda tu vida. \v 15 Habrá siempre enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la de ella. El descendiente de la mujer te aplastará la cabeza, mientras tú solamente le morderás el talón. \p \v 16 Luego Dios le dijo a la mujer: \p ―Haré que sufras bastante durante tus embarazos y que al tener tus hijos sientas mucho dolor. Y a pesar de eso, seguirás deseando a tu marido, y él tendrá dominio sobre ti. \p \v 17 Después Dios le dijo al hombre: \p ―La tierra estará bajo maldición por tu culpa, pues le hiciste caso a tu mujer y comiste del fruto que te prohibí. Por eso, de aquí en adelante tendrás que trabajar muy duro para conseguir tu alimento. \v 18 La tierra te producirá espinas y cardos, y tendrás que comer plantas silvestres. \v 19 Para obtener tu alimento tendrás que trabajar mucho, hasta el día de tu muerte; ese día volverás a la tierra de la cual fuiste hecho, pues eres polvo y al polvo tendrás que volver. \p \v 20 Luego el hombre le puso a su mujer el nombre de Eva, pues ella sería la madre de todos los seres humanos. \p \v 21 Dios el \nd Señor\nd* hizo túnicas de pieles de animales, y con ellas vistió al hombre y a su mujer. \v 22 Y dijo: «Ahora el ser humano es como uno de nosotros, pues sabe lo que es bueno y lo que es malo, no conviene que tome del fruto del árbol de la vida y viva para siempre». \v 23 Entonces Dios el \nd Señor\nd* expulsó al hombre y a la mujer del jardín de Edén, y puso al hombre a que trabajara la tierra de la cual fue hecho. \v 24 Después de haber expulsado al hombre y a la mujer, Dios puso al oriente del jardín de Edén a los querubines, y una espada encendida que giraba en todas las direcciones, para evitar que nadie pudiera llegar hasta el árbol de la vida. \c 4 \s1 Caín y Abel \p \v 1 Adán tuvo relaciones con su esposa Eva, y ella quedó embarazada, y dio a luz a su hijo Caín, y dijo: «Gracias al \nd Señor\nd*, he tenido un hijo varón». \v 2 Después volvió a tener otro hijo al cual le puso por nombre Abel. Abel fue pastor de ovejas, en cambio Caín fue un agricultor. \p \v 3 Después de algún tiempo, Caín le dio al \nd Señor\nd* una ofrenda de lo que había cosechado. \v 4 También Abel le dio una ofrenda al \nd Señor\nd*. Le ofreció las primeras y mejores crías de sus ovejas. Al \nd Señor\nd* le agradó Abel y su ofrenda, \v 5 pero no se agradó de Caín ni de su ofrenda. Por eso Caín se enojó muchísimo y andaba amargado. \p \v 6 Entonces el \nd Señor\nd* le preguntó: «¿Por qué estás tan enojado y andas amargado? \v 7 Si hicieras lo correcto podrías andar con tu frente en alto. Pero si actúas mal, el pecado, como una fiera, está listo a lanzarse sobre ti y destruirte. Sin embargo, tú puedes dominarlo». \p \v 8 Un día Caín invitó a su hermano a dar un paseo. Cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató. \p \v 9 Poco tiempo después el \nd Señor\nd* le preguntó a Caín: \p ―¿Dónde está Abel, tu hermano? \p Caín le contestó: \p ―No lo sé. ¿Acaso tengo la obligación de cuidar a mi hermano? \p \v 10 Pero el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―¿Qué hiciste? Desde la tierra, la sangre de tu hermano me pide justicia. \v 11 Por eso, quedarás bajo la maldición de la tierra, la cual se ha tragado la sangre de tu hermano, al que tú mataste. \v 12 Cuando trabajes la tierra, no te dará cosechas. Vivirás en el mundo como un fugitivo, sin poder encontrar descanso. \p \v 13 Caín le dijo al \nd Señor\nd*: \p ―Ese castigo es más de lo que puedo soportar. \v 14 Hoy me echas de esta tierra, y tendré que vivir lejos de tu presencia. Tendré que vivir huyendo como un fugitivo, expuesto a que cualquiera que me encuentre me mate. \p \v 15 El \nd Señor\nd* le contestó: \p ―Eso no sucederá. Si alguien te mata, será castigado siete veces. \p Luego el \nd Señor\nd* le puso una marca a Caín, para que nadie lo matara. \v 16 Entonces Caín se alejó de la presencia del \nd Señor\nd* y fue a vivir en la región de Nod —tierra de los errantes—, al oriente del Edén. \p \v 17 Caín tuvo relaciones con su esposa, la cual quedó embarazada y dio a luz a Enoc. Caín fundó una ciudad y le puso el nombre de Enoc, en honor a su hijo. \p \v 18 Enoc fue el padre de Irad, \p Irad fue padre de Mejuyael, \p Mejuyael fue padre de Metusael, \p y este fue el padre de Lamec. \p \v 19 Lamec tuvo dos esposas: Ada y Zila. \v 20 Ada dio a luz a Jabal, que es el antepasado de los que viven en carpas y se dedican a la cría de ganado. \v 21 Jabal tuvo un hermano llamado Jubal, que es el antepasado de los que tocan el arpa y la flauta. \v 22 También Zila, la otra esposa de Lamec, dio a luz a Tubal Caín, que hacía toda clase de objetos de bronce y de hierro. Tubal Caín tuvo una hermana que se llamaba Noama. \p \v 23 Un día, Lamec les dijo a sus esposas: \b \p «¡Escúchenme, mujeres de Lamec! \p ¡Oigan bien lo que les digo! \p A un hombre que me hirió, lo maté, \p y lo mismo hice con un muchacho que me golpeó. \p \v 24 Si el que mate a Caín \p será vengado siete veces, \p entonces, el que mate a Lamec \p será vengado setenta y siete veces». \b \p \v 25 Adán volvió a tener relaciones con su esposa, la cual dio a luz un hijo al que le puso por nombre Set, pues dijo: «Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, al que Caín mató». \v 26 También Set tuvo un hijo, al que llamó Enós. Desde ese tiempo la gente comenzó a invocar el nombre del \nd Señor\nd*. \c 5 \s1 Descendientes de Adán \p \v 1 Esta es la lista de los descendientes de Adán. \p El día en que los seres humanos fueron creados, Dios los creó a su propia imagen. \v 2 Los creó hombre y mujer, y los bendijo. Ese mismo día los llamó «seres humanos». \p \v 3-5 Adán tenía ciento treinta años cuando le nació un hijo, a su imagen y semejanza, y le puso el nombre de Set. Adán vivió ochocientos años más, tuvo hijos e hijas, y murió a los novecientos treinta años de edad. \p \v 6-8 Set tenía ciento cinco años cuando nació Enós. Después de esto, vivió otros ochocientos siete años, tuvo hijos e hijas, y murió a la edad de novecientos doce años. \p \v 9-11 Enós tenía noventa años cuando nació su hijo Cainán. Después de esto, vivió ochocientos quince años, tuvo hijos e hijas, y murió a la edad de novecientos cinco años. \p \v 12-14 Cainán tenía setenta años cuando nació su hijo Malalel. Después de esto, vivió ochocientos cuarenta años, tuvo hijos e hijas, y murió a la edad de novecientos diez años. \p \v 15-17 Malalel tenía sesenta y cinco años cuando nació su hijo Jared. Después de esto, vivió ochocientos treinta años, tuvo hijos e hijas, y murió a la edad de ochocientos noventa y cinco años. \p \v 18-20 Jared tenía ciento sesenta y dos años cuando nació su hijo Enoc. Después de esto, vivió ochocientos años, tuvo hijos e hijas, y murió a la edad de novecientos sesenta y dos años. \p \v 21-24 Enoc tenía sesenta y cinco años cuando nació su hijo Matusalén. Después de Matusalén, tuvo otros hijos e hijas, y vivió trescientos años más. Durante toda su vida, Enoc vivió de acuerdo con la voluntad de Dios, y cuando tenía trescientos sesenta y cinco años desapareció, porque Dios se lo llevó sin que muriera. \p \v 25-27 Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando nació su hijo Lamec. Después de esto, vivió setecientos ochenta y dos años, tuvo hijos e hijas, y murió a los novecientos sesenta y nueve años de edad. \p \v 28-31 Lamec tenía ciento ochenta y dos años cuando nació su hijo Noé. Lamec lo llamó Noé, porque dijo: «Él nos aliviará del duro trabajo que significa labrar la tierra que Dios maldijo». Después de esto, Lamec vivió quinientos noventa y cinco años, tuvo hijos e hijas, y murió a la edad de setecientos setenta y siete años. \p \v 32 Noé tenía quinientos años cuando tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. \c 6 \s1 La maldad humana \p \v 1 La población comenzó a multiplicarse sobre la tierra. \v 2 Entonces los hijos de Dios\f + \fr 6.2 \fr*\ft Algunos comentaristas creen que la expresión «hijos de Dios» se refiere a seres del mundo espiritual; y otros, al «linaje piadoso de Set».\ft*\f* se fijaron en la belleza de las mujeres y tomaron como mujeres a todas las que quisieron. \v 3 Por eso el \nd Señor\nd* dijo: «No dejaré que el ser humano viva muchísimos años, porque su maldad ha aumentado. De modo que sólo lo dejaré vivir ciento veinte años». \p \v 4 En aquellos días y aun después, cuando los hijos de Dios tuvieron relaciones con mujeres, nacieron gigantes que fueron famosos por su valentía. \v 5-6 Cuando el \nd Señor\nd* Dios vio el alcance de la maldad humana, y que la gente sólo pensaba en hacer lo malo, le dolió haberla creado y se llenó de mucho pesar. \p \v 7 Entonces Dios dijo: «Voy a borrar de la tierra todo lo que he creado, hombres, animales, reptiles y aves. ¡Lamento haberlos creado!». \p \v 8 Pero Noé contaba con la aprobación del \nd Señor\nd*. \s1 El diluvio \p \v 9 Esta es la historia de Noé y de sus descendientes. \p Noé era un hombre justo y bueno, y todo el tiempo vivía conforme a la voluntad de Dios. \v 10 Noé tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. \p \v 11-13 Dios vio que la humanidad se había degenerado, y practicaba la violencia. La depravación llegó a tal extremo que un día Dios le dijo a Noé: «He decidido destruir a la humanidad, porque por su culpa hay mucha violencia y corrupción en la tierra. Sí, voy a destruir a toda la gente junto con lo que hay en el mundo. \v 14 Hazte un barco de madera de pino, cubre todas sus hendijas con alquitrán, y hazle cubiertas y camarotes a todo lo largo. \v 15 Hazlo de ciento treinta y cinco metros de largo, veintidós metros y medio de ancho y trece metros y medio de alto. \v 16 Permite que entre el techo y la pared alrededor de todo el barco haya un espacio libre de unos cuarenta y cinco centímetros para que tanto la luz como el aire puedan circular. Hazle tres cubiertas: una cubierta inferior, una intermedia y una superior, y hazle una puerta al costado. \v 17 Porque voy a inundar la tierra con un diluvio para destruir a todos los seres vivos. Todos morirán. \v 18 Pero contigo haré un pacto, de modo que entrarás en el barco junto con tus hijos, tu esposa, y tus nueras, para que no mueran. \p \v 19-20 »De cada animal trae un macho y una hembra, y hazlos entrar en el barco contigo, para que sobrevivan al diluvio. Haz entrar una pareja de cada especie de animal, ave y reptil. \v 21 También guarda en el barco todo el alimento que tú y ellos necesitarán». \p \v 22 Y Noé hizo todo lo que Dios le mandó. \c 7 \s1 Noé entra en el barco \p \v 1 Después el \nd Señor\nd* le dijo a Noé: «Entra en el barco con toda tu familia, porque tú eres el único hombre bueno que vive en este tiempo. \v 2 Mete en el barco siete machos y siete hembras de todos los animales que se consideran puros; pero de los que se consideran impuros sólo lleva un macho y una hembra. \v 3 Lleva también siete machos y siete hembras de todas las aves que existen, para conservar su especie en la tierra. \v 4 Porque dentro de siete días haré que comience una lluvia que durará cuarenta días con sus noches, y todo lo que vive en la tierra morirá». \p \v 5 Y Noé hizo todo lo que Dios le mandó. \p \v 6-7 Cuando comenzó el diluvio, Noé tenía seiscientos años de edad. Entonces entró en el barco con sus hijos, su esposa, y sus nueras, para librarse del diluvio. \v 8-9 También entraron con Noé los animales puros e impuros, las aves y los reptiles, macho y hembra, tal como Dios se lo había ordenado. \p \v 10 Luego de siete días, las aguas del diluvio comenzaron a inundar la tierra. \v 11 Eso ocurrió el día diecisiete del mes segundo, es decir, cuando Noé cumplió sus seiscientos años de vida. Ese día se reventaron todas las fuentes del mar que está debajo de la tierra, y se abrieron las compuertas del cielo dejando caer una lluvia torrencial. \v 12 Llovió, sin parar, durante cuarenta días y cuarenta noches. \v 13 Fue en aquel día que Noé entró en el barco con su esposa, sus hijos Sem, Cam y Jafet, y sus nueras. \v 14-15 Con ellos había en el barco parejas de toda clase de animales, domésticos y silvestres, reptiles y aves. \v 16 Habían entrado de dos en dos, macho y hembra, tal como Dios lo había ordenado. Después el \nd Señor\nd* cerró la puerta del barco. \p \v 17 Estuvo lloviendo sobre la tierra durante cuarenta días. Como el nivel de las aguas subió, el barco comenzó a flotar sobre las aguas. \v 18 A medida que el agua subía, el barco flotaba sin peligro sobre ellas. \v 19 Las aguas subieron tanto, que cubrieron hasta las montañas más altas de la tierra. \v 20 Las aguas subieron unos siete metros por encima de las montañas. \v 21-22 Por eso, murieron todos los seres vivos que había en la tierra: las aves, los animales salvajes y los domésticos, todos los reptiles, y todos los seres humanos. \v 23 Tan sólo Noé y los que estaban con él en el barco quedaron vivos. Todos los demás seres humanos murieron, junto con los animales domésticos, las aves y los reptiles. \v 24 Las aguas inundaron la tierra durante unos ciento cincuenta días. \c 8 \s1 Dios se acuerda de Noé \p \v 1 Entonces Dios se acordó de Noé y de todos los animales que estaban con él en el barco. Dios hizo soplar un fuerte viento sobre la tierra, de modo que las aguas comenzaron a bajar. \v 2 Se cerraron tanto las fuentes del mar profundo como las compuertas de los cielos, y dejó de llover. \v 3 Las aguas fueron bajando poco a poco. Después de ciento cincuenta días las aguas habían bajado bastante. \v 4 Fue por eso que el día diecisiete del mes séptimo el barco se posó sobre las montañas de Ararat. \v 5 El agua siguió bajando, de modo que el día primero del mes décimo pudieron verse las partes más altas de las montañas. \p \v 6 Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana que le había hecho al barco \v 7 y soltó un cuervo, el cual estuvo volando de un lado a otro esperando que la tierra se secara, pero no regresó. \v 8 Luego Noé soltó una paloma, para ver si ya la tierra estaba seca. \v 9 Pero la paloma regresó al barco, porque no encontró un lugar seco en el cual pudiera posarse. Entonces Noé extendió su mano, agarró a la paloma y la metió al barco. \v 10 Esperó otros siete días más y volvió a soltar la paloma. \v 11 Ya estaba oscureciendo cuando la paloma regresó, trayendo en su pico una ramita verde de olivo. Por eso, Noé se dio cuenta de que las aguas habían bajado mucho, de modo que ya se podía ver la tierra seca. \v 12 Siete días después volvió a soltar la paloma, pero esta vez la paloma no regresó. \p \v 13 Cuando Noé tenía seiscientos un años de vida, las aguas desaparecieron. El primer día del mes primero de ese año, Noé retiró el techo del barco y vio que la tierra estaba casi seca. \v 14 El día veintisiete del segundo mes, la tierra ya estaba completamente seca. \v 15 Entonces Dios le dijo a Noé: \v 16-17 «Ya pueden salir todos. Deja salir a todos los animales, aves y reptiles para que se reproduzcan abundantemente y llenen la tierra». \p \v 18 Así que Noé, sus hijos, su esposa y sus nueras salieron del barco. \v 19 También salieron todos los animales, según su propia especie: los animales salvajes y los domésticos, las aves y los reptiles. \p \v 20 Después Noé construyó un altar para adorar al \nd Señor\nd*. En ese altar Noé le ofreció a Dios animales y aves adecuados para el sacrificio, es decir, que eran puros. \v 21 Al \nd Señor\nd* le agradó mucho el olor de los sacrificios, y se dijo a sí mismo: «Nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa de la humanidad, pues todos los seres humanos están inclinados hacia el mal desde que son niños. ¡Jamás volveré a destruir a los seres vivos, como lo hice en esta ocasión! \v 22 Mientras exista la tierra, habrá siembra y cosecha; siempre habrá frío y calor, verano e invierno, los días y las noches». \c 9 \s1 El pacto de Dios con Noé \p \v 1 Dios dio esta bendición a Noé y a sus hijos: «Tengan muchos hijos y vuelvan a llenar la tierra. \v 2 Todos los animales de la tierra temblarán de miedo delante de ustedes. Todas las bestias de la tierra, todas las aves, todos los reptiles y todos los peces se tendrán que someter a ustedes. \v 3 Les doy todos los animales, lo mismo que las plantas y verduras para que los usen para su alimentación. \v 4 Pero no deberán comer animales sin haberles sacado la sangre, porque la vida está en la sangre. \v 5 Si un animal mata a un ser humano, yo lo castigaré. También castigaré a cualquier persona que mate a otro ser humano. Sí, yo pediré cuentas a cualquier animal o persona que mate a un ser humano. \v 6 El que mate a una persona, otra persona lo matará a él; porque los seres humanos fueron creados a la imagen de Dios. \p \v 7 »Ustedes recuerden: “Tengan muchos hijos y vuelvan a poblar la tierra; ¡sí, multiplíquense y llenen la tierra!”». \p \v 8-11 Entonces Dios les dijo a Noé y a sus hijos: «Hoy mismo hago un pacto con ustedes, con todo hombre y mujer que nazca después de ustedes, y con todos los animales que están con ustedes y que salieron del barco, es decir, con los animales domésticos y salvajes, con las aves y con todos los demás animales que hay en la tierra. Por medio de este pacto les prometo que nunca más enviaré otro diluvio para destruir la tierra. ¡Nunca más mataré a ningún ser viviente por medio de un diluvio!». \p \v 12-13 Además, Dios dijo: «El arco iris servirá de señal para recordar este pacto que acabo de hacer con ustedes y con todos los animales. Sí, cada vez que aparezca el arco iris sobre las nubes les recordará la promesa que he hecho a toda la tierra. \v 14-16 Cuando yo cubra de nubes la tierra, también haré que aparezca el arco iris. De ese modo me acordaré de la promesa que les he hecho a ustedes y a todos los demás seres vivos de la tierra. Así que nunca más los destruiré por medio de un diluvio. \v 17 No lo olviden: Esta es la señal del pacto que acabo de hacer con ustedes y con todo ser viviente en la tierra». \s1 Los hijos de Noé \p \v 18 Los tres hijos de Noé fueron: Sem, Cam y Jafet. (Cam es el padre de Canaán). \v 19 De estos tres hijos de Noé proceden todas las naciones de la tierra. \p \v 20-21 Noé, que era agricultor, plantó una viña e hizo vino. Un día bebió tanto vino que se emborrachó y se quedó desnudo, tendido en el piso de su carpa. \v 22 En esas, Cam, el padre de Canaán, entró a la carpa y vio a Noé desnudo. Al salir de la carpa le contó a sus hermanos que había visto a su padre desnudo. \v 23 Entonces Sem y Jafet tomaron una túnica, se la echaron sobre los hombros y, para evitar ver la desnudez de su padre, entraron caminando hacia atrás y lo cubrieron. \v 24-25 Cuando Noé despertó de su borrachera y supo lo que le había hecho su hijo menor, dijo: \b \p «¡Maldito sea Canaán y sus descendientes! \p ¡Serán esclavos de los descendientes de Sem y Jafet! \p ¡Serán los esclavos de más bajo rango!». \b \p \v 26 Luego Noé dijo: \b \p «¡Bendito sea el \nd Señor\nd*, Dios de Sem! \p ¡Que Canaán sea esclavo de Sem! \p \v 27 ¡Que Dios prospere mucho a Jafet, \p y que viva en los campamentos de Sem! \p ¡Que Canaán sea esclavo de Jafet!». \b \p \v 28 Noé vivió otros trescientos cincuenta años después del diluvio, \v 29 y tenía novecientos cincuenta años cuando murió. \c 10 \s1 Las naciones de la tierra \p \v 1 Después del diluvio, Sem, Cam y Jafet, los hijos de Noé, tuvieron sus propios hijos. Estos son sus descendientes: \p \v 2 Los hijos de Jafet fueron: \p Gómer, Magog, Maday, Javán, Tubal, Mésec, Tirás. \p \v 3 Los hijos de Gómer fueron: \p Asquenaz, Rifat y Togarma. \p \v 4 Los hijos de Javán fueron: \p Elisá, Tarsis, Quitín y Rodanín. \p \v 5 Estos se fueron a vivir en las islas y costas, y fundaron naciones en diversos lugares, con sus propios idiomas. \p \v 6 Los hijos de Cam fueron: \p Cus, Misrayin, Fut y Canaán. \p \v 7 Los hijos de Cus fueron: \p Seba, Javilá, Sabtá, Ragama y Sabteca. \p Los hijos de Ragama fueron: \p Sabá y Dedán. \p \v 8 Cus fue el padre de Nimrod, que llegó a ser el primer guerrero muy famoso. \v 9 Con la ayuda del \nd Señor\nd* llegó a ser un cazador muy valiente. Por eso, se hizo popular decir: «Tan valiente como Nimrod, quien llegó a ser un excelente cazador porque el \nd Señor\nd* lo ayudó». \v 10 Las ciudades más importantes de su reino fueron Babel, Érec, Acad y Calné. Todas estas ciudades estaban en la región de Sinar. \v 11-12 De allí salió para Asur, donde edificó las ciudades de Nínive, Rejobot Ir, Cala y la importante ciudad de Resén, que estaba situada entre Nínive y Cala. \p \v 13-14 Misrayin fue el antepasado de los ludeos, los anameos, los leabitas, los naftuitas, los patruseos, los caslujitas y los caftoritas, que son los antepasados de los filisteos. \p \v 15 Canaán fue el padre de Sidón, su hijo mayor, y de Het. \p \v 16-18 Además, de Canaán descienden los jebuseos, los amorreos, los gergeseos, los heveos, los araceos, los sineos, los arvadeos, los zemareos y los jamatitas. \p Después de algún tiempo todas estas familias de los cananeos se separaron y se dispersaron por la tierra. \v 19 Su territorio abarcaba desde Sidón hasta Guerar y Gaza, y pasaba por Sodoma, Gomorra, Admá y Zeboyín, y llegaba hasta Lasa. \p \v 20 Estos fueron, pues, los descendientes de Cam. Se hallaban dispersos en muchas tierras y naciones y hablaban muchas lenguas. \p \v 21 Sem, el hermano mayor de Jafet, también tuvo hijos, y fue el antepasado de todos los descendientes de Éber. \v 22 Los hijos de Sem fueron: \p Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. \p \v 23 Los hijos de Aram fueron: \p Uz, Hul, Guéter y Mas. \p \v 24 Arfaxad fue el padre de Selaj, y Selaj fue el padre de Éber. \p \v 25 Éber tuvo dos hijos: \p El primero se llamó Péleg, porque fue durante su vida que la gente del mundo se dividió. \p El otro hijo de Éber fue Joctán. \p \v 26-30 Joctán fue el padre de Almodad, Sélef, Jazar Mávet, Yeraj, Hadorán, Uzal, Diclá, Obal, Abimael, Sabá, Ofir, Javilá y Jobab. \p Todos estos fueron los descendientes de Joctán, quienes ocuparon la región que va desde Mesá hasta Sefar, es decir, la región montañosa que queda al oriente. \p \v 31 Así que estos fueron los descendientes de Sem, según sus familias, sus regiones, sus países y sus idiomas. \p \v 32 En resumen, todos estas son las familias que descienden de Noé, según sus pueblos y naciones. Después del diluvio, todas estas familias se esparcieron por todas partes y formaron las naciones que hay en el mundo. \c 11 \s1 La torre de Babel \p \v 1 En ese tiempo, toda la gente hablaba un mismo idioma. \v 2 Al salir hacia el oriente, encontraron una llanura en la región de Sinar, y se quedaron a vivir allí. \v 3 Un día decidieron hacer ladrillos y cocerlos en el fuego. De ese modo usaron los ladrillos en lugar de piedras. Además, emplearon el alquitrán en lugar de mezcla. \v 4 Después dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre altísima, que toque el cielo. Así nos haremos muy famosos y no tendremos que vivir por siempre errantes». \p \v 5 Entonces el \nd Señor\nd* bajó para ver la ciudad y la torre que estaban edificando, \v 6 y pensó: «Esto lo pueden hacer porque forman un solo pueblo y hablan el mismo idioma. Esa torre es sólo la primera de muchas otras obras que harán. ¡Todo lo que se propongan hacer lo harán y nadie podrá detenerlos! \v 7 Vamos, descendamos y hagamos que hablen diversos idiomas, para que no puedan entenderse». \p \v 8 Así, pues, Dios los esparció por toda la tierra, lo que impidió que terminaran la construcción de la ciudad. \v 9 Por esta razón la ciudad se llamó Babel, porque fue allí donde Dios los confundió haciendo que hablaran diversos idiomas, y los esparció por toda la tierra. \s1 Descendientes de Sem \p \v 10 La siguiente es la lista de los descendientes de Sem: Dos años después del diluvio, cuando Sem cumplió los cien años, tuvo un hijo al que llamó Arfaxad. \v 11 Después de que Arfaxad nació, Sem vivió quinientos años más, y tuvo más hijos e hijas. \p \v 12 Arfaxad tenía treinta y cinco años cuando le nació su hijo Selaj. \v 13 Después de que Selaj nació, Arfaxad vivió cuatrocientos tres años más, y tuvo más hijos e hijas. \p \v 14 Selaj tenía treinta años cuando le nació su hijo Éber. \v 15 Después de que Éber nació, Selaj vivió cuatrocientos tres años más, y tuvo más hijos e hijas. \p \v 16 Éber tenía treinta y cuatro años cuando le nació su hijo Péleg. \v 17 Después de que Péleg nació, Éber vivió cuatrocientos treinta años más, y tuvo más hijos e hijas. \p \v 18 Péleg tenía treinta años cuando le nació su hijo Reú. \v 19 Después de que Reú nació, Péleg vivió doscientos nueve años más, y tuvo más hijos e hijas. \p \v 20 Reú tenía treinta y dos años cuando le nació su hijo Serug. \v 21 Después de que Serug nació, Reú vivió doscientos siete años más, y tuvo más hijos e hijas. \p \v 22 Serug tenía treinta años cuando le nació su hijo Najor. \v 23 Después de que Najor nació, Serug vivió doscientos años más, y tuvo más hijos e hijas. \p \v 24 Najor tenía veintinueve años cuando le nació su hijo Téraj. \v 25 Después de que Téraj nació, Najor vivió ciento diecinueve años más, y tuvo más hijos e hijas. \p \v 26 A sus setenta años, a Téraj ya le habían nacido sus hijos Abram, Najor y Jarán. \s1 Descendientes de Téraj \p \v 27 La siguiente es la lista de los descendientes de Téraj, el padre de Abram, Najor y Jarán. \p Jarán, que fue el padre de Lot, \v 28 murió en el mismo lugar en el que había nacido, es decir, en Ur de los caldeos. Jarán murió antes que su padre Téraj. \p \v 29 Abram se casó con Saray, y Najor se casó con Milca. Esta era hija de Jarán y hermana de Iscá. \v 30 Saray no podía tener hijos, pues era estéril. \p \v 31 Un día Téraj decidió salir de Ur de los caldeos para irse a vivir al país de Canaán. Se llevó consigo a su hijo Abram, a su nieto Lot y a su nuera Saray. Pero cuando llegaron a la ciudad de Jarán, se quedaron viviendo en ese lugar. \v 32 Fue allí en Jarán donde murió Téraj, cuando tenía doscientos cinco años de edad.\f + \fr 11.32 \fr*\ft El Pentateuco Samaritano dice que Téraj murió cuando tenía ciento cuarenta y cinco años, esto es, el año de la salida de Abram de Jarán.\ft*\f* \c 12 \s1 Llamamiento de Abram \p \v 1 El \nd Señor\nd* le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus familiares y la casa de tu padre, y vete a la región que te voy a mostrar. \v 2 Te voy a convertir en una nación muy grande; te voy a bendecir, y te haré un hombre muy famoso. ¡Serás de bendición para muchas personas! \v 3 A los que te bendigan, yo los bendeciré; pero a quienes te maldigan, yo los maldeciré. ¡Por medio de ti, yo bendeciré a todos los pueblos del mundo!». \p \v 4 Tal como el \nd Señor\nd* se lo había ordenado, Abram salió de Jarán, y con él también se fue Lot. En aquel tiempo Abram tenía setenta y cinco años. \v 5 Cuando Abram salió hacia la región de Canaán se llevó a su esposa Saray, a su sobrino Lot y a toda la gente que había comprado en Jarán. También se llevó todas las cosas y animales que había conseguido. \v 6 Abram atravesó toda la región de Canaán hasta que llegó a Siquén, donde está la encina sagrada de Moré. En ese tiempo, los cananeos eran los que vivían en aquella región. \v 7 El \nd Señor\nd* se le apareció allí a Abram y le dijo: «Esta tierra se la voy a dar a tus descendientes». Entonces Abram construyó un altar para adorar al \nd Señor\nd*, porque se le había aparecido allí. \v 8 Después, Abram salió de aquel lugar y viajó hacia el sur, a la región montañosa que queda entre Betel por el oeste y Hai por el este. Allí estableció su campamento e hizo un altar al \nd Señor\nd*, e invocó su nombre. \v 9 Luego, Abram continuó su viaje hacia el sur, deteniéndose en varios lugares, hasta que llegó a la región del Néguev. \s1 Abram en Egipto \p \v 10 En ese tiempo hubo mucha hambre en aquella región; así que Abram se fue a vivir a Egipto. \v 11 Cuando ya estaban cerca de Egipto, Abram le dijo a su esposa Saray: «¡Eres una mujer muy hermosa, y \v 12 tan pronto te vean los egipcios y sepan que eres mi esposa, me matarán para quedarse contigo! \v 13 Pero si dices que eres mi hermana, los egipcios me tratarán bien debido a su interés por ti, y me dejarán con vida». \p \v 14 Y así fue. Cuando llegaron a Egipto, todos hablaban de la belleza de Saray. \v 15 Los funcionarios del faraón también la vieron. Entonces fueron y le contaron al faraón que aquella mujer era muy hermosa. Luego, la llevaron a vivir al palacio. \v 16 Para congraciarse con Saray, el faraón trató muy bien a Abram y le regaló ovejas, vacas, esclavos y esclavas, burros y burras, y camellos. \p \v 17 Pero, debido a que el faraón llevó a Saray a su palacio, el \nd Señor\nd* lo castigó a él y a su familia con terribles enfermedades. \v 18 Entonces el faraón mandó a llamar a Abram, y le dijo: «¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué no me dijiste que Saray es tu esposa? \v 19 Casi la tomo como esposa, confiado en que dijiste que era tu hermana. ¡Aquí está! ¡Tómala y vete!». \v 20 Luego, el faraón ordenó a sus servidores que sacaran de Egipto a Abram y a su esposa, junto con todas sus posesiones. \c 13 \s1 Abram y Lot se separan \p \v 1 Cuando Abram salió de Egipto con su esposa, con Lot y con todas sus posesiones, se dirigió hacia la región del Néguev. \v 2 Abram era muy rico, pues tenía oro, plata y mucho ganado. \v 3 Desde el Néguev, Abram avanzó lentamente hasta llegar a Betel. Una vez allí, se dirigió al lugar donde había acampado antes, es decir, entre Betel y Hai. \v 4 En ese mismo lugar Abram había construido un altar para invocar el nombre del \nd Señor\nd*. \p \v 5 También Lot, que iba con Abram, tenía muchas ovejas, vacas y carpas. \v 6 De modo que ya no podían vivir juntos, pues el campo no era suficiente para alimentar a tantos animales. \v 7 Por eso, había muchas peleas entre los pastores que cuidaban los rebaños de Abram y los que cuidaban los rebaños de Lot. En ese tiempo, los cananeos y los ferezeos todavía vivían en aquella región. \p \v 8 Así que un día Abram le dijo a Lot: «Recuerda que tú y yo somos parientes, de modo que no es bueno que haya peleas entre nosotros, ni entre tus pastores y los míos. \v 9 Mira, ahí tienes una gran extensión de tierra. Escoge dónde quieres irte a vivir. Si te vas a la región que está a la izquierda, entonces yo me iré a la que está a la derecha; pero si te vas a la derecha, entonces yo me iré a la izquierda». \p \v 10 Lot contempló toda la extensa llanura del Jordán, y vio que toda esa región, hasta Zoar, era muy buena para la agricultura, pues tenía mucha agua. Era como el jardín del \nd Señor\nd* o como la tierra de Egipto. Así era esa región antes de que el \nd Señor\nd* destruyera a Sodoma y a Gomorra. \v 11 De modo que Lot escogió la región que estaba al oriente, es decir, la llanura del Jordán, y se fue a vivir allá. Fue así como Abram y Lot se separaron. \v 12 Abram se quedó viviendo en Canaán, mientras que Lot habitó entre las ciudades de la llanura, cerca de la ciudad de Sodoma. \v 13 Los habitantes de Sodoma eran muy perversos y ofendían mucho al \nd Señor\nd* con sus horribles pecados. \p \v 14-15 Después de que Lot se fue, el \nd Señor\nd* le dijo a Abram: «Mira toda la tierra que tienes a tu alrededor por el norte, el sur, el oriente y el occidente. Toda esa tierra será para ti y para todos tus descendientes. \v 16 Además, tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. De modo que sólo quien sea capaz de contar el polvo de la tierra, podrá contar a tus descendientes. \v 17 Ahora, pues, levántate y recorre toda esa región, a lo largo y a lo ancho, porque te la voy a regalar». \p \v 18 Así que Abram se fue a vivir junto al bosque de encinas de Mamré, que queda cerca de Hebrón. Allí construyó un altar para el \nd Señor\nd*. \c 14 \s1 Abram rescata a Lot \p \v 1 En esa época, Amrafel era el rey de Sinar, Arioc era el rey de Elasar, Quedorlaómer era el rey de Elam, y Tidal era el rey de Goyim. \v 2 Estos reyes se unieron para ir a pelear contra los reyes Bera de Sodoma, Birsá de Gomorra, Sinab de Admá, Semeber de Zeboyín, y contra el rey de Bela, que es el mismo pueblo conocido como Zoar. \v 3 Estos cinco últimos reyes reunieron sus ejércitos en el valle de Sidín, que es donde está el Mar Muerto. \v 4 Durante doce años habían estado sometidos al rey Quedorlaómer, pero en el año decimotercero decidieron rebelarse contra él. \p \v 5 Por eso, al año siguiente, el rey Quedorlaómer y los otros reyes que lo apoyaban fueron a la región de Astarot Carnayin y derrotaron a los refaítas. Luego fueron a Jam y derrotaron a los zuzitas; después fueron a la región de Save Quiriatayin y derrotaron a los emitas. \v 6 Por último, pasaron a las montañas de Seír y derrotaron a los horeos, a quienes persiguieron hasta El Parán, que está cerca del desierto. \v 7 Ya de regreso, Quedorlaómer y sus compañeros fueron a Enmispat, que también se conoce como Cades. Derrotaron a los amalecitas y conquistaron su territorio; también derrotaron a los amorreos que vivían en Jazezón Tamar. \p \v 8-9 Entonces los reyes de Sodoma, Gomorra, Admá Zeboyín y Bela, que es Zoar, fueron al valle de Sidín para pelear contra Quedorlaómer, rey de Elam, y sus aliados, es decir: Tidal, rey de Goyim, Amrafel, rey de Sinar, y Arioc, rey de Elasar. De modo que eran cinco reyes contra cuatro. \v 10 Los reyes de Sodoma y Gomorra, al verse derrotados, intentaron huir junto con sus ejércitos, pero cayeron en los pozos de alquitrán que había en el valle de Sidín. Los que lograron salir de allí, se escondieron en la montaña. \v 11 Los que ganaron la batalla fueron a las ciudades de Sodoma y Gomorra se llevaron todos los alimentos y artículos de valor que había en ellas. Después emprendieron el regreso a sus países. \v 12 Como Lot, el sobrino de Abram, vivía en Sodoma, también se lo llevaron, junto con todo lo que tenía. \p \v 13 Uno de los hombres que logró escapar fue hasta donde estaba Abram, el hebreo, y le contó todo lo que había sucedido. Abram estaba viviendo junto al bosque de encinas que pertenecía a Mamré, el amorreo. Mamré era hermano de Escol y de Aner, que eran amigos de Abram. \v 14 Cuando Abram oyó que a Lot se lo habían llevado preso, reunió a todos los trescientos dieciocho criados que habían nacido en su casa. Luego, con ellos, salió a perseguir a los que se habían llevado a Lot, y los alcanzó en la ciudad de Dan. \v 15 Esperó hasta la noche y los atacó por sorpresa, los derrotó y los persiguió hasta Hobá, que queda al norte de Damasco. \v 16 De modo que Abram pudo recuperar todas las cosas que esos hombres se habían robado. También logró liberar a su sobrino Lot y sus posesiones, a las mujeres y a todas las demás personas que habían sido capturadas. \p \v 17 Cuando Abram regresaba de derrotar a Quedorlaómer y a sus aliados, el rey de Sodoma salió a recibirlo al valle de Save, conocido también como el valle del Rey. \p \v 18 También Melquisedec, que era rey de Salén y sacerdote del Dios Altísimo, le llevó pan y vino. \v 19 Luego, Melquisedec bendijo a Abram con estas palabras: \b \p «Abram, que el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, te bendiga. \p \v 20 ¡Alabado sea el Dios Altísimo que te permitió derrotar a tus enemigos!». \b \p Entonces Abram le entregó a Melquisedec la décima parte de todos los bienes que había recuperado. \p \v 21 El rey de Sodoma le dijo a Abram: \p ―Entrégame las personas que liberaste y quédate con todas las cosas que has recuperado. \p \v 22-23 Pero Abram le contestó: \p ―Le prometí al \nd Señor\nd*, el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, que no me quedaría con nada de lo que es tuyo, ni siquiera con un cordón o una correa de una sandalia. Así no podrás decir jamás: “Abram se hizo rico, porque se quedó con mis bienes”. \v 24 No quiero nada para mí. Lo único que acepto de ti son los alimentos que ya comieron mis criados. Pero mis amigos Aner, Escol y Mamré sí tomarán lo que les corresponde. \c 15 \s1 Dios hace un pacto con Abram \p \v 1 Poco tiempo después, el \nd Señor\nd* le dijo a Abram: \p ―Abram, no tengas miedo, porque yo te protejo, y te voy a dar una recompensa muy grande. \p \v 2-3 Pero Abram contestó: \p ―Mi \nd Señor\nd* y Dios, ¿para qué me servirá todo lo que me vas a dar, si no tengo hijos? En ese caso, como no me has dado un hijo, todo lo que me regales le quedará a Eliezer de Damasco, que es uno de mis criados. \p \v 4 Entonces el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Vas a tener un hijo, y será él quien se quede con todo lo que tienes. ¡De modo que ningún extraño se quedará con tus bienes! \p \v 5 Luego el \nd Señor\nd* hizo que Abram saliera de su carpa, y le dijo: \p ―Intenta contar todas las estrellas que hay en el cielo, y verás que no puedes. ¡Pues, así de numerosos serán tus descendientes! \p \v 6 Y Abram le creyó al \nd Señor\nd*, y esto le agradó al \nd Señor\nd* y, por eso, lo consideró un hombre justo. \p \v 7 Y le dijo: \p ―Yo soy el \nd Señor\nd* que te saqué de la ciudad de Ur de los caldeos, para regalarte esta tierra. \p \v 8 Pero Abram le respondió: \p ―Mi \nd Señor\nd* y Dios, ¿cómo podré estar seguro de que me la vas a regalar? \p \v 9 Entonces el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Trae una ternera, una cabra y un carnero, de tres años cada uno. También consigue una tórtola y un pichón de paloma. \p \v 10 Abram consiguió estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra. Pero las aves no las partió. \v 11 Entonces las aves de rapiña se lanzaban sobre los cuerpos de los animales muertos, pero Abram las espantaba. \p \v 12 Al anochecer, Abram se quedó profundamente dormido, y se sintió rodeado de una oscuridad aterradora. \p \v 13 Entonces el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Abram, ten la seguridad de que tus descendientes van a vivir como esclavos en una tierra extraña, y los tratarán mal durante unos cuatrocientos años. \v 14 Pero yo castigaré a la nación que los esclavice, y haré que tus descendientes salgan libres y con mucha riqueza. \v 15 En cuanto a ti, debes saber que morirás en paz y a una edad muy avanzada. \v 16 Después de cuatro generaciones, tus descendientes regresarán a esta tierra. En ese momento será tanta la maldad de los amorreos que viven aquí, que tendré que castigarlos. \p \v 17 Cuando el sol se ocultó, y anocheció por completo, Abram vio que por entre los animales muertos se paseaba un horno que echaba humo y una antorcha encendida. \v 18 Ese día el \nd Señor\nd* hizo un pacto con Abram, y le dijo: \p ―A tus descendientes les voy a dar toda la tierra que va desde el río de Egipto hasta el gran río, es decir, el río Éufrates. \v 19-21 Esta tierra es la que habitan actualmente los quenitas, los quenizitas, los cadmoneos, los hititas, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos. \c 16 \s1 Agar e Ismael \p \v 1 Saray, la esposa de Abram, no había podido tener hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, \v 2-3 Saray la tomó y se la llevó a Abram para que durmiera con ella. Saray le dijo a Abram: \p ―Como el \nd Señor\nd* no me ha permitido tener hijos, te ruego que te acuestes con mi esclava, para que yo pueda tener hijos por medio de ella. \p Abram estuvo de acuerdo con lo que le propuso Saray. Esto ocurrió cuando ya llevaban diez años viviendo en Canaán. \p \v 4 Así que Abram se acostó con Agar, y ella quedó embarazada. Cuando Agar supo que estaba embarazada, comenzó a portarse mal con Saray, su dueña. \v 5 Por eso, Saray le dijo a Abram: \p ―¡Tú tienes la culpa de que esta esclava me trate con desprecio! Yo te permití que durmieras con ella, y ahora que sabe que está embarazada se porta mal conmigo. ¡Que sea el \nd Señor\nd* el que determine quién de nosotros tiene la culpa! \p \v 6 Entonces Abram le dijo a Saray: \p ―La muchacha es tu esclava, así que haz con ella lo que quieras. \p Saray comenzó a maltratar tanto a Agar, que esta decidió huir. \v 7 El ángel del \nd Señor\nd* la encontró en el desierto, junto a un pozo que se halla en el camino que va hacia la región de Sur, \v 8 y le preguntó: \p ―Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes, y a dónde vas? \p ―Estoy huyendo de Saray, mi dueña —respondió Agar. \p \v 9 Entonces el ángel del \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Regresa adonde tu dueña, y obedécela. \v 10 Además, el ángel del \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Tus descendientes serán tan numerosos que no será posible contarlos. \v 11 Estás embarazada y tendrás un hijo, y lo llamarás Ismael (Dios oye), porque el \nd Señor\nd* ha escuchado tu dolor. \v 12 Ismael será un hombre rebelde, como un potro salvaje. Peleará contra todos, y todos pelearán contra él; pero vivirá cerca de sus hermanos. \p \v 13 Agar llamó al \nd Señor\nd*, que hablaba con ella, «el Dios que me ve», pues se decía para sus adentros: «He visto al Dios que me ve». \v 14 Por eso, a este pozo, que está entre Cades y Béred, se le conoce como el «Pozo del Viviente que me ve». \p \v 15 Así que Agar le dio un hijo a Abram, el cual lo llamó Ismael. \v 16 Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael. \c 17 \s1 El pacto y la circuncisión \p \v 1 Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el \nd Señor\nd* se le apareció y le dijo: \p ―Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive siempre de acuerdo con mi voluntad y haz lo correcto, \v 2 y yo te prometo que te daré una descendencia numerosísima. \p \v 3 Entonces Abram se inclinó hasta tocar el suelo con su frente. Dios, por su parte, continuó diciéndole: \p \v 4 ―El pacto que voy a hacer contigo es este: Serás el padre de muchas naciones. \v 5 Además, a partir de hoy ya no te llamarás Abram (Padre Excelso), sino Abraham (Padre de Naciones), porque haré que seas el padre de muchas naciones. \v 6 Te daré muchísimos descendientes, de modo que de ti saldrán reyes y naciones. \v 7 Contigo y con tus descendientes haré un pacto que durará para siempre. Debido a este pacto, yo seré tu Dios y el Dios de tus descendientes. \v 8 A ti y a tus descendientes les regalaré para siempre toda la tierra de Canaán, es decir, la tierra en que estás viviendo ahora. Y yo seré su Dios. \p \v 9-10 Además Dios dijo a Abraham: \p ―A través de todos los tiempos, tú y tus descendientes deberán obedecer este pacto: todos los varones que haya en tu pueblo deberán ser circuncidados. \v 11 A cada varón le cortarán la carne de su prepucio. Esta será la señal de que tú y ellos aceptan mi pacto. \v 12 Todo varón será circuncidado al octavo día de su nacimiento. Esto se aplica tanto a los niños que nazcan en tu casa, como a aquellos que hayan sido comprados por dinero a algún extranjero. Este es un pacto que deberán obedecer siempre tus descendientes. \v 13 Todos, sin excepción, deben ser circuncidados. De esa manera todos los varones llevarán en su cuerpo la señal de mi pacto, que es un pacto que nunca se acabará. \v 14 Cualquiera que no cumpla con las condiciones del pacto, es decir, que no sea circuncidado, será eliminado de mi pueblo, por haber desobedecido mi pacto. \p \v 15 Dios también le dijo a Abraham: \p ―Tu esposa ya no se llamará Saray, sino Sara (Princesa). \v 16 Yo la bendeciré y te daré un hijo de ella. La bendeciré tanto, que será madre de naciones y de reyes. \p \v 17 Abraham se inclinó hasta tocar el suelo con su frente, y se rio de pensar que un hombre de cien años pudiera ser padre, y que Sara pudiera tener un hijo a los noventa años. \v 18 Por eso le dijo a Dios: \p ―¡Sería suficiente con que Ismael contara con tu bendición! \p \v 19 Dios le respondió: \p ―Lo que acabo de decirte es que tu esposa Sara te dará un hijo, al cual lo llamarás Isaac (Risa). Con él y con sus descendientes confirmaré mi pacto para siempre. \v 20 En cuanto a Ismael, también te he oído y haré lo que me has pedido. Le daré una descendencia muy numerosa, y haré que de él salga una gran nación. Él será el padre de doce príncipes. \v 21 Pero mi pacto es con Isaac, el hijo que te dará Sara dentro de un año, por esta misma época. \p \v 22 Terminada la conversación, Dios se fue. \v 23 Aquel mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael y lo circuncidó. También tomó a los esclavos, tanto a los que habían nacido en su casa como a los que había comprado, y a todos los demás varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios le había dicho. \v 24-25 Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, y su hijo Ismael tenía trece. \v 26 Tanto Abraham como Ismael fueron circuncidados el mismo día. \v 27 También, ese mismo día, fueron circuncidados todos los varones que había en su casa, tanto los que habían nacido en ella como los que le había comprado a extranjeros. \c 18 \s1 La visita del \nd Señor\nd* \p \v 1 El \nd Señor\nd* se le apareció a Abraham junto al bosque de encinas de Mamré. Ese día Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más caliente del día. \v 2 Abraham levantó la mirada y vio que tres hombres se dirigían hacia él. Se levantó de un salto y corrió al encuentro de ellos. Se inclinó hasta tocar el suelo con su frente, \v 3 y dijo: \p ―Mi señor, le ruego por favor que no pase de largo, sino que se quede aquí un momento. \v 4 Voy a pedir que les traigan agua para que se laven los pies, y podrán quedarse a descansar bajo la sombra de este árbol. \v 5 Y ya que han pasado por la carpa de este servidor de ustedes, les voy a traer algo de comer, para que repongan sus fuerzas y puedan continuar su viaje. \p ―Muy bien —dijeron ellos—, aceptamos tu invitación. \p \v 6 Entonces Abraham entró corriendo a la carpa y le dijo a Sara: \p ―Toma pronto unos veinte kilos de la mejor harina, amásalos y haz unos panes. \p \v 7 Luego corrió al lugar donde estaba el ganado, tomó el mejor ternero, y le dijo a uno de sus sirvientes que lo preparara inmediatamente. \v 8 Junto con el becerro ya preparado, Abraham les ofreció leche y mantequilla. Mientras los hombres comían, Abraham se quedo de pie junto a ellos, debajo del árbol. \p \v 9 ―¿Dónde está tu esposa Sara? —le preguntaron. \p ―En la carpa —contestó Abraham. \p \v 10 Entonces uno de ellos dijo: \p ―El próximo año, por este tiempo, volveré a visitarte. En esa fecha Sara tendrá un hijo. \p Sara escuchaba detrás de ellos, a la entrada de la carpa. \p \v 11 Ahora bien, Abraham y Sara eran muy viejos, y hacía tiempo que Sara no tenía la menstruación. \v 12 Por eso, Sara no pudo evitar reírse, mientras pensaba: «¿Será posible que vaya a tener semejante placer, siendo que tanto mi marido como yo somos muy viejos?». \p \v 13 Entonces el \nd Señor\nd* le dijo a Abraham: \p ―¿Por qué se rio Sara? ¿A caso no cree que pueda tener un hijo a pesar de su edad? \v 14 ¿Hay algo que sea difícil para el \nd Señor\nd*? Como te dije, el próximo año, por este tiempo, volveré a visitarte, y para entonces Sara tendrá un hijo. \p \v 15 Cuando Sara escuchó esto, tuvo miedo y quiso defenderse. Por eso dijo: \p ―No me reí. \p Pero el \nd Señor\nd* le contestó: \p ―Sí te reíste. \s1 Abraham intercede a favor de Sodoma \p \v 16 Cuando terminaron de comer, los visitantes se levantaron para seguir su viaje hacia Sodoma. Abraham los acompañó hasta cierto lugar, y los despidió. \v 17 Pero el \nd Señor\nd* pensó: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy pensando hacer? \v 18 ¿Acaso no lo convertiré en una nación grande y poderosa, y haré que sea una fuente de bendición para todas las naciones de la tierra? \v 19 Estoy seguro de que enseñará a sus descendientes a obedecerme, de modo que cuando él muera ellos continúen practicando la justicia y la honestidad. Yo, por mi parte, le cumpliré a Abraham todo lo que le he prometido». \p \v 20 Así que el \nd Señor\nd* le dijo a Abraham: \p ―Ya no puedo aguantar más la queja que hay contra Sodoma y Gomorra, pues su pecado es muy grande. \v 21 Bajaré a Sodoma para ver si de verdad sus habitantes son tan malos. Voy a comprobar personalmente si lo que se dice de ellos es verdad o mentira. \p \v 22-23 Dos de los varones siguieron su camino hacia Sodoma, pero el \nd Señor\nd* se quedó con Abraham por un momento. Entonces Abraham se le acercó y le dijo: \p ―¿Vas a exterminar juntamente al justo con el malvado? \v 24 Si encontraras cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarías con todos, y no perdonarías a la gente de ese lugar por amor a los cincuenta justos? \v 25 ¡Jamás se te vaya a ocurrir matar al justo junto con el malvado! ¡Jamás vayas a tratar de la misma manera al justo y al malvado! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no hará lo que es correcto? \p \v 26 Y el \nd Señor\nd* le contestó: \p ―Si encontrara cincuenta justos, perdonaría a todos los demás, por amor a los justos. \p \v 27 Y Abraham volvió a decir: \p ―Puesto que ya comencé a hablar a mi \nd Señor\nd*, te ruego que me escuches, aunque tan solo soy un ser humano. \v 28 Supongamos que haya solamente cuarenta y cinco justos, ¿destruirías la ciudad por los cinco que faltan? \p Y el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Si encontrara en la ciudad cuarenta y cinco justos, no la destruiría. \p \v 29 Insistió Abraham con sus ruegos: \p ―Supongamos que hubiera solamente cuarenta. \p Y el \nd Señor\nd* le contestó: \p ―No la destruiría si encontrara cuarenta justos. \p \v 30 ―No te enojes conmigo, mi \nd Señor\nd* —le rogó Abraham—, si digo algo más. ¿Y si hubiera sólo treinta? \p Y el \nd Señor\nd* le contestó: \p ―No destruiría la ciudad si encontrara en ella treinta justos. \p \v 31 Entonces Abraham dijo: \p ―Es atrevimiento mío hablarte así mi \nd Señor\nd*, pero permíteme continuar: Supongamos que haya solamente veinte. \p Y el \nd Señor\nd* le contestó: \p ―No destruiría la ciudad, por amor a los veinte. \p \v 32 Finalmente, Abraham dijo: \p ―No te molestes mi \nd Señor\nd*; hablaré sólo una vez más. Supongamos que sólo encontraras diez justos. \p Y el \nd Señor\nd* le contestó: \p ―Entonces, por amor a los diez, no destruiría la ciudad. \p \v 33 Cuando el \nd Señor\nd* terminó de conversar con Abraham, continuó el viaje hacia Sodoma; y Abraham regresó a su carpa. \c 19 \s1 Destrucción de Sodoma y Gomorra \p \v 1 Ya estaba oscureciendo cuando los dos ángeles llegaron a Sodoma. Lot estaba sentado a la entrada de la ciudad. Cuando los vio, se levantó a saludarlos, inclinándose delante de ellos en señal de respeto, \v 2 y les dijo: \p ―Señores, vengan a mi casa para que se laven los pies y duerman. Mañana temprano podrán continuar el viaje. \p ―No, gracias —dijeron ellos—. Pasaremos la noche en la plaza. \p \v 3 Pero Lot insistió tanto, que ellos le aceptaron la invitación y se fueron con él a la casa. Allí él les sirvió una buena cena con pan sin levadura, recién horneado. \v 4 Todavía no se habían acostado, cuando todos los hombres de Sodoma, desde el más joven hasta el más viejo, rodearon la casa. \v 5 Entonces llamaron a Lot y le dijeron: \p ―¿Dónde están los hombres que han venido a quedarse en tu casa? ¡Sácalos, pues queremos tener relaciones sexuales con ellos! \p \v 6 Lot salió a hablar con ellos y, después de cerrar la puerta, \v 7 les dijo: \p ―Por favor, amigos míos, no vayan a cometer semejante maldad. \v 8 Miren, tengo dos hijas vírgenes. Se las daré para que hagan con ellas lo que bien les parezca, pero no les hagan nada a estos hombres, pues yo los invité a quedarse esta noche en mi casa. \p \v 9 ―¡Quítate de en medio! —le respondieron—. ¿Con qué derecho nos vas a ordenar lo que debemos hacer? ¡No olvides que eres un extranjero! ¡Ahora te trataremos peor que a ellos! \p Así que comenzaron a maltratar a Lot, y se acercaron a la puerta para echarla abajo. \v 10 Pero los dos varones agarraron a Lot, lo metieron a la casa, y cerraron la puerta. \v 11 Después dejaron ciegos a los hombres que estaban allí —desde el más joven hasta el más viejo—, de modo que no pudieron encontrar la puerta. \v 12 Luego le preguntaron a Lot: \p ―Si tienes en la ciudad hijos, hijas, yernos y cualquier otro familiar ¡sácalos de inmediato! \v 13 El \nd Señor\nd* nos ha enviado a destruir esta ciudad, porque ha recibido muchísimas quejas contra los habitantes de este lugar. Así que el \nd Señor\nd* no puede perdonarlos más, y ha decidido destruir este lugar. \p \v 14 Inmediatamente Lot fue y les dijo a los novios de sus hijas: \p ―¡Apresúrense! ¡Salgan de la ciudad, porque el \nd Señor\nd* va a destruirla! \p Pero los jóvenes creyeron que Lot estaba bromeando. \p \v 15 Al amanecer, los ángeles le insistieron a Lot: \p ―¡Date prisa! ¡Toma a tu esposa y a tus dos hijas y sal con ellas de la ciudad, si no quieren morir junto con todos los demás! \p \v 16 Como Lot se tardaba mucho en salir, los ángeles lo tomaron de la mano, junto con su esposa y sus hijas, y los sacaron de la ciudad. Hicieron esto, porque el \nd Señor\nd* tuvo compasión de Lot y de su familia. \p \v 17 Apenas salieron de la ciudad, uno de los ángeles les dijo: \p ―¡Corran para que se salven de morir! ¡No miren hacia atrás, ni se detengan en ninguna parte de esta llanura! ¡Vayan a las montañas, para que no perezcan! \p \v 18-19 Pero Lot les dijo: \p ―Por favor, señores míos, ya que han sido tan buenos y misericordiosos conmigo al salvarme la vida, yo les ruego que no me envíen a las montañas, ya que me da miedo que la destrucción me alcance en el camino, y muera. \v 20 Más bien déjenme ir a aquella pequeña ciudad que está más cerca de aquí, para salvar mi vida. En realidad es una ciudad muy pequeña. \p \v 21-22 ―Muy bien —dijo uno de los ángeles—. Acepto tu súplica y no destruiré esa pequeña ciudad. Pero ¡date prisa! porque nada podemos hacer hasta que te hayas refugiado en ella. \p Desde aquel tiempo esa ciudad fue llamada Zoar (ciudad pequeña). \p \v 23 Salía el sol cuando Lot llegó a Zoar. \v 24 Entonces el \nd Señor\nd* hizo que desde el cielo lloviera fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. \v 25 De este modo destruyó completamente esas ciudades, junto con todos sus habitantes. También acabó con toda la vegetación que había en esa llanura. \v 26 Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y quedó convertida en una estatua de sal. \p \v 27 Aquella mañana, Abraham se levantó temprano y regresó al lugar donde había estado conversando con el \nd Señor\nd*. \v 28 Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que del suelo salía humo, como el humo que sale de un horno. \v 29 Fue así como Dios destruyó esas ciudades de la llanura donde Lot había vivido. Pero Dios se acordó de Abraham y, por eso, libró a Lot de perecer en aquella catástrofe. \s1 Lot y sus hijas \p \v 30 Después Lot, por miedo a la gente de Zoar, dejó la ciudad, junto con sus dos hijas, y se fue a vivir a una cueva que había en la montaña. \v 31 Un día, la hija mayor le dijo a su hermana: \p ―Ya nuestro padre está muy viejo y, además, no ha quedado hombre alguno en estos lugares con los que podamos casarnos, como es la costumbre. \v 32 Así que vamos a emborracharlo, y nos acostamos con él. De este modo lograremos que nuestro padre tenga descendientes. \p \v 33 Aquella noche emborracharon a su padre. Entonces la hija mayor tuvo relaciones con él. Pero Lot no se dio cuenta de lo que pasó. \p \v 34 A la mañana siguiente la mayor le dijo a la menor: \p ―Anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo también esta noche, para que tú te acuestes con él; y de esta manera nuestro padre tendrá descendencia. \p \v 35 Aquella noche volvieron a darle a beber vino hasta emborracharlo. Enseguida, la menor entró, se acostó con él, y salió. Pero Lot no se dio cuenta de lo que pasó. \v 36 Así fue que las dos hijas quedaron embarazadas de su padre. \v 37 El hijo de la mayor se llamó Moab, y fue el padre de los actuales moabitas. \v 38 El hijo de la menor fue llamado Ben Amí, y fue el padre de los actuales amonitas. \c 20 \s1 Abraham y Abimélec \p \v 1 De allí Abraham se trasladó al sur, al territorio de Néguev, y se estableció en Guerar, que queda entre Cades y Sur. \v 2 Allí decía que Sara era su hermana. Por eso, Abimélec, que era el rey de Guerar, hizo que llevaran a Sara a su palacio, para hacerla su esposa. \v 3 Pero esa noche Dios se le apareció a Abimélec en sueños, y le dijo: \p ―Eres hombre muerto, porque la mujer que tomaste tiene marido. \p \v 4 Pero como Abimélec todavía no había dormido con ella, le dijo: \p ―Señor, ¿matarías a un inocente? \v 5 Yo he hecho todo de buena fe, pues Abraham me dijo que ella era su hermana. Además, ella también me dijo que él es su hermano. Así que yo no tengo la culpa. \p \v 6 ―Sí, lo sé —le respondió el Señor en un sueño—. Es por eso que te impedí que pecaras contra mí, y no te dejé tocarla. \v 7 Ahora devuélvela a su marido y él orará por ti, porque es profeta, y vivirás. Pero si no la devuelves, entonces, morirás tú junto con todos los de tu casa. \p \v 8 En la mañana del día siguiente, el rey Abimélec se levantó y reunió a todos sus servidores y les contó lo ocurrido. Al oír esto, todos se llenaron de miedo. \v 9-10 Luego el rey llamó a Abraham, y le reclamó: \p ―¿Qué es lo que nos has hecho? ¿Qué te he hecho para que hayas hecho caer sobre mí y sobre mi gente este pecado tan grande? ¡Esto que has hecho no se le hace a nadie! ¿Qué pensabas que ibas a lograr con esa mentira? \p \v 11 Abraham respondió: \p ―Pensé que en este lugar no tendrían ningún respeto por Dios, y que alguien, por quedarse con mi esposa, me mataría. \v 12 Pero en verdad, ella sí es mi hermana, pues es hija de mi padre aunque no de mi madre. Por eso me casé con ella. \v 13 Cuando Dios me ordenó que saliera de la casa de mi padre, le dije a mi esposa: “Donde quiera que vayamos, me vas a hacer el favor de decir que yo soy tu hermano”. \p \v 14 Entonces el rey Abimélec le dio a Abraham ovejas, bueyes y esclavos de ambos sexos, y le devolvió a Sara. \p \v 15 ―Mi reino está a tu vista —le dijo el rey—. Elige el lugar que más te agrade para vivir. \p \v 16 Y, volviéndose a Sara, le dijo: \p ―Mira, yo le voy a dar a tu hermano mil monedas de plata para compensar cualquier daño que pudiera haberte hecho, y para dar por terminado este asunto tan molesto. De esta manera se restaurará tu buen nombre, y nadie podrá hablar mal de ti. \p \v 17 Entonces Abraham oró por Abimélec. Y Dios sanó a Abimélec, a su esposa y a sus siervas, y les permitió tener hijos, \v 18 porque el \nd Señor\nd* había dejado estériles a las mujeres que estaban en la casa de Abimélec, debido a lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham. \c 21 \s1 Nacimiento de Isaac \p \v 1 El \nd Señor\nd* se acordó de Sara y le cumplió lo que le había prometido. \v 2 Por eso, Sara quedó embarazada y le dio un hijo a Abraham en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. \v 3 Al hijo que Sara le dio Abraham le dio el nombre de Isaac. \v 4 Cuando el niño cumplió ocho días, Abraham lo circuncidó, tal como Dios le había ordenado. \v 5 Cuando Isaac nació, Abraham ya tenía cien años. \v 6 Y Sara dijo: \p «Dios me ha hecho reír, y cualquiera que oiga que he tenido un hijo, se reirá conmigo. \v 7 Porque, ¿quién se hubiera atrevido a decirle a Abraham que yo le iba a dar de mamar a un hijo? Sin embargo, ¡le he dado un hijo a Abraham en su vejez!». \s1 Expulsión de Agar e Ismael \p \v 8 El niño creció y llegó a la edad en que fue destetado. Y Abraham celebró la ocasión con una gran fiesta. \v 9 Pero Sara vio que Ismael, el hijo que la egipcia Agar le había dado a Abraham, se burlaba de Isaac. \v 10 Entonces fue y le dijo a Abraham: \p ―Echa a la esclava y a su hijo. ¡Jamás permitiré que el hijo de esa esclava participe de los bienes que le corresponden a mi hijo Isaac! \p \v 11 Esto le causó mucho dolor a Abraham, porque, después de todo, Ismael también era hijo suyo. \v 12 Pero Dios le dijo a Abraham: \p ―No te preocupes por el niño ni por la esclava. Haz lo que Sara te ha dicho, porque Isaac es el hijo a través del cual te daré descendencia. \v 13 También de los descendientes del hijo de la esclava haré una nación, porque es tu hijo. \p \v 14 Al día siguiente, Abraham se levantó temprano, preparó alimentos para el viaje, ató una vasija de cuero con agua a las espaldas de Agar y la despidió junto con su hijo. Ella se fue y anduvo de un lado para otro por el desierto de Berseba. \v 15 Cuando se le terminó el agua de la vasija, puso al muchacho bajo un arbusto. \v 16 Luego ella fue a sentarse a cierta distancia de allí, pues se decía a sí misma: «No quiero verlo morir». \p Cuando ella se sentó, el niño se puso a llorar a gritos. \p \v 17 Entonces Dios oyó el clamor del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: \p ―Agar, ¿qué te pasa? No tengas miedo. Dios ha oído el clamor del niño. \v 18 Anda, levanta al niño y tómalo de la mano, porque haré de él una nación grande. \p \v 19 Entonces Dios le abrió los ojos y ella vio un pozo. Así que llenó la vasija de cuero y le dio de beber al niño. \v 20-21 Dios bendijo a Ismael, el cual vivió en el desierto de Parán y se convirtió en un excelente arquero. Su madre lo casó con una egipcia. \s1 Pacto entre Abraham y Abimélec \p \v 22 Por este tiempo, el rey Abimélec, acompañado de Ficol, el comandante de sus tropas, fue a donde estaba Abraham y le dijo: \p ―Es evidente que Dios te bendice y te ayuda en todo lo que emprendes. \v 23 Júrame, por Dios, ahora mismo, que no nos harás daño ni a mí ni a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que, tanto a mí como a los habitantes de este país donde vives como extranjero, nos tratarás con la misma bondad con que yo te he tratado. \p \v 24 Abraham contestó: \p ―¡Te lo juro! \p \v 25 Luego, Abraham le hizo el reclamo a Abimélec acerca de un pozo que los siervos de este le habían quitado. \p \v 26 ―Sólo hasta ahora me entero de esto —exclamó el rey—, y no sé quién tenga la culpa. ¿Por qué no me lo dijiste antes? \p \v 27 Entonces Abraham le dio ovejas y vacas a Abimélec; y los dos hicieron un pacto. \p \v 28 Abraham puso aparte siete corderas del rebaño. \v 29 Entonces Abimélec le preguntó: \p ―¿Para qué son esas siete corderas que has separado? \p \v 30 Abraham contestó: \p ―Es un regalo que te hago como confirmación pública de que este pozo es mío. \p \v 31 Desde ese momento el pozo fue llamado Berseba (pozo del juramento), porque allí los dos hicieron un juramento. \p \v 32 Después de haber hecho este pacto en Berseba, el rey Abimélec y Ficol, el comandante de su ejército, volvieron al país de los filisteos. \v 33 Y Abraham plantó un árbol tamarisco allí en Berseba, e invocó el nombre del \nd Señor\nd*, el Dios eterno. \v 34 Y vivió Abraham en Filistea durante mucho tiempo. \c 22 \s1 Dios prueba a Abraham \p \v 1 Después de algunos años, Dios sometió a Abraham a una prueba. \p ―¡Abraham! —llamó Dios. \p ―Aquí estoy —respondió Abraham. \p \v 2 Entonces Dios le dijo: \p ―Toma a Isaac, tú único hijo a quien tanto amas, y llévalo a la tierra de Moria. Cuando llegues a allá, me lo ofrecerás en holocausto sobre uno de los cerros que yo te señalaré. \p \v 3 Al día siguiente, Abraham madrugó y ensilló su burro. Luego cortó la leña para el holocausto, y junto con dos de sus criados y su hijo Isaac salió rumbo al lugar que Dios le había indicado. \v 4 Al tercer día, alzó Abraham los ojos y vio el lugar a lo lejos. \v 5 Entonces Abraham les dijo a sus criados: \p ―Quédense aquí con el burro, mientras el muchacho y yo vamos allí para adorar. Luego volveremos. \p \v 6 Abraham puso la leña del holocausto sobre los hombros de Isaac, y tomó el cuchillo y el fuego. Entonces los dos continuaron juntos el camino. \p \v 7 ―¡Padre mío! —dijo Isaac—. \p Y Abraham le contestó: \p ―Aquí estoy, ¿qué quieres, hijo mío? \p ―Tenemos la leña y el fuego —siguió diciendo Isaac—, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio? \p \v 8 Abraham le respondió: \p ―Dios lo proveerá, hijo mío. \p Y siguieron caminando. \v 9 Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham edificó un altar y colocó la leña. Luego ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar, sobre la leña. \v 10 Enseguida Abraham tomó el cuchillo, para matar a su hijo. \v 11 En ese momento, el ángel del \nd Señor\nd* le gritó desde el cielo: \p ―¡Abraham! ¡Abraham! \p ―Aquí estoy —contestó Abraham. \p \v 12 ―¡Suelta el cuchillo! No le hagas ningún daño al muchacho —le dijo el ángel—. Ahora sé que de verdad tienes temor de Dios, porque no te negaste a darme a tu único hijo. \p \v 13 Entonces Abraham miró hacia atrás y vio que un carnero estaba enredado por los cuernos en un arbusto. Fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto, en lugar de su hijo. \v 14 Por eso, Abraham le puso a ese lugar el nombre de «el \nd Señor\nd* proveerá». Hasta hoy se dice: «En un monte el \nd Señor\nd* proveerá». \p \v 15 Poco después, el ángel del \nd Señor\nd* llamó nuevamente a Abraham desde el cielo, \v 16 y le dijo: \p ―Ya que me obedeciste y no me negaste a tu único hijo, juro por mí mismo —lo digo yo, el \nd Señor\nd*—, que \v 17 te bendeciré muchísimo. Tu descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes poseerán las ciudades de sus enemigos. \v 18 Por haberme obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tus descendientes. \p \v 19 Entonces Abraham regresó al lugar donde había dejado a sus criados. Luego todos volvieron a Berseba, y Abraham se quedó a vivir allí. \s1 Los hijos de Najor \p \v 20-23 Después de algún tiempo, Abraham recibió un mensaje en que se le contaba que Milca, la esposa de Najor, el hermano de Abraham, había tenido ocho hijos. \p El primero de ellos fue Uz. \p Luego nacieron: \p Buz y Quemuel, que fue el padre de Aram. \p A estos les siguieron: \p Quésed, Jazó, Pildás, Yidlaf y Betuel. \p Este último fue el padre de Rebeca. \p Así que estos fueron los ocho hijos que Milca le dio a Najor, el hermano de Abraham. \p \v 24 Además, con su concubina Reumá, Najor tuvo cuatro hijos, que fueron: \p Tébaj, Gaján, Tajás y Macá. \c 23 \s1 Muerte de Sara \p \v 1 Sara vivió ciento veintisiete años, \v 2 y murió en Quiriat Arbá —la que hoy es la ciudad de Hebrón—, en la tierra de Canaán. Abraham lloró por la muerte de Sara y le guardó luto. \v 3 Luego, salió del lugar donde estaba el cadáver de su esposa, y fue a hablar con los hititas. Les dijo: \p \v 4 ―Aunque soy un extranjero entre ustedes, les suplico que me vendan un sepulcro en el cual pueda sepultar a mi esposa. \p \v 5 Los hititas le contestaron: \p \v 6 ¡Señor, por favor, escúchenos! Para nosotros usted es un príncipe poderoso. Escoja el mejor de nuestros sepulcros para que sepulte a su esposa. Ninguno de nosotros le negará su sepulcro para que lo haga. \p \v 7 Entonces Abraham se inclinó delante de ellos, \v 8 y les dijo: \p ―Puesto que tienen la buena voluntad de concedérmelo, díganle a Efrón hijo de Zojar, \v 9 que, por favor, me venda la cueva de Macpela, que queda al final de su campo. Por supuesto, le pagaré lo que vale, y la usaré como sepultura para mi familia. \p \v 10 Efrón el hitita, que estaba sentado entre sus familiares, le contestó a Abraham públicamente delante de ellos y de todos los que entraban a la ciudad: \p \v 11 ―Señor mío, por favor, escúcheme. Le daré el campo, junto con la cueva que está en él. Todos los que están aquí serán testigos de que se los regalo. Vaya y entierre a su esposa. \p \v 12 Abraham se inclinó nuevamente delante de los habitantes de ese lugar \v 13 y, en presencia de todos, le respondió a Efrón: \p ―No, por favor, escúcheme usted. Yo insisto en pagarle el valor de la propiedad. Recíbalo, para que yo pueda enterrar allí a mi esposa. \p \v 14 Entonces Efrón le respondió: \p \v 15 ―Bueno, señor mío, la tierra cuesta cuatrocientas monedas de plata. Creo que eso es tan poco que no vamos a discutir por ello. Vaya y entierre a su esposa. \p \v 16 Abraham estuvo de acuerdo con Efrón y, delante de los hititas, le entregó las cuatrocientas monedas de plata de las que usaban corrientemente los comerciantes. \p \v 17 Fue así como Abraham adquirió el campo de Efrón, que estaba en Macpela, cerca de Mamré, junto con la cueva y todos los árboles que había en él. \v 18 El negocio se hizo en presencia de los hititas y de todos los que entraban a la ciudad. \p \v 19 Después de esto, Abraham fue y sepultó a su esposa Sara en la cueva del campo de Macpela, al oriente de Mamré, que se conocía también como Hebrón, en Canaán. \v 20 De ese modo, el campo, junto con la cueva, dejó de pertenecer a los hititas y pasó a ser propiedad de Abraham para sepultura, pues Abraham lo compró. \c 24 \s1 Isaac y Rebeca \p \v 1 Abraham estaba muy viejo, y Dios lo había bendecido en todo. \v 2 Un día Abraham le dijo a su mayordomo, que era el más viejo de sus siervos: \p ―Coloca tu mano en mi entrepierna, \v 3 y júrame por el nombre del \nd Señor\nd*, el Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con una muchacha de esta tierra de Canaán, donde yo vivo. \v 4 Para que esto no ocurra, irás a mi tierra, a casa de mi familia, y buscarás allí una esposa para mi hijo Isaac. \p \v 5 El criado le dijo a Abraham: \p ―Supongamos que yo no pueda hallar una muchacha que quiera venir conmigo a este lugar. Entonces, ¿debo hacer que Isaac se vaya a vivir al país del cual usted salió? \p \v 6 ―¡No! —advirtió Abraham—. Cuídate de no hacerlo bajo ninguna circunstancia. \v 7 Porque el \nd Señor\nd*, Dios del cielo, que me ordenó dejar mi tierra y mi familia, y prometió darme esta tierra como propiedad para mí y mis descendientes, enviará a su ángel delante de ti y hará que encuentres allí una doncella para que sea la esposa de mi hijo. \v 8 Pero si no lo logras, quedas libre de tu juramento. Pero bajo ninguna circunstancia llevarás a mi hijo para allá. \p \v 9 Entonces el criado colocó su mano en la entrepierna de su amo Abraham, y le juró seguir sus instrucciones. \v 10 Tomó diez camellos de su amo, y los cargó con muchos regalos, de las mejores cosas que Abraham tenía, y se fue hacia el pueblo de Najor en Aram Najarayin. \v 11 Una vez allí, hizo que los camellos se arrodillaran junto a un pozo de agua que estaba a las afueras de la ciudad. Era la hora de la puesta del sol, cuando las mujeres salían a buscar agua. \v 12 Luego comenzó a orar: «\nd Señor\nd*, Dios de mi amo Abraham, sé misericordioso con mi amo y ayúdame para cumplir el propósito de mi viaje. \v 13 Mira, aquí estoy junto al pozo de agua, a la hora en que las muchachas del pueblo vienen a sacar agua. \v 14 Permíteme saber cuál es la joven que tú has escogido para que sea la esposa de tu siervo Isaac. Te suplico que esa joven sea a quien yo le diga: “Por favor, baje su cántaro para que yo pueda tomar un poco de agua”, y que me conteste: “Tome usted, y también le voy a dar de beber a los camellos”. De esta manera podré estar bien seguro de que en verdad amas a mi amo Abraham». \p \v 15 Todavía estaba orando, cuando vio que se acercaba una muchacha con su cántaro al hombro. Era Rebeca, la hija de Betuel. Este Betuel era el hijo de Milca y de Najor, el hermano de Abraham. \v 16 La joven era muy hermosa y virgen, pues aún no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Rebeca bajó al pozo, llenó su cántaro de agua y se dispuso a regresar. \v 17 Entonces el criado corrió hacia ella y le dijo: \p ―Le ruego que me permita beber un poco de agua de su cántaro. \p \v 18 ―Con mucho gusto, señor —dijo ella. \p Y con prontitud inclinó el cántaro para que él pudiera beber. \p \v 19 Cuando el criado terminó de beber, la muchacha dijo: \p ―También sacaré agua para sus camellos, para que beban hasta que queden satisfechos. \p \v 20 Acto seguido vació el cántaro en el bebedero y fue corriendo varias veces al pozo a sacar agua, hasta que hubo la suficiente para todos los camellos. \v 21 Mientras tanto, el criado la observaba en silencio, preguntándose si el \nd Señor\nd* le había contestado la oración. \p \v 22 Cuando los camellos terminaron de beber, el criado sacó un pendiente de oro, que pesaba unos seis gramos, y se lo puso a Rebeca en la nariz. También le colocó en los brazos dos brazaletes que pesaban ciento veinte gramos cada uno. \p \v 23 Luego el criado le preguntó: \p ―¿Por favor, dígame quién es su papá? ¿Habrá lugar en casa de su padre para pasar la noche? \p \v 24 ―Mi padre es Betuel, hijo de Milca, que es esposa de Najor —contestó ella—. \v 25 Y en nuestra casa tenemos abundante comida para los camellos, y una pieza para huéspedes. \p \v 26 El criado, entonces, se arrodilló y adoró al \nd Señor\nd* \v 27 con la siguiente oración: \p «¡Alabado sea el \nd Señor\nd*, Dios de mi amo Abraham, pues siempre ha sido tan bueno y leal con él! ¡Gracias por haberme guiado directamente a los familiares de mi amo!». \p \v 28 La muchacha corrió hasta la casa para contarle estas cosas a su familia. \v 29-30 Rebeca tenía un hermano llamado Labán. Cuando este escuchó todo lo que la muchacha les contó, y además vio el pendiente y los brazaletes que llevaba puestos, salió corriendo hacia el pozo, donde todavía estaba el hombre de pie junto a los camellos. \v 31 Al verlo, le dijo: \p ―¡Venga, usted, bendito del \nd Señor\nd*, y quédese con nosotros! No tiene por qué quedarse aquí afuera. ¡Ya le he preparado un lugar para usted. También hay sitio para los camellos! \p \v 32 El criado siguió a Labán a la casa. Luego, Labán les llevó agua, para que el criado y sus acompañantes se lavaran los pies. También les quitó a los camellos las cargas que llevaban y les dio suficiente comida. \v 33 Cuando les sirvieron la comida, el criado de Abraham dijo: \p ―No quiero comer nada hasta haberles dicho por qué estoy aquí. \p ―Muy bien —dijo Labán—, danos tu mensaje. \p \v 34 ―Soy siervo de Abraham —explicó—. \v 35 El \nd Señor\nd* ha colmado de bendiciones a mi amo, de modo que él es considerado un gran hombre entre la gente de la tierra donde vive. Dios le ha dado grandes rebaños de ovejas y de vacas, además le ha dado una gran fortuna en plata y oro, y muchos esclavos y esclavas, camellos y burros. \v 36 Como si esto fuera poco, Sara, la esposa de mi amo, siendo ya muy anciana, le dio un hijo a mi amo. A ese hijo mi amo le ha dado todo lo que posee. \v 37-38 Y mi amo hizo que yo le prometiera que no dejaría que Isaac se casara con una de las mujeres de Canaán, que es la tierra donde él vive. Por eso, me pidió que viniera a esta lejana tierra, para buscar entre sus familiares una esposa para su hijo. \v 39 Yo le pregunté: “¿Y si no puedo encontrar una muchacha que quiera venir?”. Él me respondió: \v 40 “Vendrá, porque mi \nd Señor\nd*, en cuya presencia he andado, enviará su ángel contigo y hará que tu misión tenga éxito. Por tanto, busca una muchacha entre la familia de mi padre. \v 41 En caso de que mis familiares no quieran dejar venir a la muchacha, tú quedarás libre de la promesa que me has hecho”. \p \v 42 »Pues bien, esta tarde, cuando llegué al manantial, hice la siguiente oración: “\nd Señor\nd*, Dios de mi amo Abraham, si tú me estás guiando para que mi misión tenga éxito, guíame en la forma siguiente: \v 43 Aquí estoy junto a este pozo, te ruego que me ayudes. Voy a decirle a una muchacha que venga a sacar agua de este pozo: ‘Por favor, deme un poco de agua para beber’. \v 44 Si ella me responde: ‘Con mucho gusto, y también le daré agua a los camellos’, entonces sabré que es la muchacha que has escogido para que sea la esposa del hijo de mi amo”. \p \v 45 »Mientras yo decía estas cosas, apareció Rebeca con el cántaro al hombro, se dirigió al pozo, sacó agua y llenó el cántaro. Yo le dije: “Por favor, deme de beber”. \v 46 Ella con prontitud inclinó hacia mi el cántaro para que pudiera beber y me dijo: “Con mucho gusto, señor, y también sacaré agua para sus camellos”. ¡Y así lo hizo! \v 47 Entonces le pregunté: “¿De qué familia es usted?”. Y ella me dijo: “Soy de la familia de Najor. Mi padre es Betuel, hijo de Najor y de Milca”. Entonces le puse el pendiente en la nariz, y los brazaletes en los brazos. \v 48 Luego me arrodillé y adoré al \nd Señor\nd*. Sí, alabé al \nd Señor\nd*, el Dios de mi amo Abraham, porque me había llevado por el camino correcto, hasta encontrar en la casa del hermano de mi amo la esposa para su hijo Isaac. \v 49 Ahora, díganme si van a ser bondadosos y leales con mi amo Abraham; si no piensan serlo, también díganmelo. Así yo sabré qué camino tomar. \p \v 50 Entonces Labán y Betuel contestaron: \p ―Es evidente que esto es obra del \nd Señor\nd*, de modo que en ese caso nosotros no podemos hacer nada. \v 51 Mire, aquí está Rebeca. Tómela y llévesela, para que sea la esposa del hijo de su amo, tal como el \nd Señor\nd* lo ha dispuesto. \p \v 52 Al oír la respuesta, el mayordomo de Abraham cayó de rodillas delante del \nd Señor\nd*. \v 53 Enseguida sacó joyas de plata y de oro y hermosos vestidos para Rebeca, y también les hizo valiosos regalos a la madre y al hermano de ella. \v 54 Luego el criado y sus acompañantes cenaron y pasaron allí la noche. \p Al día siguiente, cuando se levantaron, el criado dijo: \p ―Debo regresar a casa de mi amo. \p \v 55 Pero el hermano y la mamá de Rebeca le dijeron: \p ―Queremos que Rebeca se quede con nosotros unos diez días más. Después de ese tiempo se podrá ir. \p \v 56 Pero él les rogó: \p ―No retarden mi regreso. El \nd Señor\nd* ha hecho que mi misión tenga éxito, así que déjenme regresar a donde mi amo. \p \v 57 ―Bien —respondieron—. Llamemos a la muchacha y preguntémosle si quiere irse o no. \p \v 58 Llamaron a Rebeca y le preguntaron: \p ―¿Quieres irte con este señor? \p Y ella respondió: \p ―Sí, me voy con él. \p \v 59 Entonces dejaron ir a Rebeca con el mayordomo y sus acompañantes. Además, permitieron que la mujer que había cuidado a Rebeca desde que era niña fuera también con ella \v 60 y la despidieron con esta bendición: \b \p «Hermana nuestra: \p ¡que seas madre de millones de hijos! \p ¡Que tu descendencia conquiste las ciudades de sus enemigos!». \b \p \v 61 Entonces Rebeca y sus esclavas subieron a los camellos y se fueron con el criado de Abraham. \p \v 62 Mientras tanto, Isaac, cuyo hogar estaba en el Néguev, había regresado del pozo de Lajay Roí. \v 63 Una tarde, salió a caminar por el campo para meditar. De repente, levantó la vista y vio que se acercaban unos camellos. \v 64 También Rebeca levantó la vista, y al ver a Isaac, se bajó del camello, \v 65 y le preguntó al criado: \p ―¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros? \p ―Es el hijo de mi amo —le contestó. \p Entonces ella se cubrió el rostro con el velo. \v 66 Cuando Isaac llegó hasta ellos, el mayordomo le contó todo lo ocurrido. \p \v 67 Isaac llevó a Rebeca a la tienda de su madre y la tomó por esposa. Él la amó mucho, y ella le sirvió de especial consuelo por la muerte de su madre. \c 25 \s1 Muerte de Abraham \p \v 1 Abraham volvió a casarse. Su nueva esposa se llamaba Cetura. \v 2 Con ella Abraham tuvo los siguientes hijos: \p Zimrán, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súaj. \p \v 3 Los dos hijos de Jocsán fueron Sabá y Dedán. Los hijos de Dedán fueron los asureos, los letuseos y los leumeos. \v 4 Los hijos de Madián fueron Efá, Éfer, Janoc, Abidá y Eldá. Todos estos fueron descendientes de Cetura. \p \v 5 Todo cuanto Abraham poseía se lo dio a Isaac. \v 6 A los hijos de sus otras mujeres les dio regalos, y los envió hacia el oriente, para alejarlos de Isaac. \p \v 7-8 Abraham murió a la avanzada edad de ciento setenta y cinco años \v 9-10 y fue sepultado por sus hijos Isaac e Ismael en la cueva de Macpela, cerca de Mamré, en el campo que Abraham le había comprado a Efrón, el hijo de Zojar el hitita. Fue sepultado junto a su esposa Sara. \p \v 11 Después de la muerte de Abraham, Dios derramó abundantes bendiciones sobre Isaac. Isaac se quedó a vivir cerca del pozo de Lajay Roí. \s1 Descendientes de Ismael \p \v 12-15 Esta es una lista, por orden de nacimiento, de los hijos de Ismael, hijo de Abraham y de Agar, la esclava egipcia de Sara: \p Nebayot, Cedar, Abdel, Mibsán, Mismá, Dumá, Masá, Hadar, Temá, Jetur, Nafis y Cedema. \p \v 16 Estos doce hijos de Ismael fundaron las doce tribus que llevan sus nombres. \p \v 17 Ismael murió a la edad de ciento treinta y siete años, y fue a reunirse con sus antepasados. \v 18 Los descendientes de Ismael habitaron en la región que va desde Javilá hasta Sur, que está frente a Egipto, en la vía que va a Asiria. Así que Ismael se quedó a vivir en frente de todos sus parientes. \s1 Nacimiento de Jacob y de Esaú \p \v 19 Esta es la historia de Isaac, el hijo de Abraham. \v 20 Isaac tenía cuarenta años cuando se casó con Rebeca, la hija de Betuel y hermana de Labán. Betuel y Labán eran arameos y vivían en Padán Aram. \v 21 Como Rebeca no podía tener hijos, Isaac oró al \nd Señor\nd* a favor de ella. El \nd Señor\nd* escuchó su oración, de modo que Rebeca quedó embarazada. \v 22 Pronto se dio cuenta que iba a tener mellizos porque los niños luchaban dentro de su vientre. Preocupada, Rebeca se dijo así misma: «Si las cosas van a seguir así, ¿para qué quiero seguir viviendo?». Entonces fue a consultar al \nd Señor\nd*, \v 23 Y Dios le dijo: \b \p «En tu vientre hay dos naciones; \p dos pueblos divididos desde antes de nacer. \p Uno será más fuerte que el otro, \p y el mayor servirá al menor». \b \p \v 24 Llegado el momento, Rebeca dio a luz. \v 25 El primero que nació era pelirrojo y tan velludo, que parecía tener un abrigo de piel. Por eso lo llamaron Esaú. \v 26 Luego nació el segundo, que salió aferrado al tobillo de Esaú, por lo que lo llamaron Jacob (Suplantador). Isaac tenía sesenta años cuando nacieron los mellizos. \p \v 27 Los niños crecieron. Esaú se hizo hábil cazador y le gustaba el campo, mientras que Jacob era muy tranquilo y prefería quedarse en la casa. \v 28 Esaú era el favorito de Isaac, porque le daba de comer de lo que cazaba; pero Jacob era el favorito de Rebeca. \p \v 29 Un día Jacob estaba haciendo un guiso cuando Esaú llegó del campo muy cansado \v 30 y le dijo: \p ―Hombre, ¡estoy muerto de hambre! ¡Por favor, dame un poco de ese guiso rojo! (Por eso, a Esaú también se le conoció con el nombre de Edom, que significa rojo). \p \v 31 ―Muy bien, pero dame en cambio tu derecho de primogenitura —respondió Jacob. \p \v 32 ―¿De qué me sirve la primogenitura si me muero de hambre? —replicó Esaú. \p \v 33 ―Entonces prométeme bajo juramento que me cedes tu derecho de primogenitura —insistió Jacob. \p Esaú hizo el juramento y vendió así sus derechos de hijo mayor al hermano menor. \v 34 Entonces Jacob le dio pan y el guiso de lentejas. \p Después de comer y de beber, Esaú se levantó y se fue. Así demostró que no le importaba para nada su derecho de hijo mayor. \c 26 \s1 Isaac y Abimélec \p \v 1 En aquella época hubo mucha hambre en esa región, tal como había ocurrido antes en el tiempo de Abraham. Isaac entonces se trasladó a la ciudad de Guerar, donde vivía Abimélec el rey de los filisteos. \v 2 Allí se le apareció el \nd Señor\nd* y le dijo: «No vayas a Egipto. Quédate en el lugar que yo te indique. \v 3 Vive en este país, y yo estaré contigo y te bendeciré, porque toda esta tierra te la daré a ti y a todos tus descendientes, tal como le prometí a Abraham, tu padre. \v 4 Haré que tus descendientes sean tan numerosos como las estrellas, y les daré todas estas tierras. Por causa de tus descendientes serán bendecidas todas las naciones de la tierra. \v 5 Haré esto por cuanto Abraham obedeció mis mandamientos y mis leyes». \p \v 6 Isaac, pues, se quedó en Guerar. \v 7 Cuando los hombres del lugar le preguntaban quién era la mujer que lo acompañaba, Isaac decía que era su hermana. Es que Rebeca era tan bonita, que Isaac tenía miedo de que los hombres de aquel lugar lo mataran si se enteraban que ella era su esposa. \p \v 8 Pero algún tiempo después, Abimélec, el rey de los filisteos, miró por la ventana y vio a Isaac acariciando a Rebeca. \v 9 Abimélec entonces llamó a Isaac y le dijo: \p ―¡Ah, con que esa mujer es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana? \p ―Porque tuve miedo de ser asesinado —replicó Isaac—. Pensé que alguien podría matarme para apoderarse de ella. \p \v 10 ―¿Cómo pudiste hacernos esto? —exclamó Abimélec—. Alguno, sin saberlo, pudo haberse acostado con ella, y todos habríamos cargado con las consecuencias de ese pecado. \p \v 11 Entonces Abimélec proclamó públicamente: «Cualquiera que le haga algún daño a este hombre o a su esposa, morirá». \p \v 12 Ese año las cosechas de Isaac fueron enormes: cosechó cien veces lo sembrado, porque el \nd Señor\nd* lo bendijo. \v 13 Día a día Isaac fue adquiriendo bienes, hasta que llegó a ser muy rico. \v 14 Tenía grandes rebaños de ovejas y de vacas, y muchos esclavos. Por esta razón los filisteos le tenían envidia. \v 15 Así que llenaron de tierra los pozos que habían cavado los siervos de su padre Abraham. \v 16 Entonces el rey Abimélec le dijo a Isaac: \p ―Vete a otro lugar, porque te has enriquecido y eres más poderoso que nosotros. \p \v 17 De modo que Isaac salió de allí y se fue a vivir al valle de Guerar. \v 18 Allí Isaac volvió a abrir los pozos de Abraham, los mismos que los filisteos habían tapado después de la muerte de Abraham. Isaac les puso los mismos nombres que les había dado su padre. \p \v 19 Un día, los pastores de Isaac abrieron un hoyo en el valle y encontraron un manantial. \v 20 Pero cuando los pastores del lugar lo vieron lo reclamaron como suyo. \p ―Esta es nuestra tierra, por lo tanto el pozo es nuestro —dijeron, y disputaron con los pastores de Isaac. \p Por eso, Isaac llamó a ese pozo Pelea, porque habían peleado por él. \v 21 Los hombres de Isaac cavaron otro pozo y nuevamente pelearon por él. A este pozo Isaac le puso el nombre de Enemistad. \p \v 22 Isaac se fue de allí y cavó otro pozo, pero esta vez no pelearon por él. Entonces Isaac le puso el nombre de Lugar de Libertad, pues dijo: «Ahora el \nd Señor\nd* nos ha dado un lugar en el que podremos prosperar». \p \v 23 De allí, Isaac fue a Berseba. \v 24 Esa noche, el \nd Señor\nd* se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios de Abraham, tu padre. No temas, porque estoy contigo. Por amor a Abraham, mi siervo, te bendeciré y haré que tu descendencia sea muy numerosa». \p \v 25 Entonces Isaac construyó un altar y adoró al \nd Señor\nd*. Allí se estableció, y sus siervos abrieron un pozo. \p \v 26 Un día, Abimélec vino desde Guerar para visitar a Isaac. Con él vinieron Ajuzat, su consejero, y Ficol, comandante de su ejército. \p \v 27 ―¿A qué han venido, si me odian y me echaron de su tierra? —les preguntó Isaac. \p \v 28 ―Bueno —dijeron ellos—, podemos ver claramente que el \nd Señor\nd* te está bendiciendo. Así que hemos decidido venir a pedirte que hagamos un pacto entre nosotros. El pacto que haremos contigo, bajo juramento, es este: \v 29 Prométenos que no nos harás daño, tal como nosotros no te lo hemos causado a ti. Realmente, te hemos hecho solamente bien y te despedimos en forma pacífica. ¡Ahora tú cuentas con la bendición del \nd Señor\nd*! \p \v 30 Entonces Isaac les hizo una gran fiesta, y comieron y bebieron. \v 31 Al día siguiente, se levantaron muy temprano y sellaron el pacto con un juramento. Luego Isaac los despidió en paz. \p \v 32 Ese mismo día los siervos de Isaac vinieron y le dijeron: \p ―¡Encontramos agua en el pozo que estábamos abriendo! \p \v 33 Por eso, Isaac le puso a ese pozo el nombre de Seba (Juramento). Por esta razón, aquella ciudad, hasta el día de hoy, lleva el nombre de Berseba. \s1 Isaac bendice a Jacob \p \v 34 A los cuarenta años de edad, Esaú se casó con una muchacha llamada Judit, hija de un hitita llamado Beerí. Además se casó con Basemat, hija de otro hitita llamado Elón. \v 35 Estas dos mujeres fueron un dolor de cabeza para Isaac y Rebeca. \c 27 \p \v 1 Isaac estaba muy viejo y se había quedado ciego. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: \p ―¡Hijo mío! \p ―¿Qué quieres, padre? —contestó Esaú. \p \v 2 ―Ya estoy viejo —dijo Isaac—, y en cualquier momento me puedo morir. \v 3 Toma el arco y las flechas y anda al campo a ver qué puedes cazar para mí. \v 4 Luego prepárame un guiso sabroso, como a mí me gusta, y me lo traes para comérmelo. Después de eso te daré mi bendición antes de morir. \p \v 5 Rebeca oyó la conversación que Isaac tuvo con su hijo Esaú. Así que tan pronto este salió al campo a cazar un animal para su padre, \v 6 llamó a su hijo Jacob y le dijo: \p ―Acabo de escuchar que tu padre estaba hablando con tu hermano, y le decía \v 7 que fuera a cazar algún animal para que le preparara un guiso, y que después de eso le daría su bendición. \v 8 Ahora, hijo mío, préstame atención y haz exactamente lo que yo te voy a decir: \v 9 Ve al rebaño y tráeme dos de los mejores cabritos. Con ellos le prepararé un guiso sabroso a tu padre, tal como a él le gusta. \v 10 Luego tú se lo servirás, y cuando él se lo haya comido, te dará la bendición antes de su muerte. \p \v 11 ―Pero, madre —dijo Jacob—, mi hermano es muy velludo, mientras que yo soy lampiño. \v 12 Si a mi padre le da por tocarme pensará que me estoy burlando de él. Entonces, en vez de bendecirme me maldecirá. \p \v 13 ―Que sus maldiciones caigan sobre mí, hijo mío —dijo ella—. Haz lo que te he dicho. Ve a buscar los cabritos. \p \v 14 Jacob siguió las instrucciones de su madre y le trajo los dos cabritos. Su madre preparó un guiso tal como le gustaba a Isaac. \v 15 Enseguida tomó la mejor ropa de su hijo Esaú, que este había dejado en la casa, y le pidió a Jacob que se la pusiera. \v 16 Luego, con la piel de los cabritos, Rebeca le cubrió a Jacob los brazos y la parte del cuello donde no tenía vellos. \v 17 Después, le entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado. \p \v 18 Jacob llevó la bandeja con la comida a la pieza donde estaba su padre. \p ―¡Padre! —dijo Jacob. \p ―Aquí estoy, hijo mío. ¿Quién eres tú? —preguntó Isaac. \p \v 19 ―Soy Esaú, tu hijo mayor —dijo Jacob—. Hice lo que me dijiste que hiciera. Este es el guiso que preparé con lo que he cazado. Siéntate y cómelo, para que me bendigas. \p \v 20 Entonces Isaac le preguntó: \p ―Hijo mío, ¿cómo pudiste hacerlo con tanta rapidez? \p ―Porque el \nd Señor\nd*, tu Dios, me permitió encontrar el animal muy pronto —respondió Jacob. \p \v 21 ―Acércate —le ordenó Isaac—. Quiero palparte para estar seguro de que eres mi hijo Esaú. \p \v 22 Jacob se acercó a su padre, y él lo palpó. «Es la voz de Jacob —dijo Isaac para sí—, pero las manos son las de Esaú». \p \v 23 Así que Isaac no reconoció a Jacob, porque sus manos eran tan velludas como las de su hermano Esaú. Antes de bendecir a Jacob, \v 24 Isaac volvió a preguntarle: \p ―¿Eres realmente Esaú? \p ―Sí, por supuesto —respondió Jacob. \p \v 25 ―Entonces pásame el guiso de lo que cazaste. Me lo comeré y luego te bendeciré. \p Jacob se lo pasó, e Isaac comió; también bebió el vino que Jacob le había llevado. \p \v 26 ―Acércate y bésame, hijo mío —dijo Isaac. \p \v 27 Jacob se acercó y besó a su padre. Al oler la ropa que Jacob llevaba puesta, Isaac lo bendijo con estas palabras: \b \p «El olor de mi hijo es como el buen aroma de un campo bendecido por el \nd Señor\nd*. \p \v 28 Que Dios te dé siempre abundante agua del cielo; que te dé cosechas abundantes, y mucho trigo y vino. \p \v 29 Que muchas naciones te sirvan; que muchos pueblos se inclinen delante de ti. \p Que seas el amo de todos tus parientes, y que todos ellos se inclinen delante de ti. \p Malditos sean los que te maldigan, y benditos los que te bendigan». \b \p \v 30 En cuanto Isaac hubo bendecido a Jacob, y casi en el momento en que este salía de la carpa de su padre, llegó Esaú del campo con su caza. \v 31 También la preparó en la forma que a su padre le gustaba y se la llevó. \p ―Padre —dijo Esaú—, aquí está lo que te he preparado con lo que he cazado. Siéntate y come, para que me des la mejor de tus bendiciones. \p \v 32 ―Pero, ¿quién eres tú? —preguntó Isaac. \p ―Pues, yo soy Esaú, tu hijo primogénito —le contestó. \p \v 33 Isaac se estremeció fuertemente y dijo a Esaú: \p ―Entonces, ¿quién fue el que estuvo aquí y me trajo un guiso? Acabo de comerme el guiso que me trajo, y le di mi bendición, y nadie se la podrá quitar. \p \v 34 Cuando Esaú escuchó esto, comenzó a llorar con profunda amargura, y le dijo: \p ―Padre mío, ¡bendíceme también a mí! \p \v 35 Isaac le contestó: \p ―Tu hermano estuvo aquí, me engañó y se llevó tu bendición. \p \v 36 ―¡Con razón lo llamaron Jacob! —dijo Esaú con amargura—. Primero se apoderó de mi primogenitura, y ahora me ha robado tu bendición. Padre, ¿no has guardado una bendición para mí? \p \v 37 ―Lo he puesto por señor tuyo y le he dado por siervos a todos sus parientes —le respondió Isaac—. Le he garantizado que tendrá abundancia de grano y de vino. ¿Qué puedo darte a ti, hijo mío? \p \v 38 Esaú insistió: \p ―¿No tienes ninguna bendición para mí? ¡Padre mío, bendíceme también a mí! \p Y se puso a llorar a gritos. \v 39 Entonces Isaac le dijo: \b \p «Vivirás lejos de las tierras fértiles y de la lluvia que cae del cielo. \p \v 40 Para poder vivir tendrás que usar tu espada, y servirás a tu hermano por un tiempo. \p Pero cuando seas más fuerte te liberarás del dominio de tu hermano». \s1 Jacob huye de Esaú \p \v 41 Entonces Esaú se llenó de odio contra Jacob por lo que este le había hecho, y se dijo: «Pronto morirá mi padre, y en cuanto esto haya ocurrido, mataré a Jacob». \p \v 42 A Rebeca le contaron lo que estaba planeando Esaú. Entonces mandó a llamar a Jacob, y le dijo: \p ―Me he enterado de que tu hermano Esaú anda con intenciones de matarte. \v 43 Por eso, hijo mío, haz lo que te voy a decir: Levántate y vete a la casa de mi hermano Labán, que vive en Jarán. \v 44-45 Quédate allá hasta que el tiempo haya aplacado la furia de tu hermano y se haya olvidado de lo que hiciste. Entonces yo te mandaré a buscar. ¿Por qué he de perder a los dos el mismo día? \p \v 46 Después Rebeca le dijo a Isaac: \p ―Me tienen enferma y cansada estas mujeres hititas. Preferiría morirme antes de ver a Jacob casado con alguna de esas hititas que viven aquí. \c 28 \p \v 1 Entonces Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: \p ―No te cases con ninguna mujer de aquí de Canaán. \v 2 Debes ir inmediatamente a Padán Aram, a la casa de tu abuelo Betuel, el padre de tu madre, para que te cases con alguna de las hijas de tu tío Labán. \v 3 Que el Dios Todopoderoso te bendiga y te dé muchos hijos; que llegues a ser una nación compuesta de muchas tribus. \v 4 Que Dios te dé a ti, y también a tu descendencia, las grandes bendiciones prometidas a Abraham. Que te dé la posesión de esta tierra en que ahora somos extranjeros, porque Dios se la prometió a Abraham. \p \v 5 De esta manera despidió Isaac a Jacob y lo envió a Padán Aram, donde vivía Labán, el hijo de Betuel, el arameo, y hermano de Rebeca, la madre de Jacob y Esaú. \p \v 6 Esaú supo que su padre había bendecido a Jacob y que lo había enviado a Padán Aram, para que se casara allá. También se enteró de que Isaac, al bendecir a Jacob, le prohibió que se casara con una mujer cananea. \v 7 Y que Jacob, efectivamente, obedeció a su padre y a su madre, y se fue para Padán Aram. \v 8 Por eso, Esaú comprendió que las mujeres de Canaán no eran del agrado de Isaac, su padre. \v 9 Entonces Esaú fue a la región donde vivía Ismael, el hijo de Abraham. Allí Esaú, aunque ya tenía otras esposas, se casó con Majalat, que era hija de Ismael y hermana de Nebayot. \s1 El sueño de Jacob en Betel \p \v 10 Jacob salió de Berseba y viajó hacia Jarán. \v 11 Llegó hasta cierto lugar y se quedó allí para pasar la noche, pues ya el sol se había ocultado. Tomó una piedra y la puso como almohada, y se acostó a dormir. \v 12 Mientras dormía soñó que había una escalera desde la tierra hasta el cielo, y vio ángeles de Dios que subían y bajaban por ella. \v 13 En el sueño también vio que el \nd Señor\nd* estaba parado junto a él y le decía: «Yo soy el \nd Señor\nd*, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tus descendientes les voy a dar esta tierra en la que estás acostado. \v 14 Tus descendientes serán tantos como el polvo de la tierra. Llenarán la tierra de este a oeste y de norte a sur. Todas las naciones de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia. \v 15 Además, estaré contigo y te protegeré dondequiera que vayas, y te traeré de nuevo sano y salvo a esta tierra. ¡Jamás te abandonaré sin haberte cumplido mis promesas!». \p \v 16-17 Cuando Jacob despertó de su sueño tuvo mucho miedo, y pensó: «¡Sin duda alguna el \nd Señor\nd* está en este lugar, y yo no lo sabía! ¡Este lugar es asombroso! ¡Es nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo!». \p \v 18 Al día siguiente se levantó muy de mañana, tomó la piedra que había usado como almohada, la paró como si fuera una columna, para que sirviera de señal de lo ocurrido. Luego derramó aceite de oliva sobre ella. \v 19 En ese lugar había una ciudad que se llamaba Luz, pero Jacob le cambió el nombre y la llamó Betel (Casa de Dios). \p \v 20-22 Jacob, entonces, hizo este voto: «Si Dios me ayuda y me protege en este viaje, me da ropa y comida, y me permite regresar sano y salvo a la casa de mi padre, el \nd Señor\nd* será mi Dios. Y esta piedra que he levantado para señal, será lugar de adoración. Además, de todo lo que me dé, le entregaré el diezmo». \c 29 \s1 Jacob llega a Padán Aram \p \v 1 Jacob continuó el viaje hasta que llegó finalmente a la tierra ubicada al este del río Jordán. \v 2 Allí en el campo vio un pozo. Junto al pozo se encontraban tres rebaños de ovejas, pues era de allí que bebían agua. El pozo estaba tapado con una piedra muy grande. \v 3 Sólo cuando se reunían todos los pastores con sus rebaños era que quitaban la piedra. Una vez que las ovejas bebían, los pastores volvían a colocar la piedra sobre la boca del pozo. \v 4 Jacob se acercó a los pastores y les preguntó: \p ―Amigos, ¿dónde viven ustedes? \p ―Vivimos en Jarán —dijeron. \p \v 5 ―¿Conocen a un tal Labán hijo de Najor? —les volvió a preguntar. \p ―¡Claro que sí lo conocemos! —le contestaron. \p \v 6 Jacob continuó preguntando: \p ―¿Cómo está? \p ―Está bien y ha prosperado. Mira, allí viene su hija Raquel con las ovejas —le dijeron los pastores. \p \v 7 ―Falta mucho para que se oculte el sol, y todavía es muy temprano para que encierren sus rebaños. ¿Por qué no le dan de beber al ganado para que sigan pastando antes de llevarlos a dormir? —preguntó Jacob. \p \v 8 ―Porque tenemos un acuerdo de que sólo quitaremos la piedra cuando ya estén juntos todos los rebaños. Sólo hasta ese momento podremos darles de beber a las ovejas —contestaron. \p \v 9 Mientras conversaban, llegó Raquel con las ovejas de su padre, porque ella era la pastora. \v 10 Cuando Jacob vio a Raquel, la hija de su tío Labán, se apresuró a quitar la piedra que estaba sobre el pozo, para que bebieran las ovejas que ella pastoreaba. \v 11 Luego Jacob besó a Raquel y se echó a llorar. \v 12 Jacob le contó a Raquel que él era sobrino de Labán, ya que era hijo de Rebeca. Entonces Raquel salió corriendo a darle la noticia a su padre. \p \v 13 Cuando Labán supo que su sobrino Jacob estaba allí, salió corriendo a recibirlo. Al verlo, lo abrazó, lo besó y lo llevó a su casa. Entonces Jacob le contó su historia. \v 14 Por eso, Labán le dijo: «¡No hay duda de que eres de mi familia!». \s1 Jacob se casa con Lea y Raquel \p Cuando Jacob ya llevaba un mes viviendo en la casa de Labán, \v 15 este le dijo: \p ―No hay razón para que trabajes para mí sin recibir pago por el hecho de ser parientes. ¿Cuánto quieres que te pague? \p \v 16 Ahora bien, Labán tenía dos hijas: Lea, la mayor, y Raquel, la menor. \v 17 Lea tenía hermosos ojos, pero Raquel era hermosa en todo sentido. \v 18 Jacob estaba enamorado de Raquel. Por lo tanto, le dijo a Labán: \p ―Trabajaré para ti siete años si me das a Raquel para que sea mi esposa. \p \v 19 ―¡De acuerdo! —replicó Labán—. Prefiero dártela a ti antes que a alguien que no sea de la familia. \p \v 20 Así fue que Jacob trabajó los siete años siguientes para quedarse con Raquel. Sin embargo, le parecieron pocos días, porque estaba muy enamorado de ella. \v 21 Finalmente, llegó el día en que Jacob podía casarse con Raquel. \p ―Cumplí mi parte del contrato —le dijo Jacob a Labán. Ahora dame a Raquel para que sea mi esposa. \p \v 22 Entonces, Labán invitó a toda la gente de ese lugar e hizo una gran fiesta. \v 23 Ya entrada la noche, Labán tomó a su hija Lea y se la llevó a Jacob. Y Jacob durmió con Lea, sin saber que era ella. \v 24 Como regalo de bodas, Labán le dio a Lea una esclava llamada Zilpá, para que la atendiera. \p \v 25 Al levantarse en la mañana, Jacob descubrió que era Lea con quien había dormido. Por eso, fue donde Labán y le reclamó: \p ―¿Qué clase de engaño es este? ¿Acaso no trabajé siete años para que me dieras a Raquel? ¿Qué es lo que pretendes al engañarme de este modo? \p \v 26 Labán respondió en tono conciliador: \p ―No es costumbre entre nosotros que la hija menor se case antes que la mayor. \v 27 Espera a que termine la semana de la fiesta de boda de Lea y te daré también a Raquel, siempre y cuando me prometas que trabajarás para mí otros siete años. \p \v 28 Jacob aceptó el trato. Entonces, cuando se cumplió la semana que le correspondía a Lea, Labán le dio a Jacob a Raquel por esposa. \v 29 Labán le dio también a Raquel una esclava llamada Bilhá, para que la ayudara. \v 30 Jacob durmió con Raquel y la amó más que a Lea; y se quedó trabajando los siete años adicionales. \s1 Los hijos de Jacob \p \v 31 Jacob no amaba a Lea, y cuando vio esto el \nd Señor\nd* permitió que Lea tuviera hijos; pero a Raquel no se lo permitió. \v 32 De modo que Lea quedó embarazada y tuvo un hijo al que llamó Rubén, porque dijo: «El \nd Señor\nd* ha visto mi sufrimiento; ahora sí me amará mi marido». \v 33 Poco tiempo después volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo. A este le puso Simeón (el \nd Señor\nd* oyó), porque dijo. «El \nd Señor\nd* ha oído que no soy amada, y por eso me dio este otro hijo». \p \v 34 Nuevamente quedó embarazada y dio a luz un tercer hijo, al que llamó Leví (unido), porque dijo: «Seguramente ahora sí me amará mi marido, puesto que le he dado tres hijos». \p \v 35 Por cuarta vez quedó embarazada y tuvo un hijo al que llamó Judá (alabanza), porque dijo: «Ahora alabaré al \nd Señor\nd*». Entonces dejó de tener hijos. \c 30 \p \v 1 Cuando Raquel se dio cuenta de que no podía tener hijos, sintió envidia de su hermana, y le dijo a Jacob: \p ―¡Dame un hijo, o me muero! \p \v 2 Jacob se enojó y le respondió: \p ―¿Acaso soy yo Dios? Él es el que no te ha permitido tener hijos. \p \v 3 Entonces Raquel le dijo: \p ―Acuéstate con mi sierva Bilhá. Así cuando ella vaya a dar a luz, sus hijos nacerán sobre mis rodillas. De ese modo será como si yo misma los hubiera tenido, y serán mis hijos. \p \v 4 Entonces Raquel le entregó a Jacob a su sierva Bilhá para que tuviera hijos con ella. Y Jacob tuvo relaciones sexuales con ella, y \v 5 Bilhá quedó embarazada y le dio un hijo a Jacob. \v 6 Raquel lo llamó Dan (justicia), porque dijo: «Dios me hizo justicia y oyó la voz de mis ruegos, y me dio un hijo». \p \v 7 Después Bilhá, la sierva de Raquel, quedó nuevamente embarazada y le dio a Jacob un segundo hijo. \v 8 Raquel lo llamo Neftalí (lucha), porque dijo: «He tenido una dura lucha con mi hermana y he vencido». \p \v 9 Cuando Lea vio que no podía tener más hijos, tomó a su sierva Zilpá y se la entregó a Jacob para que tuviera hijos con ella. \v 10 Zilpá, entonces, le dio un hijo a Jacob. \v 11 Lea lo llamó Gad (ha vuelto mi suerte), porque dijo: «¡Me ha regresado la buena suerte!». \p \v 12 Después Zilpá le dio un segundo hijo a Jacob. \v 13 Lea lo llamó Aser (feliz), porque dijo: «¡Qué gozo tengo! Ahora las demás mujeres me van a felicitar». \p \v 14 Un día, durante la época de la cosecha del trigo, Rubén encontró algunas mandrágoras que crecían en el campo y se las llevó a Lea, su madre. Raquel le dijo a Lea: \p ―Por favor, regálame algunas de las mandrágoras que te trajo tu hijo. \p \v 15 Pero Lea, disgustada, le respondió: \p ―¿No crees que es suficiente con que me hayas robado a mi marido, para que ahora quieras quedarte con las mandrágoras que me ha traído mi hijo? \p Raquel entonces le dijo con tristeza: \p ―Si me das las mandrágoras, te prometo que Jacob dormirá contigo esta noche. \p \v 16 Aquella tarde cuando Jacob regresaba al hogar desde el campo, Lea le salió al encuentro y le dijo: \p ―Tienes que dormir conmigo esta noche, pues te alquilé por unas mandrágoras que encontró mi hijo. \p Y Jacob durmió con ella esa noche. \p \v 17 Dios contestó las oraciones de Lea, pues esta quedó embarazada y le dio a Jacob un quinto hijo. \v 18 Lea lo llamó Isacar (recompensa), porque dijo: «Dios me ha recompensado por haberle dado a mi sierva mi marido». \p \v 19 Lea quedó otra vez embarazada, y le dio a Jacob un sexto hijo. \v 20 Lo llamó Zabulón (obsequios), porque dijo: «Dios me ha dado un buen regalo. Ahora mi marido se quedará conmigo, porque le he dado seis hijos». \v 21 Después dio a luz una hija, y la llamó Dina. \p \v 22 Entonces Dios tuvo compasión de Raquel, y le respondió sus oraciones, pues le permitió tener hijos. \v 23-24 Así que ella quedó embarazada, y dio a luz un hijo. A este hijo, Raquel le puso por nombre José (que añada otro), porque dijo: «Dios ha quitado la humillación que había sobre mí». Luego añadió: «¡Qué bueno sería que el \nd Señor\nd* me diera otro hijo». \s1 Jacob se enriquece \p \v 25 Poco después de que José nació, Jacob le dijo a Labán: \p \v 26 ―Quiero volver a mi tierra. Permíteme llevarme a mis esposas y a mis hijos, porque yo los gané con mi trabajo. Tú sabes que te los he pagado con mis servicios. \p \v 27 ―No me dejes, por favor —respondió Labán—. Por adivinación me he enterado de que el \nd Señor\nd* me ha bendecido a través de ti. \v 28 Dime qué salario quieres recibir, y yo te lo pagaré. \p \v 29 Jacob contestó: \p ―Tú sabes con cuánta fidelidad te he servido durante todos estos años, y cómo, debido a mis cuidados, han aumentado tus rebaños. \v 30 De lo poco que tenías has pasado a tener un rebaño inmenso. El \nd Señor\nd* te ha bendecido desde que yo llegué. Pero ya es tiempo de que yo trabaje para mi propia familia. \p \v 31-32 ―¿Qué salario quieres que te pague? —volvió a preguntarle Labán. \p Jacob respondió: \p ―Si aceptas lo que te voy a decir, volveré a trabajar para ti. Déjame revisar tu ganado y apartar todos los corderos manchados, rayados y negros, lo mismo que todas las cabras manchadas y rayadas. Dame eso como salario. \v 33 Entonces, si alguna vez encuentras alguna cabra u oveja blanca entre mi rebaño, sabrás que te la he robado. \p \v 34 ―De acuerdo —respondió Labán—. Se hará como has dicho. \p \v 35-36 Ese mismo día Labán salió al campo y puso aparte todos los chivos que tenían pintas o manchas y las cabras que tenían algo de color o que tenían manchas o listas blancas, y todos los corderos negros. Labán entregó este ganado a sus hijos para que lo cuidaran. Después Labán se llevó el rebaño a unos sesenta kilómetros de distancia para alejarlos de Jacob, mientras este seguía cuidando el resto de los rebaños de Labán. \p \v 37 Por su parte, Jacob tomó varas verdes de álamo, de avellano y de castaño y las descortezó para dejar al descubierto las franjas blancas. \v 38 Enseguida colocó las varas en los bebederos, para que el ganado las viera cuando venían a beber, porque era allí donde se apareaban. \v 39-40 De modo que se apareaban delante de las varas y así las hembras parían ejemplares manchados, negros o rayados. Jacob apartaba estas crías y las colocaba frente a los animales rayados y negros del ganado de Labán. \v 41 Además, cada vez que los animales más fuertes estaban en celo, Jacob colocaba las varas en los bebederos, de modo que los animales, al unirse, lo hacían mirando las ramas. \v 42 Sin embargo, cuando los animales más débiles se unían, Jacob no colocaba las ramas. De este modo los corderos más débiles eran de Labán, mientras que los fuertes eran para Jacob. \v 43 Como resultado, Jacob se enriqueció mucho, pues llegó a tener muchas ovejas, muchos esclavos, esclavas, camellos y burros. \c 31 \s1 Jacob huye de Labán \p \v 1 Al tiempo, Jacob se enteró de que los hijos de Labán estaban diciendo: «Jacob se ha ido quedando con todo lo que era de nuestro padre, y por eso se ha hecho rico». \v 2 Pronto Jacob percibió un considerable cambio en la actitud de Labán hacia él. \v 3 Entonces el \nd Señor\nd* le habló a Jacob y le dijo: «Regresa a la tierra de tus padres y de tus parientes, y yo estaré contigo». \p \v 4 Un día Jacob mandó a buscar a Raquel y a Lea para que fueran a verlo al campo donde estaba con sus rebaños, pues quería hablar de esto con ellas. Jacob les dijo: \p \v 5 ―Su padre ya no me trata como antes, ¡pero el Dios de mi padre siempre ha estado conmigo! \v 6 Ustedes saben cuánto he trabajado para Labán, \v 7 pero él ha buscado la manera de engañarme, y ha violado una y otra vez el contrato de salario que tiene conmigo. Pero Dios no ha permitido que me haga daño. \v 8 Si él decía que las ovejas manchadas serían mías, entonces todo el ganado comenzaba a salir pinto. Pero después él cambiaba y decía que serían míos los animales que nacieran rayados, y entonces todos los corderos nacían rayados. \v 9 De esta manera Dios me ha enriquecido a expensas del padre de ustedes. \p \v 10 »En el tiempo en que los animales estaban en celo tuve un sueño. En ese sueño veía que los chivos que se unían a las cabras eran manchados, rayados o moteados. \v 11 Entonces, en el sueño, el ángel de Dios me llamó por mi nombre, y yo le contesté: «Aquí estoy». \v 12-13 Entonces él me dijo: «Levanta la vista y observa que los machos que se unen a las hembras son manchados, rayados o moteados, porque estoy al tanto de lo que Labán te ha hecho. Yo soy el Dios que conociste en Betel, el lugar donde ungiste la piedra e hiciste voto de servirme. Deja ahora este país y vete a la tierra de tu nacimiento». \p \v 14 Raquel y Lea contestaron: \p ―¡Estamos de acuerdo! Aquí no tenemos nada, pues no vamos a recibir ninguna herencia de parte de nuestro padre. \v 15 Él nos ha tratado como extranjeras. Nos vendió, y lo que recibió por nosotras ya lo gastó. \v 16 Así que las riquezas que Dios te dio a expensas de nuestro padre, son legalmente nuestras y de nuestros hijos. Sigue adelante, y haz lo que Dios te dijo. \p \v 17-20 Así fue que un día, mientras Labán se encontraba ausente trasquilando las ovejas, Jacob hizo que sus esposas e hijos montaran en los camellos. Además, tomó todos los ganados, junto con todas las riquezas que había conseguido en Padán Aram, y emprendió el viaje hacia Canaán, donde vivía su padre Isaac. Esto lo hizo sin que Labán se diera cuenta. Por su parte, Raquel le robó a Labán los ídolos de la familia. Esto lo hizo mientras Labán se encontraba en otro lugar esquilando las ovejas. \v 21 De modo que huyó con todas sus posesiones, cruzó el Éufrates y se dirigió a la tierra de Galaad. \s1 Labán persigue a Jacob \p \v 22 Tan solo tres días después Laban se enteró de que Jacob se había ido. \v 23 Entonces, tomando a varios de sus familiares con él, salió en afanosa persecución, hasta que los alcanzó siete días después en el monte Galaad. \v 24 Aquella noche Dios se le apareció a Labán, el arameo, en sueños, y le dijo: «¡No te atrevas a tratar mal a Jacob!». \p \v 25 Labán, finalmente, encontró a Jacob cuando este estaba acampado en los montes de Galaad. Labán también acampó allí, junto con los familiares que lo acompañaban, \v 26 y le dijo a Jacob: \p ―¿Por qué me hiciste esto? ¿Por qué me engañaste y te trajiste a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra? \v 27 ¿Por qué no me diste la oportunidad de hacer una despedida con canciones, orquestas y arpa? \v 28 ¿Por qué no dejaste que besara a mis nietos para despedirme de ellos? Tu manera de actuar ha sido muy extraña. \v 29 Yo podría causarte bastante daño, pero anoche se me apareció el Dios de tu padre y me dijo: “¡No te atrevas a tratar mal a Jacob!”. \v 30 Pero, mira, si pensabas que debías partir, y tanto extrañabas el hogar de tu niñez, ¿por qué has robado mis ídolos? \p \v 31 Jacob le respondió: \p ―Yo hui porque tenía miedo. Pensé: “Él me quitará a sus hijas por la fuerza”. \v 32 Pero en cuanto a tus ídolos no tengo ni idea. Si alguno de nosotros te los robó, entonces que sea castigado con la muerte. Si encuentras una sola cosa que te hayamos robado, te juro delante de todos estos hombres, que te la podrás llevar sin ningún problema. \p Jacob dijo esto porque no sabía que Raquel se los había robado. \v 33 Labán entró primero a la tienda de Jacob a buscar los ídolos, luego a la de Lea y de allí a las de las dos concubinas, pero no encontró nada en ellas. Finalmente entró a la tienda de Raquel. \v 34 Como recordarán, Raquel era la que se había robado los ídolos. Ella los había escondido en la silla de su camello y estaba sentada sobre ellos. Aunque Labán buscó en toda la tienda, nada encontró. \p \v 35 Raquel le dijo a Labán: \p ―Padre, perdóname que no me levante, pero estoy con la menstruación. \p Labán siguió buscando sus ídolos, pero no los encontró. \p \v 36 Entonces Jacob se enojó, y en tono fuerte le dijo a Labán: \p ―¿Qué mal te he hecho, para que me hayas perseguido como si yo fuera un criminal? \v 37 ¡Has registrado todas mis cosas! Dime, ¿encontraste algo que sea tuyo? Si es así, entonces, colócalo aquí para que todos los que están aquí lo vean y digan quién tiene la razón. \v 38 Veinte años te serví y todo ese tiempo cuidé tus ovejas y tus cabras para que tuvieran crías sanas, y jamás saqué un cordero de los tuyos para comérmelo. \v 39 Si alguno era atacado por los animales salvajes y moría, yo me hacía cargo de la pérdida. Me hacías pagar cada animal que se robaban, fuera mía la culpa o no. \v 40 En el día me quemaba el sol y en la noche tiritaba de frío. ¡A veces ni siquiera podía dormir! \v 41 Sí, veinte años: catorce para pagar tus dos hijas, y seis para formar mis rebaños. ¡Y muchas veces me cambiaste el salario! \v 42 En realidad, de no ser por la gracia del Dios de mi abuelo Abraham, el glorioso Dios de mi padre Isaac, tú me habrías despedido sin abonar un centavo a mi cuenta. Pero Dios vio tu crueldad y mi duro trabajo, y por eso es que se te apareció anoche y te reprendió. \p \v 43 Labán contestó: \p ―Estas mujeres son mis hijas, y estos niños son mis nietos. También las ovejas y todo lo que ves me pertenece. ¿Cómo crees que yo quiera ahora hacerles daño a mis hijas y a mis nietos? \v 44 Ven ahora y firmemos un pacto de paz, tú y yo. ¡Ese pacto será testigo de nuestro acuerdo! \p \v 45 Entonces Jacob tomó una piedra y la colocó como un pilar, para que les sirviera de prueba. \v 46 Luego les dijo a sus familiares que reunieran piedras y las amontonaran. Una vez hecho esto, comieron sobre ese montón de piedras. \v 47 A ese montón de piedras Labán le puso el nombre de Yegar Saduta, y Jacob lo llamó Galaad. \v 48 Luego Labán dijo: \p ―Este montón de piedras servirá para recordarnos el trato que tú y yo hemos hecho hoy. \p Aquel lugar se llamó Galaad \v 49 y Mizpa, porque Labán dijo: \p ―Que el \nd Señor\nd* cuide que nosotros respetemos este trato cuando nos hayamos separado. \v 50 Y si tú tratas con rudeza a mis hijas, o si tomas otras esposas, yo no lo sabré, pero recuerda que Dios sí lo verá y será testigo de lo que hagas. \p \v 51-52 Labán continuó diciéndole a Jacob: \p ―Mira bien, este montón de piedras y este pilar que he levantado entre tú y yo quedan como testigos de nuestros votos. Yo no cruzaré esta línea para atacarte, ni tú la cruzarás para atacarme. \v 53 ¡Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea quien juzgue si cumplimos o no este trato! \p Entonces Jacob juró por el poderoso Dios de Isaac, su padre. \v 54 Enseguida ofreció un sacrificio a Dios allí sobre la cumbre del monte, e invitó a sus parientes a participar de la comida. Después de comer, todos se quedaron esa noche en la montaña. \p \v 55 Labán se levantó temprano la mañana siguiente, besó a sus hijas y a sus nietos, los bendijo, y regresó a su tierra. \c 32 \s1 Jacob envía mensajeros a Esaú \p \v 1 Jacob y su familia reanudaron la marcha. Los ángeles de Dios le salieron al encuentro. \v 2 Cuando él los vio, exclamó: \p «¡Aquí está el campamento de Dios!». \p Por esta razón llamó aquel lugar Majanayin (dos campamentos). \p \v 3 Jacob envió mensajeros a su hermano Esaú en Edom, que está en la tierra de Seír. \v 4 Les pidió que le dijeran a Esaú: «Te saluda tu siervo Jacob. Hasta hace poco estuve viviendo con nuestro tío Labán. \v 5 Ahora poseo bueyes, burros, ovejas y muchos esclavos y esclavas. He enviado estos mensajeros para que te den la noticia de que regreso, con la esperanza de que tengamos un encuentro amistoso». \p \v 6 Los mensajeros volvieron con la noticia de que Esaú estaba en camino para encontrarse con Jacob, ¡con cuatrocientos hombres! \v 7 El temor y la angustia se apoderaron de Jacob. Dividió la familia, los rebaños, las reses y los camellos en dos grupos; \v 8 porque se dijo: «Si Esaú ataca un grupo, el otro podrá escapar». \p \v 9 Entonces Jacob oró: «\nd Señor\nd*, Dios de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac, tú me dijiste que regresara a la tierra de mis padres y que estarías conmigo para que me fuera bien. \v 10 Mira, no soy digno de recibir la más pequeña de las misericordias que me has mostrado una y otra vez, conforme a tu promesa. Cuando salí de mi hogar y crucé el río Jordán, la única posesión que tenía era mi bastón; pero ahora necesito dos campamentos para guardar todo lo que tengo. \v 11 ¡Te suplico que me libres del furor de mi hermano Esaú! Tengo miedo, un miedo terrible de que él venga a matarme, y mate también a estas mujeres y a sus hijos. \v 12 Recuerda que tú prometiste que me harías bien y que multiplicarías mis descendientes hasta que llegaran a ser como la arena del mar, de modo que no podrían ser contados». \p \v 13-15 Jacob pasó allí la noche y preparó un obsequio para su hermano Esaú: \p 200 cabras, \p 20 chivos, \p 200 ovejas, \p 20 carneros, \p 30 camellas paridas con sus crías, \p 40 vacas, \p 10 toros, \p 20 burras, \p 10 burros. \p \v 16 Instruyó a sus siervos para que los condujeran en grupos, y les pidió que guardaran una distancia prudente entre grupo y grupo. \p \v 17 Le dijo al que llevaba el primer grupo que cuando encontrara a Esaú, y este preguntara: «¿Hacia dónde van? ¿A quién sirven? ¿De quién son estos animales?», \v 18 le respondiera: «Mi señor Esaú, este es un regalo que le envía mi amo Jacob. A propósito, él viene detrás de nosotros». \p \v 19 Jacob pidió a cada uno de los que envió al frente de los grupos que le dieran el mismo mensaje a Esaú. \v 20 La estrategia de Jacob consistía en apaciguar a su hermano por medio de los presentes enviados antes de su encuentro. \p Jacob pensaba que quizá de esa manera Esaú dejaría de odiarlo, y cuando se encontraran lo recibiría muy bien. \v 21 Así que Jacob le envió a Esaú los regalos por adelantado, y él pasó la noche en el campamento. \s1 Jacob lucha con un ángel \p \v 22-24 Pero durante la noche, Jacob se levantó y despertó a sus dos esposas, a las concubinas y a los once hijos y los hizo cruzar el Jordán por el vado de Jaboc. Enseguida regresó al campamento y se quedó solo allí. Y un varón luchó con él hasta el alba. \v 25 Cuando el varón vio que no podía ganar la lucha, hirió a Jacob en la articulación de la cadera y se la dislocó. \p \v 26 Entonces el varón le dijo: \p ―Déjame ir, porque ya amanece. \p Pero Jacob le contestó: \p ―No te soltaré si no me bendices. \p \v 27 ―¿Cómo te llamas? —le preguntó el varón. \p ―Jacob —fue la respuesta. \p \v 28 ―Ese ya no será tu nombre —le dijo el varón—. A partir de hoy te llamarás Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has ganado. \p \v 29 Jacob le preguntó: \p ―¿Cómo te llamas? \p ―¿Por qué me lo preguntas? —le dijo aquel varón. \p Luego bendijo a Jacob. \p \v 30 A aquel lugar Jacob le puso Peniel (rostro de Dios), porque dijo: «Vi a Dios cara a cara y me dejó con vida». \p \v 31 Salía el sol cuando Jacob emprendió el camino, y renqueaba a causa de su cadera. \v 32 (Esta es la razón por la que el pueblo de Israel, hasta este día, no come del tendón que está en la articulación de la cadera, porque en esa parte Jacob fue herido). \c 33 \s1 Encuentro de Jacob con Esaú \p \v 1 A la distancia, Jacob vio a Esaú que llegaba con cuatrocientos hombres. Entonces repartió a sus hijos entre Lea, Raquel y las dos siervas. \v 2 Al frente de todos puso a las dos siervas junto con sus hijos, luego a Lea y sus hijos, y finalmente a Raquel y su hijo José. \v 3 Luego Jacob pasó al frente. Cuando estuvo cerca de su hermano, se inclinó siete veces delante de él. \v 4 Esaú, al verlo, corrió a su encuentro, lo abrazó afectuosamente y lo besó; y ambos se pusieron a llorar. \v 5 Entonces Esaú vio a las mujeres y a los niños, y preguntó: \p ―¿Quiénes son estas personas que están contigo? \p ―Son los hijos que Dios, por su amor, me ha dado —respondió Jacob. \p \v 6 Las concubinas se adelantaron con sus hijos y se inclinaron ante Esaú. \v 7 Luego Lea y sus hijos se acercaron y también se inclinaron ante Esaú. Finalmente, llegaron Raquel y José y también se inclinaron. \p \v 8 ―¿Y para qué era todo ese ganado que he encontrado en el camino mientras venía hacia acá? —preguntó Esaú. \p Jacob contestó: \p ―Son obsequios que te envié para ganarme tu favor. \p \v 9 ―Hermano mío, yo tengo bastante —dijo Esaú—. Déjalos para ti. \p \v 10 ―No, te ruego que los aceptes —dijo Jacob—, porque al verte me parece estar viendo a Dios mismo, pues me has recibido con mucha bondad. \v 11 Por favor, acepta mis obsequios. Dios ha sido muy misericordioso conmigo y me ha dado muchas riquezas. \p Tanto insistió Jacob, que al fin Esaú aceptó los regalos. \p \v 12 ―Bueno, ahora pongámonos en marcha —dijo Esaú—. Mis hombres y yo nos quedaremos con ustedes y les señalaremos el camino. \p \v 13 Pero Jacob respondió: \p ―Como puedes ver, algunos de mis hijos son pequeños, y además el ganado tiene crías, de modo que si avanzamos muy rápido, morirán. \v 14 Ve tú adelante. Nosotros iremos detrás de ustedes, al paso de los niños y del ganado. Nos encontraremos en Seír. \p \v 15 ―Bueno —dijo Esaú—, al menos permíteme que te deje algunos hombres para que te ayuden y sirvan de guía. \p ―No —insistió Jacob—, no es necesario. Por favor, acepta mi sugerencia. \p \v 16 Entonces, aquel mismo día, Esaú emprendió el regreso a Seír. \v 17 Por su parte Jacob y su familia se fueron hasta Sucot. Allí levantó un campamento con cabañas para su ganado. Por eso es que el lugar se llama Sucot (cabañas). \p \v 18 Luego llegaron a salvo a Siquén, en Canaán, y acamparon fuera de la ciudad. \v 19 Jacob le compró a la familia de Jamor, padre de Siquén, por cien monedas de plata, un pedazo de tierra. \v 20 Allí edificó un altar y lo llamó El Elohé Israel (Dios es el Dios de Israel). \c 34 \s1 Rapto y violación de Dina \p \v 1 Dina, la hija de Lea, salió un día a visitar a algunas de las muchachas del lugar. \v 2 Y la vio Siquén hijo de Jamor, el jefe de los heveos. Entonces la agarró a la fuerza y la violó. \v 3 Pero Siquén quedó profundamente enamorado de ella y trató de ganarse su cariño. \p \v 4 Por eso le dijo a su padre: \p ―Ve y pídeme a esa joven por esposa, pues quiero casarme con ella. \p \v 5 Cuando Jacob se enteró de que Siquén había violado a su hija Dina, sus hijos estaban en el campo pastoreando el ganado, de modo que no hizo nada hasta el regreso de ellos. \v 6-7 Mientras tanto, Jamor, padre de Siquén, fue a hablar con Jacob. Llegó en el mismo momento en que los hijos de Jacob regresaban del campo. Al enterarse de lo sucedido se llenaron de ira, pues lo que Siquén hizo fue una ofensa muy grande para Israel. ¡Eso nunca debió haberlo hecho! \v 8 Pero Jamor les dijo: \p ―Mi hijo Siquén está muy enamorado de la hermana de ustedes. Por favor, permítanle casarse con ella. \v 9-10 Aun más, los invitamos a que vivan entre nosotros y que las hijas de ustedes se casen con nuestros hijos, y nosotros daremos nuestras hijas a los jóvenes de ustedes. Podrán vivir en donde quieran en nuestra tierra, negociar en ella y enriquecerse. \p \v 11 Siquén también les dijo a Jacob y a los hermanos de Dina: \p ―Sean bondadosos conmigo y dénmela por esposa. Yo les daré cualquier cosa que pidan. \v 12 No importa que la dote que pidan sea muy alta, yo la pagaré. Pero, ¡denme a la muchacha por esposa! \p \v 13 Los hermanos de Dina entonces les mintieron a Siquén y a Jamor, pues les respondieron con engaños. Hicieron esto en venganza por lo que Siquén le había hecho a Dina. \v 14 Así que les dijeron: \p ―A nosotros no nos está permitido entregarle nuestra hermana a un hombre que no está circuncidado. ¡Eso sería una deshonra para nosotros! \v 15-16 Ahora bien, si ustedes aceptan que todo varón entre ustedes se circuncide, entonces podremos darles nuestras hijas para que se casen con ellas. Además, nuestros hijos podrían casarse con las hijas de ustedes. Esa es la condición que les ponemos. Entonces nos quedaremos a vivir con ustedes y formaremos un solo pueblo. \v 17 Si no es así nos iremos de aquí y nos llevaremos a nuestra hermana. \p \v 18-19 Jamor y Siquén aceptaron gustosamente la propuesta. Y como Siquén estaba tan enamorado de Dina, no vaciló en circuncidarse inmediatamente. Siquén estaba seguro de que podría convencer a todos los hombres de la ciudad, pues gozaba del respeto de todos ellos. \v 20 Así que Jamor y Siquén regresaron a la ciudad y se presentaron ante el concejo de la ciudad para hacer su petición. \p \v 21 ―Estos hombres son amigos nuestros —dijeron—. Invitémosles a vivir entre nosotros y a que tengan sus negocios aquí, pues la tierra que tenemos es suficientemente extensa. Nosotros podremos casarnos con sus hijas, y ellos con las nuestras. \v 22-23 Sin embargo, no aceptarán si no cumplimos una condición: que todo hombre entre nosotros sea circuncidado, al igual que ellos. Si hacemos esto, todo lo que ellos tienen será también nuestro, y la tierra se habrá enriquecido. Vamos, aprueben esto para que ellos se queden a vivir entre nosotros. \p \v 24 Todos los hombres estuvieron de acuerdo, de modo que se circuncidaron. \v 25-26 Pero a los tres días de haberse circuncidado, es decir, cuando más dolor sentían, fueron sorprendidos por Simeón y Leví, hijos de Jacob y hermanos de Dina. En efecto, aprovechando esa circunstancia, Simeón y Leví agarraron sus espadas, entraron en la ciudad y mataron a todos los hombres, incluyendo a Siquén y a Jamor. Luego sacaron a Dina de la casa de Siquén, y regresaron al campamento. \v 27 Después todos los hijos de Jacob fueron y saquearon la ciudad con el pretexto de que su hermana había sido violada allí. \v 28 Se apoderaron de todo el ganado, ovejas, vacas y burros, y de todo lo que había en la ciudad y en el campo. \v 29 También se llevaron a las mujeres, a los niños, y todo tipo de riquezas. \v 30 Entonces Jacob les dijo a Leví y a Simeón: \p ―Ustedes me han hecho un mal muy grande. A partir de hoy, los cananeos y los ferezeos que viven en esta región me van a odiar. Si ellos se unen y nos atacan, nos matarán a todos, pues cuento con muy pocos hombres para defenderme. \p \v 31 Pero ellos respondieron: \p ―¿Acaso tenía él derecho de tratar a nuestra hermana como si fuera una prostituta? \c 35 \s1 Jacob vuelve a Betel \p \v 1 Dios le dijo a Jacob: «Regresa a Betel y quédate allí. Al llegar construirás un altar para adorar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú». \p \v 2 Jacob entonces ordenó a su familia y a toda la gente que estaba con él que destruyeran los ídolos que habían traído consigo, que se purificaran ceremonialmente y que se pusieran ropa limpia. \v 3 Además les dijo: «Nos vamos a Betel. Allí voy a construir un altar al Dios que respondió a mis oraciones en el día en que estaba angustiado, y me acompañó en todo el viaje». \p \v 4 Entonces todos le entregaron sus ídolos y los aretes que llevaban en las orejas. Jacob agarró todo esto y lo enterró bajo la encina que estaba cerca de Siquén. \v 5 Luego emprendieron la marcha. Pasaron por varias ciudades, pero nadie se atrevió a hacerles daño, pues tenían miedo de Dios. \v 6 Finalmente llegaron a Luz (que también se llama Betel), en Canaán. \v 7 Jacob erigió allí un altar y llamó a ese lugar El Betel (Dios de Betel), porque fue en Betel donde Dios se le apareció mientras huía de Esaú. \p \v 8 Poco después de esto murió Débora, la anciana que había criado a Rebeca. La sepultaron bajo una encina en el valle que quedaba junto a Betel. Por esto, a ese lugar Jacob le puso el nombre de Elón Bacut (encina del llanto). \p \v 9 Cuando Jacob llegó a Betel desde Padán Aram, Dios se le apareció y lo bendijo nuevamente. \v 10 Le dijo Dios: «Hasta hoy te llamaste Jacob (usurpador). Pero a partir de este momento ya no te llamarás Jacob, sino Israel (el que prevalece con Dios)». Así que Dios le cambió el nombre. \p \v 11 Después de esto Dios le dijo: «Yo soy el Dios Todopoderoso. Vas a tener muchos hijos, y tus descendientes serán muy numerosos. Haré de ti una gran nación, y muchos pueblos saldrán de ti. Además, entre descendientes habrá muchos reyes. \v 12 A ti te entregaré la tierra que les di a Abraham y a Isaac. Y después de ti se la daré a tu descendencia». \v 13 Luego, Dios se fue de este lugar donde había hablado con Jacob. \p \v 14 Entonces Jacob levantó una piedra por monumento en el lugar en que Dios le había hablado. Sobre ella derramó vino y aceite para consagrarla. \v 15 Jacob llamó a aquel lugar Betel, porque Dios le había hablado allí. \s1 Muerte de Raquel y de Isaac \p \v 16 Después, Jacob y todos los que estaban con él salieron de Betel y viajaron hacia Efrata. Cuando todavía estaban bastante lejos de Efrata, Raquel dio a luz, pero con mucha dificultad. \v 17 Después de un parto muy difícil, la partera finalmente exclamó: \p ―¡No tengas miedo, pues has tenido otro hijo varón! \p \v 18 Pero Raquel murió luego de dar a luz a su hijo. Sin embargo, cuando estaba agonizando alcanzó a decir que su hijo se llamaría Benoní, es decir, «hijo de mi tristeza». Pero Jacob lo llamó Benjamín, que quiere decir «Hijo de mi mano derecha». \p \v 19 Muerta Raquel, fue sepultada junto al camino a Efrata (que también se llama Belén). \v 20 Jacob levantó una piedra en la tumba como señal, y allí está hasta hoy. \p \v 21 Entonces Israel viajó y acampó más allá de Migdal Edar (torre de Edar). \v 22 Fue allí donde Rubén tuvo relaciones sexuales con Bilhá, la concubina de Jacob, quien se enteró de lo sucedido. \p Estos son los nombres de los doce hijos de Jacob: \b \p \v 23 Los hijos de Lea: \p Rubén, que es el hijo mayor de Jacob, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. \p \v 24 Los hijos de Raquel: \p José y Benjamín. \p \v 25 Los hijos de Bilhá, la esclava de Raquel: \p Dan y Neftalí. \p \v 26 Los hijos de Zilpá, la esclava de Lea: \p Gad y Aser. \p Todos estos nacieron en Padán Aram. \b \p \v 27 Finalmente Jacob fue hasta Mamré, cerca de Quiriat Arbá, a visitar a su padre Isaac. Quiriat Arbá es la misma Hebrón. Allí habían vivido Abraham e Isaac. \v 28-29 Isaac murió poco después a la avanzada edad de ciento ochenta años, y sus hijos Esaú y Jacob lo sepultaron. \c 36 \s1 Descendientes de Esaú \p \v 1 Esta es la lista de los descendientes de Esaú (que también se llama Edom): \p \v 2-3 Esaú se casó con Ada (hija de Elón el hitita), con Aholibama (hija de Aná y nieta de Zibeón el heveo), y con Basemat (hija de Ismael y hermana de Nebayot). \p Estas tres mujeres eran de Canaán. \p \v 4 Esaú y Ada tuvieron un hijo que se llamó Elifaz. Esaú y Basemat tuvieron un hijo llamado Reuel. \v 5 Los hijos de Esaú y Aholibama fueron: Jeús, Jalán y Coré. Todos ellos nacieron en la tierra de Canaán. \p \v 6-8 La tierra no daba abasto para alimentar el ganado de Esaú y de Jacob. Por eso, Esaú tomó a sus esposas, sus niños, sus esclavos, todo su ganado y toda la riqueza que había obtenido en la tierra de Canaán, y se fue a vivir en la región montañosa de Seír, lejos de su hermano. \p \v 9 Estos son los nombres de los edomitas, es decir, los descendientes de Esaú, que vivieron en la región montañosa de Seír: \p \v 10-12 Descendientes a través de Elifaz, hijo de su esposa Ada: \p Temán, Omar, Zefo, Gatán y Quenaz. \p Además, Elifaz tuvo otro hijo con su concubina Timná, al que llamó Amalec. \p Así que estos son los nietos de Esaú y Ada. \p \v 13 Esaú también tuvo descendientes a través de Reuel, hijo de Basemat: \p Najat, Zera, Sama y Mizá. \p Así que estos fueron los nietos de Esaú y Basemat. \p \v 14 Hay que recordar que Esaú tuvo otra esposa, la cual se llamaba Aholibama, que era hija de Aná y nieta de Zibeón. \p Con ella también tuvo tres hijos, que fueron: Jeús, Jalán y Coré. \p \v 15-16 Los nietos de Esaú fueron jefes de los siguientes clanes: \p El clan de Temán, \p el clan de Omar, \p el clan de Zefo, \p el clan de Quenaz, \p el clan de Coré, \p el clan de Gatán, \p el clan de Amalec. \p Estos clanes estaban formados por los descendientes de Elifaz, el hijo mayor de Esaú y Ada, y vivían en la tierra de Edom. \p \v 17 Los siguientes clanes estaban formados por los descendientes de Reuel, hijo de Esaú y de Basemat: \p El clan de Najat, \p el clan de Zera, \p el clan de Sama \p y el clan de Mizá. \p \v 18 Los siguientes clanes recibieron el nombre de los hijos de Esaú y de Aholibama (hija de Aná): \p El clan de Jeús, \p el clan de Jalán \p y el clan de Coré. \p \v 19 De modo que todos estos fueron los descendientes de Esaú, conocido también como Edom. Todos ellos fueron jefes de sus clanes. \p \v 20-21 Las siguientes son las tribus que descendieron de Seír el horeo, una de las familias nativas de la tierra de Seír: \p La tribu de Lotán, \p la tribu de Sobal, \p la tribu de Zibeón, \p la tribu de Aná, \p la tribu de Disón, \p la tribu de Ezer \p y la tribu de Disán. \p Todos estos fueron jefes de los horeos, los cuales vivían en Edom. \p \v 22 Los hijos de Lotán (el hijo de Seír) fueron: \p Horí y Homán (Lotán tuvo una hermana que se llamaba Timná). \p \v 23 Los hijos de Sobal fueron: \p Alván, Manajat, Ebal, Sefó y Onam. \p \v 24 Los hijos de Zibeón fueron: \p Ayá y Aná. (Este fue el que descubrió manantiales en el desierto mientras apacentaba los burros de su padre). \p \v 25 Los hijos de Aná fueron: \p Disón y Ahoibama, hija de Aná. \p \v 26 Los hijos de Disón fueron: \p Hemdán, Esbán, Itrán y Querán. \p \v 27 Los hijos de Ezer fueron: \p Bilán, Zaván y Acán, \p \v 28 Los hijos de Disán fueron: \p Uz y Arán. \p \v 29-30 Los jefes de las tribus de los horeos fueron Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, Disón, Ezer y Disán. \s1 Los reyes de Edom \p \v 31-39 Estos son los nombres de los reyes de Edom (antes que Israel tuviera su primer rey): \p El rey Bela (hijo de Beor), reinó en la ciudad de Dinaba, en Edom. \p Fue sucedido por el rey Jobab (hijo de Zera), del pueblo de Bosra. Este fue sucedido por el rey Jusán, de la tierra de Temán. A su muerte fue sucedido por el rey Hadad (el hijo de Bedad), caudillo de las fuerzas que derrotaron al ejército de Madián, en el campo de Moab. Su capital fue Avit. \p Este fue sucedido por el rey Samla, del pueblo de Masreca. \p Su sucesor fue el rey Saúl de Rejobot, junto al Éufrates. Fue sucedido por Baal Janán hijo de Acbor. Su sucesor fue el rey Hadad, de la ciudad de Pau. \p La esposa del rey Hadad fue Mehitabel hija de Matred y nieta de Mezab. \p \v 40-43 Estos son los nombres de los clanes de Esaú, que vivieron en las localidades que llevan su nombre: \p El clan de Timná, el clan de Alvá, \p el clan de Jetet, el clan de Aholibama, \p el clan de Elá, el clan de Pinón, \p el clan de Quenaz, el clan de Temán, \p el clan de Mibzar, el clan de Magdiel \p y el clan de Iram. \p Estos son, pues, los nombres de los jefes de Edom, cada uno de los cuales dio su nombre a la región en que vivían (todos eran edomitas, descendientes de Edom, que es el mismo Esaú). \c 37 \s1 Los sueños de José \p \v 1 Jacob se fue a vivir a la tierra de Canaán, donde su padre había vivido como extranjero. \v 2 Esta es la historia de la familia de Jacob: \p José, el hijo de Jacob, tenía diecisiete años. Su trabajo consistía en apacentar los rebaños de su padre, en compañía de los hijos de Bilhá y de Zilpá, que eran concubinas de Jacob. Pero José le informaba a su padre de la mala conducta de aquellos. \v 3 Israel amaba más a José que a sus otros hijos, porque José le había nacido en su vejez. Un día Jacob le regaló una túnica de mangas largas. \v 4 Los hermanos notaban que su padre prefería a José. Por eso, llegaron a odiarlo y no le podían hablar en buenos términos. \v 5 Una noche José tuvo un sueño y se lo contó de inmediato a sus hermanos, lo que hizo que estos lo odiaran aún más. \p \v 6 ―Oigan, les voy a contar el sueño que tuve —les dijo—. \v 7 Soñé que todos nosotros estábamos en el campo atando manojos de trigo. Mi manojo se mantuvo derecho, mientras que los de ustedes se reunieron alrededor del mío y le hicieron reverencias. \p \v 8 ―¿Quiere decir que vas a ser nuestro rey? —se burlaron—, y lo odiaron aún más por el sueño y porque creían que él se jactaba de ser superior a ellos. \p \v 9 Luego tuvo otro sueño, y también se lo contó a sus hermanos: \p ―Oigan mi segundo sueño —les dijo—. Soñé que el sol, la luna y once estrellas me hacían reverencias. \p \v 10 Esta vez José le contó el sueño también a su padre, después de habérselo contado a sus hermanos. Su padre lo reprendió: \p ―¿Qué es esto que has soñado? ¿Acaso yo, tu madre y tus hermanos vamos a inclinarnos delante de ti? \p \v 11 Los hermanos se sintieron molestos y se llenaron de envidia, pero Jacob se quedó pensando qué significaría todo aquello. \s1 José es vendido por sus hermanos \p \v 12 Un día los hermanos de José llevaron los rebaños de su padre a Siquén, para apacentarlos allí. \v 13-14 Pocos días después Israel llamó a José y le dijo: \p ―Tus hermanos están en Siquén apacentando el ganado. Anda a ver cómo están ellos y el ganado, y vuelve a avisarme. \p ―Muy bien —respondió José. \p Entonces José salió del valle de Hebrón y se dirigió a Siquén. \v 15 Un hombre que lo vio caminando por los campos le preguntó: \p ―¿A quién buscas? \p \v 16 ―Busco a mis hermanos y sus rebaños. ¿Los ha visto? \p \v 17 ―Sí —respondió el hombre—, ya no están aquí. Les oí decir que iban a Dotán. \p José entonces se fue hasta Dotán y allí encontró a sus hermanos. \v 18 Pero cuando ellos lo vieron, lo reconocieron a la distancia y decidieron matarlo. \p \v 19-20 ―¡Ahí viene el soñador! —exclamaron—. Vamos, matémoslo y echémoslo en una cisterna. Luego le diremos a nuestro padre que algún animal salvaje se lo comió. ¡Veremos en qué paran sus sueños! \p \v 21-22 Cuando Rubén escuchó esto, intentó salvarle la vida a José. \p ―No lo matemos —dijo—; no debemos derramar sangre. Echémoslo vivo dentro de la cisterna. Así morirá sin que lo toquemos. \p El plan de Rubén era sacarlo más tarde y enviarlo a casa de su padre. \v 23 Cuando José llegó donde ellos estaban, le quitaron su túnica de mangas largas, \v 24 y lo arrojaron a una cisterna vacía. \v 25 Luego se sentaron a comer. De repente vieron a la distancia una caravana de Ismaelitas que venían de Galaad. Sus camellos iban cargados de perfumes, especias y bálsamos que llevaban a vender a Egipto. \p \v 26-27 ―¡Miren! —dijo Judá a los demás—. Allá vienen unos ismaelitas. ¡Vendámosles a José! ¿Para qué hemos de matarlo y cargar con esta culpa en la conciencia? No seamos responsables de su muerte porque, después de todo, es nuestro hermano. \p Todos los hermanos estuvieron de acuerdo. \v 28 Cuando llegaron los comerciantes, sacaron a José de la cisterna y se lo vendieron por veinte monedas de plata. Los comerciantes siguieron el viaje llevando consigo a José hasta Egipto. \v 29 Un poco más tarde llegó Rubén (que había estado fuera cuando pasaron los ismaelitas) y fue hasta la cisterna para sacar a José. Cuando vio que José no estaba allí, rasgó sus ropas lleno de angustia y de frustración. \p \v 30 ―El muchacho no está; y yo, ¿dónde me meto ahora? \p \v 31 Ellos entonces tomaron un cabrito, lo degollaron y con la sangre mancharon la túnica de José. \v 32 Luego le llevaron la túnica a Jacob para que la identificara. \p ―Encontramos esto en el campo —le dijeron—. ¿Será la túnica de José? \p \v 33 El padre la reconoció de inmediato. \p ―Sí, es la túnica de mi hijo. Algún animal salvaje destrozó a mi hijo y se lo comió. \p \v 34 Entonces Israel rasgó su ropa y se vistió de ropas ásperas e hizo duelo por su hijo, y lo lloró durante varias semanas. \v 35 Toda su familia trató en vano de consolarlo. Pero él decía: «No dejaré de llorar hasta que muera y me reúna con mi hijo». Y seguía llorando. \p \v 36 Mientras tanto en Egipto, José fue vendido a Potifar por los mercaderes. Potifar era un funcionario del faraón, rey de Egipto. Era nada menos que el capitán de la guardia. \c 38 \s1 Judá y Tamar \p \v 1 Más o menos por ese tiempo, Judá salió de la casa de su padre y se fue a vivir a Adulán, a casa de un hombre llamado Hirá. \v 2 Allí se casó con una mujer cananea, hija de Súa. \v 3 La mujer quedó embarazada y tuvo un hijo, al que llamó Er. \v 4 Después volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo, al que llamó Onán. \v 5 Tiempo después tuvo otro hijo, al que llamó Selá. Este nació en Quezib. \p \v 6 Cuando creció Er, su hijo mayor, Judá lo casó con Tamar. \v 7 Pero Er era malo y Dios lo mató, \v 8 Entonces Judá le dijo a Onán, hermano de Er: \p ―Tienes que casarte con Tamar, conforme a lo que nuestra ley exige del hermano del muerto. Así los hijos que ella tenga serán los herederos de tu hermano. \p \v 9 Pero Onán no quería tener hijos que no se consideraran suyos, sino de su hermano. Por eso, aunque se casó con Tamar, cada vez que tenía relaciones sexuales con ella derramaba el semen fuera. De esa manera evitaba darle hijos a su hermano. \v 10 Esto le pareció muy malo a Dios, y lo mató también a él. \p \v 11 Entonces Judá le dijo a Tamar, su nuera, que no se casara por el momento y que se quedara en la casa de sus padres, hasta que Selá tuviera edad suficiente para casarse con ella. Realmente era una excusa, porque temía que su hijo menor también muriera al casarse con ella. Tamar, pues, volvió a vivir con sus padres. \p \v 12 Pasó el tiempo, y la esposa de Judá, que era hija de Súa, murió. Cuando terminó el tiempo del duelo, Judá y su amigo Hirá, el adulanita, fueron a Timnat a esquilar las ovejas. \v 13 Alguien le dijo a Tamar que su suegro iba a Timnat a esquilar las ovejas. \v 14 Entonces ella, comprendiendo que él no iba a dejarla casar con Selá, a pesar de que él ya tenía edad suficiente, se quitó la ropa de viuda, se cubrió con un velo para no ser reconocida, y se sentó junto al camino, a la entrada de Enayin, que está en el camino a Timnat. \v 15 Judá la vio al pasar y creyó que era una prostituta, ya que tenía el rostro cubierto con un velo. \v 16 Él se detuvo y le propuso que lo dejara acostarse con ella, sin darse cuenta de que era su nuera. \p ―¿Cuánto me pagarás? —preguntó ella. \p \v 17 ―Te enviaré un cabrito de mi rebaño —prometió él. \p ―¿Qué prendas me darás para que tenga la seguridad de que me lo vas a mandar? —preguntó ella. \p \v 18 ―Bien, ¿qué es lo que quieres? —preguntó Judá. \p ―Dame el sello que usas para identificarte, tu cordón y tu bastón —respondió ella. Él le entregó las prendas, y tuvieron relaciones sexuales. Ella quedó embarazada \v 19 y volvió a ponerse su ropa de viuda. \p \v 20 Judá le pidió a su amigo Hirá, el adulanita, que le llevara el cabrito a la mujer y le pidiera que le devolviera las prendas que le había dado. Pero Hirá no pudo encontrarla; \v 21 así que les preguntó a los hombres de la ciudad: \p ―¿Dónde vive la prostituta que estaba junto al camino, a la entrada del pueblo? \p ―Aquí nunca ha habido una prostituta —le contestaron. \p \v 22 Entonces Hirá volvió a donde estaba Judá y le dijo que no la había podido encontrar. También le contó lo que le habían dicho los hombres del pueblo. \p \v 23 ―¡Que se quede con las prendas! —exclamó Judá—. Hemos hecho lo que teníamos que hacer. Yo cumplí con enviarle el cabrito, pero tú no la encontraste. Seríamos el hazmerreír del pueblo si volvemos a ir. \p \v 24 Tres meses más tarde, le contaron a Judá que Tamar, su nuera, se había acostado con otro hombre, y que estaba embarazada. \p ―¡Sáquenla y quémenla! —ordenó Judá. \p \v 25 Pero, cuando la sacaban para quemarla, ella le envió el siguiente mensaje a su suegro: «El dueño de este sello de identificación, de este cordón y de este bastón es el padre de mi hijo. ¿Los reconoces?». \p \v 26 Judá reconoció que eran suyos y dijo: \p ―Ella es más justa que yo, porque yo no quise cumplir mi promesa de darle a mi hijo Selá por esposo. \p Por su parte, Judá nunca más volvió a tener relaciones sexuales con ella. \v 27 Llegado el tiempo del parto, Tamar tuvo mellizos. \v 28 En el momento de nacer, la partera le ató un hilo rojo en la muñeca del que apareció primero. \v 29 Pero este metió la mano, y nació primero el otro. Entonces la partera exclamó: «¡Qué brecha te abriste!». Por eso le pusieron Fares, (el que salió). \v 30 Poco después nació el bebé que tenía el hilo rojo en la muñeca, y lo llamaron Zera. \c 39 \s1 José y la esposa de Potifar \p \v 1 Cuando José llegó a Egipto, fue vendido por los ismaelitas a Potifar, que era un egipcio muy importante, ya que era el capitán de la guardia personal del faraón. \v 2 El \nd Señor\nd* bendijo mucho a José en la casa de su amo, de modo que tenía éxito en todo lo que emprendía. \v 3 Potifar comprendió que el \nd Señor\nd* estaba con José de una manera muy especial. \v 4 Por supuesto, José llegó a ser su persona de confianza. Pronto estuvo a cargo de la administración de la hacienda y todos los negocios de Potifar. \v 5 Inmediatamente, Dios comenzó a bendecir a Potifar, por amor a José. Todos los asuntos de su hacienda comenzaron a prosperar, sus cosechas aumentaron y se multiplicó su ganado. \v 6 Por esa razón, Potifar le entregó a José la responsabilidad de administrar todas sus posesiones. Potifar no tenía nada de qué preocuparse, sino de comer. \p Además de las cualidades mencionadas, José era un joven bien parecido. \v 7 Un día la mujer de Potifar comenzó a fijarse en José, se enamoró de él y lo invitó a tener relaciones sexuales con ella. \v 8 Pero José se rehusó a hacerlo, y le dijo: \p ―Señora, mi amo confía en mí en todo lo relacionado con su hacienda; \v 9 él me ha dado toda su autoridad. No me ha prohibido ninguna cosa. Solamente sobre usted yo no tengo ningún derecho, pues usted es su esposa. ¿Cómo podría yo hacerle una maldad tan grande como esta? Sería un pecado muy grande contra Dios. \p \v 10 Pero ella continuó con sus insinuaciones día tras día, a pesar de que él se negaba y evitaba en todo lo posible encontrarse con ella a solas. \v 11 Un día, mientras José estaba haciendo sus quehaceres en la casa, ella aprovechó que no había nadie más en la casa, \v 12 lo agarró de la túnica y le ordenó: \p ―¡Acuéstate conmigo! \p Él salió corriendo, pero ella logró echarle mano del manto y se lo quitó. \v 13 Cuando ella vio el manto de José en sus manos, y que él había huido, \v 14-15 comenzó a gritar. Cuando los otros hombres que estaban cerca llegaron corriendo para ver lo que ocurría, ella comenzó a gritar histéricamente. \p ―¡Mi marido tenía que traer a ese esclavo hebreo para que nos insultara! —dijo llorando—. Trató de violarme, pero cuando grité, huyó y olvidó llevarse el manto. \p \v 16 Ella guardó el manto, y cuando Potifar regresó a casa esa noche, \v 17 le dijo: \p ―¡El esclavo hebreo que tienes aquí quiso violarme, \v 18 y solamente mis gritos me salvaron! ¡Al salir corriendo se le quedó su manto! \p \v 19 Cuando Potifar oyó esto, se enfureció. \v 20 Tomó preso a José y lo echó en la cárcel donde tenían encadenados a los prisioneros del rey. \v 21 Pero el \nd Señor\nd* estuvo con José también allí y le mostró su amor, permitiendo que se ganara la confianza del carcelero. \v 22 El hecho es que el carcelero pronto le entregó el cuidado de los prisioneros y lo dejó a cargo de todo lo demás que se hacía en la cárcel. \v 23 Por eso, el carcelero ya no se preocupaba de nada, porque José tenía cuidado de cada cosa y el \nd Señor\nd* hacía que todas las cosas le salieran bien. \c 40 \s1 El copero y el panadero \p \v 1 Mucho tiempo después, el jefe de los panaderos y el jefe de los coperos que servían al rey de Egipto, hicieron algo que lo ofendió. \v 2-3 Por eso, el faraón se enojó con ellos y los mandó a la misma cárcel en donde estaba José, es decir, en la casa del capitán de la guardia. \v 4 Estuvieron presos un buen tiempo, y el capitán de la guardia designó a José para que los atendiera. \v 5 Cierta noche cada uno de ellos tuvo un sueño. \v 6 A la mañana siguiente José los notó tristes y deprimidos. \p \v 7 ―¿Qué les pasa? ¿Por qué están tan tristes? —les preguntó. \p \v 8 Ellos le contestaron: \p ―Cada uno de nosotros tuvo un sueño anoche, y no hay quién nos interprete los sueños. \p \v 9-10 El primero en contar su sueño fue el jefe de los coperos: \p ―En mi sueño vi una vid con tres ramas que brotaron, florecieron y luego dieron racimos de uva madura. \v 11 Yo tenía la copa del faraón, Entonces tomé las uvas y las exprimí en la copa del faraón y se la serví. \p \v 12 José entonces le dijo: \p ―Esta es la interpretación del sueño: Las tres ramas son tres días. \v 13 Dentro de tres días el faraón te va a sacar de la cárcel y te pondrá nuevamente en tu cargo de copero. \v 14 Por favor, apiádate de mí cuando hayas vuelto a gozar del favor del faraón, y pídele que me saque de aquí. \v 15 Yo soy un hebreo que fue raptado de su tierra, y ahora estoy en la cárcel sin haber hecho nada para merecer este castigo. \p \v 16 Cuando el jefe de los panaderos vio que el primer sueño tenía un significado tan bueno, también le contó su sueño a José. \p ―En mi sueño llevaba tres canastos de pan sobre la cabeza. \v 17 El canasto de encima estaba lleno de deliciosos productos de pastelería, hechos especialmente para el faraón. Pero vinieron las aves y se los comieron. \p \v 18 ―Los tres canastos son tres días —le dijo José—. \v 19 De aquí a tres días, el faraón te quitará la cabeza, colgará tu cuerpo de un madero, y las aves comerán tus carnes. \p \v 20 Tres días más tarde, el faraón hizo una fiesta para celebrar su cumpleaños. Invitó a todos sus funcionarios y a todo el personal de su palacio. Mandó a buscar al jefe de los coperos y al jefe de los panaderos. Así que los sacaron de la cárcel y los llevaron delante del faraón. \v 21 Entonces el faraón colocó de nuevo al jefe de los coperos en su cargo, \v 22 pero mandó a ahorcar al jefe de los panaderos, tal como lo había dicho José. \v 23 Sin embargo, el jefe de los coperos se olvidó por completo de José. \c 41 \s1 Los sueños del faraón \p \v 1 Una noche, dos años más tarde, el faraón soñó que estaba a la orilla del Nilo. \v 2 Repentinamente vio siete vacas hermosas y gordas que salían del río y se ponían a pastar. \v 3 Luego salieron siete vacas flacas; eran tan flacas que se les veían todas las costillas. \v 4 Salieron del río, se pusieron junto a las vacas gordas y se las comieron. En ese preciso momento, el faraón despertó. \p \v 5 Cuando volvió a dormirse tuvo un segundo sueño. Esta vez vio siete espigas de trigo que crecían de una misma caña. Eran gruesas y estaban llenas de grano, \v 6 De repente, de la caña salieron otras siete espigas, pero estas eran delgadas y estaban vacías y las marchitaba el viento que venía del desierto. \v 7 Y estas siete espigas delgadas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas. \p Cuando el faraón despertó nuevamente se dio cuenta de que todo había sido un sueño. \v 8 Al día siguiente, al acordarse de los sueños se sintió bastante preocupado por lo que pudieran significar. Así que llamó a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los sueños. Pero ninguno pudo ni siquiera dar una idea de lo que significaban. \v 9 Entonces el jefe de los coperos le dijo al faraón: \p ―Hoy recuerdo mi falta. \v 10 Hace algún tiempo usted se enojó con el jefe de los panaderos y conmigo, y nos mandó a la cárcel que dirigía el capitán de la guardia. \v 11 Allí el jefe de los panaderos y yo tuvimos un sueño una noche, y cada sueño tenía su propio significado. \v 12 Le contamos los sueños a un joven hebreo, que era esclavo del capitán de la guardia, y él nos los interpretó. \v 13 Todo ocurrió tal como él lo dijo: yo fui restaurado en mi puesto de jefe de los coperos del rey, y el jefe de los panaderos fue ahorcado. \p \v 14 El faraón mandó inmediatamente a buscar a José. Lo hicieron salir corriendo del calabozo, lo afeitaron rápidamente, le cambiaron la ropa y lo hicieron entrar a la presencia del faraón. \p \v 15 ―Anoche tuve un sueño —le dijo el faraón—, y ninguno de estos hombres puede interpretármelo. He oído decir que puedes interpretar sueños, y por esa razón te he hecho venir. \p \v 16 ―Yo no lo puedo hacer por mi propia cuenta —replicó José— pero Dios le dirá lo que significa. \p \v 17 Entonces el faraón le contó el sueño: \p ―Yo estaba parado a orillas del Nilo —dijo—, \v 18 cuando repentinamente salieron del río siete vacas gordas y hermosas y se pusieron a pastar a lo largo de la ribera. \v 19 Pero entonces salieron del río otras siete vacas muy flacas y huesudas. Jamás había visto vacas tan flacas en todo Egipto. \v 20 Y las vacas flacas se comieron a las siete gordas que habían venido primero, \v 21 y después quedaron más flacas que antes. Entonces desperté. \v 22 Poco después tuve otro sueño. Esta vez vi que salían siete espigas de trigo de una caña. Las siete espigas eran gruesas y estaban llenas de grano. \v 23 Entonces, del mismo tallo, salieron siete espigas delgadas y marchitas. \v 24 Y las espigas delgadas devoraron a las gruesas. Les conté todo esto a mis magos, pero ninguno de ellos pudo darme su interpretación. \p \v 25 Entonces José le dijo al faraón: \p ―Ambos son un solo sueño. Dios le ha dicho lo que hará en la tierra de Egipto. \v 26 Las siete vacas gordas y también las siete espigas gruesas y llenas significan que vendrán siete años de prosperidad. \v 27 Las siete vacas flacas y también las siete espigas marchitas indican que habrá siete años de hambre a continuación de los siete años de prosperidad. \p \v 28 »Así que yo le digo que Dios le ha mostrado a usted lo que hará: \v 29 En los próximos siete años habrá mucha prosperidad en toda la tierra de Egipto. \v 30 Sin embargo, a continuación habrá siete años de hambre, tan grande, que se olvidará la gran prosperidad, y habrá sólo hambre en la tierra. \v 31 El hambre será tan terrible que se borrará el recuerdo de los años de abundancia. \v 32 El haber tenido dos veces el sueño indica que con toda seguridad esto ocurrirá, porque Dios lo ha determinado, y así va a ocurrir pronto. \v 33 Tengo, pues, una sugerencia que hacerle: Busque al hombre más sabio de Egipto y póngalo a cargo de la administración de la agricultura y de la economía de la nación. \v 34-35 Su Majestad, divida a Egipto en cinco distritos administrativos, y haga que los oficiales de estos distritos reúnan en los graneros reales todo el excedente de los próximos siete años, \v 36 para que haya suficiente alimento durante los siete años de escasez, y así se evitará el desastre. \p \v 37 Las sugerencias de José fueron bien recibidas por el faraón y sus ministros. \v 38 Mientras discutían quién sería designado para la delicada tarea, el faraón dijo: \p ―¿Quién podría hacerlo mejor que José? Obviamente él es un hombre lleno del espíritu de Dios. \p \v 39 Luego, volviéndose hacia José, el faraón le dijo: \p ―Puesto que Dios te ha revelado el significado del sueño, eres el hombre más sabio de Egipto. \v 40 Por lo tanto, te nombro encargado de todo este proyecto. Lo que tú digas será ley en toda la tierra de Egipto. Solamente yo seré superior a ti, por cuanto soy el rey del país. \s1 José, gobernador de Egipto \p \v 41-42 Entonces el faraón colocó en el dedo de José el anillo con el sello real, como señal de su autoridad, lo vistió con ropas muy finas y le puso la cadena real de oro en el cuello, y proclamó: \p ―¡Mira que hoy te pongo a cargo de toda la tierra de Egipto! \p \v 43 Además el faraón le dio a José la segunda carroza real, y por dondequiera que iba pregonaban delante de él: \p ―¡Doblen las rodillas! \p \v 44 El faraón entonces le dijo a José: \p ―Yo, el faraón de Egipto, declaro que tendrás completa autoridad sobre toda la tierra de Egipto, de modo que nadie podrá hacer algo sin tu permiso. \p \v 45 El faraón le cambió el nombre a José por el de Zafenat Panea. Además, le dio por esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de Heliópolis. Fue así como José quedó a cargo de Egipto. \v 46 Tenía treinta años cuando entró al servicio del faraón. \p José salió de la presencia del faraón, y comenzó a recorrer todo Egipto. \v 47 Tal como lo había predicho José, llegaron los siete años de abundancia. Durante esos años la tierra produjo cosechas abundantes. \v 48 Durante aquellos años José compró para el gobierno una porción de todas las cosechas obtenidas a través de Egipto y la almacenó en las ciudades cercanas. \v 49 De este modo José logró amontonar tanto trigo, que nadie podía calcular la cantidad que había, pues era como la arena del mar. \p \v 50 En este tiempo, antes que llegara el tiempo de escasez, su esposa Asenat, hija de Potifera, sacerdote de Heliópolis, le dio dos hijos. \v 51 A su hijo mayor José lo llamó Manasés (me hizo olvidar), porque dijo: «Dios hizo que me olvidara de mi angustia y a la familia de mi padre». \v 52 El segundo hijo se llamó Efraín (fructífero), porque dijo: «Dios me hizo fructificar en la tierra de mi esclavitud». \p \v 53 Finalmente, los siete años de abundancia pasaron \v 54 y, como José había predicho, comenzaron los siete años de escasez. El hambre afectó a todos los países, menos a Egipto, pues allí había abundancia de comida. \v 55 La gente de Egipto comenzó a sentir el hambre, pues la tierra dejó de producir. Entonces iban donde el faraón a rogarle que les diera alimentos. El faraón los enviaba a José: \p ―Hagan todo lo que él diga —les decía. \p \v 56 Cuando la escasez fue grande, y el hambre se extendió por la tierra, José abrió los graneros para venderles alimento a los egipcios. \v 57 Además, como el hambre se extendió por toda la tierra, de otros países venía gente a Egipto, para comprar alimentos a José. \c 42 \s1 Los hermanos de José van a Egipto \p \v 1 Cuando Jacob oyó que en Egipto había trigo, dijo a sus hijos: \p ―¿Por qué se quedan ahí parados mirándose? \v 2 He sabido que en Egipto hay trigo. Vayan y compren alimento antes que nos muramos de hambre. \p \v 3 Entonces los diez hermanos mayores de José fueron a Egipto para comprar trigo. \v 4 Pero Jacob no dejó que fuera Benjamín, el hermano menor de José, porque temía que algo malo le pudiera ocurrir, como había sucedido con José antes. \v 5 De modo que los hijos de Israel fueron a Egipto, junto con mucha gente de otros pueblos, porque el hambre en Canaán era muy grande. \p \v 6 Y como José era el gobernador de todo Egipto y estaba a cargo de la venta del trigo, sus hermanos llegaron y, en señal de respeto, se inclinaron delante de él, hasta tocar el suelo con la frente. \v 7 José los reconoció instantáneamente, pero hizo como que no los conocía. \p ―¿De dónde son ustedes? —les preguntó ásperamente. \p ―Somos de Canaán —respondieron—. Hemos venido a comprar trigo. \p \v 8-9 José recordó los sueños que había tenido cuando todavía vivía con ellos, y les dijo: \p ―¡Ustedes son espías! ¡Han venido a ver si nuestra tierra se ha debilitado con la escasez! \p \v 10 ―¡No, no! —exclamaron—. Sólo hemos venido a comprar alimentos. \v 11 Somos hijos del mismo padre, somos personas honradas, señor. ¡No somos espías! \p \v 12 ―¡Sí, lo son! —insistió—. Han venido a ver si estamos débiles e indefensos. \p \v 13 ―Señor —dijeron—, somos doce hermanos y nuestro padre se quedó en Canaán. Nuestro hermano menor se quedó con nuestro padre, y el otro murió. \p \v 14 ―¿Sí? —preguntó José—, ¿y eso, prueba algo? Ya lo he dicho: Son espías. \v 15 De esta manera sabré si la historia que me cuentan es verídica: Juro por la vida del faraón que no saldrán de Egipto hasta que su hermano menor haya venido a mi presencia. \v 16 Uno de ustedes tiene que ir y traer a su hermano menor. Los demás se quedarán aquí encarcelados. De esta manera sabré si dicen la verdad. Si ocurre que no tienen un hermano menor, sabré con certeza que son espías. \p \v 17 Entonces los echó a la cárcel por tres días. \v 18 Al tercer día les dijo: \p ―Yo soy hombre temeroso de Dios. Por eso les voy a dar una oportunidad de probar lo que afirman. \v 19 Si ustedes en verdad son honrados, entonces uno de ustedes se quedará encadenado en la cárcel y los demás podrán volver con el trigo para su familia. \v 20 Pero tendrán que regresar trayendo a su hermano menor. De esta manera sabré si me están diciendo la verdad. Si han dicho la verdad, los dejaré libres. \p Y ellos estuvieron de acuerdo con esta proposición. \v 21 Luego se pusieron a conversar entre ellos y decían: \p ―Esto nos ha ocurrido como consecuencia de lo que le hicimos a José en nuestra juventud. Vimos el terror y la angustia suya y oímos sus ruegos, pero no le hicimos caso. \p \v 22 ―Yo les dije que no lo hicieran —dijo Rubén—, pero no me quisieron hacer caso. Ahora tendremos que pagar por lo que hicimos. \p \v 23 Desde luego, ellos no sabían que José les entendía, ya que les había hablado por medio de un intérprete. \v 24 José entonces salió de la sala y buscó un lugar para llorar. Cuando volvió, escogió a Simeón y lo hizo atar delante de ellos. \v 25 José, entonces, ordenó a sus esclavos que llenaran los costales de los hombres. Pero también ordenó que dentro de los costales colocaran el dinero que sus hermanos habían pagado por el trigo. Además les dio comida para el camino. \v 26 Ellos cargaron el trigo en los burros y emprendieron el viaje de regreso. \p \v 27 Cuando se detuvieron para pasar la noche, uno de ellos abrió su costal para sacar grano, para dar de comer a sus animales y, ¡encontró el dinero dentro del costal! \p \v 28 ―¡Miren! —le dijo a sus hermanos—, ¡el dinero que yo pagué está en mi costal! \p Quedaron todos llenos de terror. Temblando se decían unos a otros: \p ―¿Qué es lo que Dios nos ha hecho? \p \v 29 En ese estado llegaron a Canaán y le contaron a su padre Jacob todo lo que les había ocurrido. \p \v 30 ―El hombre que gobierna ese país nos habló en forma muy severa —le dijeron—, y nos tomó por espías. \p \v 31 ―“No, no” —le dijimos—, “somos hombres honrados; no somos espías. \v 32 Somos doce hermanos, hijos de un mismo padre; uno murió, y el menor quedó con nuestro padre en la tierra de Canaán”. \p \v 33 Entonces nos dijo: \p ―De esta manera sabré que son lo que dicen ser. Dejen uno de sus hermanos aquí conmigo y lleven el trigo para su familia y regresen a su tierra. \v 34 Pero tienen que traer a su hermano menor cuando vuelvan. Entonces sabré si son espías u hombres de bien; si demuestran ser lo que han dicho que son, yo les devolveré a su hermano y podrán volver cuantas veces quieran a comprar trigo. \p \v 35 A medida que vaciaban los costales, iban descubriendo que dentro de cada uno estaba el dinero que habían pagado por el trigo. El terror se apoderó de todos ellos y también de su padre. \p \v 36 Entonces Jacob exclamó: \p ―¡Ustedes me han privado de mis hijos! Perdí a José, luego a Simeón, y ahora quieren llevarse a Benjamín. Todo se ha confabulado en mi contra. \p \v 37 Entonces Rubén le dijo a su padre: \p ―Mata a mis dos hijos si no te devuelvo a Benjamín. Yo respondo por su regreso. \p \v 38 Pero Jacob replicó: \p ―Mi hijo no irá con ustedes, porque José su hermano murió y sólo él me ha quedado de los hijos de su madre. Si algo llegara a sucederle, yo me moriría. \c 43 \s1 Los hermanos de José vuelven a Egipto \p \v 1 Pero el hambre se hacía insoportable sobre la tierra. \v 2 Cuando estaba por acabárseles el trigo que habían comprado en Egipto, Jacob les dijo a sus hijos: \p ―Vayan nuevamente y compren más alimento. \p \v 3-5 Pero Judá le dijo: \p ―Aquel hombre no estaba bromeando cuando dijo: “No regresen, a menos que su hermano venga con ustedes”. Así que no podemos ir, a menos que dejes que Benjamín vaya con nosotros. \p \v 6 ―¿Por qué tuvieron que decirle que tenían otro hermano? —se quejó Israel—. ¿Por qué tenían que hacerme esto? \p \v 7 ―Porque aquel hombre nos preguntó específicamente por nuestra familia —respondieron—. Quería saber si nuestro padre todavía vivía y nos preguntó si teníamos otro hermano. Por eso se lo dijimos. ¿Cómo íbamos a saber nosotros que nos iba a decir: “Traigan a su hermano”? \p \v 8 Judá le dijo a su padre: \p ―Envía al muchacho bajo mi cuidado, y podremos ponernos en camino. De otro modo nos moriremos todos de hambre, y no sólo nosotros, sino todos nuestros hijos. \v 9 Yo garantizo su seguridad. Si no te lo traigo al regresar, yo llevaré para siempre la culpa delante de ti. \v 10 Si lo hubieras dejado ir, ya habríamos ido y vuelto en todo este tiempo. \p \v 11 Entonces Israel, su padre, finalmente les dijo: \p ―Si no se puede evitar, entonces por lo menos hagan esto: Carguen los burros con los mejores productos de la tierra: bálsamo, miel, especias, mirra, nueces y almendras, y llévenle todo eso a aquel hombre. \v 12 Lleven también doble cantidad de dinero para que puedan devolverle el que encontraron dentro de los costales, ya que alguien, por error lo puso allí. \v 13 Tomen a Benjamín y vayan, \v 14 ¡Quiera el Dios Todopoderoso que aquel hombre les tenga misericordia, para que le dé la libertad a Simeón y deje volver a Benjamín! Y si debo sufrir el dolor de la muerte de ellos, que así sea. \p \v 15 Entonces tomaron los regalos y doble cantidad de dinero, y salieron rumbo a Egipto y se presentaron delante de José. \v 16 Cuando José vio que Benjamín llegaba con ellos, le dijo al mayordomo de su casa: \p ―Estos hombres comerán conmigo al mediodía. Llévalos a mi casa y prepara una gran fiesta. \p \v 17 El hombre hizo lo que se le mandó y llevó a los hijos de Israel al palacio de José. \v 18 Ellos se asustaron mucho cuando vieron hacia dónde los llevaban. \p ―Es por causa del dinero que encontramos en nuestros costales —se decían—. Aquel hombre quiere acusarnos de que le hemos robado, para apoderarse de nosotros y de nuestros animales, y nos hará sus esclavos. \p \v 19 Cuando llegaron a la entrada del palacio, le hablaron al mayordomo de la casa de José y le dijeron: \p \v 20 ―Señor, después de nuestro primer viaje a Egipto para comprar alimentos, \v 21-22 al volver a nuestra tierra, nos detuvimos en un lugar a pasar la noche, abrimos nuestros costales y encontramos el dinero que habíamos pagado por el trigo. Aquí está; lo trajimos para devolverlo, además del dinero necesario para comprar más alimento. ¡No tenemos idea de cómo llegó el dinero a nuestros costales! \p \v 23 ―No se preocupen por ello —les dijo el mayordomo—; su Dios, el Dios de su padre, debe de haberlo puesto allí, porque nosotros recibimos el dinero completo. \p Entonces soltó a Simeón y lo llevó a donde ellos estaban, \v 24 Enseguida fueron conducidos al interior del palacio y les dieron agua para que se lavaran los pies. También les dieron comida a sus burros. \v 25 Luego sacaron y organizaron los regalos, para tenerlos listos para cuando llegara José al mediodía, porque se les había dicho que comerían allí. \v 26 Cuando José llegó le entregaron los regalos, y se inclinaron delante de él, en señal de respeto. \v 27 Él les preguntó cómo estaban, y dijo: \p ―¿Cómo está su padre, el anciano de que me hablaron? ¿Vive aún? \p \v 28 ―Sí —respondieron ellos—. Vive y goza de buena salud. \p Entonces volvieron a inclinarse delante de José. \v 29 José miró a Benjamín, su hermano menor, y preguntó: \p ―¿Es este su hermano menor del cual me hablaron? ¿Cómo estás, hijo mío? ¡Dios te bendiga! \p \v 30 Entonces José tuvo que salir apresuradamente, porque el amor hacia su hermano lo llenó de emoción, y sintió necesidad de llorar. Se fue a su aposento y allí lloró. \v 31 Después de tranquilizarse, se lavó la cara, salió y ordenó. \p ―Sirvan la comida. \p \v 32 José comió solo, mientras que sus hermanos comían en otra mesa, y los egipcios en otra, porque los egipcios despreciaban a los hebreos y jamás comían con ellos. \v 33 José le indicó a cada uno su asiento, y los sentó de mayor a menor para sorpresa de ellos. \v 34 La comida de los hermanos de José la servían desde la mesa de este. Le dio a Benjamín una porción cinco veces mayor que la de los demás. Bebieron con José, y pasaron unos momentos de mucha alegría. \c 44 \s1 La copa de José \p \v 1 Cuando sus hermanos estuvieron listos para emprender el regreso, José ordenó a su mayordomo que llenara cada una de sus costales con todo el trigo que pudieran contener, y pusiera en cada uno de ellos el dinero que habían pagado por el trigo. \v 2 También le dijo que en el costal de Benjamín no sólo colocara el dinero sino también su copa de plata. Así lo hizo el mayordomo. \v 3 Los hermanos se levantaron de madrugada y emprendieron el viaje, con sus animales cargados. \p \v 4 Apenas habían salido de la ciudad, cuando José le dijo a su mayordomo: \p ―Alcánzalos, detenlos y pregúntales por qué me hacen esto a mí, que he sido tan bondadoso con ellos. \v 5 Pregúntales: “¿Qué pretendían al robar la copa de mi señor, la que usa para adivinar? ¡Qué gran maldad han hecho!”. \p \v 6 Entonces el mayordomo los siguió, los detuvo y les habló conforme a las instrucciones que José le había dado. \p \v 7 ―¿Qué dice? —le preguntaron—. ¿Qué clase de personas piensa que somos, que nos acusa de un delito tan grande? \v 8 Nosotros devolvimos el dinero que encontramos en nuestros costales. ¿Por qué habríamos de robar plata u oro de la casa de su amo? \v 9 Si encuentra su copa en poder de alguno de nosotros, que muera. Todos los demás seremos esclavos de su amo para siempre. \p \v 10 ―De acuerdo —contestó el hombre—, sólo el que robó la copa quedará de esclavo, y los demás quedarán libres. \p \v 11 Ellos bajaron rápidamente los costales que estaban sobre los animales, y los abrieron. \v 12 El mayordomo comenzó a buscar en el costal del mayor y siguió revisando hasta llegar al del menor. ¡La copa estaba en el costal de Benjamín! \v 13 Ellos, llenos de desesperación, rasgaron su ropa, cargaron sus burros nuevamente, y volvieron a la ciudad. \v 14 José todavía estaba en su casa cuando Judá y sus hermanos regresaron. Al llegar, se inclinaron delante de José. \p \v 15 ―¿Qué pretendían hacer? —les preguntó José—. ¿No sabían que un hombre como yo puede adivinar? \p \v 16 Entonces Judá dijo: \p ―¿Qué podemos decirle a mi señor? ¿Qué podemos decir a nuestro favor? ¿Cómo podríamos alegar inocencia? Dios nos está castigando por nuestros pecados. Señor, todos nosotros hemos regresado para ser sus esclavos, todos, incluso aquél en cuyo costal se encontró la copa. \p \v 17 ―No —dijo José—. Solamente el hombre que robó la copa será mi esclavo. Todos los demás pueden regresar en paz a su tierra y a su padre. \p \v 18 Entonces Judá se adelantó y dijo: \p ―Déjeme decirle algo. Tenga paciencia conmigo por un momento, porque sé que usted puede condenarme en un instante, como si fuera el mismo faraón. \v 19 Señor, usted nos preguntó si teníamos un padre y si teníamos hermanos. \v 20 Y nosotros le respondimos: “Sí, tenemos un padre, anciano, y un hijo de su vejez, el cual todavía es muy joven. El hermano de este murió y sólo él ha quedado de los hijos de su madre, y su padre lo ama mucho”. \v 21 Entonces usted nos dijo: “Tráiganlo para que yo lo vea”. \v 22 Pero nosotros le dijimos: “Señor, el muchacho no puede salir del lado de su padre, porque este moriría”. \v 23 Sin embargo, usted nos dijo: “No regresen sin su hermano menor”. \v 24 Entonces volvimos a nuestro padre y le contamos lo que usted nos había dicho. \v 25 Cuando él nos dijo: “Regresen y compren más alimento”, \v 26 le respondimos: “No podemos, a menos que dejes que nuestro hermano menor vaya con nosotros. Sólo en ese caso podemos ir”. \v 27 Entonces mi padre nos dijo: “Ustedes saben que mi esposa sólo tuvo dos hijos, \v 28 y que uno de ellos salió y no volvió jamás, sin duda destrozado por algún animal salvaje. Nunca más lo volví a ver. \v 29 Si ustedes se llevan a su hermano, y sufre algún daño, yo me moriré de dolor”. \p \v 30-31 »Ahora, señor, si regresamos a nuestro padre sin nuestro hermano menor, de seguro se morirá de tristeza, pues está muy apegado a este muchacho. En ese caso, nosotros seremos los culpables de la muerte de nuestro padre. \v 32 Señor, yo le prometí a mi padre que cuidaría al muchacho. Le dije: “Si no te lo traigo de regreso, yo cargaré con la culpa para siempre”. \v 33 Por eso, señor, permita que yo me quede como su esclavo en lugar del muchacho, y deje que él regrese con sus hermanos. \v 34 Porque, ¿cómo regresaré a mi padre si el muchacho no va conmigo? ¡Yo no podría soportar ver sufrir tanto a mi padre! \c 45 \s1 José se da a conocer \p \v 1 José no pudo aguantar más. \p ―¡Salgan todos de mi presencia! —exclamó—, dirigiéndose a sus siervos. \p Quedó solo con sus hermanos y, no pudiendo contenerse más, \v 2 lloró en alta voz. Su llanto se oyó en todo el palacio, y la noticia llegó pronto al palacio del faraón. \p \v 3 ―Yo soy José —les dijo a sus hermanos—. ¿Mi padre vive aún? \p Pero los hermanos, debido a la gran sorpresa, se quedaron mudos. \p \v 4 ―¡Acérquense! —les dijo José. \p Ellos se acercaron, y José añadió: \p ―Yo soy su hermano José, el que ustedes vendieron como esclavo para Egipto. \v 5 Pero no se aflijan ni se condenen por ello, porque era plan de Dios. Dios me envió aquí antes que a ustedes para preservarnos la vida y la de nuestras familias. \v 6 Estos años de escasez son los primeros dos de siete años de hambre. En ese tiempo no habrá siembra ni cosecha. \v 7 Dios me envió aquí para mantenerlos con vida a ustedes y a sus familias, para que puedan ser una nación grande. \v 8 Sí, Dios, y no ustedes, fue el que me envió a Egipto. Dios me puso por consejero del faraón y por administrador de toda la nación, gobernador de toda la tierra de Egipto. \v 9 Dense prisa en volver a mi padre y díganle: “Tu hijo José dice: ‘Dios me ha puesto por jefe de toda la tierra de Egipto. Ven hasta donde yo estoy inmediatamente. \v 10 Vivirás en la tierra de Gosén y estarás cerca de mí con todos tus hijos y nietos, con tus ovejas y vacas, y todo lo que tengas. \v 11-13 Yo te cuidaré’ ”. Ustedes son testigos de mi promesa, y mi hermano Benjamín me ha oído decirlo. Díganle a mi padre que todavía quedan cinco años de escasez. Si no hacen lo que les digo, quedarán en la completa pobreza ustedes y sus familias. Cuéntenle a mi padre todo el poder que tengo en Egipto y cómo todos me obedecen. Hagan que él venga pronto a verme. \p \v 14 Entonces, llorando de gozo, abrazó a Benjamín, y este comenzó a llorar también. \v 15 Hizo lo mismo con cada uno de sus hermanos. Después de esto, sus hermanos hablaron con él. \p \v 16 Y la noticia de que los hermanos de José estaban en Egipto llegó a oídos del faraón. Al saberlo, el faraón y sus funcionarios se alegraron mucho. \v 17 Entonces el faraón le dijo a José: \p ―Diles a tus hermanos que carguen sus bestias y vuelvan cuanto antes a sus hogares, en Canaán. \v 18 Además, diles que traigan a tu padre y a todas sus familias, para que se queden a vivir aquí en Egipto. Yo les daré la mejor tierra, de modo que podrán disfrutar de lo mejor de Egipto. \v 19 Diles también que lleven consigo carros de Egipto, para que traigan a sus esposas, a sus hijos pequeños y a su padre. \v 20 Y que no se preocupen por lo que tengan que dejar en su tierra, porque lo mejor de Egipto será de ellos. \p \v 21 Entonces José les dio carros, conforme a la orden del faraón. Además les dio provisiones para el viaje y mudas de ropa. \v 22 Pero a Benjamín le dio cinco mudas de ropa y trescientas monedas de plata. \v 23 A su padre le envió diez burros cargados con las mejores cosas de Egipto, diez burras cargadas de trigo, y toda clase de alimentos para que comieran durante el viaje. \v 24 Entonces despidió a sus hermanos. \p ―No peleen en el camino —les aconsejó al despedirlos. \p \v 25 Ellos emprendieron el viaje y regresaron a la tierra de Canaán, donde estaba su padre Jacob. \p \v 26 ¡José está vivo! —exclamaron al contárselo—. Es el gobernador de toda la tierra de Egipto. \p Jacob se quedó pasmado, y no les creía. \v 27 Pero cuando le dieron los mensajes de José, y cuando vio los carros cargados de alimentos que José le había enviado, se llenó de alegría. \p \v 28 ―¡Les creo! —dijo—. ¡José mi hijo está vivo! ¡Iré y lo veré antes de morir! \c 46 \s1 Jacob viaja a Egipto \p \v 1 Israel emprendió el viaje con todas sus posesiones, y fue hasta Berseba, donde ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. \v 2 Aquella noche Dios le habló en visión: \p ―¡Jacob, Jacob! \p ―¿Qué quieres, Señor? —respondió. \p \v 3 ―Yo soy Dios —dijo la voz—, el Dios de tu padre. No tengas miedo de ir a Egipto, porque allí te haré una nación grande. \v 4 Yo iré contigo a Egipto y haré que tus descendientes vuelvan de allí. Tú morirás en Egipto, y José estará a tu lado. \p \v 5 Entonces Jacob salió de Berseba, y sus hijos lo llevaron a Egipto, juntamente con sus descendientes y sus esposas, en los carros que el faraón les había proporcionado. \v 6 También llevaron todo el ganado y todas las pertenencias que habían acumulado en la tierra de Canaán. De ese modo Jacob y sus familiares llegaron a Egipto. \v 7 Es decir que a Jacob lo acompañaron todos sus seres queridos: hijos, hijas, nietos y nietas. \p \v 8-14 Estos son los nombres de los hijos y nietos de Jacob que fueron con él a Egipto: \p Rubén, su primogénito. \p Los hijos de Rubén: Janoc, Falú, Jezrón y Carmí. \p Simeón y sus hijos: Jemuel, Jamín, Oad, Jaquín, Zojar y Saúl (cuya madre era una cananea). \p Leví y sus hijos: Guersón, Coat y Merari. \p Judá y sus hijos: Er, Onán, Selá, Fares y Zera (pero Er y Onán murieron cuando todavía estaban en Canaán, antes de que Israel fuera a Egipto). \p Los hijos de Fares fueron Jezrón y Jamul. \p Isacar y sus hijos: Tola, Fuvá, Job y Simrón. \p Zabulón y sus hijos: Séred, Elón y Yalel. \p \v 15 Estos son los descendientes de Jacob y Lea, sin contar a Dina, que nacieron en Padán Aram. En total eran treinta y tres personas. \p \v 16-17 También fueron con él: \p Gad y sus hijos: Zefón, Jaguí, Esbón, Suni, Erí, Arodí y Arelí. \p Aser y sus hijos: Imná, Isvá, Isví, Beriá, y Sera, hermana de ellos. \p Los hijos de Beriá fueron Héber y Malquiel. \p \v 18 Estas dieciséis personas fueron los hijos de Jacob y Zilpá, la esclava que Lea recibió de su padre Labán. \p \v 19-22 Los siguientes son los descendientes de Jacob y Raquel: José y Benjamín. \p Los hijos de José, que nacieron en Egipto, fueron Manasés y Efraín (la madre de ellos fue Asenat, hija de Potifera, sacerdote de Heliópolis). \p Los hijos de Benjamín: Bela, Béquer, Asbel, Guerá, Naamán, Ehí, Ros, Mupín, Jupín y Ard. \p En total, los descendientes de Jacob y Raquel fueron catorce personas. \p \v 23-25 Además, en el grupo estaban estos siete descendientes de Jacob y Bilhá, la esclava que Raquel recibió de su padre Labán: \p Dan y su hijo Jusín; Neftalí y sus hijos: Yazel, Guní, Jéser y Silén. \p \v 26 De modo que el total de los que fueron a Egipto, de los descendientes directos, sin contar a las esposas de los hijos de Jacob, eran sesenta y seis. \v 27 Considerando la familia de José con sus dos hijos, que estaban en Egipto, sumaban setenta. \p \v 28 Jacob envió a Judá adelante para que le dijera a José que ya estaban en camino y que pronto llegarían a Gosén. Cuando llegaron a ese lugar, \v 29 José pidió que le prepararan su carro, y fue hasta allá, para ver a su padre. Cuando se encontraron se abrazaron y lloraron largo rato. \p \v 30 Entonces Israel le dijo a José: \p ―¡Ya me puedo morir, porque te he vuelto a ver y sé que estás vivo! \p \v 31 José entonces le dijo a sus hermanos y a sus familias: \p ―Voy a decirle al faraón que ustedes están aquí, que han venido de la tierra de Canaán a quedarse conmigo. \v 32 Además le diré: “Estos hombres son pastores. Trajeron consigo sus ovejas y vacas, y todo lo que tenían”. \v 33 Entonces, cuando el faraón los llame y les pregunte por su ocupación, \v 34 díganle: “Hemos sido pastores de ovejas desde nuestra niñez, y nuestros padres lo han sido durante generaciones”. Cuando le digan esto, los dejará vivir en la tierra de Gosén, porque para los egipcios es cosa detestable vivir junto a pastores de ovejas. \c 47 \s1 José le informa al faraón \p \v 1 Luego, José fue a ver al faraón, y le dijo: \p ―Han llegado mi padre y mis hermanos desde Canaán con todas sus posesiones, ovejas y vacas. En este momento se encuentran en la región de Gosén. \p \v 2 José había llevado consigo a cinco de sus hermanos y se los presentó al faraón. \v 3 Este entonces les preguntó: \p ―¿A qué se dedican? \p Y ellos contestaron: \p ―Somos pastores, como nuestros antepasados. \v 4 Hemos venido a vivir en Egipto porque no hay pasto para nuestro ganado en Canaán. El hambre es mucha allá. Queremos pedirle permiso para vivir en la tierra de Gosén. \p \v 5-6 El faraón le dijo a José: \p ―Escoge el lugar que tú quieras para que vivan ellos. Dales la mejor tierra de Egipto. La tierra de Gosén es buena. Y si alguno de ellos quiere, ponlo a cargo de mis rebaños también. \p \v 7 Entonces José llevó a su padre Jacob ante el faraón. Y Jacob bendijo al faraón. \p \v 8 ―¿Qué edad tienes? —le preguntó el faraón. \p \v 9 Jacob le respondió: \p ―He vivido ciento treinta años que han sido largos y difíciles, pero no se pueden comparar con la edad de mis antepasados. \p \v 10 Entonces Jacob bendijo nuevamente al faraón y salió. \p \v 11 José, pues, les dio la tierra de Ramsés, de acuerdo con lo que el faraón le había ordenado. \v 12 José les proporcionó alimentos, según el número de los miembros de la familia. \s1 La administración de José \p \v 13 La escasez de alimentos fue cada vez mayor, de modo que toda la gente de Egipto y de Canaán estaba experimentando mucha hambre. \v 14 José reunió todo el dinero de Canaán y de Egipto a cambio del trigo que les vendía, e ingresó ese dinero en la tesorería del faraón. \v 15 Cuando a la gente se le terminó el dinero, fueron a José a suplicar que se les diera alimentos. \p ―Se nos ha terminado el dinero —dijeron—. Por favor, denos alimentos, porque si no moriremos de hambre. \p \v 16 ―Bueno —replicó José—, denme sus ganados y yo les daré alimentos en cambio. \p \v 17 Así que trajeron el ganado a José para cambiarlo por alimentos. Pronto todos los caballos, ovejas, vacas y burros que había en Egipto pasaron a ser del faraón. \p \v 18 Al año siguiente vino nuevamente el pueblo y le dijo: \p ―Señor, usted sabe que ya no tenemos dinero. Además, todo nuestro ganado ahora es suyo. Tan solo podemos pagarle con nuestros cuerpos y nuestras tierras. \v 19 ¿Por qué hemos de morir? Cómprenos a nosotros y a nuestras tierras, y seremos esclavos del faraón. Cómprenos a nosotros por alimentos para que vivamos y para que la tierra no quede deshabitada. \p \v 20 Entonces José compró toda la tierra de Egipto para el faraón. La verdad es que, debido al hambre, los egipcios vendieron sus tierras. De ese modo, todo el país pasó a poder del faraón. \v 21 Y todos los egipcios pasaron a ser esclavos del faraón. \v 22 La única tierra que no compró fue la de los sacerdotes, porque tenían ración de parte del faraón y no necesitaban venderla. \p \v 23 Entonces José dijo a la gente: \p ―Los he comprado a ustedes y a sus tierras para el faraón. Aquí está el trigo. Vayan y siembren la tierra. \v 24 Cuando llegue la cosecha, la quinta parte será para el faraón. Reserven cuatro partes para que se alimenten y tengan semilla para el año siguiente. Así tendrán alimento para ustedes y sus familias. \p \v 25 ―¡Usted nos ha salvado la vida! —le dijeron—. ¡Con todo gusto seremos esclavos del faraón! \p \v 26 Entonces José estableció esta ley en Egipto: la quinta parte de todas las cosechas es del faraón. Esta ley todavía se sigue aplicando. Las únicas tierras que no pasaron a ser propiedad del faraón fueron las de los sacerdotes. \p \v 27 Los israelitas, pues, vivieron en la tierra de Gosén, en Egipto, consiguieron terrenos, prosperaron y tuvieron muchos hijos. \v 28 Jacob vivió diecisiete años en Egipto, y en total, vivió ciento cuarenta y siete años. \v 29 Cuando se le acercaba el momento de la muerte, llamó a su hijo José y le dijo: \p ―Júrame solemnemente que harás lo que te voy a pedir. ¡Si de veras me amas, por favor, no me entierres en Egipto! \v 30 Cuando yo haya muerto, sácame de Egipto y sepúltame junto a mis antepasados. \p Y José se lo prometió. \p \v 31 ―¡Júrame que lo harás! —insistió Jacob. \p Y José se lo juró. Luego, Israel se recostó sobre la cabecera de la cama. \c 48 \s1 Bendición de Efraín y Manasés \p \v 1 Poco tiempo después de esto, José recibió la noticia de que su padre estaba enfermo. Entonces, tomó a sus dos hijos, Manasés y Efraín, y fue a visitarlo. \v 2 Cuando Jacob oyó que José había llegado, reunió todas sus fuerzas y se sentó en la cama y le dijo: \p \v 3 ―El Dios Todopoderoso se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán. \v 4 Allí me dijo: “Haré de ti una nación grande, y esta tierra de Canaán será para ti y para los hijos de tus hijos, como posesión permanente”. \p \v 5 »A tus dos hijos, Efraín y Manasés, que te nacieron antes de que yo llegara a esta tierra, los adopto como hijos míos. Ellos recibirán parte de mi herencia tal como lo harán Rubén y Simeón. \v 6 Pero cualesquiera otros hijos que te nazcan serán tuyos, y heredarán de ti la porción de Efraín y Manasés. \v 7 Raquel, tu madre, murió cerca de Efrata, en la tierra de Canaán, cuando yo regresaba de Padán Aram. Entonces la sepulté allí junto al camino de Efrata, que es la misma ciudad de Belén. \p \v 8 En eso, Jacob vio a los hijos de José, y le preguntó: \p ―¿Y quiénes son estos? \p \v 9 José le respondió: \p ―Son mis hijos, los cuales Dios me ha dado aquí en Egipto. \p ―Acércamelos, para que los bendiga —dijo Israel. \p \v 10 Debido a su avanzada edad, Israel no podía ver bien. Por eso, José le acercó sus hijos. Entonces Israel los besó y abrazó. \p \v 11 Israel entonces le dijo a José: \p ―Jamás pensé que te volvería a ver. Sin embargo Dios me ha permitido ver a tus hijos también. \p \v 12-13 José tomó a sus hijos de la mano, se inclinó delante de su padre, e hizo que los muchachos se postraran delante de su abuelo: Efraín a la izquierda de Israel y Manasés a su derecha. \v 14 Sin embargo, Israel cruzó los brazos y los extendió para ponerlos en la cabeza de los muchachos, de modo que su mano derecha estaba sobre la cabeza de Efraín y su izquierda sobre la cabeza de Manasés, el mayor. Hizo esto intencionalmente. \p \v 15 Entonces bendijo a José, diciéndole: \p ―Quiera Dios, el Dios de mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me pastoreó toda la vida, bendecir a estos muchachos. \v 16 Él es el Ángel que me ha librado de todo mal. Que estos muchachos hagan perpetua la memoria de mi nombre y la de mis padres Abraham e Isaac, y que lleguen a ser una nación grande. \p \v 17 Pero José, al ver que su padre había puesto su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, se molestó. Entonces agarró la mano de su padre y se la quitó de encima de la cabeza de Efraín y se la puso sobre la cabeza de Manasés, y le dijo: \p \v 18 ―¡No hagas esto, padre mío! Por favor, pon tu mano derecha sobre mi hijo Manasés, pues él es el mayor. \p \v 19 Pero su padre se rehusó a hacerlo. \p ―Yo sé lo que estoy haciendo, hijo mío —le dijo—. Manasés también será una nación grande, pero su hermano menor será más importante, y de él saldrán muchos pueblos. \p \v 20 Así, pues, aquel día Jacob les dio a los muchachos la siguiente bendición: \p ―Que el pueblo de Israel use el siguiente dicho como bendición: “Dios te haga próspero como Efraín y Manasés”. \p Y puso a Efraín antes que a Manasés. \v 21 Entonces Israel le dijo a José: \p ―Estoy para morir; pero Dios estará con ustedes y los hará volver a Canaán, la tierra de sus antepasados. \v 22 A ti te doy la tierra escogida de Siquén, pues estás por encima de tus hermanos. Esa tierra se la quité a los amorreos, luchando fieramente contra ellos. \c 49 \s1 Jacob bendice a sus hijos \p \v 1 Jacob llamó a todos sus hijos, y les dijo: \p ―Reúnanse a mi alrededor, pues voy a decirles que les va a suceder en los días venideros. \v 2 Óiganme, hijos de Jacob, escuchen a Israel su padre. \p \v 3 »Rubén, tú eres mi hijo mayor, el hijo de mi vigorosa juventud. Eres el primero en rango y en dignidad, \v 4 pero a partir de hoy, ya no serás el primero, porque me deshonraste al dormir con una de mis mujeres. Eres impetuoso como las fieras ondas del mar. \p \v 5 »Simeón y Leví son hermanos; usan sus armas para matar con violencia. \v 6 No quiero participar de sus planes malvados, ni estar en sus reuniones. En su ira asesinaron hombres y por diversión desjarretaron toros. \v 7 ¡Maldita sea su ira! ¡Maldita sea también su violencia y crueldad! Haré que sus descendientes sean esparcidos por todo el país de Israel. \p \v 8 »Judá, tus hermanos te alabarán. Vencerás a tus enemigos. Los hijos de tu padre se inclinarán delante de ti. \v 9 Judá es como un cachorro de león que se levanta después de comer a su presa. Se pone al acecho como un león o como una leona, ¿quién se atreverá a molestarlo? \v 10 El cetro estará en las manos de Judá, y el bastón de gobernante estará en sus pies, hasta que llegue el rey por excelencia, a quien todos los pueblos obedecerán. \v 11 Atará su burrito en la vid más selecta y lavará su ropa en vino. \v 12 Sus ojos son más oscuros que el vino y sus dientes más blancos que la leche. \p \v 13 »Zabulón habitará en las costas del mar, servirá de puerto para los navíos, y sus fronteras se extenderán hasta Sidón. \p \v 14 »Isacar es fuerte bestia de carga que descansa entre las alforjas. \v 15 Cuando vea la hermosura del paisaje, lo agradable de la tierra, con gusto agachará su hombro para la tarea y se convertirá en un esclavo. \p \v 16 »Dan gobernará su pueblo como cualquier tribu de Israel. \v 17 Será serpiente en el sendero, que muerde los talones del caballo para que caiga el jinete. \p \v 18 »¡\nd Señor\nd*, esperaré tu ayuda! \p \v 19 »Un ejército atacará a Gad, pero él lo atacará por atrás. \p \v 20 »Aser producirá manjares deliciosos que serán dignos del rey. \p \v 21 »Neftalí es una gacela libre, que tendrá preciosas crías. \p \v 22 »José es un árbol fructífero, es como un árbol junto a una fuente, y sus ramas pasan sobre el muro. \v 23 Gente mala le causa amargura, lo atacan sin piedad y le lanzan flechas. \v 24 Pero su arma se mantuvo firme, sus brazos fueron fortalecidos por el Dios poderoso de Jacob, por el que es el Pastor y la Roca de Israel. \v 25 ¡Que el Dios de tus padres, el Todopoderoso, te bendiga con bendiciones celestiales y con bendiciones del profundo mar, con bendiciones de los pechos y bendiciones de la matriz. \v 26 Las bendiciones de tu padre son más grandes que las bendiciones de mis padres. Estas bendiciones reposarán sobre la cabeza de José hasta el fin de las montañas eternas, por cuanto él es el más importante de sus hermanos. \p \v 27 »Benjamin es como un lobo feroz, que por la mañana devora a su presa, y al atardecer reparte lo que sobra». \b \p \v 28 Estas fueron las bendiciones que Israel pronunció sobre sus doce hijos. \s1 Muerte de Jacob \p \v 29-30 Además les dijo: \p ―Ya voy a morir. Deben sepultarme con mis padres en la tierra de Canaán, en la cueva del campo de Macpela, frente a Mamré, el campo que Abraham le compró a Efrón el hitita, como propiedad para sepulturas. \v 31 Allí fueron sepultados Abraham y su esposa Sara. También fueron sepultados allí Isaac y su esposa Rebeca; y allí también sepulté a Lea. \v 32 Es la cueva que mi abuelo Abraham les compró a los hijos de Het. \p \v 33 Cuando Jacob terminó de dar estas instrucciones a sus hijos, se acostó nuevamente, exhaló su último suspiro, y murió. \c 50 \p \v 1 José, entonces, se puso a llorar, abrazó a su padre y lo besó. \v 2 Luego les dijo a los médicos que estaban a su servicio que embalsamaran el cuerpo de su padre. Y los médicos egipcios obedecieron. \v 3 Esperaron los cuarenta días establecidos para los embalsamados, los egipcios hicieron duelo nacional durante setenta días. \p \v 4 Cuando terminó el duelo, José se acercó a los funcionarios de la casa del faraón y les dijo: \p ―Díganle a su majestad \v 5 que mi padre me hizo jurar que llevaría su cuerpo de regreso a la tierra de Canaán, para sepultarlo allá. Díganle a su majestad que me permita ir a sepultar a mi padre. Asegúrenle que volveré pronto. \p \v 6 El faraón estuvo de acuerdo: \p ―Ve y sepulta a tu padre, tal como se lo prometiste. \p \v 7-8 Entonces José fue a enterrar a su padre. Con él fueron su familia, sus hermanos y el resto de la familia de Jacob. En Gosén sólo dejaron a los niños, las ovejas y las vacas. Además, los acompañaron un gran número de funcionarios y consejeros del faraón, y los hombres importantes de Egipto. \v 9 De modo que muchos carros y caballos, y gente de a pie acompañaron a José. \p \v 10 Cuando llegaron a la era de Hatad, que está al otro lado del Jordán, tuvieron un servicio fúnebre grande y solemne. Allí José guardó siete días de luto por su padre. \v 11 Los cananeos que vivían en esa región vieron que los egipcios lloraban amargamente en la era de Hatad, le pusieron a ese lugar el nombre de Abel Misrayin, pues dijeron: «Los egipcios están haciendo duelo por alguien importante». \p \v 12-13 De modo que, de acuerdo con las órdenes de Israel, sus hijos llevaron su cuerpo a la tierra de Canaán y lo sepultaron en la cueva de Macpela, la cueva que Abraham había comprado en el campo de Efrón el hitita, cerca de Mamré. \p \v 14 José regresó luego a Egipto, junto con todos los que lo habían acompañado al funeral de su padre. \s1 La promesa de José a sus hermanos \p \v 15 Una vez muerto su padre, los hermanos de José sintieron miedo, pues pensaban que José les guardaba rencor, y aprovecharía la ocasión para vengarse de ellos por lo que le hicieron. \p \v 16 Así que le enviaron a unos mensajeros, para que le dijeran a José que su padre, antes de morir, había dicho: \v 17 «Díganle a José que, por favor, les perdone a sus hermanos el mal que le hicieron». Así que los emisarios fueron y le dieron el mensaje a José. Además, añadieron: «Te rogamos que perdones el pecado de estos siervos del Dios de tu padre». \p Cuando José oyó el mensaje, se conmovió profundamente y lloró. \v 18 Luego llegaron sus hermanos, y cayendo de rodillas delante de él le dijeron: \p ―Aquí estamos para ser tus esclavos. \p \v 19 Pero José les respondió: \p ―No me tengan miedo. ¿Creen que puedo tomar yo el lugar de Dios para juzgarlos y castigarlos? \v 20 En lo que a mí respecta, Dios convirtió en bien el mal que ustedes quisieron hacerme, y me puso en el alto cargo que ahora desempeño a fin de que salvara la vida de mucha gente. \v 21 No, no tengan miedo. Yo mismo cuidaré de sus familias. \p Y de esta manera les habló con mucho cariño y los tranquilizó. \s1 Muerte de José \p \v 22 José y sus hermanos siguieron viviendo en la tierra de Egipto. José murió a la edad de ciento diez años, y \v 23 vio nacer los hijos de Efraín hasta la tercera generación. También alcanzó a cargar en sus rodillas a los hijos de Maquir, el hijo de Manasés. \p \v 24 Y dijo José a sus hermanos: «Muy pronto moriré. Pero Dios ciertamente vendrá y los sacará de la tierra de Egipto, para hacerlos regresar a la tierra que él prometió a la descendencia de Abraham, Isaac, y Jacob». \v 25 Entonces José hizo que sus hermanos le prometieran con juramento que se iban a llevar consigo su cuerpo, cuando regresaran a Canaán. \p \v 26 José, pues, murió a la edad de ciento diez años. Fue embalsamado, y su cuerpo fue puesto en un ataúd en Egipto.