\id 2CH - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 \ide UTF-8 \h 2 Crónicas \toc1 2 Crónicas \toc2 2 Crónicas \toc3 2Cr \mt1 2 Crónicas \c 1 \s1 Salomón pide sabiduría \p \v 1 Salomón, hijo de David, llegó a ser un rey muy poderoso, porque contaba con la ayuda del \nd Señor\nd* su Dios. \p \v 2-3 Salomón reunió en Gabaón a todos los oficiales del ejército, a los funcionarios del gobierno, a los jueces y a los jefes de las familias patriarcales de Israel. Los guio hacia la parte alta del cerro, donde estaba el antiguo santuario construido por Moisés, siervo del \nd Señor\nd*, mientras el pueblo andaba por el desierto. \v 4 (Había otro santuario en Jerusalén, que David hizo construir para colocar allí el cofre de Dios, cuando lo trasladó desde Quiriat Yearín). \v 5-6 El altar de bronce que había hecho Bezalel hijo de Uri, y nieto de Jur, todavía se mantenía en pie frente al antiguo santuario del \nd Señor\nd*. Por eso, Salomón y todos sus invitados se reunieron delante de él y ofrecieron al \nd Señor\nd* mil ofrendas quemadas. \p \v 7 Aquella noche Dios se presentó a Salomón y le dijo: \p ―¡Pídeme cualquier cosa, y te la daré! \p \v 8 Salomón contestó: \p ―¡\nd Señor\nd*, tú fuiste bondadoso y bueno con mi padre David, y ahora me has dado el reino! \v 9 Sólo una cosa puedo pedir, ya que has cumplido la promesa hecha a David mi padre y me has hecho rey sobre una nación tan numerosa como el polvo de la tierra. \v 10 Te suplico que me des sabiduría e inteligencia para gobernar correctamente, porque ¿quién sería capaz de gobernar por sí mismo a una nación tan grande como este pueblo tuyo? \p \v 11 Dios le respondió: \p ―Por cuanto tu más grande anhelo es ayudar a tu pueblo, y no has pedido riqueza personal ni honores, ni me has pedido que maldiga a tus enemigos, ni has solicitado una larga vida, sino que has pedido sabiduría y conocimiento para guiar a mi pueblo en forma adecuada, \v 12 ¡te doy la sabiduría y el conocimiento que has pedido! ¡Y también te daré riquezas, bienes y honores como ningún rey antes de ti los ha tenido! ¡Jamás habrá otro rey tan grande en todo el mundo! \p \v 13 Salomón, entonces, salió del santuario que estaba en Gabaón, bajó del cerro, y regresó a Jerusalén para gobernar a Israel. \p \v 14 Salomón acrecentó el número de sus caballos y de sus carros de combate. Fue así como llegó a tener mil cuatrocientos carros y reclutó doce mil jinetes, los cuales mantenía en los lugares de acuartelamiento y en Jerusalén, cerca de él. \v 15 ¡Durante el reinado de Salomón, la plata y el oro eran tan abundantes en Jerusalén como las piedras en los caminos! ¡Y la costosa madera de cedro se utilizaba como cualquier sicómoro común! \v 16 Los comerciantes de la corte compraban en Egipto y Cilicia los caballos para el rey Salomón. \v 17 En esa época, un carro de combate traído de Egipto costaba seiscientas monedas de plata, y un caballo costaba ciento cincuenta monedas de plata. Muchos eran luego vendidos a los reyes de los hititas y de los sirios. \c 2 \s1 Preparativos para la construcción del templo \p \v 1 Salomón decidió construir un templo para el \nd Señor\nd*, y su propio palacio real. \p \v 2 Para esto se necesitaba un personal de setenta mil obreros, ochenta mil obreros que cortaran piedras en las montañas, y tres mil seiscientos capataces. \v 3 Salomón envió un mensaje a Hiram, rey de Tiro, en el que le decía: \p «Envíame, por favor, embarques de madera de cedro, similares a los que le enviaste a mi padre David, cuando construyó su palacio. \v 4 Estoy a punto de iniciar la construcción de un templo para el \nd Señor\nd* mi Dios. Será un templo en el cual se quemará el incienso y especias aromáticas para el \nd Señor\nd*, donde se colocará el pan especial del sacrificio, y donde el pueblo podrá ofrecer sus ofrendas quemadas todos los días en la mañana y en la tarde, y en los días de reposo, y en la celebración de la luna nueva, y otras fiestas dedicadas al \nd Señor\nd* nuestro Dios. Porque Dios quiere que Israel celebre siempre estas ocasiones especiales. \p \v 5 »Va a ser un templo de grandes dimensiones, porque nuestro Dios es un Dios grande; tan grande como no hay otro. \v 6 Sin embargo, ¿quién podrá alguna vez edificarle un templo tan grande, si ni los más altos cielos poseen suficiente grandeza para contenerlo? Y, ¿quién soy yo para que se me permita edificar un templo para Dios? Pero va a ser un lugar para adorarlo. \p \v 7 »Envíame, pues, un experto en trabajos de oro, plata, hierro y bronce; que también sea experto en el arte de tejer la púrpura, la tela carmesí y el género azul; y que sea también perito grabador para trabajar junto a los artesanos de Judá y de Jerusalén, que fueron designados por mi padre David. \p \v 8 »Mándame, además, madera de cedro, ciprés y sándalo de los bosques del Líbano, por cuanto tus hombres son los mejores que hay para cortar estos árboles. Yo te enviaré trabajadores para que les ayuden. \v 9 Se va a necesitar una inmensa cantidad de madera, porque el templo que voy a edificar será de grandes proporciones e increíblemente hermoso. \v 10 En cuanto al salario, mi propósito es pagar a tus hombres con veinte mil cargas de trigo, veinte mil cargas de cebada, veinte mil medidas de vino, y veinte mil medidas de aceite de oliva». \p \v 11 El rey Hiram le contestó al rey Salomón: «¡Es porque el \nd Señor\nd* ama a su pueblo, que te ha elegido como su rey! \v 12 Bendito sea el \nd Señor\nd*, Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que ha dado a David un hijo tan sabio, inteligente y entendido para edificar el templo del \nd Señor\nd* y un palacio real. \p \v 13 »¡He procedido, pues, a enviarte nada menos que a Hiram Abí, mi famoso maestro en artesanía! Es un hombre brillante, \v 14 hijo de una mujer de la tribu de Dan, y de un hombre de Tiro. Es experto artífice en oro, en trabajos en plata, y también hace trabajo fino con bronce y hierro, y sabe todo lo relativo al trabajo en piedra y en madera. Trabaja, además, muy bien la púrpura, el lino y la escarlata. ¡Es grabador, y además es inventor! Va a trabajar con tus expertos en artesanía y con los que fueron designados por mi señor David, tu padre. \p \v 15 »Por consiguiente, envíame el trigo, la cebada, el aceite de oliva y el vino que mencionas, \v 16 y comenzaremos a cortar la madera de las montañas del Líbano, en la cantidad que necesitas, y a llevártela por mar, en balsas, hasta Jope, y desde allí tú te encargarás de conducirla hasta Jerusalén». \p \v 17 Salomón procedió a tomar el censo de los extranjeros existentes en el país (tal como su padre David lo había hecho). Según este censo, había ciento cincuenta y tres mil seiscientos extranjeros en Israel. \v 18 De ellos asignó setenta mil como cargadores, a ochenta mil los envió a las montañas a cortar piedras, y a tres mil seiscientos los puso como capataces. \c 3 \s1 Construcción del templo \p \v 1 Por fin se inició la construcción del templo del \nd Señor\nd*. Su ubicación fue en Jerusalén, en la parte alta del monte Moria, donde el \nd Señor\nd* se le apareció al rey David, padre de Salomón, es decir, en el terreno de Ornán el jebuseo. Ese fue el lugar que David escogió. \v 2 La construcción propiamente dicha comenzó el día dos del mes segundo del año cuarto del reinado de Salomón. \p \v 3 Los cimientos eran de veintisiete metros de largo por nueve de ancho. \v 4 Un pórtico de entrada, con techo, se extendía a lo largo de los nueve metros de largo, y nueve metros de alto. ¡Todo el interior del pórtico estaba recubierto de oro puro! \p \v 5 La parte principal estaba recubierta de madera de ciprés, sobre la cual colocó figuras de palmeras y cadenas de oro puro. \v 6 Además, las murallas tenían incrustaciones de piedras preciosas; el oro era de la más alta calidad, traído de Parvayin. \v 7 Todas las paredes, vigas, puertas y umbrales en todo el templo fueron enchapados con oro, con querubines tallados en las paredes. \p \v 8 Dentro del templo, a un extremo, hizo el aposento más sagrado, es decir, el Lugar Santísimo, cuya dimensión era de nueve metros de largo, por nueve de ancho. Lo recubrió completamente por dentro con veintitrés toneladas de oro puro. \v 9 Se usaron clavos de oro, y cada clavo pesaba medio kilo. Los aposentos altos también fueron enchapados en oro. \p \v 10 Dentro del recinto más sagrado, el Lugar Santísimo, Salomón hizo colocar dos esculturas de querubines enchapadas en oro, \v 11-13 las cuales estaban de pie sobre el piso, dando frente al recinto exterior, con las alas extendidas en tal forma que la punta del ala de uno tocaba la punta del ala del otro a través de la sala, de pared a pared. Las alas de estos querubines, extendidas, medían nueve metros. \v 14 De un lado a otro de la entrada a esta sala colocó una cortina de lino fino, azul, púrpura y carmesí, decorada con querubines. \p \v 15 En la fachada del templo había dos columnas de dieciséis metros de altura, rematadas por un capitel de dos metros veinticinco centímetros de alto. \v 16 Hizo confeccionar cadenas que se colocaron en el remate alto de las columnas, con cien granadas adheridas a las cadenas. \v 17 Posteriormente puso las columnas en la fachada del templo, una a la derecha y otra a la izquierda, y a cada una le dio un nombre: Jaquín (a la columna de la derecha), y Boaz (a la de la izquierda). \c 4 \s1 Mobiliario del templo \p \v 1 Salomón también hizo un altar de bronce de nueve metros de largo, por nueve de ancho y cuatro metros y medio de alto. \v 2 Hizo luego un enorme tanque redondo de hierro fundido, que medía cuatro metros y medio de diámetro. Desde el suelo hasta su orilla, la fuente medía dos metros veinticinco centímetros. Su circunferencia era de trece metros y medio. \v 3 Descansaba sobre dos hileras de bueyes de metal, separados por una distancia de cuatro o cinco centímetros. El estanque y los bueyes fueron moldeados y fundidos de una sola pieza. \v 4 Los bueyes eran doce, dispuestos cola a cola, tres de frente al norte, tres al poniente, tres al sur y tres al oriente. \v 5 Las paredes del tanque eran de unos ocho centímetros de espesor, y sus bordes eran como el cáliz de un lirio. Tenía una capacidad de sesenta y seis mil litros de agua. \p \v 6 Construyó también diez fuentes para lavar las ofrendas, cinco a la derecha del estanque grande y cinco a la izquierda. Para lavarse ellos mismos, los sacerdotes utilizaban el estanque y no las fuentes. \p \v 7 Cumpliendo minuciosamente las instrucciones de Dios, hizo diez candelabros de oro, y los colocó en el templo, cinco contra la pared de la derecha y cinco contra la de la izquierda. \v 8 Construyó, asimismo, diez mesas, y colocó cinco junto al muro de la derecha y cinco junto al de la izquierda, y moldeó cien tazones de oro sólido. \v 9 Construyó luego un atrio para los sacerdotes, y también un atrio para el público, y las puertas de estos atrios estaban revestidas de bronce. \v 10 La gran fuente estaba en la esquina derecha, que da hacia el sureste. \v 11 Hiram Abí hizo también las ollas, palas y palanganas necesarias para los sacrificios. \p De esta manera dio por terminado el trabajo que le había señalado el rey Salomón: \p \v 12-16 La construcción de las dos columnas; \p los dos capiteles sobresalientes en la parte alta de las columnas; \p los dos juegos de cadenas sobre los capiteles; \p las cuatrocientas granadas que colgaban de los dos juegos de cadenas que estaban sobre los capiteles; \p los cimientos para las fuentes, y las fuentes mismas; \p la gran fuente y los doce bueyes sobre los cuales descansaba; \p los calderos, las tenazas, y los tenedores. \p Todos estos utensilios para el templo del \nd Señor\nd*, los hizo Hiram Abí de bronce pulido, tal como el rey Salomón le encomendó. \v 17-18 El rey mandó fundirlos en moldes de arcilla en el valle del Jordán, entre Sucot y Saretán. Era tan grande la cantidad de bronce que se utilizó, que no se pudo determinar su peso. \p \v 19 Salomón también mandó a hacer todos los demás utensilios que se usarían en el templo de Dios. De oro puro se hicieron: el altar, la mesa para los panes de la Presencia, \v 20 los candelabros con sus lámparas, para encenderlas en frente del Lugar Santísimo, tal como está estipulado; \v 21 las figuras de flores, las lámparas y las tenazas, igualmente de oro puro; \v 22 las despabiladeras, los aspersorios, las cucharas, los incensarios; la entrada del templo, la puerta principal y las puertas interiores que conducen al Lugar Santísimo y la puerta de la entrada principal del templo. Todo esto fue hecho de oro puro. \c 5 \p \v 1 Una vez terminada la construcción del templo del \nd Señor\nd*, Salomón trajo los obsequios dedicados al \nd Señor\nd* por su padre, el rey David, y los guardaron en la tesorería del templo de Dios. \s1 El cofre del pacto \p \v 2 Salomón procedió a reunir en Jerusalén a todos los dirigentes de Israel, jefes de tribus y clanes, para la ceremonia del traslado del cofre desde el santuario que está en la ciudad de David, conocida también como Sion. \v 3 Esta ceremonia tuvo lugar en el mes séptimo, que es la fecha en que se celebra la fiesta de los Tabernáculos. \v 4-5 Mientras los dirigentes de Israel miraban, los levitas levantaron el cofre y lo sacaron del santuario, junto con los demás utensilios sagrados. \v 6 ¡El rey Salomón y la congregación sacrificaron ovejas y bueyes delante del cofre en tanta cantidad que nadie logró llevar la cuenta! \p \v 7 Los sacerdotes llevaron el cofre a la sala interior del templo, que es el Lugar Santísimo, y lo colocaron bajo las alas de los querubines. \v 8 Los querubines con sus alas extendidas cubrían el cofre y las varas que se usaban para transportarlo. \v 9 Esas varas eran tan largas que sus extremos se podían ver desde el Lugar Santísimo, aunque no desde afuera. El cofre estaba todavía allí en el momento de escribirse esto. \v 10 En el cofre sólo estaban las dos tablas de piedra que Moisés había puesto en ella, cuando estaban en el monte Horeb, donde el \nd Señor\nd* hizo un pacto con los israelitas, después de que salieron de Egipto. \p \v 11-12 Todos los sacerdotes allí presentes, sin importar su rango o grupo, participaron en el rito de purificación. Por su parte, los levitas cantores, es decir, Asaf, Hemán, Jedutún, junto con sus hijos y parientes, estaban de pie en el lado oriental del altar, vestidos con túnicas de lino fino, y portando címbalos, arpas y liras. Junto a ellos había ciento veinte sacerdotes que tocaban la trompeta. Cuando los sacerdotes salieron del Lugar Santo, \v 13-14 los trompetistas y los cantores comenzaron a alabar y a dar gracias al \nd Señor\nd*, acompañados de trompetas, címbalos y demás instrumentos musicales. Y cuando entonaron a una voz el coro: «Den gracias al \nd Señor\nd*, porque él es bueno, y su amor y su bondad son para siempre», una nube cubrió el templo del \nd Señor\nd*. Debido a esta nube, los sacerdotes no pudieron continuar la ceremonia. \c 6 \p \v 1 Entonces Salomón exclamó: \p «\nd Señor\nd*, tú dijiste que vivirías en una nube oscura; \v 2 ¡pero yo he hecho un templo para ti, \nd Señor\nd*, para que vivas en él para siempre!». \p \v 3 Luego el rey volvió el rostro hacia la congregación, que permanecía de pie para recibir su bendición. El rey dijo: \p \v 4 «Bendito sea el \nd Señor\nd*, Dios de Israel, que le habló a mi padre David, y que acaba de cumplir la promesa que le hizo al decir: \v 5-6 “Desde que traje a mi pueblo desde la tierra de Egipto, nunca había escogido una ciudad en Israel para la ubicación de un templo en el cual estuviera mi nombre; y nunca antes había elegido un guía para mi pueblo Israel. Pero ahora he escogido a Jerusalén para residir en ella, y a David como rey”. \p \v 7 »Mi padre David deseaba construir un templo para el \nd Señor\nd*, Dios de Israel, \v 8 pero el \nd Señor\nd* le dijo: “Tu deseo de construirme una casa para honrarme es bueno, \v 9 pero no serás tú quien me la construya. Será uno de tus hijos el que me edifique una casa para honrar mi nombre”. \p \v 10 »Y el \nd Señor\nd* ha cumplido lo que había prometido, porque he llegado a ser rey como sucesor de mi padre, y he podido construir el templo para el \nd Señor\nd* Dios de Israel, \v 11 y en su interior he colocado el cofre. Y en el cofre se encuentra el pacto entre el \nd Señor\nd* y el pueblo de Israel». \s1 Oración de Salomón \p \v 12-13 Mientras hablaba, Salomón estaba de pie delante del pueblo sobre una plataforma en el centro del atrio exterior, frente al altar del \nd Señor\nd*. La plataforma estaba hecha de bronce, y era de dos metros con veinte centímetros por cada lado, y un metro con treinta centímetros de alto. Luego, mientras la gente lo observaba, Salomón se arrodilló, levantó los brazos hacia el cielo, y elevó esta oración: \p \v 14 «\nd Señor\nd*, Dios de Israel, no hay Dios como tú en todo el cielo y la tierra. Tú cumples tus bondadosas promesas a todos los que te obedecen y están dispuestos a hacer tu voluntad. \v 15 Tú has cumplido la promesa que hiciste a mi padre David, y aquí tenemos la evidencia de su cumplimiento. \p \v 16 »Ahora, Dios de Israel, cumple también la otra promesa que le hiciste a mi padre, cuando le dijiste: “Si tus descendientes obedecen mis leyes, como tú lo has hecho, te prometo que siempre habrá un descendiente tuyo que ocupe el trono de Israel”. \v 17 \nd Señor\nd*, Dios de Israel, te ruego que cumplas también esta promesa. \p \v 18 »Pero, ¿vivirá realmente Dios en la tierra con los hombres? Si aun el cielo, y el cielo de los cielos no pueden contener tu grandeza, ¡cuánto menos este templo que yo he construido! \v 19 ¡Acepta mis oraciones y súplicas, \nd Señor\nd*, mi Dios! ¡Escucha la oración que hoy dirijo a ti! \v 20-21 Mira favorablemente este templo día y noche, este lugar sagrado donde dijiste que pondrías tu nombre. Te ruego que oigas y contestes las oraciones que siempre elevaré a ti al estar frente a este lugar. Escucha mis oraciones y las de tu pueblo, Israel, siempre que oremos vueltos hacia este lugar de tu morada; sí, óyenos desde el cielo, y cuando escuches, danos el perdón. \p \v 22 »Cuando alguien cometa un delito contra su prójimo, y se le pida que jure su inocencia delante de este altar, \v 23 te pedimos que oigas desde el cielo y lo castigues en caso de que esté mintiendo, y que de lo contrario, lo declares inocente. \p \v 24 »Si tu pueblo Israel es derrotado por sus enemigos, por haber pecado contra ti, y se vuelven a ti, y proclaman que son pueblo tuyo, y oran en este templo, \v 25 escúchalos desde el cielo y perdónales sus pecados y devuélveles esta tierra que diste a sus padres. \p \v 26 »Cuando los cielos se cierren y no haya lluvia debido a nuestros pecados, si luego oramos hacia este lugar, confesándote nuestros pecados y pidiéndote perdón por ellos, \v 27 por favor, escúchanos desde el cielo y perdona los pecados de tus siervos y de tu pueblo, y enséñales lo recto, y envía lluvias sobre esta tierra que has dado a tu pueblo como de su exclusiva propiedad. \p \v 28 »Si hay hambre en la tierra, o epidemias, o plagas que afecten los productos agrícolas, o invasiones de langostas o de gusanos, o si los enemigos de tu pueblo están en la tierra asediando nuestras ciudades, cualesquiera que sean las dificultades, \v 29 escucha la oración que cada israelita, en medio de su dolor, te haga reconociendo su pecado, y extendiendo sus manos hacia este templo. \v 30 Oye desde el cielo donde tú vives, y perdona, y da a cada uno lo que realmente merece, porque sólo tú conoces los pensamientos del ser humano. \v 31 Así todos te adorarán y servirán, y estarán dispuestos a vivir según tu voluntad todos los días que habiten en la tierra que les diste a nuestros antepasados. \p \v 32 »Y cuando haya extranjeros que al oír hablar de tu poder, vengan desde tierras distantes a adorar tu grandioso nombre, y a orar en este templo, \v 33 óyelos desde el cielo donde tú vives, y concédeles lo que te pidan. Así todos los pueblos de la tierra se enterarán de tu fama y te reverenciarán como lo hace tu pueblo Israel; y sabrán que este templo lo he construido para honrar tu nombre. \p \v 34 »Si tu pueblo sale bajo tu mando a pelear contra sus enemigos, y oran en dirección de esta ciudad de Jerusalén que tú has elegido, y de este templo que hemos construido a tu nombre, \v 35 oye sus oraciones desde el cielo y dales la victoria. \p \v 36 »Y si ellos pecan contra ti (porque, ¿quién es aquel que nunca ha pecado?), y te enojas con ellos, y dejas que sus enemigos los derroten y se los lleven de aquí cautivos a alguna nación extranjera, cercana o lejana, \v 37-38 si en el destierro se vuelven a ti otra vez, y si en su corazón se tornan hacia esta tierra que tú diste a sus padres, y a esta ciudad y al templo que yo te he construido, y te suplican con todo su corazón que los perdones, \v 39 óyelos desde el cielo donde vives y ayúdalos, y perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti. \p \v 40 »Dios mío, te pido que estés vigilante y atento a todas las oraciones dirigidas a ti en este lugar. \v 41 Y ahora, \nd Señor\nd* Dios, levántate y entra en este lugar de descanso que es tuyo, donde ha sido colocado el cofre de tu poder. Haz que tus sacerdotes, \nd Señor\nd* Dios, sean revestidos de salvación, y haz que tus santos se regocijen en tus bondadosas proezas. \v 42 \nd Señor\nd* Dios, no te desentiendas de mí; no apartes tu rostro de mí, que soy tu ungido. \nd Señor\nd*, recuerda tu amor por David y tu benevolencia hacia él». \c 7 \s1 Dedicación del templo \p \v 1 Cuando Salomón terminó de orar, cayeron del cielo ráfagas de fuego y consumieron el holocausto y los sacrificios. \v 2 Y la gloria del \nd Señor\nd* llenó el templo del \nd Señor\nd* de tal manera que los sacerdotes no podían entrar. \v 3 Cuando los israelitas vieron que el fuego caía y que la gloria del \nd Señor\nd* llenaba su templo, se arrodillaron hasta tocar el piso con la frente y adoraron al \nd Señor\nd*, diciendo: «¡El \nd Señor\nd* es bueno, y su amor y bondad son para siempre!». \p \v 4-5 El rey y todo el pueblo procedieron a consagrar el templo mediante el sacrificio de veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas, que fueron entregados por el rey Salomón. \v 6 Los sacerdotes estaban de pie en sus lugares de desempeño de sus deberes, y los levitas tocaban su cántico de acción de gracias: «Su amor y su bondad son para siempre», con los instrumentos musicales que el rey David mismo había hecho y había utilizado para alabar al \nd Señor\nd*. Cuando los sacerdotes tocaron las trompetas, el pueblo se puso de pie otra vez. \v 7 Salomón consagró también el atrio interior del templo, para que en esta ocasión se usara como lugar de sacrificio, porque en el altar de bronce no cabían tantos animales sacrificados. \p \v 8 Durante los siete días siguientes celebraron la fiesta de los Tabernáculos, y multitudes vinieron de todas partes de Israel, desde los que vivían en Lebó Jamat hasta los que vivían en las cercanías del río Nilo, en Egipto. \v 9 El octavo día se llevó a efecto una solemne asamblea, pues habían celebrado la consagración del altar durante siete días, y la fiesta de los Tabernáculos durante otros siete días. \v 10 El día veintitrés del mes séptimo, el rey despidió a toda la gente. Así que todos regresaron a sus pueblos y a sus casas, muy alegres por lo bueno que el \nd Señor\nd* había sido con David, con Salomón y con su pueblo Israel. \s1 Pacto de Dios con Salomón \p \v 11 De esta manera dio término Salomón a la construcción del templo del \nd Señor\nd*, así como a la de su propio palacio. Y logró realizar todo lo que se había propuesto hacer. \v 12 Una noche el \nd Señor\nd* se presentó a Salomón y le dijo: \p «He oído tus oraciones, y he escogido este templo como el lugar en que quiero que se me ofrezcan los sacrificios. \v 13 Si yo cierro los cielos, de modo que no haya lluvia, o si dispongo que una plaga de langostas devore las cosechas, o si les mando una epidemia, \v 14 si mi pueblo se humilla, y ora, y busca mi rostro, y se arrepiente de sus caminos malvados, los oiré desde el cielo y perdonaré sus pecados y restauraré el país. \v 15 Estaré atento a toda oración hecha en este lugar. \v 16 Por cuanto he escogido este templo y lo he santificado para habitar en él para siempre; mis ojos y mi corazón estarán siempre aquí. \p \v 17 »En lo que se refiere a ti, si me sigues como lo hizo tu padre David, \v 18 haré que tú y tus descendientes reinen siempre en Israel, tal como se lo prometí a David. \p \v 19 »Pero si no me siguen, si rechazan las leyes que les he dado, y adoran ídolos, \v 20 los echaré de esta tierra que les he dado, y este templo será destruido, aun cuando lo he santificado para mí; lo transformaré en horror y desgracia. \v 21 Aunque sea un templo famoso, llegará el día en que todo aquel que pase por aquí exclamará atónito: “¿Por qué el \nd Señor\nd* habrá hecho algo tan terrible a esta tierra y a este templo?”. \v 22 Y la respuesta será: “Porque su pueblo abandonó al \nd Señor\nd*, Dios de sus padres, el Dios que los sacó de la tierra de Egipto, y en su lugar adoraron a otros dioses. Ese es el motivo por el cual Dios ha procedido de esta manera”». \c 8 \s1 Otras actividades de Salomón \p \v 1 Veinte años tardó Salomón en construir el templo de Dios y el palacio real. \v 2 Al cabo de ese tiempo, Salomón decidió ocuparse de la reconstrucción de las ciudades que Hiram, rey de Tiro, le había dado, y llevó a israelitas a vivir en ellas. \v 3 También en esta época Salomón peleó contra la ciudad de Jamat de Sobá y la conquistó. \v 4 Reconstruyó Tadmor, en el desierto, y todas las ciudades cercanas a Jamat, las cuales usaba como centros de abastecimiento. \v 5 Fortificó las ciudades de Bet Jorón la de arriba, y Bet Jorón la de abajo, levantó sus murallas y les puso portones y barras. \v 6 Construyó también Balat y otros centros de aprovisionamiento, y levantó ciudades para guardar sus carros de combate y caballos. En fin, construyó cuanto quiso construir en Jerusalén, en el Líbano y en todos sus dominios. \p \v 7-8 Inició la práctica, que aún continúa, de tomar esclavos de entre los hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, descendientes de las naciones que los israelitas no habían podido exterminar por completo. \v 9 A los ciudadanos israelitas no los sometía a esclavitud, sino que los empleaba como soldados, oficiales y encargados de los carros de combate y de los caballos. \v 10 Además, Salomón nombró a doscientos cincuenta hombres como capataces, para que dirigieran al pueblo en sus trabajos. \p \v 11 Salomón cambió la residencia de su esposa (que era hija del faraón) del sector de Jerusalén denominado ciudad de David al nuevo palacio que construyó para ella. Porque se dijo: «Ella no debe vivir en el palacio del rey David, porque el cofre del \nd Señor\nd* estuvo allí, y por lo tanto, es terreno sagrado». \p \v 12 Salomón sacrificó animales y los quemó, en honor al \nd Señor\nd*, en el altar que había erigido frente a la entrada del templo. \v 13 El número de sacrificios era diferente de un día a otro, de acuerdo con las instrucciones que Moisés había dado; había sacrificios extraordinarios en los sábados, en las lunas nuevas, y en las tres fiestas anuales, que son: la fiesta de los Panes sin levadura, la fiesta de las Semanas, y la fiesta de los Tabernáculos. \v 14 En la designación de los sacerdotes que habían de ocupar los diferentes turnos de su oficio, se ciñó al plan trazado por su padre David; también hizo el nombramiento de levitas para sus funciones de alabanza y como ayudantes de los sacerdotes en los trabajos de cada día. Asimismo, nombró a los porteros de las diferentes puertas. \v 15 Salomón no se desvió en ningún sentido de las instrucciones de David, en cuanto a dichos nombramientos y con el personal de tesorería. \v 16 Toda la obra de Salomón se llevó a feliz término, desde el día que se echaron los cimientos del templo, hasta su terminación. De modo que el templo del \nd Señor\nd* quedó completamente terminado. \p \v 17-18 Entonces Salomón se fue a Ezión Guéber y a Elat, que son puertos de la costa ubicados en Edom, a tomar posesión de una flota de barcos que le regaló el rey Hiram. Con la experimentada tripulación de Hiram trabajando junto a las cuadrillas de Salomón, estos barcos fueron a Ofir y regresaron con unos quince mil kilos de oro. \c 9 \s1 La reina de Sabá visita a Salomón \p \v 1 Cuando la reina de Sabá oyó hablar de la legendaria sabiduría de Salomón, vino a Jerusalén para someterlo a prueba con preguntas difíciles. La acompañaba un séquito numeroso de ayudantes y sirvientes, y camellos cargados de especias, oro y piedras preciosas. \v 2 Salomón respondió a todas sus preguntas; no hubo nada que no conociera y que no pudiera explicar. \v 3 Al darse cuenta de la sabiduría del rey Salomón, de la belleza del palacio que edificó \v 4 y de lo maravilloso de la comida en sus mesas, y de la cantidad de ayudantes y sirvientes que tenía, y de sus uniformes espectaculares y de los oficiales vestidos con sus mejores galas, y vio el porte de los hombres de la guardia de turno, se quedó asombrada. \v 5 Y exclamó delante del rey: «¡Todo cuanto oí decir de ti en mi país es verdad! \v 6 Pero no lo creí, sino hasta que vine y lo vi con mis propios ojos. Tu sabiduría es mucho mayor de lo que pude imaginar. ¡Lo que me contaron no es ni la mitad de lo que en realidad es! \v 7 ¡Qué gran privilegio tienen estos hombres de trabajar aquí y oírte hablar! \v 8 ¡Bendito sea el \nd Señor\nd* tu Dios! ¡Cuánto amor sentirá Dios por Israel, que le ha dado un rey justo como tú! Él quiere que su pueblo sea una nación grande y fuerte para siempre». \p \v 9 La reina de Sabá entregó al rey un obsequio de tres mil novecientos sesenta kilos de oro, y grandes cantidades de especias de incomparable calidad, e incontables joyas. \p \v 10 Las cuadrillas de trabajadores del rey Hiram y del rey Salomón traían oro de Ofir, madera de sándalo y piedras preciosas. \v 11 El rey utilizó la madera de sándalo en la construcción de gradas para el templo del \nd Señor\nd* y el palacio real, y para fabricar arpas y liras destinadas al coro. Nunca antes hubo tan magníficos instrumentos en toda la tierra de Judá. \p \v 12 El rey Salomón hizo entrega a la reina de Sabá de obsequios equivalentes al valor de los que ella le había traído, y todo lo que ella pidió le fue concedido. Luego ella y su comitiva regresaron a su tierra. \s1 El esplendor de Salomón \p \v 13 Salomón recibía unos veintidós mil kilos de oro cada año, \v 14 sin contar los impuestos que le pagaban los comerciantes, y el oro y la plata que le llevaban los reyes de Arabia y los gobernantes del país. \p \v 15 Una parte del oro la usó en la confección de doscientos escudos grandes, de seis kilos y medio de oro cada uno, \v 16 y trescientos escudos pequeños, de tres kilos de oro cada uno. El rey colocó este material en el palacio conocido como «Bosque del Líbano». \p \v 17 Se hizo también un gran trono de marfil, revestido de oro puro. \v 18 Tenía seis gradas, un estrado de oro y dos brazos. A cada lado de los brazos del asiento había un león de pie, \v 19 y en cada grada había doce leones, uno a cada lado. ¡Ningún otro trono en todo el mundo podía compararse con este! \v 20 Las tazas y toda la vajilla del rey Salomón eran de oro sólido, como asimismo todo el mobiliario del palacio «Bosque del Líbano». En cuanto a la plata, esta no era de mucha estima en aquellos días. \v 21 Cada tres años el rey enviaba sus barcos a Tarsis, usando como tripulación a marineros proporcionados por el rey Hiram, para traer oro, plata, marfil, monos y pavos reales. \p \v 22 El rey Salomón era más rico y más sabio que cualquier otro rey en toda la tierra. \v 23 De todos los reyes de la tierra venían a visitarlo, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. \v 24 Cada uno de ellos le traía todos los años, como obsequio, tazones de plata y tazones de oro, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulas. \p \v 25 Además, tenía Salomón cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros de combate, y doce mil jinetes que vivían en las ciudades donde estaban los carros, y en Jerusalén. \v 26 Dominaba a todos los reyes y reinos, desde el río Éufrates hasta la tierra de los filisteos y la frontera con Egipto. \v 27 Logró hacer que la plata fuera tan abundante en Jerusalén como las piedras del camino. Y el cedro se utilizaba como si fuera sicómoro ordinario. \v 28 Y le traían caballos desde Egipto y otros países. \s1 Muerte de Salomón \p \v 29 El resto de la biografía de Salomón está escrito en la historia del profeta Natán, en la profecía de Ahías el silonita, y en las visiones del vidente Idó con respecto a Jeroboán hijo de Nabat. \p \v 30 Salomón reinó, pues, sobre todo el pueblo de Israel durante cuarenta años. \v 31 Luego falleció y fue sepultado en Jerusalén, en la ciudad de David, junto a su padre; y su hijo Roboán pasó a ser el nuevo rey. \c 10 \s1 División del reino \p \v 1 Todo el pueblo de Israel se reunió en Siquén, para proclamar como nuevo rey a Roboán. \v 2-3 Mientras tanto, los amigos de Jeroboán hijo de Nabat, le habían enviado noticias de la muerte de Salomón. Jeroboán se encontraba en Egipto, a donde había huido para escapar del rey Salomón. Regresó, pues, rápidamente y se hizo presente en los actos de la coronación, y, junto con los jefes de las tribus del norte, dio a conocer a Roboán las demandas del pueblo: \p \v 4 ―Su padre fue un amo severo —le expresaron—. ¡Por favor, trátenos mejor, y seremos sus súbditos! \p \v 5 Roboán les dijo: \p ―Regresen a sus casas, y vuelvan dentro de tres días, y les daré la respuesta. \p Cuando la gente se fue, \v 6 Roboán consultó con los ancianos que antes habían sido consejeros de su padre Salomón. \p ―¿Qué respuesta les daré? —les preguntó. \p \v 7 ―Si usted quiere ser el rey —le contestaron—, tendrá que darles una respuesta favorable y tratarlos bondadosamente. Si hace esto, tenga la seguridad de que ese pueblo estará siempre bajo su dirección. \p \v 8-9 Pero él rechazó el consejo de los ancianos, y pidió la opinión de los jóvenes que se habían criado junto a él. \p ―Amigos míos —les dijo—, ¿qué piensan que debo hacer? ¿Debo ser más complaciente con ellos de lo que fue mi padre? \p \v 10 ―¡No! —le contestaron—. Diles: “Si creen que mi padre era severo, ¡ya verán cómo soy yo! ¡Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre! \v 11 ¡No seré nada complaciente, sino al contrario, seré mucho más duro con ustedes! ¡Si mi padre los castigaba con azotes, yo los castigaré con alacranes!”. \p \v 12 Cuando Jeroboán y toda la gente regresaron al tercer día para oír la decisión de Roboán, \v 13 este les habló duramente, pues había rechazado el consejo de los ancianos, \v 14 y había preferido el de los jóvenes. Les habló en los siguientes términos: \p ―¡Si mi padre estableció pesados impuestos, yo les pondré otros aún más pesados! ¡Si mi padre los azotó con látigos, yo los azotaré con alacranes! \p \v 15 Así el rey rechazó las demandas del pueblo. (Dios lo hizo reaccionar de esa manera a fin de que se cumpliera lo que le había dicho a Jeroboán por intermedio de Ahías el silonita). \v 16 Cuando el pueblo oyó aquello, exclamó airado: \p ―¡Olvidémonos de David y de su dinastía! ¡Nos buscaremos otro rey! ¡Que Roboán gobierne a su propia tribu de Judá! ¡Regresemos a nuestras casas!— Y así lo hicieron. \p \v 17 Sin embargo, los israelitas que vivían en las ciudades de Judá permanecieron fieles a Roboán. \p \v 18 Cuando el rey Roboán envió a Adonirán a reclutar gente para el trabajo forzado de las otras tribus de Israel, la gente lo apedreó hasta matarlo. Cuando estas noticias llegaron al rey Roboán, saltó a su carro y huyó a Jerusalén. \v 19 Desde entonces el pueblo de Israel ha rehusado ser gobernado por un descendiente de David. \c 11 \p \v 1 Tan pronto como Roboán llegó a Jerusalén, reunió un ejército de las tribus de Judá y Benjamín, ciento ochenta mil soldados escogidos, y declaró la guerra contra el resto de Israel, en un esfuerzo por volver a unir el reino. \v 2 Pero el \nd Señor\nd* habló con Semaías, varón de Dios, y le dio este mensaje: \v 3 «Quiero que vayas y digas al rey Roboán hijo de Salomón, rey de Judá, y a la gente de Judá y de Benjamín, \v 4 que este es el mensaje que yo, el \nd Señor\nd*, les doy: “No peleen contra sus hermanos. Vuélvanse a su tierra, por cuanto ellos se han rebelado por disposición mía”». \p Por tanto, obedecieron al \nd Señor\nd*, y no fueron a pelear contra Jeroboán. \s1 Roboán fortifica las ciudades de Judá \p \v 5-10 Roboán se quedó en Jerusalén y fortificó las siguientes ciudades de Judá y de Benjamín con murallas y portones: \p Belén, Etam, Tecoa, Betsur, Soco, \p Adulán, Gat, Maresá, Zif, Adorayin, \p Laquis, Azeca, Zora, Ayalón y Hebrón. \p \v 11 También reconstruyó y reforzó los fuertes y estableció guarnición con tropas de soldados bajo el mando de sus oficiales; y allí almacenó alimentos, aceite de oliva y vino. \v 12 Se establecieron arsenales en cada ciudad para mantener existencias de escudos y lanzas, como otra medida de seguridad; porque solamente los israelitas de Judá y de Benjamín permanecían leales al rey. \s1 Los sacerdotes y los levitas apoyan a Roboán \p \v 13-14 Sin embargo, los sacerdotes y levitas de las otras tribus procedieron a abandonar sus hogares y se trasladaron a Judá y a Jerusalén, porque el rey Jeroboán los había despedido y prohibido ejercer el sacerdocio del \nd Señor\nd*. \v 15 En lugar de ellos había designado a otros sacerdotes, quienes incitaron a la gente a adorar ídolos y no a Dios, a presentar sacrificios a los ídolos de chivos y becerros que Jeroboán hizo colocar en los cerros. \v 16 También el verdadero pueblo de Dios, de todas partes de Israel, comenzó a trasladarse a Jerusalén, pues allí podían adorar libremente al \nd Señor\nd*, Dios de sus padres, y ofrecerle sacrificios. \v 17 Esto fortaleció tanto al reino de Judá, que el rey Roboán pudo subsistir por tres años sin dificultad; porque en aquellos años se hizo un sincero esfuerzo por obedecer al \nd Señor\nd*, tal como lo habían hecho el rey David y el rey Salomón. \s1 Esposas e hijos de Roboán \p \v 18 Roboán se había casado con su prima Majalat, que era hija de Jerimot hijo de David. La madre de Jerimot fue Abijaíl, hija de Eliab y nieta de Isaí. \v 19 De este matrimonio nacieron tres hijos, Jeús, Semarías y Zaján. \p \v 20 Posteriormente, Roboán se casó con Macá, hija de Absalón, con la cual tuvo cuatro hijos, que fueron: Abías, Atay, Ziza y Selomit. \v 21 Amaba a Macá más que a cualquiera de sus otras esposas y concubinas (tenía dieciocho esposas y sesenta concubinas, con veintiocho hijos y sesenta hijas). \v 22 El hijo de Macá, llamado Abías era el favorito de Roboán; por eso lo puso como jefe de sus hermanos, pues su deseo era hacerlo rey. \v 23 En forma muy inteligente, Roboán envió a sus otros hijos a vivir en las ciudades fortificadas que había a lo largo de Judá y de Benjamín, les dio abundantes provisiones, y les consiguió varias esposas a cada uno. \c 12 \s1 Sisac invade Jerusalén \p \v 1 Pero justo cuando Roboán se encontraba en la cima de su popularidad y poder, abandonó la ley del \nd Señor\nd*, y el pueblo lo siguió en este pecado. \v 2 Como consecuencia, Sisac, rey de Egipto, atacó a Jerusalén. Esto ocurrió en el quinto año del reinado de Roboán. \v 3 Sisac atacó con mil doscientos carros de combate, sesenta mil jinetes y un sinnúmero de hombres de infantería: egipcios, libios, suquíes y etíopes. \v 4 Rápidamente conquistó las ciudades fortificadas de Judá y llegó frente a Jerusalén. \p \v 5 El profeta Semaías se reunió con Roboán y con los dirigentes de Judá que, por miedo a Sisac, se habían reunido en Jerusalén, y les dijo: \p ―Así ha dicho el \nd Señor\nd*: “Ustedes me han abandonado; por lo tanto yo los he entregado en manos de Sisac”. \p \v 6 Luego el rey y los dirigentes de Israel confesaron a Dios sus pecados y exclamaron: \p ―¡El \nd Señor\nd* es justo y recto al tomar esta medida contra nosotros! \p \v 7 Cuando el \nd Señor\nd* vio que se habían humillado, mandó a Semaías a decirles: «Por cuanto ustedes se han humillado, no los destruiré, sino que dentro de poco tiempo los voy a librar. No permitiré que Sisac ejecute el castigo que había planeado contra ustedes, los que viven en Jerusalén. \v 8 Pero sí permitiré que sean siervos de Sisac, para que aprendan cuán diferente es servirme a mí que servir a los reyes de otros países». \p \v 9 Marchó, pues Sisac, rey de Egipto, y atacó a Jerusalén y se llevó todos los tesoros del templo y del palacio real, como también todos los escudos de oro de Salomón. \v 10 El rey Roboán los reemplazó con escudos de bronce, y los entregó al cuidado del capitán de la guardia. \v 11 Cada vez que el rey entraba en el templo, los guardias llevaban los escudos, y después los traían de vuelta al arsenal. \p \v 12 Cuando el rey mismo se humilló, el \nd Señor\nd* dejó a un lado su enojo, y no lo destruyó por completo, pues aun quedaba algo bueno en Judá. \v 13 Roboán logró afirmarse en el poder, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que Dios había escogido como su residencia de entre todas las otras ciudades de Israel. Había ascendido al trono a los cuarenta y un años de edad, y el nombre de su madre era Noamá, que era amonita. \v 14 Pero fue un rey malo, porque nunca se decidió realmente a agradar al \nd Señor\nd*. \p \v 15 La biografía completa de Roboán, incluyendo sus constantes guerras con Jeroboán, está escrita en las crónicas del profeta Semaías y del profeta Idó. \p \v 16 Cuando Roboán murió, fue sepultado en Jerusalén, en la ciudad de David, y su hijo Abías ocupó el trono. \c 13 \s1 Abías, rey de Judá \p \v 1 Abías ocupó el trono de Judá, en Jerusalén, en el año dieciocho del reinado de Jeroboán, rey de Israel. \v 2 Su reinado duró tres años. El nombre de su madre era Micaías, hija de Uriel, de Guibeá. \p En los comienzos de su reinado, estalló una guerra entre Judá e Israel. \v 3 Judá, dirigido por el rey Abías, reunió un ejército de cuatrocientos mil guerreros para ir a la guerra, mientras que Jeroboán, rey de Israel, salió con ochocientos mil soldados. \p \v 4 Cuando el rey Abías llegó al monte Zemarayin, en los cerros de Efraín, gritó: «¡Rey Jeroboán! ¡Soldados israelitas! ¡Escuchen lo que tengo que decirles! \v 5 ¿Acaso no saben que el \nd Señor\nd*, Dios de Israel, decidió que solamente serían reyes de Israel los descendientes de David, y que esa promesa la confirmó por medio de un pacto que no se puede alterar? \v 6 Jeroboán, rey de ustedes, no es más que un sirviente del hijo de David, y un traidor a la causa de su soberano. \v 7 Pero se le unió una cuadrilla de bandidos, y se rebelaron contra Roboán hijo de Salomón, por cuanto era joven y cobarde, y no pudo oponerles resistencia. \p \v 8 »¿Creen ustedes realmente que pueden derrotar al reino del \nd Señor\nd*, cuyo servidor es descendiente de David? ¡Ustedes son muchos más que nosotros, pero tienen los becerros de oro que Jeroboán les hizo, para que los adoren como a dioses! \v 9 Además, han destituido a los sacerdotes del \nd Señor\nd* y a los levitas, y han designado en su lugar a sacerdotes paganos. ¡Tal como lo hacen los habitantes de otros países, ustedes reciben como sacerdote a cualquiera que llega y ofrenda un novillo y siete carneros! ¡Cualquiera puede ser sacerdote de esos dioses falsos de ustedes! \p \v 10 »Pero en cuanto a nosotros, el \nd Señor\nd* es nuestro Dios, y no lo hemos abandonado. Los sacerdotes nuestros son exclusivamente descendientes de Aarón, y sólo los levitas los ayudan en sus labores. \v 11 Queman holocaustos al \nd Señor\nd* mañana y tarde, e incienso aromático, y colocan los panes de la Presencia sobre la mesa santa, y encienden el candelabro de oro todas las tardes. Nosotros seguimos con todo cuidado las instrucciones del \nd Señor\nd* nuestro Dios. Ustedes, en cambio, lo han abandonado. \v 12 Como pueden observar, Dios está con nosotros, es nuestro guía. Los sacerdotes del \nd Señor\nd*, al toque de trompeta, nos guiarán a la batalla contra ustedes. ¡Pueblo de Israel, no peleen contra el \nd Señor\nd*, Dios de nuestros padres, porque no podrán triunfar!». \p \v 13-14 Mientras tanto, Jeroboán, secretamente, había colocado una emboscada a Judá, pues envió soldados a dar un rodeo y colocarse detrás de los hombres de Judá, y a la otra parte le ordenó que atacara de frente. Cuando los de Judá se dieron cuenta de que estaban emboscados, clamaron al \nd Señor\nd* pidiendo ayuda. Los sacerdotes tocaron las trompetas, \v 15-16 y los soldados de Judá comenzaron a gritar y, a medida que gritaban, Dios, valiéndose del rey Abías y de los hombres de Judá, derrotó a Jeroboán. \v 17 Ese día, Judá mató a quinientos mil de los mejores guerreros de Israel. \p \v 18-19 De modo que Judá, descansando en la seguridad del \nd Señor\nd*, Dios de sus padres, derrotó a Israel, y persiguió a las tropas del rey Jeroboán y tomó algunas de sus ciudades: Betel, Jesaná, Efraín y sus alrededores. \v 20 El rey Jeroboán, de Israel, nunca se recuperó totalmente durante la vida de Abías y, a su debido tiempo, el \nd Señor\nd* lo derribó, de modo que Jeroboán murió. \p \v 21 Abías, rey de Judá, en cambio, crecía en poder. Tuvo catorce esposas, veintidós hijos y dieciséis hijas. \v 22 Su biografía completa y sus discursos se encuentran registrados en la Historia de Judá, escrita por el profeta Idó. \c 14 \s1 Asá, rey de Judá \p \v 1 Cuando el rey Abías murió, fue sepultado en Jerusalén, en la ciudad de David. Su hijo Asá ocupó el trono de Judá, y hubo paz en la tierra durante los primeros diez años de su reinado, \v 2 pues Asá se preocupaba por obedecer al \nd Señor\nd* su Dios. \v 3 Hizo demoler los altares paganos que estaban en los cerros, y destruyó las piedras sagradas e hizo pedazos la vergonzosa imagen de la diosa Aserá. \v 4 Además, demandó que toda la nación obedeciera los mandamientos del \nd Señor\nd*, Dios de sus antepasados. \v 5 Eliminó también las imágenes del dios sol que estaban en los cerros, y los altares para el incienso que había en cada una de las ciudades de Judá. Y Dios dio paz a su reino. \v 6 Esto le permitió construir murallas alrededor de todas las ciudades de Judá. \p \v 7 Asá les dijo a los de Judá: «Ahora es el tiempo oportuno para reconstruir esas ciudades y protegerlas con murallas, torres de vigilancia, puertas y barras, pues gozamos de paz. El \nd Señor\nd* nos ha permitido seguir gozando de nuestra tierra, y nos ha concedido tener paz con nuestros vecinos, por cuanto hemos sido obedientes a él. ¡Así que levantémonos y construyamos!». \p Así pues, se lanzaron al cumplimiento de este proyecto con todo éxito. \p \v 8 Las fuerzas de Asá, rey de Judá, contaban con trescientos mil soldados equipados con escudos grandes y lanzas. De los benjaminitas contaba con doscientos ochenta mil hombres armados con escudos pequeños y arcos. Ambos ejércitos se componían de hombres bravos y bien adiestrados. \p \v 9-10 Tiempo después, el rey Zera de Etiopía, que contaba con un millón de soldados y trescientos carros de combate, salió a pelear contra Judá, y llegó hasta la ciudad de Maresá, en el valle de Sefata. Entonces el rey Asá salió a hacerle frente, y se ubicó cerca de Maresá. \v 11 Asá clamó al \nd Señor\nd* su Dios, y le dijo: «\nd Señor\nd*, ¡nadie más puede ayudarnos, sino tú! Estamos aquí impotentes delante de esta multitud tan poderosa. ¡\nd Señor\nd* Dios nuestro, ayúdanos! Porque confiamos en que tú puedes rescatarnos, y en tu nombre atacaremos a esta muchedumbre. ¡No dejes, \nd Señor\nd*, que ningún ser humano se levante contra ti!». \p \v 12 Entonces el \nd Señor\nd* derrotó a los etíopes. Fue así como el rey Asá y el ejército de Judá pusieron en fuga a los etíopes. \v 13 Los persiguieron hasta Guerar, y cayeron tantos etíopes que no pudieron reorganizarse, de modo que no quedó ni un solo hombre con vida, porque el \nd Señor\nd* y su ejército los destruyeron en forma total. La gente de Judá se apoderó de una gran cantidad de objetos y bienes de los etíopes. \v 14 Después atacaron las poblaciones que estaban cerca de Guerar. Los habitantes de esos lugares tuvieron mucho miedo y salieron huyendo. Entonces los de Judá se apoderaron de todo lo que habían dejado en sus ciudades. \v 15 Además, atacaron los campamentos donde había mucho ganado, y se llevaron una gran cantidad de ovejas y camellos. Después de eso, regresaron a Jerusalén. \c 15 \s1 Reformas de Asá \p \v 1 Un día, el espíritu de Dios vino sobre Azarías hijo de Obed, \v 2 y le dio un mensaje para el rey Asá. Entonces Azarías fue a encontrar al rey Asá, y le dijo: «¡Escúchame, rey Asá! ¡Escuchen, Judá y Benjamín! ¡El \nd Señor\nd* estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él! ¡Todas las veces que lo busquen, lo encontrarán! Pero si lo abandonan, él también los abandonará a ustedes. \v 3 Hace mucho tiempo que Israel vive sin adorar al verdadero Dios, sin un verdadero sacerdote que les enseñara las leyes de Dios. \v 4 Sin embargo, cada vez que en sus angustias se han vuelto al \nd Señor\nd*, Dios de Israel, y lo han buscado, él les ha proporcionado ayuda. \v 5 En sus tiempos de rebelión contra Dios no había paz, y los problemas causaban molestias a la nación por todas partes. El crimen iba en aumento. \v 6 Se libraban guerras externas y batallas internas de ciudades contra ciudades, porque Dios estaba castigándolos con toda clase de calamidades. \v 7 Pero ustedes, habitantes de Judá, manténganse en el cumplimiento del deber y no se desanimen, porque recibirán el premio». \p \v 8 Cuando el rey Asá oyó este mensaje de parte de Dios, se llenó de valor y destruyó todos los ídolos que había en las tierras de Judá y de Benjamín, y en las ciudades que había capturado en la región montañosa de Efraín. Además, reconstruyó el altar del \nd Señor\nd* frente al templo. \p \v 9 Hecho esto, convocó a todo el pueblo de Judá y de Benjamín, y a los israelitas procedentes de Efraín, Manasés y Simeón, que se habían unido a Judá cuando comprendieron que el \nd Señor\nd* Dios estaba con el rey Asá. \v 10 Se reunieron en Jerusalén en el mes tercero del año quince del reinado de Asá, \v 11 y sacrificaron, en honor al \nd Señor\nd*, setecientos toros y siete mil ovejas del botín que habían recogido en la batalla. \v 12 Luego se comprometieron solemnemente a adorar únicamente al \nd Señor\nd*, Dios de sus padres, \v 13 y acordaron que cualquiera que rechazara el cumplimiento de esta cláusula debía morir, ya fuera viejo o joven, hombre o mujer. \v 14 En voz alta prestaron juramento de lealtad a Dios, con aclamación de júbilo y toque de trompetas y cuernos. \v 15 Todos estaban felices de haber hecho este compromiso, porque lo habían hecho de todo corazón, y con firme voluntad habían buscado al \nd Señor\nd*, ya que lo necesitaban por sobre todas las cosas, y lo habían encontrado. Y Dios les dio paz a través de toda la nación. \p \v 16 El rey Asá tomó incluso la medida de alejar a su abuela Macá del lugar que debía ocupar como reina madre, porque ella había hecho una horrible imagen de la diosa Aserá. El rey Asá derribó el ídolo, lo destruyó y lo quemó junto al torrente de Cedrón. \v 17 Aunque no se eliminaron de Israel todos los pequeños santuarios paganos que había en las colinas, Asá se mantuvo fiel a Dios durante toda su vida. \v 18 Se ocupó de devolver al interior del templo las vasijas de plata y de oro que él y su padre habían dedicado al \nd Señor\nd*. \p \v 19 No volvió a haber guerra sino hasta el año treinta y cinco del reinado de Asá. \c 16 \s1 Pacto de Asá con Ben Adad \p \v 1 En el año treinta y seis del reinado de Asá, Basá, rey de Israel, le declaró la guerra a Judá y fortificó la ciudad Ramá con el fin de bloquear las rutas de comunicación de Judá. \p \v 2 La reacción de Asá fue tomar la plata y el oro del templo y del palacio real, y enviarlo a Ben Adad, rey de Siria, en Damasco, con este mensaje: \v 3 «Te propongo que renovemos el pacto de seguridad mutua que existía entre tu padre y mi padre. Te envío esta plata y este oro para que rompas tu alianza con Basá, rey de Israel, con el fin de que se marche y me deje en paz». \p \v 4 Ben Adad accedió a la solicitud del rey Asá. Así que movilizó sus ejércitos para atacar a Israel. Destruyeron las ciudades de Iyón, Dan, Abel Mayin y todos los centros de aprovisionamiento de Neftalí. \v 5 Tan pronto como Basá, rey de Israel, tuvo conocimiento de lo que ocurría, desistió de la fortificación de Ramá. \v 6 Luego el rey Asá y el pueblo de Judá se dirigieron a Ramá y se llevaron las piedras de construcción y la madera, para usarlas en la fortificación de Gueba y Mizpa. \p \v 7 En aquel tiempo, el vidente Jananí fue a hablar con el rey Asá y le dijo: «Por cuanto has depositado tu confianza en el rey de Siria, en lugar de acudir al \nd Señor\nd* tu Dios, el ejército del rey de Siria se ha escapado de tus manos. \v 8 ¿No te acuerdas de lo que aconteció a los etíopes y a los libios y a su inmenso ejército con todos sus carros y jinetes? Ah, pero en aquella oportunidad pusiste tu confianza en el \nd Señor\nd*, y él los entregó en tus manos. \v 9 Porque los ojos del \nd Señor\nd* recorren el mundo para poner su poder en favor de quienes le son fieles. ¡Te has conducido como un insensato, y de hoy en adelante habrá guerras contra ti!». \p \v 10 Asá estaba tan enojado con el vidente por haberle dicho esto, que lo mandó a la cárcel. Al mismo tiempo trató con crueldad a varias personas de la ciudad. \p \v 11 El resto de la biografía de Asá está escrita en el libro de los reyes de Israel y de Judá. \v 12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asá contrajo una grave enfermedad de los pies, pero no le presentó el problema al \nd Señor\nd*, sino que confió en los médicos. \v 13-14 Murió en el año cuarenta y uno de su reinado, y fue sepultado en su propia tumba, la cual había mandado a hacer en la ciudad de David, en Jerusalén. Lo pusieron sobre una camilla llena de perfumes y ungüentos aromáticos. Luego, en su honor, prendieron una inmensa hoguera. \c 17 \s1 Josafat, rey de Judá \p \v 1 En lugar de Asá reinó su hijo Josafat, el cual se fortificó contra Israel. \v 2 Estableció bases militares en todas las ciudades amuralladas de Judá y situó guarniciones en todo el país, y en las ciudades de Efraín, que su padre Asá había conquistado. \p \v 3 El \nd Señor\nd* estaba con Josafat, porque seguía en la buena senda en que su padre anduvo al principio, y no adoraba las imágenes de Baal. \v 4 Al contrario, adoró al Dios de su padre, estuvo dispuesto a obedecer los mandamientos de la ley de Dios, y no imitó la conducta de los reyes israelitas. \v 5 Por eso, el \nd Señor\nd* lo ayudó, de modo que pudo gobernar con firmeza a Judá. El pueblo de Judá lo quería mucho y le daba regalos. Así que Josafat llegó a tener mucha riqueza, y a disfrutar de popularidad. \v 6 Seguía con entusiasmo las sendas de Dios, incluso derribó los altares paganos de los cerros y destruyó los ídolos de la diosa Aserá. \p \v 7-9 En el tercer año de su reinado inició un programa de educación en todo el país. Envió a sus funcionarios a enseñar la ley del \nd Señor\nd* a la gente de las ciudades de Judá. Entre ellos estaban: Ben Jayil, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías. Para esta misma finalidad hizo uso también del servicio de levitas como Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías; y de sacerdotes como Elisama y Jorán. Llevaron copias del libro de la ley del \nd Señor\nd* a todas las ciudades de Judá, para enseñar las Escrituras al pueblo. \p \v 10 Y el temor del \nd Señor\nd* sobrecogió a los reinos circunvecinos, de tal manera que ninguno de ellos se atrevía a declararle la guerra al rey Josafat. \v 11 Aun algunos de los filisteos le traían obsequios y tributo anual; y los árabes le trajeron siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos chivos. \p \v 12 Y Josafat se hizo poderoso, y construyó, a lo largo de Judá, fortalezas y ciudades para almacenar alimentos. \v 13 Su programa de obras públicas era extenso, y tenía muchos hombres de guerra en Jerusalén, que era su capital. \v 14-15 Trescientos mil soldados de Judá se encontraban bajo el mando del Adnás. Le seguía en mando Johanán, quien estaba al frente de doscientos ochenta mil. \v 16 Luego estaba Amasías hijo de Zicrí, que estaba al frente de doscientos mil. Amasías se había ofrecido para servir voluntariamente al \nd Señor\nd*. \v 17 La tribu de Benjamín hizo un aporte de doscientos mil hombres equipados con arcos y escudos, los cuales estaban bajo el mando del valeroso general Eliadá. \v 18 Jozabad estaba bajo sus órdenes con ciento ochenta mil soldados adiestrados para la guerra. \v 19 Estas eran las tropas destacadas en Jerusalén, aparte de las que estaban destacadas en las ciudades fortificadas en toda la nación. \c 18 \s1 Micaías profetiza contra Acab \p \v 1 El rey Josafat llegó a ser muy rico y poderoso, y emparentó con Acab, quien era el rey de Israel. \v 2 Algunos años más tarde bajó a Samaria para visitar al rey Acab, el cual mató muchas ovejas y vacas para darles la bienvenida a Josafat y a sus acompañantes. Luego, el rey Acab le pidió al rey Josafat que uniera fuerzas con él en contra de Ramot de Galaad. \p \v 3-5 ―¡Por supuesto! —contestó el rey Josafat—. Estoy contigo en todo. ¡Estaremos contigo en la batalla! Sin embargo, será bueno que primero lo pongamos a la consideración del \nd Señor\nd*. \p El rey Acab mandó a buscar a cuatrocientos de sus profetas paganos, y cuando estos llegaron, les preguntó: \p ―¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o no? \p Y ellos aconsejaron: \p ―¡Vayan a la guerra, porque Dios les dará una gran victoria! \p \v 6-7 Pero Josafat no estaba satisfecho, y dijo: \p ―Quiero saber si hay también por aquí algún profeta del \nd Señor\nd*, a quien le podamos consultar. \p ―Sí —dijo Acab—, hay uno, pero lo detesto, ¡porque nunca profetiza otra cosa sino el mal! Su nombre es Micaías hijo de Imlá. \p ―¡No hables de esa manera! —exclamó Josafat—. Veamos lo que nos dice. \p \v 8 El rey de Israel llamó, pues, a uno de sus ayudantes, y le ordenó que fuera con toda prisa a llamar a Micaías hijo de Imlá. \p \v 9 Los dos reyes tenían puestas sus vestiduras reales y estaban sentados en sus tronos, en un lugar alto, a la entrada de Samaria. Todos los profetas estaban delante de ellos dando sus profecías. \v 10 Uno de ellos, llamado Sedequías, hijo de Quenaná, se hizo algunos cuernos de hierro para esta ocasión y proclamó: «¡El \nd Señor\nd* dice que ustedes acornearán a los sirios hasta acabar con ellos! \v 11 Y los demás asentían en coro: “Sí, suban a Ramot de Galaad y vencerán, porque el \nd Señor\nd* la entregará en manos del rey”». \p \v 12 El hombre que fue a llamar a Micaías, al llegar le dijo: \p ―Mira, todos los profetas, sin excepción, han profetizado la victoria del rey. Así que procura dar un mensaje similar. \p \v 13 No obstante, como respuesta, Micaías expresó: \p ―Prometo delante del \nd Señor\nd* que sólo diré lo que él me diga. \p \v 14 Cuando llegó a la presencia del rey, este le dijo: \p ―Micaías, ¿debemos ir a la guerra en contra de Ramot de Galaad o no? \p Y Micaías le respondió: \p ―¡Claro que sí! ¡Vayan y obtendrán una gloriosa victoria! \p \v 15 ―Mira, Micaías —le dijo en tono enérgico el rey—, ¿cuántas veces tengo que decirte que sólo me digas la verdad en nombre del \nd Señor\nd*? \p \v 16 Entonces Micaías se dirigió al rey de Judá en los siguientes términos: \p ―En mi visión observé al pueblo de Israel desparramado sobre la montaña como ovejas sin pastor. Y el \nd Señor\nd* dijo: “Esta gente no tiene un jefe que los dirija. ¡Regresen a sus hogares en paz!”. \p \v 17 El rey de Israel, dirigiéndose a Josafat, exclamó: \p ―¿No te lo dije? Siempre hace lo mismo. Nunca profetiza sino lo malo para mí. \p \v 18 ―El \nd Señor\nd* me dijo algo más —agregó Micaías—. Yo vi al \nd Señor\nd* sentado en su trono y rodeado por una inmensa multitud de ángeles. \v 19-20 Y dijo el \nd Señor\nd*: “¿Quién puede incitar al rey Acab a que vaya a la guerra en contra de Ramot de Galaad, para que encuentre allí la muerte?”. Hubo muchas propuestas, pero finalmente un espíritu avanzó, y delante del \nd Señor\nd* dijo: “¡Yo puedo hacerlo!”. El \nd Señor\nd* le preguntó: “¿Cómo lo harás?”. \v 21 Y el espíritu respondió: “¡Actuaré como un espíritu de mentira en la boca de todos los profetas del rey!”. Entonces el \nd Señor\nd* le dijo: “Anda y hazlo, porque así lo seducirás”. \v 22 Así que el \nd Señor\nd* ha puesto un espíritu de mentira en la boca de tus profetas. ¡En realidad, el \nd Señor\nd* ha decidido precisamente lo contrario de lo que ellos te están diciendo! \p \v 23 Entonces Sedequías hijo de Quenaná se acercó a Micaías y le pegó una cachetada. \p ―¡Eres un mentiroso! —vociferó—. ¿Cuándo fue que el espíritu de Dios me dejó para entrar en ti? \p \v 24 ―Lo sabrás pronto —dijo Micaías—, ¡cuando tengas que esconderte en el más oscuro y apartado aposento! \p \v 25 ―Prendan a este hombre y entréguenlo al gobernador Amón y a mi hijo Joás —ordenó el rey de Israel—. \v 26 ¡Díganles que yo ordeno que pongan a este sujeto en prisión y lo alimenten a pan y agua hasta que yo regrese a salvo de esta batalla! \p \v 27 Micaías respondió: \p ―Si regresas sano y salvo, el \nd Señor\nd* no ha hablado a través de mí. \p Entonces, dirigiéndose a los que lo rodeaban, recalcó: \p ―¡Tomen nota de lo que he dicho! \s1 Muerte de Acab en Ramot de Galaad \p \v 28 Así que el rey de Israel y el rey de Judá subieron contra Ramot de Galaad. \p \v 29 El rey de Israel dijo a Josafat: \p ―Me disfrazaré para que nadie pueda reconocerme, pero tú vístete con los trajes reales. \p Y así lo hicieron. \p \v 30 Por su parte, el rey de Siria había dado orden a sus jinetes y cocheros de cumplir estas instrucciones: «¡Despreocúpense de los demás y concéntrense en atrapar al rey de Israel!». \p \v 31 De modo que cuando los capitanes de los carros de combate sirios vieron a Josafat, rey de Judá, en sus ropas de gala, lo rodearon para atacarlo, por cuanto suponían que él era el hombre que debían tomar prisionero. Pero Josafat clamó al \nd Señor\nd* para que lo salvara, y el \nd Señor\nd* hizo que los cocheros vieran su error, y lo dejaran libre. \v 32 Tan pronto se dieron cuenta de que aquel no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo. \v 33 Pero uno de los soldados sirios disparó una flecha al azar contra las tropas israelitas y acertó a dar sobre el rey de Israel, justamente en la abertura donde se juntan la parte baja de la armadura y la placa que cubre el tórax. Entonces el rey le dijo al que guiaba su carro: «¡Da la vuelta, y sácame del campo de batalla, porque estoy herido!». \v 34 La batalla se fue tornando cada vez más encarnizada, y tuvieron que sostener al rey Acab hasta el atardecer, para que permaneciera de pie peleando contra los sirios. Pero al ponerse el sol, el rey Acab murió. \c 19 \p \v 1 Cuando Josafat, rey de Judá, regresaba a su hogar, sano y salvo, \v 2 el profeta Jehú hijo de Jananí salió a su encuentro y le dijo: «¿Por qué tenías que ayudar al malvado, y amar a los que aborrecen al \nd Señor\nd*? Por causa de lo que has estado haciendo, la ira del \nd Señor\nd* está sobre ti. \v 3 Pero tienes algunas cosas buenas, pues eliminaste las imágenes de la diosa Aserá en todo el país y has tratado de ser fiel a Dios». \s1 Josafat nombra jueces \p \v 4 Josafat ya no hizo más viajes a Israel, sino que permaneció tranquilo en Jerusalén. Algún tiempo después se dio a la tarea de visitar al pueblo, desde Berseba hasta las serranías de Efraín, para estimularlos a que adoraran al Dios de sus antepasados. \v 5 Nombró jueces en todas las ciudades más grandes de la nación, \v 6 y les recomendó: «Miren lo que hacen; no soy yo quien ha hecho nombramiento de jueces sino Dios; y él estará junto a ustedes y los ayudará a ser justos cuando dicten sentencia. \v 7 Teman al \nd Señor\nd*. Ajústense a sus indicaciones. Porque entre los jueces que son de Dios no debe haber injusticia ni parcialidad. Tampoco deben aceptar soborno». \p \v 8 En Jerusalén, Josafat eligió a algunos sacerdotes, levitas y jefes de las familias de Israel para que administraran la justicia del \nd Señor\nd* y resolvieran los pleitos del pueblo. \v 9 Y les dio estas instrucciones: «Actúen siempre bajo el temor de Dios, con fidelidad e integridad de corazón. \v 10 Cada vez que los jueces de provincias les envíen un caso para su consideración, ya se trate de casos de homicidio u otras violaciones de las leyes y ordenanzas de Dios, ayúdenles a evaluar bien las evidencias y a hacer verdadera justicia, para que la ira de Dios no recaiga sobre ustedes y sobre ellos; pues, si cumplen estas instrucciones quedarán libres de culpa. \p \v 11 »He puesto al sumo sacerdote Amarías como jefe de ustedes, para que los oriente en todos los casos que tengan que ver con asuntos del \nd Señor\nd*; mientras que Zebadías hijo de Ismael, gobernador de Judá, será el encargado de orientarles en todo asunto civil. Los levitas estarán al servicio de todos ustedes. Y, ahora, ¡a trabajar con ánimo! ¡El \nd Señor\nd* estará con quienes actúen bien!». \c 20 \s1 Josafat derrota a Moab y Amón \p \v 1 Algún tiempo después, los moabitas, amonitas y meunitas le declararon la guerra a Josafat y al pueblo de Judá. \v 2 A Josafat le llegó la noticia de que un ejército muy numeroso estaba marchando contra él desde Edom, al otro lado del Mar, y que ya estaba en Jazezón Tamar, es decir, en Engadi. \v 3 Josafat se asustó, pero decidió buscar la ayuda del \nd Señor\nd*, y le pidió al pueblo de Judá que ayunara. \v 4 De todas partes del país acudieron a Jerusalén a pedir juntos la ayuda del \nd Señor\nd*. \v 5 Josafat se paró en medio de ellos, junto al atrio nuevo que está a la entrada del templo, y pronunció esta oración: \p \v 6 «\nd Señor\nd*, Dios de nuestros padres, único Dios en todos los cielos, gobernador de todos los reinos de la tierra, tú eres fuerte y poderoso. ¿Quién puede prevalecer delante de ti? \v 7 Dios nuestro, ¿no sacaste tú a los paganos de esta tierra cuando tu pueblo llegó? ¿No entregaste esta tierra para siempre a los descendientes de tu amigo Abraham? \v 8 Tu pueblo se estableció aquí y te edificó este santuario \v 9 con la esperanza de que en un tiempo como este, en que tuviéramos que enfrentarnos con alguna calamidad, enfermedad o hambre, podríamos venir aquí y estar delante de ti, porque tú moras en este templo, y clamar a ti, porque tú nos oirías y nos rescatarías. \p \v 10 »Ahora, mira lo que los ejércitos de Amón, Moab y los del monte de Seír están haciendo. Tú no quisiste que nuestros antepasados invadieran a esas naciones cuando Israel salió de Egipto, sino que dieran un rodeo y no las destruyeran. \v 11 Ahora mira qué pago nos dan. Han venido a arrojarnos de tu tierra, de la tierra que nos has dado. \v 12 Dios nuestro, ¿no lo impedirás tú? Nosotros no podemos hacerle frente a este gran ejército. No sabemos qué hacer, pero estamos confiando en ti». \p \v 13 Todo Judá estaba delante del \nd Señor\nd* con sus hijo pequeños y esposas. \v 14 En eso, el espíritu del \nd Señor\nd* descendió sobre Jahaziel hijo de Zacarías, nieto de Benaías, bisnieto de Jeyel, y tataranieto de Matanías, que era un levita de los hijos de Asaf. \v 15 Entonces Jahaziel dijo: «Escuchen bien, pueblo de Judá y de Jerusalén, y tú, rey Josafat. El \nd Señor\nd* dice: “No teman. No se paralicen de miedo ante este enorme ejército, porque la batalla no es de ustedes sino de Dios. \v 16 Atáquenlos mañana. Los hallarán subiendo las lomas de Sis, al final del valle que entra en el desierto de Jeruel. \v 17 Pero ustedes no tendrán que pelear. Tomen posiciones, permanezcan en sus sitios, y contemplen la increíble salvación que el \nd Señor\nd* realizará en favor de ustedes, pueblo de Judá y de Jerusalén. No tengan miedo ni se desalienten. Vayan mañana al lugar indicado, porque el \nd Señor\nd* está con ustedes”». \p \v 18 Entonces el rey Josafat cayó en tierra, con el rostro contra el suelo, y todo el pueblo de Judá y de Jerusalén hizo lo mismo, y adoraron al \nd Señor\nd*. \v 19 Los levitas del clan de Coat y del clan de Coré se pusieron de pie para adorar al \nd Señor\nd*, Dios de Israel, con cánticos de alabanza. \p \v 20 A la mañana siguiente, bien de madrugada, salieron hacia el desierto de Terna. En el camino, Josafat se detuvo y dijo: «Pueblo de Judá y de Jerusalén, escuchen: ¡Crean en el \nd Señor\nd*, el Dios de ustedes, y tendrán éxito! ¡Crean a sus profetas, y les irá bien!». \p \v 21 Después de consultar con los jefes del pueblo, determinó que un coro abriera la marcha, luciendo sus vestidos sagrados. Irían alabando y dando gracias al \nd Señor\nd* y cantando la canción: «Den gracias al \nd Señor\nd*, porque su amor y bondad son para siempre». \p \v 22 Cuando comenzaron a entonar este coro, el \nd Señor\nd* hizo que los hijos de Amón, Moab y de Seír comenzaran a pelear entre sí, y se mataran unos a otros. \v 23 Primero los amonitas y los moabitas se volvieron contra sus aliados del monte de Seír, y los mataron a todos. Y cuando acabaron con ellos, se volvieron unos contra otros. \p \v 24 Cuando Judá llegó a la torre que domina el desierto, vio cadáveres por todas partes: ni uno solo del enemigo había escapado. \v 25 El rey Josafat y su pueblo salieron a recoger el botín y regresaron cargados de dinero, vestidos y joyas valiosas. Eran tantas las pertenencias de sus enemigos, que los de Judá tardaron tres días en recogerlo. \v 26 El cuarto día se reunieron en el valle de la Bendición, como se llama actualmente, y allí alabaron al \nd Señor\nd*. \p \v 27 Luego regresaron a Jerusalén, con Josafat al frente, llenos de gozo porque el \nd Señor\nd* los había salvado de sus enemigos. \v 28 Entraron marchando en Jerusalén, al son de arpas, liras y trompetas, y se dirigieron al templo. \p \v 29 Y como había ocurrido anteriormente, cuando los reinos cercanos oyeron que el \nd Señor\nd* mismo había peleado contra los enemigos de Israel, el miedo a Dios los sobrecogió. \v 30 Y el reino de Josafat tuvo paz, porque Dios le dio reposo. \s1 Fin del reinado de Josafat \p \v 31 El reinado de Josafat fue así: subió al trono de Judá cuando tenía treinta y cinco años, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Azuba, hija de Siljí. \v 32 Fue un buen rey, al igual que su padre Asá. Procuró siempre seguir al \nd Señor\nd*, \v 33 con la excepción de que no destruyó los santuarios de ídolos de las colinas, pues el pueblo todavía no se había decidido a seguir con firmeza al Dios de sus antepasados. \p \v 34 Los detalles del reinado de Josafat de principio a fin están escritos en la historia de Jehú hijo de Jananí, que forma parte de el libro de los reyes de Israel. \p \v 35 Pero al final de su vida, Josafat, rey de Judá, se asoció con Ocozías, rey de Israel, que era malvado, \v 36 para construir barcos en Ezión Guéber, para ir a Tarsis. \v 37 Entonces Eliezer hijo de Dodías, de Maresá, profetizó contra Josafat lo siguiente: «Por cuanto te has asociado con el rey Ocozías, el \nd Señor\nd* destruirá los barcos que has construido». En efecto, los barcos naufragaron y jamás llegaron a Tarsis. \c 21 \s1 Jorán, rey de Judá \p \v 1 Cuando Josafat murió, lo sepultaron en el cementerio de los reyes en Jerusalén, en la ciudad de David, y su hijo Jorán ocupó el trono de Judá. \v 2 Sus hermanos, los demás hijos de Josafat, eran Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael y Sefatías. \v 3-4 Su padre les había dado valiosos regalos en dinero y joyas, y la propiedad de algunas ciudades fortificadas de Judá. Sin embargo, le dio el reinado a Jorán, porque era el mayor. Pero cuando Jorán se consolidó en el trono, hizo matar a todos sus hermanos y a varios jefes de Israel. \p \v 5 Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. \v 6 Pero fue tan malo como los reyes de Israel, ya que hizo lo que ofende al \nd Señor\nd*. Fue tan impío como Acab, y hasta se casó con una de las hijas de este. \v 7 Sin embargo, el \nd Señor\nd* no quería acabar con la dinastía de David, porque había hecho un pacto con él, y le había prometido que siempre uno de sus descendientes se sentaría sobre el trono de Judá. \p \v 8 En aquel tiempo, los edomitas se rebelaron contra Judá y nombraron un rey. \v 9 Jorán marchó de noche contra ellos, con todos sus jefes y con todos sus carros de combate, y logró derrotar a los edomitas que los tenían rodeados. \v 10 Pero hasta este día Edom ha logrado mantenerse independiente de Judá. Por ese mismo tiempo, la ciudad de Libná también se rebeló contra Judá. Todo, porque Jorán se había apartado del \nd Señor\nd*, Dios de sus padres. \v 11 Como si esto fuera poco, Jorán construyó santuarios para los ídolos en las montañas de Judá, e hizo que el pueblo de Jerusalén adorara ídolos. \p \v 12 Entonces el profeta Elías le escribió esta carta: \p «El \nd Señor\nd*, Dios de tu antepasado David, dice que por cuanto no has andado en los buenos caminos de tu padre Josafat, ni en los buenos pasos del rey Asá, \v 13 sino que has sido tan malvado como los reyes de Israel, y al igual que Acab, has hecho que el pueblo de Jerusalén y Judá adore ídolos; y por cuanto has dado muerte a tus hermanos que eran mejores que tú, \v 14 el \nd Señor\nd* destruirá tu nación con una gran plaga: Tú, tus hijos, tus esposas y todo lo que tienes será destruido. \v 15 Tú mismo sufrirás el ataque de una enfermedad intestinal y se te pudrirán las entrañas». \p \v 16 Entonces el \nd Señor\nd* hizo que los filisteos y los árabes, que vivían junto a los etíopes, atacaran a Jorán. \v 17 Marcharon contra Judá, cruzaron la frontera; y se llevaron todo lo que había de valor en el palacio del rey, incluyendo a sus hijos y sus esposas; solamente su hijo menor, Joacaz, escapó. \p \v 18 Fue después de esto que el \nd Señor\nd* atacó a Jorán con una enfermedad intestinal incurable. \v 19 Con el tiempo, al cabo de dos años, sus intestinos se le salieron, y murió en medio de terribles sufrimientos (Cuando se le sepultó se omitieron las pompas y ceremonias acostumbradas). \p \v 20 Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén ocho años. Murió sin que nadie lo llorara. Fue sepultado en Jerusalén, en la ciudad de David, pero no en los sepulcros reales. \c 22 \s1 Ocozías, rey de Judá \p \v 1 Cuando Jorán murió, la gente de Jerusalén proclamó como rey a Ocozías,\f + \fr 22.1 \fr*\ft O, Joacaz.\ft*\f* el hijo menor de Jorán (porque las bandas árabes que habían asaltado a Jerusalén habían dado muerte a los hijos mayores del rey). \v 2 Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía, nieta de Omrí. \p \v 3 Ocozías también anduvo en los malos caminos de Acab, porque su madre lo impulsó a hacer el mal. \v 4 Hizo lo que desagrada al \nd Señor\nd*, siguiendo así el ejemplo de la familia de Acab. Es más, cuando su padre murió, Ocozías permitió que miembros de esa familia fueran sus consejeros. Esto lo llevó a la perdición. \v 5 Siguiendo sus malos consejos, Ocozías hizo un pacto con el rey Jorán hijo de Acab, de Israel, que estaba en guerra con el rey Jazael, de Siria, en Ramot de Galaad. Hasta allí Ocozías condujo su ejército para unirse a la batalla. El rey Jorán, de Israel, cayó herido y \v 6 regresó a Jezrel para curarse. Ocozías hijo de Jorán, rey de Judá, fue a visitarlo. \s1 Jehú mata a Ocozías \p \v 7 Pero Dios había decidido que Ocozías muriera durante esta visita. Al poco tiempo de haber llegado, Ocozías y Jorán marcharon contra Jehú hijo de Nimsi, a quien el \nd Señor\nd* había escogido para poner fin a la dinastía de Acab. \v 8 Jehú, que buscaba a los familiares y amigos de Acab para darles muerte, se encontró con los jefes de Judá y con los parientes de Ocozías, y los mató. \v 9 Luego los hombres de Jehú estuvieron buscando a Ocozías, hasta que lo encontraron escondido en la ciudad de Samaria, y lo llevaron a la presencia de Jehú, el cual lo mató. Pero lo sepultaron, pues decían: «Es nieto de Josafat, el rey que, de todo corazón, sirvió al \nd Señor\nd*». Y en la familia de Ocozías no quedó nadie que fuera capaz de reinar en Judá. \s1 Atalía y Joás \p \v 10 Cuando Atalía, madre de Ocozías, supo que su hijo había muerto, mandó a matar a toda la familia del rey. \v 11 Pero Josaba, que era hermana del rey Ocozías, escondió a Joás hijo de Ocozías y a su niñera en uno de los dormitorios del templo. Josabet era hija del rey Jorán, y esposa del sacerdote Joyadá. \v 12 Joás permaneció escondido allí durante seis años, mientras Atalía reinaba en el país. \c 23 \p \v 1 En el año séptimo del reinado de Atalía, el sacerdote Joyadá se armó de valor y habló confidencialmente con los siguientes oficiales del ejército: Azarías hijo de Jeroán, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed, Maseías hijo de Adaías, y Elisafat hijo de Zicrí. \v 2-3 Estos hombres viajaron secretamente por todo el país, reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los jefes de los clanes, y vinieron a Jerusalén. A su llegada juraron lealtad al joven rey, que aún estaba escondido en el templo. \p «Por fin ha llegado el momento en que el rey asuma el reino —exclamó Joyadá—. La promesa del \nd Señor\nd*, de que un descendiente de David sería nuestro rey, nuevamente se cumplirá, pues miren, ¡aquí está el hijo del rey Ocozías! \v 4 Esto es lo que haremos: el tercio de los sacerdotes y levitas que estén de servicio el día de reposo, permanecerán a la entrada como guardias. \v 5-6 Otro tercio irá al palacio real, y el último tercio estará en la puerta de abajo. Todo el pueblo permanecerá en los atrios del templo, en la forma requerida por la ley de Dios, porque solamente los sacerdotes y levitas que estén cumpliendo con sus obligaciones pueden entrar en el templo, porque están santificados. \v 7 Los levitas formarán un círculo alrededor del rey, con sus armas en mano, y matarán a cualquier persona no autorizada que entre en el palacio. Deben permanecer junto al rey en todo momento». \p \v 8 Así se hizo. Cada uno se puso al frente de sus hombres, los que estaban de servicio aquel día de reposo y los que no estaban de servicio, porque el sumo sacerdote Joyadá no permitió que nadie se fuera. \v 9 Entonces Joyadá entregó lanzas y escudos a los oficiales. Estas armas habían pertenecido al rey David, y estaban guardadas en el templo. \v 10 Estos oficiales, completamente armados, formaron una línea de un lado al otro del templo y alrededor del altar, en el atrio exterior. \v 11 Entonces sacaron al príncipe y lo coronaron, y le entregaron una copia de la ley de Dios y lo proclamaron rey. Y mientras Joyadá y sus hijos lo ungían, gritaron en forma estruendosa: «¡Viva el rey!». \p \v 12 Cuando la reina Atalía oyó el alboroto y las aclamaciones, corrió al templo a ver qué ocurría. \v 13 Allí estaba el rey junto a la columna de la entrada, y los oficiales del ejército, los trompetistas, y el pueblo en pleno lo rodeaban. Regocijados, hacían sonar las trompetas, mientras el coro, acompañado por la orquesta, dirigía al pueblo en un gran salmo de alabanza. Atalía rasgó sus vestidos y gritó: «¡Traición, traición!». \p \v 14 «¡Sáquenla y mátenla! —ordenó el sacerdote Joyadá a los oficiales—. Pero no la vayan a matar dentro del templo. ¡Maten también a cualquiera que trate de ayudarla!». \v 15 Así que la agarraron, la llevaron al palacio real por la puerta de la caballería, y ahí la mataron. \p \v 16 Luego Joyadá hizo que todo el pueblo y el rey se comprometieran solemnemente a vivir realmente como el pueblo del \nd Señor\nd*. \v 17 Entonces, toda la gente se dirigió al santuario de Baal y lo derribó, derribó sus altares e ídolos, y dio muerte, delante del altar, a Matán, el sacerdote de Baal. \p \v 18 Después, Joyadá puso a los sacerdotes y a los levitas al frente de la guardia del templo del \nd Señor\nd*, y los encargó de presentar los holocaustos al \nd Señor\nd*, conforme está escrito en la ley de Moisés, con alegría y cánticos. Organizó las tareas de los levitas, de la misma forma que lo había hecho el rey David. \v 19 También puso guardianes en la entrada del templo, para que no dejaran entrar a quienes estuvieran ritualmente impuros. \p \v 20 Luego los oficiales del ejército, los nobles, los gobernadores y todo el pueblo escoltaron al rey. Salieron del templo, entraron por la puerta superior del palacio real, y sentaron al rey en el trono. \v 21 El pueblo entero se llenó de alegría, y la ciudad quedó tranquila, por cuanto la reina Atalía había muerto. \c 24 \s1 Joás, rey de Judá \p \v 1 Joás tenía siete años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años en Jerusalén. Su madre era Sibia, de Berseba. \v 2 Joás hizo todo lo posible por agradar al \nd Señor\nd* durante toda la vida del sacerdote Joyadá. \v 3 Este lo casó con dos esposas, con las cuales Joás tuvo hijos e hijas. \p \v 4 Un día Joás decidió reparar el templo del \nd Señor\nd*. \v 5 Convocó a los sacerdotes y a los levitas, y les dio estas instrucciones: «Vayan por todas las ciudades de Judá y recojan ofrendas, para que podamos reparar el templo. ¡Háganlo inmediatamente!». \p Pero los levitas no atendieron la orden del rey. \v 6 Entonces el rey llamó al sumo sacerdote Joyadá, y le preguntó: «¿Por qué no has exigido que los levitas salgan a cobrar a Judá y a Jerusalén la contribución que Moisés, siervo del \nd Señor\nd*, impuso a la congregación de Israel para la tienda de testimonio?». \p \v 7-8 (Los seguidores de la impía Atalía habían destruido el templo, y todo lo que había sido dedicado al culto del \nd Señor\nd* fue usado para el culto a Baal). El rey ordenó que se hiciera una caja y que se pusiera junto a la puerta del templo. \v 9 Entonces se pregonó en todas las ciudades de Judá y en Jerusalén que el pueblo debía traer al \nd Señor\nd* la contribución que Moisés, siervo de Dios, había impuesto sobre Israel, cuando estaban en el desierto. \p \v 10 Y todos los jefes y el pueblo trajeron con alegría el dinero, y lo depositaron en la caja hasta llenarla. \v 11 Cuando veían que había mucho dinero, los levitas llevaban la caja al rey, y uno de los secretarios y representantes del sumo sacerdote contaba el dinero. Luego volvían a colocar la caja en su lugar. Así lo hacían todos los días, y recogieron mucho dinero. \v 12 El rey y Joyadá daban el dinero a los maestros de obras, quienes contrataban albañiles y carpinteros para restaurar el templo, y fundidores para hacer artículos de hierro y de bronce. \p \v 13 De esta manera la obra siguió progresando, hasta que se terminó la reparación y quedó tal como era antes. \v 14 Cuando todo estuvo acabado, el resto del dinero fue llevado al rey y a Joyadá, quienes lo usaron para hacer cucharones de oro y plata, incensarios y otros instrumentos necesarios para los sacrificios y ofrendas. \p Durante toda la vida del sumo sacerdote Joyadá se ofrecieron holocaustos en el templo en forma continua. \v 15 Joyadá vivió hasta una edad muy avanzada, y murió a los ciento treinta años. \v 16 Lo sepultaron en la ciudad de David, entre los reyes, porque había servido fielmente a Israel, a Dios y a su templo. \s1 Depravación de Joás \p \v 17-18 Después de la muerte de Joyadá, los dirigentes de Judá vinieron ante el rey Joás y lo indujeron a olvidarse del templo y a abandonar al Dios de sus antepasados, y a adorar la imagen de la diosa Aserá y a otros ídolos abominables. Entonces la ira de Dios cayó sobre Judá y Jerusalén nuevamente. \v 19 El \nd Señor\nd* les envió profetas, para que les advirtieran de su pecado y los animaran a volver a él, pero el pueblo no quiso oírlos. \p \v 20 Un día, el espíritu de Dios descendió sobre Zacarías hijo de Joyadá, el cual convocó a una reunión de todo el pueblo. Parado sobre una plataforma delante de ellos, les dijo: «Esto es lo que dice el \nd Señor\nd*: ¿Por qué desobedecen ustedes mis mandamientos? Todo lo que consiguen con su actitud es que les vaya mal. ¡Como ustedes me han abandonado, yo también los abandonaré a ustedes!». \v 21 Entonces los jefes se confabularon para matar a Zacarías. El mismo rey Joás ordenó que fuera ejecutado en el atrio del templo. \v 22 De esta manera retribuyó el rey Joás el amor y la lealtad de Joyadá, matando a su hijo. Las últimas palabras de Zacarías al morir fueron: «\nd Señor\nd*, mira lo que están haciendo y retribúyeles conforme a su acción». \p \v 23 Pocos meses más tarde, el ejército sirio llegó y conquistó Judá y Jerusalén, y mató a todos los dirigentes del pueblo, y envió todo el botín al rey de Damasco. \v 24 Fue un gran triunfo con pocos hombres. El \nd Señor\nd* dejó que el gran ejército de Judá fuera vencido por tan pequeño grupo, por cuanto lo habían abandonado a él, que es el \nd Señor\nd*, Dios de sus antepasados. Así castigó Dios a Joás. \p \v 25 Cuando los sirios se fueron, como Joás estaba seriamente herido, sus oficiales decidieron matarlo, para vengar la muerte de Zacarías, el hijo del sumo sacerdote Joyadá. Lo mataron en su cama, y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en el cementerio de los reyes. \v 26 Los conspiradores fueron Zabad hijo de Simat el amonita, y Jozabad hijo de Simrit el moabita. \p \v 27 Si quieren leer acerca de los hijos de Joás, de las maldiciones que cayeron sobre Joás y sobre la restauración del templo, lean el libro de los reyes. Cuando Joás murió, su hijo Amasías ocupó el trono. \c 25 \s1 Amasías, rey de Judá \p \v 1 Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó durante veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, nacida en Jerusalén. \v 2 Amasías hizo lo que era recto a los ojos del \nd Señor\nd*, aunque a veces se dejaba llevar por el mal. \v 3 Cuando se sintió seguro en el trono, ejecutó a los hombres que habían asesinado a su padre. \v 4 Sin embargo, no dio muerte a los hijos de ellos, obedeciendo así el mandato del \nd Señor\nd* escrito en la ley de Moisés, que dice: «Los padres no deben morir por los pecados de los hijos, ni los hijos por los pecados de sus padres, sino que deben pagar por sus propios pecados». \p \v 5-6 Otra cosa que Amasías hizo fue reunir a Judá y organizar al pueblo para la guerra poniéndoles jefes de miles y cientos por todo Judá y de Benjamín. Luego hizo un censo, y resultó que contaba con trescientos mil hombres de más de veinte años, todos preparados y muy diestros en el uso de la lanza y la espada. Empleó, además, tres mil trescientos kilos de plata para contratar a cien mil guerreros valientes de Israel. \p \v 7 Pero un profeta vino con este mensaje de parte del \nd Señor\nd*: \p ―Su Majestad, no contrate soldados de Israel, porque el \nd Señor\nd* no está con ellos. \v 8 Si permite que ellos vayan a la guerra con sus hombres, será derrotado, sin importar cuán valientes sean ni por bien que peleen ellos; porque el \nd Señor\nd* tiene poder para ayudar y para derrotar. \p \v 9 ―Pero ¿y el dinero? exclamó Amasías—. ¿Qué pasará con él? \p ―El \nd Señor\nd* tiene poder para darle mucho más dinero —le respondió el profeta. \p \v 10 Amasías, entonces, despidió a los soldados israelitas que habían venido de Efraín, para que regresaran a su tierra. Estos se sintieron ofendidos, y regresaron muy enojados a sus casas. \p \v 11 Y Amasías se armó de valor y llevó su pueblo al valle de la Sal, y allí dio muerte a diez mil hombres de Seír. \v 12 Otros diez mil fueron llevados vivos a la cumbre de un peñasco, y desde allí los lanzaron al vacío. Todos murieron al darse contra las rocas. \p \v 13 Mientras tanto, las tropas de Israel que habían sido despedidas por Amasías hicieron incursiones contra diversas ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet Jorón, mataron a tres mil personas y se llevaron un enorme botín. \p \v 14 Cuando el rey Amasías regresó de derrotar a los edomitas, trajo consigo ídolos de los pueblos de Seír, y los aceptó como dioses, de modo que los adoró y les ofreció incienso. \v 15 Esto hizo que el \nd Señor\nd* se enojara mucho con Amasías, y le envió un profeta con este mensaje: \p ―¿Por qué has adorado a dioses que ni aun pueden salvar a sus pueblos de tu mano? \p \v 16 ―¿Desde cuándo he pedido tu consejo? —lo interrumpió el rey—. ¡Cállate, si no quieres que te haga matar! \p El profeta se fue, pero antes le dijo lo siguiente: \p ―Sé que el \nd Señor\nd* ha decidido destruirte, porque has adorado a esos ídolos y no has aceptado mi consejo. \p \v 17 El rey Amasías, de Judá, siguiendo la recomendación de sus consejeros, le declaró la guerra a Joás hijo de Joacaz, y nieto de Jehú, rey de Israel. \p \v 18 El rey Joás le contestó con esta parábola: «En las montañas del Líbano, el cardo le dijo al cedro: “Dame a tu hija para que se case con mi hijo”. Entonces pasó un animal salvaje, pisó el cardo y lo aplastó. \v 19 Estás muy orgulloso de haber vencido a Edom pero mi consejo es que te quedes en casa y no te metas conmigo, pues de lo contrario, les va a ir muy mal a ti y a Judá». \p \v 20 Pero Amasías no hizo caso, porque el \nd Señor\nd* tenía dispuesto que fuera destruido por haber adorado a los dioses de Edom. \v 21 Subió Joás, rey de Israel, y se enfrentó con Amasías en Bet Semes, en Judá. \v 22 Allí Judá fue derrotado y huyó. \v 23 El rey Joás, de Israel, capturó en Bet Semes, al rey Amasías, de Judá, y lo llevó prisionero a Jerusalén. Entonces ordenó que fueran destruidos ciento ochenta metros de los muros de Jerusalén, desde la puerta de Efraín hasta la puerta del Ángulo. \v 24 Se llevó todos los tesoros y vasijas de oro del templo que estaban al cuidado de Obed Edom. Igualmente, se llevó todos los tesoros del palacio real, y muchos prisioneros. Luego regresó a Samaria. \p \v 25 Sin embargo, el rey Amasías, de Judá, vivió quince años después de la muerte del rey Joás hijo de Joacaz, de Israel. \v 26 La biografía completa del rey Amasías está escrita en el libro de los reyes de Judá e Israel. \v 27 Después de que Amasías se apartó del \nd Señor\nd*, el pueblo conspiró en su contra, en Jerusalén, y el rey tuvo que huir a Laquis, hasta donde lo siguieron y lo mataron. \v 28 Lo transportaron a lomo de caballo hasta Jerusalén, y allí lo sepultaron en el cementerio real. \c 26 \s1 Uzías, rey de Judá \p \v 1 El pueblo de Judá proclamó rey a Uzías, que tenía dieciséis años. \v 2 Uzías fue el que reconstruyó la ciudad de Elat y la devolvió a Judá. \p \v 3 En total, reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre fue Jecolías, de Jerusalén. \v 4 Uzías siguió los pasos de su padre Amasías y, en general, fue un buen rey a los ojos del \nd Señor\nd*. \p \v 5 Mientras Zacarías vivía, Uzías siempre tuvo deseos de agradar a Dios. Zacarías era un hombre que tenía revelaciones especiales de Dios. Mientras el rey siguió los caminos de Dios, prosperó, porque Dios lo bendijo. \p \v 6 Uzías le declaró la guerra a los filisteos y derribó las murallas de Gat, Jabnia y Asdod. Edificó ciudades en la zona de Asdod y en otras partes del territorio de los filisteos. \v 7 Dios lo ayudó, no solamente en esta guerra contra los filisteos, sino también en sus batallas contra los árabes de Gur Baal y contra los amonitas. \v 8 Los amonitas le pagaban un tributo anual, y su fama se extendió hasta Egipto, porque era muy poderoso. \p \v 9 Edificó torres fortificadas en Jerusalén, en la puerta del Ángulo, en la puerta del Valle y en la esquina de la muralla. \v 10 También construyó fortalezas en el sur, e hizo muchos estanques de agua, porque tenía mucho ganado en los valles y en las llanuras. Fue un hombre que amaba la agricultura, y tuvo muchas haciendas y viñedos en las laderas y en los valles fértiles. \p \v 11 Uzías organizó su ejército en regimientos, en los cuales eran alistados hombres de acuerdo con el censo hecho por el escriba Jeyel, por su ayudante Maseías, y por Jananías uno de los jefes del rey. \v 12 Estos regimientos los comandaban dos mil seiscientos jefes de clanes, y todos eran guerreros muy valientes. \v 13 Este ejército estaba formado por trescientos siete mil quinientos guerreros fuertes y poderosos. \v 14 Uzías les entregó escudos, lanzas, yelmos, corazas, arcos y hondas. \v 15 Además, les entregó máquinas de guerra construidas en Jerusalén e inventadas por hombres inteligentes. Estas máquinas fueron colocadas en las torres y en las esquinas de la muralla de Jerusalén, y servían para arrojar flechas y piedras grandes. Con la maravillosa ayuda de Dios, Uzías llegó a ser muy famoso y poderoso, de modo que su fama era conocida en todas partes. \p \v 16 Pero cuando vio que tenía tanta fama y tanto poder, se convirtió en un hombre orgulloso. ¡Fue ese orgullo el que lo llevó a la desgracia! Tanta fue su arrogancia que un día, desobedeciendo \nd Señor\nd*, Dios de sus antepasados, entró al templo para quemar incienso sobre el altar. \v 17-18 El sumo sacerdote Azarías entró tras él con otros ochenta sacerdotes, todos hombres valientes, y le pidieron que saliera, y le dijeron: «No le corresponde a usted, rey Uzías, quemar incienso. Esta es tarea exclusiva de los sacerdotes, de los hijos de Aarón, que estén consagrados para esta obra. Salga, porque ha traspasado el mandamiento, y el \nd Señor\nd* no lo va a honrar por esto». \p \v 19 Uzías, lleno de ira, se negó a dejar el incensario que tenía en la mano, pero repentinamente quedó leproso. \v 20 Cuando Azarías y los demás lo vieron, lo sacaron de allí enseguida. Él mismo estaba muy ansioso de salir, pues el \nd Señor\nd* lo había castigado. \p \v 21 El rey Uzías estuvo leproso hasta el día de su muerte, y vivió aislado, separado de su pueblo y del templo. Su hijo Jotán se puso al frente del palacio, y fue quien asumió el gobierno de Judá. \p \v 22 Los demás detalles del reinado de Uzías, desde el principio hasta el fin, fueron escritos por el profeta Isaías hijo de Amoz. \v 23 Cuando murió Uzías, fue sepultado cerca del cementerio real, debido a que murió leproso. Su hijo Jotán fue el nuevo rey. \c 27 \s1 Jotán, rey de Judá \p \v 1 Jotán tenía veinticinco años cuando subió al trono, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Su madre era Jerusa, hija de Sadoc. \v 2 Jotán actuó de acuerdo a la voluntad del \nd Señor\nd*, siguió el ejemplo de su padre Uzías, menos en lo que tiene que ver con entrar al templo a quemar incienso. Sin embargo, a pesar de la buena conducta del rey, el pueblo seguía corrompiéndose. \p \v 3 Jotán construyó la puerta superior del templo, e hizo muchas obras en el muro de Ofel. \v 4 Edificó ciudades en las montañas de Judá, y levantó fortalezas y torres en las regiones de bosques. \p \v 5 Les declaró la guerra a los amonitas, y los derrotó. Durante los tres años siguientes recibió de ellos un tributo anual de tres mil trescientos kilos de plata, diez mil cargas de trigo y diez mil cargas de cebada. \p \v 6 El rey Jotán se hizo muy poderoso, porque procuró siempre seguir los caminos del \nd Señor\nd* su Dios. \p \v 7 El resto de su historia, incluyendo sus guerras y otras actividades, está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá. \v 8 En resumen, tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. \v 9 Cuando murió, fue sepultado en Jerusalén, en la ciudad de David, y su hijo Acaz fue el nuevo rey. \c 28 \s1 Acaz, rey de Judá \p \v 1 Acaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar y reinó dieciséis años en Jerusalén. Fue un rey malo, pues no siguió el ejemplo del rey David, su antepasado. \v 2 Al contrario, Acaz siguió el ejemplo de los reyes de Israel, ya que mandó a fabricar imágenes de los baales, que eran dioses falsos. \v 3 Aun fue al valle de Ben Hinón, y no fue sólo a quemar incienso a los ídolos, sino también a sacrificar a su propio hijo en el fuego, como era costumbre en las naciones paganas que habían sido arrojadas de la tierra por el \nd Señor\nd*, para dársela a su pueblo Israel. \v 4 Además, sacrificó y ofreció incienso en los santuarios de otros dioses de las colinas, y debajo de todo árbol frondoso. \p \v 5 Por esta razón el \nd Señor\nd* Dios permitió que el rey de Siria lo derrotara y llevara cautivas a un gran número de personas a Damasco. Israel también le infligió una tremenda derrota. \v 6 En un solo día, Pecaj hijo de Remalías mató a ciento veinte mil de los hombres más valientes de Judá, porque se habían apartado del \nd Señor\nd*, Dios de sus padres. \v 7 Y Zicrí, un gran guerrero de Efraín, mató a Maseías hijo del rey, al administrador Azricán, y a Elcaná, que era el funcionario más importante del rey. \v 8 Los israelitas tomaron cautivas a doscientas mil personas de Judá, incluyendo a las mujeres y a los niños. Además, se llevaron a Samaria un inmenso botín. \p \v 9 Pero cuando los israelitas regresaban a Samaria, les salió al encuentro Obed, profeta del \nd Señor\nd*, y dijo: \p ―Miren, el \nd Señor\nd*, Dios de nuestros padres, estaba airado con Judá y, por eso, permitió que ustedes los capturaran. Pero ustedes los mataron con tal crueldad, que en el cielo se tomó nota de esto. \v 10 ¿Y pretenden ahora hacer esclavos a esta gente de Judá y de Jerusalén? ¿Acaso no tienen bastante ya con sus propios pecados contra el \nd Señor\nd* nuestro Dios? \v 11 Escuchen: ¡Devuelvan los cautivos que arrebataron a sus hermanos, porque si no, la ira del \nd Señor\nd* se encenderá contra ustedes! \p \v 12 Algunos de los hombres de más alto rango de Efraín también expresaron su oposición. Estos hombres fueron Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salún, y Amasá hijo de Hadlay. \p \v 13 ―No deben traer esos cautivos aquí —declararon—. Si lo hacen, el \nd Señor\nd* se enojará, y este pecado será añadido a los muchos que ya tenemos. ¡Ya tenemos bastantes problemas con Dios! ¡El \nd Señor\nd* nos castigará por esto! \p \v 14 Entonces los oficiales entregaron los cautivos y el botín a los jefes y a toda la asamblea. \v 15 Y los cuatro hombres ya mencionados distribuyeron la ropa del botín entre las mujeres y niños que lo necesitaban, y les dieron calzado, alimento y vino. Luego, a los que estaban enfermos o ancianos los pusieron sobre burros y los llevaron hasta Jericó, la ciudad de las palmeras, para que de allí regresaran a sus hogares. Luego regresaron a Samaria. \p \v 16 En aquel tiempo, el rey Acaz, de Judá, le pidió al rey de Asiria que se aliara con él, \v 17 porque Edom estaba invadiendo a Judá y capturando a muchas personas para hacerlas esclavas. \v 18 Por su parte, los filisteos habían invadido las ciudades de las tierras bajas y del sur y habían capturado Bet Semes, Ayalón, Guederot, Soco, Timná, y Gimzó, con sus pueblos circunvecinos, y estaban viviendo allí. \v 19 De este modo el \nd Señor\nd* humilló a Judá debido a las malas acciones del rey Acaz de Israel, pues él había llevado al país a la ruina y se había alejado por completo del \nd Señor\nd*. \p \v 20 Pero Tiglat Piléser, rey de Asiria, le trajo problemas al rey Acaz en vez de ayudarle. \v 21 Aun cuando Acaz le había dado todos los objetos de valor que había en el templo, en los tesoros del palacio real, y en las casas de sus oficiales, eso no fue suficiente para lograr el apoyo del rey de Asiria. \p \v 22 En este tiempo de profundos problemas, el rey Acaz aumentó sus acciones infieles contra el \nd Señor\nd*. \v 23 Ofreció sacrificios a los dioses del pueblo de Damasco que lo habían derrotado, porque pensó que por cuanto estos dioses habían ayudado a los reyes de Asiria, también podrían ayudarlo a él si les ofrecía sacrificios. Pero esto más bien fue su ruina y la ruina de su pueblo. \v 24 El rey sacó las vasijas de oro del templo y las destruyó, y cerró las puertas del templo para que nadie pudiera entrar a adorar allí, e hizo altares a los dioses paganos por todo Jerusalén. \v 25 Lo mismo hizo en todas las ciudades de Judá, con lo que provocó la ira del \nd Señor\nd*, Dios de sus padres. \p \v 26 Los demás detalles de su vida y actividades están anotados en el libro de los reyes de Judá y de Israel. \v 27 Cuando el rey Acaz murió, fue sepultado en Jerusalén, pero no en las tumbas reales. Y su hijo Ezequías fue el nuevo rey. \c 29 \s1 Ezequías, rey de Judá \p \v 1 Ezequías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar en Judá, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abías, hija de Zacarías. \v 2 Su reinado fue tan bueno ante los ojos de Dios como lo había sido el de su antepasado David. \p \v 3 En el primer mes del primer año de su reinado, reabrió las puertas del templo, y las hizo reparar. \v 4-5 Se reunió con los sacerdotes y levitas en la explanada que había en la plaza oriental, y les habló de la siguiente manera: \p «¡Escúchenme, levitas! Santifíquense y santifiquen el templo del \nd Señor\nd*, Dios de nuestros antepasados, y saquen del santuario todo aquello que ofende a Dios. \v 6 Nuestros padres han cometido grandes pecados delante del \nd Señor\nd* nuestro Dios; abandonaron al \nd Señor\nd* y su templo y le volvieron las espaldas. \v 7 Y aun cerraron las puertas del atrio, y apagaron la llama perpetua, y dejaron de ofrecer el incienso y los holocaustos. \p \v 8 »Por lo tanto, la ira del \nd Señor\nd* ha venido sobre Judá y Jerusalén, y nos ha hecho objeto de horror, asombro y burla, como lo pueden ver hoy día. \v 9 Nuestros padres han muerto en la guerra, y nuestros hijos e hijas y esposas están en cautividad por causa de esto. \p \v 10 »Pero ahora quiero hacer un pacto con el \nd Señor\nd*, Dios de Israel, para que su ira se aparte de nosotros. \v 11 Hijos míos, no olviden sus deberes, porque el \nd Señor\nd* los ha escogido a ustedes para que estén delante de él, y para que sean sus ministros y le quemen incienso». \p \v 12-14 Entonces los siguientes levitas estuvieron listos a hacer lo que el rey les pedía: \b \p Del clan de Coat, Mahat hijo de Amasay y Joel hijo de Azarías; \p Del clan de Merari, Quis hijo de Abdí y Azarías hijo de Yalelel; \p Del clan de Guersón, Joa hijo de Zimá y Edén hijo de Joa; \p Del clan de Elizafán, Simri y Jeyel; \p Del clan de Asaf, Zacarías y Matanías; \p Del clan de Hemán, Jehiel y Simí; \p Del clan de Jedutún, Semaías y Uziel. \b \p \v 15 Estos convocaron a sus hermanos levitas, los santificaron y comenzaron a limpiar y a santificar el templo, según el mandato del \nd Señor\nd*, que el rey les había dado. \v 16 Los sacerdotes limpiaron el interior del templo y sacaron al atrio toda la basura que hallaron allí, y la arrojaron en el arroyo de Cedrón. \p \v 17 Todo esto comenzó el primer día del mes primero, y en el día octavo habían llegado hasta el atrio exterior. Ocho días estuvieron purificando ceremonialmente el templo. Así que la tarea les llevó en total dieciséis días, \v 18 al cabo de los cuales fueron al palacio y le informaron al rey Ezequías: «Hemos completado la limpieza del templo y del altar de las ofrendas y sus utensilios, y también la mesa de los panes de la Presencia y su equipo. \v 19 Hemos recuperado y santificado todos los utensilios que el rey Acaz había desechado cuando reinaba. Están otra vez junto al altar del \nd Señor\nd*». \p \v 20 A la mañana siguiente, muy temprano, el rey Ezequías fue al templo del \nd Señor\nd* con los oficiales de la ciudad. \v 21 Llevaban consigo siete becerros, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para presentar una ofrenda por el pecado del reino, del santuario y de Judá. El rey ordenó a los sacerdotes descendientes de Aarón que sacrificaran los animales y los quemaran por completo en el altar del \nd Señor\nd*. \v 22 Los sacerdotes mataron los becerros, tomaron la sangre y la rociaron sobre el altar. Luego mataron los carneros y rociaron su sangre sobre el altar, y lo mismo hicieron con los corderos. \v 23 Los machos cabríos para la ofrenda por el pecado fueron llevados ante el rey y sus funcionarios, para que pusieran las manos sobre ellos. \v 24 Entonces los sacerdotes los inmolaron, y derramaron la sangre sobre el altar, como sacrificio por el pecado, para hacer expiación por todo Israel, según el mandato del rey, porque el rey había especificado que el holocausto y el sacrificio por el pecado debían ser presentados en favor de todo Israel. \p \v 25-26 El rey Ezequías colocó a los levitas en el templo para que se encargaran de tocar los címbalos, las arpas y las liras. Esto se hizo según las órdenes de David y de los profetas Gad y Natán (que habían recibido sus instrucciones de parte del \nd Señor\nd*). Los levitas ocuparon sus puestos con los instrumentos musicales de David, y los sacerdotes con las trompetas. \v 27 Entonces, el rey Ezequías ordenó que se pusiera el holocausto sobre el altar. Y cuando comenzó a ofrecerse el sacrificio, también comenzaron a cantar alabanzas al \nd Señor\nd* y a tocar las trompetas, acompañados por los instrumentos musicales de David, rey de Israel. \v 28 Todo el pueblo permaneció de rodillas hasta que se terminó de presentar los sacrificios, mientras que los cantores elevaban sus cánticos y los sacerdotes tocaban sus trompetas. \p \v 29 Después el rey y sus asistentes se inclinaron delante del \nd Señor\nd* para adorarlo. \v 30 Entonces el rey Ezequías ordenó a los levitas que cantaran algunos salmos de David y del profeta Asaf delante del \nd Señor\nd*, lo que ellos hicieron con todo gozo, e inclinaron su cabeza y adoraron. \p \v 31 «Ha terminado la ceremonia de consagración —dijo Ezequías—. Ahora, traigan ustedes sus sacrificios y ofrendas de acción de gracias». Entonces el pueblo, de todas las partes, trajo sus sacrificios y ofrendas de gracias, y los que quisieron, trajeron también holocaustos. \v 32-33 En total, se ofrecieron en holocausto setenta becerros, cien carneros y doscientos corderos. Además, se presentaron, como ofrendas santas, seiscientos toros y tres mil ovejas. \v 34 Pero eran muy pocos los sacerdotes para la preparación de los holocaustos, de modo que sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que el trabajo estuvo terminado y hasta que otros sacerdotes se presentaron a trabajar, porque los levitas se mostraron mucho más dispuestos a santificarse que los sacerdotes. \v 35 Hubo muchos holocaustos, y las acostumbradas ofrendas de vino con cada uno, y muchas ofrendas de paz. \p Fue así como el templo del \nd Señor\nd* se reabrió para el servicio, y comenzaron a ofrecerse nuevamente los sacrificios. \v 36 Ezequías y todo el pueblo estaban muy felices, porque el \nd Señor\nd* les permitió prepararse rápidamente para este acto. \c 30 \s1 Celebración de la Pascua \p \v 1 El rey Ezequías envió cartas por todo Israel, Judá, Efraín y Manasés invitando a todos al templo de Jerusalén, para celebrar la Pascua. \v 2-3 El rey, sus asistentes y toda la asamblea de Jerusalén habían acordado celebrar la Pascua, esta vez en el mes segundo, en vez de hacerlo en la fecha establecida, porque aún muchos sacerdotes no se habían purificado, de modo que no había suficientes para la celebración. Además, la gente no se había reunido en Jerusalén. \v 4 El rey y sus consejeros estuvieron en completo acuerdo en cuanto a esto, \v 5 de modo que proclamaron que se celebraría la Pascua, e invitaron a todos, desde Dan hasta Berseba. Hacía mucho tiempo que no se celebraba la Pascua de acuerdo con las normas establecidas. \p \v 6 Así que los mensajeros recorrieron todo Israel y Judá, para dar a conocer a la gente el mensaje que contenían las cartas enviadas por el rey y sus oficiales. El mensaje era el siguiente: «Vuélvanse al \nd Señor\nd*, Dios de Abraham, Isaac e Israel, para que él se vuelva a nosotros, los que hemos escapado del poder de los reyes de Asiria. \v 7 No sean como sus padres y sus hermanos que pecaron contra el \nd Señor\nd*, Dios de sus padres, y fueron destruidos, como ustedes bien lo saben. \v 8 No sean soberbios como ellos, sino ríndanse al \nd Señor\nd* y vengan a su santuario que ha santificado para siempre, y adoren al \nd Señor\nd*, Dios de ustedes, para que su ira se aparte de ustedes. \v 9 Porque si se vuelven al \nd Señor\nd*, sus hermanos y sus hijos serán tratados con misericordia por sus captores, y podrán volver a su tierra. Porque el \nd Señor\nd*, Dios de ustedes, es benigno y misericordioso, y no apartará su rostro de ustedes, si ustedes se vuelven a él». \p \v 10 Los mensajeros, pues, fueron de ciudad en ciudad a través de Efraín, Manasés y hasta Zabulón. Pero en la mayor parte fueron recibidos con burlas y risas. \v 11 Sin embargo, de las tribus de Aser, Manasés y Zabulón algunos se arrepintieron y vinieron a Jerusalén. \v 12 Pero Dios puso en la gente de todo Judá el fuerte deseo de obedecer las órdenes del \nd Señor\nd*, que recibían a través del rey y de las autoridades. \p \v 13 Una gran multitud se reunió en Jerusalén, en el mes segundo, para celebrar la fiesta de los Panes sin levadura. \v 14 Luego pusieron manos a la obra y destruyeron los altares paganos de Jerusalén, derribaron los altares paganos donde se quemaba incienso y los arrojaron al arroyo de Cedrón. \p \v 15 El día catorce del mes segundo el pueblo comenzó la celebración de la fiesta de la Pascua. Entonces los sacerdotes y levitas sintieron vergüenza de sí mismos por no haber tomado una parte más activa, por lo que se santificaron y trajeron holocaustos al templo. \v 16 Ocuparon sus puestos en la forma señalada por la ley de Moisés, varón de Dios, y los sacerdotes rociaron la sangre que recibían de los levitas. \p \v 17-19 Puesto que muchos de los que llegaban de Efraín, Manasés, Isacar y Zabulón estaban ceremonialmente impuros, pues no habían cumplido con los ritos de la purificación, los levitas mataron los corderos de la Pascua, para santificarlos. Entonces el rey Ezequías oró por ellos, y se les permitió comer la Pascua, aun cuando esto no se conformaba con las reglas dadas por Dios. Pero Ezequías dijo: «\nd Señor\nd*, Dios de nuestros antepasados, te suplico que perdones a todos aquellos que con toda sinceridad han decidido buscarte, aunque no se hayan purificado de acuerdo con las normas que nos has dado para santificarnos». \v 20 Y el \nd Señor\nd* oyó la oración de Ezequías, y perdonó a la gente. \p \v 21 El pueblo de Israel, pues, celebró la fiesta de los Panes sin levadura en Jerusalén durante siete días con gran gozo, en tanto que los sacerdotes y levitas alababan al \nd Señor\nd* con música y címbalos cada día. \v 22 (El rey Ezequías felicitó a los levitas por aquella excelente música, pues de verdad habían puesto todo su empeño en adorar al \nd Señor\nd*). \p Durante siete días celebraron la fiesta y presentaron ofrendas de paz, y el pueblo confesó sus pecados al \nd Señor\nd*, Dios de sus padres. \v 23 Era tanta la alegría, que todos estuvieron de acuerdo en continuar la fiesta por otros siete días más. \v 24 El rey Ezequías había dado al pueblo mil becerros para ofrendas y siete mil ovejas; y los príncipes donaron mil becerros y diez mil ovejas. Esta vez, muchos sacerdotes estuvieron dispuestos a purificarse. \p \v 25 El pueblo de Judá se llenó de profundo gozo, junto con los sacerdotes, los levitas, los extranjeros y los visitantes de Israel. \v 26 Jerusalén no había visto una celebración como esta desde los días de Salomón, hijo del rey David. \v 27 Los sacerdotes y levitas se pusieron de pie y bendijeron al pueblo, y sus oraciones llegaron hasta la santa morada de Dios en los cielos. \c 31 \p \v 1 Luego comenzó una intensa campaña contra la adoración de ídolos. Los israelitas que se hallaban presentes se dirigieron a las ciudades de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés y destruyeron los altares paganos, los ídolos, las imágenes abominables de la diosa Aserá y todos los centros paganos de adoración. Luego las personas que habían venido de las tribus del norte a celebrar la Pascua regresaron a sus tierras. \s1 Reorganización del culto \p \v 2 Ezequías organizó después a los sacerdotes y levitas en un cuerpo de servicio para ofrecer los holocaustos y los sacrificios de reconciliación, y para adorar, dar gracias y alabar al \nd Señor\nd*. \v 3 También hizo una contribución de animales para el sacrificio cotidiano de la mañana y de la tarde, para el reposo semanal, para la festividad mensual de la nueva luna y para las demás fiestas anuales establecidas en la ley del \nd Señor\nd*. \v 4 Además le pidió al pueblo de Jerusalén que llevara sus diezmos a los sacerdotes y levitas, para que no tuvieran necesidad de realizar otras tareas sino que pudieran entregarse completamente a sus deberes, en la forma exigida por la ley del \nd Señor\nd*. \v 5-6 El pueblo respondió inmediatamente y en forma generosa con las primicias de las cosechas de trigo, de vino nuevo, aceite de oliva, miel, y de todos los frutos del campo. Ofrecieron igualmente el diezmo de todos sus ingresos. El pueblo que se había ido de Judá a las tribus del norte, y el pueblo de Judá que vivía en las provincias también trajeron los diezmos del ganado y de las ovejas, y el diezmo de las cosas dedicadas al \nd Señor\nd*, y los pusieron en grandes montones. \v 7-8 Los primeros diezmos llegaron en el mes tercero, y en el mes séptimo aún seguían creciendo los montones. Cuando Ezequías y sus funcionarios fueron a ver los grandes montones, bendijeron al \nd Señor\nd* y elogiaron al pueblo. \p \v 9 ―¿De dónde ha venido todo esto? preguntó Ezequías a los sacerdotes y levitas. \p \v 10 Y Azarías, el sumo sacerdote del clan de Sadoc, respondió: \p ―Estos son diezmos. Hemos estado comiendo de ellos por muchas semanas, y esto es lo que ha sobrado. El \nd Señor\nd*, en verdad, ha bendecido a su pueblo. \p \v 11 Ezequías ordenó preparar cuartos para almacenaje en el templo, y así lo hicieron. \v 12-13 Todas las provisiones consagradas fueron fielmente llevadas al templo. Conanías, el levita, quedó a cargo de ello ayudado por su hermano Simí. Además, el rey Ezequías y Azarías, que era el administrador de los objetos consagrados, nombraron como inspectores a Jehiel, Azazías, Najat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat, y Benaías. Todos estos estaban bajo las órdenes de Conanías y de Simí. \v 14-15 Coré hijo de Imná, el levita, que era portero en la puerta oriental, quedó a cargo de la distribución de las ofrendas para los sacerdotes. Sus fieles ayudantes fueron: Edén, Minjamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías. Ellos distribuían las ofrendas a los clanes de los sacerdotes en sus ciudades, y las repartían a jóvenes y ancianos por igual. \v 16 Todos los que estaban inscritos en los registros genealógicos, de tres años para arriba, y que prestaban diariamente sus servicios en el templo, de acuerdo a sus turnos, se tenían en cuenta para la distribución. \v 17-18 Los sacerdotes fueron inscritos en el registro genealógico por clanes, y los levitas de veinte años arriba, según sus funciones y divisiones. A todas las familias de los sacerdotes debidamente registrados se les dio una ración regular de alimentos, porque no tenían otra fuente de ingresos debido a que el tiempo y las energías las consagraban al servicio en santidad. \v 19 Había personas encargadas en cada una de las ciudades de los sacerdotes, para entregar los alimentos y otras provisiones a todos los sacerdotes descendientes de Aarón de la zona, y a todos los levitas registrados. \p \v 20 De esta manera el rey Ezequías procedió en todo Judá, haciendo lo que era justo, bueno y verdadero ante los ojos del \nd Señor\nd* su Dios. \v 21 Todo lo que hizo a favor del templo, lo hizo de todo corazón, con el único propósito de buscar a Dios y de actuar de acuerdo con los mandamientos de la ley. Por eso tuvo éxito en todo lo que se propuso hacer. \c 32 \s1 Senaquerib invade Judá \p \v 1 Algún tiempo después de esta buena obra de Ezequías, el rey Senaquerib, de Asiria, invadió Judá y sitió las ciudades fortificadas, con el objeto de imponerles tributo. \v 2 Cuando se vio que Senaquerib pensaba también atacar Jerusalén, \v 3 Ezequías se reunió con los príncipes y oficiales, y decidieron tapar los manantiales que estaban fuera de la ciudad. \v 4 Reunieron a mucha gente para ir a tapar todos los manantiales y el arroyo que atravesaba el campo, pues no querían que cuando los asirios llegaran encontraran suficiente agua. \p \v 5 Luego Ezequías fortaleció su defensa y reconstruyó la muralla donde había sido derribada, construyó torres de vigilancia sobre ella, y edificó otra muralla en el lado exterior. También reforzó el terraplén de la ciudad de David, y fabricó gran cantidad de armas y escudos. \v 6 Puso oficiales militares que dirigieran al pueblo, y reunidos en las llanuras que estaban delante de la ciudad, los alentó con estas palabras: \v 7 «Sean fuertes y valientes. No teman al rey de Asiria ni a la multitud de guerreros que está con él, porque con nosotros está quien es mucho mayor que él. \v 8 Él cuenta solamente con un poderoso brazo de carne, mientras que nosotros tenemos al \nd Señor\nd* nuestro Dios, y será él quien pelee por nosotros». \p Esto los alentó grandemente. \v 9 Poco después, el rey Senaquerib, de Asiria, que estaba sitiando la ciudad de Laquis, envió embajadores con este mensaje al rey Ezequías y a los ciudadanos de Jerusalén: \p \v 10 «El rey Senaquerib, de Asiria, pregunta: “¿Piensan, acaso, que podrán sobrevivir al sitio de Jerusalén? \v 11 Lo que el rey Ezequías les pide es un suicidio, pues al permanecer allí, van a morir de hambre y de sed. No le crean cuando les dice que el \nd Señor\nd* su Dios los salvará de mis manos. \v 12 ¿No comprenden que Ezequías fue quien destruyó los ídolos y los santuarios paganos, y ordenó a la gente de Judá y de Jerusalén que usen sólo un altar, y que quemen incienso solamente en él? \v 13 ¿No comprenden que yo y los reyes de Asiria que me precedieron jamás hemos fracasado y hemos vencido siempre a las naciones que hemos atacado? Los dioses de aquellas naciones no pudieron salvarlas. \v 14 Nombren solamente un caso cuando cualquiera, en cualquier lugar, haya podido resistirnos con éxito. ¿Qué los hace pensar que el Dios de ustedes va a ser mejor que los otros? \v 15 No permitan que Ezequías los engañe. No le crean. Repito: ningún dios ha podido librar de mí o de mis antepasados a su pueblo; ¡cuánto menos el Dios de ustedes!”». \p \v 16 De esta manera los embajadores se burlaban de Dios y de Ezequías el siervo de Dios, y los insultaban. \v 17 El rey Senaquerib también envió cartas en que insultaba al Dios de Israel. «Los dioses de las demás naciones no pudieron salvar a sus pueblos de mi mano, y el Dios de Ezequías tampoco podrá», decían sus cartas. \p \v 18 Los mensajeros que trajeron las cartas gritaron amenazas en el idioma judío al pueblo que estaba sobre los muros de la ciudad, para asustarlos y amedrentarlos. \v 19 Hablaban del Dios de Jerusalén como si hubiera sido un dios pagano, un ídolo hecho de mano. \p \v 20 Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz, clamaron en oración al Dios del cielo, \v 21 y el \nd Señor\nd* les envió un ángel que destruyó al ejército asirio con todos sus oficiales y generales. Senaquerib regresó a su tierra profundamente avergonzado. Cuando entró al templo de su dios, sus propios hijos lo mataron allí. \v 22 De esta manera el \nd Señor\nd* salvó a Ezequías y al pueblo de Jerusalén. Y por fin hubo paz en su reino. \p \v 23 De allí en adelante, el rey Ezequías fue inmensamente respetado entre las naciones vecinas, y llegaban a Jerusalén muchas ofrendas para el \nd Señor\nd*, y valiosos regalos para Ezequías. \s1 Enfermedad y curación de Ezequías \p \v 24 Un día Ezequías enfermó de muerte; entonces oró al \nd Señor\nd*, y él le respondió con un milagro. \v 25 Sin embargo, Ezequías no correspondió con verdadera gratitud y alabanza, sino que se enorgulleció, por lo que la ira de Dios se encendió en su contra, y contra Judá y Jerusalén. \v 26 Pero luego, Ezequías y todos los residentes de Jerusalén se arrepintieron de su pecado. Por eso, durante toda la vida de Ezequías, el \nd Señor\nd* no descargó su ira sobre ellos. \s1 Prosperidad y muerte de Ezequías \p \v 27 Ezequías se hizo muy rico y recibió muchos honores. Tuvo que construir edificios para guardar la plata, el oro, las piedras preciosas y los perfumes, y los escudos y vasijas de oro. \v 28-29 También edificó muchos almacenes para el trigo, para el vino nuevo y el aceite de olivas, y muchos establos para sus animales, y rediles para sus rebaños de ovejas y cabras. Construyó, además, muchas ciudades, porque el \nd Señor\nd* le había dado gran riqueza. \p \v 30 Fue Ezequías el que cerró la salida superior del manantial de Guijón y llevó sus aguas a la parte occidental de la ciudad de David, en Jerusalén, a través de un canal subterráneo. En fin, Ezequías prosperó en todo lo que hizo. \v 31 Sin embargo, cuando llegaron los embajadores de Babilonia para saber acerca del milagro maravilloso que había ocurrido en el país, Dios lo dejó solo para probarlo y ver cómo era realmente. \p \v 32 El resto de la historia de Ezequías y todas las cosas buenas que hizo están escritas en el libro del profeta Isaías hijo de Amoz, y en el libro de los reyes de Judá e Israel. \v 33 Cuando murió, fue sepultado en el cementerio real, entre los demás reyes, y toda la gente de Judá y de Jerusalén lo honró en su muerte. Su hijo Manasés le sucedió en el trono. \c 33 \s1 Manasés, rey de Judá \p \v 1 Manasés tenía doce años cuando empezó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. \v 2 Pero su reinado fue malo, porque fomentó la adoración a los ídolos paganos entre el pueblo, los ídolos de las naciones que el \nd Señor\nd* destruyó cuando su pueblo entró en la tierra. \v 3 Reedificó los altares paganos que su padre Ezequías había derribado, los altares de Baal, e hizo imágenes de la diosa Aserá y del sol, la luna y las estrellas. \v 4-5 Aun construyó altares paganos en los atrios del templo, para adorar al sol, la luna y las estrellas en el lugar mismo donde el \nd Señor\nd* había dicho que su nombre sería honrado para siempre. \v 6 Además, quemó a sus hijos en el valle de Bet Hinón, como sacrificio para sus dioses. Además, consultó a espiritistas, a adivinos y a encantadores, y fomentó toda suerte de mal, con lo que provocó la ira del \nd Señor\nd*. \p \v 7 Colocó el ídolo que había hecho en el mismo templo de Dios, lugar del cual Dios le había dicho a David y a su hijo Salomón: «Seré honrado en este templo y en Jerusalén, la ciudad que he escogido de entre las demás ciudades de Israel. \v 8 Y si obedecen los mandamientos que di por medio de Moisés, jamás dejaré que Israel sea expulsado de la tierra que les di a sus antepasados». \p \v 9 Pero Manasés indujo a la gente de Judá y de Jerusalén a cometer males mayores que los pueblos que el \nd Señor\nd* había destruido, cuando Israel entró en la tierra: \v 10 El \nd Señor\nd* habló a Manasés y a su pueblo, pero ellos no le hicieron caso. \v 11 Entonces Dios envió a los ejércitos asirios, los que capturaron a Manasés y se lo llevaron atado con grillos y cadenas de bronce a Babilonia. \v 12 Allí, finalmente, él se dio cuenta de lo que había hecho, y se humilló por completo ante Dios, y le imploró ayuda. \v 13 Y el \nd Señor\nd* lo oyó, y respondió a su petición haciéndole regresar a Jerusalén y a su reinado. Por fin Manasés había comprendido que el \nd Señor\nd* realmente es Dios. \p \v 14 Después de esto, Manasés reedificó la muralla exterior de la ciudad de David, muralla que va desde el occidente del valle de Guijón, en el arroyo de Cedrón, hasta la puerta del Pescado, y rodeaba la colina de Ofel. También estableció comandancias militares en todas las ciudades fortificadas de Judá. \v 15 Quitó los dioses ajenos de las colinas, sacó el ídolo del templo y derribó los altares que haba edificado en la montaña donde estaba el templo, y los altares que había en Jerusalén, y los arrojó fuera de la ciudad. \v 16 Luego reedificó el altar del \nd Señor\nd* y ofreció sacrificios en él, ofrendas de paz y ofrendas de acción de gracias, y pidió que el pueblo de Judá adorara al \nd Señor\nd*, Dios de Israel. \v 17 Sin embargo, el pueblo aún sacrificaba sobre los altares de las colinas, sólo que los sacrificios los ofrecía al \nd Señor\nd* su Dios. \p \v 18 Los demás hechos de Manasés, su oración a Dios, y la respuesta de Dios por medio de los profetas aparecen en el libro de los reyes de Israel. \v 19 Su oración y la forma en que Dios le respondió, y un relato franco de sus pecados y errores, incluyendo una lista de las localidades donde edificó altares en las colinas y puso imágenes de la diosa Aserá e imágenes esculpidas (desde luego, antes de su gran arrepentimiento), están escritos en el libro de los profetas. \p \v 20 Cuando Manasés murió, fue sepultado en su palacio, y su hijo Amón subió al trono. \s1 Amón, rey de Judá \p \v 21 Amón tenía veintidós años cuando comenzó a reinar en Jerusalén y reinó durante sólo dos años. \v 22 Su reinado fue tan malo como lo fueron los primeros años de su padre Manasés, porque Amón ofreció sacrificio a los ídolos, como lo había hecho su padre. \v 23 Pero no se arrepintió, como sí lo hizo su padre, sino que cada vez su maldad era peor. \v 24 Finalmente, sus propios ayudantes lo asesinaron en el palacio. \v 25 Pero algunos ciudadanos, amantes de la justicia, mataron a todos los que lo habían asesinado, y proclamaron rey a su hijo Josías. \c 34 \s1 Josías, rey de Judá \p \v 1 Josías tenía solo ocho años cuando comenzó a reinar. Reinó treinta y un años en Jerusalén. \v 2 Su reinado fue bueno, ya que hizo lo que le agrada al \nd Señor\nd*, siguiendo, así, el buen ejemplo de su antepasado David. \p \v 3 Cuando tenía dieciséis años, en el año octavo de su reinado, comenzó a buscar al Dios de su antepasado David. Cuatro años más tarde comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los altares paganos y de las imágenes de la diosa Aserá, y de todos los ídolos que había en el país. \v 4 Salió personalmente a supervisar la destrucción de los altares de Baal, de los ídolos y de las imágenes de la diosa Aserá, todo lo cual redujo a polvo, el cual derramó sobre las tumbas de los que les habían ofrecido sacrificios. \v 5 Quemó los huesos de los sacerdotes paganos sobre sus propios altares, con la intención de limpiar al pueblo de Judá y de Jerusalén de la culpa de su pecado de idolatría. \p \v 6 Luego fue a las ciudades de Manasés, Efraín y Simeón, y aun a la distante Neftalí e hizo lo mismo. \v 7 Derribó los altares paganos, redujo a polvo los ídolos de la diosa Aserá, destruyó las imágenes y derribó los altares en que se quemaba incienso. Hizo esto en todo el territorio de Israel antes de regresar a Jerusalén. \p \v 8 Durante el año dieciocho de su reinado, después de haber purificado la tierra y de haber limpiado el templo, designó a Safán hijo de Asalías, a Maseías, gobernador de Jerusalén, y a Joa hijo de Joacaz, tesorero de la ciudad, para que repararan el templo del \nd Señor\nd* su Dios. \v 9 Ellos establecieron un sistema para recibir las donaciones para el templo. Los levitas que estaban de turno recibían el dinero a las puertas del templo. Estas donaciones las traía el pueblo que venía de Manasés, de Efraín y de otras partes del resto de Israel, Judá y Benjamín, y de los que vivían en Jerusalén. El dinero se lo entregaban al sumo sacerdote Jilquías, para que dispusiera de él. \v 10-11 Con el dinero los levitas pagaban a los carpinteros y a los albañiles, y compraban los materiales para la construcción: piedras, madera, tablas y vigas. Así reedificó lo que los reyes anteriores de Judá habían derribado. \p \v 12 Los obreros trabajaban con fidelidad bajo la dirección de Yajat y Abdías, levitas descendientes de Merari, de Zacarías y Mesulán, descendientes de Coat, y de los levitas que tenían habilidad para tocar instrumentos de música. \v 13 Otros levitas supervisaban a los jornaleros que llevaban los materiales para los obreros especializados. Otros ayudaban en las cuentas, como capataces y como porteros. \s1 Hallazgo del libro de la ley \p \v 14 Un día en que Jilquías, el sumo sacerdote, estaba en el templo anotando el dinero reunido en las puertas, descubrió un viejo rollo que resultó ser de las leyes que Dios le había dado a Moisés. \v 15-16 Entonces Jilquías le dijo al secretario Safán: «¡Mira! Encontré el libro de la ley en el templo». Y Jilquías le entregó el libro a Safán, quien se lo llevó al rey, cuando fue a entregar el informe de lo que se había hecho en la reconstrucción del templo. Le dijo: \p \v 17 ―Hemos abierto las cajas, hemos contado el dinero y luego se lo hemos entregado a los capataces y obreros. \p \v 18 Entonces mencionó el descubrimiento del rollo y la forma en que Jilquías lo había encontrado. Y se lo leyó al rey. \v 19 Cuando el rey oyó lo que estas leyes exigían del pueblo de Dios, rasgó sus vestiduras, \v 20 y llamó a Jilquías, a Ajicán hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, al secretario Safán y a Asaías, su asistente personal. \p \v 21 ―Vayan y consulten al \nd Señor\nd* —les dijo el rey—. Oren por todo el remanente de Israel y por Judá. Porque según este rollo, es muy probable que el \nd Señor\nd* haya desatado su ira sobre nosotros, porque nuestros antepasados no obedecieron las leyes que están escritas aquí. \p \v 22 Jilquías y los demás fueron a consultar a la profetisa Huldá, esposa de Salún hijo de Ticvá, y nieto de Jarjás (Salún era el encargado de cuidar los vestidos del rey, y vivía en el segundo barrio). Cuando le contaron la inquietud del rey, \v 23 ella respondió: «El \nd Señor\nd*, Dios de Israel, dice: “Díganle al hombre que los envió \v 24 que el \nd Señor\nd* sí destruirá esta ciudad y a su pueblo; que todas las maldiciones escritas en el libro se cumplirán, \v 25 porque el pueblo lo ha abandonado para ir a adorar a dioses paganos. Esto ha hecho que su ira se desate contra este lugar, y nada hará que cambie de parecer. \v 26-27 Sin embargo, díganle al rey de Judá, que los envió a consultarme, que el \nd Señor\nd* ha escuchado su oración, por cuanto él, al oír lo que está decretado contra este pueblo, estuvo dispuesto a humillarse, llorar y arrepentirse. \v 28 Por eso, el \nd Señor\nd* no enviará esta desgracia sobre el pueblo durante la vida del rey, sino que lo hará después. De modo que el rey morirá en paz, sin ver todo el mal que vendrá sobre este lugar y su gente”». \p Ellos le llevaron este mensaje del \nd Señor\nd* al rey. \s1 Renovación del pacto \p \v 29 El rey convocó a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén, \v 30 y a los sacerdotes y levitas y a todo el pueblo, grandes y pequeños, para que lo acompañaran al templo. Allí el rey les leyó el rollo, es decir, el pacto de Dios que fue encontrado en el templo. \v 31 Y allí, de pie delante de ellos, hizo promesa ante el \nd Señor\nd* de seguir sus mandamientos con todo su corazón y su alma, y hacer todo lo que estaba escrito en el rollo. \v 32 Y les exigió a todos en Jerusalén y en Benjamín que aceptaran este pacto con Dios, y todos lo hicieron. \p \v 33 Entonces Josías quitó todos los ídolos de las zonas ocupadas por lo judíos, y exigió que adoraran al \nd Señor\nd* su Dios. Y mientras Josías vivió, el pueblo no volvió a abandonar al \nd Señor\nd*, Dios de sus antepasados. \c 35 \s1 Celebración de la Pascua \p \v 1 Josías anunció que el día catorce del mes primero se celebraría la Pascua en Jerusalén. \v 2 También restauró a los sacerdotes en sus cargos, y les pidió que comenzaran su labor en el templo. \v 3 Y envió esta orden a los levitas consagrados que enseñaban por todo Israel: «Puesto que el cofre está ahora en el templo que edificó Salomón, y ustedes no necesitan transportarlo sobre sus hombros, dediquen el tiempo a servir al \nd Señor\nd* y a su pueblo. \v 4-5 Organicen los turnos de servicios tradicionales que tenían sus antepasados, conforme a lo que dispusieron el rey David y su hijo Salomón. Cada grupo ayudará a un determinado clan que venga a presentar sus ofrendas. \v 6 Celebren la Pascua, purifíquense ritualmente y prepárense para ayudar al pueblo que vendrá. Sigan las instrucciones que el \nd Señor\nd* dio por medio de Moisés». \p \v 7 El rey dio al pueblo unos treinta mil corderos y cabritos, y tres mil becerros, para que celebraran la fiesta de la Pascua. \v 8 Los funcionarios del rey hicieron contribuciones voluntarias a los sacerdotes y levitas. Jilquías, Zacarías y Jehiel, los supervisores del templo, entregaron a los sacerdotes dos mil seiscientas ovejas y cabritos, y trescientos toros, para la celebración de la Pascua. \v 9 Los jefes levitas, Conanías y sus hermanos, Semaías y Natanael, así como Jasabías, Jeyel y Josabad dieron cinco mil ovejas y cabritos y quinientos toros a los levitas, para la celebración de la Pascua. \p \v 10 Cuando todo estuvo organizado, los sacerdotes tomaron sus lugares, y los levitas se organizaron por turnos, en la forma ordenada por el rey. \v 11 Los levitas mataron los corderos para la Pascua, y entregaron la sangre a los sacerdotes, los que la derramaron sobre el altar, mientras los levitas desollaban los animales. \v 12 Apartaron, luego, los holocaustos para cada familia, para que presentaran sus propios holocaustos al \nd Señor\nd*, tal como estaba escrito en la ley de Moisés. También hicieron lo mismo con los toros. \v 13 Entonces, siguiendo las instrucciones de la ley de Moisés, asaron los corderos de la Pascua y cocieron las ofrendas santas en ollas, calderos y sartenes, y los repartieron apresuradamente al pueblo. \p \v 14 Después, los levitas hicieron preparativos para sí mismos y para los sacerdotes, porque estos habían estado ocupados, desde la mañana hasta la noche, ofreciendo la grasa de los holocaustos. \v 15 Los cantores, hijos de Asaf, estaban en sus lugares, siguiendo las instrucciones dadas siglos antes por el rey David, y por Asaf, Hemán y Jedutún, profetas del rey. Los porteros cuidaban las puertas y no tuvieron necesidad de dejar el cumplimiento de su deber, porque sus hermanos levitas les hicieron lo que les correspondía. \p \v 16 Toda la ceremonia de la Pascua fue realizada en aquel día. Todos los holocaustos fueron sacrificados sobre el altar del \nd Señor\nd*, de la manera ordenada por Josías. \v 17 Los que estaban presentes en Jerusalén celebraron la Pascua y la fiesta de los Panes sin levadura durante siete días. \v 18 Nunca antes, desde el tiempo del profeta Samuel, había habido tal celebración de la Pascua, ni ninguno de los reyes de Israel la celebró como el rey Josías, los sacerdotes, los levitas y los habitantes de Jerusalén y de todas partes de Judá, y los de Israel que se hallaban presentes. \v 19 Todo esto ocurrió en el año dieciocho del reinado de Josías. \s1 Muerte de Josías \p \v 20 Después de esto, el rey Necao, de Egipto, condujo su ejército contra los asirios hasta Carquemis, junto al río Éufrates, pero el rey Josías quiso impedirle el paso. \v 21 El rey Necao le envió embajadores con este mensaje: «No quiero pelear contra ti, rey de Judá. Yo he salido solamente a hacer guerra contra el rey de Asiria. No me molestes, pues Dios me ha dicho que me apresure. No te interpongas delante de Dios, o él te destruirá, porque él está conmigo». \p \v 22 Pero Josías se negó a retirarse. En vez de hacerlo, les ofreció batalla en el valle de Meguido (dejó a un lado sus vestiduras reales a fin de que el enemigo no pudiera reconocerlo). Josías no quiso creer que el mensaje de Necao venía de Dios. \v 23 Los arqueros enemigos hicieron blanco en el rey Josías con sus flechas y lo hirieron de muerte. Entonces Josías les dijo a sus ayudantes: «Sáquenme del campo de batalla, pues estoy muy mal herido». \v 24-25 Lo sacaron de su carro de combate y lo pusieron en otro carro, y lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Fue sepultado allí, en el cementerio real. Y toda la gente de Judá y de Jerusalén lo lloró. Hasta el profeta Jeremías le compuso un canto fúnebre. Aún hoy día se cantan tristes canciones en las que se menciona la muerte del rey Josías. Esas canciones forman parte del Libro de los Lamentos. \p \v 26 Los demás hechos de Josías, sus buenas acciones y cómo siguió las leyes del \nd Señor\nd*, \v 27 están escritos en el libro de los reyes de Judá e Israel. \c 36 \s1 Joacaz, rey de Judá \p \v 1 Entonces el pueblo proclamó rey de Judá a Joacaz hijo de Josías. \v 2 Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, pero reinó solamente tres meses. \v 3 El rey de Egipto lo destronó e impuso un tributo anual a Judá de tres mil trescientos kilos de plata y treinta y tres kilos de oro. \v 4 Luego puso a Eliaquín, hermano de Joacaz, como rey de Judá (le cambió el nombre y le puso Joacim). Joacaz fue llevado a Egipto en calidad de prisionero. \s1 Joacim, rey de Judá \p \v 5 Joacim tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén, pero fue un rey malo, pues hizo lo que no le agrada al \nd Señor\nd*, su Dios. \v 6 Por eso, Nabucodonosor, rey de Babilonia, conquistó Jerusalén y se lo llevó encadenado a Babilonia. \v 7 Nabucodonosor también se llevó algunos de los utensilios del templo, y los puso en su propio templo, en Babilonia. \p \v 8 Los demás hechos de Joacim, y todos los males que hizo, están escritos en el libro de los reyes de Judá. Su hijo Joaquín reinó en su lugar. \s1 Joaquín, rey de Judá \p \v 9 Joaquín tenía dieciocho años cuando subió al trono, pero sólo alcanzó a reinar tres meses y diez días en Jerusalén. Fue un rey malo, pues hizo lo que no le agrada al \nd Señor\nd*. \v 10 Por eso, en la primavera de ese año, Nabucodonosor ordenó que lo llevaran a Babilonia. Muchos tesoros del templo también fueron llevados en aquella ocasión. Entonces, el rey Nabucodonosor designó a Sedequías, tío de Joaquín, como rey de Judá. \s1 Sedequías, rey de Judá \p \v 11 Sedequías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. \v 12 También fue un mal rey, pues hizo lo que no le agrada al \nd Señor\nd*. Se negó a aceptar el consejo que el \nd Señor\nd* le envió por medio del profeta Jeremías. \v 13 Se rebeló contra Nabucodonosor, aun cuando le había jurado lealtad. Sedequías era un hombre terco y orgulloso; por eso, no quiso volverse al \nd Señor\nd*, Dios de Israel. \p \v 14 Todos los personajes importantes de la nación, incluyendo al sumo sacerdote, adoraron los ídolos de las naciones vecinas e hicieron cosas horribles al templo del \nd Señor\nd*, que él había escogido como su lugar de adoración. \v 15 A pesar de todo, el \nd Señor\nd*, Dios de sus padres, que amaba tanto a su pueblo y a su templo, les envió muchos profetas para hacerlos reaccionar. \v 16 Pero el pueblo se burlaba de aquellos mensajeros de Dios, es decir, de los profetas, y no tenían respeto por la palabra del \nd Señor\nd*. Por eso, llegó el día en que el \nd Señor\nd* descargó su ira contra ellos, y ya no hubo más remedio. \s1 La caída de Jerusalén \p \v 17 El \nd Señor\nd* hizo que el rey de Babilonia se levantara en contra de ellos y matara a los jóvenes, a los que siguió aun dentro del templo, sin tener misericordia de jóvenes ni doncellas ni de ancianos. El \nd Señor\nd* permitió que todos cayeran en las manos del rey de Babilonia. \v 18 El rey de Babilonia tomó todos los utensilios del templo, grandes y pequeños, los tesoros del templo y del palacio y de las casas de los oficiales de Judá, y se los llevó a Babilonia. \v 19 Y luego quemó el templo, derribó los muros de Jerusalén, quemó todos los palacios y destruyó todo lo que tenía valor. \p \v 20 Los que sobrevivieron fueron llevados como esclavos a Babilonia, donde quedaron como esclavos del rey y de sus hijos, hasta que el rey de Persia conquistó Babilonia. \v 21 De esta manera se cumplió la palabra del \nd Señor\nd*, dada por medio de Jeremías. Así, pues, la tierra de Judá disfrutó de su descanso y tuvo paz por setenta años, que fue el tiempo que estuvo abandonada. \s1 Decreto de Ciro \p \v 22 Pero en el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, el \nd Señor\nd* hizo que el rey promulgara un decreto, tanto de forma oral como por escrito, permitiendo que los cautivos de Judá pudieran regresar a su tierra. De esa manera el \nd Señor\nd* cumplió lo que había dicho por medio del profeta Jeremías. Este decreto, que se dio a conocer en todo el imperio persa, decía: \p \v 23 «Yo, Ciro, rey de Persia, declaro que el \nd Señor\nd*, Dios del cielo, me dio este imperio y ha puesto sobre mí la responsabilidad de edificarle un templo en Jerusalén, en la tierra de Judá. Todos los judíos del reino pueden ahora volver a Jerusalén, para reedificar el templo del \nd Señor\nd*, que es el Dios de Israel y de Jerusalén. Que su bendición esté sobre ustedes».