\id 1SA - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 \ide UTF-8 \h 1 Samuel \toc1 1 Samuel \toc2 1 Samuel \toc3 1S \mt1 1 Samuel \c 1 \s1 Nacimiento de Samuel \p \v 1 Elcaná era un hombre de la tribu de Efraín que vivía en Ramatayin de Zofim, en la región montañosa de Efraín. \p Su padre se llamó Jeroán; su abuelo, Eliú; su bisabuelo, Tohu, y su tatarabuelo, Zuf. \p \v 2 Tenía dos esposas, Ana y Penina. Penina tenía hijos, pero Ana no. \p \v 3 Cada año Elcaná y su familia viajaban al santuario en Siló para adorar al \nd Señor\nd* Todopoderoso y ofrecerle sacrificios. En aquel tiempo oficiaban como sacerdotes los dos hijos de Elí, Ofni y Finés. \v 4 El día que ofrecía sacrificio, Elcaná celebraba la ocasión dando porciones de la carne a Penina y a sus hijos e hijas. \v 5 A Ana le daba una porción especial, pues la amaba mucho, a pesar de que el \nd Señor\nd* no le había concedido tener hijos. \v 6 Penina empeoraba la situación burlándose de Ana a causa de su esterilidad. \v 7 Todos los años era igual: Penina se burlaba y se reía de ella cuando iban a Siló, y la hacía llorar tanto que Ana no podía comer. \p \v 8 «¿Qué pasa, Ana? —le preguntaba Elcaná—, ¿por qué no comes? ¿Por qué te afliges tanto por no tener hijos? ¿No es mejor tenerme a mí que tener diez hijos?». \p \v 9 Una tarde en Siló, después de la cena, Ana fue al santuario. Elí el sacerdote estaba sentado en el lugar acostumbrado junto a la entrada. \v 10 Ella estaba profundamente angustiada y clamaba con amargura mientras oraba al \nd Señor\nd*. \v 11 E hizo este voto: «Oh \nd Señor\nd*, Dios Todopoderoso, si miras mi dolor y respondes a mi oración dándome un hijo, yo te lo devolveré y será tuyo por toda su vida, y jamás será cortado su cabello».\f + \fr 1.11 \fr*\ft Esta era una costumbre de los que se dedicaban completamente a Dios.\ft*\f* \p \v 12-13 Como Elí vio que Ana prolongaba mucho su oración y que movía los labios sin emitir sonido, pensó que estaba ebria. \p \v 14 ―¿Cómo te atreves a venir aquí borracha? —le dijo—. ¡Deja ya tu borrachera! \p \v 15-16 ―No, señor —contestó ella—, no estoy ebria; es que estoy muy triste y estaba derramando las penas de mi corazón delante del \nd Señor\nd*. No pienses que soy una borracha. \p \v 17 ―En ese caso —dijo Elí—, alégrate, y que el Dios de Israel conceda tu petición, cualquiera que sea. \p \v 18 ―¡Oh, gracias, señor! —exclamó ella, y regresó muy alegre y comenzó a comer nuevamente. \p \v 19 El día siguiente toda la familia se levantó temprano y fueron al santuario a adorar al \nd Señor\nd* una vez más. Entonces regresaron a su hogar en Ramá, y cuando Elcaná durmió con Ana, el \nd Señor\nd* se acordó de su petición. \p \v 20 Pasado el tiempo, ella tuvo un hijo. Y le puso Samuel (Pedido a Dios) porque, como ella dijo: «Se lo pedí al \nd Señor\nd*». \s1 Ana dedica a Samuel \p \v 21 Al año siguiente, Elcaná y Penina y sus hijos fueron a ofrecer el sacrificio anual al santuario, \v 22 pero Ana no fue esa vez porque le dijo a su marido: \p ―Espera hasta que el niño haya sido destetado. Entonces yo lo llevaré y lo dejaré allí para siempre. \p \v 23 ―Bien, haz lo que te parezca mejor —contestó Elcaná—. Quédate hasta que destetes al niño, y que el \nd Señor\nd* vea el cumplimiento de tu voto. \p Así que se quedó en casa hasta que destetó al niño. \v 24 Entonces, aunque era muy pequeño, lo llevaron al santuario en Siló, juntamente con un becerro de tres años para el sacrificio y veinticuatro kilos de harina y un odre de vino. \p \v 25 Después del sacrificio llevaron al niño ante la presencia de Elí. \v 26 «Señor, ¿te acuerdas de mí? —le preguntó Ana—. Yo soy la mujer que estuvo aquí hace algún tiempo orando al \nd Señor\nd*. \v 27 Le pedí a él que me diera un hijo, y él ha respondido a mi petición. \v 28 Ahora lo traigo para entregarlo al \nd Señor\nd* para toda la vida». Y adoraron allí al \nd Señor\nd*. \c 2 \s1 Oración de Ana \p \v 1 Esta fue la oración de Ana: \b \p «¡Cuánto me ha bendecido! \p Ahora tengo respuesta para mis enemigos, porque el \nd Señor\nd* ha resuelto mi problema. \p ¡Cuánto se goza mi corazón! \b \p \v 2 »No hay otro Dios, ni nadie tan santo como el \nd Señor\nd*, ni otra roca como nuestro Dios. \b \p \v 3 »Dejen de actuar con tanto orgullo y arrogancia; el \nd Señor\nd* sabe lo que ustedes han hecho, y él juzgará sus acciones. \b \p \v 4 »Los que eran poderosos han perdido sus fuerzas; los que eran débiles ahora son fuertes. \p \v 5 Los que estaban hartos ahora pasan hambre, los que tenían hambre ahora se sacian. \p La mujer estéril, ahora tiene siete hijos; la que tenía muchos hijos ya no los tiene. \b \p \v 6 »El \nd Señor\nd* mata, el \nd Señor\nd* da vida. \p \v 7 Él empobrece a unos y enriquece a otros; él abate a algunos y enaltece a otros. \p \v 8 Él levanta al pobre desde el polvo, desde el montón de cenizas, y lo sienta entre los príncipes ubicándolo en un lugar de honor. \b \p »Porque el \nd Señor\nd* tiene dominio sobre la tierra. \p \v 9 Él protegerá a los piadosos, pero los impíos serán silenciados en las tinieblas. \p Ninguno podrá triunfar por su propia fortaleza. \b \p \v 10 »Los que pelean contra el \nd Señor\nd* serán quebrantados. \p Él truena contra ellos desde los cielos; \p él juzga a través de toda la tierra. \p Él da poderosa fortaleza a su rey, y da gran gloria a su ungido». \b \p \v 11 Elcaná y su familia regresaron a Ramá sin Samuel; el niño quedó al servicio del \nd Señor\nd*, como ayudante de Elí el sacerdote. \s1 Perversidad de los hijos de Elí \p \v 12 Los hijos de Elí eran hombres impíos que desconocían al \nd Señor\nd* y las obligaciones del sacerdocio. \v 13 Por ejemplo, cuando alguien estaba ofreciendo un sacrificio, ellos enviaban a un siervo, y mientras la carne del animal estaba cociéndose, \v 14 el siervo metía en el caldero o en la olla un tenedor grande de tres dientes, y todo lo que sacaba pertenecía a los hijos de Elí. De esta manera trataban a todos los israelitas que iban a Siló a adorar. \v 15 A veces el siervo llegaba aun antes del rito de la quema de la grosura sobre el altar, y tenían que entregarle la carne antes que fuera cocida, para poder usarla para asados. \p \v 16 Si el hombre que ofrecía el sacrificio decía: «Toma cuanto quieras, pero deja primero que se queme la grasa», como la ley lo exige, el siervo respondía: «No, dámela ahora, o la sacaré a la fuerza». \p \v 17 Así que el pecado de estos jóvenes era muy grande delante de los ojos del \nd Señor\nd*, porque trataban con menosprecio las ofrendas que el pueblo hacía al \nd Señor\nd*. \p \v 18 Samuel, aunque todavía era un niño, prestaba servicio ante el \nd Señor\nd* y usaba una túnica de lino similar a la de los sacerdotes. \v 19 Cada año su madre le hacía una túnica de lino y se la llevaba cuando iba con su marido a ofrecer el sacrificio. \v 20 Antes de que regresaran, Elí bendecía a Elcaná y a Ana, y pedía a Dios que les diera otro hijo que tomara el lugar de este que habían consagrado al \nd Señor\nd*. \v 21 Y Dios le dio a Ana tres hijos y dos hijas. Mientras tanto, Samuel crecía en el servicio del \nd Señor\nd*. \p \v 22 Elí ya estaba muy anciano, pero se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Sabía, por ejemplo, que sus hijos estaban seduciendo a las jóvenes que ayudaban a la entrada del santuario. \v 23-24 «He estado oyendo quejas terribles contra ustedes —dijo Elí a sus hijos—. Es algo horroroso hacer que el pueblo de Dios peque. No, hijos míos, \v 25 el pecado ordinario recibe un fuerte castigo, pero ¿cuánto más los pecados que ustedes cometen contra el \nd Señor\nd*?». \p Sin embargo, ellos no quisieron escuchar a su padre porque el \nd Señor\nd* había resuelto que murieran. \p \v 26 El pequeño Samuel, en cambio, iba creciendo en estatura y en gracia ante todos y también ante el \nd Señor\nd*. \s1 Profecía contra la familia de Elí \p \v 27 Un día un profeta vino ante Elí y le dio este mensaje del \nd Señor\nd*: \p «¿No mostré yo mi poder a tus antepasados levitas cuando el pueblo de Israel era esclavo en Egipto? \v 28 ¿No los escogí de entre todos sus hermanos para que fueran mis sacerdotes y para que sacrificaran sobre mi altar, quemaran el incienso y usaran las vestiduras sacerdotales mientras me servían? ¿No fui yo quien destinó las ofrendas de los sacrificios para ustedes los sacerdotes? \v 29 Entonces, ¿por qué tanta codicia en cuanto a las ofrendas que me son ofrecidas? ¿Por qué has honrado más a tus hijos que a mí? Porque tú has dejado que ellos engorden tomando lo mejor de las ofrendas de mi pueblo. \p \v 30 »Por lo tanto, yo, el \nd Señor\nd* Dios de Israel, declaro que aunque prometí que tu casa y la casa de tus antepasados llevarían el sacerdocio por siempre, no permitiré que se siga haciendo lo que tú haces. Honraré solamente a los que me honran, y despreciaré a los que me desprecian. \v 31 Pondré fin a tu familia para que nunca más sirvan como sacerdotes. Cada miembro de tu familia morirá antes de tiempo. Ninguno llegará a viejo. \v 32 Envidiarás la prosperidad que enviaré a mi pueblo. Pero tú y tu familia pasarán angustia y necesidad. Ninguno de ellos llegará a viejo. \v 33 Los que queden vivos vivirán con tristeza y dolor, y sus hijos morirán a espada. \v 34 Y para probar que lo que he dicho ocurrirá, haré que tus dos hijos, Ofni y Finés, mueran el mismo día. \v 35 Yo haré surgir un sacerdote fiel que me servirá y hará lo que yo le diga. Bendeciré a sus descendientes, y de su familia saldrán los sacerdotes que servirán ante mi rey ungido para siempre. \v 36 Y los descendientes tuyos que sobrevivan se inclinarán delante de él mendigando dinero y alimentos. “Por favor”, dirán, “dame un turno de trabajo entre los sacerdotes para que tenga de qué comer”». \c 3 \s1 El \nd Señor\nd* llama a Samuel \p \v 1 Mientras tanto, el pequeño Samuel estaba al servicio del \nd Señor\nd* como ayudante de Elí. En aquellos días eran muy raros los mensajes del \nd Señor\nd*; \v 2 pero una noche en que Elí se había ido a acostar, quien estaba casi ciego debido a la edad, \v 3 y Samuel estaba durmiendo en el santuario cerca del cofre, y todavía estaba encendida la lámpara de Dios, \v 4 el \nd Señor\nd* llamó: \p ―Samuel, Samuel. \p ―Aquí estoy —contestó Samuel—, \v 5 y saltando de la cama corrió hasta donde Elí estaba. ¿Qué quieres? —le preguntó. \p ―No te he llamado —dijo Elí—. Vuelve a la cama. \p Y así lo hizo. \p \v 6 El \nd Señor\nd* volvió a llamar: \p ―Samuel. \p Y nuevamente Samuel se bajó de la cama y corrió a donde estaba Elí. \p ―Aquí estoy —dijo—. ¿Para qué me necesitas? \p ―No, yo no te he llamado, hijo mío —dijo Elí—. Vuelve a la cama. \p \v 7 Samuel nunca había recibido un mensaje del \nd Señor\nd*. \v 8 El \nd Señor\nd* llamó a Samuel por tercera vez, y una vez más Samuel se bajó de la cama y corrió a la habitación de Elí. \p ―Sí —le dijo—. ¿Qué necesitas? \p Elí comprendió que era el \nd Señor\nd* quien le había hablado al muchacho, \v 9 y le dijo: \p ―Ve y acuéstate de nuevo; y si oyes otra vez la voz, dile: “Habla, \nd Señor\nd*, que tu siervo escucha”. \p Samuel volvió a acostarse. \v 10 Y el \nd Señor\nd* volvió a llamarlo como antes: \p ―Samuel, Samuel. \p Y Samuel respondió: \p ―Habla, \nd Señor\nd*, que tu siervo escucha. \p \v 11 Entonces el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Voy a hacer algo tan sorprendente en Israel que al que se entere le retiñirán los oídos. \v 12 Voy a cumplir todas las cosas terribles que le dije a Elí. \v 13 Le he advertido continuamente a él y a toda su familia que recibirán un castigo porque sus hijos blasfeman contra mí, y él no se les opone. \v 14 Por lo tanto, he jurado que los pecados de Elí y sus hijos no serán perdonados por sacrificios y ofrendas. \p \v 15 Samuel se quedó acostado hasta la mañana y luego abrió las puertas del santuario como de costumbre, porque tenía miedo de contarle a Elí lo que el \nd Señor\nd* le había dicho. \v 16 Pero Elí lo llamó. \p ―Hijo mío. \v 17 ¿Qué te dijo el \nd Señor\nd*? —le preguntó—. Dímelo todo y que Dios te castigue si me escondes algo de lo que te dijo. \p \v 18 Samuel le contó lo que el \nd Señor\nd* le había dicho. \p ―Es la voluntad del \nd Señor\nd* —respondió Elí—. Haga él como mejor le parezca. \p \v 19 Samuel crecía y el \nd Señor\nd* estaba con él y Dios hizo que se cumplieran todos sus mensajes. \v 20 Y todo Israel desde Dan a Berseba sabía que Samuel iba a ser un profeta del \nd Señor\nd*. \v 21 El \nd Señor\nd* continuó dándole mensajes en el santuario en Siló, y Samuel los proclamaba delante del pueblo de Israel. \c 4 \s1 Los filisteos capturan el cofre \p \v 1 Por aquel tiempo Israel estaba en guerra con los filisteos. Los israelitas estaban acampados cerca de Ebenezer y los filisteos en Afec. \v 2 Los filisteos derrotaron a Israel y mataron como a cuatro mil. \v 3 Cuando los israelitas regresaron a su campamento, sus caudillos discutían la causa por la que el \nd Señor\nd* había permitido que fueran derrotados. \p «Traigamos el cofre desde Siló —dijeron—. Si la llevamos con nosotros a la batalla, el \nd Señor\nd* estará entre nosotros y seguramente nos salvará de nuestros enemigos». \p \v 4 Entonces mandaron a buscar el cofre del \nd Señor\nd* de los cielos, quien está entronado por sobre los querubines. Y los hijos de Elí, Ofni y Finés la acompañaron hasta el campamento. \v 5 Cuando los israelitas vieron que el cofre venía, gritaron con tanta alegría y con tanta fuerza que casi hicieron temblar la tierra. \p \v 6 «¿Que pasa? —se preguntaban los filisteos—. ¿A qué se debe todo ese griterío en el campamento de los hebreos?». \p Cuando supieron que se debía a que el cofre de Dios había llegado, \v 7 se llenaron de pánico. \p «Un dios ha venido al campamento de ellos —gritaban—. ¡Ay de nosotros! Porque nunca habíamos tenido que enfrentarnos con algo semejante. \v 8 ¿Quién puede salvarnos de estos dioses de Israel? Porque son los mismos dioses que destruyeron a los egipcios con plagas cuando Israel estaba en el desierto. \v 9 Debemos pelear como nunca antes, filisteos, o seremos esclavos de ellos así como ellos han sido esclavos de nosotros». \p \v 10 Los filisteos pelearon tan desesperadamente que vencieron a Israel nuevamente. Treinta mil soldados de la infantería israelita murieron aquel día y los restantes huyeron. \v 11 Y el cofre de Dios fue capturado y Ofni y Finés murieron. \s1 Muerte de Elí \p \v 12 Un hombre de la tribu de Benjamín corrió desde el campo de batalla y llegó a Siló el mismo día con sus ropas rasgadas y con polvo en la cabeza.\f + \fr 4.12 \fr*\ft Señal de dolor, común en aquellos días.\ft*\f* \v 13 Elí esperaba a la orilla del camino para tener noticias de la batalla, porque su corazón temblaba pensando en la seguridad del cofre de Dios. Cuando llegó el mensajero del frente de batalla y contó lo ocurrido, se oyó un gran clamor en toda la ciudad. \p \v 14-15 ―¿A qué se debe todo ese bullicio?, preguntó Elí, que para entonces ya tenía noventa años y estaba ciego. Y el mensajero corrió a darle las noticias. \p \v 16 ―Vengo del campo de batalla; hoy mismo escapé de allí —le dijo a Elí. \p ―¿Qué noticias traes, hijo mío? —preguntó el anciano. \p \v 17 ―Que Israel ha huido ante los filisteos, y miles de soldados israelitas yacen muertos en el campo de batalla. Ofni y Finés, tus dos hijos, también murieron, y el cofre de Dios fue capturado. \p \v 18 Cuando el mensajero mencionó el cofre, Elí cayó hacia atrás de su asiento que estaba junto a la puerta y se desnucó y murió, porque estaba viejo y gordo. Había juzgado a Israel durante cuarenta años. \p \v 19 Cuando la nuera de Elí, esposa de Finés, que estaba esperando un hijo, oyó que había sido capturado el cofre y que su marido y su suegro estaban muertos, empezó a sentir los dolores del parto. \v 20 Mientras agonizaba, las mujeres que la atendían le dijeron que se animara porque todo estaba bien y que el niño había sido varón. Pero ella no reaccionó de ninguna manera. \v 21-22 Luego murmuró: «Pónganle Icabod (No hay gloria), porque la gloria se ha apartado de Israel». \p Ella le puso este nombre porque el cofre de Dios había sido capturado y porque su marido y su suegro estaban muertos. \c 5 \s1 El cofre en Asdod y Ecrón \p \v 1 Los filisteos tomaron el cofre de Dios que habían capturado en el campo de batalla de Ebenezer \v 2 y lo llevaron al templo de su ídolo Dagón en la ciudad de Asdod y lo instalaron junto a Dagón. \v 3 Pero cuando los ciudadanos de la localidad fueron a verlo al día siguiente, Dagón estaba postrado con su rostro en el suelo delante del cofre del \nd Señor\nd*. Lo volvieron a poner en su lugar, \v 4 pero a la mañana siguiente ocurrió lo mismo: el ídolo estaba de bruces delante del cofre del \nd Señor\nd*. En esta oportunidad tenía la cabeza y las manos cortadas y yacía sobre el umbral. Solamente el tronco estaba intacto. \v 5 Por esta razón ni los sacerdotes de Dagón ni sus adoradores pisan el umbral del templo de Dagón en Asdod. \p \v 6 Entonces el \nd Señor\nd* atacó al pueblo de Asdod y los pueblos vecinos con una plaga de tumores. \v 7 Cuando los filisteos comprendieron lo que estaba ocurriendo, exclamaron: «¡No podemos tener el cofre del Dios de Israel aquí por más tiempo, porque todos moriremos juntamente con nuestro dios Dagón!». \p \v 8 Convocaron una conferencia con los dirigentes de las cinco ciudades de los filisteos para decidir la manera de deshacerse del cofre. Decidieron llevarla a Gat. \p \v 9 Pero cuando el cofre llegó a Gat, el \nd Señor\nd* atacó a la población, jóvenes y ancianos, con la plaga y hubo gran pánico. \v 10 Entonces enviaron el cofre a Ecrón, pero cuando la gente de Ecrón vio que la traían, exclamaron: \p «Están trayendo el cofre del Dios de Israel para que nos mate también a nosotros». \p \v 11 Entonces convocaron nuevamente a las autoridades de las ciudades filisteas y les rogaron que devolviesen el cofre a su lugar para que no causara la muerte de todo el pueblo. La plaga ya había comenzado y el pánico estaba cundiendo por la ciudad. \v 12 Aun los que no morían quedaban gravemente enfermos, y por dondequiera había gran llanto. \c 6 \s1 Los filisteos devuelven el cofre a Israel \p \v 1 El cofre estuvo en el país de los filisteos durante siete meses en total. \p \v 2 Los filisteos llamaron a sus sacerdotes y adivinos y les preguntaron: \p ―¿Qué haremos con el cofre del \nd Señor\nd*? ¿De qué manera podemos devolverlo a su tierra? \p \v 3 ―Sí, devolvámoslo con un presente —dijeron todos—. Si quieren devolverlo, deben enviarlo con una ofrenda por la falta a fin de que se detenga la plaga. Si no se detiene sabremos que el \nd Señor\nd* no envió la plaga sobre nosotros. \p \v 4-5 ―¿Y qué expiación enviaremos? —preguntaron. \p Y les respondieron: \p ―Envíen figuras de oro de los tumores y de las ratas que están asolando la tierra. Cinco figuras de los tumores y cinco de las ratas por cada uno de ustedes y por los príncipes. Si envían este presente y luego honran al Dios de Israel, quizás él deje de asolarlos a ustedes, a su dios y a su tierra. \v 6 No sean soberbios ni rebeldes como el faraón y los egipcios. Ellos no quisieron dejar salir a Israel hasta que Dios los destruyó con plagas terribles. \v 7 Hagan, pues, un carro nuevo y consigan dos vacas que estén criando, vacas que no hayan sido enyugadas antes, y guarden sus becerros en el establo. \v 8 Coloquen el cofre del \nd Señor\nd* sobre el carro junto a la caja que contendrá los modelos de oro de las ratas y de los diviesos y luego dejen que las vacas vayan por el camino que quieran. \v 9 Si cruzan la frontera de nuestra tierra y entran en Bet Semes, que es territorio de ellos, sabremos que fue el \nd Señor\nd* quien envió este gran mal sobre nosotros; pero si no, si las vacas regresan a buscar a sus becerros, sabremos que la plaga fue simplemente una coincidencia y que no fue enviada por el \nd Señor\nd*. \p \v 10 Siguieron las instrucciones: dos vacas nuevas fueron uncidas al carro, y encerraron en el establo sus becerros. \v 11 Entonces colocaron el cofre del \nd Señor\nd* y la caja que contenía las ratas de oro y los diviesos de oro sobre el carro. \v 12 Las vacas tomaron el camino derecho hacia Bet Semes, y mugían mientras avanzaban; las autoridades filisteas las siguieron hasta la frontera misma de Bet Semes. \v 13 Los de Bet Semes, que cosechaban el trigo en el valle, cuando vieron el cofre, salieron gozosos a su encuentro. \p \v 14 El carro entró en el campo de un hombre llamado Josué y se detuvo junto a una gran roca. Entonces el pueblo partió la madera del carro para encender fuego, y mató las vacas y las sacrificó al \nd Señor\nd* como holocausto. \v 15 Varios hombres de la tribu de Leví levantaron el cofre y la caja que contenía las ofrendas de oro y los sacaron del carro y los pusieron sobre la roca. Aquel día los hombres de Bet Semes ofrecieron muchos holocaustos y sacrificios al \nd Señor\nd*. \p \v 16 Después que los cinco dirigentes filisteos observaron lo sucedido, regresaron a Ecrón aquel mismo día. \v 17 Las cinco figuras de tumores enviadas por los filisteos como expiación al \nd Señor\nd* eran presentes de los jefes de las ciudades principales: Asdod, Gaza, Ascalón, Gat y Ecrón. \v 18 Las ratas de oro fueron para aplacar al \nd Señor\nd* por las demás ciudades filisteas, fueran ciudades fortificadas o pueblos satélites controlados por las cinco capitales. Como prueba puede verse hasta hoy la gran roca de Bet Semes en el campo de Josué. \v 19 Pero el \nd Señor\nd* dio muerte a setenta hombres de Bet Semes porque se atrevieron a mirar dentro del cofre. Y el pueblo hizo duelo a causa de los muchos que el \nd Señor\nd* había matado. \v 20 «¿Quién puede estar delante del \nd Señor\nd* de este Dios Santo? —gritaban—. ¿A dónde podemos enviar el cofre desde aquí?». \v 21 Y enviaron mensajeros a los habitantes de Quiriat Yearín y les dijeron que los filisteos habían devuelto el cofre del \nd Señor\nd*. «Vengan y llévenselo» —les rogaron. \c 7 \p \v 1 Entonces fueron los hombres de Quiriat Yearín y se llevaron el cofre a la casa de Abinadab, situada en la colina. A Eleazar su hijo lo santificaron para que estuviera a cargo de ella. \s1 Samuel derrota a los filisteos en Mizpa \p \v 2 El cofre permaneció allí durante veinte años; Israel tuvo tristeza porque el \nd Señor\nd* aparentemente los había abandonado. \p \v 3 Entonces Samuel les dijo: «Si realmente quieren volver al \nd Señor\nd*, desháganse de los dioses extraños y de los ídolos de Astarté. Resuélvanse a obedecer y a adorar solamente al \nd Señor\nd*, y él los liberará de los filisteos». \p \v 4 Ellos destruyeron los ídolos de Baal y Astarté y adoraron solamente al \nd Señor\nd*. \v 5 Y Samuel les dijo: «Vengan a Mizpa, y yo oraré al \nd Señor\nd* por ustedes». \p \v 6 Cuando se reunieron allí, en una gran ceremonia sacaron agua del pozo y la derramaron delante del \nd Señor\nd*. También ayunaron todo el día como señal de tristeza por sus pecados. Y Samuel quedó establecido en Mizpa como juez de Israel. \p \v 7 Cuando los filisteos se enteraron de la gran concentración que había en Mizpa, sus príncipes se movilizaron contra ellos. Los israelitas sintieron un miedo horrible cuando supieron que los filisteos se acercaban. \v 8 «Ruega a nuestro Dios para que nos salve» —suplicaban a Samuel. \v 9 Samuel tomó un cordero que no había sido destetado aún y lo ofreció al \nd Señor\nd* como holocausto, y oró por el pueblo de Israel. Y el \nd Señor\nd* respondió. \p \v 10 Mientras Samuel estaba ofreciendo el holocausto, los filisteos llegaron para ofrecer batalla, pero el \nd Señor\nd* habló con voz de trueno desde el cielo y se confundieron, y los israelitas los derrotaron \v 11 y los persiguieron desde Mizpa hasta Bet Car, y los fueron matando a todos por el camino. \v 12 Samuel entonces tomó una piedra y la puso entre Mizpa y Sen y la llamó Ebenezer (Piedra de Ayuda) porque dijo: «Hasta aquí nos ha ayudado el \nd Señor\nd*». \p \v 13 Así los filisteos fueron subyugados y no volvieron a invadir Israel en aquella época, pues el \nd Señor\nd* estuvo contra ellos durante el resto de la vida de Samuel. \v 14 Las ciudades israelitas que estaban entre Ecrón y Gat y que habían sido conquistadas por los filisteos volvieron a ser de Israel, porque el ejército de Israel las rescató de sus raptores filisteos. Y hubo paz entre Israel y los amorreos en aquellos días. \p \v 15 Samuel siguió juzgando a Israel por el resto de su vida. \v 16 Cada año hacía un recorrido por Betel, Gilgal y Mizpa, juzgaba los casos que le eran presentados en cada una de estas ciudades y en todo el territorio que las circundaba. \v 17 Luego regresaba a Ramá; porque allí vivía y allí juzgaba a Israel. Y edificó un altar al \nd Señor\nd* en Ramá. \c 8 \s1 Los israelitas piden un rey \p \v 1 En su vejez Samuel se retiró y nombró jueces de Israel a sus hijos. \v 2 Joel, que era el primogénito, y Abías, que era el segundo, se establecieran como jueces en Berseba. \v 3 Pero no eran como su padre, porque eran codiciosos. Aceptaban sobornos y se corrompían en la administración de la justicia. \p \v 4 Entonces los jefes de Israel se reunieron en Ramá para discutir el asunto con Samuel. \v 5 Le dijeron que desde que se había retirado las cosas no eran iguales, porque sus hijos no andaban por buen camino. «Danos un rey como las demás naciones lo tienen» —le rogaron. \p \v 6 Esto puso a Samuel terriblemente molesto y fue a consultar al \nd Señor\nd*. \v 7 «Haz lo que te piden —respondió el \nd Señor\nd*—, porque no te están rechazando a ti sino a mí. Ellos no quieren que yo sea su rey. \v 8 Desde que los saqué de la tierra de Egipto, continuamente se han apartado de mí y han seguido a otros dioses. Ahora te dan a ti el mismo trato. \v 9 Complácelos, pero adviérteles lo que significará tener un rey». \p \v 10 Samuel le comunicó al pueblo lo que el \nd Señor\nd* le había dicho: \p \v 11 ―Si insisten en tener un rey, sepan lo que les espera; a algunos de los hijos de ustedes los tomará y los destinará a sus carros y a su caballería para que salgan delante de él a la guerra; \v 12 a otros los hará oficiales del ejército, y a otros los obligará a labrar los campos reales, a segar sus cosechas sin recibir pago, y a hacer armas y equipo bélico para sus carros. \v 13 Tomará las hijas de ustedes y las obligará a cocinar y a hacer perfumes para él. \v 14 Tomará lo mejor de los campos, viñedos y olivares, y lo dará a sus amigos. \v 15 Tomará la décima parte de la cosecha y la dará a sus funcionarios y cortesanos. \v 16 Exigirá que le proporcionen esclavos y los mejores animales para su uso personal. \v 17 Exigirá la décima parte del ganado y ustedes mismos serán sus esclavos. \v 18 Cuando llegue ese día, ustedes derramarán amargas lágrimas a causa del rey que piden hoy, pero el \nd Señor\nd* no les ayudará. \p \v 19 Con todo, el pueblo no quiso oír la advertencia de Samuel. \p ―De todos modos, queremos un rey —le dijeron—. \v 20 Queremos ser como las demás naciones que nos rodean. Él nos gobernará y nos conducirá a la batalla. \p \v 21 Samuel le comunicó al \nd Señor\nd* lo que el pueblo había decidido, \v 22 y el \nd Señor\nd* contestó: \p ―Haz lo que ellos dicen y dales un rey. \p Samuel, pues, les dio la respuesta afirmativa y los envió a sus casas. \c 9 \s1 Samuel unge a Saúl \p \v 1 Quis era un hombre rico e influyente de la tribu de Benjamín. Era hijo de Abiel, nieto de Zeror, bisnieto de Becorat y tataranieto de Afía. \v 2 Su hijo Saúl era el hombre más gallardo de Israel. Era más alto que todos los demás varones de Israel y los sobrepasaba desde los hombros hacia arriba. \p \v 3 Un día algunas burras de Quis se extraviaron, y este envió a Saúl y a un criado para que las buscaran. \v 4 Recorrieron la región montañosa de Efraín, la tierra de Salisá, el área de Salín y toda la tierra de Benjamín, pero no las pudieron encontrar en ningún lugar. \v 5 Finalmente, después de buscar en la tierra de Zuf, Saúl le dijo a su criado: \p ―Regresemos a casa, porque ahora mi padre debe estar más preocupado por nosotros que por las burras. \p \v 6 Pero el criado le dijo: \p ―Acaba de ocurrírseme una idea. Hay un profeta que vive en esta ciudad. Él es muy respetado por todos sus habitantes, porque todo lo que dice ocurre. Vamos, busquémoslo y quizás él pueda decirnos dónde están las burras. \p \v 7 ―Pero no tenemos con qué pagarle —replicó Saúl—. Aun nuestro alimento se ha acabado y no tenemos nada que darle. \p \v 8 ―Bueno —dijo el criado—, yo tengo tres gramos de plata. Por lo menos podemos ofrecérselo y ver qué ocurre. \p \v 9-11 ―Bien —aprobó Saúl—, vayamos y probemos. \p Fueron entonces a la ciudad donde vivía el profeta. Mientras subían la colina hacia la ciudad, vieron a algunas jóvenes que salían a sacar agua y les preguntaron si sabían donde vivía el vidente: En aquellos días los profetas eran llamados videntes. «Vamos y preguntemos al vidente», decía la gente en vez de decir «vamos y preguntémosle al profeta». \p \v 12 ―Sí —respondieron—, sigue este camino. Acaba de llegar de un viaje y va a tomar parte en un sacrificio público en el lugar alto. \v 13 Si se dan prisa lo encontrarán antes que salga. Pero apúrense, porque el pueblo no comerá antes que él llegue. Él es el que ha de bendecir el sacrificio antes del banquete. \p \v 14 Entraron en la ciudad y apenas habían cruzado las puertas, vieron a Samuel que salía para ir hacia el lugar. \v 15 El \nd Señor\nd* le había dicho a Samuel el día anterior: \v 16 «A esta hora, mañana, enviaré a un hombre de la tierra de Benjamín. Lo ungirás rey de mi pueblo. Él los salvará de los filisteos, pues he oído el clamor de mi pueblo». \p \v 17 Cuando Samuel vio a Saúl, el \nd Señor\nd* le dijo: «Este es el hombre del que te hablé: él gobernará a mi pueblo». \p \v 18 Saúl se acercó a Samuel y le preguntó: \p ―¿Puedes decirme dónde está la casa del vidente? \p \v 19 ―Yo soy el vidente —respondió Samuel—, sube al lugar alto delante de mí y comeremos juntos. En la mañana te diré lo que quieres saber y te enviaré de regreso por tu camino. \v 20 Y no te preocupes acerca de las burras que se perdieron hace tres días, porque ya las han encontrado. Además, los más preciosos deseos de Israel se cumplirán por medio de ti y de tu familia. \p \v 21 ―Perdóneme, señor —respondió Saúl—. Yo soy de la tribu de Benjamín, la menor de las tribus de Israel, y mi familia es la menos importante de todas las familias de mi tribu. Debe de haberse equivocado de hombre. \p \v 22 Samuel llevó a Saúl y a su criado, los hizo entrar en el comedor y los puso a la cabecera de la mesa, con lo que les daba el lugar de honor sobre los treinta invitados especiales. \v 23 Samuel dio orden al cocinero de que le sirviera a Saúl la mejor parte de la carne, la porción que él mismo le había entregado para el huésped de honor. \v 24 Y el cocinero trajo la espaldilla y la pierna y las puso delante de Saúl. \p ―Vamos, come —dijo Samuel—, porque esta parte la tenía reservada para ti, aun antes de que invitara a los demás. \p Saúl comió con Samuel. \v 25 Después de la fiesta, cuando regresaron a la ciudad, Samuel llevó a Saúl a la terraza, donde conversó con él. \v 26 Al despuntar el alba a la mañana siguiente, Samuel lo llamó: \p ―Levántate, es hora de que te marches. \p Saúl se levantó y Samuel lo acompañó hasta las puertas de la ciudad. \v 27 Cuando llegaron a las murallas, Samuel le dijo a Saúl que enviara adelante a su criado. Entonces le dijo: \p ―He recibido un mensaje del \nd Señor\nd* especialmente dirigido a ti. \c 10 \p \v 1 Entonces Samuel tomó una redoma de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl, lo besó en la mejilla y le dijo: \p ―Hago esto porque el \nd Señor\nd* te ha señalado para que seas el rey de su pueblo, de Israel. \v 2 Cuando te hayas ido de aquí, verás a dos hombres junto a la tumba de Raquel en Selsa, en la tierra de Benjamín. Ellos te dirán que ya aparecieron las burras y que tu padre está preocupado por ti y no cesa de preguntar: “¿Cómo podré encontrar a mi hijo?”. \p \v 3 »De allí ve a la encina de Tabor, donde verás a tres hombres que vienen hacia ti y que van a adorar a Dios en el altar de Betel. Uno de ellos llevará tres cabritos, otro llevará tres panes, y el tercero un odre de vino. \v 4 Hablarán contigo y te ofrecerán los dos panes, y tú los aceptarás. \p \v 5 »Después de eso llevarás a Guibeá Elohim (Monte de Dios), donde está la guarnición de los filisteos. Allí encontrarás a un grupo de profetas que descienden de la colina tocando el salterio, el pandero, la flauta y el arpa, y que profetizan mientras caminan. \v 6 En ese momento el Espíritu del \nd Señor\nd* descenderá repentinamente sobre ti y tú profetizarás con ellos y sentirás y actuarás como una persona diferente. \v 7 Desde ese momento tendrás que tomar decisiones basadas en lo que te parezca mejor según las circunstancias, porque el \nd Señor\nd* estará contigo. \p \v 8 »Ve a Gilgal y espérame allí siete días, porque yo descenderé a presentar holocaustos y ofrendas de paz. Yo te daré nuevas instrucciones cuando llegue. \s1 Saúl es proclamado rey \p \v 9 Cuando Saúl se despidió y emprendió el camino, Dios le cambió la vida, y todas las profecías de Samuel se cumplieron aquel día. \v 10 Al llegar Saúl y su criado al monte de Dios, vieron a los profetas que descendían hacia ellos y el Espíritu de Dios descendió sobre Saúl y él también comenzó a profetizar. \p \v 11 Cuando sus amigos lo supieron, dijeron: \p ―¡Cómo! ¿Saúl entre los profetas? \p \v 12 Y uno de los vecinos agregó: \p ―¿Con un padre como este? \p Así se originó el proverbio: «¿Saúl también entre los profetas?». \p \v 13 Cuando Saúl acabó de profetizar, subió a la colina ante el altar. \p \v 14 ―¿Dónde estuvieron? —le preguntó un tío. \p Y Saúl respondió: \p ―Fuimos a buscar las burras y no pudimos encontrarlas. Entonces fuimos a preguntarle al profeta Samuel dónde estaban. \p \v 15 ―¿Y qué dijo? —le preguntó su tío. \p \v 16 ―Dijo que las burras ya habían sido halladas —contestó Saúl, pero no le contó que había sido ungido rey. \p \v 17 Samuel convocó a todo Israel en Mizpa \v 18 y le dio este mensaje de Dios: \p «Yo los saqué de Egipto y los rescaté de los egipcios y de las naciones que los oprimían. \v 19 Pero aunque he hecho tanto por ustedes, ustedes me han rechazado y han dicho: “Queremos un rey”. Ahora pues, preséntense delante del \nd Señor\nd* por tribus y por clanes». \p \v 20 Samuel hizo que se acercaran todos los jefes de tribus delante del \nd Señor\nd*, y de entre todas fue escogida por sorteo la tribu de Benjamín. \v 21 Entonces hizo que cada familia de la tribu de Benjamín se presentara delante del \nd Señor\nd* y fue escogida la familia de los matritas. Finalmente, por sorteo fue seleccionado Saúl, hijo de Quis. Pero cuando lo buscaron, no lo encontraron. \v 22 Le preguntaron al \nd Señor\nd*: \p ―¿Dónde está? ¿Está entre nosotros? \p Y el \nd Señor\nd* respondió: \p ―Está escondido entre el bagaje. \p \v 23 Entonces lo encontraron y lo sacaron, y de pie sobresalía desde los hombros hacia arriba por sobre todos los demás. \p \v 24 ―Este es el hombre que el \nd Señor\nd* ha escogido para que sea rey —dijo Samuel al pueblo—. No hay otro como él en todo Israel. \p Y todo el pueblo lo aclamó: \p ―¡Viva el rey! \p \v 25 Samuel le dijo al pueblo nuevamente cuáles eran los derechos y los deberes del rey. Los escribió en un libro y los depositó delante del \nd Señor\nd*. Después Samuel los despidió. \p \v 26 Cuando Saúl regresó a su casa en Guibeá se unió a él un grupo de hombres de guerra cuyos corazones Dios había tocado para que fueran compañeros suyos. Sin embargo, hubo algunos malvados que dijeron: \p ―¿Cómo puede este hombre salvarnos? \p \v 27 Y lo despreciaron y se negaron a ofrecerle presentes. Pero Saúl los ignoró. \c 11 \s1 Saúl libera la ciudad de Jabés \p \v 1 Poco después Najás condujo el ejército de los amonitas contra la ciudad israelita de Jabés de Galaad. Pero los habitantes de Jabés le suplicaron la paz. \p ―Pon las condiciones y te serviremos —le propusieron. \p \v 2 ―Bien —contestó Najás—, pero con una condición: le sacaré el ojo derecho a cada uno de ustedes como una afrenta para Israel. \p \v 3 ―Danos siete días para ver si podemos obtener ayuda —respondieron los ancianos de Jabés—. Si ninguno de nuestros hermanos viene a ayudarnos, aceptaremos tus condiciones. \p \v 4 Cuando los mensajeros llegaron a Guibeá, ciudad de Saúl, y contaron lo que ocurría, todos se pusieron a llorar. \p \v 5 Saúl estaba arando en el campo, y cuando regresó al pueblo preguntó: «¿Qué pasa? ¿Por qué están llorando?». \p Al enterarse de lo que habían mandado a decir los de Jabés, \v 6 el Espíritu de Dios vino poderosamente sobre Saúl, y se enojó mucho. \v 7 Tomó dos bueyes, los cortó en pedazos, y los envió por todo Israel con este mensaje: «Esto es lo que le ocurrirá a los bueyes de cada uno que se niegue a seguir a Saúl y a Samuel a la batalla». \p Y Dios hizo que el pueblo sintiera temor por la ira de Saúl, y acudieron como un solo hombre. \v 8 Él los contó en Bézec y vio que eran trescientos mil, además de treinta mil que vinieron de Judá. \v 9 Entonces envió los mensajeros de regreso a Jabés de Galaad para que dijeran: «Los rescataremos antes de mañana al mediodía». \p ¡Hubo gran alegría en toda la ciudad cuando llegó aquel mensaje! \v 10 Y los de Jabés mandaron a decir a sus enemigos: «Nos rendiremos. Mañana saldremos y podrán hacer con nosotros lo que quieran». \p \v 11 Al día siguiente, muy temprano, Saúl llegó. Tras dividir al ejército en tres columnas, lanzó un ataque sorpresivo sobre los amonitas y durante toda la mañana estuvo diezmando al enemigo. La persecución fue tan tenaz, que no quedaron juntos ni siquiera dos. \s1 Saúl es confirmado como rey \p \v 12 El pueblo le dijo a Samuel: \p ―¿Dónde están los que decían que Saúl no podría ser nuestro rey? Tráiganlos y los mataremos. \p \v 13 Pero Saúl respondió: \p ―Nadie será ejecutado hoy, porque el \nd Señor\nd* ha salvado a Israel. \p \v 14 Y Samuel le dijo al pueblo: \p ―Vengan, vamos a Gilgal y confirmemos a Saúl como rey. \p \v 15 En Gilgal, en una ceremonia solemne delante del \nd Señor\nd*, coronaron rey a Saúl, y ofrecieron sacrificios de paz al \nd Señor\nd*. Saúl y todo Israel estaban llenos de felicidad. \c 12 \s1 Discurso de despedida de Samuel \p \v 1 Samuel habló al pueblo: \p ―Bien, ya los he complacido: Les he dado un rey, \v 2 mis hijos son parte del pueblo, y yo ya estoy viejo y lleno de canas y los he estado sirviendo desde que era un niño. \v 3 Ahora, díganme mientras estoy delante del \nd Señor\nd* y delante de su ungido: ¿He robado a alguien un buey o un burro? ¿He defraudado alguna vez a alguno de ustedes? ¿Los he oprimido alguna vez? ¿He recibido soborno de alguien? Díganmelo y rectificaré todo lo malo que haya hecho. \p \v 4 ―No —contestaron—, jamás has defraudado ni oprimido a nadie y jamás has recibido soborno. \p \v 5 ―El \nd Señor\nd* y el rey que ha ungido son mis testigos —declaró Samuel— de que no pueden acusarme de haberles robado. \p ―Sí, son testigos —contestaron. \p \v 6 ―Fue el \nd Señor\nd* quien designó a Moisés y a Aarón y sacó de Egipto a nuestros antepasados —continuó Samuel—. \v 7 Ahora, permanezcan de pie delante del \nd Señor\nd* mientras les hago un recuento de los beneficios que él nos ha hecho a nosotros y a nuestros antepasados, y de lo mal que le hemos respondido: \p \v 8 »Después de que Jacob entró a Egipto, los israelitas clamaron al \nd Señor\nd*, él envió a Moisés y a Aarón para que los introdujeran en esta tierra. \v 9 Pero pronto se olvidaron del \nd Señor\nd* su Dios, y él los entregó en manos de Sísara, general del ejército de Jabín, rey de Jazor, y en manos de los filisteos y del rey de Moab. \v 10 Ellos clamaron al \nd Señor\nd* nuevamente y confesaron que habían pecado apartándose de él y adorando a Baal y a Astarté. Y suplicaron: “Solamente a ti te adoraremos si nos salvas de nuestros enemigos”. \v 11 Y el \nd Señor\nd* envió a Gedeón, Barac, Jefté y Samuel para que los salvaran y ustedes vivieran seguros. \p \v 12 »Cuando tuvieron miedo de Najás, rey de Amón, vinieron y me dijeron que deseaban que un rey los gobernara. Pero el \nd Señor\nd* nuestro Dios era nuestro rey, porque él siempre lo había sido. \v 13 Bien, este es el rey que ustedes pidieron. Mírenlo. El \nd Señor\nd* les ha contestado su petición. \v 14 Ahora, si temen al \nd Señor\nd* y lo adoran y prestan atención a todos sus mandamientos, y si ustedes y el rey siguen fieles a su Dios, todo irá bien. \v 15 Pero si se rebelan contra los mandamientos del \nd Señor\nd*, su mano caerá pesadamente sobre ustedes como ocurrió con sus antepasados. \p \v 16 »Ahora fíjense en la maravilla que el \nd Señor\nd* va a realizar. \v 17 Ustedes saben que no suele llover durante la cosecha del trigo. Oraré que el \nd Señor\nd* envíe truenos y lluvia hoy, para que comprendan el mal que han cometido al pedir un rey. \p \v 18 Entonces Samuel invocó al \nd Señor\nd*, y él envió truenos y lluvia. Y el pueblo sintió mucho temor del \nd Señor\nd* y de Samuel. \p \v 19 ―Ora para que no muramos —lloraron delante de Samuel—, porque ahora hemos añadido a todos nuestros pecados el de pedir un rey. \p \v 20 ―No teman —los animó Samuel—. Ciertamente han hecho mal, pero al menos no desistan de seguir al \nd Señor\nd* y sírvanle con todo el corazón. \v 21 Los otros dioses no los pueden ayudar porque son falsos. \v 22 El \nd Señor\nd* no abandonará a su pueblo escogido, porque ello deshonraría su gran nombre. Él los ha hecho una nación especial simplemente porque él lo ha querido. \v 23 En cuanto a mí, lejos esté de mí el pecar contra el \nd Señor\nd* dejando de orar por ustedes. Yo les seguiré enseñando lo que es bueno y correcto. \v 24 Confíen en él y adórenlo con sinceridad. Piensen en las grandes cosas que ha hecho por ustedes. \v 25 Pero si siguen pecando, ustedes y el rey serán destruidos. \c 13 \s1 Samuel reprende a Saúl \p \v 1 Saúl había reinado ya un año. En el segundo año de su reinado \v 2 seleccionó a tres mil soldados especiales y llevó a dos mil de ellos a Micmás y a la región montañosa de Betel, mientras los otros mil quedaban con Jonatán, su hijo, en Guibeá en la tierra de Benjamín. Envió el resto del ejército a sus casas. \v 3 Entonces Jonatán atacó y destruyó la guarnición filistea que estaba en Guibeá. La noticia corrió rápidamente entre los filisteos, y Saúl convocó a todo Israel a las armas. \v 4 Anunció que había destruido una guarnición de los filisteos y se corrió la noticia que los israelitas se habían hecho detestables delante de los filisteos. Todo el ejército israelita se movilizó y se reunió en Gilgal. \v 5 Los filisteos reclutaron un poderoso ejército de tres mil carros, seis mil jinetes y tantos soldados como arena hay en la playa, y acamparon en Micmás al este de Bet Avén. \p \v 6 Cuando los israelitas vieron la gran cantidad de soldados enemigos, perdieron todo su valor y trataron de esconderse en cuevas, en fosos, en peñascos, en excavaciones y en cisternas. \v 7 También algunos cruzaron el río Jordán y huyeron a la tierra de Galaad. Mientras tanto, Saúl se quedó en Gilgal, y los que estaban con él temblaban de miedo ante lo que les esperaba. \v 8 Samuel le había dicho a Saúl que esperara siete días hasta su llegada, pero como todavía no llegaba y los soldados estaban desertando rápidamente, \v 9 decidió ofrecer un holocausto y una ofrenda de paz él mismo. \v 10 Pero cuando estaba terminando llegó Samuel. Saúl salió a encontrarlo y darle la bienvenida, \v 11 pero Samuel le dijo: \p ―¿Qué es lo que has hecho? \p ―Bueno —respondió Saúl—, cuando vi que mis hombres estaban desertando y que tú no llegabas en el tiempo que dijiste, y que los filisteos estaban en Micmás listos para la batalla, \v 12 me dije: “Los filisteos están listos para atacarnos y no hemos pedido la ayuda del \nd Señor\nd*”. Entonces ofrecí el holocausto sin esperar tu llegada. \p \v 13 ―Has actuado locamente —exclamó Samuel—. Has desobedecido el mandamiento del \nd Señor\nd* tu Dios. Él quería hacer de ti y de tus descendientes reyes de Israel para siempre, \v 14 pero ahora tu reino no perdurará. El \nd Señor\nd* quiere un hombre que le obedezca. Por eso ha buscado a un varón conforme a su corazón y lo ha designado para que sea rey de este pueblo. Y todo porque no has obedecido el mandamiento del \nd Señor\nd*. \p \v 15 Sin más, Samuel se fue de Gilgal a Guibeá de Benjamín. \s1 Jonatán ataca a los filisteos \p Cuando Saúl contó los soldados que aún estaban con él, encontró que eran sólo seiscientos. \v 16 Saúl y Jonatán, y estos seiscientos hombres, pusieron su campamento en Guibeá de Benjamín, pero los filisteos se quedaron en Micmás. \v 17 Tres compañías de merodeo salieron del campamento filisteo: una fue hacia Ofra en la tierra de Súal, \v 18 otra fue a Bet Jorón, y la tercera se dirigió hacia las alturas que dominan el valle de Zeboyín, hacia el desierto. \p \v 19 En aquellos días no había herreros en todo Israel, porque los filisteos no se lo permitían por temor de que los hebreos se hicieran espadas y lanzas. \v 20 Cuando los israelitas necesitaban afilar los arados, los discos, las hachas o las hoces, tenían que llevarlas a un herrero filisteo. \v 21 Esto era lo que se cobraba: por afilar la punta de un arado, ocho gramos de plata; por los azadones, ocho gramos de plata; por las hachas o las hoces, cuatro gramos de plata; y por componer las aguijadas, cuatro gramos de plata. \p \v 22 En todo el ejército de Israel no había una sola espada ni una lanza, salvo las de Saúl y Jonatán. \p \v 23 Mientras tanto, el paso hacia Micmás había sido tomado por un contingente del ejército filisteo. \c 14 \p \v 1 Un día más tarde el príncipe Jonatán le dijo a su escudero: «Vamos, crucemos el valle hasta la guarnición de los filisteos». \p Pero no le avisó a su padre que salía. \v 2 Saúl y sus seiscientos hombres estaban acampados en las afueras de Guibeá debajo de un granado que hay en Migrón. \v 3 Entre sus hombres estaba Abías el sacerdote, hijo de Ajitob, hermano de Icabod; Ajitob era hijo de Finés y bisnieto de Elí, sacerdote del \nd Señor\nd* en Siló, que portaba el efod. Nadie se dio cuenta de que Jonatán había salido. \p \v 4 Para llegar a la guarnición filistea, Jonatán tuvo que ir por un estrecho paso que estaba entre dos riscos conocidos como Bosés y Sene. \v 5 El risco del norte estaba frente a Micmás y el del sur frente a Guibeá. \p \v 6 ―Vamos a donde están esos paganos —dijo Jonatán a su escudero—. Quizás el \nd Señor\nd* haga algo por medio nuestro. Para él no hay diferencia en salvar con muchos o con pocos. \p \v 7 ―Bien —contestó el joven—. Haz lo que creas conveniente. Cuenta conmigo en cualquier cosa que decidas hacer. \p \v 8 ―¡Estupendo! Esto es lo que haremos —le respondió Jonatán—. \v 9 Cuando ellos nos vean, si nos dicen: “¡Quietos, no se muevan!”, nos detendremos y los esperaremos. \v 10 Pero si dicen: “Vengan y peleen”, eso haremos. Porque esa será la señal de Dios de que él nos ayudará a derrotarlos. \p \v 11 Cuando los filisteos los vieron acercarse, gritaron: \p ―Los israelitas están saliendo de sus cuevas. \p \v 12 Entonces le gritaron a Jonatán y a su escudero: \p ―Vengan acá pues queremos decirles algo. \p ―Ven, sígueme —dijo Jonatán a su escudero—, porque el \nd Señor\nd* nos ayudará a derrotarlos. \p \v 13 Subieron afirmándose con las manos y rodillas. Y a los filisteos que caían delante de Jonatán, el escudero los remataba. \v 14 Murieron en total veinte hombres en ese primer ataque, y sus cuerpos quedaron esparcidos en un espacio como de la mitad de un surco. \s1 Israel derrota a los filisteos \p \v 15 Repentinamente cundió el pánico en todo el campamento filisteo, tanto los que estaban acampados como los que estaban en el campo abierto. Para colmo, hubo un gran terremoto que aumentó el terror. \v 16 Los centinelas de Saúl en Guibeá vieron como la muchedumbre filistea comenzó a esparcirse de forma confusa en todas direcciones. \p \v 17 «Averígüenme quién no está aquí» —ordenó Saúl. \p Al pasar lista descubrieron que Jonatán y su escudero no estaban. \p \v 18 «Trae acá el cofre de Dios» —ordenó Saúl a Abías, porque el cofre estaba entre el pueblo de Israel en aquel tiempo. \p \v 19 Pero mientras Saúl le hablaba al sacerdote, el griterío y el tumulto entre los filisteos se hicieron aún más grandes. «Deja, ya no lo traigas» —le dijo Saúl. \p \v 20 Entonces Saúl y sus seiscientos hombres salieron a la batalla y encontraron que los filisteos se estaban matando unos a otros, pues había una terrible confusión en todas partes. \v 21 Y los hebreos que se habían unido a los filisteos se rebelaron y se unieron a los israelitas capitaneados por Saúl y Jonatán. \v 22 Finalmente, los israelitas que estaban ocultos en las colinas se unieron en la persecución cuando vieron que los filisteos huían. \v 23 De esta manera el \nd Señor\nd* salvó a Israel aquel día y la batalla continuó hasta más allá de Bet Avén. \s1 El juramento de Saúl \p \v 24 Aquel día Saúl había declarado: «Caiga una maldición sobre cualquiera que coma algo antes de la tarde, antes que yo haya completado la venganza sobre mis enemigos». \p \v 25 Nadie comió aquel día aun cuando encontraron panales de abejas en el bosque, \v 26 porque todos tuvieron miedo de la maldición de Saúl. \v 27 Sin embargo, Jonatán, que no había oído la orden de su padre, sacó miel de un panal con un palo, y cuando terminó de comerla se sintió con más fuerzas. \v 28 Entonces alguien le dijo que su padre había lanzado una maldición sobre todo aquel que comiera aquel día, y a causa de eso todos estaban cansados y débiles. \p \v 29 «¡A quién se le ocurre! —exclamó Jonatán—. Un mandamiento de este tipo solamente nos perjudica. Me siento mejor ahora que he comido este poco de miel. \v 30 Si el pueblo hubiera podido comer el alimento hallado entre nuestros enemigos, quién sabe cuanto mayor daño hubiéramos hecho a los filisteos». \p \v 31 Sin embargo, hambrientos como estaban, persiguieron y mataron a los filisteos desde Micmás hasta Ayalón, debilitándose cada vez más. \v 32 Y aquella tarde se lanzaron sobre los despojos de la batalla y mataron ovejas, bueyes y cabritos y comieron carne sin desangrar. \v 33 Alguien le dijo a Saúl lo que estaba ocurriendo, y que el pueblo pecaba contra el \nd Señor\nd* comiendo sangre. \p ―Es una ofensa contra el \nd Señor\nd* —dijo Saúl—. Tráiganme acá una piedra grande, \v 34 y vayan a decir al pueblo que traigan bueyes y ovejas para degollarlos y derramar su sangre aquí, a fin de que no pequen contra el \nd Señor\nd* comiendo carne sin desangrar. \p Y así lo hicieron al caer la noche. \v 35 Y Saúl edificó un altar al \nd Señor\nd*, el primero que levantaba. \v 36 Después dijo: \p ―Sigamos a los filisteos toda la noche y destruyámoslos hasta que no quede ninguno. \p ―Haz lo que creas más conveniente —contestaron sus hombres. Pero el sacerdote dijo: \p ―Preguntémosle primero al \nd Señor\nd*. \v 37 Saúl consultó a Dios: \p ―¿Iremos tras los filisteos? ¿Nos ayudarás a derrotarlos? \p Pero esta vez el \nd Señor\nd* no respondió. \v 38 Entonces Saúl les dijo a sus generales: \p ―Algo anda mal. Debemos descubrir qué pecado se ha cometido hoy. \v 39 Juro por el nombre del \nd Señor\nd* que salvó a Israel, que aunque el pecador sea mi hijo Jonatán, morirá. \p Nadie de la tropa le contestó. \p \v 40 ―Jonatán y yo nos situaremos de un lado —dijo Saúl— y ustedes al otro lado. \p El pueblo aceptó, \v 41 y Saúl añadió: \p ―Oh \nd Señor\nd* Dios de Israel, ¿por qué no has respondido a mis preguntas? ¿Somos Jonatán y yo los culpables, o el pecado está en los demás? Oh \nd Señor\nd* Dios, muéstranos quién es el culpable. \p Y fueron señalados Jonatán y Saúl como culpables, y el pueblo fue declarado inocente. \v 42 Saúl dijo: \p ―Ahora echemos suertes entre Jonatán y yo. \p Jonatán fue señalado culpable. \p \v 43 ―Dime, ¿qué has hecho? —preguntó Saúl a Jonatán. \p ―Comí miel —reconoció Jonatán—. Pero fue sólo un poco que saqué con la punta de un palo. ¿Debo morir? \p \v 44 ―Sí, Jonatán —dijo Saúl—, deberás morir. Que Dios me mate si no eres ejecutado por esto. \p \v 45 Pero los soldados se opusieron: \p ―¿Jonatán, que salvó hoy a Israel, morirá? ¡De ninguna manera! Juramos por el \nd Señor\nd* que ni un cabello de su cabeza será tocado, porque él ha obrado al lado de Dios hoy día. \p Así el pueblo salvó a Jonatán de la muerte. \p \v 46 Luego Saúl no fue en persecución de los filisteos y estos regresaron a su tierra. \v 47 Y como estaba firmemente establecido como rey de Israel, peleó contra todos los pueblos de su entorno: contra Moab, Amón, Edom, los reyes de Sobá y los filisteos. \p Adondequiera que iba, triunfaba. \v 48 Hizo grandes cosas. Venció a los amalecitas, y salvó a Israel de todos los que habían sido sus opresores. \s1 La familia de Saúl \p \v 49 Saúl tuvo tres hijos, Jonatán, Isví y Malquisúa; y dos hijas, Merab, la mayor, y Mical. \v 50-51 La esposa de Saúl se llamaba Ajinoán, hija de Ajimaz. El jefe de su ejército era su primo Abner, hijo de Ner, tío de Saúl. Ner y Quis, el padre de Saúl, eran hermanos. Ambos eran hijos de Abiel. \p \v 52 Los israelitas pelearon constantemente con los filisteos durante la vida de Saúl. Y cada vez que Saúl encontraba a un joven valiente y fuerte lo unía a su ejército. \c 15 \s1 El \nd Señor\nd* rechaza a Saúl \p \v 1 Un día Samuel le dijo a Saúl: «Te coroné rey de Israel porque el \nd Señor\nd* me lo ordenó. Escucha lo que él quiere ahora. \v 2 Este es su mandamiento: “He decidido ajustar cuentas con Amalec por no permitir que mi pueblo pasara por su territorio cuando Israel salió de Egipto. \v 3 Ve y destruye completamente a Amalec: hombres, mujeres, bebés, niños, bueyes, ovejas, camellos y burros”». \p \v 4 Entonces Saúl movilizó su ejército en Telayin. Había doscientos mil de a pie, aparte de los diez mil hombres de Judá. \v 5 Se dirigieron a la capital de los amalecitas y pusieron una emboscada en el valle. \v 6 Saúl mandó un mensaje a los ceneos diciéndoles que se retiraran de entre los amalecitas o morirían con ellos. \p «Porque ustedes fueron buenos con el pueblo de Israel cuando salió de Egipto», les dijo. \p Los ceneos, tomando sus cosas, salieron de allí. \p \v 7 Luego Saúl destruyó a los amalecitas desde Javilá a todo lo largo del camino hasta Sur, al este de Egipto. \v 8 Capturó vivo a Agag, rey de los amalecitas, pero mató a todo el resto de la población. \v 9 Sin embargo, Saúl y sus hombres conservaron lo mejor de las ovejas y de las vacas, los mejores corderos y, en suma, todo lo que les pareció bueno. Destruyeron solamente lo que era de poco valor o de mala calidad. \p \v 10 Entonces el \nd Señor\nd* le dijo a Samuel: \v 11 «Lamento haber hecho rey a Saúl porque nuevamente me ha desobedecido». \p Samuel se apesadumbró cuando oyó lo que el \nd Señor\nd* le dijo, tanto, que lloró delante de Dios toda aquella noche. \v 12 Al día siguiente, de madrugada, salió a buscar a Saúl. Alguien le dijo que había ido al monte Carmelo a edificar un monumento para sí, y que luego se había ido a Gilgal. \p \v 13 Cuando Samuel finalmente lo encontró, Saúl lo saludó con alegría. \p ―El \nd Señor\nd* te bendiga —le dijo—. Bien he cumplido con el mandamiento del \nd Señor\nd*. \p \v 14 ―Entonces, ¿qué son esos balidos de ovejas y mugidos de bueyes que oigo? —preguntó Samuel. \p \v 15 ―Bueno, sí. El ejército reservó lo mejor de las ovejas y de las vacas, pero van a sacrificarlo al \nd Señor\nd* tu Dios, y hemos destruido todo lo demás. \p \v 16 Y Samuel le dijo a Saúl: \p ―Un momento. Escucha lo que el \nd Señor\nd* me dijo anoche. \p ―¿Qué te dijo? —preguntó Saúl. \p \v 17 Samuel le dijo: \p ―Aun cuando tú mismo pensabas que eras poca cosa, el \nd Señor\nd* te ungió rey de Israel. \v 18 Él te envió un mensaje y te dijo: “Ve y destruye completamente a los pecadores, a los amalecitas, hasta que todos hayan muerto”. \v 19 ¿Por qué no obedeciste al \nd Señor\nd*? ¿Por qué te apresuraste a tomar botín y a hacer exactamente lo que el \nd Señor\nd* te prohibió que hicieras? \p \v 20 ―Pero yo he obedecido al \nd Señor\nd*. Fui a donde me mandó. Traje prisionero al rey Agag, y maté a todos los demás. \v 21 Sólo que los soldados han tomado lo mejor de las ovejas, y de las vacas y del botín para ofrecerlo al \nd Señor\nd*. \p \v 22 Samuel respondió: \p ―¿Se complace el \nd Señor\nd* tanto en los holocaustos y sacrificios como en que se obedezcan sus palabras? La obediencia es mucho mejor que los sacrificios. Él prefiere que le obedezcas a que le ofrezcas la gordura de los carneros. \v 23 Porque la rebelión es tan mala como el pecado de hechicería, y la soberbia es tan mala como la idolatría. Y ahora, por cuanto has rechazado la palabra del \nd Señor\nd*, él te ha rechazado como rey. \p \v 24 ―He pecado —reconoció finalmente Saúl—. Sí, he desobedecido tus instrucciones y el mandamiento del \nd Señor\nd*. Le tuve miedo al pueblo y les dejé hacer lo que quisieron. \v 25 Perdona mi pecado, y ven conmigo a adorar al \nd Señor\nd*. \p \v 26 Pero Samuel replicó: \p ―No regresaré contigo. Por cuanto has rechazado el mandamiento del \nd Señor\nd*, él te ha rechazado como rey de Israel. \p \v 27 Cuando Samuel dio media vuelta para irse, Saúl lo tomó del manto para que regresara y se lo rasgó. \p \v 28 Samuel le dijo: \p ―¿Ves? El \nd Señor\nd* ha rasgado de ti el reino de Israel hoy, y se lo ha dado a un prójimo tuyo que es mejor que tú. \v 29 Y el \nd Señor\nd*, que es la Gloria de Israel, no miente, ni cambia de parecer, porque no es como los hombres. \p \v 30 ―He pecado —insistió Saúl—. Pero, por lo menos, hónrame delante de los jefes y delante del pueblo yendo conmigo a adorar al \nd Señor\nd* tu Dios. \p \v 31 Finalmente Samuel aceptó y le acompañó, y Saúl rindió culto al \nd Señor\nd*. \v 32 Luego dijo: \p ―Trae al rey Agag: \p Agag llegó sonriente, porque pensaba: «Seguramente ya ha pasado lo peor». \v 33 Pero Samuel le dijo: \p ―Puesto que tu espada dejó a muchas madres sin hijos, ahora tu madre quedará sin su hijo. \p Y Samuel lo descuartizó delante del \nd Señor\nd* en Gilgal. \v 34 Entonces Samuel regresó a Ramá y Saúl a Guibeá. \v 35 Samuel no volvió a ver a Saúl, pero lloraba continuamente por él, porque el \nd Señor\nd* se había arrepentido de haber hecho a Saúl rey de Israel. \c 16 \s1 Samuel unge a David \p \v 1 Finalmente el \nd Señor\nd* le dijo a Samuel: \p ―Basta ya de llorar a Saúl, porque lo he rechazado como rey de Israel. Toma un cuerno de aceite de oliva, ve a Belén y busca a un hombre llamado Isaí, porque a uno de sus hijos he escogido para que sea el nuevo rey. \p \v 2 Pero Samuel preguntó: \p ―¿Cómo? Si Saúl se entera, me matará. \p ―Lleva contigo una becerra y di que has ido a ofrecer un sacrificio al \nd Señor\nd*. \p \v 3 Invita a Isaí al sacrificio y yo te mostraré a cuál de sus hijos debes ungir. \p \v 4 Samuel hizo lo que el \nd Señor\nd* le ordenó. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblando a su encuentro. \p ―¿Qué pasa? —le preguntaron—. ¿A qué has venido? \p \v 5 ―No pasa nada —contestó Samuel—. He venido a ofrecer un sacrificio al \nd Señor\nd*. Purifíquense y acompáñenme al sacrificio. \p Y realizó el rito de la purificación en favor de Isaí y de sus hijos y los invitó al sacrificio. \v 6 Cuando llegaron, Samuel miró a Eliab y pensó: «Este debe ser el hombre que el \nd Señor\nd* ha escogido». \v 7 Pero el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―No juzgues al hombre por su apariencia. No, no es este. Yo no escojo como los hombres lo hacen. Los hombres juzgan por la apariencia exterior, pero yo miro el corazón. \p \v 8 Isaí le presentó entonces a su hijo Abinadab. Pero el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Este tampoco es el escogido. \p \v 9 Isaí le presentó a Sama, pero Samuel dijo: \p ―No, este tampoco es. \p \v 10 Así le fueron presentando, uno por uno, siete de los hijos de Isaí, pero todos fueron rechazados. El \nd Señor\nd* no ha escogido a ninguno de ellos \v 11 —le dijo Samuel a Isaí—. ¿Estos son todos los hijos que tienes? \p ―Sólo falta el menor —replicó Isaí—, pero está en el campo cuidando las ovejas. \p ―Mándalo a buscar inmediatamente —dijo Samuel— porque no me sentaré a comer hasta que él haya llegado. \p \v 12 Isaí lo mandó a buscar: \p Era un joven gallardo, trigueño y de aspecto agradable. Y el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Este es, úngelo. \p \v 13 Samuel tomó el aceite de oliva que había traído y lo derramó sobre la cabeza de David delante de sus hermanos. El Espíritu del \nd Señor\nd* entonces descendió sobre él y le dio gran poder desde aquel día en adelante. Y Samuel regresó a Ramá. \s1 David al servicio de Saúl \p \v 14 El Espíritu del \nd Señor\nd* se había apartado de Saúl, y en cambio, le había enviado un espíritu que lo atormentaba. \v 15-16 Algunos de los servidores de Saúl le sugirieron un remedio. \p ―¿Por qué no nos autorizas a buscar un buen músico que toque el arpa delante de ti cuando viene el espíritu que te atormenta? La música del arpa te dará tranquilidad y te hará bien. \p \v 17 ―Bien —dijo Saúl—. Búsquenme un músico que toque el arpa. \p \v 18 Uno de los cortesanos le dijo que conocía a un joven de Belén hijo de un hombre llamado Isaí, que no sólo era un arpista con talento sino un joven gallardo, valiente, fuerte y juicioso. \p ―Lo que es más —añadieron—, el \nd Señor\nd* está con él. \p \v 19 Saúl envió mensajeros a Isaí pidiéndole que le enviara a su hijo David el pastor, \v 20 Isaí respondió enviando no solamente a David, sino también un cabrito, y un burro cargado de panes y un odre de vino. \v 21 Desde el instante en que vio a David, Saúl se encariñó con él y lo hizo su escudero, \v 22 y le mandó el siguiente recado a Isaí: «Deja que David se quede conmigo, porque me agrada». \p \v 23 Y cada vez que el espíritu que lo atormentaba, de parte de Dios, molestaba a Saúl, David tocaba el arpa y Saúl se sentía mejor, y el espíritu malo que lo turbaba se apartaba de él. \c 17 \s1 David y Goliat \p \v 1 Los filisteos juntaron sus ejércitos para la batalla y acamparon entre Soco de Judá y Azeca, en Efesdamín. \p \v 2 Saúl también reunió sus fuerzas en el valle de Elá y las ordenó para la batalla. \v 3 Los filisteos y los israelitas estaban frente a frente en montañas opuestas, y el valle estaba entre ellos. \p \v 4-8 Entonces Goliat, campeón filisteo de Gat, salió de las filas filisteas y desafió a las fuerzas de Israel. Era un gigante de casi tres metros de alto. Usaba un yelmo de bronce, una cota de malla de unos sesenta kilos, grebas de bronce para las piernas, y una jabalina de bronce de varios centímetros de espesor, en cuyo extremo había una punta de lanza de hierro de más de siete kilos. Y su escudero llevaba un gran escudo delante de él. Goliat se paró y gritó para que lo oyeran los israelitas: «¿Necesitan todo un ejército para solucionar esto? Yo represento a los filisteos. Escojan a alguien que los represente y decidiremos la batalla en un combate singular. \v 9 Si el israelita puede matarme, nosotros seremos esclavos de ustedes. Pero si yo lo mato, ustedes serán nuestros esclavos. \v 10 Desafío a los ejércitos de Israel. Envíen un hombre que pelee conmigo». \v 11 Cuando Saúl y el ejército israelita escucharon esto, se sintieron desfallecer de temor. \p \v 12 David, hijo del anciano Isaí, miembro de la tribu de Judá que vivía en Belén de Judá, tenía siete hermanos mayores. \v 13 Los tres mayores, Eliab, Abinadab y Sama, se habían incorporado al ejército de Saúl para pelear contra los filisteos. \v 14 David era el menor de todos, \v 15 y alternaba sus viajes al campamento de Saúl con el cuidado de los rebaños de su padre en Belén. \v 16 Durante cuarenta días, dos veces al día, por la mañana y por la tarde, el gigante estuvo desafiando a los ejércitos de Israel. \p \v 17 Un día, Isaí dijo a David: «Toma estos veinticuatro kilos de grano tostado y estos diez panes y llévalos a tus hermanos. \v 18 Dale este queso al capitán y ve cómo lo están pasando tus hermanos. Y trae alguna prenda de ellos». \p \v 19 En ese momento el ejército israelita estaba acampado en el valle de Elá. \v 20 En la madrugada del día siguiente David dejó las ovejas con otro pastor y partió con los regalos. Llegó a las afueras del campamento en el momento en que el ejército de Israel salía en orden de batalla y lanzaba gritos de guerra. \v 21 Pronto las fuerzas israelitas y filisteas estuvieron frente a frente. \v 22 David dejó las cosas que llevaba en manos del encargado de las armas y provisiones y corrió a las filas en busca de sus hermanos. \v 23 Mientras conversaba con ellos, vio que el gigante Goliat se adelantaba a las tropas filisteas y su desafío al ejército de Israel. \v 24 Tan pronto como lo vieron los hombres de Israel comenzaron a huir llenos de miedo. \p \v 25 ―¿Oyeron al gigante? —se decían los soldados—. Ha insultado otra vez al ejército de Israel. ¿Saben qué recompensa ha ofrecido el rey al que lo mate? El rey le dará una de sus hijas por esposa y toda su familia estará exenta de pagar impuestos. \p \v 26 David habló con otros que estaban por allí para verificar lo que había oído. \p ―¿Qué recibirá el hombre que mate al filisteo y ponga fin a nuestra humillación? —les preguntó—. ¿Quién es este filisteo incrédulo que se le permite que desafíe a los ejércitos del Dios vivo? \p \v 27 Y recibió la misma respuesta de antes. \v 28 Pero cuando el hermano mayor de David, Eliab, supo lo que decía David, se enojó. \p ¿Qué haces aquí? —le preguntó—. ¿No debes estar cuidando las ovejas? Yo conozco tu soberbia y tu malicia; solamente has venido a curiosear y ver la batalla. \p \v 29 ―¿Qué he hecho ahora? —contestó David—. Solamente estaba haciendo una pregunta. \p \v 30 Y se acercó a otros y les preguntó lo mismo, y recibió la misma respuesta. \v 31 Cuando finalmente comprendieron la intención de David, alguien lo dijo al rey Saúl y el rey lo mandó a buscar. \p \v 32 ―No se preocupe —le dijo David—. Yo me haré cargo de este filisteo. \p \v 33 ―No seas tonto —contestó Saúl—. ¿Cómo puede un chiquillo como tú pelear con un hombre de ese tamaño? Tú eres tan solo un niño y él es un guerrero desde su juventud. \p \v 34 Pero David insistió. \p ―Cuando cuido las ovejas de mi padre y un león o un oso vienen a arrebatar un cordero del rebaño, \v 35 yo lo sigo con un palo y de sus fauces le quito el cordero. Si se vuelve hacia mí, lo tomo de la quijada y lo apaleo hasta matarlo. \v 36 He hecho esto con leones y osos, y lo haré también con este pagano filisteo, porque ha desafiado a los ejércitos del Dios vivo. \v 37 El \nd Señor\nd* que me salvó de las garras del león y del oso, me salvará también de este filisteo. \p Saúl finalmente aceptó. \p ―Bien, ve —le dijo—, y que el \nd Señor\nd* te acompañe. \p \v 38 Saúl le puso a David su armadura: un yelmo de bronce y una cota de malla. \v 39 David se la puso, se ciñó la espada y dio unos pasos para ver cómo se sentía con todo aquello, porque jamás había usado tales cosas. \p ―Apenas me puedo mover —exclamó—, y se lo quitó todo otra vez. \p \v 40 Luego tomó cinco piedras lisas del arroyo y las puso en su alforja, y armado solamente con una vara de pastor y una honda, comenzó a avanzar hacia Goliat. \v 41 Goliat se adelantó hacia David con su escudero delante. \v 42 Venía burlándose del apuesto jovencito de mejillas rosadas. \p \v 43 ―¿Soy acaso un perro —rugió delante de David— que vienes a mí con un palo? —y maldijo a David en el nombre de sus dioses—. \v 44 Ven aquí y daré tus carnes a las aves de rapiña y a los animales salvajes —gritó Goliat. \p \v 45 David respondió gritando: \p ―Tú vienes a mí con espada y lanza, pero yo voy a ti en el nombre del \nd Señor\nd* de los ejércitos del cielo y de Israel, a quien tú has desafiado. \v 46 Hoy el \nd Señor\nd* te vencerá y yo te mataré y te cortaré la cabeza, y daré tu cadáver y el de tus compañeros a las aves de rapiña y a los animales salvajes. Así todo el mundo sabrá que hay Dios en Israel, \v 47 e Israel sabrá que el \nd Señor\nd* no depende de las armas para realizar sus planes. Esta batalla le pertenece al \nd Señor\nd* y él los va a entregar a ustedes en nuestras manos. \p \v 48 Goliat avanzó de nuevo y David corrió a su encuentro, \v 49 y sacando una piedra de la alforja la lanzó con la honda y golpeó al gigante en la frente. La piedra se le clavó en la frente al gigante y cayó de cara a tierra. \v 50-51 De esa manera David venció al gigante filisteo. Como no tenía espada, corrió y sacó la del gigante de la vaina y lo mató con ella, y luego le cortó la cabeza. Cuando los filisteos vieron que su campeón había muerto, huyeron. \p \v 52 Entonces los israelitas dieron un gran grito de triunfo y los persiguieron por todo el valle hasta Gat y hasta las puertas de Ecrón. Los cuerpos de los filisteos muertos y heridos quedaron regados a todo lo largo del camino a Sajarayin. \p \v 53 Después el ejército israelita regresó y saqueó el campamento de los filisteos. \v 54 Más tarde David llevó la cabeza de Goliat a Jerusalén, pero colocó sus armas en su tienda. \v 55 Cuando Saúl vio que David salía a pelear con el gigante, le preguntó a Abner, general de su ejército: \p ―Abner, ¿de qué familia procede este joven? \p ―No lo sé, realmente, —dijo Abner. \p \v 56 ―Bien, averígualo —le dijo el rey. \p \v 57 Después que David dio muerte a Goliat, Abner lo llevó a la presencia de Saúl con la cabeza del filisteo aún en la mano. \p \v 58 ―Dime, ¿quién es tu padre, hijo mío? —dijo Saúl—. Y David dijo: \p ―Se llama Isaí y vivimos en Belén. \c 18 \s1 Envidia de Saúl \p \v 1 Después que el rey Saúl terminó de conversar con David, \v 2-3 desde ese día ya no lo dejó volver a su casa. David conoció a Jonatán, hijo del rey, e inmediatamente se estableció entre ellos un fuerte lazo de amistad. Jonatán lo amó como a un hermano, e hizo un pacto con él, \v 4 y selló el pacto dándole su túnica, su espada, su arco y su cinto. \p El rey Saúl hizo que David se quedara en Jerusalén y no permitió que regresara más a su casa. \v 5 David quedó como ayudante especial de Saúl, y siempre cumplía sus encargos tan satisfactoriamente que Saúl le dio autoridad sobre sus hombres de guerra, designación que fue aplaudida por el ejército y por el pueblo. \p \v 6 Sucedió, sin embargo, que cuando el ejército israelita volvía victorioso después de que David mató a Goliat, las mujeres de todos los pueblos y aldeas salían al camino a celebrar y a vitorear al rey Saúl, y cantaban y danzaban llenas de gozo con tamboriles y címbalos. \v 7 Esta era su canción: \b \p «Saúl mató sus miles, \p y David sus diez miles». \b \p \v 8 A Saúl no le gustó lo que oyó. Pensó: «A David le asignan diez miles y a mí solamente miles. Sólo falta que lo proclamen rey». \p \v 9 Desde ese momento Saúl se puso celoso con David. \v 10 Al día siguiente Dios hizo que un espíritu malo atormentara a Saúl, y comenzó a delirar como un loco. David trató de tranquilizarlo tocando el arpa como lo hacía antes. Pero Saúl, que blandía su lanza, \v 11 repentinamente la arrojó contra David con la intención de clavarlo contra la pared. Pero David saltó y escapó. Dos veces ocurrió esto. \v 12 Saúl le tenía miedo a David porque el \nd Señor\nd* lo había abandonado y ahora estaba con David. \v 13 Finalmente, Saúl lo echó de su presencia y le redujo la responsabilidad sobre el ejército. Pero la controversia hizo que David fuera aun más conocido por la gente. \p \v 14 David siguió teniendo éxito en todo lo que emprendía, porque el \nd Señor\nd* estaba con él. \v 15 Cuando el rey Saúl se dio cuenta de esto, su temor creció aún más; \v 16 pero todo Israel y Judá amaban a David, porque era el que encabezaba las tropas cuando salían de campaña. \p \v 17 Un día Saúl le dijo a David: \p ―Te voy a dar a Merab, mi hija mayor, como esposa. Pero primero tendrás que probar que eres un verdadero soldado que pelea las batallas del \nd Señor\nd*. \p Porque Saúl pensó: «Lo enviaré contra los filisteos y ellos lo matarán y así no tendré que hacerlo yo». \p \v 18 ―¿Quién soy yo para ser yerno del rey? —exclamó David—. La familia de mi padre es humilde. \p \v 19 Pero cuando llegó el tiempo de la boda, Saúl la casó con Adriel, un hombre de Mejolá. \v 20 Mientras tanto Mical, la hija de Saúl, se había enamorado de David, y Saúl se alegró cuando lo supo. \p \v 21 «Esta es otra oportunidad para tenderle una trampa y hacer que lo maten los filisteos», se dijo Saúl. Pero a David le dijo: \p ―Serás mi yerno al fin, pues hoy te daré a mi hija menor. \p \v 22 Luego dio órdenes a sus hombres para que le dijeran confidencialmente a David que el rey lo estimaba mucho, y que todos lo querían y pensaban que debería de aceptar la proposición del rey de ser su yerno. \v 23 Pero David contestó: \p ―¿Cómo puede un hombre como yo, de familia humilde, obtener una dote para casarse con la hija de un rey? \p \v 24 Cuando los hombres de Saúl le informaron esto, \v 25 él les dijo: \p ―Díganle a David que la única dote que requiero son los prepucios de cien filisteos que él mismo haya matado. Lo único que deseo es vengarme de mis enemigos. \p Pero lo que Saúl tenía pensado era que David muriera en la pelea. \p \v 26 David aceptó la proposición con placer. Antes de que expirara el período fijado, \v 27 él y sus hombres fueron y dieron muerte a doscientos filisteos y entregaron los prepucios al rey Saúl. Y el rey le dio a Mical. \p \v 28 Cuando el rey comprendió cuánto era lo que el \nd Señor\nd* bendecía a David y cuanto lo amaba su hija Mical, \v 29 tuvo cada vez más temor de él, y su odio se acrecentó con cada día que pasaba. \v 30 Cada vez que el ejército filisteo atacaba, David tenía triunfos más resonantes que todo el resto de los soldados de Saúl. Por tanto, el nombre de David se hizo muy famoso. \c 19 \s1 Saúl intenta matar a David \p \v 1 Saúl sugirió a sus servidores y a Jonatán su hijo que asesinaran a David. Pero Jonatán, movido por la estrecha amistad que lo ligaba con David, \v 2 le contó lo que su padre planeaba. \p ―Mañana por la mañana —le advirtió—, debes esconderte en un lugar en el campo. \v 3 Le pediré a mi padre que vaya allá conmigo y le hablaré a tu favor. Entonces veré qué es lo que piensa acerca de ti y te lo diré. \p \v 4 A la mañana siguiente, mientras Jonatán conversaba con su padre, le habló bien de David y le pidió que no lo tuviera por enemigo. \p ―Él nada ha hecho contra ti —le dijo Jonatán—. Siempre te ha ayudado en todo lo que ha podido. \v 5 ¿Te has olvidado de cuando arriesgó su vida por dar muerte a Goliat y cómo el \nd Señor\nd* le dio una gran victoria a Israel como resultado? Entonces estabas muy feliz. ¿Por qué ahora quieres asesinar a un hombre inocente? No hay razón para ello. \p \v 6 Saúl halló razón en las palabras de Jonatán y juró: \p ―Vive el \nd Señor\nd* que no mataré a David. \v 7 Jonatán llamó a David, le contó lo ocurrido, y lo llevó ante Saúl y todo quedó como antes. \v 8 La guerra estalló poco después, David dirigió las tropas contra los filisteos, y mató a muchos de ellos haciendo huir a todo el ejército. \p \v 9 Pero un día en que Saúl estaba sentado en su casa oyendo a David tocar el arpa, repentinamente el espíritu que lo atormentaba de parte del \nd Señor\nd* lo atacó. Tenía la lanza en la mano \v 10 y se la arrojó a David con la intención de matarlo, pero David se hizo a un lado y huyó en la noche, dejándola clavada en la madera de la pared. \v 11 Saúl entonces envió soldados para que vigilaran la casa de David y le dieran muerte cuando apareciera en la mañana. «Si no te vas esta noche —le dijo Mical—, mañana serás hombre muerto». \p \v 12 Ella lo ayudó a bajar por la ventana. \v 13 Tomó luego una estatua y la puso en la cama con una almohada de pelo de cabra en la cabecera y la cubrió con una manta. \v 14 Cuando llegaron los soldados para arrestar a David, ella les dijo que estaba enfermo. \v 15 Pero Saúl ordenó que se lo llevasen en la cama para darle muerte. \v 16 Mas cuando volvieron para llevárselo, descubrieron que se trataba de una estatua. \p \v 17 ―¿Por qué me has engañado y has dejado escapar a mi enemigo? —le preguntó Saúl a Mical. \p ―Tuve que hacerlo —contestó Mical—. Él amenazó con matarme si no le ayudaba. \p \v 18 De este modo escapó David y se dirigió a Ramá para ver a Samuel. Allí le contó todo lo que Saúl había hecho. Samuel se llevó a David a vivir con él en Nayot. \v 19 Cuando Saúl supo que David estaba en Nayot de Ramá, \v 20 envió soldados para que lo capturasen. Pero cuando llegaron y vieron a Samuel y a los demás profetas que profetizaban, el Espíritu de Dios cayó sobre ellos y ellos también comenzaron a profetizar. \v 21 Cuando Saúl supo lo que había sucedido, envió a otros soldados, pero ellos también profetizaron. Y lo mismo ocurrió una tercera vez. \p \v 22 Entonces Saúl mismo fue a Ramá y llegó a la fuente que hay en Secú. \p ―¿Dónde están Samuel y David? —demandó. \p Alguien le dijo que estaban en Nayot, \v 23 pero en el camino a Nayot, el Espíritu de Dios vino sobre Saúl y él también comenzó a profetizar. \v 24 Se despojó de sus vestiduras y estuvo desnudo todo el día y toda la noche profetizando delante de Samuel. \p ―¡Cómo! —exclamaron—. ¿Saúl entre los profetas? \c 20 \s1 David y Jonatán \p \v 1 David entonces huyó de Nayot de Ramá y se unió con Jonatán. \p ―¿Qué he hecho? —exclamó—. ¿Por qué está tu padre tan decidido a matarme? \p \v 2 ―Eso no es cierto —protestó Jonatán—. Estoy seguro que él no planea tal cosa porque siempre me dice todo lo que va a hacer, aun las cosas pequeñas, y yo sé que él no me ocultaría semejante plan. \p \v 3 ―¡Por supuesto que tú no lo sabes! —dijo David—. Tu padre sabe perfectamente bien la amistad que nos une, y seguramente ha pensado: “No se lo diré a Jonatán. ¿Para qué afligirlo?”. Pero la verdad es que estoy a un paso de la muerte; lo juro por el \nd Señor\nd* y por tu propia alma. \p \v 4 ―Dime qué puedo hacer —rogó Jonatán. \p \v 5 ―Mañana comienza la celebración de la luna nueva —respondió David—. Siempre he estado con tu padre en esta ocasión, pero mañana me esconderé en el campo y me quedaré allí hasta la tarde del tercer día. \v 6 Si tu padre pregunta dónde estoy, dile que te he pedido permiso para ir a Belén, para la reunión familiar anual. \v 7 Si él lo halla bien, yo sabré que no tiene nada contra mí; pero si se enoja, sabré que está planeando matarme. \v 8 Haz esto por mí, que soy tu sirviente, puesto que estamos unidos por un pacto solemne delante del \nd Señor\nd*. Y si he pecado contra tu padre, mátame tú mismo, pero no me entregues a él. \p \v 9 ―¡Ni pensarlo! —exclamó Jonatán—. Mira, ¿no crees que yo te lo diría si mi padre tuviera planes de matarte? \p \v 10 Entonces David preguntó: \p ―¿Cómo sabré si tu padre está enojado o no? \p \v 11 ―Sal al campo conmigo —contestó Jonatán—, y salieron juntos. \v 12 Una vez fuera, Jonatán juró a David: \p ―Prometo por el \nd Señor\nd* el Dios de Israel, que a esta hora mañana, o pasado mañana a lo sumo, conversaré con mi padre acerca de ti y te haré saber qué intenciones tiene. \v 13 Si está airado y desea matarte, que el \nd Señor\nd* me mate si no te lo digo, para que puedas escapar. ¡Que el \nd Señor\nd* esté contigo como estaba con mi padre! \v 14 Cuando eso suceda, sé que mientras yo viva me serás fiel, porque nos hemos jurado lealtad, y que si muero \v 15 seguirás leal a mi familia. Y después que el \nd Señor\nd* haya destruido a todos tus enemigos, \v 16 que Dios te juzgue si tú y tu casa no muestran amor a mis descendientes. \p \v 17 Y renovó Jonatán su pacto con David por el amor que los unía, porque lo quería tanto como a sí mismo. \v 18 Luego le dijo: \p ―Mañana es luna nueva. Te van a echar de menos cuando tu lugar a la mesa esté vacío. \v 19 Pasado mañana se notará mucho más. Ve entonces al lugar en que te escondiste, hasta la mañana, junto a la piedra de Ézel. \v 20 Yo saldré y dispararé tres flechas hacia la piedra, como si estuviera tirando al blanco. \v 21 Enseguida enviaré a un muchacho para que las recoja y las traiga. Si oyes que le digo, “Están de este lado”, sabrás que todo está bien, y que no hay problema. \v 22 Pero si le digo: “Sigue más allá, las flechas están todavía más allá de ti”, significará que debes partir inmediatamente. \v 23 Y que el \nd Señor\nd* nos ayude a guardar las promesas que nos hemos hecho, porque él ha sido testigo de ellas. \p \v 24 Y David se escondió en el campo. Cuando comenzó la celebración de la luna nueva, \v 25 el rey se sentó a comer, como de costumbre, en su lugar junto a la pared. Jonatán estaba sentado en frente de él y Abner estaba sentado junto a Saúl, pero el lugar de David estaba vacío. \v 26 Saúl no dijo nada ese día porque supuso que algo había pasado, que quizás David estaba ceremonialmente impuro. \v 27 Pero cuando vio que su lugar estaba vacío también al día siguiente, le preguntó a Jonatán: \p ―¿Por qué es que David no ha venido a comer ayer ni hoy? \p \v 28-29 ―Me pidió que le permitiera ir a Belén, a participar en una fiesta familiar. Su hermano le pidió que estuviera presente. Yo le dije que fuera. \p \v 30 Saúl se encendió de ira. \p ―¡Hijo de la perdida! —le gritó—. ¿Piensas que no sé que tú quieres que ese hijo de nadie sea rey en tu lugar para vergüenza tuya y de tu madre? \v 31 Mientras ese hombre viva, jamás llegarás a ser rey. ¡Ahora ve, encuéntralo y tráemelo, porque ese tipo merece la muerte! \p \v 32 ―¿Por qué merece la muerte? ¿Qué ha hecho? —preguntó Jonatán. \p \v 33 Entonces Saúl arrojó la lanza contra Jonatán, con la intención de matarlo. Jonatán comprendió que su padre realmente quería matar a David, \v 34 se retiró de la mesa encendido de ira, y se negó a comer en todo aquel día porque estaba muy herido por la vergonzosa conducta de su padre hacia David. \p \v 35 A la mañana siguiente, de la manera acordada, Jonatán salió al campo y llevó a un joven consigo para que le recogiera las flechas. \p \v 36 ―Corre —le dijo al muchacho— y recoge las flechas que dispare. \p Mientras el muchacho corría, Jonatán disparó una flecha por encima de su cabeza. \v 37 Cuando el muchacho estaba por llegar a donde la flecha había caído, Jonatán gritó: \p ―¡La flecha está todavía más allá; \v 38 date prisa, date prisa, no esperes! \p El muchacho recogió la flecha y se la entregó a su señor. \v 39 Por supuesto, no entendió el mensaje que las palabras de Jonatán encerraban. Solamente Jonatán y David lo sabían. \v 40 Jonatán le entregó el arco y las flechas, y le ordenó llevarlas a la ciudad. \p \v 41 En cuanto se fue, David salió de su escondite detrás de la roca, se inclinó tres veces y se puso rostro en tierra. Luego se abrazaron al tiempo que lloraban, especialmente David. \v 42 Finalmente, Jonatán le dijo a David: \p ―Consuélate porque nos hemos jurado fidelidad delante de Dios y el será quien nos juzgue siempre, a nosotros y a nuestros descendientes. Entonces se separaron. \p David se fue por su camino y Jonatán regresó a la ciudad. \c 21 \s1 David en Nob \p \v 1 David se dirigió a la ciudad de Nob para ver a Ajimélec el sacerdote. Ajimélec tembló cuando lo vio. \p ¿Por qué vienes solo? —le preguntó—. ¿Por qué nadie te acompaña? \p \v 2 ―El rey me envió en un asunto privado —mintió David—. Me dijo que no le dijera a nadie por qué estoy aquí. Les he dicho a mis hombres dónde podemos encontrarnos más tarde. \v 3 Ahora, ¿qué hay de comer? Dame cinco panes o cualquier otra cosa. \p \v 4 ―No tengo pan común —dijo el sacerdote—, pero hay panes de la proposición. Creo que la ley no prohíbe que ustedes lo coman si no han estado con mujeres últimamente. \p \v 5 ―Puedes estar tranquilo —contestó David—. Mis hombres no han tocado mujer, como siempre que salimos en campaña. Están ceremonialmente limpios, a pesar de que este viaje es de carácter civil. \p \v 6 Puesto que no había otro alimento disponible, el sacerdote le dio el pan de la proposición que estaba delante del \nd Señor\nd* en el santuario. Había sido reemplazado con pan nuevo justamente ese día. \p \v 7 Doeg, el idumeo, jefe de los pastores de Saúl, estaba allí haciéndose una purificación ceremonial. \p \v 8 David le preguntó a Ajimélec si tenía una espada o lanza que pudiera usar. \p ―Tuve que salir tan apresuradamente en este asunto del rey, que salí sin armas —exclamó David. \p \v 9 ―No —contestó el sacerdote—, sólo tengo la espada de Goliat, el filisteo que mataste en el valle de Elá. Está envuelta en un manto en el cuarto de la ropa. Tómala si quieres, porque no tengo otra cosa. \p ―¡No hay otra igual! —exclamó David—. ¡Dámela! \s1 David en Gat \p \v 10 Sin pérdida de tiempo, reanudó la marcha huyendo de Saúl y llegó ante el rey Aquis de Gat. \v 11 Pero los funcionarios de Aquis no estaban contentos con la presencia de David allí. \p ―¿No es este el caudillo de Israel? ¿No es este del que la gente canta y danza diciendo: “Saúl mató a sus miles y David a sus diez miles?”. \p \v 12 David oyó estos comentarios y tuvo miedo de que el rey Aquis pudiera hacerle daño, \v 13 por lo que fingió estar loco. Arañaba las puertas y dejaba que la saliva le corriera por la barba, \v 14 hasta que finalmente el rey Aquis dijo a sus siervos: \p ―¿Por qué me han traído aquí a un loco? \v 15 Ya tenemos suficientes locos por aquí. ¿Acaso voy a hospedar a un individuo así? \c 22 \s1 David huye a Adulán y a Mizpa \p \v 1 David salió de Gat y se refugió en la cueva de Adulam, donde de inmediato se le unieron sus hermanos y otros parientes. \v 2 Y pronto comenzaron a llegar otros también: los que tenían algún tipo de problema o deudas, o los que simplemente estaban descontentos, hasta que David se encontró al frente de unos cuatrocientos hombres. \v 3 Más tarde David fue a Mizpa de Moab a pedirle permiso al rey para que su padre y su madre vivieran allí bajo la protección real hasta que él supiera lo que Dios iba a hacer con él. \v 4 Y los padres de David permanecieron en Moab durante todo el período en que David estuvo refugiado en la cueva. \p \v 5 Un día el profeta Gad le dijo a David que dejara la cueva y regresara a la tierra de Judá. Y David se fue al bosque de Jaret. \s1 Saúl elimina a los sacerdotes de Nob \p \v 6 La noticia de su llegada a Judá llegó pronto a oídos de Saúl. Él estaba en Guibeá en ese momento, sentado bajo una encina, jugando con su lanza mientras estaba rodeado por sus oficiales. \p \v 7 ―Óiganme, hombres de Benjamín —exclamó Saúl cuando oyó la noticia—. ¿Les ha prometido David campos, viñedos y comisiones en su ejército? \v 8 ¿Es por eso que están ustedes en contra mía? Porque ninguno de ustedes me contó jamás que mi hijo, mi propio hijo, había hecho un pacto con el hijo de Isaí. Ni siquiera sienten pena por mí. ¿Se dan cuenta? ¡Mi propio hijo ha persuadido a ese siervo mío llamado David para que me aceche! \p \v 9 Doeg el edomita, que estaba allí con los hombres de Saúl, dijo: \p ―Cuando yo estaba en Nob, vi a David conversando con el sacerdote Ajimélec. \v 10 Ajimélec consultó al \nd Señor\nd* para saber lo que David debía hacer, y le dio comida y la espada de Goliat el filisteo. \p \v 11 El rey Saúl inmediatamente mandó a buscar a Ajimélec y a toda su familia, y a todos los sacerdotes de Nob. \v 12 Cuando llegaron, Saúl le dijo: \p ―¡Óyeme, hijo de Ajitob! \p ―¿Qué quieres? —dijo Ajimélec temblando. \p \v 13 ―¿Por qué tú y David han conspirado contra mí? —preguntó Saúl— ¿Por qué le diste alimento y espada y consultaste por él a Dios? ¿Por qué lo alentaste para que se rebelara contra mí para que viniera a atacarme? \p \v 14 ―Pero, señor, —replicó Ajimélec—, ¿hay aquí, entre todos tus siervos, alguno que sea tan fiel como David tu yerno? Él es capitán de tu guardia personal y miembro altamente honrado de tu propia casa. \v 15 Esa no fue la primera vez que consulté por él a Dios. Es injusto que me acuses a mí y a mi familia, porque yo no he sabido de ninguna conspiración en tu contra. \p \v 16 ―¡Morirás, Ajimélec, junto con toda tu familia! —gritó el rey. \v 17 Y ordenó a su guardia personal: \p ―¡Maten a estos sacerdotes, porque se han aliado con David; ellos sabían que él huía de mí, pero nada me dijeron! \p Pero los soldados se negaron a hacer algo contra los sacerdotes. \p \v 18 Entonces el rey le dijo a Doeg: \p ―Hazlo tú. \p Doeg se volvió a ellos y mató a ochenta y cinco sacerdotes, todos con sus ropas sacerdotales. \v 19 Luego fue a Nob, la ciudad de los sacerdotes, y dio muerte a sus familias: hombres, mujeres, niños y bebés; y también a sus animales: bueyes, burros y ovejas. \v 20 Solamente Abiatar, uno de los hijos de Ajimélec, escapó y huyó a unirse a David. \v 21 Cuando le contó lo que Saúl había hecho, \v 22 David exclamó: \p ―Me lo temía. Cuando vi a Doeg allí, pensé que se lo diría a Saúl. He provocado la muerte de toda la familia de tu padre. \v 23 Quédate conmigo y yo te protegeré con mi propia vida. Para dañarte tendrán que pasar primero sobre mi cadáver. \c 23 \s1 David libera la ciudad de Queilá \p \v 1 Un día avisaron a David que los filisteos estaban atacando a Queilá y saqueando los campos: \v 2 David consultó al \nd Señor\nd*: \p ―¿Iré y los atacaré? \p ―Sí, ve y salva Queilá —le dijo el \nd Señor\nd*. \p \v 3 Mas los hombres de David le dijeron: \p ―Nosotros tenemos miedo aun aquí en Judá. Ciertamente no queremos ir a Queilá a pelear contra las filas filisteas. \p \v 4 David le preguntó nuevamente al \nd Señor\nd*, y el \nd Señor\nd* nuevamente le respondió: \p ―Vete a Queilá, porque yo te ayudaré a conquistar a los filisteos. \p \v 5 Fueron a Queilá y destrozaron a los filisteos, y les quitaron el ganado. El pueblo de Queilá fue salvado. \v 6 Abiatar el sacerdote fue a Queilá con David, y llevó el efod consigo, a fin de consultar al \nd Señor\nd* por David. \s1 Saúl persigue a David \p \v 7 Saúl pronto supo que David estaba en Queilá. «Bien —exclamó—. Ahora lo tenemos. Dios lo ha entregado en mis manos, pues se ha atrapado a sí mismo en una ciudad amurallada». \p \v 8 Saúl movilizó todo su ejército y lo puso en marcha hacia Queilá para sitiar a David y a sus hombres. \v 9 Pero David se enteró del plan de Saúl y le dijo a Abiatar el sacerdote que trajera el efod para consultar al \nd Señor\nd*. \p \v 10 ―Oh \nd Señor\nd* Dios de Israel —dijo David—, he sabido que Saúl tiene planes de venir y destruir Queilá porque yo estoy aquí. \v 11 ¿Me entregarán a él los hombres de Queilá? ¿Vendrá Saúl realmente como he oído? Oh \nd Señor\nd* Dios de Israel, te ruego que me lo digas. \p Y el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Vendrá. \p \v 12 ―¿Y me traicionarán estos hombres de Queilá entregándome a Saúl? —insistió David. \p Y el \nd Señor\nd* le respondió: \p ―Sí; te traicionarán. \p \v 13 Entonces David y sus hombres, que eran seiscientos ahora, salieron de Queilá y comenzaron a andar de un lado a otro por el campo. Pronto Saúl se enteró de que David había huido, y desistió de ir a Queilá. \v 14-15 David se fue a vivir en las cuevas del desierto en la región montañosa de Zif. Un día, cerca de Hores, supo que Saúl iba hacia Zif en su busca. Saúl lo perseguía día tras día para matarlo, pero el \nd Señor\nd* no permitió que lo encontrara. \p \v 16 El príncipe Jonatán salió en busca de David y lo halló en Hores, y lo alentó en su fe en Dios. \v 17 «No tengas miedo —le dijo Jonatán—. Mi padre jamás te encontrará, tú serás el rey de Israel y yo estaré junto a ti, y seré tu segundo como mi padre bien lo sabe». \p \v 18 Entonces los dos hombres renovaron su pacto de amistad. David se quedó en Hores, y Jonatán regresó a su casa. \p \v 19 Pero luego los hombres de Zif fueron a Saúl, que se hallaba en Guibeá, y delataron a David. \p ―Sabemos dónde está escondido —le dijeron—. Está en las cuevas de Hores, en la colina de Jaquilá, al sur del desierto. \v 20 Desciende, señor, y nosotros le daremos caza. \p \v 21 ―Alabado sea el \nd Señor\nd* —dijo Saúl—. ¡Por fin alguien ha tenido compasión de mí! \v 22 Vayan nuevamente y asegúrense de que está allí y quién lo ha visto, porque yo sé que él es muy astuto. \v 23 Descubran en cuál de sus escondites se halla, y vuelvan con una información precisa. Entonces yo iré con ustedes. Y si él está en aquella zona lo encontraré, aun cuando tenga que registrar cada rincón de Judá. \p \v 24 Ellos, pues, adelantándose a Saúl, se dirigieron a Zif. David y sus hombres se hallaban en el desierto de Maón en el Arabá, al sur del desierto: \v 25 Saúl fue en su busca. David se enteró y descendió a un risco que se halla en el desierto de Maón. \v 26 Saúl y David estaban ahora en laderas opuestas de una montaña. Saúl y sus hombres comenzaron a rodearlos. David hizo todo lo posible por escapar, pero, al parecer, estaba perdido. \v 27 En esto le llegó a Saúl un mensaje en el que se le informaba que los filisteos estaban atacando nuevamente a Israel, \v 28 y Saúl tuvo que abandonar la persecución, y regresar a pelear contra los filisteos. Desde entonces el lugar donde David estuvo acampado ha sido llamado Sela Hamajlecot (Roca de las Separaciones). \p \v 29 Luego David se fue a vivir en las cuevas de Engadi. \c 24 \s1 David le perdona la vida a Saúl \p \v 1 Después que Saúl regresó de su batalla con los filisteos, y como le dieran aviso de que David se había ido al desierto de Engadi, \v 2 reunió tres mil hombres escogidos de todo Israel y salió a buscarlo a las Rocas de las Cabras Monteses. \v 3 En el lugar por donde el camino pasa por algunos rediles, entró Saúl en una cueva para hacer sus necesidades. En esa cueva precisamente estaban escondidos David y sus hombres. \v 4 Los hombres de David le dijeron: \p ―Ahora es tu oportunidad. Hoy es el día de que hablaba el \nd Señor\nd* cuando dijo: “Entregaré a Saúl en tu poder para que hagas con él lo que quieras”. \p David se acercó silenciosamente y cortó un pedazo del borde de la túnica de Saúl. \v 5 Pero su conciencia comenzó a molestarlo. \p \v 6 ―Jamás haré lo que me sugieren, —dijo a sus hombres—. Es un grave pecado agredir al rey escogido de Dios. \p \v 7 Estas palabras de David persuadieron a sus hombres de no dar muerte a Saúl. Cuando Saúl salió de la cueva para seguir su camino, \v 8 David le gritó: \p ―Señor mío y rey mío. \p Saúl miró, y David, haciéndole una reverencia, \v 9-10 gritó: \p ―¿Por qué prestas atención a los que dicen que trato de hacerte daño? Este mismo día comprenderás que no es cierto. El \nd Señor\nd* te puso a mi merced aquí en la cueva, y algunos de mis hombres me dijeron que te diera muerte, pero yo no quise, porque me dije: “Jamás le haré daño alguno a mi señor porque es el ungido del \nd Señor\nd*”. \v 11 ¿Ves lo que tengo en la mano? Es el borde de tu manto. Lo corté, pero no te quise matar. ¿No te convence esto de que no estoy tratando de causarte daño y que no he pecado contra ti, aunque tú has estado buscándome para darme muerte? \v 12 Que el \nd Señor\nd* juzgue entre nosotros. Quizás te castigará por lo que estás tratando de hacerme, pero yo jamás te haré daño alguno. \v 13 Dice el viejo proverbio: “Un mal provoca otro mal”. Pero yo no te tocaré para dañarte. \v 14 ¿Y a quién trata de dar caza el rey de Israel? ¿Debe perder el tiempo buscando a uno que es tan indigno como un perro muerto o como una pulga? \v 15 Que el \nd Señor\nd* juzgue entre nosotros y que castigue a cualquiera de los dos que sea culpable. Él es mi abogado y mi defensor, y él me rescatará de tu poder. \p \v 16 Saúl entonces dijo: \p ―¿Eres tú, hijo mío, David? —y rompió a llorar—. \v 17 Tú eres mejor que yo, porque me has pagado bien por mal. \v 18 Sí, tú has sido muy misericordioso conmigo en este día, porque cuando el \nd Señor\nd* me entregó en tus manos, no me mataste. \v 19 ¿Quién otro dejaría escapar a su enemigo cuando lo tiene en su poder? Que el \nd Señor\nd* te recompense bien por la bondad que me has mostrado en este día. \v 20 Y ahora comprendo que ciertamente vas a ser rey, y que Israel será tuyo y tú lo gobernarás. \v 21 Júrame por el \nd Señor\nd* que cuando esto ocurra no matarás a mi familia, ni destruirás a mis descendientes. \p \v 22 Así lo prometió David. Saúl entonces regresó a su casa, pero David y sus hombres volvieron a la cueva. \c 25 \s1 David, Nabal y Abigaíl \p \v 1 Poco después murió Samuel. Todo Israel se reunió para su funeral y lo sepultaron en la propiedad de su familia en Ramá. \p Mientras tanto, David, descendió al desierto de Parán. \v 2 Un hombre rico de Maón criaba ovejas allí, junto al pueblo del Carmelo. Tenía tres mil ovejas y mil cabras, y se hallaba en su rancho para esquilar las ovejas. \v 3 Su nombre era Nabal. Su esposa, que se llamaba Abigaíl, era una mujer hermosa e inteligente. Él, que era descendiente de Caleb, en cambio, era duro y soberbio, y de modales rudos. \p \v 4 Cuando David supo que Nabal estaba esquilando sus ovejas, \v 5 envió a diez de sus hombres a Carmelo con este mensaje: \v 6 «Que Dios te dé prosperidad a ti y a tu familia y te multiplique en todo. \v 7 Se me ha dicho que estás esquilando tus ovejas y cabras. Últimamente tus pastores han vivido entre nosotros; no les hemos hecho daño ni les hemos robado nada en todo el tiempo que ellos han estado en Carmelo. \v 8 Pregunta a tus hombres y ellos te dirán si esto es cierto o no. He enviado a mis hombres a pedirte una contribución, pues hemos venido en buen día; danos un presente de lo que tengas a mano». \p \v 9 Los jóvenes entregaron a Nabal el mensaje de David y esperaron la respuesta: \p \v 10 ―¿Quién es este David? ¿Quién se cree que es este hijo de Isaí? Hay muchos esclavos en estos días que huyen de sus amos. \v 11 ¿Es que debo tomar pan, agua y carne, que he preparado para los esquiladores, y dársela a una banda que repentinamente aparece de quién sabe dónde? \p \v 12 Los mensajeros de David regresaron y le dijeron lo que Nabal les había dicho. \v 13 «Cíñanse las espadas», fue la respuesta de David, mientras se ceñía la suya. Cuatrocientos fueron con David y doscientos se quedaron para cuidar el campamento. \p \v 14 Mientras tanto, uno de los siervos de Nabal fue y le dijo a Abigail: «David envió desde el desierto a unos hombres a hablar con nuestro amo; pero él los insultó y los despidió. \v 15-16 Sin embargo, los hombres de David han sido muy bondadosos con nosotros y nunca sufrimos nada de parte de ellos. Es más, día y noche fueron como un muro protector para nosotros y para nuestras ovejas y nada nos fue robado en todo el tiempo en que ellos estuvieron con nosotros. \v 17 Será bueno que pienses algo, porque habrá dificultades para nuestro amo y para toda su familia, pues es tan obstinado que nadie puede conversar con él». \p \v 18 Abigaíl, con prontitud, tomó doscientos panes, dos odres de vino, cinco ovejas guisadas, cuarenta kilos de grano tostado, cien racimos de pasas y doscientos panes. \v 19 «Vayan —dijo a sus criados— y yo iré tras ustedes». Pero no le dijo a su marido lo que estaba haciendo. \p \v 20 Mientras descendía por el camino montada en su burro, se encontró con David que venía hacia ella. \v 21 David había estado pensando: «En vano le hicimos bien a este individuo. Protegimos sus ganados en el desierto para que nada se le perdiera ni le fuera robado, pero él me ha pagado mal por bien. \v 22 ¡Que Dios me maldiga si uno de sus hombres queda vivo mañana por la mañana!». \p \v 23 Cuando Abigaíl vio a David, se desmontó e hizo una reverencia delante de él. \p \v 24 ―Señor, yo cargo con toda la culpa en esto —dijo postrada a sus pies—. Te ruego que escuches lo que quiero decirte. \v 25 Nabal es hombre de mal temperamento; pero no le hagas caso. Es un necio, que es exactamente lo que significa su nombre. Pero yo no vi a los mensajeros que enviaste. \v 26 Señor, puesto que el \nd Señor\nd* te ha impedido cometer un asesinato y tomar venganza por tus propias manos, te ruego por el \nd Señor\nd* y por tu propia vida también que sean malditos como Nabal todos tus enemigos. \v 27 Mira, este presente lo he traído para ti y tus hombres. \v 28 Perdona mi atrevimiento al venir hasta aquí. El \nd Señor\nd* ciertamente te recompensará haciendo que tú y tus descendientes tengan el reino, porque tú peleas las batallas del \nd Señor\nd* y jamás se hallará maldad en ti. \v 29 Aun cuando te persigan los que quieren arrancarte la vida, tú estás seguro bajo el cuidado del \nd Señor\nd* tu Dios. Pero la vida de tus enemigos desaparecerá como piedras lanzadas con honda. \v 30 Cuando el \nd Señor\nd* haya cumplido todas las promesas que te ha hecho y te haya investido rey de Israel, \v 31 no querrás tener en tu conciencia una masacre y el haber tomado la ley en tus propias manos. Y cuando el \nd Señor\nd* haya hecho estas grandes cosas por ti, acuérdate de mí». \p \v 32 David entonces respondió a Abigaíl: \p ―Bendito sea el \nd Señor\nd* Dios de Israel, que te ha enviado a encontrarme en este día. \v 33 Gracias a Dios por tus buenos razonamientos. Bendita seas, por haberme impedido derramar sangre y hacerme justicia por mis propias manos. \v 34 Porque juro por el \nd Señor\nd* Dios de Israel que ha impedido que te haga daño, que si no hubieras venido a mi encuentro, ninguno de los hombres de la casa de Nabal estaría vivo mañana por la mañana. \p \v 35 David aceptó los regalos de ella y le dijo que regresara a su casa sin temor porque él nada le haría a su marido. \p \v 36 Cuando ella llegó a su casa, encontró que Nabal estaba celebrando un gran festín. Como estaba completamente ebrio, ella decidió no hablarle de su encuentro con David hasta el día siguiente. \v 37 Cuando él recobró la sobriedad, su esposa le dijo lo ocurrido, \v 38 y Nabal tuvo un ataque que lo dejó paralizado por diez días. Luego murió porque el \nd Señor\nd* lo hirió, y Nabal murió. \p \v 39 Cuando David oyó que Nabal había muerto, dijo: «Alabado sea el \nd Señor\nd*, porque ha pagado a Nabal por su insulto y ha impedido que yo lo haga por mí mismo. Ya ha recibido su castigo por sus pecados». \p David no perdió tiempo y envió mensajeros a Abigaíl pidiéndole que fuera su esposa. \v 40 Cuando los mensajeros llegaron al Carmelo y le dijeron a qué habían venido, \v 41 ella prontamente accedió a la petición y dijo: «Estoy dispuesta a servirle a David e incluso lavarle los pies a sus sirvientes». \v 42 Se preparó con prontitud, tomó consigo a cinco de sus doncellas, montó en su burro, y siguió a los hombres hasta la presencia de David, y fue su esposa. \p \v 43 David también se había casado con Ajinoán de Jezrel, \v 44 pues Saúl había obligado a Mical, esposa de David e hija suya, a que se casara con un hombre de Galín que se llamaba Paltiel, hijo de Lais. \c 26 \s1 David le perdona la vida a Saúl \p \v 1 Los hombres de Zif volvieron ante Saúl en Guibeá y le informaron que David estaba escondido en la colina de Jaquilá al este del desierto. \v 2 Saúl tomó tres mil de sus mejores hombres y fue en su persecución, \v 3 y acampó junto al camino que bordea el desierto donde David estaba escondido. \v 4 Pero David supo de la llegada de Saúl y envió hombres a observar sus movimientos. \p \v 5-7 Una noche, David fue silenciosamente hasta el campamento de Saúl. El rey Saúl y el general Abner dormían rodeados por los soldados. \p ―¿Algún voluntario quiere ir conmigo? —preguntó David a Ajimélec, el hitita, y a Abisay, hermano de Joab e hijo de Sarvia. \p ―Yo iré contigo —respondió Abisay. \p David y Abisay, pues, fueron al campamento de Saúl y lo encontraron dormido, con la lanza clavada en el suelo, junto a su cabeza. \p \v 8 ―Dios ha vuelto a poner a tu enemigo en tus manos —susurró Abisay—. Déjame que lo atraviese con su lanza. Lo clavaré en tierra con ella y no necesitaré darle un segundo golpe. \p \v 9 ―No —dijo David—, porque nadie puede quedar impune si ataca al ungido del \nd Señor\nd*. \v 10 Dios le dará muerte algún día, o morirá en una batalla o de vejez. \v 11 Pero Dios me libre de matar al hombre que él ha escogido como rey. Pero mira, llevémonos su lanza y su cántaro. \p \v 12 David tomó la lanza y el cántaro de agua, y salió sin que nadie los viera, porque el \nd Señor\nd* los había hecho dormirse profundamente. \v 13 Pasaron al lado opuesto. Cuando estuvieron en la cima de la montaña, a una distancia prudente, \v 14 David gritó a Abner y a Saúl: \p ―¡Despierta, Abner! \p ―¿Quién es? —preguntó Abner—. ¿Quién se atreve a gritarle al rey? \p \v 15 ―¡Vaya, vaya, Abner! ¡Eres un gran hombre! —bromeó David—. ¿Dónde en Israel podrá encontrarse a uno tan bueno como tú? Ah, pero no has cuidado bien a tu amo el rey. ¡Alguien se acercó a matarlo! \v 16 Eso no es bueno, Abner. Juro por el \nd Señor\nd* que debieras morir por tu falta de cuidado. A ver, ¿dónde está la lanza del rey y el cántaro de agua que estaba junto a su cabeza? Búscalos. \p \v 17 Saúl reconoció la voz de David y dijo: \p ―¿Eres tú, hijo mío, David? \p Y David respondió: \p ―Sí, señor, soy yo. \v 18 ¿Por qué me persigues? ¿Qué he hecho? ¿Cuál es mi delito? \v 19 Si es el \nd Señor\nd* el que te ha incitado en mi contra, que acepte mi ofrenda de paz. Pero si son hombres los que lo han hecho, que el \nd Señor\nd* los maldiga, porque se me ha sacado de mi hogar para que, en vez de estar con el pueblo del \nd Señor\nd*, me encuentre lejos donde adoran a dioses paganos. \v 20 ¿Debo morir en tierra ajena, lejos de la presencia del \nd Señor\nd*? ¿Por qué el rey de Israel sale en busca de mi vida como quien persigue una perdiz en los montes? \p \v 21 ―He hecho mal —exclamó Saúl—. Regresa, hijo mío, y no trataré más de dañarte. Tú me has perdonado la vida hoy. He sido un necio y he actuado mal, muy mal. \p \v 22 ―Aquí está tu lanza, señor —contestó David—. Que venga uno de tus hombres a buscarla. \v 23 Que el \nd Señor\nd* dé a cada uno su recompensa por hacer el bien y por ser leal, pues yo me negué a matarte aun cuando el \nd Señor\nd* te entregó en mis manos. \v 24 Ahora, que el \nd Señor\nd* salve mi vida, así como yo he salvado la tuya hoy. Que él me salve de toda aflicción. \p \v 25 Y Saúl le dijo a David: \p ―Que Dios te bendiga, hijo mío, David. Harás proezas grandes, y serás un gran vencedor. \p Entonces David se marchó y Saúl regresó a su casa. \c 27 \s1 David entre los filisteos \p \v 1 Pero David se dijo: «Algún día Saúl me va a encontrar y me dará muerte, por lo tanto me iré a territorio de los filisteos hasta que Saúl deje de buscarme. Sólo así volveré a tener seguridad». \p \v 2-3 Tomó sus seiscientos hombres con sus familias y se fueron a vivir a Gat, bajo la protección del rey Aquis. Llevó consigo a sus dos esposas, a Ajinoán de Jezrel y a Abigail del Carmelo, la viuda de Nabal. \v 4 Pronto supo Saúl que David había huido a Gat, y dejó de perseguirlo. \p \v 5 Un día David le dijo a Aquis: «Señor mío, si te parece bien, concédeme un lugar en uno de los pueblos del campo. Preferiría vivir allí a vivir en la ciudad real». \p \v 6 Aquis le dio Siclag, que todavía pertenece a los reyes de Judá en estos días, \v 7 y ellos vivieron allí entre los filisteos durante un año y cuatro meses. \v 8 David y sus hombres se dedicaron a hacer incursiones contra los guesureos, los guirzitas y los amalecitas que desde tiempos remotos habitaban el territorio que va desde Telán, en dirección de Sur, hasta Egipto. \v 9 No dejaban persona con vida en los pueblos que atacaban, y se llevaban ovejas, bueyes, burros, camellos y ropa al regresar a sus hogares. \p \v 10 ―¿A quiénes atacaron hoy? —preguntaba Aquis. Y David respondía: \p ―Atacamos el sur de Judá y el sur de Jeramel y el sur de los ceneos. \p \v 11 Como a nadie dejaban vivo, nadie podía ir a Gat y decir a dónde habían ido realmente. Esto ocurrió una y otra vez mientras David vivió entre los filisteos. \v 12 Aquis creía lo que David le decía, y pensaba que el pueblo de Israel debía odiarlo bastante ya. «Ahora tendrá que quedarse aquí y servirme para siempre», pensaba el rey. \c 28 \s1 Saúl y la adivina de Endor \p \v 1 En aquellos días los filisteos reunieron sus ejércitos para guerrear contra Israel. \p ―Tú y tus hombres tienen que ayudarnos en la guerra —dijo a David el rey Aquis. \p \v 2 ―Muy bien —dijo David—. Ya verás de cuánta ayuda podemos serte. \p ―Si lo haces, serás mi guardaespaldas durante el resto de tu vida —le dijo Aquis. \p \v 3 Por ese entonces Samuel ya había muerto y todo Israel lo había llorado. Lo sepultaron en Ramá, su ciudad. El rey Saúl había expulsado a todos los invocadores de los muertos y adivinos de la tierra de Israel. \p \v 4 Los filisteos establecieron su campamento en Sunén, y Saúl y los ejércitos de Israel estaban en Guilboa. \v 5 Cuando Saúl vio el campamento de los filisteos, se llenó de pánico \v 6 y consultó al \nd Señor\nd* sobre lo que debía hacer. Pero el \nd Señor\nd* no le contestó ni por sueños, ni por urim,\f + \fr 28.6 \fr*\ft Aparentemente una forma de suerte sagrada para conocer la voluntad de Dios mediante respuestas simples de «sí» o «no».\ft*\f* ni por profetas. \v 7 Saúl entonces dio órdenes a sus ayudantes de que tratasen de encontrar un médium para preguntarle lo que debía hacer. Y le dijeron que había una en Endor. \v 8 Saúl se disfrazó usando vestiduras ordinarias en vez de sus túnicas reales, y se presentó ante la mujer de noche, acompañado por dos hombres. \p ―Quiero hablar con un hombre muerto —le rogó—. ¿Podrás hacer venir su espíritu? \p \v 9 ―¿Qué? ¿Quieres que me maten? —le dijo la mujer—. Tú sabes que Saúl ha hecho ejecutar a todos los invocadores de los muertos y adivinos. Tú debes ser un espía. \p \v 10 Pero Saúl le juró solemnemente que no. \v 11 Por fin la mujer dijo: \p ―Bien, ¿a quién quieres que te traiga? \p ―Tráeme a Samuel —contestó Saúl. \p \v 12 Cuando la mujer vio a Samuel, le gritó a Saúl: \p ―¡Me has engañado! ¡Tú eres Saúl! \p \v 13 ―No tengas miedo —le dijo el rey—. ¿Qué es lo que ves? \p ―Veo una forma nebulosa que sube de la tierra —dijo ella. \p \v 14 ―¿A qué se parece? \p ―Es un anciano envuelto en una túnica. \p Saúl comprendió que era Samuel y se inclinó delante de él. \p \v 15 ―¿Por qué me has molestado haciéndome volver? —preguntó Samuel a Saúl. \p Estoy muy angustiado —contestó Saúl—. Los filisteos están en guerra con nosotros y Dios me ha abandonado; no quiere responderme ni por profetas ni por sueños. Te he llamado para preguntarte qué debo hacer. \p \v 16 Pero Samuel respondió: \p ―¿Por qué me preguntas a mí si el \nd Señor\nd* te ha dejado y se ha convertido en tu enemigo? \v 17 Él ha hecho simplemente lo que por boca mía había predicho y te ha quitado el reino y lo ha dado a tu rival David. \v 18 Te trata así porque no has obedecido sus instrucciones cuando él estaba tan enojado con Amalec. \v 19 Todo el ejército de Israel será derrotado y destruido por los filisteos mañana, y tú y tus hijos estarán conmigo. \p \v 20 Saúl cayó cuan largo era, paralizado por el temor al escuchar las palabras de Samuel. Además, estaba fatigado, pues no había comido en todo el día. \p \v 21 Cuando la mujer lo vio tan confundido le dijo: \p ―Señor, yo obedecí tu orden con riesgo de mi vida. \v 22 Ahora haz lo que yo diga, y déjame que te dé algo de comer para que puedas recuperar las fuerzas y regresar. \p \v 23 Pero él se negó. Los hombres que estaban con él unieron sus súplicas a las de la mujer, hasta que él finalmente cedió y se levantó y se sentó en un diván. \v 24 La mujer había estado engordando un ternero de modo que salió, lo mató, amasó harina y preparó panes sin levadura. \v 25 Luego, trajo la comida al rey y a sus hombres, y ellos comieron. Y por la noche se fueron. \c 29 \s1 Los filisteos desconfían de David \p \v 1 Los filisteos se reunieron en Afec, y los israelitas acamparon junto a la fuente de Jezrel. \v 2 Mientras los capitanes filisteos conducían a sus soldados por batallones y compañías, David y sus hombres marchaban a la retaguardia con Aquis. \p \v 3 Pero los comandantes filisteos preguntaron: \p ―¿Qué hacen aquí estos israelitas? \p Aquis les respondió: \p ―Este es David, siervo de Saúl, que huye de él. Ha estado conmigo durante varios años, y jamás he encontrado en él una falta desde que llegó. \p \v 4 Pero los comandantes se airaron. \p ―Hazlo que vuelva —le exigieron—. Ellos no irán a la batalla con nosotros. Podrían volverse en contra nuestra. ¿Habrá algún modo mejor de reconciliarse con su amo que volverse contra nosotros durante la batalla? \v 5 Este es el mismo hombre del cual las mujeres de Israel cantan en sus danzas: \p «Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles». \p \v 6 Por fin Aquis decidió llamar a David: \p ―Te juro por el \nd Señor\nd* —le dijo—, que eres un hombre excelente, y desde el día que llegaste no he encontrado nada que me haga desconfiar de ti; para mí sería un placer que me acompañaras a las batallas, pero mis comandantes dicen que no. \v 7 Regresa y vete en paz para no desagradarlos. \p \v 8 ―¿Qué he hecho yo para merecer este trato? —preguntó David—. ¿Por qué no puedo pelear contra tus enemigos? \p \v 9 Pero Aquis insistió: \p ―En lo que a mí respecta tú eres tan leal como un ángel del \nd Señor\nd*. Pero mis comandantes tienen miedo de que estés con ellos en la batalla. \v 10 Por eso, levántate temprano en la mañana y déjanos en cuanto haya amanecido. \p \v 11 Entonces David regresó a la tierra de los filisteos, mientras el ejército filisteo seguía hacia Jezrel. \c 30 \s1 David derrota a los amalecitas \p \v 1 Tres días más tarde, cuando David y sus hombres regresaron a Siclag, encontraron que los amalecitas habían invadido el sur, atacado la ciudad y la habían quemado completamente. \v 2 Para colmo, se habían llevado a todas las mujeres y niños. \v 3 Cuando David y sus hombres vieron las ruinas y comprendieron lo que le había sucedido a sus familias, \v 4 lloraron hasta más no poder. \v 5 Las dos esposas de David, Ajinoán y Abigaíl, se hallaban entre los cautivos. \v 6 David estaba seriamente preocupado, porque sus soldados, en su profundo dolor por sus hijos, comenzaron a hablar de matarlo. Pero David halló fortaleza en el \nd Señor\nd* su Dios. \p \v 7 ―Tráeme el efod —le dijo a Abiatar el sacerdote. \p Y Abiatar lo trajo. \p \v 8 David preguntó al \nd Señor\nd*: \p ―¿Saldré a perseguirlos? ¿Podré alcanzarlos? \p Y el \nd Señor\nd* le dijo: \p ―Sí, ve tras ellos. Recuperarás a todos los cautivos. \p \v 9 David y sus seiscientos hombres salieron en persecución de los amalecitas. \v 10 Cuando llegaron al arroyo de Besor, doscientos hombres estaban demasiado cansados para cruzar, pero los otros cuatrocientos siguieron la marcha. \v 11-12 En el camino encontraron a un joven egipcio y lo llevaron a la presencia de David. No había comido ni bebido durante tres días, así que le dieron una porción de higos secos, dos racimos de pasas y agua, y pronto recobró sus fuerzas. \p \v 13 ―¿Quién eres y de dónde vienes? —le preguntó David. \p ―Yo soy egipcio, siervo de un amalecita —respondió—. Mi amo me dejó atrás hace tres días porque estaba enfermo. \v 14 Íbamos de regreso después de haber atacado el sur de los quereteos, de Judá y de Caleb y habíamos quemado a Siclag. \p \v 15 ―¿Puedes decirme adónde fueron? —preguntó David. \p Y el joven respondió: \p ―Si me promete por el nombre de Dios que no me matará ni me devolverá a mi amo, yo lo guiaré hacia donde ellos están. \p \v 16 Los condujo, en efecto, al campamento de los amalecitas. Ellos se habían esparcido en los campos, donde comían y bebían y danzaban con gran gozo para celebrar la gran cantidad de botín que habían tomado de los filisteos y de los hombres de Judá. \v 17 David y sus hombres los atacaron y estuvieron peleando con ellos toda aquella noche y todo el día siguiente hasta la tarde. Ninguno escapó, salvo cuatrocientos jóvenes que huyeron en camellos. \v 18-19 David recuperó todo lo que ellos le habían tomado. Los hombres recobraron sus familias y todas sus pertenencias, y David rescató también a sus dos esposas. \v 20 Los soldados reunieron todos los rebaños de ovejas y el ganado vacuno y lo condujeron delante de ellos. \p ―Todo esto te pertenece; es tu recompensa —le dijeron a David. \p \v 21 Cuando llegaron al arroyo de Besor y encontraron a los doscientos hombres que habían estado muy cansados para seguir adelante, David los saludó con alegría. \v 22 Pero algunos de los rufianes que estaban entre los hombres de David declararon: \p ―Ellos no fueron con nosotros, y no tienen parte en el botín. Devuélveles sus esposas y sus hijos y diles que se vayan. \p \v 23 Pero David dijo: \p ―No, hermanos míos. El \nd Señor\nd* nos ha guardado y nos ha ayudado a derrotar al enemigo. \v 24 ¿Quién les hará caso en lo que proponen? Tenemos que compartir por igual, los que van a la batalla y los que guardan el equipo. \p \v 25 Desde entonces David hizo de esto una ley para Israel, y aún se respeta. \p \v 26 Cuando llegaron a Siclag, envió parte del botín a los ancianos de Judá y a sus amigos. «Este es un presente para ustedes, tomado de los enemigos del \nd Señor\nd*», les escribió. \v 27-31 Los enviaron a los ancianos de las siguientes poblaciones donde David y sus hombres habían acampado: \p Betel, Ramot del sur, Jatir, Aroer, Sifmot, Estemoa, Racal, las ciudades de los jeramelitas, las ciudades quenitas, Jormá, Corasán, Atac y Hebrón. \c 31 \s1 Muerte de Saúl \p \v 1 Mientras tanto, los filisteos habían comenzado la batalla contra Israel, y los israelitas huyeron de ellos dejando muchos muertos sobre el monte Guilboa. \v 2 Los filisteos cercaron a Saúl y dieron muerte a sus hijos Jonatán, Abinadab y Malquisúa. \v 3 Luego los arqueros alcanzaron a Saúl y le hirieron gravemente. \v 4 El rogó a su escudero: «Mátame con tu espada antes que estos paganos filisteos me capturen y me torturen». \p Pero como su escudero tenía miedo también, no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se arrojó contra la punta de su hoja de modo que lo atravesó. \v 5 Cuando el escudero vio que estaba muerto, él también se arrojó sobre su espada y murió junto a él. \v 6 Así es que Saúl, su escudero, sus tres hijos y muchos de sus soldados murieron el mismo día. \v 7 Cuando los israelitas del otro lado del valle y de más allá del Jordán oyeron que sus guerreros habían huido, y que Saúl y sus hijos estaban muertos, abandonaron las ciudades y los filisteos las tomaron. \p \v 8 Al día siguiente, cuando los filisteos salieron a despojar a los muertos, encontraron los cadáveres de Saúl y sus tres hijos en el monte Guilboa. \v 9 Le cortaron la cabeza a Saúl y le quitaron la armadura, y enviaron mensajeros con la noticia de la muerte de Saúl a los templos de sus ídolos y al pueblo. \p \v 10 La armadura de Saúl fue puesta en el templo de Astarté, y colgaron el cuerpo en el muro de Betsán. \p \v 11 Pero cuando el pueblo de Jabés de Galaad oyó lo que los filisteos habían hecho, \v 12 algunos guerreros de aquel pueblo caminaron toda la noche hasta Betsán y bajaron los cuerpos de Saúl y sus hijos del muro y los llevaron hasta Jabés, donde los quemaron. \v 13 Después sepultaron sus huesos debajo de una encina en Jabés y ayunaron durante siete días.